- Vaya, parece ser que la prensa ya me dá por descartado – dijo Seiya en voz alta, mientras leía el periódico en su habitación. Afortunadamente la Fundación Grad concedió alojamiento y comida en el orfanato Niños de las Estrellas a todos los recién nombrados caballeros, en los cuales se criaron cuando eran niños. Pero Seiya no estaba sólo. Allí se encontraban dos antiguos compañeros suyos del orfanato. - No hagas caso a lo que dicen los periódicos, Seiya – le dijo un joven de pelo largo y oscuro. - Shiryu tiene razón – le dijo una hermosa joven, de aspecto juvenil y con dos coletas. - Gracias por vuestros apoyos y por darme vuestro recibimiento – les agradeció Seiya. - Seiya, no me esperaba volver a verte por aquí ni a ti ni a Shiryu ni a ninguno de los demás chicos después de estos siete años – le dijo la joven - Es toda una sorpresa volver a veros en el orfanato. - Miho, tú no has tenido que ir a luchar por una armadura. ¿Cómo es que sigues aquí? – le preguntó Seiya. - Al igual que vosotros, yo también soy huérfana – le respondió Miho -, y cuando cumplí la mayoría de edad, como no tenía a dónde ir, le pedí a la Fundación Grad que me dejaran quedarme para ayudarles, y afortunadamente accedieron a mi petición. - Entonces, ya que tú has estado aquí todo este tiempo, quizá sepas algo de por qué desapareció mi hermana… - le dijo Seiya desesperadamente.
- Lo siento, Seiya, pero no sé nada sobre tu hermana – le respondió tristemente Miho - . Sin embargo, estoy convencida de que en cuanto comience el torneo, de que ella te encontrará a ti. - ¿Cómo dices? – preguntó sorprendido Seiya. - El torneo se retransmitirá por todo el mundo, por lo que seguramente Seika se hará eco de la noticia y te verá y vendrá a buscarte – dijo Miho intentando animar a Seiya. - Miho tiene razón – dijo Shiryu apoyándola - . Debes darlo todo en el torneo para que Seika pueda verte. Sólo espero que no te toque luchar contra mí, ¡jajaja! - Tenéis razón – afirmó Seiya en un tono mucho más animado - . Participaré en el torneo dándolo todo por mi hermana. - Sin embargo, el entrenamiento que hemos recibido no ha afectado por igual a todos – le dijo Shiryu a Seiya en un tono mucho más serio. - ¿Qué quieres decir? – preguntó Seiya sorprendido. - Algunos han cambiado por completo su personalidad – le dijo Shiryu. - Pues yo veo a Jabu tan terco como siempre – le respondió Seiya con un tono sarcástico para romper el hielo. - Jabu es una excepción – dijo Miho entre risas. - Dos de los que fueron enviados a por las armaduras han cambiado por completo – dijo Shiryu poniéndose de nuevo serio - . Uno de ellos es Hyoga. - ¿Hyoga? – preguntó sorprendido Seiya. - Sí, si antes ya era bastante frío, ahora lo es mucho más – le respondió Shiryu - . No quiere hablar con ninguno de nosotros, ni si quiera con Jabu, con quien se llevaba tan bién antes de separarnos. - ¿Cómo es posible? ¡Antes eran uña y carne! – se sorprendió Seiya. - Jabu no nos lo quiere decir, pero se le nota que está bastante triste por eso – le dijo Miho. - Sin embargo, Hyoga no es el único que ha venido completamente cambiado – le continuó informando Shiryu - . Ikki, el hermano de Shun, ahora mismo parece la encarnación del diablo, te recomiendo que te alejes todo lo que puedas de él. - ¿Cómo dices? ¿Qué le ha pasado? – Seiya cada vez estaba más sorprendido. - Lo desconozco – le respondió Shiryu cabizbajo - . Pero ahora ni si quiera quiere hablar con su hermano. - ¡¿Cómo?! ¡¿Ni si quiera con Shun?! – Seiya ya estaba empezando a sudar.
