Revista de distribución gratuita - Año 6 - Nº 34 - Septiembre 2010
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tados de la provincia Por la h. cámara de dipu de mendoza - Res. 1384/08
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Sarampión: refuerzan vacunación en centros de salud de la Ciudad Tras haberse registrado algunos casos en distintas regiones de la Argentina, las autoridades sanitarias intensifican las campañas preventivas. La vacunación es gratuita y puede realizarse en todos los centros de salud de Capital. Si bien el virus se había erradicado en nuestro país hace 10 años, reaparecieron algunos casos importados por personas que viajaron al mundial de fútbol y contrajeron la enfermedad en Sudáfrica durante el mes de junio. El sarampión es una enfermedad viral aguda, potencialmente grave, transmisible y extremadamente contagiosa, lo que obliga a actuar rápido en la prevención.
“Estamos en alerta implementando medidas para contener e impedir la circulación viral. Como forma de prevención aconsejamos reforzar la vacunación o bien completar el esquema en los casos que correspondan”, advirtió la Dra. Mónica Jaliff, perteneciente al equipo de la Dirección de Salud del Gobierno de la Ciudad De Mendoza.
Centros de Salud
La campaña de vacunación está destinada a niños, adolescentes y adultos, de 1 a 50 años; quienes deben concurrir al centro de salud más cercano a su domicilio con carnet de vacunación para que los médicos realicen la valoración oportuna y determinen la dosis adecuada.
Barrio La Favorita: Nº 300, Arturo Oñativia. Tel. 4449591 Barrio Soberanía Nacional: Nº 301, Arturo Illia. Tel. 4232613 Barrio San Martín: Nº 302, Padre Llorens. Tel. 4441191 Barrio Andino: Nº 367, Tel. 4446166 4ta Sección: Centro Integrador Comunitario (CIC) Nº 1. Tel. 4300441
Ante cualquier inquietud comunicarse al Vacunatorio Central al 4237681, 4293594.
El virus circulante es de genotipo B3, proveniente de Sudáfrica, precisaron las autoridades sanitarias.
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Horarios de atención: de 8 a 17 hs. CIC Nº 1: de 8 a 13 hs.
estrés INFANTIL
Actualmente la palabra estrés está muy de moda y es una de las justificaciones más usadas y aceptadas por la sociedad para explicar nuestros frecuentes errores, olvidos, falta de energía, resfríos y demás. Sin embargo, no siempre queda claro para todos qué es.
Sana, sana...
En su acepción etimológica significa tensión y fatiga, y es definido como una respuesta o reacción fisiológica ante situaciones que signifiquen una amenaza o un desafío y puede ser experimentado por personas de todas las edades. A menudo el estrés también es considerado como el problema y de ahí que tiene connotaciones patológicas, pero es una respuesta natural a las situaciones que lo desencadenan. De este modo, el acento de nuestra atención no debe caer sobre el estrés mismo, que en sí es una señal, sino sobre las circunstancias que lo desencadenan. Sin importar la edad de la persona, el estrés de estar expuesto en forma constante y prolongada a situaciones estresantes, es no-
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civo; como también así cuando la tensión provocada es muy intensa, como es el caso de las situaciones traumáticas. En este caso las personas pueden reexperimentar el episodio traumático mediante recuerdos intrusivos, sueños y tener la sensación de estar en la situación traumática. Asimismo, puede darse una incapacidad para recordar aspectos del trauma, aturdimiento, malestar psicológico intenso y hasta alucinaciones, entre otros síntomas. No obstante, también existen casos en los que puede generarse una gran carga de estrés ante situaciones que en apariencia no son graves. Esto generalmente es debido a errores cognitivos, donde la persona tiene una creencia -flujo de pensamientos o autoverbalizaciones- irracional que la lleva a sobredimensionar la peligrosidad de lo que vive o vivió. Sin embargo, el estrés no siempre tiene un efecto negativo, dado que cuando se presenta en dosis leves y en forma aislada o inconstante, es positivo; ya que en dichas proporcinoes es una fuente de motivación que nos lleva a generar cambios –adaptacionesque se traducen en aprendizajes, insight -darnos cuenta-, mejoras o nos ayuda a ma-
