Capítulo 15: Las Cadenas de la Amistad

Page 1

- Espero que Seiya y Hyoga se encuentren bién – decía Shun para sí mismo - . Pero… ¡¿qué es ese resplandor que hay al fondo del camino?! ¿A caso no son partes de la Armadura de Oro? Shun se dirigió corriendo al lugar en el que había un claro brillo dorado que sobresalía entre la nieve. - ¡Son piezas de la Armadura de Oro! – se sorprendió Shun - ¿Qué hacen aquí tiradas? Un momento… el borde del precipicio está desgarrado, como si alguien se hubiese caído por él y hubiese intentado agarrarse al borde… Acto seguido, Shun se asomó al borde del precipicio, y descubrió la tan terrible escena de ver a Seiya en el fondo, con el cuerpo completamente ennegrecido. - ¡Seiya! – exclamó Shun - ¿Estás bién? - … - Seiya era incapaz de pronunciar una sóla palabra. - ¡Seiya! ¡Aguanta un momento! – le gritaba Shun desesperadamente – Seiya no contesta; debe encontrarse inconsciente… A continuación Shun dejó que su cadena izquierda se deslizara por el borde del precipicio hasta alcanzar el brazo derecho de Seiya y así intentar traerlo de vuelta a la superficie. - ¡Aguanta, Seiya! - intentaba Shun animar a su compañero. Sin embargo, cuando parecía que las cadenas iban a lograr rescatar a Seiya y traerlo hasta donde se encontraba Shun, unas repentinas cadenas negras surgieron de la nada, que agarraron el brazo derecho del Caballero de Andrómeda. - ¡¿Quién eres tú que impide que salve la vida a mi amigo?! – preguntó Shun alarmado. - ¡Soy Andrómeda Negro! – dijo el misterioso personaje - ¿Se puede saber qué haces intentando salvar la vida a un cadáver? Ese individuo ha sido afectado por la Muerte Púrpura de Pegaso Negro. Esas manchas que hay en su cuerpo crecerán hasta que quede cubierto por completo. Cuando las manchas cubran la totalidad de su cuerpo, tu amigo morirá irremediablemente entre terribles dolores. - ¡¿Cómo dices?! ¡No te creo! – dijo Shun sorprendido. - Tal como está ahora, no pueden quedarle más de dos horas de vida – le informó Andrómeda Negro - . Estás intentando salvar a un muerto. ¿Por qué no le sueltas y aprovechamos la situación para combatir a muerte y así decidir quién es digno de llevar el título de “Caballero de Andrómeda”? - ¡No puedo abandonarlo ahí! ¡Es mi amigo! – afirmaba Shun desesperadamente - ¡Por muy mal estado que sea en el que se encuentre, jamás lo abandonaré! - ¡Idiota! – le increpó Andrómeda Negro - ¡Me vienes con estupideces sobre la amistad! ¡Esos valores no sirven de nada cuando tienes a un enemigo delante de tí!


- ¡Escucha! – intentaba Shun convencerle – Aunque en verdad sea cierto lo que me cuentas y esté a punto de morir, no puedo dejarle abandonado. Hemos vivido muchas experiencias juntos desde que fuimos juntos al orfanato, y ahora que nos hemos reencontrado tras siete años de entrenamiento, ¡no pienso abandonarle! - ¡Imbécil, veo que no hay forma de hacerte entrar en razón! – volvió a increparle Andrómeda Negro - ¡Veo que quieres morir con él! ¡Te atacaré hasta que lo sueltes y decidas luchar contra mí! Las cadenas de Andrómeda Negro empezaron a moverse en todas direcciones, dañando gravemente la armadura de Shun. - ¡Vamos, suéltalo! ¡¿A qué esperas?! – le gritaba desesperado el caballero negro. - Deja de jugar con él – dijo una voz misteriosa. - ¡Dragón Negro! – exclamó Andrómeda Negro. - ¿Dragón Negro? – dijo Shun sorprendido, todavía sosteniendo a Seiya. - Te recuerdo que aunque Shun sea el hermano menor de nuestro amo Ikki, que tenemos órdenes muy claras de acabar con su vida – le recordó el Dragón Negro. - ¡Está bién! ¡Ya no jugaré más con mi presa! ¡Por la Nebulosa Negra! – un sinfín de serpientes surgieron de las cadenas de Andrómeda Negro, que empezaron a rodear el cuerpo de Shun y a morderle por doquier. - ¡Seiya, Hyoga! – empezaba a exclamar Shun para sí mismo - ¡Perdonadme, pero no creo que pueda continuar luchando! - Shun… - logró Seiya pronunciar el nombre de su compañero. - ¡Seiya, estás vivo! – exclamó Shun. - Shun, Andrómeda Negro tiene razón… - dijo Seiya. - ¿Cómo dices? ¿A qué te refieres? – preguntó Shun. - Estoy condenado a morir, no tiene sentido que intentes salvarme – le explicó Seiya. Entonces Seiya levantó su brazo derecho con las pocas fuerzas que le quedaban, y de un golpe seco partió la cadena que le sujetaba, cayendo Seiya de nuevo al vació… - ¡¡¡Seiyaaaaa!!! – exclamó Shun profundamente. - ¡Deja de llorar! – le recriminó Andrómeda Negro - ¡Eres un gallina y mereces morir junto a tu amigo! ¡Muere! Un sinfín de serpientes se precipitaron de nuevo hacia Shun, pero esta vez todas las serpientes acabaron siendo despedazadas.


