¿Solo un Rumor?

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¿Solo un Rumor?


¿Solo Un Rumor? Libro #3 Serie ¿Solo Un Beso? By Alexia Andrade Copyright 2016 Alexia Andrade

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¿Solo un Rumor?


SINOPSIS

Julieta Rose ha odiado toda su vida a Sebastián, el más arrogante y desagradable chico de su colegio, pero entonces él tenía que venir y darle el mejor beso de su vida, hacerle pensar que se estaba volviendo loca al aparecer en cada lugar en el que ella estaba y por ultimo, pero no menos importante, pedirle ser su novia. Ahora, dejando atrás unas increíbles vacaciones llenas de risas, besos y un nuevo novio, Julie no sabe como reaccionar cuando rumores sobre ella se esparcen por los pasillos. Rumores. Estúpidos rumores. Pero ella no se dejará intimidar. No señor. Ella hará todo lo que esté en su alcance para que esto no la afecte. Pero una gran revelación pone su mundo de cabeza y lo complica todo…

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Capitulo 1

La vida es grandiosa. La vida es grandiosa, increíble y aterradoramente buena. Estos últimos meses con Sebastián han sido un torbellino de risas, salidas en la tarde, besos que roban el aliento y conversaciones a altas alturas de la noche que generalmente me dejan con sueño el resto del día. Lo que totalmente valía la pena. Nuestra conexión solo se hizo cada vez mas fuerte en vez de empezar a morir como pensé que haría. Hasta ahora las cosas han ido muy bien, pero bueno… he llegado a aprender que cuando las cosas van así de bien, algo tiene que ir mal inevitablemente. Y una vez que pienso en eso, creo que llamo a la mala suerte hacia a mi. Estoy sentada en mi cama escribiendo cuando mi mamá entra a mi habitación. Dejo mi cuaderno a un lado y alzo mi mirada mientras se sienta al borde de mi cama. Mi mente de inmediato entra en alarma porque ella nunca entra a mi habitación así como así. Siempre ha dicho que la habitación de alguien es su propio refugio y es muy cuidadosa con eso de cuidar de "mi espacio". — Quiero hablar contigo — Dice. Su expresión es tan seria que estoy tentada de decirle que hablemos otro día, pero asiento de mala gana y distraídamente comienzo a jugar con mi lapicera. Nada bueno jamás ha venido de la tan temida frase "quiero hablar contigo". — Bueno, ya que tú y Sebastián han estado saliendo por un tiempo… Mis ojos se abren de golpe — Mamá… — No estoy juzgándote Julieta, ustedes son jóvenes, yo también pasé por esto, es totalmente normal. Solo necesito saber si se están protegiendo… Oh Dios, permite que el suelo se abra y me trague. — Mamá, no es necesario que hablemos de esto ahora. En serio — Insisto, intentando repeler el deseo profundo de reprimir un gemido en mi almohada.

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Ella solo me sigue mirando, su rostro serio como si estuviera esperando a que simplemente le admita que Sebastián y yo… Maldición. Ni siquiera puedo pensar en ello aun. Pero está bien, solo voy a decirlo. Trago saliva. Solo tengo que decirlo y ya. Tomo un profundo respiro y me tapo los ojos con mis manos incapaz de mirarla mientras lo digo — Mamá, nosotros no hemos hecho nada. Me quito las manos para mirarla tan pronto como las palabras salen de mi boca, pensando que ella de seguro estará más tranquila con eso, pero su expresión sigue siendo la misma. Como si lo que acababa de decir en realidad no fuera importante. — Eso está bien cariño, solo recuerda que siempre voy a estar aquí para cualquier pregunta que tengas o si necesitas algo, que te programe una hora con el ginecólogo, solo dime y lo haré, sin preguntas. — Gracias mamá. A pesar de todo esta conversación en realidad no fue tan mala como había pensado. Se aleja y me sonríe antes de quedarse parada cerca de mi puerta—¿Vas a invitar a Sebastián esta noche para cenar? — Seguro. A mi mamá le encanta Sebastián. Lo que realmente no es sorprendente, ya que él me deja en casa exactamente a la hora acordada, ni un segundo mas ni un segundo menos. Me vuelve loca a veces. De acuerdo, la mayor parte del tiempo. La cosa es que creo que es mas que eso, que a mi mamá le cae bien Sebastián por otras razones. Ella sabe lo que pasó con su mamá, aunque se ha negado a darme detalles. Piensa que Sebastián me lo dirá cuando esté listo.

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No estoy muy segura. Aunque hemos hablado de un montón de cosas en estos últimos meses. Creo que ese es un tema delicado y no sé si Sebastián confié en mi lo suficiente como para contarme algo así de personal. Sebastián. Mi novio. La palabra aun me suena extraña, incluso cuando solo la pienso en mi fuero interno. No estaba en mis planes tener novio, al menos no todavía. Pero entonces Sebastián vino y… bueno, él no se dio por vencido, incluso cuando le hice creer que estaba saliendo con alguien más. Fue la mentira mas grande y loca que he dicho en mi vida. Y nadie mas que Sebastián y Sofi, mi mejor amiga en todo el mundo mundial, lo saben y prefiero que se quede así. *** El lunes temprano en la mañana estamos empacando para ir a la casa de mi abuela a quien no he visto desde que nos visitó la primavera pasada. Ella vive a casi dos ciudades de distancia. Por lo que cuando finalmente llegamos allí mi trasero duele como el infierno y hago una mueca de dolor mientras entramos. Me encanta la casa de mi abuela. Está llena de fotos de cuando mamá era pequeña, que fue hija única al igual que yo. Respiro el aroma a pastel de chocolate y sonrio feliz. Huele como el recuerdo que siempre tengo de ella. Me hace sentir como si tuviera cinco años nuevamente, cuando la vida era infinitamente mas fácil. La abuela viene desde la cocina y una gran sonrisa se cuela por su rostro — Llegaron justo a tiempo. El pastel está listo. Le doy un gran abrazo. Solo ahora que estoy aquí me doy cuenta de cuanto la extrañé todo este tiempo. Cuando me alejo de ella me está dando un mirada extraña, casi como si estuviera viendo a través de mi. Como lo hace Sebastián todo el tiempo. Maldición, ni siquiera he estado lejos de él mas de cuatro horas y mi mente ya está pensando en él. Nota mental para mi: ¡Concéntrate! — Te ves diferente cariño. Mis orejas arden con su comentario. Me encojo de hombros, pero mamá que había estado acomodando los regalos que trajimos para ella se acerca y me sonríe con complicidad — Tal vez es porque ya tiene novio. 6

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Dios mío. — ¿Tienes novio? — Pregunta la abuela sobresaltada — ¿Desde cuando? ¿Cuántos años tienes, 13? — Me mira a mi y luego se gira para clavar a mi mamá con una mirada de muerte — No puedo creer que le permitas tener novio, es demasiado joven aun. Por eso la sociedad está como está. — Ella ya es grande, yo empecé a salir con chicos desde los 14 — Replica mi mamá. — Si — Está de acuerdo la abuela casi apuñalándola con la mirada — Porque te escapabas por la ventana para salir. — Solo porque tu me prohibías salir. — Es lo que toda madre debe hacer con sus hijas adolescentes. Los chicos a esa edad no son mas que hormonas caminando por ahí. Mi mamá dice algo en respuesta y miro de una a la otra mientras discuten. Es como estar viendo un partido de tenis. Creo que ya olvidaron que estoy justo aquí. Es algo gracioso verlas así. Se supone que las madres son las que deben ser duras con sus hijas, le prohíban ir a lugares hasta altas horas de la noche y las abuelas sean mucho mas relajadas con sus nietas. Pero creo que ellas perdieron el memo y están haciendo todo al revés. Aprovecho que no me están prestando atención y camino en reversa lentamente a la habitación para poder revisar mi celular. Mi padre sigue afuera hablando con algún cliente y no creo que vaya a entrar pronto. Hablo con Sofi cerca de una hora y para cuando finalmente colgamos mi oreja está mas roja que un tomate. Luego le mando un mensaje rápido a Sebastián quien me había preguntado si ya habíamos llegado y luego lo apago. También quiero saber que está haciendo y donde está y… todo lo que quiera decirme, pero sé que si lo llamo o espero a que él lo haga probablemente nos quedemos hablando hasta el otro día… Dios, tengo la sensación de que estos días se me van a hacer real, realmente largos.

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Capitulo 2

Tan pronto como llegamos a la ciudad, voy a casa de Sebastián y mis nervios están a flor de piel. No le dije que vendría. Como lo predije fueron unas semanas real, realmente largas. Incluso aunque hablamos cada día. La ultima vez que hablamos, hoy en la mañana, le dije que no llegaría hasta la noche, por lo que su cara de asombro cuando me ve es incluso cómica. Sus ojos azules se ensanchan y su botella de agua, la cual estaba por beber, queda a centímetros de sus labios como si hubiera olvidado que está allí. — ¿Rose? — ¿Sorpresa? — Digo de pronto presa del pánico. ¿Que si no quería verme? ¿Que si iba a salir a algún lado… No alcanzo a terminar mis pensamientos cuando sus brazos están a mi alrededor y su rostro en la curva de mi cuello. — Rose — Murmura contra mi oído levantando todos y cada uno de mi bellos, poniendo todo mi cuerpo con piel de gallina. Me deja en el suelo solo el tiempo suficiente para inclinar mi cabeza hacia atrás y poner sus labios sobre los míos. Es un beso diferente de todos los que he experimentado, mi mente se nubla y mi rostro enrojece con la fuerza de sus labios. Cuando me alejo no puedo evitar tocar mis labios con la punta de mis dedos. Él me sonríe haciéndome super consiente de mi misma y luego nos guía hasta el sillón donde nos sentamos uno contra el otro. Pongo mi cabeza sobre su pecho y suspiro feliz. — Así que ¿Qué has hecho? — Pregunto jugando con uno de los botones de su camisa entre mis dedos. — ¿Además de extrañarte? — Me guiña un ojo de esa forma sexy que hace que mi corazón se vuelva loco. Ruedo los ojos mientras mi corazón retumba en mi pecho. — ¿Qué? — Pregunta mirándome — ¿No me crees? ¿Acaso tu no me extrañaste? Me encojo de hombros restándole importancia y su sonrisa se ensancha. Nos acomoda sobre el sillón de forma que estemos frente a frente. 8

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— Vamos, admítelo Rose— Demanda sonriendo, su voz llena de persuasión y sensualidad— Me extrañaste. Apuesto a que apenas y pudiste dormir pensando en mi. Ruedo mis ojos — No lo hice. — Estoy seguro de que si lo hiciste. — Eres tan presumido — Niego con la cabeza riendo, aunque es tan cierto lo que está diciendo que es vergonzoso. Posa sus manos sobre mis costillas y sus ojos brillan con malicia hacia mi — ¿Así que no lo vas a admitir? Sacudo mi cabeza — Nop. Veo la intención en sus bellos ojos claros y sé lo que pretende hacer mucho antes de que lo haga. Entrecierro mis ojos hacia él — No te atreverías. — Di que me extrañaste y no lo haré. — ¡Nunca! — Esas son palabras de lucha — Sus piernas se enredan contras las mías para que no pueda escapar y comienza a hacerme cosquillas. Grito entre risas, las lagrimas picando mis ojos mientras agito mis brazos e intento empujarlo para que se detenga, pero no lo hace. Diosito, ¿Por qué me hiciste tan cosquillosa? — Está bien, está bien. Te extrañé — Digo al fin, rindiéndome. Las cosquillas no se detienen sin embargo, solo disminuye su velocidad — ¿Qué dijiste? — ¡Que te extrañé! Se ríe y pone un beso sobre mi estomago. Cuando se aleja lo golpeo en el brazo — ¡Odio las cosquillas! — Lo sé — Sonríe colocando suaves besos en la curva de mis labios. El olor de ropa limpia y el jabón de su cuerpo llega hasta mi nariz y mi estomago se tranquiliza — Era la única forma de que lo admitieras. Porque yo si te extrañé. El ruido de alguien bajando las escaleras me sobresalta. Me levanto rápidamente del sillón, un poco avergonzada de haber reído tan fuerte y acomodo mi ropa. 9

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Con suerte mi risa no salió como la risa de una hiena. Dios, espero que no. Sebastián me había hablado sobre la señora Carmen pero hasta ahora no la había conocido personalmente porque estaba de vacaciones. Vuelvo mi mirada hacia ella y sonrio. Sé que ella cuidó de él incluso antes de que su madre muriera. Incluso mucho mas que su padre, a quien solo he visto en un par de ocasiones y que apenas reconoció mi existencia. Lo cual no me afectó demasiado. Pero sé que la señora Carmen es importante para Sebastián y quiero causar una buena impresión en ella. Aunque tal vez acabo de arruinarlo al aparecer aquí sin decirle a nadie. Maldición. — Esta bien Carmen. Te acompaño a la salida — Sebastián me mira a mí y luego sonríe hacia ella— Pero antes de que te vayas quiero presentarte a mi Julieta. — Soy Julie — Corrijo dándole la mano a la señora Carmen. Ella luce fresca y joven usando una camisa de mangas cortas de color vino, junto con unos pantalones de tela del mismo color y botas negras. Su cabello rojizo se mueve mientras agita mi mano con una sonrisa en su rostro. Sebastián le guiña un ojo — Si, soy el único que tiene permitido llamarla por su nombre completo. La señora Carmen sonríe — Me alegro de conocerte al fin Julie, Sebastián no para de hablar de ti. A ver, déjame mirarte — Ella toma mis manos en las suyas para mirarme de cerca y mi corazón empieza a latir como loco por su inspección — Vaya, eres hermosa. ¿Estás segura de que quieres salir con él? — Me pregunta guiñándome un ojo. Parpadeo varias veces por la conmoción, pero Sebastián pasa un brazo por mi cintura y me acerca hacia él — Oye, esto es un poco insultante — Se queja — Soy condenadamente guapo también. La señora Carmen deja escapar una carcajada y a continuación rueda los ojos — Sabia que dirías algo así. — Porque es la verdad — Dice él con una sonrisa ladeada. Ella bufa dejando ir mis manos — No, porque te conozco desde antes de que empezaras a ir al baño solo. 10

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Ambas nos echamos a reír a la vez y tengo que respirar hondo para poder detener mi risa. — Nada mejor que matar la pasión con una historia de cuando era pequeño — Rezonga él haciéndonos sonreír aun mas. Sebastián carraspea hasta que dejamos de reír y suelta mi cintura para poner un brazo encima de los hombros de la señora Carmen — De acuerdo, suficiente de avergonzarme. Creí que estabas apurada. Ella le da un sonoro beso en su mejilla y luego limpia con su pulgar la mancha que dejó su lápiz labial — Está bien, está bien, ya me voy. Pero promete que me llamaran si necesitan algo. Los inspecciono de cerca y espero que no lo noten. Ella me recuerda tanto a una madre que no puedo evitar sonreír cuando los veo interactuando de esa manera. — Lo prometo, Rose y yo solo veremos una película o algo. — ¿Rose? — Ella lo mira confundida. Ruedo mis ojos hacia él — No le haga caso, le encanta llamarme por mi apellido también. Ella me sonríe y me da un beso en la mejilla mientras toma su bolso del sillón y camina hacia la puerta. — Julieta Rose — Dice probando las palabras en su boca — Muy poético. — Si — Me rio — Mi mamá pensó lo mismo. Me sonríe y la acompañamos hasta que se sube al taxi para irse. Una vez que desaparece de nuestra vista Sebastián me atrae a su lado y se inclina hasta estar a la altura de mi oído — Al fin solos. Le pego en el hombro, sonriendo — Cállate. Se ríe en mi pelo y luego se inclina para besarme. Me pongo de puntitas para poder alcanzar bien su boca. He extrañado sus labios. Habría estado aferrada a él y sus suaves labios todo el día, pero él se aleja de mi boca y me sonríe. —Será mejor que entremos antes de hagamos un escena aquí.

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Suspiro con mis labios aun cosquilleando después de su beso y asiento. Caminamos dentro de la mano — lo que se ha convertido en algo tan común para mi que ya ni siquiera pienso en eso — y lo sigo cuando empieza a subir las escaleras. No pregunto adonde vamos hasta que noto que estamos caminando directamente hacia una puerta. Una puerta que recuerdo bien, desde que habíamos venido aquí mismo cuando quise curar su herida de bala y en la que no hemos estado desde entonces. Me estremezco y no sé si es por el recuerdo o por otra razón muy diferente. Tomo un montón de aire por mi boca intentando no hiperventilar — ¿Dónde vamos? — A mi habitación — Dice animadamente. Me detengo frente a su puerta y mi respiración se acelera — Sebastián, no creo que… Se pone frente a mi con una sonrisa esplendida en la cara — Rose, no sabia que tenias una mente tan sucia. Ruedo los ojos y él se abraza a mi — Iba a ducharme antes de que llegaras y pensé que podías esperarme aquí mientras lo hago extra rápido. — Está bien — Asiento, aunque mi corazón aun se esta volviendo un poco loco. Un poco mucho. En realidad, creo que está apunto de explotar. Él de verdad cumple su palabra y se ducha extra rápido. Aun estoy cambiando de canal rápidamente en su televisión intentando mantenerme ocupada para no perder la cabeza y empezar a revisar sus cosas como una novia sicópata, cuando él aparece por la puerta con un pantalón holgado y una polera en V gris que le queda a la perfección. Intento no babear mientras se sienta a mi lado y toma el control de mi mano para que deje de atacarlo con mis dedos. — ¿Qué pasa? Mis manos tiemblan cuando él las toma en las suyas. No he parado de pensar desde que entramos a su habitación y si no digo esto probablemente se ulcerará dentro de mi. Toda esta conversación con mi madre realmente se metió dentro de mi cabeza. — Entonces, tu no quieres… — Empiezo a susurrar bajando la mirada. Él se acerca aun mas a mi, nuestras piernas chocando contra la del otro y acaricia un lado de mi mejilla con su otra mano para que lo mire — No se trata de eso — Dice él adivinando completamente lo que quería decir sin que hubiera terminado mis palabras. Gracias a Dios. 12

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— ¿Entonces de qué? — Vuelvo a susurrar. — Esto es algo importante — Dice seriamente— Y yo solo soy tu primer novio, no quiero que hagamos algo en el calor del momento y luego te arrepientas de ello. Me quedo pensando en eso. Tiene razón, supongo que aun es demasiado luego. Solo llevamos un par de meses juntos. Tal vez ahora no es el momento, pero mas adelante, yo quiero que él sea esa persona para mi. No me imagino compartiendo esa clase de intimidad con nadie mas que con él. Asiento mientras pienso en eso y observo un destello extraño cruzar su rostro. Y es solo entonces que me doy cuenta de que acabo de confirmar para él que no es nada mas que un primer novio para mi. Cuando quiero alcanzarlo para decirle que eso no es cierto, él ya está de pie diciendo por encima del hombro que va a ir a buscar algo de comer a la cocina. Y yo me quedo allí sentada, arrepintiéndome de no haber dicho nada.

