Sebastian

Page 1

Alexia Andrade

SEBASTIAN

Índice

1


INDICE

SINOPSIS .............................................................................................................................................. 3 1.- INESPERADO ................................................................................................................................... 4 2.- LO QUE SEA NECESARIO ................................................................................................................. 9 3.- IGNORADO .................................................................................................................................... 11 4.- MALDITO ....................................................................................................................................... 16 5.- RESIGNADO ................................................................................................................................... 20 6.- AGRIDULCE ................................................................................................................................... 25 7.- RECHAZADO .................................................................................................................................. 31 8.- ¿COINCIDENCIA?........................................................................................................................... 36 9.- CITA… ¿DE AMIGOS? .................................................................................................................... 42 10.- ESPERANZA ................................................................................................................................. 47 11.- CELOS .......................................................................................................................................... 53 12.- LA PLAYA ..................................................................................................................................... 60 13.- UN BUEN SALUDO ...................................................................................................................... 65 14.- ADIÓS JULIETA ............................................................................................................................ 72 15.- TRES COSAS................................................................................................................................. 79 ADELANTO PROXIMO LIBRO… ........................................................................................................... 86

2


SINOPSIS

Un beso es solo un beso Al menos eso es lo que pensaba Sebastiรกn Gavin hasta que Julieta Rose irrumpe en su vida e invade sus pensamientos. El intenta mantenerse lejos, pero es casi imposible. Ella es como una rosa, cuyas espinas se incrustan en su corazรณn y no lo dejan ir, ella es inteligente, divertida y Sebastiรกn no estรก dispuesto a dejarla ir. No sin antes luchar por ella.

3


1 INESPERADO

Solo quería que dejara de hablar. Era todo lo que quería. Sus palabras se sintieron como mil patadas en mi estomago. No debería importarme. Sé que no debería. Ella apenas me conocía. Pero estaba demasiado cerca de la verdad. Un segundo yo estaba sorprendido de que ella siquiera estuviera hablándome y al siguiente todo dentro de mí se tensa. Me muevo tan rápido que estoy seguro de que ella no lo ve venir. Sus ojos oscuros se amplían de tamaño cuando tomo sus muñecas con mis manos y las inmovilizo entre nosotros. La ira arde dentro de mí, pero hay otros sentimientos que no quiero reconocer, sentimientos que son extraños para mí y que hacen que mi corazón lata frenéticamente al estar tan cerca de ella. — ¿Vas a golpearme? — Me pregunta intentando sonar fuerte pero no lográndolo del todo. Puedo sentir como su pecho sube y baja rápidamente — Porque eso solo corrobora mi suposición. Me acerco aun mas, su cabello huele bien, como el más suave aroma a naranjas. Sus ojos empiezan a vagar como si estuviera pensando intensamente en algo., pero no le doy la oportunidad de seguir haciéndolo. Me inclino, acercándome rápidamente hacia su rostro y la beso. Mis labios se aplastan contra los suyos sin ninguna delicadeza. Claramente ella piensa muy poco de mí si cree que alguna vez golpearía a una mujer. Siento su lucha pero no hago nada al respecto. Solo sigo besándola, y en el momento en el que por fin me doy cuenta de que esto está verdaderamente mal en todos los sentidos es demasiado tarde. Ya estoy perdido. No quiero separarme de ella. Sentir sus suaves y perfectos labios presionados con los míos de alguna manera hace que mi temperamento disminuya poco a poco. Aflojo mi agarre sobre sus muñecas pero no las suelto del todo porque aun no quiero separarme de ella. Los movimientos de mis labios se hacen mucho más suaves y lentos. Sé muy dentro de mí que tengo que alejarme, claramente esto no es algo que ella quiere, pero siento tal anhelo por ella que no puedo evitar rozar sus labios una última vez antes de alejarme del todo. 4


Solo puedo mirarla entonces.. A sus mejillas sonrojadas y a sus largas pestañas haciendo sombras en sus delicados pómulos. Ella tiene que saber que no beso a cualquiera. Sobre todo no a alguien con quien no he cruzado más de 10 palabras en todos los años que nos conocemos. Pero sobre todo, jamás he besado a nadie sin su consentimiento primero. Sus ojos están cerrados y cuando los abre pienso que va a golpearme. Debería hacerlo. Me lo merezco. Quiero que lo haga para poder empezar a disculparme por actuar como un demente. Pero entonces me sorprende haciendo lo último que pensé que haría. Se inclina y esta vez es ella quien me besa. Ni siquiera dudo, y tal vez eso si me convierte en un idiota, pero en este momento no me importa. Le devuelvo el beso como jamás lo he hecho con alguien más. Instantáneamente mis manos se posan en su cintura como si hubiera sido algo que hago cada día. Sorprendiéndome aun más ella envuelve ambos brazos alrededor de mi cuello como si estuviera pensando lo mismo que yo y quisiera estar lo más cerca posible también. Dios, ella sabe tan malditamente bien. Me pierdo en su sabor, su olor y su tacto. Todo lo demás desaparece, la música, las voces de los demás, el frio granito del mueble en el que me estoy apoyando. De lo único que soy consciente es de su suave aroma que parece envolverme por completo y del sonido de su corazón que late casi tan rápido como el mío. No quiero separarme de ella. Jamás. Pero entonces, un fuerte sonido hace eco dentro de mi cabeza despertándome de mí sueño despierto. Doy un paso atrás y ella hace lo mismo. Sorprendidos por haber olvidado todo lo demás. Nos quedamos mirando fijamente. Ambos intentando darle sentido a lo que pasó. Veo sus mejillas sonrojarse y por impulso propio mis pies dan un paso hacia adelante para intentar alcanzarla. — Rose, yo… Da un paso atrás y evita mi mirada — Me tengo que ir — Murmura por encima de su hombro mientras la veo correr por el pasillo hacia la sala. Me quedo mirando su cabello oscuro moverse contra su espalda hasta que desaparece de mi vista. 5


Me quedo parado allí perdido en mis pensamientos y no es hasta que escucho la risa detrás de mí que me obligo a mi mismo a dejar de mirar y me doy la vuelta para ver de donde proviene el sonido. — Vaya. Eso sí que fue inesperado—Dice Vanessa recogiendo lo que parece ser pedazos de algo roto del suelo para luego arrojarlos a la basura. No conozco demasiado a Vanessa, solo sé que viene a cada fiesta que doy y después divulga todo lo que ve al día siguiente. Su fuerte no es guardarse las cosas. Y claramente ella nos acaba de ver. Me encojo de hombros hacia ella fingiendo que no es importante. Porque así es, me recuerdo a mí mismo. Fue un simple beso. Una voz dentro de mi cabeza me está gritando que ese beso no tuvo nada de simple pero decido ignorarlo. Al menos por ahora. — Por cierto, siento lo de tu jarrón. Tenía las manos húmedas y se me resbaló. — Esta bien — Ondeo mi mano hacia ella. Era solo un jarrón. No es como si mi padre fuera a darse cuenta de eso. No es como si se diera cuenta de nada fuera de su oficina. — Así que… Tu y Julie ¿eh? De acuerdo. Tal vez no conozca lo suficiente a Vanessa, pero conozco esta cara. Es la cara de — ¡Tengo que decírselo a todo el mundo! — Que normalmente no me hubiera importado, pero tengo la sensación de que Rose no estaría muy contenta si esto se sabe y por alguna extraña razón… no quiero… molestarla. — Escucha — Paso una mano por mi cabello e intento parecer lo suficientemente persuasivo — Preferiría que mantuviéramos esto entre nosotros por ahora. Al menos hasta que las cosas con Teresa se calmen. — Claro — Ella me sonríe — No se lo diré a nadie. ***