durar. En efecto, la Resiliencia –capacidad para sobreponernos ante la adversidad- se constituye de haber recibido, principalmente durante la infancia, una fuerte dosis de amor y pequeñas dosis de estrés. Como todos, los niños también experimentan estrés. Aunque para los adultos la situación que lo desencadene pueda resultar menor, para ellos es muy real e intensa, pues no tienen muchas experiencias previas que sirvan de referencia. En ocasiones, no suelen darse cuenta cuando están estresados, como tampoco saben identificar con claridad la situación que pueda estarlos afectando. Por ello es bueno saber algunas manifestaciones del niño estresado: A nivel conductual: puede verse un comportamiento agitado o desestructurado, incapacidad para relajarse, llanto, agresividad, regresiones a comportamientos previos como enuresis –incontinencia del pis, encopresis –incontinencia de las heces-, comportamiento dependiente a un adulto, cansancio o falta de energía y motivación, evitación de situaciones particulares, negarse a comer, juegos repetitivos y/o dibu-
jos donde aparecen aspectos característicos de la situación traumática, etc. Manifestaciones físicas: pueden aparecer episodios de tartamudeo, palpitaciones, sudoración, alteraciones del sueño, dolor de cabeza, enfermedades y/o accidentes frecuentes, entre otras. En lo emocional: es común observar ira, irritabilidad, tristeza, embotamiento, ansiedad, miedos intensos, pesadillas recurrentes, anhedonia –incapacidad para sentir placer-, incapacidad para controlar emociones. En el aprendizaje: podemos ver una dificultad para concentrarse y memorizar, como también para reflexionar y ser creativo. Así como un país que está en guerra, cuyos recursos son invertidos para defenderse y atacar a su adversario, un niño que está siendo expuesto a situaciones que le generan una fuerte carga de estrés, consume sus energías en una actitud de alerta constante, que le roba las posibilidades de aprender. Las situaciones que pueden desencadenar estrés en los niños son muy variadas. Una de las más frecuentes son las relacionadas con el contexto educativo, como por ejemplo el bulling –matoneo o ser molestado
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por otros niños-, exámenes, ser dejado solo, sanciones disciplinarias, ser ridiculizado en clase, un simple reto de la maestra, hablar ante los compañeros, llegar tarde al colegio, esperar mucho tiempo para que los pasen a buscar, ser lento para completar la tarea, ser diferente, etc. En una gran cantidad de aulas de escuela existen niños que tienen características físicas, discapacidades o lesiones permanentes y que pueden significar muy estresantes. Asimismo, en el ámbito familiar existen muchas otras situaciones como son la pérdida de algún padre o familiar cercano, peleas matrimoniales, mudanzas, un bebé que llega a la familia, desequilibrios psicológicos de los padres, doble mensajes, muerte de una mascota, el dolor y/o enfermedades ir al médico o dentista, competencias deportivas, etc. ¿Qué pueden hacer los padres para ayudar a un hijo ante el estrés?
En primer lugar hay que saber diferenciar entre el estrés positivo del negativo. Como dijimos, es positivo cuando es esporádico y en bajas dosis, es decir, acorde a su edad. Mientras que siempre será negativo cuando sea intenso o constante.
