Esta Voy a
Recuperarte
Alexia Andrade 1
Esta Noche Voy a Recuperarte
Secuela Esta Noche Voy a Olvidarte
SINOPSIS
Estoy decidido a recuperarla. Tal vez me alejé de ella por dos semanas, pero eso no quiere decir que voy a dejar de luchar por ella. Por nosotros. Esteban no está a punto de olvidar a Analise, pero la noche en que juega todas sus cartas y está dispuesto a hacer lo que sea con tal de recuperarla, una tragedia los golpea. ¿Será éste el final para ellos? ¿Habrá Analise esperado demasiado y ahora es demasiado tarde?
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Esta Noche Voy a Recuperarte
Capitulo 1
Esteban
ANTES Había sido un día genial. El sol estaba en el cielo con la suficiente fuerza para hacer el día agradable. Habíamos estado paseando por la bahía, nuestras manos entrelazadas balanceándose entre nosotros mientras observábamos los pequeños puestos donde vendían cosas de la zona. Le compré a Lis una pulsera que le había encantado hecha de trozos de conchas y pequeñas caracolas rosadas que de inmediato puse en su mano. — Es hermosa — Me sonrió viendo su mano y luego mirándome a mí. Me incliné y la besé, no quería que este día acabara nunca. Quería ver sus ojos brillar así todo el día. Todos los días. Cuando cayó el atardecer ella se apoyó sobre la barandilla para ver el agua moverse y observar a las gaviotas volando encima de ellas. La rodeé con mis brazos e inspiré el olor de su cuello. Ambos teníamos que ir a estudiar, pero no quería separarme de ella. Se dio la vuelta y tocó mis labios con su dedo. Nos besamos, lentamente, solo un movimiento de labios sobre labios. Entonces profundicé el beso y ella suspiró contra mi— Te amo Esteban. Contuve el aliento. Mi maldito pecho se apretó. Recuerdos se precipitaron sobre mí. Recuerdos que había sepultado bajo capa tras capa de negación. Me separé un poco de Lis sintiéndome mareado. El aire no llegaba a mis pulmones. La vi parada cerca de mí viéndose preocupada y confundida. Me sentí como un idiota. Pero no podía hablar. Apenas y podía respirar. La sensación de hundimiento se negaba a desaparecer. De alguna forma me las arreglé para decir— Se está haciendo tarde— Sin embargo apenas y pude mirarla. Ella solo asintió sin decir nada.
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El viaje a su casa estuvo lleno de silencios. Seguía sintiendo que el mundo se caía a pedazos sobre mí. La dejé en su puerta. Me invitó a entrar, pero un pude. No ahora. Me sentía en carne viva. Los recuerdos se negaban a desaparecer ahora que los había desenterrado y junto con ellos todos esos sentimientos que pensé habían desaparecido. Puse un beso en su frente y me alejé. Conduje por horas mientras el dolor se acrecentaba en mi pecho. No podía perderla No a ella también.
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Capitulo 2
Analise
DESPUES Día 12 Lo siento mucho Analise, sé que aun no han pasado las dos semanas que dije, de hecho sé que solo han pasado una semana y cinco días, créeme, he estado contando, pero nunca he sido conocido por ser paciente ¿Verdad? Tú lo sabes. Porque además de haber sido mi novia también eres mi mejor amiga. Me conoces. Como nadie. Pienso que si te hubiera dicho todo antes jamás hubiera pasado lo que pasó. Pero entiendo ahora que tal vez sucedió por una razón. Que tal vez si esto no hubiera pasado, nunca me hubiera dado cuanta de cuanto te necesito. No tienes que devolverme el mensaje. Solo necesitaba alguna clase de conexión contigo antes de volverme loco. Espero que estés bien, yo mientras tanto seguiré contando los días hasta que pueda verte.
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Capitulo 3
Día 13 Analise, pensaras que en este punto ya deje de enloquecer. Pero es peor cada día. Se suponía que el mensaje de ayer era el único que iba a mandarte. Le dije a Luis que escondiera mi celular para asegurarme de no hacerlo. Pero simplemente no pude aguantarme mas. Luis casi me golpea. Otra vez. Lo siento. No quiero molestarte. Si ya no quieres que siga haciéndolo solo tienes que decírmelo y dejaré de mandarte mensajes. Aunque me mate. Lo haré. Solo dímelo y lo haré.
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Capitulo 4
Día 14 No me llegó ningún mensaje tuyo, ¿Eso quiere decir que no te importa que siga enviándote mensajes? Eso espero. Quería contarte que hoy hice algo que debería haber hecho hace mucho tiempo. Fue gracias a ti. Tú me diste la fuerza para hacerlo. Me di cuenta de que no podría seguir adelante hasta que lo hiciera y me alegro de haberlo hecho. Estoy listo para contarte todo. Solo espero que quieras escucharme.