6


Prácticamente echo a todos después de que Rose se va. Es solo un poco después de medianoche pero ya no tengo ganas de seguir con esto. La mayoría de los chicos están molestos, pero los ignoro. Solo quiero ir a dormir. Pero cuando ya estoy en mi cama, no puedo obligarme a hacerlo. No puedo dejar de pensar y pensar en lo que pasó más temprano. Mi mente no deja de reproducir cada palabra, cada gesto, cada mirada de Julieta. Y cuando son exactamente las 4:54 de la mañana aun no puedo quedarme dormido. Suspiro y doy vueltas. Tal vez tomé demasiada Coca-cola. Me doy vuelta otra vez y me quejo. No puedo dejar de pensar en Rose. ¿Cómo es que jamás vi cuan perfectos eran sus labios? Me siento como Cristóbal Colon descubriendo América. ¿Así es como se sintió él, descubriendo algo que había estado allí todo el tiempo? Su cabello había estado suelto. Casi nunca llevaba su cabello suelto en clases. Tal vez era eso. Tal vez solo fue que jamás la había visto así, su vestido tan suave como la seda cuando mis manos se posaron en sus caderas. Se veía diferente, más suave, más brillante, más… alcanzable. De solo recordar la forma en la que sus labios se amoldaron a los míos, como su aliento chocaba contra mi cara, yo… ¡Basta! Con un resoplido me levanto de la cama. No sé cuál es el problema. ¡Solo fue un maldito beso! Julieta Rose jamás me ha dado ni la hora del día. Es como si ni siquiera existiera para ella y estaba bien con eso. Ella era linda, pero sabía que no le interesaba y por eso permanecí lejos. Permanezco en cama unos pocos minutos mas y cuando son las 5 de la mañana me digo que es suficiente. Me visto rápidamente con lo primero que encuentro y salgo de casa. Sé que no dormiría aunque me quedara en la cama todo el maldito día. Solo necesito un poco de ejercicio.

7


Funcion贸 en el pasado. Si me canso lo suficiente, mi cuerpo va a estar demasiado fatigado y le ganar谩 a mi mente que solo quiere permanecer despierto para seguir recordando c贸mo se sintieron sus brazos alrededor de mi cuello. De verdad estoy enloqueciendo.

8


2 LO QUE SEA NECESARIO

Me levanto de mi cama con una maldición. Han pasado unos días desde el fiasco de la fiesta, pero todavía no puedo dejar de pensar en ello. Esto está mal. Me estoy convirtiendo en una chica. Con un poco más de maldiciones debido al agua helada de la ducha me visto rápidamente y salgo de la habitación. Quiero hablar con mi padre antes de que se vaya. Así que me apresuro a bajar las escaleras. Cuando llego a la cocina él ya está allí con su habitual taza de café y revisando expertamente su celular. Me detengo un momento para saludar a Carmen quien está preparando el desayuno para mi padre. — Siéntate. En cuanto termine con esto voy a cocinar los huevos como a ti te gustan. Carmen siempre está preocupada por mi aunque le he dicho un montón de veces que ya no soy un niño y que puedo hacer mis cosas solo. Me escabullo por su lado y saco un pedazo de pan — Esta bien, no tengo mucha hambre — Busco el queso y el jamón y me hago un sándwich. Ella sacude con su cabeza hacia mí con disgusto— Nunca me dejas hacer tu desayuno. Carmen ha sido la única constante en mi vida. Desde que murió mi madre ella es la única persona cerca de mí que no se ha alejado. Lleva cerca de 9 años trabajando aquí y no me gusta que ella trabaje tanto. Ya hace las suficientes cosas aquí como para agregarle esto también. Es solo un desayuno. Cualquiera puede hacerlo. —Así que ¿A que debemos el honor de tenerte aquí con nosotros tan temprano? Entiendo de inmediato. Es la forma de mi padre para decirme que ya he hablado suficiente con Carmen. No le gusta que hablemos. Miro hacia Carmen y le guiño un ojo antes de sentarme en la mesa frente a mi padre.

9


Lo miro un momento, a su cabello ligeramente blanqueado. Su nariz completamente recta y sobre todo a su rostro que parece estar en un estado de tensión permanente. Nunca en mis 17 años lo he visto sonreír, ni siquiera una sola vez. Aclaro mi garganta antes de hablar. Necesito permanecer tranquilo para esto. Él es un hombre de negocios. Huele el miedo a 100 metros de distancia. Estoy acostumbrado a esto. Todas nuestras conversaciones son así. He aprendido a ser fuerte frente a él y frente a todos. Los débiles nunca triunfan en la vida. — Quería hablar sobre algo contigo antes de que te fueras. Ni siquiera quita sus ojos de su celular mientras responde — Continua. — Quiero quedarme aquí este verano—Respondo yendo directo al grano para no tener que alargar mas la situación. El movimiento de su mano sobre el celular se detiene y su cabeza se levanta para clavar sus ojos en mí. — Se que es importante que te acompañe—Continuo —Pero quiero quedarme aquí y trabajar. voy a buscar un lugar hoy, será bueno para mis aplicaciones a la universidad. Pone sus manos encima de la mesa y luego las junta, considerando mis palabras. Si soy sincero conmigo mismo debo admitir que la mayor parte de esto, es debido a que quiero - No, necesito—dejar de pensar y… fantasear con… ciertos labios. Si voy con mi padre a todas esas cenas y eventos para recaudar clientes potenciales, a los que solo voy para estar parado allí como el hijo prodigio y que mi padre pueda verse como un hombre sacrificado de familia, sé que no va a ser suficiente para que deje de obsesionarme con ella. — Esta bien — Dice finalmente mi padre mientras me observa fijamente — Vas a quedarte. Pero vas a quedarte para supervisar el restaurant que por alguna razón no me está dando mucho rendimiento. Quiero que este todo bien para cuando llegue, así que más vale que lo hagas bien. Asiento. No es la clase de trabajo que estaba pensando hacer. Pero tengo que tomarlo. Tomaré lo que sea con tal de quedarme aquí. Y haré lo que sea para no estropearlo esta vez.

10


3 IGNORADO

Necesito correr. Es en todo lo que puedo pensar unos días después cuando despierto nuevamente con su rostro detrás de mis parpados. Normalmente me subiría a mi auto y manejaría ignorando el límite de velocidad, eso me hacía sentir que estaba en control, pero ahora me sentía demasiado agitado como para conducir. Ha pasado casi una semana. Todo sigue igual. Los sueños, los pensamientos… las duchas frías. Sin embargo, ahora puedo decir porque me está molestando. Hubo algo allí cuando nos besamos. Como si fuéramos polos opuestos de un imán y necesitáramos estar más cerca. Química. Eso era todo. Una simple palabra. Algo que con el tiempo se desvanecería. Tenía que hacerlo. De lo contrario terminaría volviéndome loco. No sé si solo apareció esa noche, o si tal vez siempre estuvo allí, pero jamás nos dimos cuenta porque nunca estuvimos cerca el tiempo suficiente como para notarlo, pero supongo que no importa ahora. Después de correr por una hora finalmente llego a casa y estoy todo sudoroso. Veo a Carmen hacer una mueca cuando paso por su lado y reprimo una sonrisa. Troto por las escaleras hasta mí baño y me doy una buena ducha antes de bajar en el atuendo más sencillo que puedo encontrar en mi closet, antes de bajar y dejarme caer en el sillón mientras Carmen aun revolotea por ahí limpiando. Ruedo mis ojos hacia ella— En serio, no es necesario que sigas haciendo eso.