- Shun lo está pasando muy mal y está todo el rato encerrado en su cuarto llorando – le informó Miho. - Te recomiendo que no te acerques a ninguno de los dos bajo ningún concepto – le advirtió Shiryu - . Sin embargo, sospecho que los dos traman algo, pero parece como si también fuesen rivales entre sí, ya que también se han dirigido miradas de odio entre ellos. - Cada vez le encuentro menos lógica a todo esto – respondió Seiya con cara de no entender lo que estaba pasando. - Pero ahora no tenemos tiempo para más explicaciones – le apresuraba Shiryu - . Hoy se realiza el sorteo de nuestros emparejamientos. ¡Vamos! ¡Pónte la armadura y dirígete al Coliseo de inmediato! Como era de esperar, el Coliseo estaba a rebosar y hubo mucha gente que tuvo que quedarse fuera viendo lo que estaba ocurriendo en el interior a través de pantallas gigantes. Los que estaban en el interior estaban más que sorprendidos. El Coliseo tenía una cúpula que se estaba cerrando, hasta dejar su interior completamente a oscuras. Y no sólo eso, sino que el Coliseo se convirtió en una especie de planetario en el que podían verse las estrellas dibujadas en la cúpula. - ¡La Fundación Grad les dá la bienvenida al Coliseo! – sonó una voz por megafonía - . Permítanme explicarles cuál será la dinámica del torneo. El torneo se llevará a cabo mediante eliminatoria directa de tres rondas. Aunque como son 10 los participantes, habrá cuatro de ellos que deberán realizar un enfrentamiento extra. Los emparejamientos se realizarán mediante sorteo, asignando a cada caballero una letra. Estas luchas son batallas entre caballeros, por lo que no hay ninguna norma al respecto; la Fundación Grad no se responsabiliza de las heridas que sufran o de si alguno de ellos muere en el combate. Por otro lado, en los paneles laterales podrán observar datos como la velocidad o la fuerza de los ataques de los caballeros. ¡El premio por superar todas las rondas no será otro que la Armadura de Oro de Sagitario!, una de las doce armaduras de más alto rango a las que puede aspirar un caballero. Y a continuación la señora Saori Kido os dirigirá unas palabras de bienvenida antes de iniciar al sorteo. ¡Miren al centro de la sala! El público estaba consternado al saber que posiblemente verían morir a más de un hombre durante este torneo. Pero una luz surgió del centro del Coliseo, y de ella podía verse a Saori Kido, portando un cetro, desplazándose como si estuviese andando a través de las estrellas. - ¡Bienvenidos al Torneo Galáctico! – les daba la bienvenida la señora Kido - . Como bién saben, cada uno de los caballeros lleva una armadura que se corresponde con su constelación protectora, motivo por el que hemos decidido llamar así a este torneo. A continuación procederemos a realizar el sorteo. Para ello, lanzaremos una bola con una letra aleatoriamente a cada uno de los caballeros aquí presentes. Del centro del escenario empezó a levantarse un escenario en el que estaban los diez caballeros de bronce portando sus armaduras. Del cetro de Saori surgieron diez bolas, igual que estrellas fugaces, dirigiéndose a cada uno de los caballeros de bronce, quienes detuvieron
las bolas con sus manos, pudiéndose apreciar en cada una de las bolas la letra que le tocó a cada caballero. - A continuación se publicarán los datos por pantalla para que todos puedan ver los emparejamientos – continuó informando Saori - . ¡Sin más, esperamos que todos vuelvan mañana para apreciar el enfrentamiento inaugural entre Andrómeda y Fénix!
Las caras de Shun y de Jabu mostraban claros signos de preocupación por los rivales que les había deparado la fortuna, especialmente la de Shun. Por su parte, tanto Ikki como Hyoga mostraron cierta sonrisa satisfactoria en sus caras, satisfechos de los rivales que les había tocado. El día del combate inaugural había llegado. Seiya y Shiryu estaban en la habitación de Shun intentando animarle. - ¡Vamos, Shun! Hoy tienes que demostrar que no eres el niño que conocimos hace más de siete años – Seiya intentó animarle. - ¡Es mi hermano! ¡¿Cómo voy a atacarle?! – le respondió un Shun entre lágrimas. - ¡Venga, Shun! Estás en el Torneo Galáctico. ¿Qué haces si no en este torneo? – le preguntó Shiryu. - Quiero demostrar que ya he crecido, que ya soy todo un hombre – le respondió Shun - , pero no esperaba encontrarme con mi hermano en la primera ronda.