De este modo, proteger o sobreproteger a los niños del estrés positivo puede ser una de las peores cosas que podamos hacer. La mayoría de los padres sienten como una obligación proteger a sus hijos del estrés, pero hacerlo cuando no lo necesitan, hace más mal que bien. Aprender a enfrentar las dificultades de la vida permite que desarrollen nuevas vías neurales, lo cual los tornará más adaptables y seguros. No se trata de evitarles las frustraciones, sino de acompañarlos cuando las tengan. Si acudimos inmediatamente a calmarlos ante cualquier lloriqueo, reforzaremos los llantos, los miedos y las preocupaciones, mientras que si mantenemos una actitud empática y tranquila aprenderán a superar desafíos. Además, tener en cuenta que el estrés es una respuesta aprendida que damos por lo que hemos observado y experimentado en el pasado, va a ayudar a que como educadores no seamos alarmistas o exagerados ante los problemas. De este modo los niños aprenderán, por imitación o modelamiento, a tomarse con calma las dificultades, para poder abordarlas creativa y efectivamente. Sin embargo, debemos recordar que, aunque nos parezcan problemas menores, para
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ellos no lo son, razón por la cual no debemos subestimar o tomar a la ligera sus preocupaciones. Esta actitud podría acrecentar aun más sus tensiones. La ayuda a un niño que está experimentando estrés negativo es muy distinta. En primer lugar es necesario hacer algo para eliminar el estímulo estresante que se revela constante y/o demasiado intenso. Si por ejemplo está siendo expuesto a situaciones de maltrato o violencia, abusos, presiones muy intensas, abandono, etc. es imperioso hacer lo posible para alejarlas. Pero cuando se trata de situaciones inevitables, como es el caso del fallecimiento de un ser querido, mudanzas, divorcios y demás, debemos ayudarlos a que descarguen las tensiones. Entonces es muy beneficioso ayudarlos a que hablen de los problemas y de lo que sienten, alentándolos a que expresen sus emociones, hacer deportes o tener caminatas, enseñarles a relajarse mediante respiraciones pausadas y profundas. Corregir malas interpretaciones que puedan tener de los hechos, alentarlos a que evacúen sus dudas y responderles las preguntas en forma sincera y tranquila. Todo esto hará que se sientan
mucho mejor. Asimismo, cuando la fuente de las tensiones son características físicas como el caso de lesiones o discapacidades es oportuna una ayuda profesional, que esté orientada en la aceptación y valoración de su unicidad para que pueda vivir en paz, sin que pretenda ser quien no es, como también la ayuda de autoridades escolares para facilitar su integración. Por último, existen situaciones brutales que son de sumo estrés para los niños. Se trata del abandono, maltrato y el abuso infantil. Estos casos pueden darse en cualquiera de las clases sociales y, puertas adentro, tienden siempre a ser escondidos, y esta es una de las razones por las cuales son tan perniciosos: de quienes se espera amparo y protección, se recibe violencia. El niño, por su condición de tal, no tiene un raciocinio desarrollado ni los medios para denunciar o defenderse, pudiendo realizarse el mayor peligro que estriba en que la brutalidad se integre como una fórmula de interacción aceptada y/o normal entre agresor y víctima. El chico al no vivir otra cosa más que eso, puede considerarlo correcto. En estos casos, es tal la patología familiar
que las más de las veces uno de los cónyuges acepta pasivamente o incita al otro a castigar. Es así que las posibilidades de desentrampar a un niño de tal tormento están dadas por la intervención denunciante de personas externas al grupo en que se gesta la violencia. Tanto docentes, padres, vecinos, etc. debemos estar atentos a las señales de estrés negativo, pues no sabemos en qué contexto puede darse tal crueldad. El 102 es una línea directa para denunciar casos de maltrato infantil, también el 0800 2222 999 es un teléfono gratuito de ayuda en caso de violencia intrafamiliar.