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Capitulo 5
Analise, hoy fui a tu casa. Pero no estabas allí. ¿Estas con tu hermana? Sé que Rebeca no es mi mayor fan y lo entiendo. Yo tampoco dejaría a mi hermana con un idiota como yo, pero necesito verte. Por favor. Solo he sobrevivido estas dos semanas porque sabía que al final podría verte. Pero ahora… ***
— ¿Estas segura de esto? Suspiré y dejé de mirar mi celular. Había leído su mensaje tantas veces que ya me lo sabía de memoria. Justo como me sabía todos los demás. El primer día que me había enviado un mensaje casi no pude dormir. Sus palabras ardían en mi cerebro. Incluso podía escuchar su voz en mi cabeza mientras leía sus palabras. — No sé que mas hacer — Suspiré apagando mi celular para evitar seguir mirando la pantalla. Rebeca se sentó a mi lado y apretó su mano sobre la mía. — Sabes que siempre te apoyo en todo lo que hagas, pero no quiero que te arrepientas por esto después. Le había contado todo a Rebeca después de hablar con Esteban. Como me lo había encontrado en ese pub, como me había tomado en sus brazos para evitar que siguiera bailando con esos chicos y avergonzándome a mí misma. Las cosas que me había dicho, como había admitido que había besado a esa chica. Todo.
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Habían pasado exactamente dos semanas desde esa noche y cuando me di cuenta esta mañana me puse tan nerviosa que casi vomité. No pensé mucho en lo que estaba haciendo, simplemente tomé mi mochila y me vine a casa de Rebeca. Sabía que esto contaba como que me estaba escondiendo pero, ¿Que se suponía que hiciera? Estaba asustada. Hice todo lo que pude para llenar el vacío que de pronto sentí dentro de mí después de que nos separamos. Salí con mis amigas, quedé a comer con Rebeca casi todos los días, reí como no había reído hace tiempo, sin preocupaciones ni tristezas. Sin embargo su voz me seguía a todas partes donde fuera. — Dos semanas — Había dicho. —Voy a alejarme, a darte tu espacio, pero solo por dos semanas. Luego voy a volver para recuperarte. Aunque sea lo último que haga. Él había cumplido con lo que había dicho. Me dio tiempo para calmarme, para digerir lo que había pasado. Casi había olvidado el vacio que sentía por dentro. Hasta que había recibido su mensaje. Me había sentido en carne viva ese día porque parte de mi se había preguntado si se arrepentiría de lo que había dicho, que él tal vez no volvería y no sabía si sentirme aliviada o decepcionada por eso. — Yo solo… Necesito más tiempo Rebeca. El hecho era que ya no sabía si podía confiar en él. Había salido corriendo a besar a otra chica cuando le dije que lo amaba, ¿Qué pasaría cuando peleáramos por otra cosa? ¿El saldría y se acostaría con otra chica? Si él no me amaba ¿Por qué no solo me lo dijo? — Esta bien — Dijo ella poniendo ahora ambas manos encima de la mi — Puedes quedarte todo el tiempo que quieras. Solo quiero lo mejor para ti.
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Capitulo 6
Analise, te extraño. Extraño tu risa. Tu sonrisa. Extraño preguntarte como fue tu día. Oír tu voz. Extraño oírte cantar en el auto mientras conducimos a algún lugar, simplemente… te extraño. Me doy cuenta ahora de lo estúpido que fue decirte que volvería en dos semanas. Solo debí decirte todo ese día. Tal vez eso no hubiera cambiado nada, tal vez aun así no me hubieras perdonado, pero al menos sabrías la verdad. Por qué hice lo que hice. Por qué escapé como un idiota. Seguiré insistiendo aunque no quieras verme. Acamparé en tu casa si eso es necesario, pero no me rendiré. Seguiré esperando. ***
— ¿Aun está allí? Rebeca levantó la cabeza lo suficiente como para mirar sobre la ventana de su auto sin que fuera demasiado visible. — Sip, y no creo que vaya a moverse pronto. Suspiré y arrastré mis piernas para poder recostar mi cabeza encima de mis rodillas. Estábamos casi frente a mi casa, pero no habíamos salido del auto. Había pensado que para este tiempo él ya se habría ido. Su mensaje me había llegado hace más de 6 horas, pero él aun seguía aquí. Si no fuera realmente necesario no habríamos venido hoy. Pero había salido con tanta prisa de mi casa que había dejado casi todas mis cosas allí. Cremas, cepillo de dientes, ropa interior… también necesitaba algunos de mis cuadernos para poder estudiar. No pensé que él decía la verdad sobre quedarse aquí durante tanto tiempo. — ¿Qué vamos a hacer? — Preguntó Rebeca mientras se arrastraba por su asiento hasta que ya no era visible desde fuera del auto.