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Capitulo 3

Hoy estamos pasando el rato una vez mas en su casa. Sebastián quería salir, pero lo convencí de quedarnos y pasar un rato en su piscina en su lugar. Tener su grandioso torso desnudo cerca de mi es solo un plus. Me cambio de ropa rápidamente después de ducharme para quitarme el cloro del cuerpo; y nos encontramos a mitad de pasillo en la sala. Él mira fijamente mi cabello mojado, el cual dejé suelto detrás de mi espalda para que se seque. Y luego se acerca con paso glorioso hasta que solo está a unos centímetros de mi. Quita mi cabello mojado de mi cuello e inhala haciéndome temblar. — Hueles bien. — Jabón con esencia de lilas — Me atraganto — Sebastián… No me deja terminar, en vez de eso acerca mis labios a los suyos y me besa. Y eso es todo lo que necesita hacer para que deje de pensar por completo y olvidar lo que le iba a decir. He intentado un montón de veces hablar con él sobre lo que sucedió el otro día, pero él me interrumpe o me dice que no tenemos que hablar de ello y cuando empiezo a decir algo, él siempre encuentra la manera de cambiar de tema y ya no sé que hacer. Sé muy bien que yo aun no me siento lista para dar ese paso, pero no quiero que piense que es a causa de él o algo así, porque todo esto tiene que ver mas conmigo que con cualquier cosa. Cuando se separa de mi una sonrisa esplendida adorna su rostro. Toma mi mano en la suya y la aprieta — Vamos. — ¿Dónde vamos? — Digo caminando a su lado por los pasillos. — Ya veras. Unos segundos después estoy casi sin aliento. — Wow — Digo pasando la mano sobre la mesa de pool mientras camino — No entiendo como tus amigos no quieren quedarse a vivir aquí para siempre. Estamos en una habitación que nunca había visto y que parece tan grande como su sala. Hay grandes ventanales a un lado que lleva hacia un lado de la piscina, lo cual me lleva a recordar que la he visto antes desde allí, pero las cortinas siempre habian estado cerradas por lo que nunca pude ver lo que había dentro. 14

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Y todo es una locura. Juegos de flipper en un lado. Una gran mesa de pool en otra. Un mini bar. Una televisión casi del tamaño de la pared, y cómodos sofás frente a ella. —Eso sería porque ellos jamás han entrado aquí. Me doy vuelta para mirarlo — ¿En serio? Asiente— Si, mi padre lo mando a hacer para él, pero ya que ahora casi no pasa aquí, ya no le importa si vengo o no. Observo todo con atención y me pongo a reír cuando noto mis sandalias ubicadas en uno de los muebles. Estoy realmente sorprendida de no haberme acordado de ellas en lo absoluto en todos estos meses. —No puede ser. Las había olvidado en su piscina en mi loca carrera por salir de su casa la noche en que nos besamos por primera vez. — ¿Por qué no me dijiste que estaban aquí? — Camino hacia ellas para recuperarlas, pero Sebastián me abraza y me arrastra hacia él haciéndome reír. —Porque no te acordabas, y yo no iba a decirte si no lo sacabas a colación. Me rio cuando su aliento me hace cosquillas en el oído. — ¿No vas a devolvérmelas? —No. Me gusta tenerlas aquí. Me da la vuelta en sus brazos y me besa. Levanto los míos y agarro su pelo, lo que hace que gruña contra mi boca y me levante para luego sentarme encima de la mesa de pool que está más cerca, todo eso sin dejar mis labios ni una sola vez. Sus manos se plantan en mi cintura y mi cuerpo hormiguea por todas partes. — ¿Le dijiste a tu mamá que vendrías a mi casa? Beso el borde de su mejilla y paso mi mano derecha sobre su pelo — No, solo le dije que iba a salir. — Tendrías que haberle dicho. No quiero que sientas que tienes que escaparte conmigo.

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Me detengo de besarlo y lo miro — No siento eso. Además, conoces a mi mamá, lo más probable es que no me hubiera dicho nada. Además de asegurarme de usar protección. Y no quiero tener esa conversación de nuevo con ella. Oh no. Una vez fue suficiente, muchas gracias. Él me mira fijamente un momento antes de soltarme e ir hacia el mini refrigerador en la esquina. Me paro y comienzo a vagar por la habitación, deteniéndome justo frente a lo que me acaba de llamar profundamente la atención. No sé lo que es porque está tapado con un paño blanco hasta el suelo, pero tengo una idea bastante buena y podría morir en un estado de éxtasis puro si es lo que creo. Aprieto mis labios un segundo, pensando en que hacer. Mi angelito bueno me dice que simplemente deje las cosas como están, que me de la vuelta y vuelva hacia los cálidos brazos de Sebastián y sus increíbles besos. Pero por otro lado casi puedo imaginar a mi angel malo sobándose las manos y sonriendo malignamente, susurrando en mi oído que quite la sabana rápidamente antes de que Sebastián lo note. Miro de un lado a otro y me encojo de hombros. No es como si fuera a hacerle daño a alguien si lo hago. Ágilmente tomo un puñado de la sabana desde arriba y la alzo hasta que cae al suelo. Entonces mis manos vuelan de inmediato hacia mi boca — Dios mío. — ¿Qué sucede? Siento a Sebastián venir a pararse detrás de mi y tensarse en cuanto nota lo que estoy mirando. — ¿Es tuya? — No puedo evitar que mi voz tiemble. Una cosa es tener a Sebastián todo sexy con su atractivo andar, hoyuelo incluido y otra cosa muy distinta es imaginarlo montado en esta moto. ¡En serio! Mi cerebro está literalmente sufriendo un cortocircuito. Ni siquiera sé si Sebastián está diciendo algo en estos momentos. Acaricio el asiento con mi mano y un escalofrío se filtra por mi columna. — Si — Dice respondiendo mi pregunta. Se pone delante de mi e intenta volver a poner la sabana sobre la moto, pero se la quito rápidamente de las manos y frunzo los labios. 16

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— La compré en un impulso — Prosigue — Y solo la he usado un par de veces. Ni siquiera sé porque aun la tengo aquí. Tengo ganas de poner mis manos en sus oídos para que no escuche lo que Sebastián acaba de decir sobre el. ¡Acaba de herir sus sentimientos! ¡Sentimientos de motocicleta! — Pero es hermosa — Digo, no entendiendo porque no puede ver lo que yo veo. Desde que tengo memoria he soñado con andar en una moto. Tal vez no sola, pero el solo imaginar tener mis brazos alrededor de la persona que está conduciendo, una persona que ahora tiene rostro y nombre, de que nuestros cuerpos estén así de juntos, el solo pensarlo me hace tener que suprimir un estremecimiento. — Rose, no. Lo miro, mi expresión completamente inocente — ¿Qué? No he dicho nada. — No es necesario que lo hagas, puedo ver lo que estas pensando. — ¿Ah, si? ¿Qué estoy pensando? — Lo miro fijamente y mis cejas se elevan con una expresión desafiante. — Quieres que te una paseo en la motocicleta. Lo que no sucederá ni en un millón de años. Frunzo mis labios otra vez. Frustrada — ¿Ni siquiera una vuelta pequeñita? Él sacude su cabeza. — Pero tu vas a manejar — Replico esperanzada — Yo solo tendría que disfrutar del viaje. Además, solo podría ser por unos cuantos minutos… Atrapa mis manos en las suyas deteniendo mis palabras y me conduce hacia los sofás. Me siento, enfurruñada. Lo admito. Cruzando mis brazos sobre mi pecho. Él se viene a poner en cuclillas frente a mi. Deshace el nudo de mis brazos y aprieta una de mis manos. Su toque deshace un poco de mi frustración. — Las motos son peligrosas y nunca me arriesgaría a que algo malo te pasara. Exhalo lentamente. Mis esperanzas muriendo completamente. Aunque puedo entender lo que está diciendo. — Está bien. 17

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Besa mi mano y luego se deja caer a mi lado en el otro sofá. Tira de mi brazo y caigo sobre él. Mi corazón se agita solo así. Su proximidad hace a mi cuerpo enloquecer. — Ahora, si quieres irte. Creo que me debes al menos un beso por tener que soportar esa película de mas temprano. Elegí una película de dibujos animados. Ruedo mis ojos y sonrio, pero de todas formas me inclino para besarlo. — Espera — Dice deteniéndome y echándose hacia atrás— Ahora que lo pienso mejor creo que prefiero dos. O cuatro— Sonríe mostrándome su hoyuelo— O tal vez no deberías irte.

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Capitulo 4

Tsss, tsss, tsss, tsss. 4 veces. Acabo de romper mi propio record. Estornudo una última vez antes de cerrar la puerta detrás de mí y caminar hasta el auto de Sebastián. — ¿Estás resfriada? — Do. Se ríe entre dientes y luego pasa su mano sobre mi mejilla — Tal vez deberías quedarte en casa por hoy. Le frunzo el ceño y camino hasta la puerta de su auto, la abro y entro rápidamente antes de que pueda decirme algo mas. Él niega con su cabeza y se desplaza dentro cerrando la puerta detrás de si — No va a pasar nada si faltas una vez a clases. — No me gusta faltar — Replico — Además es el primer día de clases. No voy a faltar al primer día de clases. Él levanta sus manos en señal de rendición y besa mi frente antes de prender el auto. — De acuerdo, tú ganas — Dice sonriendo— No sé por qué me molesto en discutir contigo de todas formas. Sonrio hacia él — Exacto. La verdad es que aun estoy un poco cansada. Y no sé si es por el resfrió o no. Anoche finalmente me quedé mas tiempo del que debía en su casa. ¡Pero no por lo que están pensando! Solo hablamos. Bueno, yo hablé. Él solo escuchó. No importa, solo quería asegurarme de que haríamos esto con calma. No quiero que todo el mundo se entere que estamos juntos aun. Tuvimos el verano más increíble de todos, sin tener que darle explicaciones a nadie y quiero que siga así por lo menos unos días más. ¿Acaso es demasiado pedir? 19

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Por suerte esta mañana somos relativamente los primeros en llegar, gracias a mi insistencia de levantarnos mas temprano de lo normal, ya que es el primer día y todo eso. Sofi llega temprano también aunque tuve que llamarla un montón de veces a su celular para que se despertara. Ella de verdad no es buena levantándose temprano. Nos abrazamos y luego comenzamos a hablar mientras caminamos a nuestra sala. Puedo sentir a Sebastián caminando tranquilamente detrás de nosotras sabiendo que él hubiera preferido caminar a mi lado y agradezco que haga esto por mi. Antes de que podamos seguir caminando unos chicos se detienen frente a nosotras. Horacio y Pablo. Son del grupo de sheerleaders de Sofi así que la saludan con enormes abrazos y después nos abrazan a ambas quitándonos el aliento. Estos chicos si que son fuertes. — Así que, Julie — Dice Horacio después de que finalmente nos sueltan. Por lo que estoy agradecida de no morir de asfixia — ¿Este año al fin puedo ser tu Romeo? A Pablo y Horacio le parece divertido mi nombre y siempre bromean conmigo cada vez que me ven. Es gracioso en realidad. Me hacen sonreír cada vez. No les seguiría el juego de no ser así. — Lo siento Horacio, aun no. Él se encoje de hombros, mientras que Pablo se pone en frente y empuja su pecho hacia adelante. — ¿Qué hay de mi? Palmeo su brazo mientras avanzamos. Sofi ríe silenciosamente a mi lado— Saben que no necesito un Romeo, chicos, pero gracias por ofrecerse — Digo. Pablo hace un puchero que me da aun mas risa — Pero nos dirás cuando lo hagas ¿Verdad? — Tal vez — Sonrio. Ellos hacen una reverencia dramática y luego se van mientras Sofi y yo reímos en silencio. — Hum — Dice una voz ronca contra mi oído — Interesante. Mi corazón late como loco al percibir a Sebastián a mi lado — ¿Qué es interesante? — Pregunto casi sin aliento en un susurro para que nadie oiga lo que estoy diciendo, incluso si aun no hay muchas personas alrededor. Sofi pasa delante de nosotros y sé que nos está dando un segundo para que hablemos a solas. 20

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— ¿Cómo es que a ellos no les dijiste que preferías que la puerta de un auto aplastara tu lengua? — Él eleva una ceja sexy en mi dirección, sus ojos picaros recorriendo mis labios. Y sonrio porque recordó cada palabra que dije ese día. — No lo sé — Me hago la desentendida y sigo caminando, pero él aun tiene sus labios cerca de mi oído haciéndome estremecer. — ¿No lo sabes? — Se inclina aun mas sobre mi — ¿Como es que a esos chicos que estaban coqueteando contigo los trataste bien y les sonreíste mientras que a mi solo me decías que me ignorarías tanto que terminaría dudando de mi propia existencia? Rio en alto con eso y sus ojos brillan sobre mi. — Dos cosas — Digo — Primero, sé que sus intenciones conmigo no son mas que inofensivas… — ¿Y las mías eran perversas? — Me interrumpe casi soltando una carcajada. — ¿Me dejas terminar? — Espeto y él junta sus labios para evitar seguir hablando, pero sus ojos siguen brillando hacia mi. — Y segundo, ellos no me han besado en una fiesta y luego aparecido en cada lugar en el que yo estaba tratando de volverme loca. Sus labios se curvan en las esquinas con eso — ¿Rose? — ¿Mmm? — Pregunto medio atontada con su proximidad. El aroma de su cuerpo me mata. En serio. ¡Me mata! Me siento languidecer con solo estar cerca del aroma de su ropa limpia o el jabón de su piel. Todo lo quiero ahora es apoyarme contra su pecho y suspirar. Pero no lo hago. — Me gusta que haya sido diferente conmigo. Mientras avanzamos hacia nuestra sala escucho a unas chicas hablar con él, haciéndolo detener y diciéndole no tan sutilmente que deberían juntarse más tarde e intento que no me moleste. Es difícil sin embargo. Siento la mirada de Sofi sobre mí midiendo mi reacción, pero intento no mostrar nada en mi cara cuando veo a Sebastián diciéndoles algo en respuesta y dándoles un guiño antes de trotar para alcanzarnos. Por el rabillo del ojo veo a Miguel pasar al lado de nosotros sin mirar a nadie y entrar en la sala. No he vuelto a ver a Sebastián con él, ni siquiera lo he oído nombrarlo y no sé muy bien como están en estos momentos porque tampoco le he querido preguntar. Después de esa pelea que tuvieron en las vacaciones es difícil que vuelvan a ser amigos como antes. 21

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Suspiro y Sofi y yo entramos y nos sentamos en nuestros asientos de siempre en el frente de la sala. Suspiro pensando que lo peor ha pasado, pero mis esperanzas mueren rápidamente cuando siento a alguien aclararse la garganta desde la puerta. Me giro hacia donde proviene la voz y mi corazón se salta un latido. — Escuchen todos — Dice Sebastián con una sonrisa — Julieta y yo somos novios — Luego aplaude una vez con sus manos y sonríe nuevamente— Eso es todo, espero que hayan tenido unas buenas vacaciones. Mi cuerpo se sonroja por completo y muchos pares de ojos se disparan hacia mí. Desvió la mirada mientras intento no tener un ataque al corazón. Escucho decir a Vanessa: Lo sabia. En voz baja, y cierro mis ojos con fuerza. Los murmullos comienzan y es justamente lo que estaba temiendo. Veo a Sebastián caminar hasta su asiento y sentarse tranquilamente. Estrecho mis ojos hacia él. Está tan muerto. Una vez que salimos de clases arreglo mis cosas y salgo junto a Sofi. Ella me está contando un nuevo video que vio en Youtuve y nos detenemos unos pasos delante de la puerta por un momento. Estoy de espaldas así que no noto cuando alguien pasa por mi lado demasiado cerca y empuja su hombro contra el mío haciéndome tambalear hacia adelante. — Ups, lo siento — Dice Teresa mirando hacia atrás y riéndose con sus amigas mientras caminan delante de nosotras. — ¿Qué demonios le pasa? — Sofi la observa con el ceño fruncido, y yo solo me encojo de hombros porque tampoco lo sé. Hasta que veo a Sebastián salir con Sergio y entonces… Bum, lo recuerdo. Teresa y Sebastián… (Espérenme un segundo mientras vomito) estuvieron juntos el año pasado. Solo salieron unos días o algo así. Y no había pensado en eso hasta ahora. Maldición, de verdad hubiera preferido no recordarlo. Tomo un largo y profundo respiro hasta que veo a Sebastián acercarse, intenta tomar mi mano pero me alejo evitando su mirada. Estoy demasiado molesta con él en este momento. Y ahora 22