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Lic. Lucas Malaisi Psicólogo - autor del libro “Cómo ayudar a los niños de hoy. Educación Emocional”. www.educacionemocional.ws
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Sana, sana... Son enfermedades típicas de la infancia, muy frecuentes, sobre todo, durante los primeros años de vida. Se llaman exantemáticas porque se manifiestan por medio de un exantema, es decir, una erupción en la piel constituida, según la enfermedad, por puntitos, manchas, ampollas o granitos. No son, por sí mismas, enfermedades peligrosas, pero pueden llegar a serlo debido a las complicaciones que pueden surgir, cuando la infección primaria se extiende a órganos delicados, como el cerebro. Menos la escarlatina, todas ellas son de origen vírico, por lo que no deben tratarse con antibióticos. Sin embargo, muchas de ellas pueden prevenirse mediante las vacunas pertinentes. Conozcamos las características concretas de cada una de estas enfermedades:
SARAMPION:
Es una enfermedad vírica muy contagiosa, que afecta a las vías respiratorias y que puede presentar complicaciones. SÍNTOMAS: Suele iniciarse con los síntomas de un cuadro catarral: fiebre no muy elevada, tos seca, secreción fluida de la nariz, inflamación de la conjuntiva y escozor, y enrojecimiento de los ojos. Durante los días siguientes, estos síntomas van empeorando: se eleva la fiebre, la tos se hace más
frecuente y aparecen manchas en la boca. A partir del tercer o cuarto día, aparece el exantema, primero en el rostro, en forma de manchas de color rosa oscuro, para después extenderse por todo el cuerpo, acompañadas por enrojecimiento de la garganta y dolor al deglutir. Al cabo de otros tres o cuatro días, la erupción disminuye y la tos se vuelve más blanda; a los ocho-diez días se produce la curación. COMPLICACIONES: Se pueden manifestar durante la fase final de la enfermedad, afectando a uno de cada seis enfermos. Las más frecuentes son: otitis media, bronconeumonía y meningoencefalitis. CONTAGIO: Puede producirse desde tres días antes del inicio de la enfermedad hasta cinco días después de desaparecer la erupción. PREVENCIÓN: La única prevención válida consiste en la vacunación de todos los niños, que debe practicarse a los 15 meses y a los 4-6 años. TRATAMIENTO: No existe un tratamiento específico para el sarampión; sólo se deben combatir los síntomas, como la fiebre y el prurito, siguiendo las instrucciones del pediatra.
produce durante el embarazo, puede comportar graves peligros para el feto. SÍNTOMAS: Comienza con un ligero estado febril y un malestar generalizado. A los dos o tres días, aparecen pequeñas manchas de color rosa pálido en relieve, que cubren rápidamente el rostro y el tronco. Otro síntoma es el engrosamiento de los ganglios del cuello y de la nuca. COMPLICACIONES: La rubéola es leve para los niños y para los adultos, pero bastante grave para el feto. CONTAGIO: Puede producirse desde el momento en que aparecen los síntomas hasta que la erupción desaparece. Su período de incubación dura de dos a tres semanas a partir del momento en que se establece un contacto directo con la persona enferma. PREVENCIÓN: A través de la vacuna, que se debe administrar a los 15 meses y a los 4-6 años, junto con la vacuna contra el sarampión y la parotiditis. TRATAMIENTO: No existe un tratamiento especial. Es suficiente con combatir sus síntomas, fiebre y prurito, siguiendo las instrucciones del pediatra.
RUBÉOLA:
ESCARLATINA:
Se trata de una enfermedad infecciosa que, en principio, no provoca complicaciones importantes. No obstante, si el contagio se
Esta enfermedad es la única que está causada por una bacteria, el estreptococo betahemolítico del grupo A.
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SÍNTOMAS: Fiebre, intenso dolor de garganta y malestar general son los primeros síntomas.Durante los días siguientes, también aparece el exantema con aspecto áspero de la piel y pequeños puntos rojos muy juntos. Las zonas más afectadas son las axilas, los pliegues de los codos y la piel de alrededor de los genitales. Si no se trata enseguida, la erupción se extiende por el tronco y las extremidades. COMPLICACIONES: En casos muy raros, la infección también puede provocar una otitis o una inflamación de los riñones. CONTAGIO: Puede producirse desde el momento en que aparece la fiebre hasta 24 horas después de iniciar su tratamiento con antibióticos. La incubación dura de dos a cuatro días después del contagio. PREVENCIÓN: Cuando el niño ha estado en contacto directo con un enfermo, debe tratarse como si ya tuviera la enfermedad. TRATAMIENTO: Cuando hace más de 24 horas que la enfermedad se ha manifestado, se prescribe un antibiótico.