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— Esperar, supongo. — No podemos hacer eso. ¿Qué tal si él se queda a dormir aquí? — ¿Crees que lo haría? — No lo sé, tú lo conoces mejor que yo. Me atreví a mirar por su ventana. Esteban estaba sentado delante de mi puerta, su cabeza estaba apoyada sobre ella, sus ojos cerrados como si estuviera durmiendo. O tal vez solo estaba cansado. No quería hacerle esto, odiaba hacerle esto, pero necesitaba proteger mi corazón, porque no sabía si podría volver a pasar por lo mismo otra vez. Le había bajado al volumen de la música en cuanto Rebeca había visto a Esteban, pero aun podía escuchar el murmullo y cuando noté que canción estaba sonando mi estomago se apretó en nudos. Esa canción me traía demasiados recuerdos, pero recordé una cosa en especial. Antes de que empezáramos a salir, cuando solo éramos amigos, Esteban había llegado a mi casa con dos entradas en sus manos. — ¿Qué… — Me detuve en medio de la oración cuando lo vi — ¿Esas son lo que creo que son? Esteban sonrió— Lo son. — ¿Cómo las conseguiste? Se agotaron hace meses. De hecho, se habian agotados el primer día que habian salido a la venta. Lo sabía porque había estado al pendiente de eso. No había alcanzado a juntar el dinero a tiempo para comprarlas. Un destello de timidez pasó por sus rasgos. Pasó una mano por su pelo y se aclaró la garganta — Los compré el primer día que salieron. Son para hoy. Siento habértelo dicho con tan poca antelación. — ¿Estas jugando? No importa para cuando son. Son entradas para ver a Katy Perry. Es increíble. — ¿Si? — Por supuesto.
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— Bueno — Él me las entregó y ni siquiera pestañeé mientras las daba vuelta en mis manos para poder verlas por todos lados — Espero que las disfrutes. Fruncí el ceño — ¿Tu no vienes conmigo? — No, yo las compré para ti. Puedes ir con quien quieras. — Pero tú las compraste. Tienes que ir también — Además eran dos entradas. Y él las había comprado. Tenía sentido que él fuera también. — No, no tienes que hacerlo Lis… — Vamos — Tomé su mano y lo saqué de la casa antes de que pudiera seguir discutiendo. tuve que devolverme cuando recordé que tenía que llevar al menos una chaqueta para más tarde y mis llaves. Pero por suerte aun no había cerrado la puerta. Estaba extasiado cuando hicimos la fila para entrar. Siempre había amado las canciones de Katy Perry, su ritmo y sus letras pegajosas. Pero nunca había pensado que podría ir a alguno de sus conciertos. Sobre todo cuando nunca alcanzaba a juntar el dinero y cuando lo hacia lo gastaba en otra cosa que necesitara mas. Mientras esperábamos nuestro turno hablamos como nunca habíamos hablado antes, de todo y de nada al mismo tiempo. Me reí un montón y supe que nunca habría sido lo mismo si hubiera ido con otra persona. Cuando el espectáculo empezó grité con todas mis fuerzas mientras Esteban silbaba a mi lado. Mientras Katy Perry cantaba Hot And Cold nos giramos hacia el otro y cantamos cada palabra sonriendo como locos. La música resonaba a través de mi pecho y la adrenalina viajaba por mi cuerpo mientras todo el mundo saltaba y cantaba a nuestro alrededor. — Súbete. — ¿Qué? — Le grité a Esteban mientras él se agachaba un poco. — Te cargaré para que veas mejor. Negué con mi cabeza — No, voy a caer y morir. — No te dejaré caer — Rió — Vamos, súbete. Con gran escepticismo hice lo que dijo y Esteban me cargó encima de sus hombros como si no pesara nada. Me sentí como una gigante cuando él estuvo completamente erguido. Todo se veía… Espectacular desde esa altura. Me quedé en silencio mientras sonaba Teenage Dream y recargué un lado de mi cabeza contra la de Esteban. Deseando poder tener algo así. 12
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Dejé que las palabras se filtraran en mi corazón mientras él envolvía aun más fuerte sus brazos alrededor de mis piernas. Cuando llegamos a casa ya era de noche. Mi corazón aun saltaba alocadamente por toda la experiencia. Me dejé caer en mi sillón y esteban se sentó en el otro frente a mí. — Eso fue… increíble—Suspiré. Sonrió mientras sus ojos escaneaban mi rostro — Lo fue. — ¿Ves? Y tu qué no querías ir — Dije cuando recordé que había estado decidido a que llamara a alguna amiga para que me acompañara. — No las compré con la intención de hacerte pasar un día conmigo Lis, además Katy Perry no me gusta tanto como podría gustarle a unas de tus amigas. — ¿No te gusta? — Dije consciente de que estaba hablando como una niña pequeña. Él solo sonrió — Lo disfruto mucho. — Pero, acabas de decir… — Lo sé. — No entiendo, te sabes sus canciones. — Claro que me las sé — Sonrió — Las cantas todo el tiempo, incluso cuando no te das cuenta que lo estas haciendo. Como si siempre hubiera una canción en tu cabeza. Lo hacía. Mi mamá y Rebeca ya me lo habian dicho, aunque yo todavía no era muy consciente de eso. Hice un mohín — Debiste haberme dicho, no hubiera cantado como idiota todas esas veces en tu auto. — Claro que no, me encanta la forma en la que tus ojos brillan cuando cantas una de sus canciones, me gusta verte así. — Así que… ¿Fuiste a este concierto conmigo aunque nunca te gustó realmente su música? Me miró un minuto completo antes de responder. Sus ojos llenos de calidez mientras lo hacía— Valió la pena cada segundo.
