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¿CÓMO DECIDES, CON HAMBRE?
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El estómago es un mal consejero para la toma de decisiones ¿Cuántas veces hemos escuchado esa frase que dice que el peor momento para ir al súper es cuando se tiene hambre? ¿A qué se refiere esta frase? Es algo muy simple, si vas al súper antes de comer, tu hambre te hará comprar una serie de “comestibles” que no necesitas, probablemente que sean caros y no nutritivos, y que incluso, después termines por regalar o no comer.
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¿Qué sucede en nuestro cerebro? El hambre nos lleva a “buscar” alimento, conformándose con lo que sea, pero al ir recorriendo los pasillos del supermercado, vemos un comestible que nuestro cerebro identifica como “satisfactor” y nos genera el deseo de poseer dicho comestible, pero no lo comemos en ese momento, lo echamos en el carrito y seguimos caminando, al no satisfacer el deseo de nuestro cerebro en ese momento, el cerebro seguirá pidiendo alimento y nuestro carrito se irá llenado a lo largo del recorrido. Tan pronto uno sale del supermercado, la primera cosa que comamos será suficiente para calmar ese sentimiento de deseo por comer y nos daremos cuenta de que compramos medio súper de alimentos que de forma consciente no hubiéramos adquirido. En mayor o menor escala esto es algo que nos sucede día a día cuando tomamos decisiones basados en el estómago, ya que una vez que el alimento satisfizo el hambre, la razón retomó el control de nuestras ideas.
Ahora, este texto no es sobre nutrición, es un breve análisis de cómo tomamos nuestras decisiones de forma inconsciente basados en necesidades, es decir, como en este caso, el hambre, Pero ¿qué pasa cuando necesitas dinero? Probablemente la disposición sea la de tomar casi cualquier trabajo basados en la necesidad y muy probablemente lejos de lo que deseaos o lo que sea mejor para nosotros. ¿Cuántas veces escogemos una pareja por un momento de vacío emocional? Estos son sólo algunos de los ejemplos más comunes de decisiones que tomamos que con mucha son frecuencia basados en las emociones de necesidad, pero tan pronto se cubre esta necesidad, la razón aflora y la realidad que vemos, muchas veces no es la mejor. Hay que aprender a ser disciplinado, a tener en el plano consciente si la decisión que se está tomando es por necesidad o por convicción, de esta manera “hay que aprender a tomar decisiones sin hambre".
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