SAN BUENAVENTURA
Escuela franciscana
San Francisco de AsĂs (1182-1226)
Alejandro de Hales (1185-1245)
San Buenaventura (1217- 1274 )
Se inspira en la tradici贸n plat贸nicoagustiniana. De ella toma: 1.La teor铆a de las ideas. 2. El concepto general de dependencia del mundo de Dios.
El objetivo polémico de Buenaventura es el aristotelismo en general en cuanto filosofía autónoma del mundo y el averroísmo en particular, por algunas tesis que contradecían los dogmas cristianos (unidad del entendimiento, eternidad del mundo, etc.)
El paradigma que Buenaventura propone es el de un mundo que es signum Dei y de una filosofĂa que alimente el sentido religioso. Tal le parecĂa el pensamiento agustiniano y platĂłnico.
Centralidad de la Teoría de las Ideas • Las Ideas como pensamientos de Dios. • Negarlas reduce al creador a una causa final del mundo (fatalismo: no hay libertad ni responsabilidad humana). • Unidad del entendimiento. (imposibilidad del juicio final)
El mundo como signo de Dios e itinerario de la mente a Dios Dios como un artista crea lo que ha pensado y participa a la criatura parte de sĂ.
El mundo a su vez refleja la trinidad que lo ha creado en diversas proporciones
Como vestigio: el mundo externo
Como imagen: las realidades espirituales
Como semejanza: realidades trascendentes y deiformes
Estos signos anal贸gicos de Dios esparcidos por el mundo pueden ser seguidos por el hombre como itinerario de la mente de Dios.
Las razones seminales โ ข La parte material del mundo no es totalmente informe pues Dios la ha equipado, en el momento de la creaciรณn, de las razones seminales que corresponden a un inicio de forma que dirige la acciรณn de las causas naturales.
El conocimiento como “cointuición”. • La naturaleza sacral del mundo hace que la intuición de los objetos (ejemplaristas), lleve a la cointuición de los modelos divinos (ejemplares) • Sólo gracias a la luz divina se pueden aprehender los universales que no se encuentran en la naturaleza y sin embargo son indispensables para el conocimiento.
“Todo habla de Dios” • Dado que todo habla de Dios, el filósofo no tiene necesidad de probar su existencia, sino su presencia en el mundo y sobre todo en nuestra alma. • Debido a esto, el alma goza de cierta autonomía con relación al cuerpo y existe por sí misma. Así que, tanto alma como cuerpo, poseen materia y forma.
Bibliografía • Giovanni Reale – Dario Antíseri. “Historia de la filosofía” vol. 2 Patrística y Escolástica. Ed. San Pablo. 2007.