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Capitulo 7
Te vi, ¿Sabes? Justo mientras te subías al auto de algún chico. Fui a tu campus tan pronto como pude salirme de mi última clase, corrí tan rápido como pude, pero aun así no logré alcanzarte. Sé que me viste, no te habrías ido de esa forma de no ser así. Pero está bien, aun no quieres verme. Seguiré esperando. ***
— ¿Estas segura de que estas bien? Asentí mientras mi corazón galopaba dentro de mi pecho. Puse una mano allí y presioné intentando que el dolor se detuviera. Solo habian pasado unos minutos desde que había entrado al auto cuando recibí el mensaje. Sentí mi rostro acalorarse mientras guardaba el celular dentro de mi mochila. Había estado tan sorprendida de verlo. Sabia que tendría que haber visto esto venir, pero no lo hice. Estaba tan preocupada de que él finalmente fuera a casa de Rebeca que ni siquiera había pensado que podía venir aquí. — Gracias por hacer esto — Le dije a Camilo y él solo asintió sin dejar de mirar hacia la carretera. No sabía que habría hecho sin él. Me había preguntado si quería que me llevara a casa e iba a decirle que no cuando había visto a Esteban parado fuera del campus. Y casi tuve un ataque al corazón. Camilo ni siquiera había hecho preguntas sobre porque me metí tan rápido a su auto y le dije que arrancara el auto de inmediato. — ¿Te llevo a tu casa? Pensé sobre eso. Podría ir y sacar mis cosas antes de que Esteban volviera, pero no quería arriesgarme, además, había comprado todas las cosas que me hacían falta y Rebeca me había prestado su ropa para no usar la mía cada día.
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Así que le pedí que solo me llevara a casa de Rebeca, que de todas formas quedaba mucho más cerca que la mía. le agradecí tanto a Camilo por lo que había hecho que casi tuvo que echarme del auto para que no siguiera haciéndolo. Cuando finalmente me bajé, miré hacia todos lados frenéticamente casi esperando que Esteban saliera en cualquier momento desde algún lugar. Cuando verifiqué que no había nadie en las calles, corrí hasta la puerta y casi caí dentro cuando Rebeca finalmente abrió la puerta. — ¿Estas bien? ¿Qué pasó? ¿Esteban está aquí? Rebeca corrió hasta la ventana para apartar las cortinas y poder mirar disimuladamente hacia afuera. — No — Me dejé caer en el sillón y cerré los ojos — Él estaba afuera del campus. — ¿En serio? — Sus ojos se agrandaron dejando caer la cortina y parándose frente a mí — ¿Qué te dijo? — Nada, me metí en el auto de un compañero de curso antes de que me alcanzara. — Lo siento — Susurró Rebeca haciendo que abriera mis ojos. — Está bien—Suspiré—Tendría que haber pensado que eso ocurriría. Caminó hasta la mesa y abrió una bolsas que estaban sobre ella — Tal vez la comida pueda ayudar ¿Tienes hambre? Compré comida china. Fui azotada por otra cantidad de recuerdos. Después de haber ido al concierto, Esteban se aparecía casi cada día en mi casa. Llevaba comida y entonces se quedaba a estudiar o ver una película mientras comíamos en el sillón. — Pensé que tendrías ganas de un poco de comida china—Dijo un día. Siempre tenía ganas de comida china. Era mi comida preferida. Me fui a sentar en una de las sillas y empecé a picotear de aquí y de allá mientras empezaba a repasar algunas anotaciones. Tenía un examen gigante en unos días y no podía darme el lujo de sacar una mala calificación. Él no dijo mucho y yo tampoco. Quería preguntarle que estaba pasando entre nosotros, pero esa pequeña rutina que habíamos desarrollado en los últimos días se habian convertido en lo único por lo que esperaba todo el día y no quería arruinarlo.
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Él sacó sus propios libros de su mochila y se puso a estudiar en mi alfombra mientras yo estudiaba en la mesa. Así que no dije nada. Tal vez solo estaba imaginando cosas en mi cabeza y él solo hacia esas cosas porque me quería como a una amiga. Nada más. Sin embargo fue a verme a la tarde siguiente. Hizo lo mismo al siguiente y el siguiente a ese. Se introdujo en mi vida rápidamente sin que me diera cuenta. Solo se hizo un espacio en mi rutina y pronto él mismo se convirtió en mi rutina. Impacientemente esperaba a que llegara la tarde solo para eso. O para verlo esperándome fuera del campus para hacer algo después. Generalmente para ir al parque y ver los niños jugar en los columpios. Siempre se reía de mí porque yo decía que me encantaría ir allí y subirme a los columpios. No importaba si era solo para niños. Esteban siempre terminaba retándome a que lo hiciera, pero nunca tuve el coraje necesario para hacerlo. Creo que sigo sin tener coraje para un montón de cosas.