11


No es como si alguien además de mi viva aquí, de hecho a menudo parece más una mansión abandonada que una casa normal. Ni siquiera se ensucia, bueno, al menos no cuando no hago ninguna fiesta. Pero no he hecho ninguna desde la fiesta de despedida de clases cuando…. Y aquí voy otra vez. Es como si todo me recordara a ella, justo cuando comienzo a pensar que ella está fuera de mi cabeza, viene otra vez como una canción que no quieres que se vuelva a reproducir en tu mente, pero aun así lo hace. Ella se niega a salir de mi mente. Carmen solo me ignora como siempre y revuelve mi cabello con su mano cuando pasa por mi lado hacia la cocina. Ella sabe que odio eso. Y por eso lo hizo. — No habrías hecho eso si no me hubiera duchado recién — Grito por encima de mi hombro y escucho su risa desde la cocina. Un momento después ella está lista para salir y a punto de dejarme solo como siempre estoy en esta enorme y vacía casa. — Ya me voy, pero te dejé la comida en el microondas. — No tenías que hacerlo, puedo cocinar, ya sabes. Ella pone sus manos en sus caderas de forma desaprobatoria y me clava con una mirada. — Sabes que no estoy de acuerdo con esto, así que voy a asegurarme de que al menos te alimentes bien. Me rio. La había convencido - Más bien casi obligado y extorsionado - A que se tome los días libres hasta que mi padre vuelva. Solo estaré yo aquí, no hace falta que ella se quede. Puedo hacer las cosas por mí mismo. Le guiño un ojo antes de que salga por la puerta y ella sacude su cabeza con una sonrisa en su rostro antes de cerrar la puerta. — Está bien. Disfruta de tu tiempo libre. *** Las últimas veces que entré al local lo hice por la puerta trasera, y no me pregunten por qué, pero por alguna razón hoy sentí ganas de entrar por la entrada principal. Una vez que estoy dentro me tomo un tiempo para observar todo, solo hay un par de personas sentadas alrededor de las mesas. Supongo que aun es muy temprano. Me sostengo sobre la pared unos segundos hasta que veo a alguien salir de la cocina. 12


Mis ojos se abren con sorpresa. Solo la miro fijamente por unos eternos segundos. No puedo creer que este aquí. ¿Qué está haciendo aquí y con el uniforme del local? Nuestros ojos se encuentran y se quedan así unos segundos. Siento mis labios curvarse en una sonrisa sin poder evitarlo. Maldición, ella se ve bien. Como, realmente bien. Claro que siempre supe que era linda. Soy un hombre después de todo, pero creo que nunca la había mirado de la forma adecuada. Nunca había visto cuan largas son sus piernas, como de brillante es su cabello y como de profundos son sus ojos. Cuando mi sonrisa crece aun más amplia ella aparta la vista y camina hacia una mesa ignorando mi presencia por completo. ¿Es en serio? Camino hasta que estoy justo a unos pasos detrás de ella por lo que cuando se dispone a ir hasta la cocina no tiene más remedio que chocar contra mi pecho. Aspiro su suave aroma cuando mi rostro queda a solo centímetros de su cabello— No esperaba verte aquí, Rose. Creo que es una especia de señal. Si el universo quisiera que me olvidara de ella ahora no estaría aquí ¿Cierto? Ella se da la vuelta rápidamente. Su rostro endurecido. Sus ojos con una mirada fría. Parece enojada — ¿Qué haces acá? ¿Qué hago acá? Me dan ganas de reír. Podría decirle que el universo está tratando de enviarme una señal, pero eso sería demasiado raro. Levanto una ceja hacia ella — Es un local de comida. ¿Qué crees que estoy haciendo? — ¿No deberías estar de vacaciones? Veo como aprieta sus dientes como si quisiera calmarse a sí misma de cometer una locura. Sé que yo estoy a punto de cometer una locura, si ella no deja de mirarme así estoy seguro de que voy a terminar besándola. Espera. Esa sería una mala idea. O… tal vez no. — Si, pero me alegro mucho no haber ido — Quiero inclinarme y decirle algo mas, pero ella se aleja poniendo tanto espacio entre nosotros como es posible. Admiro la forma en la que se ve, desde sus piernas desnudas hasta y para cuando llego a su rostro me doy cuenta de que sus labios están presionados juntos. Maldición, no debería estar haciendo eso. 13


Intento concentrarme en lo importante y pregunto: — ¿Estas trabajando aquí? — ¿Por qué estas acá? — Replica a cambio ignorando mi pregunta. Es extraño. Actúa como si no supiera que mi padre es el dueño. No sé por qué, pero eso me hace sentir más ligero. Prefiero que las personas me vean a mí y no solo al hijo del dueño. Sobre todo ella. — Ya te lo dije, es un local de comida y tenía hambre, pero ya que estoy aquí y tu también, podríamos aprovechar de hablar sobre lo que pasó en la fiesta. — No sé de que estas hablando — Se aleja rápidamente de mi hasta una mesa. Ella no quiere hablar de eso. Hum... Aprovecho que se ve obligada a esperar a que la persona deje de hablar por celular y me inclino cerca de su oído para susurrar — Sabes muy bien de lo que estoy hablando. Ella no responde nada. Casi siento como si no estuviera respirando del todo. Espero hasta que termina con su pedido y me interpongo en su camino. Intenta empujarme, pero no logra moverme. Da un paso hacia un lado y la imito, luego da un paso hacia el otro y me aseguro de hacer lo mismo haciendo que me gruña. No puedo evitar sonreír ante eso — ¿Así que solo vas a hacer como si jamás hubiera pasado? — Ya te dije que no se de lo que estas hablando. — Tal vez debamos recrearlo para que lo recuerdes — En realidad eso no suena nada mal. Sonrio — De hecho, podríamos hacerlo ahora mismo. Ella rueda sus ojos y aprieta sus labios — Hablando sobre eso ¿Sabes cómo se enteró Vanessa? Maldición, no debí confiar en que ella guardara sus palabras para sí misma. Sin embargo, no quiero que ella sepa que hablé con Vanessa para intentar que se guardara para ella misma lo que vió, así que solo me rio — Ella nos vió. No puedo decir que me importe que todos sepan. — ¡A mi SI!

14


Wow. Rose tiene unos grandes pulmones— ¿Por qué? Sabes que cualquier chica del mundo mataría por estar en tu lugar. Creo que no le gustan mis palabras porque hace una mueca mientras se aleja— Si ya terminaste de ser el arrogante más grande del mundo, tengo que seguir trabajando. Mi brazo se estira y mi mano se enreda a través de su brazo impidiendo que siga caminando. — Espera — Le digo incapaz de dejarla ir— ¿Por qué estas trabajando aquí? Sé que no debería seguir presionando, pero esto es demasiado extraño. Cuando se voltea hacia mí. Sus ojos están desprovistos de expresión—No tengo por qué responder eso. Es mejor que te vayas de vacaciones con papi y me dejes en paz. Tanto como sus palabras habían llegado a mí en la fiesta de alguna forma esto es peor. Pero está en lo cierto. Ni siquiera sé que sigo haciendo acá. Claramente ese beso no la afectó de la misma forma en la que lo hizo conmigo. — Tienes razón, no debería estar acá.

