En Siberia Oriental existe una región especialmente castigada por el frío más extremo en un invierno permanente. Allí el clima es un auténtico infierno helado. Tanto es así, que el simple hecho de nevar es un peligro para sus habitantes, ya que la nieve cae tan afilada que puede matar a cualquier ser vivo del lugar. Esta nieve es tan preciosa como mortal, al igual que el nombre dado por sus habitantes a este fenómeno atmosférico: “polvo de diamantes”. En este lugar hay una persona que desafía las leyes de la naturaleza, y es capaz de soportar tan aterrador clima. Es conocido como el “Mago del Hielo”, y es a esta persona a quien le asignaron dos alumnos para ser entrenados y ser convertidos en caballeros. - ¿Cómo? ¿Otro discípulo? – una cálida cabaña acogedora en medio de la nieve se hacía eco de estas palabras del Mago del Hielo. A su lado, se encontraba un enviado especial de la Fundación Grad. - ¡Achís! ¡Así es! – le respondía Tatsumi entre estornudos - . El Santuario desea que entrenes a un nuevo caballero. - No sé quién eres, pero está claro que no eres un enviado del Santuario – dijo tajantemente el Mago del Hielo - . El Santuario nunca envía aquí a un hombre vestido de etiqueta para darme órdenes; de hecho ni si quiera suelen molestarse en venir, salvo que traiga el mensaje otro caballero. - ¡Señor Camus! – exclamó Tatsumi suplicándole - ¡Achís! Somos conocedores de su poder. Usted es uno de los doce caballeros de oro, y pensamos que usted sería un maestro ideal para entrenar a un nuevo caballero de bronce. ¡Achís! - Sé que mientes – seguía insistiendo Camus -, pero aun así, aceptaré ese nuevo alumno. - ¿Cómo? – preguntó sorprendido Tatsumi. - ¡Vamos, véte! ¡Ya tienes mi afirmación! ¡Trae a ese chico y déjame en paz! – gritó Camus a Tatsumi. - ¡Sí, señor Camus! ¡Graciaaachís! – dijo Tatsumi a la vez que salía corriendo por la puerta. - ¿Quiénes son los que realmente desean que forme a un nuevo caballero? – se preguntaba a sí mismo Camus - . Del Santuario ya no puedo fiarme mucho. Ese nuevo Patriarca, llamado Arles, y hermano del antiguo Shion, no me inspira mucha confianza y sus actos no parecen convencer mucho entre la propia gente del Santuario. Mi otro alumno, Isaac, es un buen pupilo. Ambos deberán luchar por la Armadura del Cisne. Si este nuevo alumno es el digno portador de la Armadura del Cisne o no, será algo que la propia Armadura reconocerá como su legítimo portador o no. En la Fundación Grad ya estaba realizándose el sorteo para decidir el futuro de los cién niños huérfanos de la Fundación. Era el turno de Hyoga, quien sacó el papel para que lo leyera Tatsumi en voz alta. - ¡Hyoga! ¡Tú irás a Siberia Oriental! – exclamó Tatsumi.