- ¡¿Cómo es posible?! – preguntó sorprendido Andrómeda Negro - ¡Nadie es capaz de escapar de mis serpientes! ¿Cómo lo has hecho? - Andrómeda Negro, en lo más profundo de mis cadenas reside una fuerza realmente poderosa – le explicó Shun – Esa fuerza es la fuerza de la amistad, y no hay rival que pueda hacer frente a tan poderoso poder. - ¡Idiota! – le insultó Andrómeda Negro - ¡Tu poder de la amistad es inútil en comparación al poder de mis cadenas negras! - Andrómeda Negro, veo que no lo entiendes… - afirmaba Shun seguro de sí mismo – He intentado salvar a Seiya con mi cadena izquierda, la cual es defensiva, pero siempre he mantenido libre mi cadena derecha, la cual es ofensiva. ¡Es el momento de que te demuestre la totalidad de su poder! ¡Cadena Nebular! Las cadenas de Shun empezaron a realizar giros en forma de espiral, y mortíferamente, se dirigieron a por su enemigo, logrando destruir las serpientes, las cadenas, la armadura, y finalmente la vida del propio Andrómeda Negro. - ¡Bravo, Shun, te felicito! – dijo el Dragón Negro, a la vez que aplaudía – Has sido capaz de resistir al poder de las cadenas negras. ¡Eres el último superviviente! - ¿El último superviviente? – preguntó Shun. - Así es – afirmó el Dragón Negro - . Seiya perece bajo nuestros piés y tu hermano acabó con la vida del Caballero del Cisne. - ¡Hyoga! – exclamó Shun. - Por lo tanto, mi deber como caballero negro es acabar con tu vida – dijo el Dragón Negro – aunque en tu estado no creo que aguantes vivo durante mucho tiempo más. - ¿Cómo? ¿Qué le ocurren a mis cadenas? – se preguntaba Shun – No se mueven en dirección al enemigo. Parece como si el auténtico enemigo no estuviera delante de mí. - ¿Qué te ocurre, Andrómeda? – le preguntaba Dragón Negro – Será mejor que acabe contigo ahora mismo… A la vez que el caballero negro decía estas palabras, una completa oscuridad se apoderó de la zona, dejando a Shun sin visibilidad alguna. - ¿Qué ocurre? ¿Por qué se ha oscurecido todo de esta manera? – se preguntaba Shun - ¡Mis cadenas están reaccionando! ¡Alguien me ataca! Las cadenas de Andrómeda empezaron a girar alrededor del cuerpo de Shun, las cuales le protegieron de una serie de golpes que le vinieron de atrás. - ¿Cómo? ¡Mi enemigo no está delante! - exclamó Shun. - ¡Maldito! - exclamó el Dragón Negro - ¡Si no fuera por esas cadenas, ya estarías muerto!


De repente, el sonido de unos cascabeles irrumpió en la oscuridad, a la vez que regresaba la luz. - ¡¿Y ahora quién se atreve a interrumpir nuestro combate?! - exclamó de nuevo el Dragón Negro, esta vez estallando de furia. - ¡Los cascabeles! ¡Mis amigos están vivos! – afirmó Shun en un estado mucho más alegre. - ¿Qué dices? ¿A caso estás delirando? – preguntaba Dragón Negro en un estado confuso ¡Mira a tu alrededor! ¡Seiya está muerto y Hyoga murió a manos de mi señor Ikki! - Entonces… - dijo Shun dubitativamente - ¿quién ha agitado así su cascabel?


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.