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Revista de distribución gratuita - Año 14 - Nº 102 -Agosto 2018
Editor Responsable:
Editorial Ábrete Sésamo. Directora: Jimena Garay. Editora: Silvana Ponce. Ilustración y Diseño: María Victoria Caruso. RR PP: María Inés Hernández. Web: Lorena Pouso. Colaboradores: Lic. Lucas Malaisi, Lic María Alejandra Carrizo, Dra Sabrina Martin.
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ABRACADABRA FUE DECLARADA
De interés educativo por la H.
Cámara de Diputados de la Provincia de Mendoza al recibir el Premio Pregonero 2011 por fomentar la lectura en los niños. Res. 481/11. Abracadabra también fue declarada de interés educativo por la Dirección General de Escuelas de la Provincia de Mendoza Res. 0425/09 De interés legislativo por la H. Cámara de Diputados de la Provincia de Mendoza - res. 1384/08. De interés provincial por la H. Cámara de Diputados de la Provincia de Mendoza - res. 428/12
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Las madres que hemos podido amamantar a nuestros hijos sabemos que este es a la vez un acto natural y un comportamiento que se aprende. Para que el proceso sea exitoso es fundamental el apoyo de la familia, de las personas de nuestro trabajo y de las instituciones gubernamentales en la promoción y protección de la lactancia materna. Desde Abracadabra queremos destacar ese tiempo único e irreemplazable, en el que con palabras y caricias les damos un alimento no solo para el cuerpo sino también para el alma. Siempre que las circunstancias nos lo permitan, podemos intensificar el vínculo que se genera al darles la teta: un lugar tranquilo y templado, un sillón cómodo con una luz tenue y una música tranquila pueden sumar para crear el ambiente ideal. Lo importante es que ese sea nuestro momento a solas con el bebé y que podamos poner en pausa todo lo demás para darnos el tiempo que la situación lo requiera, porque es durante el amamantamiento cuando el bebé escucha los latidos de nuestro corazón -al igual que lo hacía en el útero-, siente nuestra tibieza y recibe nuestro amor en su máxima expresión. Equipo Abracadabra
Editorial
Un niño que escuche de su entorno adjetivos positivos hacia su persona, tenderá a valorarse y a tener una autoestima saludable. Contrariamente, aquel que reciba mensajes negativos abrigará una identidad empequeñecida y vulnerable.
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Como ya todos sabemos, estos no son tiempos fáciles para los padres, pero tampoco lo son para los hijos. Los modelos con los que fuimos educados los adultos, no parecen tener la misma aplicabilidad con los niños de hoy. Sin ahondar en los profundos cambios que experimentó la familia en el último veinteno, podemos mencionar como consecuencia de una realidad económica, el que ambos padres deban trabajar, y duro, lo que trae aparejado menos tiempo para dedicar a sus hijos, quienes quedan solos o al cuidado de un ajeno a la familia, o encerrados en las casas entre la pantalla de TV y de la compu, pues, en la mayoría de los casos, ya no es seguro que jueguen en la calle al futbol o al elástico.
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Asimismo, la educación formal se vio lesionada en sus funciones socializadoras y formativas. A esto, hoy se le suma un tercer y muy envilecido germen como son los medios masivos de comunicación. Este, enceguecido por el lucro, inocula hipocondría en padres y madres, genera necesidades de consumo, modifica hábitos y cubre casi hasta el último ser humano con un manto de exigencias inalcanzables, pues siempre hay algo mejor o más nuevo que comprar… En este contexto que no da respiro a padres ni madres, dejándolos agotados por mantenerse a flote, pareciera ser que el niño que buscamos es aquel que no traiga problemas, que no haga berrinches y que obedezca. Sin embargo, estoy seguro, este no es el deseo más profundo de los padres, ni aún el de los más estresados y cansados. Más bien diría, desean que sus hijos sean felices y saludables, seguros de sí mismos, considerados, respetuosos de la propia vida y la ajena, entre otras cualidades. Para ello, pongo a consideración algunos puntos cruciales de la Educación Emocional de los hijos. El comer, el beber e ir al baño son necesidades del orden físico, que todos tenemos. De igual modo, tenemos necesidades emocionales. Todos en diferentes medi-