15


4 MALDITO

Estoy maldito. Esa es la única razón por lo que esto me está pasando. Me está matando. Ayer la vi con su novio. No sabía que tenía un novio. Devané mis sesos en un intento de poder recordar haberla visto con alguien antes, si la había oído hablar de ello, pero no pude recordar nada. Me había dicho a mi mismo que ya no iría al local en el horario en el que ella estaba trabajando. No después de darme cuenta de que ese beso obviamente no la afectó de la misma forma que a mí. Porque a mi si lo hizo. Demasiado. Y quedó mas que demostrado esa primera vez que nos encontramos en el local y en lo único que había podido pensar era en lo mucho que quería besarla nuevamente. Sabía que tenía que mantenerme alejado, pero no pude refrenarme de volver para torturarme—básicamente— con la vista de ella con su “noviecito”. Si, ya sé que estoy siendo despectivo. No te fijes, suelo hacerlo cuando estoy de mal humor. De todas formas, antes de que llegara su “novio” estuve allí todo el tiempo que pude con esas chicas y ni siquiera escuché una palabra de lo que dijeron. Estaba demasiado concentrado en Rose y no pude resistir el ir a hablar con ella. Fue como si mis pies tuvieran mente propia. Y cuando ella me habló de mis “citas” me di cuenta de que estaba molesta por eso. Pensé en ese momento que tal vez ella solo había estado fingiendo el día anterior y que en realidad estaba tan afectada por mí como yo por ella. Me sentí casi eufórico con el pensamiento.

16


Pero la felicidad terminó de inmediato cuando la vi con ese tipo. Ella le sonrió tan grande cuando se despidieron que pensé que podría hacerle daño a sus mejillas. Solo podía pensar en que jamás la he hecho sonreír. Ni una sola vez. No sé porque parecía tan importante, pero lo era. Quería hacerla sonreír, ver sus ojos brillar y saber que era por mí. Aprieto mis manos en puño por ser tan imbécil. El solo hecho de pensar en ellos juntos, de sus hermosos labios sobre los de ese idiota me han ganas de tirar algo. ¡Maldición! Estoy dando vueltas en el estacionamiento como un loco. Tal vez lo estoy. Mi estomago gruñe, pero no puedo comer aquí en el local. No hay forma en el infierno que pueda verlos juntos de nuevo y no arremeter contra él. Tuve que detenerme ayer de hacerlo. No había escuchado nada de lo que habían estado hablando, pero pensé que se veía incomoda mientras hablaba con él y estúpidamente pensé que la estaba haciendo pasar un mal rato. Conduzco hasta un pequeño local al que suelo ir cuando quiero comer comida casera y pido lo primero que veo en el menú. Sé que no lo disfrutaré. Solo quiero tener algo en mi estomago y eso es todo. Mi mente no deja de atormentarme ¿Cómo demonios no sabía que ella tenía novio? No puedo dejar de recordarla riendo con él. Solo quería golpearlo hasta que se alejara de ella. Y mi estomago dio un vuelco ante el pensamiento. Sabía lo que significaba. Estaba celoso. Jamás en toda mi vida había estado celoso de alguien. Y eso me hizo enojar. De repente yo quería ser él. Quería llevar a Julieta al cine, comer juntos, hacerla reír. Dios, ¿Qué me estaba haciendo esta chica? Pongo el dinero de la cuenta en la mesa y me paro para ir al baño. Necesito echar un poco de agua en mi cara. No sé que voy a hacer. Sé que ayer la lastimé cuando le dije que estaba demasiado borracho cuando nos habíamos besado y que apenas podía recordar a quien estaba besando. 17


Por supuesto que era mentira. Ella me había herido y quise herirla devuelta. Las palabras solo habían salido de mi boca y después no pude retractarme. No había bebido ni siquiera una gota. Hace tiempo que había terminado con eso. Tomo un profundo respiro y salgo del baño solo para chocar contra alguien. Mi pecho se aprieta cuando inmediatamente reconozco su aroma. Me he hecho adicto a él, sobre todo al olor de su cabello. ¿Cómo hace para que huela tan malditamente genial todo el tiempo? Ella no me mira mientras pronuncia un — Oh, lo siento.— Con su cabeza agachada. Parece avergonzada. Puedo ver sus mejillas sonrojándose y un calor se arrastra hasta mi corazón con la vista. — No lo sientas — Susurro cerca de su oído aspirando su olor — Lo disfruté mucho. Su cara se levanta rápidamente ante esto y solo se me queda mirando. Fijamente. Como si estuviera en una especie de trance. — Buenas tardes Rose — Digo cuando me doy cuenta de que no va a hablar. Tal vez aun está enojada conmigo después de lo de ayer. Su rostro se arruga con disgusto y sus labios se aprietan. Maldición, ¿Por qué siempre tiene que hacer eso? Tiene que saber qué efecto causa en mí. — Lo eran hasta ahora. Sonrio. Ella tiene un don con las palabras. — ¿Qué estas haciendo aquí? Dejo que mi cuerpo tome el control e ignoro a mi mente que me estaba gritando que voy a arrepentirme de esto mas tarde. No puedo hacerle caso en este momento cuando ella está tan cerca. — Estaba pensando — Digo casualmente mientras alcanzo un mechón de su cabello y lo coloco detrás de su oreja — ¿Recuerdas lo que pasó en la fiesta de fin de año? Sus ojos se estrechan y mi mirada vuela hasta ellos. Son realmente del más profundo marrón. Como el chocolate derretido. ¿Cómo es que jamás me había dado cuenta de eso? — Intento no hacerlo, además creí que estabas demasiado borracho como para saber a quién estabas besando. 18


Ella no tiene ni idea. Sabía tan bien a quien estaba besando como sabia mi propio nombre. — Bueno, ahora no estoy borracho así que estaba pensando en que podríamos repetirlo Rueda sus ojos y su rostro se arruga— Prefiero que la puerta de un auto aplaste mi lengua. — ¡Ouch! — Digo arrugando mi frente. Esta chica si sabe cómo hablar. Involuntariamente mis ojos se dirigen a sus labios que están tan cerca de mi cara y me muero por hacer exactamente lo que dijo en vez de una maldita puerta. Sonrio— Yo podría hacer eso y seria mucho menos doloroso Inspira profundamente y mi cuerpo se acerca al de ella sin mi permiso. No puedo evitarlo. Estoy rodeado de ella. Su olor, sus labios, sus palabras. Amo cada palabra que sale de sus labios. Me inclino un poco hasta que nuestros labios casi se tocan. — ¿Qué estas haciendo? — Pregunta en voz baja. Ojala pudiera saberlo. No puedo alejar mis ojos de sus labios, pero puedo sentir los de ella en mí. — No lo sé… — Me acerco aun mas y mis labios hormiguean por su toque. — ¿Qué está pasando acá? No me muevo, pero Julieta se echa para atrás al escuchar esas palabras. Observo cómo él se acerca a ella y pasa un brazo por su cintura. Mis músculos se tensan. — Debemos irnos Julie — Dios, odio como su apodo sale de su boca — Le dije a tu mamá que te llevaría a casa temprano. Quiero golpear algo. Mucho mejor si es su estúpida cara de niño bueno. Julieta me echa un vistazo y la miro devuelta. ¿Qué haría si le pido que se quede? ¿Si solo la aparto de él? ¿Se quedaría conmigo? Pero no lo hago. Solo dejo que él se la lleve lejos de mi.