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toda esta cosa que acabo de recordar de Teresa, digamos que mi animo no está por las nubes ahora mismo. — Tu encanto no va a sacarte de esto. Toma mi mano y la besa sonriendo — No me puedes culpar por intentarlo. Sigo intentando evitar a Sebastián por el resto del día. Al menos hasta la ultima clase. Tenemos clases de educación física. Soy horrible en eso. En serio, no mala. Terrible. Suelo mentir y decir que estoy enferma. Que me duele el estomago, lo que es verdad en parte porque mi estomago se revuelve cuando pienso en que tengo que saltar el caballete o algo así. Pero no digo nada hoy, así que por suerte solo corremos un poco. Mis pulmones empiezan a quemar solo unos minutos después de haber comenzado. Sofi va de las primeras. Como siempre. La odio un poquito por eso. Tiene una resistencia increíble. Yo no podría correr de esa forma ni siquiera aunque hubiera un cocodrilo enorme persiguiéndome. Ni siquiera aunque fuera una araña gigante como la de Harry Potter. Estoy tan centrada en no desmayarme que casi olvido que las chicas de mi clase murmuran entre ellas cuando yo paso. Teresa sobre todo. Las ignoro. Estoy casi muriendo de asfixia de todos modos. Después de trotar el profesor nos hace jugar voleibol en equipos de mujeres contra mujeres mientras los hombres esperan su turno. Observo a Teresa darme una mirada de muerte a unos pasos de mi. Lo que no tiene sentido. ¡Estamos en el mismo equipo! Así que solo estoy allí esperando algún pase de mis compañeras, y estoy mirando hacia el equipo contrario para hacer el remate cuando de la nada la pelota me golpea fuertemente en la cabeza por detrás. Uf. Miro hacia atrás, y solo Teresa está allí. — Se me fue — Dice simplemente encogiéndose de hombros. Le estrecho la mirada, pero sigo jugando. Aunque no me gustan mucho los deportes, soy un poco competitiva en algunas ocasiones y esta es una de esas. Razón por la cual me pongo de 23

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pésimo humor cuando la pelota me golpea por la espalda. Mi temperamento hierve a fuego lento e intento aplacarlo, pero antes de que el juego termine, otra vez siento un fuerte golpe en la cabeza y me doy la vuelta inmediatamente para ver a Teresa que sé está haciendo la inocente. Otra vez. Ugh. Eso es todo. ¿Quién demonios se cree que es? Cambio de posición con Vanessa y cuando el silbato del profesor suena, golpeo la pelota tan fuerte como puedo haciendo que rebote contra la cabeza de Teresa así como hizo ella conmigo. Pero ella no sigue jugando como yo. No, ella comienza a sollozar poniendo sus manos en su cabeza — ¡Ay! ¡Me duele! Sofi me mira rodando los ojos porque tanto ella como yo sabemos que solo está sobreactuando. El profesor viene a verificarla en cuanto se echa a llorar abiertamente y revisa su cabeza. — Haga algo profesor ¡Julie me golpeó a propósito! — Dice apuntándome con un dedo acusador. ¡¿Qué?! Todos se giran a mirarme. La sangre se agolpa en mis oídos y mis manos se aprietan en puños. Jamás había estado tan furiosa con alguien en mi vida. Cargo hacia ella, pero Sofi atrapa mi brazo y me impide moverme. — Julie, no. No caigas en su juego. — Está bien, estoy calmada, estoy calmada — Digo aunque la adrenalina todavía sigue fluyendo por mis venas. Sofi suelta mi brazo. Y ya que todos se dieron cuenta de que no iba a haber una pelea como ellos pensaron, dejan de prestarme atención. Y las amigas de Teresa la ayudan a caminar fuera como si estuviera realmente herida. ¡Ridículo! Sofi resopla en cuanto ellas se van— Dios, ¿Todo esto es por Sebastián, verdad? — Eso creo — Digo suspirando largamente. Sebastián aparece de repente y pone sus manos sobre mi rostro, sus ojos inspeccionándome. 24

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— ¿Estás bien? — Si — Le digo, mi antigua frustración con él desapareciendo. Su rostro se arruga con pesar— Voy a ir a hablar con ella ahora. Se gira para ir hacia la puerta, pero lanzo mi brazo y atrapo su camiseta, deteniéndolo — No, eso solo empeorará las cosas. Además, no es para tanto. Sofi suspira y posa su mano en el brazo de Sebastián — Tanto como odio decirlo, Julie tiene razón, el que hables con ella solo empeorara las cosas. Esto es una cosa de mujeres. Él gime claramente frustrado con la situación y entonces me mira mientras yo asiento. — ¡Gavin, si no viene aquí en 5 segundos se ganará una suspensión!— Grita el profesor a través de la cancha. Él se gira para mirar al entrenador y luego me mira a mi — ¿Me juras que estas bien? Asiento, pero él se queda mirándome un momento de todas formas. Como si se estuviera asegurando de que le estoy diciendo la verdad. — ¡Gavin! Él me mira un segundo mas antes de asentir e irse corriendo.

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Capitulo 5

Las cosas no mejoran los días siguientes, cada vez que paso por alguna parte y Teresa está por ahí siempre logra empujarme de alguna forma para poder reírse de mi con sus amigas. Cada vez tengo que contenerme de hacer algo — Como arrancar cada uno de sus cabellos rubios — porque sé que eso solo lo haría peor. Ella espera una reacción de mi y no pienso darle esa satisfacción. Al menos no por ahora. Es por eso que he pasado mas tiempo del necesario en las bancas que están cerca del estacionamiento. Prefiero no toparme con ella mas de lo necesario. Allí es donde estoy cuando alguien llega y tengo que parpadear varias veces seguidas para poder ver con la luz del sol en mis ojos. — Hey Julie — Me saluda Luis bajándose de su motocicleta y dándome una sonrisa coqueta — ¿Cómo estas? — Um, bien. Gracias. En todo el tiempo en que Luis ha estado en el colegio jamás lo había visto con una motocicleta y supongo que luzco un poco demasiado sorprendida porque me dice: — ¿Te gusta? Trabajé todo el verano para poder pagarla. — Es increíble — Apruebo. Porque es verdad. Es jodidamente increíble. — ¿Quieres subirte? Lo pienso por un segundo, pero por mucho que realmente quiera subirme a una motocicleta, no es con él con quien quiero experimentarlo. — No, gracias. Él levanta una ceja asombrado de que haya declinado su oferta. — ¿Por qué no? — Simplemente no es lo mío. — Claro, claro — Dice de una forma en la que me dan ganas de romperle los dientes — Si cambias de opinión ya sabes donde encontrarme. 26

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Toma su mochila y se dirige hacia las salas dándome un asentimiento en forma de despedida, la cual ignoro. — ¿Otro admirador? Casi pego un salto cuando la mano de Sebastián se posa sobre mi cintura y me giro para ver sus ojos azules brillando con el sol. Amo ver sus ojos así, me dan ganas de quedarme viéndolos por siempre y para siempre. — ¿Qué? — Digo confundida. Hace un asentimiento hacia el colegio — Luis. — Oh, um, no. — ¿Sabes que le gustas, verdad? Lo miro esperando a que se ría, pero no lo hace. De verdad está hablando en serio. — ¿Quién te dijo esa tontería? — Digo finalmente. — Nadie me lo dijo, solo basta mirarlo. — No sabes de lo que estas hablando — Niego con la cabeza. Suspira profundamente y toma un mechón de mi cabello para ponerlo detrás de mi oreja — No importa, eres hermosa. Tengo que acostumbrarme a que los chicos te vean así. Todo mi rostro se sonroja. — No le gusto a Luis — Tartamudeo — Solo estábamos hablando de su moto. Él mira hacia abajo, su ceño fruncido. El impulso de llevar mi mano a su rostro para suavizarlo es fuerte. Pero no lo hago. Da un largo suspiro y luego toma mi mano en la suya. Su calor envolviéndome por completo. Me lleva hacia su auto y suelto su mano — ¿Adonde vamos? No responde, pero abre la puerta para mi antes de dar la vuelta y subirse al lado del conductor. Con un suspiro me deslizo dentro al mismo tiempo que él. Tan pronto como cierro mi puerta lo veo pasarse las manos por su cabello, desordenándolo de esa forma que me gusta. Se echa hacia atrás, su cabeza recostada contra el asiento y cierra sus 27

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ojos un segundo — Nunca he viajado con alguien mas, así que tendrás que darme tiempo para conseguir implementos de seguridad, voy a asegurarme de que nada te pueda pasar. Me emociono de inmediato y mi voz sale como un chillido — ¿Eso significa que me vas a llevar a dar una vuelta en tu motocicleta? — Pero voy a tardar un tiempo en encontrar todo lo que se necesita y… Salto de mi asiento y me acomodo encima de él para plantar un beso en su boca — ¡Gracias! ¡Eres el mejor novio que he tenido! Eleva una ceja hacia mi, sus labios curvándose en las esquinas a pesar de que sus ojos aun muestran cautela — Soy el único novio que has tenido. Me encojo de hombros despreocupadamente — Que tu sepas. Sus ojos se estrechan y entonces sus manos que habian estado en mi cintura comienzan a vagar por mi estomago — ¿Ah, si? Solo sonrio, pero él empieza a hacerme cosquillas y al final termino gritando que es mentira. — Así está mejor — Sonríe. — Eres un cavernícola — Resoplo. — Pero te gusta. Lo loco es que me encanta, pero él no tiene por qué saberlo. *** —Estaré bien. Solo vete, vas a llegar tarde. Esta vez estamos parados frente a las puertas de la biblioteca del colegio, las clases terminaron y solo quiero ir y escoger unos cuantos libros, no necesito ayuda para eso. Además hay un partido de futbol esta tarde y si Sebastián no se va pronto de seguro el entrenador va a enojarse con él. Ni siquiera sabia que estaba en el equipo de futbol hasta esta mañana cuando me contó. Con razón su espalda es tan ancha… y fuerte… y… De acuerdo, basta de pensar en eso antes de que empiece a babear. — Está bien — Se inclina y me da un beso rápido — Te veo en el partido. 28

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Asiento en acuerdo y él se aleja. Me quedo viéndolo irse y solo salgo de mi bruma unos segundos después cuando Teresa y otra chica que no había visto nunca en mi vida ríen sobre algo. Me avergüenzo aunque no se si se estaban riendo de mi o de otra cosa, pero mientras empujo las puertas de la biblioteca no puedo evitar escuchar lo que están diciendo. — No creo que duren demasiado, él se va a aburrir pronto de ella. No es su tipo. Teresa se ríe tontamente — Si, ¿Escuchaste como la llamaba? No creo que vayan muy en serio si la llama por su apellido. Ignoro la manera en la que mi estomago se encoge al oír eso. Estoy segura de que simplemente lo dijeron con la esperanza de que yo las escuchara. Querían causar una reacción en mi, eso es todo. Sigo adelante dejando la puerta cerrarse detrás de mí y doy vueltas en los pasillos de la biblioteca, mientras las palabras dan vueltas en mi mente. Me lleno de irritación por eso. Sin embargo no dejo que el sentimientos se quede en mi. Casi una hora después Sofi y yo estamos en las gradas viendo a los chicos jugar contra un equipo de otro colegio. Ni siquiera sé de cual. Jamás me había quedado antes a este tipo de cosas. No se nada sobre futbol. En serio, cero patatero. Cuando el juego acaba y nosotros ganamos Sofi salta de su asiento gritando de alegría y no puedo evitar hacer lo mismo. Sebastián es realmente bueno en esto, realmente, realmente bueno. Lo espero fuera de las duchas después de despedirme de Sofi. No puedo evitar sonreír de vuelta cuando él sale oliendo maravillosamente con su cabello oscuro mojado y una sonrisa en su cara — Así que ¿Cómo estuve? — Pregunta tomando mi mano en la suya mientras caminamos hacia el auto de mi papá. El cual tuve que rogar que me prestara. Sebastián no quería que condujera pero lo convencí diciéndole que podía conducir mejor el auto de mi papá ya que estoy mas acostumbrada a el. Solo lo conduje de ida al colegio, pero le pedí que lo hiciera él ahora porque no conozco muy bien las calles en donde se hará la fiesta. — ¿De verdad es necesario que lo diga? — Pregunto incrédula. Estoy bastante segura de que él sabe que lo hizo genial. No es necesario que yo se lo diga. 29

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— No, pero me gustaría escucharte decirlo de todos modos. Nos subimos y cierro la puerta de mi lado mientras la radio comienza a sonar suavemente a nuestro alrededor. Sebastián pone el auto en marcha y sacudo mi cabeza hacia él — Lo hiciste bien, creo, no se mucho sobre futbol, pero te veías bien en esos shorts. ¡No! No había tenido intención de decir eso. Ahogo un gemido y tapo mi boca con mis manos mientras mis mejillas arden como el fuego. Lo que lo hace reír casi todo el camino hasta la fiesta. La verdad es que no tenia muchas ganas de venir. Sobre todo porque aun estaba un poco molesta por lo que sucedió hoy mas temprano, pero él parecía tan feliz con la idea que en realidad no tuve el corazón para decirle que no. No quería arruinar la primera fiesta de equipo. Unos minutos después estoy tomando una bebida. Limón soda. La amo. Pero creo que soy la única que está tomando bebida. Sebastián no está tomando nada. Me dijo que había dejado de beber porque no le gustaba no estar en control. Y en realidad, me gusta que no beba como todos los demás chicos. Estamos parados conversando con otras personas. Personas que no había visto en mi vida. ¡En serio! Creo que me estoy dando cuenta de lo ciega que había estado en el colegio con respecto a mi alrededor. Y es agradable hablar con personas fuera de mi curso. Teresa está aquí. Porque claramente el mundo me odia. Y está murmurando con sus amigas en una esquina y echando miraditas en nuestra dirección. Ugh. Voy hacia el baño durante solo unos minutos y cuando llego la veo contonearse hacia Sebastián, lo que de inmediato me hace tensar al máximo. Se pone directamente frente a él y mientras me acerco la escucho preguntarle: ¿Quieres bailar? La incredulidad me golpea. — Estoy aquí con Julieta, creo que deberías ir a buscar a alguien mas con quien bailar. Ella hace una mueca para nada agradable — ¿Oh si? ¿Y por casualidad le dijiste que ni siquiera hemos terminado oficialmente? — ¿Qué?

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La pregunta sale de mis labios antes de pensarlo y Sebastián se gira para mirarme con… ¿culpabilidad?. No puedo soportarlo. Me alejo de su agarre y salgo de allí sacando las llaves del auto. Sebastián me intercepta justo antes de subirme — Julieta, espera — Dice agarrando mi brazo — No es lo que estas pensando. Eso es justo lo que dicen todos ¿No? — ¿De verdad? — Pregunto con ironía. — Si, cuando ella salió disparada de la fiesta de fin de año fue la ultima vez que la vi. No le vi sentido a localizarla para decirle que habíamos terminado cuando apenas y habíamos empezado algo en primer lugar. Bien, así que en realidad no es como estaba pensando. Pero aun así… agarro la puerta del auto y la abro. — ¿Qué estas haciendo? — Pregunta con incredulidad detrás de mi. — Me voy de aquí. — No puedes irte, todavía estamos hablando. Él tiene esa expresión seria en su rostro que lo hace ver mucho más maduro. Está tranquilo mientras yo estoy enloqueciendo. Lo que me pone mucho más enojada. — ¡Bueno, pues yo… terminé de escuchar! — ¡No lo entiendes, si tan solo no te hubiera besado en esa fiesta… Siento como si todo el aire fuera expulsado de mi pecho repentinamente con sus palabras. Debo haber hecho un ruido. Seguro que sí, porque Sebastián se detiene cuando ve mi rostro caer. —Rose… — Él intenta alcanzarme. Su rostro se llena de desesperación. Pero me alejo y no miro atrás.

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Capitulo 6

No dormí exactamente bien. Gracias al cielo que es sábado. No creo que pueda hacerle frente a un día de clases después de todo lo que pasó ayer. Sofi me lleva hasta mi casa. Aun es bastante temprano, cerca de las 9 de la mañana. Mi mamá aun está durmiendo. Lo sé. Para ella los sábados y domingos son sagrados. No se levanta sino hasta que es totalmente necesario. — Uh, problemas a las tres en punto. No sé de qué está hablando Sofi hasta que miro por la ventana y veo a Sebastián. Está sentado en la vereda frente a mi casa, su cabeza está agachada, sus ojos cerrados como si ni siquiera nos hubiera oído llegar. Me despido de Sofi, quien me abraza apretadamente enfundándome un poco de valor. Anoche le conté lo que había pasado y se sintió culpable por no haber estado allí conmigo, pero lo desestimé sabiendo que ella no podía dejar solo a su hermano en casa de su padre. Me bajo del auto y cierro la puerta de mi lado. Sebastián levanta su cabeza al instante. Ni siquiera alcanzo a dar más de cuatro pasos cuando él ya me tiene envuelta en sus brazos. — Lo siento, lo siento Rose. Me abraza con fuerza respirando mi olor y puedo sentir su corazón latiendo rápidamente contra su pecho. Me aparto y solo entonces puedo verlo bien. Está llevando la misma ropa de ayer. Luce tan cansado, sus ojos están rojos y hay círculos oscuros bajo ellos. Apenas y puede mantenerlos abiertos. — ¿Hace cuanto que estás aquí? Se encoge de hombros — Hace un par de horas. No podía dormir. No sabía a dónde habías ido — Prosigue — Te busqué aquí primero, pero tu papá me dijo que estabas en casa de Sofi, y fui allí pero el auto no estaba.

