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PENNSYLVANIA’S FIRST LATINA JUDGE

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HAITI

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JUDGE NITZA QUIÑONES ALEJANDRO HAS BEEN OPENING DOORS FOR LATINO LAWYERS FOR DECADES.

EN 1991, NITZA QUIÑONES ALEJANDRO SE CONVIRTIÓ EN JUEZA Y LLEVA DÉCADAS ABRIÉNDOLES PUERTAS A LAS ABOGADAS LATINAS. ES PUERTORRIQUEÑA.

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By | Por: EMILY LEOPARD-DAVIS | AL DÍA News Staff Writer

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When Judge Nitza Quiñones Alejandro arrived in Philadelphia in 1975, there were only five Latino lawyers in the city. She had just finished law school at the University of Puerto Rico and had been recruited to work for the Community Legal Services of Philadelphia (CLS).

Born in Puerto Rico, Quiñones Alejandro was a military kid who grew up in different parts of the world.

She wanted to start working after graduating college, but her mother insisted that she get a postgraduate degree like her older siblings. She eventually settled on going to law school at the University of Puerto Rico.

“It was very difficult for me the first year because I was used to math… and law school is reading, Quiñones Alejandro explained in an interview with AL DÍA News.

This changed when she started working for an attorney in the Legal Aid Society. Quiñones Alejandro explained that this experience made her enjoy learning about the law and how she could use it to help others.

This desire to help people through the law inspired her to pursue jobs in public service.

After CLS, she joined the Social Security Administration as an attorney advisor, followed by 12 years working at the District Counsel’s Office with the Department of Veterans Affairs.

During this time, the amount of Latino lawyers in the city was slowly growing. In the mid1980s, Quiñones Alejandro helped establish the Hispanic Bar Association of Pennsylvania (HBAPA) and the Hispanic Bar Association Legal Education Fund.

In 1981, The Honorable Nelson A. Diaz became the first Latino judge in Pennsylvania. Ten years later, Quiñones Alejandro became the first Latina judge elected in Pennsylvania.

Becoming A Judge

Her path to the bench didn’t have a smooth start. In 1990, the Philadelphia Court of Common Pleas had six vacancies open. Seeing an

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Cuando la jueza Nitza Quiñones Alejandro llegó a Filadelfia en 1975, solo había cinco abogados latinos en la ciudad. Acababa de terminar la carrera de Derecho en la Universidad de Puerto Rico cuando la contrataron para trabajar en los Servicios Jurídicos Comunitarios de Filadelfia.

Nacida en Puerto Rico e hija de un militar, Quiñones Alejandro creció en diferentes partes del mundo.

Quería empezar a trabajar después de graduarse en la universidad, pero su madre insistió en que obtuviera un título de posgrado, como sus hermanos mayores. Al final, decidió estudiar Derecho en la Universidad de Puerto Rico.

“Fue muy difícil para mí el primer año porque estaba acostumbrada a las matemáticas, y el Derecho implica mucha lectura”, explicó Quiñones Alejandro en una entrevista con AL DÍA. Esto cambió cuando empezó a trabajar para un abogado en la Sociedad de Asistencia Jurídica. Según explicó, esta experiencia le permitió disfrutar el aprendizaje sobre la ley y saber cómo podía utilizarla para ayudar a los demás.

Este deseo de ayudar a la gente a través de la ley la inspiró a buscar trabajos en el servicio público. Así, después de los servicios jurídicos, se incorporó a la Administración de la Seguridad Social como abogada asesora, a lo que siguieron doce años de trabajo en la Oficina del Asesor Jurídico del Distrito del Departamento de Asuntos de los Veteranos. Durante ese tiempo, el número de abogados latinos en la ciudad crecía lentamente. A mediados de la década de los ochenta, Quiñones Alejandro ayudó a establecer la Asociación Hispana de Abogados de Pensilvania (HBAPA, por sus siglas en inglés) y el Fondo de Educación Legal de la Asociación.

En 1981, el honorable Nelson A. Díaz se convirtió en el primer juez latino de Pensilvania. Diez años más tarde, Quiñones Alejandro pasó a ser la primera jueza latina elegida en Pensilvania.

Convertirse En Juez

Su camino hacia la judicatura no tuvo un comienzo fácil. En 1990, el Tribunal de Apelaciones de Filadelfia tenía seis vacantes. Viendo la oportu-

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