Capítulo 11: ΑΞΙΑ

Page 1

El día de la gran final ha llegado. Las afueras del coliseo están a rebosar de gente con multitud de personas alrededor de las pantallas gigantes. Ikki y Seiya se van a enfrentar en singular combate. Esta vez, todos los caballeros que han participado están presentes en la primera línea del ring, portando su armadura, a excepción de Shiryu, quien viajo a China para comprobar la salud de su venerable maestro. - Jabu, ¿por qué estás aquí? – preguntaba Shun a Jabu, en un tono de preocupación – No creo que sea conveniente que estés aquí teniendo en cuenta tu salud. - Tal día como hoy no puedo quedarme en la cama – afirmó Jabu seriamente - . Por cierto, Shun, ¿qué le suceden a tus cadenas? Veo que se están agitando contínuamente… - Llevan así desde primera hora de la mañana – respondió Shun - . Temo que hoy va a ocurrir alguna desgracia… Jabu se sorprendió al escuchar estas palabras de Shun. Pero se notaba que Jabu no lo estaba pasando bién; sudaba mucho, y se apreciaba que de vez en cuando le temblaban las piernas… - ¡Bienvenidos todos a la gran final del Torneo Galáctico! – se anunció por megafonía - ¡Hoy asistiremos a la gran final entre Fénix y Pegaso! ¡Que salten ambos contrincantes al campo de batalla! Se empezó a ver correr a Ikki por las escaleras en dirección al ring, y realizando su habitual salto gritó el nombre de su constelación guardiana. - ¡Feniiix! – exclamó Ikki.


Por última vez, la caja de Pandora del Fénix se abrió siguiendo las órdenes de su portador. Las botas, las rodilleras, el cinturón, los guantes, la pechera, las hombreras y la diadema. Todas y cada una de las partes de su armadura se acoplaron en el cuerpo de Ikki para protegerle. Ikki aterrizó sobre el ring y el público empezó a gritar de júbilo. En la otra punta del Coliseo ya se podía apreciar a Seiya corriendo por las escaleras, quien realizó el salto oportuno, pero esta vez sin gritar el nombre de su constelación, pues su armadura estaba completamente destruída. Seiya aterrizó en el ring, y ambos contendientes ya estaban listos para el combate. - ¡Seiya! ¿De veras piensas enfrentarte a mí sin tu armadura? – le preguntaba Ikki en un tono irónico. - No me queda otra, Ikki – respondió Seiya - . Además, hay alguien muy especial que deseo que vea cómo gano el campeonato. - ¡Que empiece el combate! – se anunció por megafonía. Acto seguido, las cadenas de Andrómeda salieron disparadas como una flecha al ring, deseosas de querer mostrar algo… - ¡Shun! ¡¿Qué ocurre?! – preguntaba Seiya en un tono alertado. - ¡No lo sé! – exclamó Shun - ¡Mis cadenas han salido disparadas! ¡No logro controlarlas! - ¡Maldito hermano de pacotilla! – dijo Ikki a Shun en un tono furioso - ¿acaso vas a aguar mi oportunidad de mostrarme como el ser más poderoso del mundo? ¡Quita estas cadenas de aquí de inmediato! Las cadenas de Andrómeda empezaron a rodear a ambos contendientes en el ring, y pareciese como si entre ambos las cadenas intentaran dibujar algo… - ¡Vamos, Shun! ¡Quita tus estúpidas cadenas de aquí! – le gritaba Ikki. - ¡Espera, Ikki! ¡Las cadenas están intentando comunicarnos algo! – le advertía Seiya - ¡Están diciéndonos algo en griego antiguo! - ¡Deja de decir estupideces, Seiya! – gritaba furioso Ikki - ¡Vamos, pelea! - Alfa… - empezó a deletrear Seiya -, xi, iota, alfa… ¡ΑΞΙΑ! - ¡¿Axia?! ¡¿Qué demonios significa eso?! – preguntó furioso Ikki. - ¡ΑΞΙΑ significa valor! – exclamó Seiya sintiéndose orgulloso de su traducción – Pero, ¿a qué objeto de valor se refieren las cadenas? - Esas cadenas no han hecho más que molestarnos todo este tiempo – dijo una voz proveniente de detrás de la caja de Pandora de Sagitario.