VARICELA:
Es una enfermedad que se caracteriza por sus típicas vesículas. La provoca el virus del herpes. SÍNTOMAS: Se manifiesta a través de fiebre y la aparición de pequeñas manchas
rojas, que se transforman rápidamente en ampollas de líquido amarillento, y que después se convierten en pequeñas costras pruriginosas.La erupción afecta también al cuero cabelludo y a las mucosas de la boca, los ojos y los genitales. COMPLICACIONES: Si el niño se rasca mucho, puede provocarse lesiones graves y correr el riesgo de contraer infecciones bacterianas. En raras ocasiones, también puede dar lugar a otras complicaciones, como pulmonía, miocarditis (inflamación del músculo del corazón), miositis (inflamación de los músculos), una encefalitis o una inflamación de la médula. CONTAGIO: Puede producirse desde el día de la aparición de los síntomas hasta los 6-7 días siguientes. El período de incubación es de dos o tres semanas. PREVENCIÓN: La mejor forma de prevenir es a través de la vacuna, que no está incluida en los calendarios de vacunaciones. TRATAMIENTO: Existe un fármaco antiviral, el aciclovir, que ha demostrado ser eficaz incluso durante el desarrollo de la enfermedad. Se indica solo en algunos casos especiales como menores de un mes de edad.
5º ENFERMEDAD:
Esta enfermedad es más frecuente en verano y está provocada por el Parvovirus B19.
SÍNTOMAS: Después de tres días de fiebre, baja la temperatura y aparece la erupción, caracterizada por puntitos de color pálido en el tórax y la cara. Desaparece en un día. COMPLICACIONES: No las hay. CONTAGIO: La causa es el virus Herpes VI, que con frecuencia es transmitido al pequeño por un adulto portador sano. Durante los seis primeros meses, el niño está protegido por los anticuerpos maternos. PREVENCIÓN: No existe ningún método. TRATAMIENTO: Sólo antitérmicos, para hacer bajar la fiebre.
SÍNTOMAS: La erupción aparece en el rostro y, después, en los brazos y muslos. El exantema puede reaparecer, incluso después de una primera fase de remisión, por lo que esta enfermedad puede confundirse con una alergia. La exposición al sol suele aumentar la erupción. COMPLICACIONES: No las hay. CONTAGIO: Se produce a través de la saliva durante la semana que precede a la erupción, y el riesgo desaparece cuando surgen las vesículas. Dura 1-2 semanas. Se cura sola y proporciona inmunidad. PREVENCIÓN: No existe una vacuna. TRATAMIENTO: Tan sólo se debe combatir la fiebre y el prurito.
Dra. Sabrina Martin Médica pediatra MP 9131
6º ENFERMEDAD:
Afecta al niño antes de los dos años, provocando fiebre que puede elevarse por encima de los 39 grados.
enfermedades EXANTEMATICAS 9
Sana, sana...
Los cuentos de la Abuela y el futuro de nuestros hijos Es indudable que uno de los temas de preocupación en la educación de nuestros niños, es la necesidad de incentivar en ellos el amor por la lectura y ayudarlos a ser competentes en la comprensión y producción de textos. Al investigar sobre este tema, me encontré con que algunos especialistas proponían, para favorecer desde la primera infancia, los dos aspectos mencionados anteriormente, la siguiente estrategia pedagógica: Comenzar por contarles, a los pequeños, "los cuentos que la abuela contaba", pedirles luego que cuenten el cuento que escucharon y ayudarlos a completar su relato, si fuese necesario, en las partes que no lo recuerden. Este simple ejercicio, posterior a la narración, planteado de manera natural, como parte del momento que estamos compartiendo con ellos, se lo denomina renarración o recuento. De esta manera no