19


5 RESIGNADO

Golpeo mi auto con un gruñido. No puedo creer que esto haya ocurrido. Ni siquiera pude mantener a ese desgraciado fuera de Julieta. Dejé que la tocara. Que tocara su cabello. Cuando vi a esos tipos entrar con Elías y una pistola sobre su cabeza mis únicos pensamientos fueron hacia ella. No permitiría que nada le pasara. Pero luego ese desgraciado me había golpeado en la cabeza y estuve inconsciente por unos segundos. Segundos que fueron suficientes para que se acercara a ella. Cuando lo vi tocando su cara casi pierdo la maldita cabeza. No pensé en lo que hice después, solo actué por instinto. Y ahora ni siquiera puedo abrir la maldita puerta. Golpeo el auto aun más fuerte haciendo que mi puño arda. Mi brazo bueno no tiene la suficiente fuerza para hacerlo. Apoyo la frente contra la ventana. El frio me ayuda a calmar un poco el latido constante en mi cabeza. Puedo sentir la sangre deslizarse entre mis dedos mientras mi mano se aprieta en mi brazo. No importa. Hubiera hecho cualquier cosa con tal de protegerla. Pero ¿Qué si no hubiera llegado lo suficientemente luego? ¿Y si no hubiera venido en lo absoluto? — Debes tomar un taxi. No puedes manejar así. Su voz se siente suave detrás de mi espalda, tengo muchas ganas de abrazarla y preguntarle si está bien, pero no puedo mirarla ahora mismo. Me siento como un idiota. Debí hacer llamado a la policía. Aunque eso hubiera significado que lo había arruinado otra vez. — No puedo dejar mi auto aquí — Digo simplemente. Siento su calor, sus brazos en los míos y dejo que me dé la vuelta hacia ella. No sé lo que ve en mis ojos, pero su mirada se vuelve más suave mientras me mira — Dame tus llaves, yo conduciré. 20


Entonces de alguna manera terminamos en mi habitación luego de que ella limpió eficazmente la herida como toda una profesional y pusiera un parche encima. Fue tan delicada, como si tuviera miedo de hacerme daño. Apenas y pude quitar mis ojos de ella mientras lo hacía y del rubor que se extendió por su cara. Creo que quedó bastante bien, pero ella sigue insistiendo en que vaya a un hospital para que me pongan puntos. No puedo hacer eso, no hay forma en la que pueda explicarle lo que sucedió a alguien más, porque sé que preguntarían, y no puedo arruinar algo así otra vez. Hace unos meses estuve involucrado en una pelea en uno de los locales de mi padre en otra ciudad. Yo solo estaba llevando una carga de alimentos hacia allá , algo que no debería haber sido problemático, salvo que fue todo lo contrario. Me dirigía al baño luego de haber descargado todo del camión, cuando vi a un hombre gritándole y zarandeando a una mujer. Otras personas parecían haberse dado cuenta también, pero optaron por ignorarlo. Yo no podía hacerlo. — Disculpa, pero creo que deberías calmarte y dejarla en paz. El hombre se giró hacia mi y me miró con furia marcada en su rostro— ¡Lo que hago con mi mujer es cosa mía! La mujer puso una mano temblorosa sobre el hombre e intento hablar con él—Hernán, él solo está tratando de… —¡Tu cállate! ¡Todo esto es tu culpa! Fue a pegarle con su puño, pero me moví rápidamente y me interpuse entre ellos poniendo a la chica detrás de mi. Pero no alcancé a moverme lo demasiado rápido como para esquivar el golpe y terminé cayendo casi encima de la mujer. Escuché gritos de todas partes, pero no pude hacer nada mientras el hombre venia nuevamente por mi y me levantaba para poder golpearme a gusto, salvo que antes de que lo hiciera me solté de su agarre y le atisbé un golpe el las costillas. Supongo que al final alguien había reaccionado y habian llamado a la policía, no fue bien para mi sin embargo. Ellos habian llegado y nos habian llevado a todos a la comisaria. Me dieron tiempo para explicar lo que había pasado y lo hice, pero la mujer al parecer había declarado que su esposo no había hecho nada y que había sido yo quien había empezado la pelea.

21


Me llevaron al hospital para asegurarse de que no tenia alguna contusión importante y entonces me dejaron en una pequeñísima celda hasta el otro día. Tuve que dormir allí y no ayudaba que mi rostro se estuviera poniendo negro y azul por los golpes que el tipo había alcanzado a darme. Mi padre vino al día siguiente y pagó la fianza. Decir que estaba enojado era quedarse corto. Sabia que si fuera por él me hubiera dejado allí hasta que aprendiera mi lección, pero supongo que no quería que eso se filtrara de alguna forma a la prensa. Así que no había tenido mas remedio que ir a sacarme. No había vuelto a uno de los locales de mi padre desde ese día. Y ahora había vuelto a arruinarlo. Luego de asegurarme de mandarle un mensaje a Oliver, en quien confió mucho, para que lleve personalmente a Rose a su casa, me pongo una polera y nos quedamos en silencio hasta que la oigo tomar el cuadro que tengo al lado de mi cama. — ¿Quién es ella? Jamás he hablado sobre mi madre con nadie. Ni siquiera con Sergio y Miguel. Ellos saben que Miranda no es mi madre, pero solo porque han pasado el tiempo suficiente alrededor. No sé lo que me impulsa a hablar sobre ella a Julieta, pero lo hago. De alguna forma se siente correcto. — Es mi madre. — Pero he visto a tu mamá y no… Está confundida. Y no la culpo. Supongo que todo el mundo siempre pensó que Miranda era madre por la forma en la que se comportaba cuando estábamos en público. Solo cuando estábamos en publico. — Ella es solo mi madrastra — Digo. Madrastra es una palabra demasiado amable para describir a Miranda. Nuestra relación era bastante simple, ella me ignoraba. Yo la ignoraba. Y todo estaba bien con el mundo. Ni una vez ella intentó hablar conmigo acerca de algo, cualquier cosa, y yo estaba bien con eso. Bueno ya no más de todas formas. Me rio — Aunque supongo que ni siquiera puedo llamarla así ahora, ella y mi padre se están divorciando.