- ¡Seiya, la Armadura de Oro! – exclamó Shun. - ¡¿Cómo?! – preguntó sorprendido Seiya. - ¡Seiya, el objeto de valor al que hacen referencia mis cadenas es la Armadura de Oro! – le explicó Shun a Seiya, quien se quedó atónico. - Veo que por fín habéis descubierto nuestras intenciones… - volvió a hablar la voz de detrás de la caja de Pandora. Finalmente el individuo decidió salir de detrás de la caja, y se mostró de cara al público. Este hombre también poseía una armadura, pero a diferencia de las demás, esta armadura tenía un aspecto más bién plateado. - Mi nombre es Misty – dijo el extraño personaje – y vengo a por la Armadura de Oro. El público no entendía lo que estaba pasando y estaba sufriendo cierto miedo ante la incertidumbre que se estaba viviendo en el Coliseo. - ¡Pero él no ha venido sólo! – otra voz resonó en otro rincón del Coliseo. Esta vez una persona de mayor corpulencia, se hizo notar de entre las gradas, también portadora de una armadura de tono plateado. - Yo soy Moses, y nos acompañan otros tres caballeros de plata – dijo esta otra persona - . ¡Apareced, compañeros! ¡Asterion, Babel, Marin! - ¡¿Marin?! – exclamó sorprendido Seiya. De un rincón aparecieron otros tres personajes, portando también sus armaduras. Tal como mencionó Moses, entre ellos estaba Marin, quien fuese maestra de Seiya en el Santuario. La gente estaba empezando a sufrir pánico, y les dio mucho miedo ver a esa mujer, que llevaba puesta una máscara. - ¡Mi nombre es Asterion! – dijo uno de ellos. - ¡Y yo soy Babel! – dijo el otro hombre. - ¡Y mi nombre es Marin, Caballero del Águila! – dijo Marin. - ¡Marin! ¿Quiénes son estos tipos? – preguntó Seiya a su maestra. - Son caballeros de plata – respondió Marin. - ¿Caballeros de plata? – preguntó Seiya como si no lo entendiese. - Sí, ya sabes lo que es un caballero de plata – le dijo Marin - . Los caballeros de plata son de un rango superior al tuyo. Todos sus golpes doblegan la velocidad del sonido. Por lo tanto, es imposible que puedas vencer a uno sólo de ellos. - ¡Marin, deja de dar sermones a tu discípulo! – le dijo Misty - . ¡Cumplamos nuestras órdenes!


- ¿A caso piensas que vas a llevarte la Armadura de Oro tan fácilmente? – preguntó Ikki sintiéndose seguro de sus palabras. - ¿Cómo piensas detenerme? – preguntó Misty – Yo estoy al lado de la Armadura de Oro, y vosotros estáis allí abajo rodeados de caballeros de plata, muy superiores a todos vosotros. Tú pareces ser superior a todos los demás, pero aun así eres un simple caballero de bronce. ¿De veras piensas perseguirme por todo Tokio? - ¡Eres un necio! – le respondió Ikki – Tu vida tiene tan poco valor que no merece la pena ir tras tu búsqueda. - ¡Idiota! – exclamó Misty - ¿acaso no te interesa la Armadura de Oro? ¡Está bién! ¡Me he cansado de ti! ¡Llevemos la armadura al Patriarca! Acto seguido, Misty asestó una patada de furia a la caja de Pandora de Sagitario para que se abriese y saliesen todas las piezas de la armadura, pero algo completamente inesperado ocurrió… La caja empezó a caer por las escaleras dando vueltas, y una vez que llegó al fondo, el interior de ella estaba completamente visible a todo el mundo: estaba completamente vacía. El público estaba anonadado, los caballeros de bronce también; Saori Kido y Tokumaru Tatsumi no entendían nada. Pero los más sorprendidos de todos ellos eran los recién aparecidos caballeros de plata, que se quedaron completamente pálidos. - ¡¿Qué travesura es ésta?! – preguntó furioso Misty. - ¡Jajajaja! – se burlaba Ikki – Yo ya me percaté de vuestra presencia desde el inicio del Torneo Galáctico. - ¡¿Cómo es posible que hayas notado nuestra presencia? – preguntó sorprendido Asterion. - Sabía que acabaríais apareciendo para haceros con la Armadura de Oro – explicaba Ikki - . Por ello, les he ordenado a mis caballeros negros que se la lleven. A estas alturas ya deben de estar bién lejos. - ¡Maldito! ¡Vayamos corriendo tras ellos! – exclamó Misty a la vez que los caballeros de plata salieron de inmediato del Coliseo a una velocidad imposible de ser percibida por un humano común. - ¡¿Pero qué hacéis ahí parados?! ¡Id tras ellos! – ordenó Tatsumi a los caballeros de bronce. - Mierda, el calvo tiene razón – pensó Seiya - . Si no recuperamos la Armadura de Oro no se finalizará el Torneo Galáctico y por lo tanto no podré reunirme con mi hermana Seika. Entonces todos los caballeros de bronce también salieron de inmediato del Coliseo tras la búsqueda de esos “caballeros negros”. Aunque su condición de caballeros de bronce, les tenía claramente en desventaja. En una playa de Japón, podía verse de nuevo a los cinco caballeros de plata.


