- Tal como era de suponer, te encuentras en la cima del Monte Fuji – le dijo Hyoga a Ikki. - En esta época del año y debido a la nieve, está prohibida la entrada a los visitantes, por lo que éste es un lugar ideal para que nos enfrentemos sin que nos moleste nadie – le explicó Ikki. - Con el frío que hace aquí arriba y toda esta nieve, me siento como si estuviera en casa – afirmó Hyoga - ¡Ikki! -¿En verdad crees haber escogido el mejor lugar para que nos enfrentemos? - ¡Hyoga! Después de Seiya, tú eras el otro rival con el que más temía enfrentarme, y sin embargo, ni si quiera lograste pasar de la primera ronda en el Torneo Galáctico… - afirmó Ikki burlándose de Hyoga. - Maldito… - dijo Hyoga entre dientes - ¡¿Cómo te atreves a burlarte así de mí?! - ¡Vamos, Hyoga! ¡Demuéstrame que la climatología está a tu favor! – le provocó Ikki. - ¡Está bién! ¡Te demostraré el poder del Cisne! ¡Polvo de Diamante! – exclamó Hyoga a la vez que ejecutaba su mortífero ataque. Ikki extendió su brazo derecho, y con apenas esfuerzo, contuvo el mortal ataque de Hyoga con una sóla mano. - ¡Imposible! – exclamó Hyoga - ¡Ha logrado detener mi ataque con una sóla mano! ¿Cómo has podido detener mi ataque sin si quiera haberlo recibido de pleno ni una sóla vez? - En efecto, en condiciones normales, ese ataque habría congelado mi brazo por completo – le explicó Ikki -, pero el Cisne Negro me mostró tu ataque poco antes de morir. - Ahora entiendo su último acto en vida… - se lamentaba Hyoga. - Además, lo sé todo sobre tí – le dijo Ikki - . Sé que eres un crío que no hace más que llorar la muerte de su madre. - ¡¿Cómo sabes eso?! – preguntó Hyoga aterrado - ¡Eso está en lo más profundo de mis pensamientos! ¡Jamás se lo he contado a nadie! - ¡Hyoga! ¡En el Torneo Galáctico demostré en mi combate contra Ichi que poseo el poder de destruir a mi rival tanto físicamente como psicológicamente! – le exclamó Ikki a un pobre Hyoga, que se sentía aterrorizado - ¡Sufre de nuevo ese momento en tus carnes! ¡Por la Ilusión del Fénix! Un puño transparente atravesó por completo el cerebro de Hyoga, dejándolo completamente inmóvil…