22


Ella no pudo salir lo suficientemente rápido cuando se enteró de los intereses extramaritales de mi padre. Lo cual, seamos sinceros, ella debió haber esperado, ya que ellos le hicieron lo mismo a mi madre. Miranda debió haber sabido que lo mismo le pasaría a ella algún día. Creo en el karma, y todo lo que haces termina devolviéndose a ti. Es por eso que ahora estoy aquí, con la primera chica que parece gustarme de verdad y ella está con otra persona. Supongo que de alguna forma me lo merezco. Después de todo lo que pasó esta noche, creo que solo voy a dejar las cosas como están. Ella parece feliz con su novio — Como quiera que se llame — y yo no tengo ningún derecho a entrometerme. Aunque una gran parte de mi quiere hacerlo. Una parte de mi quiere hacerle ver que soy mucho mejor para ella que él. Y que seriamos geniales juntos. La veo observar la foto que está grabado en mi memoria por todas las veces que la he visto y las palabras solo salen de mi boca — Mi verdadera madre murió cuando yo tenía 6 años. — Sebastián, lo siento. No lo sabía — Ella parece triste y no quiero que lo esté. Intento que mi rostro no muestre ningún sentimiento. — Esta bien, ya ha pasado mucho tiempo. Apenas y puedo recordarla — Cierro mis ojos sabiendo que es verdad. Cada vez que creo que tengo un recuerdo de ella no puedo dejar de pensar que tal lo vi en alguna foto o es algo que alguien me dijo. Ya ni siquiera puedo diferenciar entre un sueño y un recuerdo. Sacudo mi cabeza antes de que el dolor se muestre en mi rostro e intento cambiar de tema — Sabes, aun no sé porque estas trabajando en el local de mi padre. Ella me mira y su rostro se suaviza nuevamente. — No es la gran cosa, me enamoré de un celular y quería trabajar para pagarlo por mí cuenta. Sé que probablemente mi padre podría comprarlo para mí, pero quería saber lo que se siente tener algo pagado con mi propio dinero. Me siento en la cama y no puedo evitar sonreírle. A esta maravillosa chica que prefiere pasar su verano trabajando mientras que todas las chicas de su edad están afuera disfrutando de sus vacaciones.

23


— Además — Dice rápidamente lo que me hace sonreír aun más — Creo que será bueno para mí, aprender a ser más responsable y eso. Frunzo el ceño ante eso. ¿Aprender?— Pero tú eres responsable. Ella se ríe— No sabes si soy responsable o no, no me conoces. Su respuesta me pone triste. Porque quiero conocerla. Quiero saber cada pequeña cosa sobre ella. Pero sé que mientras más la conozca, mientras más tiempo pase con ella, mas me gustará y… entonces no creo poder ser capaz de apartarme de ella.

24


6 AGRIDULCE

— Y este día no hace más que mejorar — Murmura Julieta haciéndome sonreír. La forma en la que habla de alguna manera siempre me hace sonreír. De hecho he sonreído más en estas semanas que en toda mi vida. Ella es inteligente y divertida. Sus palabras se quedan tanto conmigo que incluso me he encontrado recordando nuestras conversaciones cuando no puedo dormir. Es tan bueno verla que tengo que detenerme de enrollar mis brazos a su alrededor de la forma en la que quiero. En su lugar deslizo mis manos en los bolsillos de mi chaqueta y la miro. Conduje hasta aquí con el simple objetivo de poder verla. Podría haber mentido y decirme a mí mismo que no sabía adónde estaba conduciendo. Pero habría sido inútil. Cada célula de mi cuerpo lo sabía. No la había visto desde hace días. Desde el día en que la había dejado en su casa cuando estuvo enferma había tenido cuidado de ir al local solo cuando ella no estaba. No había sido fácil. Sentía que iba a explotar. Pero sabía que estaba haciendo lo correcto. Cada vez que estoy cerca de ella, la atracción que siento se hace más fuerte. Quería quedarme hablando con ella por horas, saber todo sobre ella. Quería ver sus labios mientras los fruncía—Aunque me mataba cada vez—Quería besarla y sentir sus brazos a mi alrededor. Pero todas esas eran cosas que ella ya hacía con alguien más y tenía que recordar eso. Pero una parte de mí — La parte masoquista, supongo — Quería ver si ella estaba aquí o había salido con su novio. Quería convencerme de que estaba haciendo lo correcto. Al principio solo quería bajarme y hablarle, pero parecía tan pérdida en sus pensamientos, con su cabeza apoyada en sus manos que no quise asustarla. Toqué la bocina un par de veces hasta que ella levantó su cabeza y sus ojos intentaron adaptarse a la luz del sol. La miro e intento suprimir mi risa recodando como había mirado cada ventana de su casa comprobando si se había quedado alguna abierta. — Así que — Digo casualmente — ¿Estas pensando en dormir aquí afuera? 25


Me da una sonrisa, pero puedo darme cuenta de que es forzada — Claro que no ¿Por qué preguntas? — Vamos, has estado sentada aquí más de media hora — Intento no reírme mientras hablo, pero es difícil. Me mira hacia arriba estrechando sus ojos — ¿Estas acosándome? — Si ella solo supiera. Me bajé del auto con la intención de ayudarla, pero mis intenciones eran un poco más egoístas que eso. La verdad era que solo quería estar con ella. Parpadea un poco más para verme. Yo solo puedo ver sus ojos contra la luz del sol, y parece como si fueran dorados con pequeñas motas de marrón oscuro. — Acosar es una palabra demasiado fuerte — Digo — Solo estaba dando una vuelta y entonces te vi sentada allí con los ojos cerrados sin hacer nada. Empuja sus labios hacia adelante haciendo que me sea casi imposible concentrarme — Y entonces te quedaste viéndome durante media hora. Eso es acosar. — Solo tenía curiosidad de saber que intentabas hacer, y ya que estoy aquí, déjame adivinar ¿olvidaste tu llave y ahora no puedes entrar? Hace una mueca, pero sigo hablando amando la forma en la que sus ojos se estrechan— ¿No lograste entrar por las ventanas? Porque estaba seguro de que podrías. — Solo estoy esperando a mis padres que llegaran en cualquier momento. — Buen intento, pero ya sé que tus padres se fueron y no regresaran hasta mañana en la noche. Sus ojos se abren en total sorpresa ante eso— ¿Cómo rayos sabes eso? — Tengo mis fuentes — Me encojo de hombros no queriendo decirle exactamente como lo supe. Hasta yo sé que eso es un poco como un acosador. — Bueno, pues deberías hablar con nuevas fuentes porque estas están completamente equivocadas. Mis padres estarán aquí en solo unas horas. Ella habla seriamente, pero ya sé la verdad, además ahora que hemos hablado mas puedo decir por la forma en la que sus palabras salen apresuradamente de sus labios que no está diciendo la verdad.

26


Estoy bastante seguro de que no lo están, pero ya que insistes entonces supongo que no te opondrás a que me quede contigo hasta que ellos lleguen — Sin esperar a que responda me siento rápidamente a su lado en la escalera. Tengo que disimular que estar tan cerca de ella en realidad no me afecta, pero es jodidamente difícil. Debería irme. Sé que debería hacerlo, pero no puedo hacerlo. Yo solo… no puedo. He extrañado tanto hablar con ella que se estaba volviendo vergonzoso. — ¿Como está tu brazo? — Pregunta de repente sacándome de mis pensamientos. La miro de reojo, pero su vista está centrada en algo más frente a ella. Casi parece que no está evitando verme. Sonrio. — Bien, de hecho tenías razón, necesitaba puntos y una amiga que es enfermera me ayudó con eso. Magdalena no me hizo ninguna pregunta cuando llegué a su casa, solo me miro y me dijo que si era algo que ella necesitara saber. Negué con la cabeza y ella me hizo pasar a su sala donde puso cuatro puntos en mi hombro. — Estoy segura de que si — Sus palabras están llenas de sarcasmo y aunque no quiero pensar en eso, creo oír un poco de celos. Intento reprimir todas las sensaciones que el pensamiento provoca en mí, pero no puedo evitar sonreír. — Créeme, no es lo que piensas. Es una vieja amiga que trabaja en la clínica a la que solía ir cuando era más pequeño. Aunque tal vez tenga la edad suficiente para alguna de sus nietas. Estoy bromeando, claro. No creo que pueda concentrarme en otra chica ahora. Ella es la única que ocupa mis pensamientos en estos momentos. No podrían haber otras chicas aunque quisiera. Julieta rueda sus ojos ante mi pequeña broma y entonces nuevamente empuja sus labios hacia adelante. Mi respiración se vuelve más rápida mientras mis ojos se atascan en sus suaves y rosados labios, pero ella no parece darse cuenta de mi propio tormento personal. Si ella lo hace otra vez, voy a explotar. Ni siquiera puedo concentrarme apropiadamente en nuestra conversación. 27