das necesitamos sentirnos amados, respetados, incluidos, escuchados, considerados, desafiados (en el buen sentido), perdonados, felicitados, valorados, etc. La autoestima que todo niño necesita no puede comprarse en los supermercados, sino que se cultiva satisfaciendo dichas necesidades desde bebés. Durante la infancia, todas aquellas aseveraciones constantes acerca de su persona, se grabarán a fuerza de fuego en el niño, pasando a formar parte de su identidad. Aquella criatura que escuche de su entorno adjetivos positivos hacia su persona, tenderá a valorarse y tener una autoestima saludable. Pero aquel que reciba mensajes negativos abrigará una identidad empequeñecida y vulnerable. Su raciocinio inmaduro, por su condición de niño, no tiene los recursos para objetar y cuestionar la veracidad de las descalificaciones, y mucho menos, si provienen de sus seres más significativos, pasando directamente a ser adjetivos constitutivos de su ser, que más tarde eventualmente buscará cumplir autoproféticamente. Todos hemos escuchado decir a algún adulto: “Ignórenlo, solo está tratando de llamar la atención”. Esto sería como decir: “No lo abriguen, solo tiene frío. No lo alimenten, solo está hambriento”. Todos necesitamos atención y afecto. Amplísimos estudios denotan
fuertes perjuicios y hasta la muerte por falta de amor. Sin embargo, hay algo de cierto en este mensaje. Si a un niño solo lo miramos y nombramos para retarlo por algo malo que hizo, de seguro seguirá haciéndolo para recibir la atención que necesita y así satisfacer su necesidad emocional. Pero si le prestamos atención desde sus recursos y habilidades, lo felicitamos, valoramos y miramos sus aspectos positivos, él procurará relacionarse con su entorno desde sus aspectos positivos. Pero, en esta entrega de amor no debemos caer en el otro extremo. La sobreprotección es igualmente perniciosa, solo que sus consecuencias se evidencian más tarde en la vida. No se trata de evitarle las frustraciones al niño, sino de acompañarlo cuando las tenga. Saber que las frustraciones son propias de la vida y que -acorde a la edad- deben ser experimentadas. Es esta la oportunidad en la que el niño aprende a manejar el estrés, enojo, tristeza, etc. De hecho, el estrés cuando no es constante y en bajas dosis, es positivo. Asimismo, si satisfacemos todos los deseos de la criatura en forma inmediata, este no tendrá la oportunidad de vivenciar el deseo, traduciéndose en el futuro en una persona sin tolerancia a la frustración y hasta con abulia crónica. Frecuentemente esta actitud sobreprotectora es consecuencia
de sentimientos de culpa -por no compartir tiempo con los hijos-, intentos autorreparatorios –“que a mi hijo no le falte lo que a mí me faltó”-, el no poder tolerar el dolor propio del crecimiento en el niño y/o deseos de comodidad de los padres -que negocian cualquier cosa, con tal de que cese el berrinche-. Por otro lado, para acompañarlo y enseñarle más y mejores recursos con los cuales pueda resolver los problemas propios de la vida, propongo le enseñemos a simbolizar sus emociones. Se trata de proveerle un vocabulario de emociones, para que pueda expresarlas. En este punto es vital la empatía de los padres para decodificar qué siente el niño y así enseñarle cuando está enojado, triste, alegre, celoso, frustrado, atemorizado, confundido, etc. Diciéndole por ejemplo “lo que sentís es enojo”. Hablándole de las emociones, le enseñamos que es normal sentir vergüenza, enojo, miedo, etc. Así sabrá identificar las causas, los signos y sensaciones de cada una de ellas y principalmente, podrá nombrarlas. Preguntándole “¿Qué sentís?”, generamos el hábito en el niño de poner en palabras lo que siente, evitando que lleve sus impulsos a la acción o que exponga su cuerpo como canal de expresión somatizando sus afectos. Este es el famoso “poder curador de la palabra”, que permite que saquemos lo
que sentimos en palabras. Por último, un tema crucial de la Educación Emocional es la puesta de límites. Los límites crean realidad en el niño, determinan el territorio de aquellas acciones permitidas y las que no, crean valores y generan una sensación de seguridad y tranquilidad en el niño. Pero para ello, la clave es la claridad, firmeza y paciencia. Cuando existe un acuerdo manifiesto y profunda claridad por parte de los padres en aquello que está permitido y lo que no, esto es transmitido por ambos sin problemas al niño, quien lo recibe sin mensajes confusos o dobles. Pero si en lugar de ello, existen dudas o desacuerdos constantes entre estos, o un miedo a perder el amor del niño, este prontamente aprenderá a tomar ventaja de ello. La claridad del límite se manifiesta en la vehemencia del tono de voz, una mirada, un gesto, siendo esto más que suficiente, haciendo innecesario el grito o el golpe. Por otro lado, la paciencia es imprescindible para que el niño, a medida que descubre el mundo, pueda aprender lo que sus padres con amor le enseñan.