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Capitulo 8
Supongo que para este momento tu hermana ya te contó que hablamos. En realidad, fue mejor de lo que pensé que sería. Sabia quería hacerlo desde hace tiempo, así que le pedí que me pegara, no te diré como terminó eso pero al menos pude preguntarle si estabas bien. Puedo vivir con lo demás si al menos sé eso. ***
Levanté la mirada de mi celular para mirar a Rebeca. — No lo hiciste. — ¿Qué? — Ya sabes qué. Rebeca me había dicho que lo había visto, pero no me había dicho sobre esto. Ella se mordió el labio y luego suspiró — Tenía la intención de hacerlo, pero luego lo miré bien y no pude. — ¿Qué quieres decir? Se sentó a mi lado y se quedó mirando mis ojos fijamente por unos segundos — Él solo me dijo que quería saber si estabas bien. Se veía tan… Triste, pero determinado a la vez. No lo sé, jamás lo había visto así. Mi pecho se apretó al oír sus palabras. No quería que estuviera triste, yo solo… no sabia que mas hacer. — Sé que ya te dije esto antes, pero ¿Estas segura de lo que estas haciendo? No, claro que no estaba segura. Por una parte moría por verlo, por abrazarlo, lo había extrañado también, había extrañado escucharlo decirme Lis, sabía que era mi culpa porque le había pedido que no lo hiciera, pero aun así dolía que no me llamara así. Incluso por medio de un mensaje. Pero por otra parte estaba muerta de miedo. Asustada de que solo me bastaría verlo para olvidar todo, para arrojarme a sus brazos, y no sabía si eso era lo mejor. Para mí, para él, para nosotros. 17
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Pero esta cosa nos estaba haciendo mal a los dos. Tenía que hacerlo algo. Porque ahora estaba haciendo todo mal. Froté mis ojos — No lo sé. Ella me abrazó — ¿Quieres volver con él después de todo lo que pasó entre ustedes? — Yo… — Suspiré. —Entiendo que estés confundida. Pero ahora que las cosas están más calmadas creo que solo tienes que tomar una decisión definitiva y seguir adelante. Tienes que hablar con él. Sabía que debía hacerlo. Había pensado en eso cada día. No podía seguir escondiéndome. Pero necesitaba estar segura de lo que iba a hacer. Había pasado muchas cosas con Esteban, me había enamorado de él cuando solo éramos amigos, cuando él se aseguraba de que llegara a casa segura, acompañándome hasta mi puerta y luego mandándome un mensaje para decirme buenas noches. Cuando me iba a esperar fuera de mi campus. Cuando me llamaba solo para preguntarme como había ido mi día. El día que me dijo que le gustaba como más que una amiga me puse tan feliz que ni siquiera esperé a que terminara de hablar para besarlo. Él se había reído y me había dicho que le gustaban las chicas que tomaban la iniciativa. — Tienes razón — Dije convencida — Quiero ser Miss Movin` On. Rebeca me miró confundida — ¿Quién? Hice una mueca — ¿No has oído la canción de Fith Harmony? Se rió y luego me dio un abrazo apretado — Te quiero Ani. Aunque a veces no sepa de qué demonios estas hablando. Me senté esa noche en mi cama sin poder dormir. Me sentía tan fuera de balance. Él había dicho que quería contarme todo. Había sentido ese día que nos separamos que había algo que quería decirme, pero finalmente no lo había hecho. ¿Qué pesaba mas? ¿Lo mucho que estaba asustada o lo mucho que sentía por él? Y fue así como tomé mi decisión.
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Capitulo 9
No has ido a tu casa en casi una semana. Sé que podría seguir insistiendo, que podría seguir viviendo en la entrada de tu casa, pero no quiero privarte de ir a tu propia casa. Podría seguir yendo hasta tu campus hasta que no tengas la oportunidad de escapar antes, enfrentar a tu hermana y decirle lo idiota que fui, lo inmaduro, y estúpido, rogarle y dejar que me golpee con tal de que me deje verte, lo seguiría haciendo porque eres mi vida Lis. Pero nada de eso sería algo que tu quieres, y ya no quiero ir en contra de eso. No quiero hacerte mas daño del que ya te he hecho. Tú no quieres verme. Entiendo eso. Pero necesito que me escuches antes de salir de tu vida para siempre. Necesito verte aunque sea una ultima vez, te esperaré todo lo que sea necesario, si vienes hablaremos, te diré todo. Pero si no… entonces entenderé, saldré de tu vida y no miraré hacia atrás. ***
Intenté inhalar y exhalar profundamente para poder vencer los nervios que se negaban a desaparecer de mi estomago. Estuve nerviosa desde el amanecer. Fui a clases y estuve tan distraída que casi me caigo por las escaleras. El solo hecho de que él me hubiera enviado ese mensaje esta mañana al mismo tiempo que finalmente había decidido que lo quería mas de lo que estaba asustada, me ponía aun mas nerviosa. Era como si los dos estuviéramos pensando en lo mismo. Cuando volví a casa apenas y pude comer. Mi garganta estaba demasiado cerrada y mi estomago se sentía tan pesado como una gran roca de playa. Estuve sentada en el sofá viendo televisión casi toda la tarde, esperando. Solo esperando. Sentí como si el tiempo se estuviera moviendo de una forma diferente este día. — ¿Quieres que te lleve? Tomé una respiración profunda y alisé mi bléiser con las manos. — No, necesito hacer esto sola.