- ¡Yo, Misty de Lagarto, he derrotado al León Menor Negro y poseo las hombreras! – exclamó orgulloso Misty. - ¡Yo, Moses de la Ballena, he derrotado al Oso Negro y me he hecho con la pechera! – dijo Moses, imitando a Misty. - ¡Por mi parte, Asterion, del Perro de Presa, he logrado vencer a la Hidra Negra y he conseguido el torso! – exclamó de igual forma Asterion. - ¡Yo, Babel de Centauro, he logrado derrotar al Lobo Negro y me he hecho con el cinturón! – gritó Babel. - ¡Y yo, Marin del Águila, he derrotado a Unicornio Negro, y he logrado hacerme con el casco de la armadura! – gritó Marin. - Veo que han sido listos y se han repartido la armadura entre todos ellos – dijo Misty. - Se dirigían al Monte Fuji. ¡Vayamos tras ellos! – propuso Asterion. - ¡No, esperad! – interrumpió Marin. - ¿Qué propones, Marin? – preguntó Asterion como si sospechara de la maestra de Seiya. - ¿Por qué no dejamos que sean los propios caballeros de bronce los que vayan tras ellos? – propuso Marin – Nos limpiarán el camino y además será divertido verles luchar contra los caballeros negros. - ¡Marin tiene razón! – dijo convencido Moses - ¡Divirtámonos un poco viendo cómo se matan los unos a los otros! - Además, debemos tener cuidado con ese tal Ikki – dijo Marin con un tono de preocupación - . Su fuerza es claramente superior a la de cualquier caballero de bronce, e incluso podría ser más poderoso que nosotros. ¿Por qué no observar primero sus habilidades antes de enfrentarnos contra él? - Es una buena idea – dijo Babel - . El cosmos de ese caballero es muy diferente al de los demás. Sospecho que su armadura tiene más de un secreto. - Está bién – dijo Misty - . Dediquémonos a observar de cerca los movimientos de los caballeros de bronce y los caballeros negros… Por su parte, los caballeros de bronce regresaron a la Fundación Grad sin parte alguna de la Armadura de Oro. - ¡Sois unos sinvergüenzas! – exclamaba Tatsumi - ¡¿Cómo habéis podido regresar a la Fundación sin una sóla parte de la Armadura de Oro?! ¡Así será imposible continuar con el Torneo Galáctico! - ¡Tatsumi, es suficiente! – le interrumpió Saori - . Es cierto que no podremos continuar con la competición si no poseemos la Armadura de Oro. Por eso, deben in a buscarla.


- Nosotros estamos bastante diezmados – dijo Ban con un tono de preocupación. - Ban tiene razón – dijo Geki afirmando con la cabeza - . Seiya no tiene su armadura, Shiryu ha regresado a China, Jabu vuelve a estar ingresado en el hospital, y no sabemos ahora mismo dónde se encuentra Hyoga. - ¡Aun así deben dar sus vidas por la Armadura! ¡¿Lo entienden?! – gritó Tatsumi furiosamente. - ¡Basta ya, Tatsumi! – exclamó Saori furiosa. - Lo siento, pero yo no pienso participar más en esta disputa – dijo Nachi. - Me voy contigo, Nachi – le dijo Ichi, poniendo su mano derecha en el hombro izquierdo de Nachi. - Me voy con vosotros – dijo Geki. - Vayámonos a tomar algo en un restaurante – dijo Ban a la vez que salían todos ellos por la puerta, quedándose en la sala únicamente Seiya y Shun, a parte de Tatsumi y Saori. - ¡Yo iré a por la Armadura de Oro! – dijo Seiya firmemente y con determinación, sorprendiendo a los todavía allí presentes. - ¡Seiya, de ti era de quien menos me esperaba que cumpliese mis órdenes! – dijo Saori sorprendida - ¿Estás seguro de lo que dices? - ¡Tengo que reunirme con mi hermana! – dijo Seiya con determinación – Todavía no he logrado reunirme con ella, y hasta entonces, deberé luchar por esa armadura, me cueste lo que me cueste, hasta que mi hermana me reconozca y se reúna conmigo. - Yo le acompañaré – dijo Shun con un tono de preocupación. - ¿Tú también, Shun? – preguntó Saori sorprendida. - Mi hermano ha ocasionado todo esto y siento que yo soy el culpable, así que quiero ayudar a Seiya a conseguir la Armadura de Oro – explicó Shun. - Está bién, si en verdad estáis dispuestos a ir a por la Armadura de Oro, debéis saber que Ikki nos ha dejado una carta – informó Saori. - ¡Una carta de mi hermano! – exclamó Shun. - ¡¿Qué esperas?! ¡¿Una carta de amor?! – preguntó Tatsumi en un tono jactante. - ¡Tatsumi, basta ya! – reprochó Saori el comportamiento de su sirviente – Ésta es la carta que nos ha dejado.


Queréis la Armadura de Oro, ¿no es así? ¡Jajajajaja! Si en verdad queréis la Armadura de Oro, deberéis venir a por ella a las laderas del Monte Fuji. ¡Seiya! ¡No aceptaré un no por respuesta! ¡Deseo realizar la final del torneo tanto como tú! ¡Tengamos una lucha sin igual y demostremos al mundo quién es el auténtico merecedor de la Armadura de Oro! Ikki del Fénix. - En realidad es una declaración de guerra – dijo Tatsumi. - Ha nombrado el Monte Fuji – dijo Seiya - , pero no ha dicho ningún lugar específico. ¡El Monte Fuji es muy grande! - Yo creo que le encontraremos igualmente – dijo Shun - . Tanto él como nosotros nos buscaremos mutuamente, y nos acabaremos encontrando. - Está bién – afirmó Saori - . De momento descansad. Mañana un helicóptero de la Fundación Grad os recogerá y partiréis rumbo al Monte Fuji.


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.