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— Fui a casa de Sofi — Explico suavemente mirando fijamente sus ojos suaves con el sueño — Con su papá. — ¿Rose? — ¿Sí? — Prométeme que nunca vas volver a manejar así. Deja que te lleve yo, Incluso si estas enojada conmigo, si no quieres verme, pero por favor no vuelvas a subirte a un auto así. Luce tan preocupado y desesperado. Nunca lo había visto así. — Lo prometo — Susurro. Suspira exhalando todo el aire de sus pulmones. Deja caer sus brazos de mí alrededor y da unos pasos hacia atrás. Pone sus manos en los bolsillos de su chaqueta y baja la mirada — Gracias. Lo observo mientras camina hacia su auto. Mi corazón brincando con fuerza en mi pecho. — ¿Dónde vas? No se da la vuelta, pero se detiene antes de abrir la puerta de su auto — A casa. Solo necesitaba ver que estabas bien. — Pero yo… — Cierro mis ojos con fuerza. Odio verlo así. No puedo dejarlo ir — Estas cansado. Si tú no quieres que conduzca cuando estoy enojada, entonces yo no voy a dejar que conduzcas así cuando ni siquiera has dormido. — Estoy bien. — No — Camino los pasos que nos separan y tomo de su mano mirando sus ojos todo el tiempo — Quédate. Duerme un poco. Veo que quiere discutir conmigo, así que susurro — Por favor. Eso hace el truco. Asiente sin mirarme y finalmente deja que lo lleve. Abro la puerta con cuidado y la cierro suavemente una vez que estamos dentro, pero él se detiene cuando llegamos a la sala. — Me quedaré aquí — Dice mirando hacia el sofá. Tiro de su mano — No, no voy a dejar que duermas en un sofá. Así que lo llevo a mi habitación. 33

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Pero él está mucho mas reacio a eso. Lo que no tiene mucho sentido ya que ha estado en mi habitación antes. Pero supongo que toda la cosa que hablamos cuando estábamos en su habitación aun está creando esta tensión entre nosotros. Ni siquiera hemos vuelto a estar en su habituación desde entonces. Realmente necesitamos hablar. — Rose… — Shhh, solo acuéstate y duerme un poco. Mi papá está en el trabajo y mi mamá no se va a despertar en unas horas. Además no estamos haciendo nada malo. Tú vas a dormir, yo me voy a duchar. Lo empujo hasta que finalmente se deja caer en mi cama y lo dejo allí mientras yo me voy a duchar. Cuando salgo sintiéndome mas como yo misma, vestida con unos pantalones de yoga y una camiseta morada que solo uso en casa, lo veo allí tan hermoso acostado de espaldas que no puedo ayudarme a mí misma. Aun no me he puesto los zapatos, así que solo me meto debajo de las sabanas, rodando a un lado para observar su rostro. Maldición, ¿Por qué tiene que ser tan hermoso incluso cuando está dormido? Me duele el corazón con la vista de su hermoso rostro, de esa forma, relajado, suave. Al verlo así toda mi frustración de ayer se esfumó como el viento. Observo los círculos oscuros debajo de sus ojos y me pregunto durante cuanto tiempo estuvo despierto. ¿Por qué se puso así por lo del auto? Aun no puedo entenderlo. Entiendo lo de la motocicleta, pero esto… — ¿Por qué me estas mirando? Me sobresalto cuando escucho su voz ronca y mis mejillas enrojecen por haber sido atrapada mirándolo. Sus ojos aun están cerrados pero claramente está despierto. — ¿No estas durmiendo? — Pregunto sorprendida. — No cuando me miras así. — No te estaba mirando — Digo obstinadamente. Suspira — Rose… 34

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— ¿Por qué estabas tan preocupado por mi? — Susurro finalmente no pudiendo retener por mas tiempo mis preguntas. Sus ojos se abren pero no me mira — Mi madre… Tomo su mano sobre las sabanas y la aprieto. Entiendo de inmediato por su expresión de que se trata y un agujero de dolor se abre en mi estomago — No tienes que contarme esto si no quieres. — Quiero decírtelo. Toma un respiro profundo y acerca nuestras manos hacia sus labios para besarlas — El día en que mi madre murió descubrió a mi padre con otra mujer en su oficina. Creo que ella ya lo sabía. Pero quería verlo con sus propios ojos. Así que manejó hasta allá, y los vió. Después salió corriendo y se metió en su auto. Unos minutos después impactó contra un camión. Fue instantáneo. Mi pecho se aprieta dolorosamente como si alguien hubiera agarrado mi corazón y lo estuviera estrujando entre sus manos — Lo siento — Susurro, entonces lo abrazo porque no puedo creer que haya confiado tanto en mi como para compartirlo conmigo. — ¿La extrañas? — Susurro. Su suspiro mueve mi cabello mientras besa mi cien — Ahora si. Me quedo en silencio esperando entender lo que dijo, pero no lo hago. Justo cuando estoy por preguntar, él continua — No recuerdo mucho de cuando era pequeño. La psicóloga dijo que todo era demasiado para mi, así que mi cerebro simplemente se cerró a algunos recuerdos. Dijo que era normal y que pasaría. Y supongo que ahora lo ha hecho, pero a veces ni siquiera puedo recordar como era su voz. Todo fue dicho en su susurro ronco lleno de dolor que me hirió por dentro. Me apoyo en un codo y beso sus labios tocando su rostro en todo momento haciéndolo saber con ello que estoy aquí para él. — Rose, anoche — Dice inclinando su cabeza para mirarme— No me dejaste terminar. Quería decirte que si no te hubiera besado en esa fiesta hace tres meses entonces de seguro hubiera aceptado bailar con Teresa o con cualquier otra persona sin importar si teníamos historia juntos o no. Pero ahora es diferente. No puedo siquiera pensar en bailar con alguien que no seas tu. Tengo que esconder mi rostro en su hombro para que no vea mi sonrojo. 35

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*** Él tuvo que irse poco después, pero el domingo en la noche vimos una película de terror en mi habitación, con la puerta abierta, por supuesto. Y después de que él se fue, me bastaron solo unos minutos para saber que no iba a poder dormir ni un solo segundo. Todos los ruidos de la calle y de las ramas del árbol que estaban fuera de mi ventana hacían imposible cualquier posibilidad de que pudiera conciliar el sueño en algún futuro cercano. Así que con un ojo en la ventana y otro en el celular llamo a Sebastián mordiéndome las uñas de mi mano. Él contesta al tercer timbrazo — ¿Rose? — Estúpida película de terror — Espeto. Lo escucho reír del otro lado del celular — ¿Quieres que vuelva? Muerdo un poco mas mis uñas — Yo… — Voy para allá. Ya que salió por la puerta de la sala siendo escoltado por mis padres, no hay ninguna oportunidad de que vuelva a entrar por allí cuando se supone que ya se fue. Así que le mando un mensaje para decirle que suba por la ventana. No es como si no lo hubiera hecho antes. En este punto me siento como Rapunzel. Me paseo de un lado a otro mientras lo espero y mientras mas tiempo demora mi corazón late mas y mas fuerte. ¿Puedo estar teniendo un ataque al corazón? Pellizco fuerte mi brazo izquierdo y chillo del dolor, así que no. No estoy teniendo un ataque al corazón. Cuando ya no lo puedo soportar mas me acerco a la ventana al mismo tiempo que Sebastián se impulsa hacia adentro. — ¡Me asustaste! — Chillo con el corazón acelerado. Pero él solo sonríe mientras se las arregla para pasar su otra pierna por la ventana. Solo estoy con mi piyama de algodón y aunque cubre todo lo que debe cubrir, aun así me siento un poquito expuesta, así que rápidamente voy hacia mi cama esperando que capte la indirecta y

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simplemente me siga. Aparto las sabanas y me acuesto. Segundos después lo escucho dejar sus zapatos en el suelo y luego su cuerpo cálido está junto al mío. Sin embargo no me doy la vuelta hacia él. Me da un beso en la cien y apaga la luz de mi lámpara que está de su lado. Luego siento su brazo envolverse a mi alrededor. Suspiro relajándome por completo al sentir su calor tan cerca de mí. — Está bien — Susurra suavemente en mi oído — Solo películas de dibujos animados de ahora en adelante. Le sonrio a la oscuridad.

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Capitulo 7

Unos brazos asombrosamente cómodos empiezan a deslizarse lejos de mí unas horas después y me quejo. — ¿Qué hora es? — Van a ser las 6. Demasiado temprano. Con mis ojos aun cerrados me doy la vuelta y arrojo mis brazos a su alrededor apretadamente. Lo escucho reír — Tengo que irme Rose. — Todavía no — Digo haciendo un puchero. Si estuviera totalmente despierta estoy segura de que habría estado avergonzada, pero como no lo estoy, no me importa. Es como no tener ningún filtro entre mi cabeza y mi boca. No estoy pensando lo que digo, simplemente se desliza de mis labios, así sin mas — Quédate conmigo un rato mas. Su cuerpo se relaja y vuelve a acostarse más cerca de mí. — Solo unos minutos más. — Me gustaría quedarme así para siempre. — Umm…. — Se enrolla más cerca de mí y siento sus labios en mi cuello — Creo que aun estas mas dormida que despierta. Acomodo más mi cuello para darle mayor acceso— ¿Por qué? — Porque jamás dirías algo como eso cuando estas totalmente consiente. — Siempre digo lo que pienso. — No siempre. Te guardas un montón de cosas. — No es cierto — Paso una mano por su cabello y el ríe contra mi cuello — Um, me encanta tu voz en la mañana. — ¿Ves? — Lo siento enderezarse apartando su cara de mi cuello y me quejo nuevamente cuando trata de alejarse de mi— Esas son cosas que no dirías despierta. 38

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— Si lo haría. — Está bien — Dice besando mis labios en su lugar — Así que, mmm…¿Qué mas te encanta sobre mi? Me rio — ¿Tengo que elegir? Me gusta cada parte de ti. Lo escucho reír también y siento sus labios sobre los míos suavemente — A mi también. — ¿A ti también te gusta todo de ti? — Rio contra sus labios. — No, a mí también me gusta cada parte de ti. Te amo. Pienso. Y luego… …¡Estoy completamente despierta!

Sebastián

Sus ojos se abren de golpe y su risa se desvanece. Siento como todo su cuerpo se tensa contra mi y luego se aparta rápidamente de mis brazos. — ¿Qué sucede? — Le pregunto enderezándome. — Nada — Dice mientras se levanta de la cama completamente despierta y se apresura a su armario para sacar su bata — Pero tienes razón, debes salir antes de que mis padres se despierten. Um, está bien. Aparto las sabanas y me siento al borde de la cama. Paso una mano por mi cabello mientras la observo ponerse la bata rápidamente. Recojo mi ropa y me la pongo tan rápido como puedo. Una vez que estoy listo bajamos las escaleras con cuidado de no despertar a nadie y ella abre la puerta de entrada para que yo pueda salir. Me detengo un segundo en la puerta para besar sus labios — Te veo dentro de poco. — Adiós — Susurra.

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Hay algo extraño en su voz. Me quedo mirándola unos segundos extras intentando descubrir que es lo que la está perturbando, pero ella pone una sonrisa en su rostro y le da a mi brazo un pequeño empujón juguetón. — Vete ya. Le sonrio antes de robar un ultimo beso de sus hermosos labios y camino hacia mi auto mirando cada pocos segundos sobre mi hombro para verla aun en la puerta. Le guiño un ojo antes de subirme y alejarme de allí. Aun es temprano, pero el sol ya está comenzado a aparecer por lo que me apresuro por la calles lo mas rápido que puedo. Cuando llego a casa Carmen ya está allí merodeando por la cocina y me estrecha la mirada cuando me ve aparecer en la puerta. — ¿Quiero saber donde estabas? — Me pregunta con una ceja levantada. Me acerco y beso su mejilla sonriendo — Posiblemente no. — Mmm. Vas a ir al colegio ¿Cierto? Sabes que no me gusta que te pierdas clases. — Por supuesto. No faltaría por nada del mundo ahora que tengo una gran razón para ir a clases. Y no estoy hablando del estimulante entorno educativo. — Bueno — Me dice mientras toma su bolso y lo aprieta bajo su brazo — Voy a ir a comprar un par de cosas que faltan, así que espero que cuando vuelva ya no estés aquí. Palmea mi hombro mientras pasa y le sonrio antes subir las escaleras. Me doy una ducha rápida y miro la hora en cuanto entro a mi habitación. Las 7:00. Aun tengo un montón de tiempo para llegar temprano. Me recuesto un momento en mi cama y doy un gran bostezo. Anoche me dormí mucho después de la medianoche porque mirar a Rose dormir no es algo que pueda hacer siempre y no podía desperdiciar el momento durmiendo. Así que me quedé observando su hermoso rostro relajado con el sueño, sus adorables labios ligeramente entreabiertos, la manera en que su cuerpo se amoldaba perfectamente al mío. Fue una noche perfecta. Sonrio y ahogo un bostezo. Acomodo mi cabeza contra la almohada y cierro mis ojos diciéndome que solo será por unos minutos.

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Capitulo 8 Julieta Gruño cuando el sonido de la alarma de despertador en mi celular resuena estruendosamente en mi mesita de noche. Me estiro y lo apago. Me hago un jugo de naranja natural en la cocina y mi mamá me mira de reojo — ¿Estás bien? Te ves pálida. — Estoy bien — Le digo con todo el animo que puedo reunir. — ¿Sebastián va a pasar a recogerte? — No, me voy a ir caminando con Sofi. Es un poco tonto que Sebastián tenga que volver para llevarme al colegio. Sin embargo, no es como si le fuera a decir eso a mi mamá. Ni loca. Meto unas barras de cereales en mi mochila y le doy un beso en la mejilla a mi papá que aun está sentado en la mesa de la cocina leyendo las noticias de la mañana en su periódico. Mi mamá me acompaña hasta la puerta para poder saludar a Sofi y a Sami que llegan segundos después. No puedo evitar sonreír cada vez que veo a Sami. El hermano pequeño de Sofi. Es tan adorable que me dan ganas de apretar sus mejillas como suelen hacer las tías molestas. Tiene solo cinco años y es tan parecido a Sofi que hasta podría ser su hijo. Cabello rubio oscuro y brillantes ojos azules. Sofi se preocupa por él como si lo fuera también. Supongo que es por la gran diferencia de edades entre ellos. Y porque su mamá… bueno, solo digamos que está pasando por una fase. — Adiós chicas, adiós Samuel — Mamá le da un sonoro beso a Sami en su mejilla y juntos caminamos fuera de mi casa. Sami va concentrado en pisar cada línea del pavimento de la calle. Saltando tanto como puede mientras Sofi sostiene su mano con fuerza. Nos detenemos un minuto cuando llegamos al colegio de Sami y nos da un beso en la mejilla a cada una antes de irse corriendo. — ¡Comete toda la colación! — Grita Sofi encima de todo el ruido de los niños a nuestro alrededor. Pero es bastante difícil que haya oído algo. 41

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Supongo que piensa lo mismo que yo porque se da la vuelta hacia mí y suspira — ¿Crees que me escuchó? Nos reímos y empezamos a caminar nuevamente hasta nuestro colegio. Sofi está mirando su celular mientras caminamos y me acerco a ella justo cuando una publicación de una de las paginas que ella sigue llama mi atención. — Tenemos que ir a ver esa película. Sofi hace una mueca — No sé… si no se queda con León, no creo que valga la pena. — ¿Que? ¿Qué importa si no se queda con él? — Le pregunto confundida. Ella se me queda mirando con grandes ojos azules incrédulos — ¿Estás hablando en serio? ¿Tres temporadas juntos para que en esta película se quede con otro? Realmente no tiene sentido. — Técnicamente no estuvieron juntos en la segunda temporada completa… — Interfiero. — La cosa es — Dice ella decidida — Que prefiero que vayas tu primero y me digas con quien se queda así me salvo de sufrir una decepción. Ruedo mis ojos y sonrio un poco. — De todas formas — Continua — ¿Te sientes bien? — ¿Qué? ¿Por qué me pregustas eso? — Digo mirando hacia otro lado. — Um, porque te conozco — Me responde mirándome como si yo fuera lenta — ¿Qué esta sucediendo? Escúpelo. ¿Tiene que ver con Sebastián? Suspiro profundamente. Y ya que sé que no va a dejarme en paz hasta que le diga la verdad, simplemente me armo de valor y después de un momento de vacilación le cuento lo que ha estado sucediendo conmigo. Pensé que ella se sorprendería, pero en realidad soy yo la que termina sorprendiéndose cuando me dice que ya lo sabia. — ¡¿A que te refieres con que ya lo sabias?! Me detengo de golpe en la vereda mientras ella se detiene también y me mira con las cejas levantadas.

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— Bueno, solo era una corazonada. He notado como lo miras últimamente y solo tuve que sumar dos mas dos. — ¿Últimamente, cuando? — No sé Julie, supongo que después de que ustedes empezaron a salir como novios. Lanzo un suspiro entrecortado y sigo caminando— Dios, estoy mal. — ¿Vas a decírselo? Abro mis ojos hacia ella — ¿Qué? No. No lo sé. Aun no. Es demasiado pronto. — ¿Y qué? — Necesito procesarlo yo primero antes de anunciárselo. Además ¿Qué pasa si él no siente lo mismo por mi? Lo haría sentir mal y crearía una tensión incensaría entre nosotros. Solo… necesito tiempo. Caminamos el resto del camino en silencio y cuando llegamos al colegio solo me basta poner un pie dentro de la sala para saber que mi día acaba de volverse peor porque todos se quedan callados en cuanto pongo un pie dentro. Miro hacia atrás esperando ver a Sebastián, pero no está. En su lugar captó a Miguel mirándome de arriba hacia abajo como si estuviera evaluándome. Alejo mi mirada y me siento detrás de Sofi. Entonces me inclino para preguntarle en un susurro — ¿Sabes que está sucediendo? Ella niega con su cabeza y la veo inspeccionar la sala con el ceño arrugado. Sea lo que sea no debe ser bueno.

Sebastián Me despierto con un sobresalto cuando siento la puerta de entrada cerrándose de un portazo. Veo la hora en mi celular. ¡Las 11 de la mañana! Me arreglo rápidamente y salgo volando de mi habitación. Intento no meter mucho ruido una vez que cierro la puerta detrás de mi para que Carmen no se de cuenta de que acabo de salir.