sólo se logra fomentar el amor por la lectura, desarrollar en ellos la imaginación, la creatividad, la capacidad de expresión, sino también afianzar el vínculo afectivo y la comunicación con ellos. El ejercitar el recuento, les ayuda a incorporar el orden secuencial que tienen las historias. Este orden, favorece la apropiación de la coherencia que deben tener los textos, lo que permitirá que a la hora de inventar los suyos, pueda ser volcado en sus propias producciones. Luego, con el tiempo, la incorporación de esta coherencia textual se proyectará a otro tipo de textos y favorecerá su competencia en la comprensión y producción de los mismos. En homenaje a todas las abuelas, que sin saberlo inspiraron a importantes especialistas, en la elaboración de estrategias pedagógicas, me permito recordar que, el primer paso en mi formación como lectora fue dado en la etapa más genuina de mi vida, cuando tuve la suerte de conocer a
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una eximia narradora de cuentos: mi abuela, la cuentera. Era como un ritual, venía a mi casa los jueves al mediodía y se quedaba toda la tarde. Después de almuerzo, a la hora de la siesta, ella se sentaba siempre en el mismo sillón, yo elegía sentarme en el piso, y ahí venía mi pedido: - Abuela ¿Me contarías un cuento? Un brillo de complicidad aparecía en sus ojos e inmediatamente después empezaba con el inolvidable: “Había una vez…” No recuerdo cuánto tiempo pasábamos las dos, ella contando y yo escuchando, hasta que me decía:- Bueno, Laurita, este es el último; pero jamás se hizo rogar para contar. Me parece que así como yo disfrutaba de escuchar, ella lo hacía al narrar.Y fue así como esta anciana, sin saberlo, me inició en el amor por la literatura y en mi formación lectora.
Por todo lo dicho anteriormente, si alguna sugerencia puedo dar, para incentivar la lectura desde el hogar y ayudar a nuestros hijos en la comprensión y producción de textos, es contarles y leerles muchos y variados cuentos tradicionales y de autores, como así también los imaginados por los padres. Jugar con “volver a contar el cuento escuchado” (en este momento se podría incorporar la representación de los personajes e invitar a los chicos a realizar lo que ocurre en el relato con el juego teatral) Esta maravillosa actividad, para compartir con los pequeños, debería extenderse durante la escolaridad primaria; por supuesto adaptando el tipo de lecturas y/o narraciones a la edad de los niños, ya que aunque ellos puedan leer por sí mismos, estas experiencias generaran en ellos una motivación afectiva hacia el acto de leer, para que el vínculo niño-libro dure toda la vida.
“Cuando mi padre me leía, yo me recostaba sobre él y me volvía parte de su pecho o sus brazos. Y yo creo que los niños que son abrazados y sentados en las piernas -deliciosamente acariciadossiempre asociarán la lectura con los cuerpos de sus padres, con el olor de sus padres. Y eso siempre te hará lector. Porque ese perfume, esa conexión sensorial dura para toda la vida.”
Laura Estévez Prof. de enseñanza primaria y preescolar. Coordinadora de Laberinto. “La magia de la literatura” Talleres para niños. estevezla@yahoo.com.ar
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Ma... me contás un cuento?
El DraGón
FILIBERTO
El dragón Filiberto quiere dar un concierto e invita a sus amigos a escucharlo cantar pues ha ensayado tanto en su clase de canto que cree que está listo para un gran recital. Nadie falta a la cita en un claro del bosque. Filiberto nervioso se dispone a cantar. Pero entonces ocurre que enormes llamaradas le salen por la boca sin poderlo evitar y le quema las plumas a un gorrión distraído, le chamusca la oreja a un conejo haragán. A una ardilla coqueta se le enciende el vestido y le incendia la cola a un zorro charlatán. Todos los invitados huyen despavoridos
y el pobre Filiberto ¡BUAH! se pone a llorar. Patalea en el suelo y no tiene consuelo: -No hay caso. ¡Qué fracaso! Nunca podré cantar. Al verlo deprimido y descorazonado una vieja lechuza lo quiere consolar y le dice en secreto que le dará un consejo para que sin peligro pueda por fin cantar. Otra vez Filiberto organiza un concierto aunque no es en el bosque sino en otro lugar. Pues siguiendo el consejo de la lechuza sabia dentro de una bañera el dragón cantará. Y así mientras lo escuchan cantar bajo la ducha el dragón Filiberto su sueño cumplirá.
Liliana Cinetto www.7calderosmagicos.com.ar