Todavía faltaban unas horas para el comienzo del combate entre Jabu y Hyoga. En la Fundación Grad, estaban reunidos en una sala común algunos de los caballeros de bronce: Seiya, Shiryu, Shun y Jabu. - ¡Jabu! ¡No te confíes en el combate contra Hyoga!- le decía Shiryu a Jabu. - ¡Descuida! Yo no me retiraré del combate tal como hizo Shun – dijo Jabu, arremetiendo contra Shun. - Lo siento, chicos. Es mi hermano, y como tal no puedo atacarle – intentaba defenderse Shun. - ¡¿Pero te has dado cuenta de lo que has hecho?! – le preguntaba Jabu - . ¡Le has regalado a Ikki una plaza en las semifinales! ¡No vamos a poder ni ver sus técnicas antes de enfrentarnos a él! - ¡Ya basta, Jabu! – intentó detenerle Seiya - . Ese combate fue un dilema moral muy fuerte para Shun. De igual forma, este combate también será muy duro para ti, ya que Hyoga y tú eráis muy buenos amigos. - Sí, pero a mí no me importará atacarle – respondió Jabu - . Al contrario, se ha declarado rival de todo el mundo, y como tal, no pienso dejarle ganar. - Y sin embargo, es posible que Hyoga no sea tu auténtico rival – dijo Shun, dejando a todos sorprendidos. - ¿Qué quieres decir? – preguntó Jabu.