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Entro a mi auto y acelero. No puedo creer que me quedé dormido. Desde que entramos a clases no he llegado tarde ni una sola vez. Aunque tiene mas que ver con que me gusta ver a Rose antes de entrar a clases que de otra cosa. De todas formas, cuando entro al colegio la secretaria me detiene un par de minutos para darme un pase y una reprimenda por haber llegado tan tarde, junto con una advertencia de que la próxima vez no será tan fácil. — No se preocupe — Le digo guiñándole un ojo — No volverá a suceder. Cuando entro, el patio es un hervidero de actividad. Supongo que llegué justo para el segundo receso. Intento localizar a Rose pero no logro verla por ninguna parte. Así que me siento en una de las muchas bancas que hay por allí y pacientemente espero a que termine el receso para poder verla. No pasa mucho tiempo antes de que me de cuenta de que algo extraño está sucediendo. Las chicas me miran para luego alejar la mirada rápidamente para reír nerviosamente entre ellas. Y algunos de los chicos me palmean la espalda como si me estuvieran felicitando por algo. Los aparto con un brazo y estoy a punto de exigirles que me digan que demonios esta pasando cuando Sergio me salva de hacerlo. Se sienta a mi lado y golpea mi brazo — Así que ya sellaste el trato ¿Eh? Me echo para atrás para mirarlo — ¿Qué? ¿De que demonios estas hablando? — Um — Él me mira asombrado — Pues, ¿Cómo digo esta sin que suene mal?. Todos andan diciendo que pasaste la noche en casa de Julie. Y antes de que preguntes. No, no a dormir. Me paro de un salto — ¿Qué demonios? — ¿Así que no es verdad? — Claro que no, ¿Dónde demonios oíste eso? Sergio me mira pareciendo casi asustado — Am, yo… me lo dijo Daniela… pero todos andan comentándolo. Me alejo mucho antes de que él pueda terminar la oración. No puedo creer lo que está sucediendo. Simplemente no puedo. ¿Las personas no tienen vida propia de la cual preocuparse? ¿Por qué difundirían un rumor así?

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Encuentro a Daniela y le pregunto tan calmadamente como puedo donde oyó ese estúpido rumor. Tengo que llegar al origen de esto. No se puede quedar así. Daniela me dice con voz entrecortada — supongo que no hablé tan calmadamente como pensé — que lo oyó de otra persona. Así que voy hacia ella y así sucesivamente hasta que todo esto me lleva a Vanessa. No debería sorprenderme. Ella se muerde el labio en cuanto le pregunto lo mismo que he estado preguntando a los demás — Bueno, prometí no decírselo a nadie — Susurra — Pero Teresa te vió saliendo de casa de Julie hoy temprano en la mañana. Eso es todo. Creo que estoy a punto de malditamente estallar. Tomo respiraciones profundas para intentar calmarme, pero no creo que esté funcionando muy bien. Dios, Rose. Ella debe saberlo a estas alturas. Odio que todo esto le esté sucediendo por mi culpa. Si ella estuviera saliendo con cualquier otra persona estoy seguro de que esto no estaría sucediendo. Cargo hacia donde está Teresa riéndose con sus amigas y la enfrento. Ella palidece en cuanto me ve.

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Capitulo 9 Julieta Las personas se me quedan mirando cuando camino por los pasillos del colegio. Incluso una chica se atrevió a insultarme dentro del baño de mujeres diciéndome una palabra que no reproduciré. Es ridículo. Ni siquiera conozco a la mitad de ellos. Y no tienen ningún derecho a juzgarme ni mucho menos a meterse en mi vida. Rumores. Estúpidos rumores. Miguel pasa por mi lado y me guiña un ojo. Alejo mi mirada rápidamente y me apresuro por el pasillo para alejarme. Él ha estado haciendo eso mas y mas. No sé como reaccionar a ello. Creo que debo decírselo a Sofi. Pero Dios, hay otras cosas muchos mas importantes en mi vida ahora mismo. La noche pasada sentí como si mi corazón fuera a explotar cuando mi subconsciente susurró esas palabras en mi mente. No puedo dejar de pensar que es demasiado pronto para ello. Pero no puedo evitarlo, ni mentirme a mi misma. Amo a Sebastián. Y esta revelación me ha tenido en un estado de nerviosismo perpetuo desde anoche. Sinceramente nunca creí que algo así fuera a sucederme. Cuando acepté ser su novia me dije a mi misma que solo tomaría las cosas día a día. No me permití pensar en el mañana porque entonces probablemente le hubiera dicho que no a Sebastián cuando las palabras "¿Quieres ser mi novia?" salieron de sus labios. — ¡Julieta! Mi pecho se aprieta dolorosamente al oír mi nombre en sus labios. Dios, esto ha estado pasando desde antes ¿Verdad? Me empecé a enamorar de él día a día. No fue algo que sucedió de un momento a otro. Simplemente pasó tan lentamente que no había tenido conocimiento de ello hasta anoche. Me doy vuelta para enfrentarlo. Parece preocupado. — Me acabo de enterar, yo… Dios, lo siento tanto Rose. Acabo de hablar con Teresa para que acabara con todo esto.

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— No creo que eso vaya a funcionar — Miro hacia el suelo porque soy incapaz de mirarlo a los ojos ahora. No con mis sentimientos tan a flor de piel. Ni siquiera estoy preocupada por esa estupidez que dijo Teresa. Porque sabia que Teresa lo había dicho. Vanessa me lo dijo. Pero las personas pueden pensar lo que quieran. Estoy harta de preocuparme por lo que los demás puedan pensar de mi. Ahora solo estoy preocupada por lo que las personas que amo puedan pensar. O sentir. Él toma mi rostro entre sus manos y me hace mirarlo — Lo hará. La amenacé con decirle todo al director. Y todo el mundo sabe que él nunca tolera nada que pueda poner a su colegio en problemas y los padres puedan vengan aquí a presentar quejas. Asiento. Espero que él tenga razón sobre esto. Pero aun así yo no espero mucho de ella ni de las demás personas. Siempre habrá algo de que hablar y mientras no sea de ellos mismos mucho mejor para ellos. Me las arreglo para sobrevivir por el resto del día y para cuando llegamos a casa Sebastián me detiene un momento dentro del auto. El sol ilumina sus ojos y los hace resplandecer. Me pierdo un segundo en ellos y no escucho lo que acaba de preguntarme. — Um ¿Qué dijiste? Sonríe de lado y ese hoyuelo que me vuelve loca hace su aparición. — ¿Hacemos algo mas tarde? — Estoy cansada — Le digo. Me inclino y beso la comisura de sus labios — ¿Nos vemos mañana? Él asiente, pero siento que no está muy contento conmigo y tiene toda la razón para hacerlo, así que añado — Sueña conmigo ¿Está bien? Me da una pequeña sonrisa que calma un poco mi pecho — Siempre.

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Sebastián Le dije a Rose que todo estaría bien. No sé si me creyó. Estuvo inusualmente callada mientras nos dirigíamos a su casa. Sin embargo, lo entiendo. Ella sabia que algo como esto podría pasar y solo ahora entiendo por qué había querido con tanta fuerza que no dijéramos que éramos novios por un tiempo. Y yo había estado de acuerdo con ella, pero entonces cuando esas chicas me detuvieron a mitad del pasillo el primer día de clases, justo en frente de Rose y vi su expresión, supe que eso no iba a funcionar. No podía actuar como siempre y pretender que no estábamos juntos. Así que fui y le dije a todos que éramos novios. Pensé que todo estaría bien, quiero decir, ¿A quien demonios le importa si somos novios o no? Pero no sucedió de esa forma. Todas esas cosas que Teresa ha hecho para molestar a Rose. Dios, debería haber hablado con ella ese primer día y tal vez nada de esto estaría sucediendo. Rose nunca estuvo expuesta a este tipo de cosas. Siempre fue de bajo perfil, así que entendí cuando me respondió que estaba cansada cuando le dije que hiciéramos algo mas tarde. Sé que necesita tiempo para procesar todo y se lo daré, tanto como pueda. Pero no puedo evitar querer pasar cada segundo que pueda con ella. Los días pasan y las cosas se asientan un poco. Supongo que Teresa hizo lo que le dije porque no he vuelto a escuchar ni una sola palabra sobre ese maldito rumor otra vez. Sin embargo las cosas entre Rose y yo no han ido muy bien. Sigo sintiendo que hay algo que no me está diciendo. Y no puedo imaginar de que se trata. Estos últimos días ella ha estado evitando mis llamadas y cuando responde mis mensajes lo hace con palabras monosílabas cada vez. Y ya no puedo seguir intentando descubrir que está pasando. Tenemos que hablar. Por eso me acerco a ella sin que me vea en el primer receso y le mando un mensaje, esperando que me responda. Pero no lo hace, en su lugar simplemente mira su celular y luego lo guarda en su bolso. — ¿Está sucediendo algo?

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Capitulo 10 Julieta Se me cae el bolso al suelo cuando su voz me sobresalta. Sebastián lo recoge por mi y me lo pasa — Has estado ignorando mis llamadas y mis mensajes — Me dice seriamente — Sé que toda esta cosa de los rumores y Teresa aun está muy fresco, pero no podemos dejar que nos afecte. Asiento. Él tiene razón. No estoy dejando que me afecte. Todo esto no es por ello, pero no puedo decírselo aun. Él me mira con esos ojos claros que he llegado a amar. Dios, amar es una palabra tan grande y aterradora. Se acerca a mi y se inclina para besarme. Mi corazón explota con todos los sentimientos que estoy sintiendo por él en estos momentos. — Carmen va a hacer la cena esta noche, solo seremos nosotros tres ¿Qué dices? Normalmente saltaría y le diría que si en un santiamén, sobre todo porque su padre no estará y tendré la oportunidad de hablar con la señora Carmen, preguntarle todo sobre Sebastián cuando era pequeño y molestarlo en el proceso, pero… — Gracias, pero yo… am, quedé con Sofi esta noche. No es exactamente una mentira. Necesito desesperadamente una noche de chicas para saber que demonios voy a hacer con mi vida. Sebastián me mira antes de agacharse y besar mi frente — Está bien. *** Una vez que las clases acaban Sofi y yo vamos al baño de chicas, mientras yo me encargo de mis asuntos ella retoca su lápiz labial en el espejo. — Así que ¿Has hablado con Sebastián? — Me pregunta a través de la puerta. Voy hacia el lavado para lavar mis manos y la miro a través del espejo — No, no he podido hacerlo. Además con todo esto de los rumores… Ella resopla — Ni me digas. No sé como esa chica… 49

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Se detiene cuando su celular comienza a sonar. Con el ceño fruncido lo lleva a su oído — ¿Mamá? No, te dije que saldría... ¿Ahora? — Ella suspira profundamente y sus hombros caen — Está bien. Estaré allí en 10. Cuelga y me mira — Lo siento Julie, me tengo que ir. Sami está solo en casa. — Está bien, no te preocupes. Podemos salir otro día. — ¿Estás segura? Puedo ir a dejarte a tu casa si quieres. — No. Ve a cuidar de Sami. Además, iba a ir a sacar un libro de la biblioteca de todas formas. Ella me sonríe y nos acercamos para abrazarnos antes de que se vaya. Después de haber arreglado un poco mi cabello en una trenza suelta a un lado de mi hombro, salgo del baño y mientras estoy cerrando la puerta detrás de mi creo ver a alguien mirándome por el rabillo del ojo y casi salto en el aire cuando esa persona se me acerca de repente. — Hey Julie. Con el corazón aun palpitando me doy cuenta de que es Miguel y una sensación extraña se instala en mi estomago. — Um, hola. La forma en la que me está mirando ahora mismo esta enviando escalofríos sobre mi columna vertebral. Ha logrado acercarse de tal forma que ahora me encuentro tocando la pared del baño con mi espalda. — ¿Qué… um — Trago saliva y lo miro — ¿Qué estas… — Sabes, Sebastián y yo hemos sido amigos desde hace muchos años — Dice resueltamente — Incluso antes de que Sergio se uniera al grupo. Y ahora sin embargo no hemos hablado desde que me golpeó y ni siquiera se ha acercado para disculparse desde que entramos a clases. No se supone que funcione así ¿Sabes? Hermanos antes de chicas y todo eso. Pero lograste interponerte entre nosotros. ¿Qué se siente, eh? Tener al escurridizo Sebastián Gavin colgando de la palma de tu mano. — Miguel, yo… No me deja terminar. Apoya una mano en la pared al lado de mi rostro y se acerca aun mas. Mirándome de forma amenazadora. Y el miedo tiene a mis pies plantados en el suelo. 50

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— Ni siquiera eres tan especial. ¿Qué vio él en ti? No recuerdo que besaras realmente bien, pero tal vez deberíamos refrescar mi memoria. Antes de que pueda apartarme, él toma mi cabeza con posesividad y fuerza su boca contra la mía. Intento luchar, pero su cuerpo me tiene inmóvil contra la pared haciendo inútil que intente escapar. Aun cuando esto se parece a cuando Sebastián me besó en aquella fiesta hace meses, la forma en la que esto me hace sentir es totalmente diferente. Siento ganas de vomitar, llorar, gritar tan fuerte que todo el mundo lo oiga. Lucho con todas mis fuerzas, con brazos y piernas, pero nada resulta. Sigo luchando hasta que ya no queda nada de fuerza ni energía en mi cuerpo. Un segundo estoy luchando y al siguiente mi mente simplemente se desconecta de mi cuerpo.

Sebastián Paso el resto del día con una mala sensación en el estomago. Rose hizo su mejor esfuerzo por evitar mirarme en clases y hablar lo menos posible durante la hora del almuerzo y los recesos restantes. Y ahora mas que nunca sé que hay algo que me está escondiendo. Sé que Sofi la llevará a casa hoy, pero no puedo dejar que se vaya antes de que hablemos. Así que me apresuro por los pasillos intentando interceptarla antes de que pueda irse. Me encuentro con Sofi en una esquina y agradezco a mi buena suerte por ello. — ¿Dónde está Julieta? — La dejé en el baño de chicas, si te apresuras probablemente la alcances antes de que salga. — Gracias. En el camino soy interceptado por un par de chicos que quieren saber a que hora es el próximo partido, lo que en estos momentos no me podría importar menos, pero aun así les respondo rápidamente para que me dejen en paz y pueda encontrar a Rose. La única razón por la que estoy en el equipo es para poder sacar un poco de tensión, pero ahora solo parece entrometerse con cosas mucho mas importantes. Me apresuro tanto como puedo, pero cuando estoy frente a la salida del baño de chicas me detengo como si hubiera chocado con una gran pared invisible. Debe ser un maldito error. 51

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Porque esa no puede ser mi Rose. Esa no puede ser ella… besando a Miguel. Todo mi interior se aprieta y me alejo a grandes zancadas, no sin antes escucharla gritar — ¡Sebastián! Pero no puedo detenerme. Sigo corriendo hasta que llego a la salida del colegio y me quedo parado allí viendo los autos pasar. Parte de mi sigue sin creer que esto acaba de pasar. ¿Esto es lo que me estaba escondiendo? ¡Maldita sea! — Sebastián… Todo mi cuerpo se tensa cuando escucho su voz detrás de mi. Mi pecho se siente como si hubiera sido pisoteado en el suelo. Mi respiración sigue viniendo rápidamente y estoy seguro como el infierno que no es porque acabo de correr. — Debiste creer que era un estúpido — Digo odiando que mi voz haya sonado tan ronca. — No, eso no es… — Empieza a decir en voz baja, pero no la dejo continuar porque eso solo empujaría un poco mas el cuchillo en mi pecho. — Pensé que solo habías estado extraña por lo de Teresa y los rumores — Digo sin aun darme la vuelta — Pensé que solo necesitabas espacio y te lo di. Pero ahora entiendo todo. No te preocupes, ya no volveré a molestarte. Comienzo a caminar hacia mi auto, pero ella toma mi brazo entre sus manos y me detiene. Cierro los ojos por un segundo sabiendo que esta es la ultima vez que ella me tocará de esta forma. Al infierno todo esto, Miguel puede tenerla si quiere. Ya no me importa. — ¡No! Eso no es lo que ha estado pasando — Grita — ¡Ni siquiera me has dejado hablar! Me doy la vuelta para mirarla endureciendo mi corazón tanto como puedo cuando veo sus ojos llenos de lagrimas — Entonces dime, si no es eso que acabo de presenciar allí, entonces ¿Qué? — Yo… — Empieza a decir, pero no continua. Y eso es todo lo que necesito. Si lo que ella quería era que la dejara en paz entonces es lo que haré. — Eso pensé — Digo dándome la vuelta nuevamente hacia mi auto — Adiós Julieta. Y está vez lo digo de verdad.