— Así que — Sus ojos aun no se encuentran con los míos y ahora mismo pienso que es lo mejor — Aun no entiendo porque estas aquí cuando podrías estar de vacaciones en otro lugar. — ¿Por qué? — Ella quiere que le diga porque no me fui, pero no hay forma en el infierno que le diga que ella es la razón principal — ¿Así estarías sola esperando a tus padres hasta mañana en la noche? La miro mientras hablo y ella lo hace otra vez. ¡Maldición! Sus hermosos labios se presionan juntos nuevamente y ya no puedo soportarlo más, me inclino y susurro en su oído inhalando su suave aroma. —No deberías seguir haciendo eso — Parece como si no supiera de lo que estoy hablando así que continuo — Lo de tus labios — Aclaro. Me está distrayendo como el infierno. Ella se queda quieta por un segundo y entonces me sobresalto cuando se levanta de un salto de la escalera para quedar parada frente a mí. — ¿Sabes qué? — Dice atropelladamente — Tienes razón. Dejé mis llaves dentro, cerré todas la ventanas antes de salir y mis padres no van a llegar hasta mañana en la noche. ¿Contento? Me rio, feliz de que por fin lo haya admitido así puedo ayudarla. Rápidamente llamo a un cerrajero que me había ayudado en el pasado y nos sentamos nuevamente esperando a que llegue. — Sabes — Le digo — Solo debería haber forzado la puerta o algo así. O haberla invitado a mi casa. Pero no digo eso. Aunque la idea pasó por mi cabeza más de lo que me admitiré a mí mismo. — ¿Eso no es ilegal? ¿Invitarla a mi casa? No, lo de la puerta. — Todo es legal cuando los policías no están presentes — Digo negando con la cabeza. Una risa sale de ella, pero se detiene casi de inmediato cuando tapa su boca con su mano.

28


Me quedo mirándola fijamente mientras mi corazón golpea tan rápido que siento como si fuera a escapar de mi pecho de un momento al otro. — ¿Qué? — Pregunta mirando a cualquier lugar menos a mí. — Te hice reír — Siento mis labios curvarse en una sonrisa de esa forma presumida que sé que ella odia. — Claro que no. — Claro que sí. — No. — Lo hice. Admítelo Rose — En este punto creo que estoy sonriendo más ampliamente de lo que he hecho nunca— Piensas que soy divertido. Rueda sus ojos, pero creo ver un atisbo de sonrisa en su rostro — Eres tan presumido, y ¿Por qué sigues llamándome así? Tengo nombre ¿Sabes? — Lo sé y me gusta tu nombre — De hecho, no entiendo porque se ha empecinado en que todos la llamen Julie cuando su nombre es perfecto así como es. — Pero a ti no — Continuo — Y realmente no me agrada el diminutivo con el que todos te llaman. Así que no me dejas otra opción más que llamarte por tu apellido. — Además — Sonrio como un tonto mientras la miro — Rose no te queda tan mal. Eres como una rosa, hermosa y con espinas. Intenta golpearme en el brazo, pero rápidamente agarro su puño con mi mano y trabo mi mirada con la suya, mi sonrisa desaparece a medida que mis ojos se centran en los suyos. El aire parece hacerse más espeso mientras nos miramos. Entonces ella se mueve más cerca, algo que no había esperado en lo absoluto y es suficiente para que mi cerebro haga corto circuito. Me acerco a ella sin un segundo pensamiento sobre eso. Pero cuando comienzo a inclinarme me tenso recordando que no debo hacer esto. Me mata, pero no puedo hacerlo. Me gusta ella, me gusta quien soy cuando estoy con ella, como me siento, no tengo que esforzarme por ser alguien más, soy más yo mismo cuando estoy con ella que en cualquier otro momento y con cualquier otra persona. Pero ella tiene novio. Sé que si yo tuviera la suerte de ser su novio movería cielo y tierra para encontrar al idiota que se atrevió a siquiera pensar en besarla. 29


Con toda la fuerza de voluntad que me queda, me alejo de ella. Aunque es lo Ăşltimo que quiero en este momento.

30


7 RECHAZADO

No creo haber estado alguna vez tan emocionado y ansioso en… diablos, demasiado tiempo. Anoche fue una noche para recordar. Ni siquiera fue algo premeditado. Claro, ya había terminado con lo de permanecer alejado, pero verla en ese bar fue algo totalmente fortuito. Llamé a los chicos para ir a pasar el rato y festejar — Para mí mismo — Que finalmente había aceptado que nada mas importaba salvo lo que sentía en ese momento. Y entonces allí estaba ella. Y todo lo demás simplemente fluyó. Estaba realmente esperanzado con que todo iba a funcionar al final. Confiaba en nuestra conexión, y en todo lo que habíamos vivido en estas pocas semanas. Mientras estábamos allí sentados lado a lado, la música sonando distante a mis oídos, solo podía escucharla a ella. Solo podía verla a ella. No sabía dónde estaba Sofía. Seguramente vigilándome desde algún lugar asegurándose de que no le hiciera nada a su amiga. Me gustaba eso, que alguien la protegiera tanto como yo quería protegerla. Puse mi número en su celular y sonreí cuando vi su cara al notarlo. La verdad era que estaba como un idiota, pero no me importaba. Ella finalmente estaba allí junto a mí, sin escapar, al fin admitiendo — Aunque no en palabras — Que sentía lo mismo que yo. Y eso era suficiente por ahora. Quería quedarme con ella toda la noche, hasta que amaneciera si eso era posible, pero tenía que irme temprano. Mi padre iba a llamarme en un par de horas al teléfono de la casa, no llamaba directamente a mi celular porque quería asegurarse de que estaba en casa temprano. Aun a miles de kilómetros él estaba empeñado en vigilarme. La besé, profundamente, como si se me fuera la vida en ello y ver sus ojos abriéndose como si estuviera despertando de un sueño solo me dio más ganas de quedarme con ella más tiempo. Pero tuve que irme al final. 31