Mimos
para el alma
El poder curador de la palabra
Lic. Lucas Malaisi Psicólogo. Autor del libro “Cómo ayudar a los niños. Educación Emocional"
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s e t e b Dia il t n a f n I La diabetes infantil (DBT) es la segunda enfermedad crónica más común en la infancia. Antiguamente era una patología propia de adultos pero con el crecimiento del índice de obesidad infantil, asociado a una vida sedentaria y a los malos hábitos alimenticios, los casos de diabetes entre niños y niñas han aumentado considerablemente. Alimentarse de modo sano y adoptar estilos de vida saludables constituyen una fuerte defensa frente a la enfermedad.
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Una enfermedad en ascenso
La diabetes (DBT) es una enfermedad que aparece cuando el páncreas no produce la insulina suficiente para mantener el nivel de azúcar en sangre dentro de los límites aceptables. Se ignora la causa, pero parece que se trata de una mezcla de factores genéticos y ambientales. ¿Cómo es ese proceso?
La insulina es una hormona que actúa como una llave, permitiendo que el azúcar que contienen algunos alimentos ingrese a la célula en forma de glucosa. Cuando no hay suficiente insulina, el nivel de glucosa en sangre aumenta porque no puede ingresar a la célula y luego es eliminada por orina. Si el organismo no puede utilizar el azúcar como energía entonces recurre a las reservas de grasa para poder realizar las actividades de cada día. Por esta razón los niños y niñas pierden peso cuando comienza su DBT.
En el curso de los años, la presencia continua de glucosa alta en la sangre puede dañar distintas partes del organismo, fundamentalmente los riñones, los ojos, los nervios de las extremidades, el corazón y los vasos sanguíneos. La diabetes no se cura pero puede llegar a controlarse, permitiendo una vida normal, colocándose la insulina que falta, siguiendo un plan alimentario y practicando actividad física. Papás atentos: síntomas y cuidados
Para los más chiquitos es muy difícil reconocer y expresar cómo se sienten, por eso los grandes tenemos que ayudarlos y estar alerta a lo que les está pasando. Cuando aparece la enfermedad: . Tienen hambre y sed aunque coman y beban mucho. . Pierden peso sin saber porqué. . Tienen ganar de orinar todo el tiempo.
Sana, sana
. Se cansan muy seguido. . Les cuesta conciliar el sueño. . Pueden presentar cambios en su comportamiento: pelear más con hermanos o compañeros, volverse caprichosos, enojarse con facilidad, apegarse mucho a alguno de los padres, si son más grandes hacerse los bebés o querer hacer cosas que hacían cuando eran más chicos, insistir en dormir con los padres. Afortunadamente, la DBT es una enfermedad que podemos controlar si seguimos el tratamiento adecuado. No es preciso que los papás renuncien a sus trabajos para permanecer todo el día al lado de su hijo. Con ayuda del equipo de salud podrán aprender a realizar los cuidados necesarios y paulatinamente retomarán sus actividades cotidianas. Es importante que varios miembros de la familia participen del tratamiento porque cuando un solo adulto es el responsable,
puede sentirse agotado o sobrecargado, afectando los cuidados del niño pequeño. El tratamiento
Es indispensable lograr un equilibrio entre los componentes del tratamiento de la DBT: . Monitoreo . Insulina . Alimentación sana . Actividad física . Educación diabetológica Monitoreo
La glucosa debe medirse todos los días de la semana y en varios momentos del día. Los resultados deben ser anotados cada vez que se haga. Al principio, los padres seguramente necesitarán ayuda del médico o de la enfermera, luego podrán hacerlo solos. Tienen que estar atentos a los niveles altos o bajos de glucosa y si estos se repiten varias veces en las anotaciones que hicieron deben comunicarlo al médico inmediatamente.
no que los papás planifiquen y organicen las comidas con ayuda de su médico y/o nutricionista hasta sentirse seguros de poder hacerlo solos. Los niños y niñas con DBT no necesitan dietas especiales pero sí alimentarse de manera saludable, combinando bien los alimentos y respetando siempre sus horarios.