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Capitulo 11 Julieta No pude estudiar, apenas y pude dormir. La verdad es que hasta pensé en no asistir a clases al día siguiente, pero finalmente terminé yendo. Tenemos examen hoy, así que no podía faltar. En cuanto entro me siento en mi puesto de siempre sin mirar a nadie e intento calmarme. Sebastián es el ultimo en llegar y el profesor lo mira brevemente por encima de sus anteojos antes de volver su atención a las hojas de los exámenes que están en sus manos. No lo miro cuando lo escucho caminar. Sofi aprieta mi mano bajo la mesa y me hace sentir un poco mejor. Ayer lo llamé un millón de veces a su celular solo para ser mandada a su buzón de voz cada vez. Quiero decirle lo que pasó, quiero explicarle… Casi le digo que lo amo. Estuvo en la punta de mi lengua cuando se giró para mirarme. Pero no pude decir las palabras. ¿De que hubiera servido? Él ya no confiaba en mi. Si yo le hubiera dicho en ese momento que simplemente estaba asustada porque me había dado cuenta de que estaba enamorada de él, él no me habría creído. No en ese momento, no cuando sus hermosos ojos claros me miraban con tanta decepción. Mirarlos fue como una gran puñalada en el estomago. Aun se siente así. Paso una mano por mi estomago en un intento de aplacar el dolor mientras el profesor entrega el examen a cada estudiante, luego nos dice que tenemos 55 minutos para terminarla, ya que según él, está demasiado fácil. Suspiro e intento concentrarme. Escribo mi nombre en la hoja y la fecha… Leo las preguntas 3 veces, y aun así todavía no sé que responder. Esto jamás me había pasado. Creo que estoy literalmente sudando. No puedo hacer esto, no puedo. No recuerdo nada de lo que leí. Y ese es el problema, leí toda la materia, pero en realidad no entendí nada de lo que estaba leyendo. Las fechas se mezclan en mi cabeza y de las 7 preguntas logro contestar 4, y ni siquiera sé si están bien. Nunca me había sentido tan desconfiada de mis respuestas antes. Me siento horrible una vez que logro entregar la prueba. Siempre suelo quedarme hasta que todo el tiempo acaba, revisando y volviendo a leer lo que escribí, pero ahora ya no hay nada mas que pueda hacer. 53

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El profesor me mira desconcertado y aparto la mirada rápidamente de él. Necesito salir de aquí. Tomo mi bolso y salgo sin mirar a nadie. Mis manos aun están temblando cuando cierro la puerta detrás de mi y creo que podría desmayarme de un momento a otro. La segunda clase también es un suplicio, una vez que suena el timbre yo ya estoy fuera de la sala. Solo quiero que este estúpido día termine ya.

Sebastián Examen de historia. ¿Qué demonios me importa un maldito examen de historia cuando mi mundo acaba de volverse al revés? Entro a la sala y toma todo de mi evitar mirar hacia el lugar en donde sé que ella está sentada. No debería importarme. Solo vine hoy porque el equipo de futbol cuenta conmigo y no puedo darme el lujo de bajar mis notas ahora que me ha ido relativamente bien. Imágenes de nosotros sentados en el suelo de su habitación con ella intentando explicarme la materia mientras yo intentaba hacerla reír chocan contra mi y agito mi cabeza en medio del examen para evitar soltar una palabrota. Tengo que olvidar todo. Borrón y cuenta nueva, es fácil decirlo ¿Cierto? Juego en piloto automático. Y funciona. Ganamos 3 a 1. Jamás un triunfo se había sentido tan vacio. A uno de los chicos del equipo se les ocurre hacer una fiesta de celebración en su casa y ni siquiera sé por que se me ocurre ir. No tengo ganas de celebrar. No tengo… Dios, tengo que dejar de ser un maldito depresivo. Estoy sentado en una de las bancas en el patio de la casa de Fernando, Federico o como sea que se llame, cuando o el rabillo del ojo veo entrar a Ro… No, niego con la cabeza. Necesito dejar de pensar en ella de esa forma. Julie. Ella entra, se queda parada unos segundos juntando sus labios, antes de finalmente ir a sentarse a la banca. Frente a mi. Parece que va a decir algo, pero no necesito que me pida disculpas o decirme que ahora está en una… relación… o lo que sea con Miguel. Sip, no necesito de eso. Así que me paro antes de que ella pueda articular palabra y entro en la casa. 54

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Minutos después ya perdí la cuenta de cuentas latas de cerveza he bebido cuando Sergio me palmea la espalda. — Vamos amigo. Quiero negarme, pero ¿De que sirve ya quedarme aquí? Esta fiesta apesta. No he hablado con nadie y cada vez que alguna chica se acercó a mi simplemente le gruñí y me alejé. La única persona a la que podía soportar en estos momentos era a Sergio y solo porque él nunca hace preguntas y necesito eso ahora. Me levanto de mi asiento, pero la habitación da vueltas a mi alrededor y parpadeo hacia Sergio esperando el zumbido agradable que solía dejarme el alcohol, ese adormecimiento que lograba acallar mis pensamientos, pero no está funcionando esta vez. La sensación de vacio en mi pecho sigue allí, recordándome lo que ya había averiguado antes. La cerveza no sirve para nada mas que intensificar todo a su máximo multiplicador. Sergio pierde la paciencia conmigo cuando no logro estabilizarme y se acerca para ayudarme a caminar. Me apoyo parcialmente en él y nos dirigimos hacia afuera. Hace un frio del demonio y creo que eso finalmente hace que el alcohol haga efecto y viaje por todo mi torrente sanguíneo. Nos tropezamos hacia su auto, pero me detengo cuando intenta meterme dentro. — Te quiero hermano, lo sabes ¿Verdad? Sergio resopla — Si, yo también. Solo metete en el maldito auto antes de que pierdas la conciencia. — No tengo conciencia — Digo mientras mi mirada se dirige hacia los demás autos aparcados fuera de la casa en donde se está haciendo la fiesta. Buscando uno en particular. — Se ha ido — Digo mirando a Sergio una vez mas. Él sabe que no estoy hablando solo de la fiesta. No necesito decirlo. — La tienes peor de lo que pensaba amigo. La compasión en la voz de Sergio me hace enojar. No necesito la compasión de nadie. Pero eso se disipa rápidamente, los efectos del alcohol finalmente alcanzándome. Mis ojos se cierran y mi mente finalmente se va a la deriva.

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Capitulo 12 Julieta Para cuando finalmente Sofi y yo salimos de la casa, me detengo de golpe cuando veo a Sergio junto a su auto sosteniendo a Sebastián quien tiene sus ojos cerrados como si estuviera durmiendo. Sergio intenta ponerlo dentro del auto pero falla miserablemente cada vez. Me acerco casi sin pensarlo. Mi corazón martillando — ¿Qué sucede? — Mis ojos en Sebastián todo el tiempo en que hago la pregunta. Sergio voltea a verme y su rostro se llena de alivio — Julie, gracias a Dios. ¿Podrían echarme una mano? — ¿Qué le pasó? ¿Está bien? — Pregunto mientras abro la puerta lo más que puedo mientras Sofi lo ayuda a empujar a Sebastián dentro del auto. Él está callado, sus ojos están cerrados fuertemente como si quisiera mantenerlos así. — Si, si — Dice Sergio pasándose una mano por la frente — Solo bebió un poco demás, eso es todo. Él suspira y luego nos mira — Gracias, no sabía si podría haberlo hecho solo. Le dije que se subiera antes de que perdiera la conciencia pero por supuesto no me hizo caso. Camina para subirse al asiento del conductor, pero con una mirada hacia donde está Sebastián casi acostado en los asientos de atrás, se detiene y nos mira nuevamente. — Sé que probablemente estoy pidiendo demasiado… Ante nuestra mirada de escepticismo, él se apresura a seguir — Pero son las únicas aquí que están bien. Y no quiero que él vomite y se ahogue mientras yo estoy conduciendo. Sofi me mira. Pero yo no sé que decir. Mi estomago pulsa con nerviosismo. — ¿Cómo se supone que nos iremos después? — Dice ella después de un rato. Buena pregunta. Ni siquiera había pensado en eso. Sergio se rasca la cabeza — ¿No traes tu auto? Sofi asiente lentamente. — Podrías manejar detrás de mí, así pueden irse después. 56

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Mi estomago da un vuelco. — Julie, yo puedo… — No, está bien. Tú maneja, sabes que me pongo nerviosa cada vez que conduzco un auto que no conozco, yo iré con Sergio. Me mira un largo segundo asegurándose de que esto es lo que quiero y entonces se dirige hasta su auto, mientras yo me deslizo al lado de Sebastián y cierro la puerta. Él suspira a mi lado mientras Sergio entra al lado del conductor y enciende el auto. Se suponía que solo debía vigilar a Sebastián en caso de que vomitara, pero él se mueve y reposa su cabeza sobre mis piernas como si ni siquiera supiera que yo estoy allí. Sergio suspira en cuanto lo ve por el espejo retrovisor — No debí dejar que tomara tanto — Murmura. Pienso lo mismo. Jamás lo había visto de esa forma y no me gusta. Hacemos el camino en silencio. Si Sergio sabe algo de lo que pasó con Miguel no lo menciona. Sinceramente no sabría que decir si él llegara a preguntarme algo. Miro hacia mi regazo. A Sebastián inconsciente y levanto una mano hacia él. Sé que no debería tocarlo, que voy a arrepentirme más tarde, pero no puedo evitarlo por mucho tiempo. Cepillo su suave cabello con mis dedos mientras su aliento sigue calentando la piel de mis piernas. Desde que sucedió lo de Miguel he intentando acercarme para explicarle lo que pasó, pero él se aleja antes de que pueda decir alguna palabra cada vez. Ha estado evitándome y lo entiendo, creo que yo también estaría haciendo lo mismo si las cosas hubieran pasado al revés, pero Dios, necesito hablar con él. Cuando llegué a la fiesta y me senté frente a él, pensé que finalmente podríamos hablar, pero en cambio él se levantó y me dejo sola. Estuve molesta después de eso. Si, me vio besando a alguien mas, o mas bien siendo besada por alguien mas, pero debió haber dejado que le explicara antes de correr de mi. Al menos merecía que me escuchara. Estuve enojada con él durante todo el resto de la fiesta. Furiosa. Me dije "Al diablo con él" "Si no confía en mi entonces no importa" Pero solo me falto verlo otra vez para olvidar todo mi enojo.

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Para cuando llegamos a su casa mi corazón ya no puede soportarlo mas. Ayudo a Sergio a llevar a Sebastián dentro y luego a ponerlo sobre su cama. Él ni siquiera se despierta mientras lo hacemos. Con cuidado saco sus zapatos de sus pies y tomo una colcha de uno de sus estantes para poder arroparlo. Acaricio su mejilla mientras lo acomodo y suspiro por no poder hacer nada más por él. — No te preocupes — Casi salto fuera de mi piel cuando escucho a Sergio hablar detrás de mi. Había olvidado que estaba allí — Me voy a quedar aquí para asegurarme de que este todo bien. Me doy la vuelta antes de dar una última mirada a Sebastián y miro a Sergio — No le digas que estuve aquí. — Pero Julie… — Por favor. Suspira — De acuerdo, de todas formas no creo que saberlo sea algo bueno para él.

Sebastián Me despierto de un salto, parte de mí queriendo golpearme por haber despertado de ese maravilloso sueño. Porque eso es lo único que puede ser ahora mismo. Un sueño. No sabía bien por qué había despertado hasta que mis sentidos se pusieron alerta nuevamente. Me muevo tan rápido que casi me tropiezo con las sabanas en mi intento de bajarme rápidamente de la cama. El dolor en mi cabeza explota a un nuevo nivel mientras mis ojos se ajustan a la luz. Sergio se sienta medio dormido del sofá de mi habitación y se restriega los ojos con sus manos — ¿Adónde vas? No estoy para juegos, hablo rápidamente — ¿Dónde está Julieta? Se sienta más derecho y entonces mira hacia el suelo. — Sergio — Gruño — ¿Dónde está ella? Sé que estaba aquí. Su olor se había quedado conmigo. Como si ella hubiera estado muy cerca de mí en algún momento. Y quería, no, necesitaba saber cómo y cuando había pasado eso. 58

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— Le prometí que no iba a decirte nada, pero ya que en realidad tu lo descubriste… Mi pecho se aprieta— ¿De verdad estuvo aquí? Sergio asiente. — ¿Cómo… por qué no puedo… Suspira — Estabas bastante borracho anoche. Toco mi cabeza con mi mano. Recuerdo haber bebido más de lo que había bebido en toda mi vida. Ver a Julieta y pensar que ahora ella quería a alguien mas me estaba matando. Necesitaba algo para aliviar el dolor aunque fuera por unos segundos. — Yo tenía que conducir hasta aquí y… en realidad no había nadie lo suficientemente lucido como para ayudarme, así que… le pregunté si podía chequearte en los asientos de atrás mientras yo conducía. Mi corazón se detuvo. ¿Ella me vio así? Maldición. — ¿Y ella aceptó hacer eso? — No estaba muy convencida en un principio, pero lo hizo. Se sentó atrás mientras tú apoyabas tu cabeza sobre sus piernas. Cierro mis ojos mientras la vergüenza se apodera de mí. Jamás quise que ella me viera de esa forma. Había llegado al límite de mi cordura y me había olvidado de todo lo demás. Ver a Julieta besar a alguien mas fue suficiente para volverme loco. Pero esa no era una excusa. Todo era mi culpa y ahora tenía que lidiar con las consecuencias. Jamás debí preguntarle si quería ser mi novia. Demonios, no debí decirle lo de mi madre. Tal vez simplemente sintió lastima por mi y no sabia como terminar conmigo. Por eso había estado extraña. O tal vez no, tal vez todo lo que vi solo fue un error. Debí escucharla cuando me quiso hablar… Yo… infiernos, ya no sé ni que pensar.

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Capitulo 13 Julieta El lunes siguiente no fue un buen día. De hecho fue horrible. Sofi no vino a clases porque estaba muy resfriada y el doctor le había dado reposo por el día. Sebastián vino a clases pero ni siquiera me miró. Intenté que eso no doliera, pero fue un esfuerzo inútil. Nadie había reído ni hablado a mis espaldas hoy. Las cosas estaban mejorando, pero no podía reunir el suficiente esfuerzo para alegrarme por eso. Porque mi corazón seguía sintiéndose destrozado dentro de mi pecho. Me sentí a la deriva hasta que pude visualizar algo en mi fututo cercano que me permitió concentrarme hasta que las clases acabaron. Mi meta era dirigirme hacia la biblioteca con solo una cosa en mente. Leer hasta perderme en las palabras. No me importaba que cosa lograra leer con tal de que me sacara de mi propia cabeza. Fui subiendo las escaleras cuando vi a la persona que menos quería ver ese día. Dios, tenia que ser una broma. ¿Mi día podría volverse peor? Teresa se detuvo un peldaño arriba del mío y me sonrió socarronamente. Su cabello rubio balanceándose con el viento. Con la esquina de mi visión vi a Sebastián bajando por el otro extremo. Un dolor profundo y desgarrador casi me derribó ¿Estaban juntos? — ¿Miguel no está contigo? — Preguntó Teresa con sorna — Oí que eran una especie de pareja ahora. Al parecer no te importaba tanto Sebastián como todos pensaban, ya que lo cambiaste así de rápido. Pero no te preocupes, me encargaré de que no se sienta tan solo. Furiosa rabia hirvió dentro de mi. Sentí como si finalmente hubiera alcanzado mi limite de paciencia. — ¿Sabes que? — Le dije con toda la actitud que pude reunir subiendo otro peldaño para que estuviéramos a la misma altura — Estoy harta de esto. Nunca en mi vida le he pegado a alguien pero estoy pensando seriamente en hacer una excepción justo ahora. Ella me dio una mirada llena de repulsión— No sé que vio Sebastián en ti, en serio. A los chicos no le gustan las mujeres que tienen esa actitud. 60

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— A los chicos tal vez — Repliqué elevando mi mentón negándome a ser intimidada por ella— Pero Sebastián no es un chico y está bastante grande como para decidir con quien estar. Si él quiere estar conmigo o con cualquier otra chica. Deberías aceptarlo y dejarlo ir. Ella rió. Fue una risa sin humor y un tanto despectiva — Eso no es lo que él me dijo hace unos momentos. Mi estomago literalmente cayó, pero intenté que no se mostrará en mi expresión. Tomé un profundo respiro y lo mantuve— Bueno, pues ya no estamos juntos ahora, así que déjame en paz. — ¿Dejarte en paz? — Preguntó con suficiencia — Si, eso no va a pasar. Me divirtió demasiado esparcir todos esos rumores sobre ti y que todos me creyeran. Tengo a todos en la palma de mi mano y no puedes hacer nada al respecto. Mi manos se apretaron en puños. Ya no podía mas. Esto se terminaba acá. No pensaba seguir siendo la civilizada en esta historia. *** Al día siguiente entro a clases casi sin aliento — atrasada, por haberme quedado dormida— y cuando me doy cuenta de que nuevamente todos están murmurando cuando llego, me dan ganas de gritarles que se queden callados porque había pensado que todo eso ya había quedado atrás. Pero cuando noto que no es de mi de quien están hablando si no de Teresa, me tranquilizo y me voy a sentar a mi asiento. —No vas a creerlo — Me dice Sofi en cuento me ve — Pero al parecer alguien empujó a Teresa por las escaleras ayer y ahora está en el hospital. — ¿Qué? — Sip, ¿No es loco? Aunque pienso que después de todo lo que ha hecho este ultimo tiempo, tal vez se lo merezca. — Sofi. — ¿Qué? No intento ser mala, pero así es como funciona el karma. El profesor de matemáticas entra y cuanto está a punto de empezar la clase, la secretaria llama a la puerta y todos dejan de hablar para mirarla. 61

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La secretaria de nuestro sector es terriblemente amable y joven. Con unos lentes delgados en sus ojos y una sonrisa en su cara siempre que alguien necesita algo. — ¿Podría usted enviar a la señorita Julieta Rose a la oficina del director, por favor? El profesor me mira. — Claro — Dice.