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— ¿Estas segura? Asentí. Ella suspiró — De acuerdo, pero llámame si necesitas algo. Rebeca me acompañó para tomar un taxi y me abrazó tan fuerte que estuve tentada a decirle que me acompañara. Pero debía hacer esto sola. Tenía que hacerle frente de una vez. Y que pasara lo que tenía que pasar. Mientras iba en el taxi mi corazón latía como loco. Pum. Pum. Pum. El restaurant al que Esteban me dicho que fuera era muy hermoso y bastante privado. Un señor se me acercó y me preguntó el nombre de la persona con la que me iba a juntar y me guió hacia una mesa cuando le dije el nombre de Esteban a regañadientes. Al parecer él había hecho una reserva. Miré hacia todos lados mientras me sentaba y luego miré la hora en mi celular. Tomé un poco de agua mientras el tiempo pasaba, mis piernas estaban inquietas debajo de la mesa y no dejaba de juguetear con la correa de mi bolso cada vez que le echaba un vistazo a la hora. Pasaron 20 minutos, luego 20 más y cuando casi había pasado una hora y Esteban aun no llegaba comencé a ponerme aun más nerviosa. ¿Él se había arrepentido? ¿Ya no quería verme? ¿Se había dado cuenta de que yo no valía la pena? Cuando mi mente estaba a punto de colapsar con todas estas preguntas mi celular vibró en mi mano haciendo que mi corazón diera un vuelco. Miré la pantalla y el nombre de Luis brilló en ella. ¿Por qué estaba llamándome? — ¿Luis? — Analise. Tienes que ir al hospital—Su voz tenia un tono alarmado que de inmediato me asustó y empecé a pensar en lo peor. — ¿Qué? ¿Qué pasó? — Ya había saltado de mi asiento y empezado a caminar buscando algún taxi mientras mi mano tiritaba. Mi estomago se encogió cuando el nombre de Esteban salió de sus labios. — No sé bien lo que pasó, me llamaron diciendo que había estado en un accidente, pero estoy fuera de la ciudad, estoy tomando el primer bus que salé esta tarde, pero no estoy seguro de llegar a tiempo.
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— Voy para allá — Dije cuando hice detener un taxi y me subí rápidamente en el. Terminé la llamada y le di unos billetes al conductor para que me llevara lo más rápido posible al hospital. El solo asintió e hizo lo que le dije, conduciendo rápidamente a través de la ciudad. Pero eso solo duró unos momentos hasta que comenzó a moverse cada vez con más lentitud. — ¿Qué pasa? — Pregunté alarmada y a punto de enloquecer cuando se detuvo del todo detrás de todos esos autos — ¿Por qué no nos estamos moviendo? — Lo siento señorita, pero al parecer hubo una especie de accidente. Mi corazón se salió de control. Era ese accidente, ese accidente… Abrí la puerta del taxi consciente de que el conductor me había empezado a gritar por no bajarme por el lugar adecuado. Lo ignoré y empecé a correr. No podía esperar hasta que el tráfico se desvaneciera. No sabía que tan lejos estaba el hospital, pero no importaba. Tenía que llegar allí. Solo tenía que hacerlo. Corrí como jamás había corrido en mi vida, mirando las señales para saber si estaba yendo en la dirección correcta. Esteban tenía que estar bien, él… Oh Dios, no sabía lo que haría sin él en el mundo, en mi vida, si algo le pasaba yo… las lagrimas empezaron a salir en cuanto puse un pie en el hospital. Todo dentro era un caos, personas corriendo, ambulancias llegando con personas en camillas, habian enfermeros intentando hacerle reanimación a una persona allí, justo en la entrada del hospital. Mi sangre corrió helada cuando escuché a las enfermeras murmurar las palabras — accidente múltiple — Y que muchas personas habian resultado heridas. Llegué a la recepción y pregunté por Esteban, mi voz en un susurro roto hizo que la señora que estaba a cargo me mirara con… lástima. Y no sabía cómo era que aun seguía de pie. Me dijo el número de una habitación y simplemente volví a correr. Subiendo las escaleras corriendo, diciéndome que solo tenía que llegar allí, que todo estaría bien cuando llegara allí. Pero cuando llegué a la habitación y habian unas enfermeras poniendo a otra persona en la camilla pensé que podría enloquecer. — ¿Dónde está Esteban?