La alimentación es muy importante a la hora de controlar la enfermedad y es bue-
Ministerio de Salud Gobierno de Mendoza.
Actividad física
La actividad física y el ejercicio son un componente muy importante del tratamiento porque contribuyen a regular mejor la glucemia debido a que durante la actividad física se produce un consumo mayor de glucosa. A medida que crecen, los niños pequeños se vuelven más activos y con más energía física; es saludable que, como todos los niños, jueguen y se muevan realizando actividades como andar en bici o en triciclo, jugar en la plaza y correr. Es común que después de jugar necesiten una siesta para recuperarse. Educación diabetológica
Alimentación
enfermedad, la familia comienza a recibir diferentes opiniones, información y consejos, todos bien intencionados pero que a veces producen miedo, confusión y hasta mayor preocupación. Por eso, participar de encuentros educativos, en los que los papás puedan preguntar y aprender más sobre la DBT, será una actividad importante que ayudará a tratarla.
Aprender, compartir experiencias, no quedarse con dudas: de esto se trata la educación diabetológica. Cuando aparece la
¿Cuántas diabetes existen?
Tipo I: En el niño, casi el 90% padece una diabetes mellitus tipo 1 debido a un déficit de producción de insulina, de origen genético. Tipo II: Generalmente comienza en la edad adulta pero a causa de la obesidad y el sobrepeso, actualmente se observa también en niños y jóvenes. Para prevenirla es muy importante controlar el peso, llevar una alimentación adecuada y saludable y practicar deportes o ejercicios. Diabetes gestacional: Afecta a embarazadas y en la mayoría de los casos desaparece después del parto. Es muy importante el control durante el embarazo y observar el peso de su hijo a lo largo de los años.
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Sana, sana
Amamantar:
placer y salud Volviendo a las buenas costumbres que en algún tiempo fueron olvidadas, hoy los especialistas fomentan la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses, la incorporación de la alimentación complementaria oportuna a partir de esa edad y el mantenimiento de la lactancia materna hasta los dos años o más.
Ya nadie pone en duda que la leche materna es el mejor alimento para el recién nacido. Sus nutrientes aportan al bebé todo lo que necesita para crecer durante los primeros meses de vida y también ofrecen una protección inigualable frente a las enfermedades.
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Sin embargo, para que este vínculo entre la madre y su bebé sea placentero, existe
una serie de recomendaciones que es importante tener en cuenta. Una de ellas está relacionada con la posición ideal para amamantar. Si bien la Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja algunas posiciones específicas, lo importante es elegir el modo en que tanto la mamá como el bebé se encuentren relajados, cómodos y en actitud de “disfrute”.
Las posiciones
No importa la preferencia de la mamá por estar sentada o acostada sino que lo haga con la espalda cómodamente apoyada, los músculos del cuello en descanso y las piernas acomodadas de manera que no “cuelguen” (apoyadas sobre una silla o una tarima). En ese momento es necesario evitar las tensiones, ya que esto interfiere en la salida de la leche.
Otro aspecto importante es la postura del niño. Los expertos recomiendan que la línea de la espalda y el cuello sea continua y que el cuerpo del bebé esté pegado al de su madre. En tanto, la boquita debe estar bien abierta tomando la mayor parte posible de la areola; el labio inferior, evertido y el mentón, pegado al pecho. Por último, la cabeza debe apoyar sobre el brazo materno, evitando que quede en el aire y las piernitas del bebé deben reposar sobre la mamá o un almohadón, sobre todo en los primeros meses, para que el bebé se sienta contenido. Para lograr esta posición, hay que aprovechar tres reflejos importantes presentes en el amamantamiento. Por un lado, en la madre el reflejo de “erección del pezón” y, por otro, en el bebé los reflejos de “búsqueda” y “succión”. Este reflejo se estimula en el bebé jugando con el pezón sobre sus labios. Esto provocará en la madre la erección del pezón, favoreciendo la prendida. Además del aporte nutricional, dar la teta es una forma de dar al niño contención afectiva y cariño. Si tenemos en cuenta que el bebé dentro del vientre está protegido y calentito, el abrazo materno no solo
le da sostén sino que le permite sentirse abrigado y seguro. Por otra parte, y si bien al principio el bebé duerme mucho, a veces incluso mientras se alimenta, busca la mirada de la madre y se regocija en ella. De este modo se va formando y fortificando ese vínculo madre – hijo. ¿Y el papá?