No creo que jamás me hayan llamado donde el director. Ni creo que lo haya visto alguna vez cara a cara. Estoy bastante segura de que no sabe mi nombre. Cierro la puerta de la oficina en cuanto entro y me encuentro con una expresión adusta del director Higgins. He escuchado rumores sobre como trata a los alumnos, algunos dicen que tiene un agujero negro en donde debería estar su corazón. Que no tiene sentimientos ni emociones. Otros dicen que antes de ser director de colegio estaba al mando de un ejercito. Todo el mundo en el colegio le teme. Es por eso que sigue siendo nuestro director desde hace mas de diez años. Y a pesar de que sé que los rumores no siempre son ciertos y que la mayoría son solo tonterías, no puedo evitar sentir una especie de vacio en el estomago al estar aquí. Él me indica con una asentimiento que me siente y aunque mis piernas están temblando, hago lo que dice y me asiento sigilosamente. Dios, esta oficina es helada. Me estremezco y entonces miro hacia él. El director me mira un momento realmente largo, casi como si quisiera ver a través de mi, haciendo que me retuerce en el asiento bajo su escrutinio. Y a pesar de no tener idea de por qué estoy aquí, me dan ganas de escupir todos mis crímenes. ¡Si, le he mentido un montón de veces al profesor de educación física para no tener que participar en clases! Y si, ¡Fui yo quien escribió en la mesa el otro día! No fue me intención, estaba perdida en mis pensamientos y no me di cuenta de que en vez de estar dibujando en mi cuaderno, lo estaba haciendo en la mesa. Y eso no fue lo peor. Escribí Sebastián dentro de un corazón. Intenté borrarlo cuando me di cuenta, pero no salió. — Señorita Rose, supongo que está al tanto de la situación de la señorita Jiménez — Espera un segundo hasta que asiento y luego me taladra con la mirada — Ella ha señalado que fue usted quien la empujó por las escaleras. 62

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¡¿Qué?! Él sigue hablando ajeno a mi horror — Según lo que me comentó su padre, usted la interceptó ayer a la salida de la biblioteca después de haber acabado las clases. ¿Estaba usted allí? — Si… Pero yo no… — Así que está admitiendo que usted estuvo allí— Dice antes de pueda decir una oración completa — Bien, eso hace las cosas mas fáciles. Estoy seguro de que usted sabe que en esta institución no toleramos esa clase de cosas. — Usted no entiende — Le digo tragando el nudo en mi garganta — Yo jamás haría algo así. — Según lo que la señorita Jiménez les dijo a sus padres, usted siempre estuvo celosa de ella y ahora que su novio la dejó por ella no pudo soportarlo mas. Dijo que la amenazó, intentó golpearla y fue entonces cuando ella cayó por las escaleras. Todo mi cuerpo empieza a temblar. — La familia de ella está decidida a poner una denuncia al colegio si no hacemos nada, así que me veo en la obligación de suspenderla indefinidamente mientras todo esto se aclara. Las palabras resuenan en mi cabeza. Suspendida. Indefinidamente. No, no. Esto no puede estar pasando. Mi pecho se oprime cuando inhalo bruscamente en busca de aire. Me levanto de un salto, botando la silla en el proceso. — No, le juro que yo no he hecho nada… — No me importa que este suplicando en este momento. No pueden suspenderme. No pueden hacerlo. — Sus padres ya han sido llamados y estoy seguro de que estarán acá en cualquier minuto para llevársela. Así que puede irse ahora mismo. — Pero yo… — Puede retirarse de mi oficina ahora. — ¡No! ¡Usted no puede echarme! 63

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Un musculo salta en su mandíbula al mirarme — No me obligue a hacer algo de lo que pueda arrepentirme señorita Rose. Ahogo un sollozo y salgo corriendo de su oficina. Las lagrimas comienzan a salir tan pronto como empiezo a alejarme. Es como si estuviera llorando por todo. Por las risitas y murmullos cada vez que pasaba por algún pasillo, por Sebastián, y ahora por esto. Bajo corriendo las escaleras, las paredes simplemente parecen un borrón mientras las lagrimas desdibujan mi visión. No sé donde ir, pero quiero salir de aquí. Solamente quiero salir de aquí. Sigo corriendo hasta que finalmente termino en el estacionamiento. — ¿Julie? ¿Qué sucede, por qué estas llorando? Luis se baja rápidamente de su moto para inspeccionarme cuando me ve y me zafo de sus brazos en cuanto me toca. — Sácame de aquí — Suplico ahogada en lagrimas. Él me mira desconcertado — No tengo un casco de tu tamaño. — No importa. Por favor, solo llévame de aquí — Las lagrimas se desbordan por mis ojos mientras hablo y me sostengo de su brazo. Me observa un segundo con indecisión, pero entonces asiente rápidamente — Está bien — Me ayuda a subirme y enrolla mis brazos alrededor de su cintura — Pero agárrate fuerte y no me sueltes. Hago lo que me dice y pronto estamos en la carretera. No vamos muy rápido y lo agradezco, porque esta es en realidad mi primera vez en una motocicleta y no está pasando como imaginé que seria. No estoy amando la sensación como pensé. Simplemente quiero llegar a casa. Ahora. Él empieza a desacelerar mientras nos acercamos y deshago el nudo que tenían mis brazos alrededor de su espalda porque en esos momentos de verdad deseo que sea otra persona a la que me estoy aferrando. Pero entonces la moto empieza a emitir un sonido chirriante y a zigzaguear sin detenerse. Antes de que pueda gritar la moto se sacude hacia un lado precipitadamente. Mi cuerpo se inclina junto con ella. Mi cabeza se golpea contra algo y entonces el mundo se vuelve totalmente oscuro.

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Capitulo 14

El sonido de un goteo me insta a abrir los ojos, pero todo lo que veo es blanco. Blanco por todos lados. ¿Estoy muerta? Pero entonces me doy cuenta de que no, no estoy muerta, y que sin embargo estoy en un hospital. Parpadeo e intento mover mi brazo que arde como el infierno, pero cuando bajo la mirada me doy cuenta de que esta inmovilizado contra mi cuerpo. Genial. Suspiro y con dificultad miro hacia el lado una vez que mi visión se aclara un poco. Lo primero que veo es a Sebastián y mi corazón da un duro golpe contra mis costillas. Él está sentado en una silla cerca de mi cama. Me está mirando, pero no dice nada. Las lagrimas acuden a mis ojos de inmediato — Lo siento — Me ahogo — Lo siento mucho. Se acerca un poco, pero no me toca — Shhh… no llores. Está bien. — No, no está bien. Fui una tonta. Tenias razón. Tenias razón y no te escuché. Las lagrimas siguen surgiendo a medida que hablo. No puedo evitarlo. Me siento tan estúpida. Ni siquiera me paré a pensar que me estaba poniendo en peligro al no ponerme un casco. Ni siquiera se me pasó por la cabeza que esto podría pasar. — No tienes nada que sentir. No debiste subirte a esa moto sin protección, fue una mala decisión, pero lo importante es que no sucedió nada grave. Si, eso es seguro. No recuerdo exactamente lo que pasó una vez que me caí de la motocicleta. Solo que escuché a alguien gritar mi nombre, manos en mi rostro, y estaba casi segura de que era Luis pero no podía verlo del todo bien. Mis recuerdos están borrosos en los bordes como si fuera una especie de sueño. Luego alguien estaba preguntándome mi nombre y mi edad. Creo que respondí, no lo sé. Supongo que estaba solo medio consiente. ¿Luis estaba herido también? — ¿Luis está aquí? — Pregunto, preocupada de que este haya resultado herido por hacerlo llevarme a casa. Una emoción desconocida pasa por el rostro de Sebastián. Su mandíbula se tensa y mira hacia otro lado — No — Se aclara la garganta — ¿Quieres que vaya a buscarlo? Su voz suena rota cuando lo pregunta. Y no entiendo. ¿Por qué yo querría eso? 65

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Niego con la cabeza mientras mis ojos se arrastran perezosamente sobre su rostro. — Estoy suspendida — Susurro cuando recuerdo todo lo que pasó. Por qué me subí a esa moto tan irresponsablemente. Aun no puedo creer todo lo que pasó en el transcurso de unas horas. Él niega lentamente con la cabeza — No te preocupes por eso. Me quedo mirándolo. ¿Cómo no preocuparme por ello? El director me suspendió. Jamás había sido suspendida en toda mi vida. Mi interior aun tiembla con el recuerdo. — Pero él director piensa que hice a Teresa caer por las escaleras y sus padres van a poner una denuncia en contra del colegio. Si no hubiera estado respirando tan fuerte hubiera podido hablar y decirle al director que ayer cuando nos encontramos en la escalera finalmente me tragué mi orgullo y me alejé de ella sin decir ni una palabra mas, a pesar de que la escuché riéndose mientras me alejaba. Y eso fue todo, fue lo ultimo que supe de ella. Hasta hoy en la mañana. Pero el director ya había llamado a mis padres, así que supongo que eso no hubiera servido de mucho. Un musculo salta en la mandíbula de Sebastián, luego toma un respiro y su expresión se suaviza— Todo está bien. Confía en mi. Solo debes descansar ahora. Pero no quiero descansar, creo que he dormido mas de lo que debería. Quiero saber que pasó. Mi mirada recorre toda la habitación blanca, un movimiento llama mi atención en la esquina y solo entonces noto a Sofi casi acostada sobre un sillón grande y café, durmiendo. — ¿Qué hora es? Pienso que no va a responder, pero mira el reloj de su muñeca un segundo antes de responder — Son las 11. — ¿De la mañana? — No, de la noche. ¡¿De la noche?! — ¿Qué? ¿Estuve dormida todo este tiempo? Asiente tranquilamente — Te han estado monitoreando por si tenias una conmoción cerebral, ya que golpeaste tu cabeza al caer de la motocicleta. Arrugo la frente y un dolor agudo pincha mi cabeza — ¡Au!

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Llevo mi mano hacia arriba instintivamente, pero Sebastián la detiene con su fuerte y cálida mano aferrada a la mía. — No — Dice suavemente — Tuvieron que darte puntadas para cerrar la herida en tu cabeza. Oh. Está bien. Suelta mi mano rápidamente después de eso, pero el calor de su tacto persiste en mi piel. Y Dios, duele tanto que no quiera tocarme, que el dolor de mi cabeza no es nada en comparación. El dolor debe registrarse en mi rostro, porque el suyo se arruga con preocupación — ¿Quieres que llame a la enfermera para que te de mas analgésicos? — No — Prefiero el dolor que quedarme dormida nuevamente y que él no este aquí cuando despierte. Pero mis parpados empiezan a pesar de todos modos y mis ojos se empiezan a cerrar. Lucho contra ello, pero es una batalla perdida. — Duerme — Susurra Sebastián — Aun estas cansada. — No quiero dormir — Protesto débilmente. Todavía quiero saber que pasó con mi suspensión. ¿Dónde están mis padres? Deben haber estado asustados por mi culpa. Dios, soy una hija terrible. Pero no alcanzo a preguntar nada. Estoy demasiado cansada como para formular una pregunta en estos momentos. Él simplemente me sigue observando mientras mis ojos se cierran poco a poco. — No te vayas — Digo cerrando mis ojos por completo. — No lo haré. Pero la próxima vez que despierto él ya no está.

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Capitulo 15

Sofi se cierne sobre mi cama con grandes ojos azules — ¿Ahora si estas despierta? —¿Qué? — Has estado hablando un montón de veces, pero siempre que te respondía tu seguías hablando como si yo no lo hubiera hecho. Gimo y ella se hecha a reír. — Dime que no dije nada vergonzoso — Cierro mis ojos con fuerza. — No te preocupes, he escuchado cosas peores. — Oh Dios. Da una risotada y luego su mirada viaja hacia mi cabeza — ¿Cómo te sientes? — Mi cabeza me está molestando un poco, y mi brazo esta comenzando a arder. — Bueno — Dice ella ladeando la cabeza — Te caíste sobre tu brazo y golpeaste tu cabeza contra la esquina de la vereda. Cierro mis ojos — ¿Cómo supiste que estaba aquí? — Luis llamó a la ambulancia y luego me llamó a mi. Lo juro, casi me volví loca cuando me dijo que se dirigían al hospital porque habías tenido un accidente. Todos estábamos allí cuando Luis me llamó. Sebastián, tus padres… — ¿Mis padres? Ella asiente rápidamente — Si, supongo que fueron a buscarte y cuando no pudieron encontrarte me llamaron a mi. Yo no podía creer lo que estaba oyendo cuando supe que te habian suspendido ¿Tú, golpeando a Teresa? Por favor, como si fueras a rebajarte a su nivel — Dice rodando los ojos antes de continuar, lo que me hace sonreír a pesar de que todavía tengo un poco de dolor. Mi pecho se llena de calidez. Ella ni siquiera me preguntó si la había golpeado o no, simplemente lo había asumido. Al igual que Sebastián. Sofi me mira y se muerde el labio — No se supone que debía decirte esto ahora, pero no sé si pueda aguantarlo mucho mas. 68

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— ¿De qué estás hablando? — Se me eriza la piel con la pregunta. No sé si estoy preparada para recibir mas noticias. — Ya no estas suspendida. — ¿Qué? — Sebastián encaró al director cuando se enteró de lo que te estaban acusando, ¡En medio de toda la escuela!. Fue realmente impresionante. Dijo que no tenia ninguna prueba de lo que dijo Teresa era cierto. Que podía preguntarle a cualquiera y que todos dirían que tu jamás podrías hacer algo así. Que era Teresa la que tenia algo contra ti, que había estado molestándote desde que las clases habian comenzado y que no le sorprendería que hubiera orquestado todo esto para perjudicarte. Me quedo allí sin ser capaz de articular palabra. ¿Él dijo todo eso? ¿Incluso después de pensar que ya no quería ser su novia y verme con Miguel aunque no era así? — El rostro del director palideció mientras lo escuchaba intentando objetar lo que estaba diciendo Sebastián, pero él no lo dejo hablar y no se detuvo ni siquiera cuando el director amenazó con suspenderlo — Sofi continua hablando con rapidez, sus ojos brillando mientras dice cada palabra — Nunca había visto a nadie enfrentarse así al director. Fue como si estuviera hablando con alguien de igual a igual. Puedo imaginarlo. Lo había visto antes hablar con su padre de esa forma. De igual a igual. Con confianza y autoridad. Pero no puedo imaginarlo defendiéndome de esa forma después de todo lo que ha pasado con nosotros. — Y mientras estábamos esperando fuera para poder verte, él no dejaba de hablar por celular, y casi le grité por estar haciendo eso cuando tu estabas aquí, pero en realidad estaba consiguiendo un testigo que en estos momentos debe estar hablando con el director diciéndole como ocurrieron las cosas en primer lugar con Teresa. Sofi hace un pausa haciendo una mueca — Si me preguntas, creo que Teresa solo se quedó mas tarde para poder atrapar a Sebastián y cuando no pudo se enojó tanto que de alguna manera terminó cayendo por las escaleras. Supongo que mas tarde se le ocurrió ese plan maestro de que tu la habías golpeado para poder tener a Sebastián para ella sola. Seguro pensó que él estaría de su lado o algo así cuando le hiciera pensar que le habías pegado. No puedo creer que su obsesión por Sebastián haya llegado a tanto, en serio. Pobre chica. Está mas cucú de lo que pensaba. 69

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— Sofi. — ¿Qué? Es verdad. Tu lo pensaste también, pero solo yo lo dije. Sonrio. Y luego casi pego un salto cuando la puerta se abre y veo a una enfermera entrar. Seguida por… Sebastián. — Me alegro que estés despierta. Voy a inspeccionar tus puntos un segundo, ¿Si? — La enfermera se acerca a mi cama y empieza a sacar el vendaje que tapa el costado de mi cabeza y que no había visto. Todo el tiempo en que ella revisa me quedo mirando a Sebastián, quien está parado en una esquina, observando todo. Nos aguantamos la mirada hasta que la enfermera se endereza y escribe unas cosas en un portapapeles — Bien, parece ir todo bien. En unos minutos vendrá el doctor para decirte si te da dará el alta. Asiento y la veo irse cerrando la puerta detrás de ella. Sebastián avanza hacia mi cama, pero se queda a unos seguros pasos alejado de ella. — ¿Estás bien? — Pregunta. — No estabas — Susurro mirándolo. Él se ve sorprendido un segundo, casi como si esperara que yo no recordara lo que habíamos hablado antes. — Estaba ocupándome de algunos asuntos. — ¿Con el director? Él hace una mueca. Luego mira a Sofi que se levanta de un salto de su asiento luciendo culpable. — Lo sé, lo sé. Dijimos que le diríamos después de que saliera de acá — Dice Sofi — Pero no puedo negarme a mi mejor amiga. Además, ella me suplicó y suplicó tanto que no pude evitarlo. Él levanta una ceja y me mira. — Está bien, está bien — Dice ella derrotada — Julie no me suplicó. Yo solo quería decirle. Necesitaba saber por qué ya no está suspendida. — Si, supongo que si. Lo veo acercarse casi conteniendo el aliento. Se sienta en la silla en la que antes estaba Sofi y mira directamente a mis ojos — Siento no haber estado aquí cuando despertaste. Sus ojos no se alejan de los míos y un escalofrió se filtra a través de mi. Contengo el aliento esperando que él no se haya dado cuenta. 70

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— Uh, creo que voy a ir a ver si tu mamá ya llegó con tu ropa para que te cambies cuando te den el alta. Sofi besa mi mejilla y se dirige hacia la puerta. Antes de salir capta mi atención y hace un gesto hacia Sebastián para luego levantar sus manos con sus pulgares hacia arriba, sonriendo. Sonrio por su sutil salida y me centro en Sebastián que aun me está mirando. Trago saliva ruidosamente. — ¿De verdad hiciste todo eso que dijo Sofi? ¿Encaraste al director por mi? Él respira profundamente antes de mirarme— No podía dejar que te suspendiera. Sé lo importante que es para ti. No iba a dejar que él y Teresa arruinaran eso para ti. La emoción llena mi corazón — ¿Pero, y si de verdad te hubiera echado? — No es importante, Rose. Alejo mi mirada de él — ¿Incluso si eso hubiera sido verdad? ¿Si hubiera golpeado a Teresa? — Sé que no lo harías — Dice seriamente. Suspiro— Pero quería hacerlo — Digo, evitando su mirada — Tenia todas las intenciones, pero al final no pude. — Y esa es la diferencia entre tu y Teresa, tu piensas en las otras personas antes de hacer algo. Ella no, hizo todo lo que quiso sin pensar en los sentimientos de los demás ni de cómo sus acciones los afectarían. Me encaró cuando estaba saliendo de la biblioteca ese día y cuando no le di lo que quería escuchar, se puso una furia. Cuando escuché lo que había pasado de inmediato supe que solo había sido otro de sus trucos. No podía dejar que simplemente te suspendieran de esa forma. — Pero pensé que me odiabas — Susurro mirando hacia otro lado. Él está un segundo en silencio y cuando lo vuelvo a mirar veo que está tensando intensamente su mandíbula. — Miguel me dijo la verdad. Lo miro sorprendida — ¿Lo hizo? — Es un cobarde — Dice entre dientes — Supongo que cuando supo que estabas en el hospital le entró el cargo de conciencia y me dijo todo. Lo siento Rose, siento no haber confiado en ti y siento no haberte dejado hablar. Pero sobre todo siento haber dejado que te hiciera daño. 71