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Una enfermera que estaba viendo el pulso del paciente se compadeció y se giró para responderme. — Él paciente ya no está aquí. Lo siento. ¿Lo siente? ¿Lo siente? ¿Cómo que ya no estaba aquí? ¿Cómo que él… que él… Ella intentó decir algo mas, dando un paso hacia adelante para agarrar mi brazo, pero me escabullí antes. No era capaz de escuchar lo que estaba diciendo. Rompí en llanto saliendo a toda prisa de la habitación. Esto no podía estar pasando. No estaba pasando. Me detuve para apoyar mi frente sobre una pared cuando mis piernas se sintieron como que ya no podrían seguir sosteniéndome. Las lágrimas nublaban mi visión y todo mi cuerpo se estremecía por los sollozos que escapaban desde lo más profundo de mi cuerpo. Lloré mientras todo el mundo a mi alrededor se derrumbaba sobre mi.
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Capitulo 10
— ¿Lis? Había solo una persona que me llamaba así. Y oír su voz fue como despertar de una pesadilla horrible. Me di la vuelta tan rápido que todo en mi visión empezó a dar vueltas. Pero no importaba. Me estrellé contra sus brazos mientras él se arrodillaba para atraparme. La calidez de su cuerpo fue suficiente para hacerme estallar en una nueva ola de llanto. Esteban besó la cima de mi cabeza y me calmó cuando era yo la que debería estar haciéndolo— Shh, está bien Lis. Estoy bien. Me calmé lo suficiente como para apartarme un poco de su cuerpo. Y él se quejó cuando moví mi mano a través de su pecho. — ¿Estas herido? — Pregunta tonta. El había estado en un accidente. Por supuesto que estaba herido. Habian unos puntos mariposa en su frente y lucia adolorido. — Mis costillas están un poco magulladas, pero eso es todo. Pasé una mano por encima de su frente sin llegar a tocarlo realmente temiendo hacerle daño a sus heridas— Pensé que te había perdido — Susurré sintiendo como una lagrima rodaba por mi mejilla. Pasó su pulgar por allí delicadamente borrando la humedad de mi rostro y me abrazó mas fuerte a pesar de que sus costillas debían dolerle por el esfuerzo— No, nunca vas a perderme. Nunca. Mi pecho se apretó con dolor— Pero casi lo hice — Dije en medio de un sollozo— Me escondí, asustada de lo que verte podría causarme. Y dijiste que ibas a salir de mi vida. Todo esto es mi culpa. — No, escúchame Lis. Nada de esto es tu culpa. Nada de esto podría ser tu culpa. Yo empecé todo esto. En el momento en el que me dijiste que me amabas y yo no te respondí. — Esteban… — No, déjame hablar ¿sí? Todo lo que quiero ahora es que me escuches. Si ya no puedes seguir viéndome después de que diga todo, lo entenderé.
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Empecé de decir algo mas, sobre como no importaba lo que me dijera, que yo jamás podría querer no verlo otra vez, pero él puso un dedo sobre mis labios silenciándome. — ¿Por favor? Me miró profundamente, casi implorando y me quedé en silencio para poder escucharlo. — Sabes que mis padres murieron cuando era pequeño. Asentí, recordaba sus ojos cuando me había contado sobre ellos y el dolor que sentí al verlo sufriendo de esa forma aun se aferraba a mi corazón. — Ellos solían viajar mucho. Nunca pensé mucho en ello. Solía quedarme con mi abuela y eso me encantaba. Mis padres no eran muy cariñosos, pero el día de su accidente mi mamá me abrazó fuerte y me dijo que me amaba. Fue como si ella presintiera que algo iba a pasar. Intenté hacerlo callar. No quería que siguiera hablando sabiendo lo que esto le hacía. Ya entendía, no tenía que seguir hablando, pero él me detuvo nuevamente. — No, déjame seguir — Suplicó tomando mis manos en las suyas — Nunca dejé a las personas acercarse demasiado y ni yo mismo sabia siquiera por qué. Hasta ese día cuando me dijiste que me amabas, y estaba tan asustado. No quería perderte, como a mis padres. Así que inventé excusas para alejarte. Sabía que si yo te amaba tarde o temprano terminaría perdiéndote y no quedaría nada de mí cuando me dejaras. Porque para mí las personas que amas son las que siempre se van antes de que estés preparado. Empecé a llorar nuevamente. Porque lo entendía, tal vez antes de hoy no podría haberlo hecho. Pero pensar que la persona que mas amabas en el mundo podría apartarse de esa forma de tu vida para siempre era algo que no iba a olvidar fácilmente. — Ni siquiera había podido ir a la tumba de mis padres desde que murieron. Pero después de todo lo que pasó, no pude seguir haciendo como si eso jamás hubiera pasado. Tenía que hacerlo, tenía que hacerle frente si alguna vez iba a poder seguir delante de la forma adecuada. — ¿Fuiste a verlos? Asintió con una mirada en calma en sus ojos — Es lo que debería haber hecho hace mucho tiempo. Ahora sé que todo el miedo del mundo vale la pena si significa pasar el resto de mi vida con la persona que amo. Me quedé sin aliento — ¿Tu… me amas? 24