- ¡Entonces tienes la oportunidad perfecta! – le dijo Seiya - . Si vences a tu hermano, de quien has estado dependiendo todo este tiempo, lograrás demostrar a todos tus antiguos compañeros que has logrado madurar. - Está bién, saldré al campo de batalla… - dijo Shun cabizbajo mientras salía por la puerta de su habitación. - Shiryu, ¿crees que de verdad Shun tendrá el valor suficiente para enfrentarse a su hermano? – preguntó Seiya dubitativo. - No lo sé – respondió Shiryu - , pero si ha logrado conseguir la armadura, es porque está claro que ha madurado bastante. El ring de combate ya estaba listo para la batalla inaugural. Siguiendo el protocolo, el primero en aparecer fue Shun, quien corriendo las escaleras hacia abajo, salto al aire para que se ensamblara la armadura en su cuerpo antes de caer dentro del escenario. - ¡Andrómedaaaaaa! – gritó Shun en el aire. La Caja de Pandora de Andrómeda se abrió mostrándose en su interior la Armadura, la cual se desmontó para ensamblarse en el cuerpo de Shun. Las rodilleras, el cinturón, los guantes (los cuales estaban cubiertos por cadenas), el pecho, los hombros y finalmente la diadema. Finalmente Shun aterrizó en el interior del ring. - ¡Guapo! ¡Estamos todas contigo! ¡Eres el mejor! – empezaron a gritar las fans de Shun, provocando la envidia de los hombres que se encontraban entre el público. En la otra punta del Coliseo, ya podía verse a Ikki corriendo escaleras abajo realizando el mismo salto que realizó Shun para que se le ensamblara la armadura. - ¡Fénix! – gritó Ikki en el aire. Esta vez fue la Caja de Pandora del Fénix la que se abrió a la orden de su dueño, mostrándose en su interior la Armadura del Fénix, la cual parecía arder igual que el fuego. La armadura se desmontó y empezó a ensamblarse en el cuerpo de Ikki. Los piés, las rodilleras, el cinturón, los guantes, la pechera, los hombros y la diadema. Mientras que la Armadura de Andrómeda tenía un tono rosado, la Armadura del Fénix tenía un tono anaranjado, e incluso dorado. - ¿Por qué su armadura parece de oro? – se preguntaban algunas personas del público. - ¿De verdad su armadura es de bronce? – se preguntó Shiryu a sí mismo en voz alta. - ¿Qué quieres decir? – le preguntó Seiya sorprendido, mientras los demás caballeros de bronce giraban su cabeza en dirección a Shiryu. - Se supone que todos nosotros somos caballeros de bronce – intentaba explicar Shiryu - ¿Por qué su armadura brilla como el oro? - Creo que sé lo que quieres decir – le dijo Seiya - . Como todos sabemos, estamos divididos en tres rangos: caballeros de oro, caballeros de plata, y caballeros de bronce, al cual
pertenecemos todos nosotros. Sin embargo, en el Santuario supe de la existencia de cuatro caballeros, que aunque pertenecen a las tres órdenes anteriores, sus armaduras tienen unas cualidades muy especiales que las hacen destacar por encima de las demás armaduras. El nombre de sus portadores y las constelaciones a las que representan, son un secreto bién guardado en la biblioteca del Santuario a la que sólo puede acceder el Sumo Sacerdote. - Si eso es cierto, ¿quiere decir que Ikki podría ser el portador de una de esas armaduras legendarias? – lanzó Jabu esa pregunta al aire. - No lo sabremos hasta que le veamos en acción – le respondió Shiryu - . Pero en caso de ser cierto, el ganador del torneo podría estar decidido mucho antes de lo que pensábamos. Desde luego que no me gustaría encontrarme con él en la final. - Pero si eso fuera cierto, ¿por qué ha decidido participar en el Torneo? – preguntó Seiya - . Si de verdad ya tiene una armadura tan poderosa, ¿por qué está luchando por la Armadura de Oro? - ¿De verdad sólo luchas por eso, Seiya? – una voz al fondo le interrumpió. - ¡Hyoga! – exclamaron los caballeros de bronce. - ¡Lucho