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— No tienes nada que sentir. Tenias derecho a creerlo después de haberlo visto — Me encojo de hombros — Además, le di una buena cachetada después de que te fuiste. Sus ojos se suavizan — Esa es mi chica. Mis mejillas enrojecen. — Pero aun así no debí creerlo — Continua — Si simplemente te hubiera dado la oportunidad de hablar, todo se hubiera solucionado de inmediato. En vez de eso me puse enfermamente borracho. — Lo sé — Digo, sorprendida por el odio en su voz — Yo… estuve allí. — Lo sé. Parpadeo. No se suponía que él lo supiera — Pero le dije a Sergio que… — Si, no te preocupes — Se apresura a decir — Sergio cumplió su palabra. Pero pude sentir tu olor conmigo cuando desperté e instintivamente supe que habías estado allí. Mi estomago da una voltereta completa y la esperanza brilla en mi interior. Pero intento aplacarlo porque aun es demasiado pronto para eso. Sobre todo cuando él baja la mirada y dice: — Sofia me dijo que no tienes nada con Luis, pero necesito escucharlo de ti. ¿Sientes algo por él? Lo miro con incredulidad — ¿Luis? ¿Qué tiene que ver Luis en todo esto? — No te culpo por pensar en alguien mas después de haber desconfiado de ti — Se encoje de hombros y suelta mi mano, pero yo la agarro devuelta y entrelazo nuestros dedos antes de que vaya demasiado lejos. — Pues no siento nada por él — Espeto — Porque al único que quiero es un idiota presumido de ojos azules. Sus labios se curvan un poco al oírme — ¿Es alguien que conozca? Porque entonces tengo algo que decir al respecto. Me rio y lo golpeo en el brazo con mi mano buena — Idiota. Tomo un profundo respiro y me preparo para decir algo que debí haber dicho hace mucho tiempo— No eres solo mi primer novio Sebastián— Susurro — Eres mucho mas importante para mi que solo eso. 72

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Sus ojos brillan y cuando ve los míos humedecerse se sienta rápidamente a mi lado en la cama y estira sus brazos hacia mi — Ven aquí, chica loca — Dice mientras me acurruca con contra él preocupándose de no tocar mis heridas. — Dios, me quitaste como dos años de vida en un instante cuando Sofi dijo que estabas en el hospital. — Lo siento — Digo nuevamente intentando que las lagrimas dejen de salir. Besa mi sien y habla contra mi cabello arrullándome — Está bien Rose, todo está bien ahora.

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Capitulo 16

Todo está TAN MAL. Han pasado dos semanas desde que salí del hospital y solo unos días desde que nos enteramos que los padres de Teresa decidieron cambiarla de colegio. No estoy diciendo que eso me angustió, porque no lo hizo. Pero tampoco me gustó. No me gustó que tuvieran que pasar todas esas cosas, que una chica a la que conocí casi toda la vida me tuviera tanta aversión y las cosas terminaran así, con ella teniéndose que cambiar de colegio solo dos años antes de terminar nuestros estudios. Pero las cosas son como son, supongo. Todos parecen ansiosos de hablar del tema olvidándose completamente de todos esos rumores sobre mi y Sebastián. Incluso Miguel se disculpó conmigo por todo lo que había hecho. No lo he perdonado. Tal vez nunca lo haga. Cuando intentó hablar conmigo le dije que simplemente se mantuviera alejado de mi y así es como las cosas han sido desde entonces. Pero lo que mas me sorprendió fue que el día en que volví a clases todos estaban encima de mi pregúntame como estaba y haciéndome saber que estarían ahí si yo los necesitaba. La gente es tan bipolar. Bueno, no puedo decir mucho ya que yo misma soy un poquito así. Dios, todo esto es mi culpa. Son casi las 8 cuando Sebastián me pasa a buscar para llevarme al colegio como lo ha estado haciendo durante todos estos días desde que me dieron el alta. Me subo rápidamente al auto haciendo una mueca cuando la puerta cerrándose resuena dentro de mi cabeza. — ¿Estás bien? Apoyo mi cabeza contra el asiento y cierro mis ojos — Si, mi cabeza me está matando en este momento, eso es todo. Sebastián me mira un segundo y luego comienza a ir mas despacio, casi a la mitad de lo que suele ir cuando vamos un poco tarde a clases. 74

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— ¿No tomaste tus medicamentos? — Pregunta con preocupación en su voz. Ha estado así desde que dejé el hospital, preocupado por mi, aun cuando le digo que estoy bien. Ha sido muy dulce conmigo, yendo a buscarme a casa en la mañana y en la tarde a dejarme. Mi mamá ha estado mas que encantada con eso. Él ha hecho todas esas cosas por mi y a pesar de que lo encuentro maravilloso y dulce, las cosas ya no son como antes. Ni siquiera nos hemos besado, no como antes al menos y eso está matándome. — No, me dan mucho sueño, preferí no tomarlas ahora. No quiero quedarme dormida en medio de la clase. — Sabes que puedo tomar notas por ti, así no te pierdes de nada. Dios, ¿Cómo podría no amarlo? Todas esas pequeñas cosas que dice y hace por mi. La manera en que camina, a gusto consigo mismo, poderoso, seguro. Por supuesto que lo amo. — No es lo mismo — Digo, respondiendo a su pregunta y apretando mis labios juntos. Él sonríe, pero no insinúa nada sobre besarme como lo habría hecho antes y mi estado de animo cae un poco. Después de tener que pasar a través del día y las clases, las cuales soporté a duras penas, porque mi cabeza estaba latiendo como condenada, paso a buscar a Sebastián que me dijo que iba a estar en los vestidores después de la practica de futbol. Porque estoy decidida. Este es el día. Nada ni nadie va a impedirme decirle lo que debería haberle dicho desde ese día cuando me di cuenta de que lo amaba. Se lo diré y eso es todo. No importa si él no me lo dice devuelta. Bueno, tal vez si importa. Un poquito. Pero no lo suficiente como para no hacerlo. Me voy a poner mis pantalones de chica grande y simplemente decírselo. Eso es todo. Ya he esperado el tiempo suficiente. Toda esta cosa con Miguel tal vez no hubiera sido tan grave si tan solo se lo hubiera dicho antes. Y eso no hace mas que corroborar que estoy haciendo lo correcto. Además, mis sentimientos hacia él no han cambiado en lo mas mínimo. De hecho creo que incluso han ido simplemente creciendo y asentándose.

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Marcho decididamente hacia el vestuario y me aventuro dentro esperando que todos estén decentes o al menos, casi decentes. Paso por unos pasillos y voy a dar la vuelta para entrar en los vestidores cuando la voz de un chico llega a mis oídos antes de que logre hacerlo. — Vamos, estará lleno de chicas lindas, tenemos que estar allí. Me quedo allí parada. Escuchando. Todos hacen sonidos de acuerdo con lo que acaba de decir ese chico. Pero luego escucho a Sebastián decir: — Lo siento chicos, no puedo, me quedaré con Julieta. Sin poder soportarlo mas, me acerco a la pared que nos separa y doy un vistazo dentro. Sebastián está sentado en una de las bancas con solo unos pantalones y buscando algo en su bolso deportivo. Mientras que los demás miembros de su equipo andan por allí, vestidos, gracias a Dios, y recostados sobre la pared como si estuvieran simplemente esperando algo. — Agh — Dice el mismo chico de antes como un claro sonido de disgusto — No me digas que estas enamorado de ella. El silencio recae encima de todos. Sebastián detiene el movimiento de sus manos en su bolso, y se queda mirando el suelo fijamente. Los chicos se miran entre ellos y entonces comienzan a dejar la habitación como si la pregunta simplemente hubiera sido retorica. Sebastián aun está mirando el suelo y siento como si toda la energía simplemente hubiera escapado de mi cuerpo. Me obligo a mover mis piernas y para cuando finalmente salgo de mi estupor, me doy cuenta de que ya estoy fuera el colegio y caminando hacia mi casa. El sol quema mi rostro, pero no importa, al menos una parte de mi no está completamente congelada y entumecida. Oigo una bocina a lo lejos, pero la ignoro y sigo caminando. Después de unos segundos un auto se detiene unos pasos detrás de mi, pero no miro hacia atrás y tampoco me detengo. Simplemente sigo caminando hasta que Sebastián se pone frente a mi y me sonríe. — Hey — Dice, sus ojos brillando con la luz del sol sobre ellos — Pensé que ibas a esperarme para que te llevara a casa. — No es necesario que lo hagas, puedo caminar a casa por mi misma. 76

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Sus expresión cae y me mira un segundo confundido — Sé que puedes — Dice después de unos segundos — Pero me gusta ir a dejarte. Me da algo que esperar y poder soportar las clases. Le repito que no es necesario y sigo caminando, él se queda atrás, al parecer confundido por mi falta de animo, pero no quiero hablar ahora. Mi corazón no esta para eso en estos momentos. Lo siento correr hacia mi y esta vez me detengo antes de que él lo haga — Rose, no voy a dejar que te alejes sin que me digas antes que está mal. No esta vez. Sé que se refiere a todas esas veces que no quise pasar el rato con él y dejó que me alejara sin hacer ninguna pregunta. Está escrito en su rostro. Se ve tan determinado. Tan hermoso. Sin querer detenerme, alzo mi mano y la deslizo por su rostro. No es su culpa, me digo, si no lo hubiera alejado cuando me di cuenta de que estaba enamorada de él, tal vez él sentiría por mi lo mismo que yo siento por él. Sonrio, aunque es un intento mas que nada. Pero no quiero que se preocupe por mi. Así que lo hago con mas fuerza intentando dar calidez a la misma y beso la comisura de su boca — Nada está mal, simplemente quería caminar esta vez. Observa mis ojos, uno a la vez, y sé que está buscando la verdad en ellos. Solo espero que no sé de cuenta de la mentira a través de mi — ¿Puedo acompañarte? Asiento, porque es mas fácil así. Sin dar lugar a mas preguntas a las que no tengo respuestas. Caminamos en silencio, uno al lado del otro, nuestras manos rozándose cada cierto tiempo, pero él no toma la mía, dejándome aliviada y triste en partes iguales. Nos despedimos con un simple adiós de mi parte antes de que cierre la puerta de mi casa y me aleje del todo de él.

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Capitulo 17

Me cuesta una barbaridad quedarme dormida. Doy vueltas y vueltas hasta que finalmente caigo dormida en un sueño inquieto. Ni siquiera sé que hora es cuando siento la ventana de mi habitación abrirse y luego cerrarse suavemente. Estoy demasiado cansada como para abrir mis ojos y saber que está pasando, así que sigo en estado adormilado. Lo siguiente que sé es que un peso se acomoda al lado de mi cama y unos brazos increíblemente familiares de deslizan a mi alrededor. Mis ojos aun duelen cuando intento abrirlos por lo que aun debe ser demasiado temprano como para levantarme para ir al colegio. Suspiro y me doy vuelta para meter mi cabeza debajo de su mentón y sobre su cálido pecho. Mi mente aun no se pone al día con todo lo que ha sucedido por lo que mi cuerpo simplemente hace lo que le parece mejor. — Te amo. Eso salió de la nada y tan inesperado como fue, sé que no salió de mis labios. Mis ojos se abren de golpe. El sueño abandonándome por completo. Me siento de inmediato y prendo mi lámpara porque es así de temprano que todo está oscuro aun. Lo miro, acomodado a mi lado y entonces él empieza a sonreír — Te ves hermosa así, recién despierta ¿Lo sabias? Me cabello debe parecer un desastre por lo que no tengo idea de a que se refiere, pero eso no es importante en estos momentos. Esas dos palabras que dijo hace unos minutos si lo son. ¿Estaba durmiendo? ¿Todo eso fue un sueño? — ¿Qué acabas de decir? — Pregunto lentamente, de forma cuidadosa. — ¿Qué te ves hermosa? — No — Sacudo mi cabeza con rapidez — Lo otro. — Oh — Él parece alegre, no sorprendido — ¿Te refieres a lo que dije antes?

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Asiento mientras todo dentro de mi se retuerce en muchos nudos nerviosos. ¿Lo dirá otra vez? ¿O simplemente se le escapó y ahora se está arrepintiendo? Toma mi mano y me acerca a él — Te amo, Rose — Entonces comienza a reír, es una risa aliviada — No sabes lo bien que se siente finalmente decirlo. — ¿Finalmente? — Susurro. — Si, no sabia como decírtelo, sobre todo porque nunca se lo había dicho a nadie, pero me dije "¿Qué me lo impide? ¿El miedo de ser el primero en decirlo? ¿La dignidad? Demonios, ¿De que me sirve la dignidad? Tengo que decírselo. No pude dormir en toda la noche pensando en como hacerlo, y al final me di cuenta de que no importaba, solo ser sincero contigo. Creo que definitivamente me golpeé muy fuerte la cabeza al caer de esa motocicleta, porque ¿Sebastián en mi habitación diciéndome todo esto? Es demasiado. Tiene que ser algo creado de mi subconsciente. — Pero te oí — Digo después de un rato alejándome de su toque — Tus amigos te preguntaron si estabas enamorado de mi y no dijiste nada. Me mira fijamente y luego su expresión se aclara como si todas las piezas finalmente encajaran en su lugar. — Maldición — Dice mientras me arrastra hasta sus brazos — Por eso estabas así ayer ¿verdad? No digo nada pero él ya lo sabe, no necesita mi respuesta. — Rose, Sergio en mi amigo — Dice vehementemente — Mi único amigo. Esos chicos simplemente son mis compañeros de equipo, y no les iba a decir a ellos como me siento antes de decírtelo a ti. No iba a dejar que eso sucediera. Levanto mi cabeza de su pecho y lo miro, la sinceridad brilla en su rostro y sé que me está diciendo la verdad — Entonces — Digo despacio — ¿Me amas? — Por supuesto que si — Dice con una sonrisa — Amo que seas inteligente, brillante, preciosa y real. Y amo la forma en la que pretendes estar molesta con Príncipe, pero de hecho lo adoras. — No lo hago — Frunzo los labios. Ríe antes de plantar un suave beso en mi boca — ¿Ves? A eso me refiero. No son necesarias las palabras, tus acciones me demuestran todo lo que necesito saber. 79

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Mi corazón palpita con hiperactividad. — Entonces está bien — Le digo. — ¿Está bien? — Pregunta confundido. Me inclino y le doy un pequeño beso — Si, está bien, porque yo también te amo. Pero si no quieres que lo diga entonces no lo haré — Me levanto de un salto, pero antes de que pueda dar un paso fuera de la cama él toma mi mano y me arrastra nuevamente hacia sus brazos. Sus ojos brillan, pero me mira seriamente mientras examina mi rostro — ¿Lo haces? Suelto una risotada. No recuerdo haber estado tan feliz en mucho tiempo — Dios, por supuesto que si. Amo tu capacidad para revelar como te sientes sin importar lo que piensan los demás. Te preocupas por mi. Y eres hermoso — Hago una pausa — Pero que no se te suba a la cabeza. Me sonríe con hoyuelo incluido — Demasiado tarde. Mi sonrisa se desvanece— Eres mucho mas valiente que yo — Susurro. — ¿Qué? — Pregunta metiendo un mechón de mi cabello detrás de mi oreja — ¿Por qué dices eso? Suspiro profundamente — Porque he sabido que te amo desde hace un tiempo, pero estaba demasiado asustada como para decírtelo — Hago una pausa inspeccionando sus brillantes ojos claros llenos de travesura— Pero si te atreves a decirle a alguien todo lo que te he dicho te golpearé. Él sonríe tan ampliamente que puedo ver su hoyuelo formándose en su mejilla — ¿Te dije que me encanta cuando hablas así? — Un par de veces — Digo rodando mis ojos, pero completamente feliz que podría flotar y volar directamente hasta el cielo. — Bien, pues acostúmbrate a escucharlo un par de millones de veces mas porque planeo estar alrededor durante mucho, mucho tiempo.

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AGRADECIMIENTOS

Quiero agradecer a todas aquellas personas que siguieron la historia, que llegó a sus manos ya sea por Wattpad, Smashwords, Itunes, Issuu, por mi blog o cualquier otro medio. Gracias por todos aquellos lectores que me preguntaban cuando se publicaría el tercer libro, diciéndome cuanto querían leerlo. No sé si hubiera llegado a terminarlo de no ser por ustedes. No puedo creer que este sea ya el tercer libro de esta serie. Y fue por mucho del que mas me costó desligarme. Siento si las hice esperar demasiado. Me decía a mi misma que aun faltaban algunas cosas que agregar, que necesitaba revisarlo una vez mas, que le faltaba mas edición. Pero supongo que todo se debió al hecho de que considero a esta serie como mi bebé. "¿Solo un beso?" fue el primer libro que me atreví a publicar y le tengo un cariño especial por ello. Este libro pretende ser el final de la serie, pero si la inspiración llega puede ser que haya otro en algún futuro próximo, sin embargo no prometo nada. Empecé a escribir estas historias con la idea de que pasen un buen rato y espero que así haya sido. Pueden comentar que les pareció el libro en cualquiera de las plataformas en donde esté disponible el libro. Los adoro con todo mi corazón, nos vemos en la siguiente aventura.

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