Si bien el acto de mamar es un vínculo entre la madre y su hijo, no debemos olvidar que en esta relación también hay, en la mayoría de los casos, un padre presente. En el amamantamiento, esta figura es pilar y sostén fundamental. La presencia del papá permite mayor fluidez en la relación madre–hijo. El alivio de tensiones que produce la presencia paterna (o de familiares que cumplan esta función) favorece enormemente la tranquilidad materna. Además, el apoyo paterno es también muy importante en el descanso físico de la madre, ya que el gasto energético en este período está ampliamente aumentado. Por ello se recomienda que se alimente bien y aproveche los momentos en que el bebé duerme para descansar también ella.
Cómo sabemos que el bebé se está alimentando bien
En la mayoría de los casos, la deglución es audible y mantiene un ritmo parejo, lo cual es una buena señal. Si bien es un error controlar el tiempo por reloj para amamantar; debemos considerar la duración teniendo en cuenta que la leche va cambiando en el transcurso de la mamada, aumentando hacia el final su contenido en grasa (la que permitirá mayor saciedad y aumento del peso corporal). Por eso, para los bebés que se duermen mientras son amamantados se recomienda que la mamá ofrezca solo un pecho por vez, intercalando en cada toma, para que el niño ingiera la leche “del final”. Si un bebé aumenta su peso día a día durante el primer semestre, independientemente del valor de las tablas control, deben priorizarse la dirección de la curva de crecimiento (única para cada niño) y descartar otros problemas (error en la técnica de medición, mala prendida, etc.) antes de incorporar complementación o reemplazar la teta con fórmula láctea u otro tipo de alimento. También es importante controlar que el niño orine regularmente y que la orina no
sea concentrada. En relación a las heces, los primeros meses tendrá como mínimo tres deposiciones diarias. De todos modos, hay que recordar que siempre hay una pérdida normal de peso de hasta un 10% en los primeros 10 días de vida. Preparar y cuidar las mamas
. Alrededor de la areola se encuentran las glándulas de Montgomery, que son las encargadas de lubricar el pezón. Al utilizar jabones, esta secreción se elimina permitiendo la aparición de grietas. . No realizar más conductas agresivas como cepillado del pezón, limpieza con jabón, detergente, etc. . Solo es necesario utilizar agua, leche, aire y sol (ALAS).
Dirección Provincial de Maternidad e Infancia Consultas: dpmimza@mendoza.gov.ar
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Lecturas
o c i g El regalo má
e r b o p o t i j e n o c del
Al volver a casa, un conejito encontró a una ovejita muy viejita y pobre que casi no podía caminar. “Dame algo, por favor”, le dijo. El conejito no tenía nada, salvo unas ramitas que le había dando un mago, pero como eran
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mágicas se resistía a dárselas. Sin embargo, recordó como sus padres le enseñaron desde pequeño a compartirlo todo, así que sacó una ramita del saco y se la dio a la oveja. Al instante, la rama brilló con mil colores,
mostrando su magia.
El conejito siguió contrariado y contento a la vez, pensando que había dejado escapar una ramita mágica, pero que la ovejita la necesitaba más que él. Lo mismo
le ocurrió con un pato ciego y un gallo cojo, de tal forma que sólo le quedaba una de las ramitas. Al llegar a casa, contó la historia y su encuentro con el mago a sus papás, que se mostraron muy
orgullosos por su comportamiento. Y cuando iba a sacar la ramita, llegó su hermanito pequeño, llorando por el hambre y también se la dio a él. En ese momento, apareció el mago con un gran estruendo y le preguntó al conejito: ¿Dónde están las ramitas mágicas que te entregué? ¿Qué es lo que has hecho con ellas? El conejito se asustó y comenzó a excusarse, pero el mago le cortó diciendo: ¿No te dije que si las usabas bien serían más mágicas? ¡Pues sal fuera y mira lo que has hecho!
Y el conejito salió temblando de su casa para descubrir que a partir de sus ramitas ¡¡todos los campos de alrededor se habían convertido en una maravillosa granja llena de agua y comida para todos los animales!! Y el conejito se sintió muy contento por haber obrado bien y porque la magia de su generosidad hubiera devuelto la alegría a todos.
Autor: Pedro Pablo Sacristán www.cuentosparadormir.com
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