para reencontrarme con mi hermana! – le respondió Seiya en un tono desafiante. - Más te vale que sea así – le advirtió Hyoga - . Sería una lástima que jamás os pudieseis reencontrar. - ¡¿Qué quieres decir?! – le preguntó Seiya en un tono alterado. - Déjalo, Seiya – le calmó Shiryu - . Será mejor que ignoremos sus palabras. Ahora mismo no es una persona de confianza. En el ring la batalla estaba a punto de comenzar. Shun tenía un aspecto realmente serio; parecía convencido de lo que iba a hacer. - ¡Shun! Parece ser que tienes el favor del público y que las mujeres te aprecian – por fín Ikki le dirigió la palabra a su hermano. - Ikki, ¿no crees que este torneo no tiene sentido alguno? – le preguntó Shun. - ¿A caso no te has inscrito en este torneo para luchar? – le preguntó sorprendido Ikki. - No entiendes el vacío que hay en mi interior – le respondió Shun - . Regresé a Tokio con la esperanza de reencontrarme con mi hermano y lo único que me encuentro es a un ser irreconocible que no quiere dirigirme la palabra. - ¡No has cambiado nada en estos siete años! – le recriminó Ikki. - ¡Que empiece la batalla! – sonó por megafonía. - Abandono el Torneo – dijo Shun en un tono alto y claro.
Se hizo el silencio en el Coliseo. Todo el público, Ikki, los demás caballeros e incluso Saori Kido y Tokumaru Tatsumi, quienes se encontraban en el palco de honor, se quedaron perplejos. Tras unos segundos de impoluto silencio, el público empezó a gritar. - ¡Que nos devuelvan el dinero! ¡Estaba claro que esto era un engaño a la prensa! ¡Es un timo! – gritaba la gente. - ¡Shun, maldito! – le reprochó Ikki a su hermano - . ¡¿Cómo te atreves a renunciar al combate en este preciso momento?! ¡Hoy! ¡El día en el que puedo cumplir mi venganza contra ti! - ¡Señorita Saori! – le decía Tatsumi a Saori - . Shun no puede abandonar el Torneo así como así. En el contrato que ha firmado se compromete a pagar 1.000.000.000 yenes si abandona el campeonato voluntariamente. - Le perdono – dijo Saori en un tono serio. - ¿Señorita Saori? – Tatsumi se quedó perplejo ante la seriedad de la respuesta de Saori. - ¡Vamos, Shun! ¡Lucha de una vez! ¡¿Piensas que voy a dejar que te vayas así ahora que tengo la oportunidad de acabar con tu vida?! – Ikki seguía gritando a su hermano, mientras que Seiya, Shiryu y Jabu se introdujeron en el ring para intentar sujetarlo. - ¡Tranquilo, Ikki! ¡Respeta la decisión de tu hermano! – le dijo Seiya, mientras lograba sujetarlo a duras penas. - ¡Escúchame, Shun! – seguía Ikki increpando a su hermano, mientras era sujetado por los tres caballeros de bronce - . ¡Aunque hoy no luchemos, ten por seguro que al final del torneo te mataré! Acto seguido Ikki logró sacar su brazo derecho y logró realizar un ataque a distancia contra Shun, destrozándole la hombrera izquierda. Tras eso, Hyoga también subió al ring para agarrar a Ikki mientras que Shun se marchaba cabizbajo hacia el vestuario. Finalmente Ikki se calmó y le soltaron los caballeros de bronce, y se marchó a los vestuarios que estaban en la otra punta del Coliseo. - ¡Cálmense todos! ¡En breve comenzará la disputa entre el León Menor y la Hidra! – sonó este mensaje por megafonía, intentando calmar a la gente. - Me temía algo así – dijo Seiya. - Pensé que al haberse convertido en caballero, que habría dejado atrás toda su inmadurez, pero veo que enfrentarse a su hermano es algo que le supera con creces – afirmó Shiryu. - No esperes lo mismo de mí, Hyoga – dijo Jabu fijando su mirada en su antiguo amigo, quien se mantuvo en silencio. - Dejémonos de charlas, que ya va a empezar el combate entre Ban e Ichi – les dijo Seiya. En efecto, ya podía verse a Ban, el Caballero del León Menor, corriendo bajando las escaleras, para pegar un salto al igual que hicieron Shun e Ikki.
