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El ahorro de las familias mexicanas: beneficios y retos

Banxico Educa

Poco tiempo después de que el Banco de México abriera su Ventanilla de Transparencia, una mujer de una población sin acceso a servicios financieros se presentó en nuestras oficinas con un caso, sorprendentemente, inédito.(1)

Durante meses, ella ahorró para festejar los quince años de su hija. Debido a que el banco comercial más cercano se localizaba a más de una hora de distancia, “guardó” su dinero en un viejo y, aparentemente inservible, horno. En México, uno de cada dos adultos lo hace de una manera similar, es decir, guarda dinero en casa, con familiares y conocidos, mediante tandas, alcancías o al prestar dinero.

Por ello, no se recibe ningún tipo de rendimiento por sus recursos y la protección es muy limitada. Un día, su hermana llegó de visita y, en un acto de buena fe, se dispuso a cocinar. Encendió el horno usado como alcancía e, inmediatamente, la anfitriona lo apagó como pudo.

Al revisar su interior, al menos, logró rescatar algunos billetes, parcialmente quemados. Desesperada hizo el largo viaje hasta la sede principal del banco central, ya que en los billetes aparece impreso “Banco de México” en ambos lados. Ahí se le informó que existen reglas para distinguir cuando un billete, con algún grado de deterioro, conserva su valor. Lamentablemente muchos de sus billetes no cumplían con ese requisito.

Ahorrar puede tener distintos significados para distintas personas. Para unos es esconder dinero “debajo del colchón”, para otros depositarlo en un banco, para algunos aportarlo a su fondo de pensiones y para otros invertirlo en valores gubernamentales o en acciones. En economía, se traduce en consumir menos hoy para consumir más en el futuro.

Según la última Encuesta de Inclusión Financiera, más de cincuenta millones de personas en nuestro país ahorran, independientemente de que lo hagan a través del sistema financiero o de manera informal. Representan el 60% de la población adulta, lo que significa que una proporción muy alta de personas en México no realiza ninguna acción relacionada al ahorro.

John Maynard Keynes, influyente economista inglés, sugirió tres razones para esta decisión: transacción, precaución y especulación. La transacción alude a depósitos de nómina, pagos habituales y extraordinarios, así como la recepción de apoyos del gobierno.

La precaución se refiere a la seguridad que nos proporciona el ahorro para situaciones imprevistas tanto en el corto como en largo plazo; la independencia financiera que te empodera en la toma de decisiones; dar la cara a riesgos calculados en un negocio, cambio de profesión o pasatiempo sin remuneración; y la reducción del estrés que provoca la cercanía de la edad del retiro sin tener una jubilación o el pago inesperado de una atención médica.

La especulación consiste, primero, en el aprovechamiento de invertir no sólo el monto inicial, sino también añadir los intereses ganados en cada periodo y, segundo, en la conveniencia de aprovechar cambios en el precio de activos que se tengan.

Si bien a nivel agregado, es decir, para toda la economía, un incremento repentino del ahorro puede provocar una caída de la demanda agregada derivada de un menor consumo y, por tanto, un aumento en la probabilidad de una desaceleración económica, éste es vital para el crecimiento a largo plazo, ya que proporciona recursos para desarrollar todo tipo de proyectos. Una mayor inversión el día de hoy representa mayores posibilidades de crecimiento en el futuro.

Por lo regular, se espera que los agentes económicos planeen su consumo en el largo plazo y que su ahorro esté determinado por sus ingresos esperados en el futuro. En teoría, sus determinantes están relacionados con el ciclo de vida, el ingreso y el contexto. Por una parte, los jóvenes solicitan créditos para cubrir sus necesidades, los trabajadores activos liquidan deudas y acumulan recursos, mientras que los jubilados lo gastan. Asimismo, el ingreso periódico y previsible, llamado permanente, en principio cubre gastos de consumo, mientras que la evolución del ahorro es el resultado del aumento o la caída del ingreso transitorio. Por último, el entorno, ya sea productivo, social, demográfico, entre otros muchos, amplía su marco explicativo. Como evidencia reciente, la pandemia del Covid-19 modificó, al menos temporalmente, la estrategia de reservar parte de los ingresos de la población.

Los mexicanos tenemos distintas opciones de ahorro en función del rendimiento que persigamos y el riesgo que queramos asumir. Por sector institucional, o sea aquellas unidades económicas cuya principal función es la producción de bienes o servicios, los hogares son por mucho el grupo que más contribuye al ahorro en nuestro país. Más del 70 por ciento del ahorro bruto total, es decir la proporción del ingreso disponible de familias, empresas y el Estado lo representan las primeras.

El ahorro puede mantenerse en billetes y monedas, depositarse en una cuenta con una institución financiera o invertirse en otro tipo de valores. De acuerdo con los “Resultados de Estudios Cuantitativos y Cualitativos sobre Efectivo durante 2022”, antes de la pandemia uno de cada tres hogares en México acostumbraba ahorrar dinero en efectivo. Durante la pandemia, el panorama cambió radicalmente. Tres de cada cuatro hogares lo disminuyeron significativamente.

El Banco Mundial señala que la primera ventana de acceso a productos y servicios financieros es disponer de una cuenta con alguna institución bancaria. Un producto de captación no sólo facilita guardar dinero, enviar y recibir pagos de manera segura y rápida, sino que también abre la posibilidad de acceder a otros productos financieros para invertir, solicitar crédito o contratar seguros. Según INEGI, uno de cada dos adultos en México tiene una cuenta y dos de cada cinco una para el retiro. Los instrumentos formales más comunes son las cuentas de ahorro y cheques, seguidas por las de nómina. El porcentaje de la población adulta que tiene una cuenta de inversión o depósitos a plazo, que generan las mayores tasas de rendimiento, es mínima.

Si bien las personas toman, cotidianamente, decisiones de ahorro durante sus diversas etapas de vida, éste no sólo brinda beneficios, sino también presenta retos. Nos empodera, nos protege, nos disciplina.

Sin embargo, el entorno puede ser desigual, complejo y cambiante. La falta de capacidad, la propia incertidumbre, la complejidad de los productos y servicios financieros, la posible inestabilidad económica, el rezago en la adopción de nuevas tecnologías, entre otros factores, representan serios desafíos.

Además, el ahorro individual no sólo tiene un elevado grado de influencia en nuestro propio presente y futuro, sino también en nuestra familia, comunidad y la sociedad en conjunto. No obstante, la mejor receta para mantener nuestra salud financiera es, en la medida de lo posible, ahorrar.

Los recursos en tu Cuenta Individual son tuyos. Infórmate en www.gob.mx/consar

(1) Anécdota basada en hechos de la vida real. Los nombres de los protagonistas han sido omitidos para proteger su identidad

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