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— Dios, claro que si — Sonrió pasando su nariz sobre mi mejilla — Te he amado incluso desde mucho antes de estar juntos, desde que éramos amigos. Siento mucho no habértelo dicho antes. No haberte respondido lo mismo cuando tu me lo dijiste a mi. — Pero, pero… — Tartamudeé. — No habría corrido así de asustado si no te hubiera amado. Aun lo hago. Completamente — Se apartó un poco para poder mirarme adoptando una expresión seria — Pero si es demasiado tarde, voy a entender que ya no quieras estar conmigo. — Claro que no ¿Estas loco?— Lo aparté con una mano en su pecho con el ceño fruncido y me arrepentí de inmediato cuando su rostro se arrugó del dolor — Lo siento, lo siento. ¿Ves?, ya estoy haciéndote daño. Sonrió y mi corazón se llenó de amor al ver su rostro brillar — El dolor es bienvenido si eso significa que vas a estar a mi lado. — Siempre — Prometí. — Te amo — Susurró dentro de mis labios y entonces sonrió con tristeza. — ¿Qué? — Pregunté de pronto asustada de lo que estaba pasando por su cabeza. — Tenia todo esta cosa preparada en ese restaurant para cuando te lo dijera y ahora mira donde estamos. Negué con la cabeza — Es perfecto. Cuando me miró con escepticismo, añadí — No me importa el lugar, siempre que estemos juntos. ***
— No tienes que hacer esto. ¿Cómo están tus costillas? Negó con su cabeza sonriendo y acercándose para empujar el columpio nuevamente. Estaba disfrutando de este día y del aire golpeando mi piel mientras me columpiaba, pero todavía estaba preocupada por él. — Mis costillas están bien. Ya deja de preocuparte. Esperé hasta que el columpio volvió hasta donde él estaba para seguir hablando. 25
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— Estuviste en un accidente múltiple. Claro que me preocupo. Volvió a empujarme y cuando el columpio volvió otra vez hacia él e iba a seguir discutiendo, él tomó las cuerdas con sus manos y lo sostuvo para callarme con un beso. Me resistí al principio, pero él sabía lo que estaba haciendo. — Te amo — Dijo contra mis labios — ¿Te lo había dicho el día de hoy? — Mmm, creo que no lo suficiente. Sonrió — Pues te amo, te amo. Te amo Analise. — Yo también te amo, pero — Me detuve y lo miré — ¿Puedo pedirte algo? Me dio una mirada asustada y contuve la risa por su rostro — Por supuesto — Dijo sin embargo, seriamente. Puse mis manos detrás de sus orejas, acariciando su cabello y sonreí — No vuelvas a decirme Analise. Me gusta más cuando me dices Lis. El alivio llenó su expresión y se inclinó para besarme nuevamente — Lo que quieras Lis. Lo que quieras. — Mmm… ¿Qué tal si te pido que dejes de columpiarme y vayamos a casa? — Pregunté batiendo mis pestañas. Estrechó sus ojos sobre mí y bajó su voz para que solo yo pudiera escucharlo. Su voz sonando seductoramente bajo — Pensé que estabas preocupada por mis costillas. — Creo que tus costillas podrán soportarlo. — ¿Ah, sí? — Si. — ¿Estas segura? — Bueno — Dije bajándome del columpio y de sus brazos — Si no estas convencido… Alcancé a dar dos pasos hacia adelante antes de que sus brazos se envolvieran a mí alrededor levantándome del suelo y haciéndome girar — Yo no dije que no estaba convencido. — Bien — Sonreí — Entonces ¿Que estas esperando? 26
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—Solo un beso mas. —Bien —Me incliné para besarlo y entonces susurré en su oído — ¿Ahora podemos ir a casa? Se echó a reír — Si. Dejé salir el aire dramáticamente — Gracias a Dios. Tomé su mano para empezar a caminar pero me detuvo nuevamente tirando de su brazo para que me estrellara contra él— Ven aquí señorita impaciente — Me abrazó contra su pecho — Solo una cosa más. — De acuerdo. —Te amo. Prometo que nunca me cansaré de decírtelo. —Yo tampoco. Pero si no vamos a casa pronto voy a estar enojada contigo. Se puso a reír—Ahora, no queremos que eso pase ¿Verdad? Me besó profundamente en medio de ese parque para niños y ni siquiera me importó que alguien pudiera vernos. Lo único que importaba ahora era que finalmente estábamos juntos, y esperaba que fuera así por mucho tiempo mas.
FIN
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