- ¡León Menooor! – gritó Ban. Ban saltó al aire, mientras que la Caja de Pandora del León Menor se abrió para mostrar su armadura, la cual se desmontó para ensamblarse en el cuerpo de Ban. Las rodilleras, el cinturón, los guantes, la pechera, las hombreras y finalmente la diadema. Por su parte, Ichi hizo lo propio, y gritó su constelación en el momento del salto. - ¡Hidraaaaa! – exclamó Ichi. La Caja de Pandora de la Hidra respondió a su llamada abriéndose y mostrando la armadura de su interior, la cual se desmontó y se ensambló en el cuerpo de Ichi. Las rodilleras, el cinturón, los guantes, la pechera, las hombreras y por fín el casco. - Ichi, parece ser que la fortuna nos sonríe, y seremos nosotros los que protagonizaremos el combate inaugural – dijo alegre Ban. - Tienes razón, ¡empecemos! – afirmó Ichi. Ichi se abalanzó contra Ban, realizando una serie de golpes con sus puños. Ban parecía esquivarlos con relativa facilidad. - ¿Esto es lo que te han enseñado en Finlandia? – se jactó Ban - . ¡Es hora de que mostremos al público el espectáculo que se merece! ¡Rugido del León! Ban realizó un salto contra Ichi, logrando agarrar con ambas piernas el cuello de Ichi, quien se estaba sintiendo estrangulado. A continuación apareció en el techo una pantalla electrónica que mostraba unas cifras. - ¡La presión que está recibiendo la Hidra en el cuello es de unos 1500 kilos! ¡Una persona normal ya habría muerto! – dijo la voz por megafonía. El público estaba atónito. No podía creer que por fín estaban viendo aquello por lo que habían pagado una entrada tan cara. - Oye, Shiryu, ¿cómo logran calcular la presión con la que ejecutamos nuestros ataques? – preguntó Jabu. - No lo sé – le respondió Shiryu - . Sólo espero que no les dé por inventar unos “caballeros de acero” que nos sustituyan algún día… - ¿En tu entrenamiento sólo te enseñaron a aplastar con las piernas? – preguntó Ichi, mientras se sentía estrangulado y agarraba las piernas de Ban con ambas manos. De los puños de Ichi surgieron unas garras que se clavaron en ambas piernas de Ban, quien empezaba a sentirse mareado. - ¡Maldito! ¿Qué son estas garras? – Preguntó Ban, a la vez que soltaba el cuello de Ichi. Ban a duras penas lograba sostenerse de pié. - Son las garras de la Hidra – le respondió Ichi - . Su veneno es mortal. En unos segundos te tambalearás, te caerás al suelo y morirás.
- ¡No digas tonterías! ¡Todavía puedo luchar! – dijo Ban, a la vez que se dirigía en dirección a Ichi para asestarle un nuevo golpe. Pero tal como le dijo Ichi, Ban empezó a tambalearse según se le acercaba, y cayó inconsciente al suelo. - Tranquilo, Ban. En consideración a nuestra antigua amistad, no te he inyectado tanto veneno como para matarte – le dijo Ichi a Ban, a pesar de que éste no podía escucharle. - ¡El ganador es la Hidra! – sonó por megafonía. La gente estalló de júbilo al haber visto por fín el resultado de un combate, a la vez que se quedaron atónitos del poder del veneno de la Hidra. - Ban ha cometido un grave error dejándose clavar los colmillos de la Hidra – dijo Jabu - . Si hubiese estado atento, le habría soltado el cuello a tiempo. - No perdamos más tiempo – dijo Shiryu - . Mañana participáis vosotros contra Hyoga y contra Geki respectivamente. Descansemos, no creo que las batallas de mañana sean sencillas.