Es por eso que ahora no puedo esperar a verla. Apenas y pude dormir. Estuve pensando en un millón de cosas que podríamos hacer hoy. Sería una cita. Nuestra primera cita. Lo supiera ella o no. Y quería que fuera jodidamente genial. La verdad es que jamás he ido a una cita antes, a las chicas les gusta seguirme y estar alrededor. Jamás invité a alguien a algún lado. Pero lo quiero hacer ahora. Tan pronto como el sol aparece me visto rápidamente y llamo a Julieta. Su celular suena una, dos veces y entonces salta su buzón de voz. ¿Qué demonios? La llamo otra vez, y ahora la llamada entra directamente al buzón de voz como si hubiera apagado su celular. ¿Ella había apagado su celular? ¿Lo había apagado cuando vio mi nombre en su pantalla? Frunzo el ceño e intento llamarla nuevamente, pero es inútil. No contesta. Intento tranquilizarme. Esto no significa nada. Tal vez solo lo apagó porque es muy temprano y ella aun había estado durmiendo. Y la desperté. Maldición. Soy un idiota. Me acuesto nuevamente en mi cama diciéndome a mí mismo que solo dormiré unas horas más para llamarla cuando despierte. Así que lo hago. Dejo mi celular a mi lado encima de la almohada por si ella me devuelve la llamada y me quedo dormido. Como, profundamente dormido. El hecho de que no he dormido bien en días por fin me alcanza y para cuando me despierto ya son pasado el mediodía. Reviso mi celular, pero no hay ninguna llamada perdida. Marco su número un par de veces más y cuando obtengo el mismo resultado salgo rápidamente de la cama y me dirijo inmediatamente a mi auto. Conduzco hasta su casa. Lo hago tan rápido que apenas y me doy cuenta de que ya estoy allí. Apago el auto y me bajo rápidamente casi corriendo hasta su puerta, pero cuando ya estoy cerca me detengo por completo y tomo un gran respiro. Entonces toco con mi puño. Cuando nada sucede lo hago otra vez y luego toco el timbre un par de veces más. Me pongo mas agitado con cada segundo que pasa, intento mirar por los ventanales pero nada llama mi atención. No hay nadie aquí. Absolutamente nadie.

32


Intento tranquilizarme, me siento en las escaleras donde hace solo unos días atrás estuve junto a Rose haciéndola reír y parece como si hubiera sido hace años. ¿Qué está sucediendo? Mi pulso empieza a aumentar mientras los minutos pasan ¿Qué si algo le sucedió? ¿Qué si está en el hospital y…? Dios, no puedo pensar en eso. Saco el celular de mi bolsillo e intento pensar que hacer. Consigo el número de Sofía fácilmente y es que al parecer casi la mitad del colegio está enganchado de ella. Me pregunto si ella lo sabe. Por la forma en la que se mueve diría que sí, pero uno nunca sabe lo suficiente sobre una chica como para decirlo. La llamo y espero a que conteste. Ella debe saber algo, es su mejor amiga. Si hay alguien que pueda saber donde esta Julieta es ella. — ¿Aló? Ella suena cautelosa al contestar. Casi asustada, así que me apresuro a hablar antes de que me cuelgue. — Sofía, es Sebastián. Escucha, estoy en casa de Julieta y parece que no hay nadie, ¿Sabes si salieron a alguna parte? Está en silencio unos segundos antes de contestar — No, ella no me dijo nada. No creo que se haya ido sin decirme nada. Voy a llamarla y luego te aviso. Cuelga sin que tenga la oportunidad de responder y me veo obligado a esperar. Podría irme pero no me muevo del lugar secretamente esperando que Julieta llegue de un momento al otro. Alrededor de media hora después un auto rojo aparca detrás de mi auto y una mancha amarilla sale rápidamente y casi corre hasta donde estoy sentado. Me paro y solo entonces reconozco a Sofía. Ella es todo lo contrario a Rose. Con su cabello rubio y sus grandes ojos azules. Son como el yin y el yang. — ¡No me contesta! — Dice rápidamente. Parece angustiada, empieza a caminar de un lado al otro frente a mí como si no pudiera permanecer quieta ni un solo segundo — La llamé un millón de veces, y no contestó. También llamé a su casa, y al celular de su mamá, pero nada. Julie no se iría a ningún lado sin siquiera decirme.

33


Intento mantenerme calmado. Alguien tiene que hacerlo. Ella ya está suficientemente asustada por los dos — Tal vez solo se le olvidó decirte. Se detiene y me da una mirada de muerte — Estuvimos juntas anoche todo el tiempo, ella me lo habría dicho — Entonces una mirada de horror se apodera de su rostro, se abalanza sobre mi y agarra mi hombros con fuerza— ¿Que si la secuestraron? ¡Los secuestraron a todos!, Oh Dios, ¡Un secuestro familiar! ¡Tenemos que ir a la policía! Agarro su brazo antes de que llegue a su auto y la giro — Creo que es mejor que esperemos un poco. Yo también estoy preocupado, pero tenemos que permanecer calmados para esto. De todas formas la policía nos haría esperar. Ella suspira profundamente y entonces se deja caer en la escalera — Si, tienes razón, voy a intentar llamar a su mamá nuevamente. Me quedo parado frente a ella mientras vuelve a marcar, sus ojos cerrándose como si estuviera rezando para que alguien conteste, entonces su rostro cambia y se para de un salto para gritar por su celular — ¡Señora Ana! ¡Oh por Dios! ¿Por qué no contestaba? ¿Está bien? ¿Julie está con usted? Libero el aire que estaba conteniendo, mi pulso disminuyendo al saber que están bien. Sofía no se ve tranquila sin embargo. Ella empieza a caminar nuevamente de un lado al otro esperando unos segundos antes de empezar a gritar nuevamente. — ¡¿Estas loca?! ¿Por qué no contestaste el celular? Fui hasta tu casa y no había nadie. Llamé a tu mamá pero tampoco me contestó. ¡Estaba a punto de ir a la policía a reportar un posible secuestro familiar! No sé lo que está diciendo Julieta, pero solo hacer enojar a Sofía un poco más. — Bueno, tendrías que haberme llamado para avisarme. Dios, casi me da un ataque al corazón. Sabes que soy demasiado joven para eso. Estoy muy enojada contigo. Ahora dime porque lo hiciste. Ella solo escucha y entonces sus ojos se mueven hacia mí y me observa nerviosamente— Entiendo Julie, pero ¿Quieres que te diga la verdad? Creo que estas haciendo todo más difícil de lo que realmente es. — Suspira y entonces asiente— Si, está bien. Nos vemos. Sí, yo también.

34


Ella termina de hablar y baja su celular, me está mirando con lastima y realmente no puedo llegar a decir lo mucho que me molesta eso. Es la razón principal por la que nunca le dije a nadie sobre mi madre. — Ella está bien — Muerde su labio inferior — Se fue con sus padres de vacaciones y me encantaría decirte donde pero no creo que sea mi responsabilidad hacerlo. — Entiendo — No voy a negar que estoy enojado. Estoy mejor sabiendo que nada le sucedió, ni a ella ni a su familia, pero el que se haya ido sin decirme nada me hace sentir… no lo sé, rechazado. ¿Qué tan jodido suena eso? — Lo siento, no te voy a mentir, tenía una idea completamente errada sobre ti y ahora sé que eres realmente una buena persona, y que eres bueno para Julie. Creo que ella solo necesita tiempo para entenderlo.

35


8 ¿COINCIDENCIA?

Le di tiempo. Intenté no llamarla y no seguí intentando que Sofía me dijera dónde estaba. Todavía me sentía un poco molesto, así que intenté no seguir pensando en nada de eso y punto. Mi padre llegó ayer en la noche y no perdí más tiempo. Me fui en cuanto le di todos los detalles y la memoria donde guardé todos los archivos que había utilizado donde escribí todo lo que hice en estos días. Parecía satisfecho, así que no dijo nada cuando le notifiqué que me iría unos días para ver como andaba el parque de mamá. El año pasado habíamos tenido una pelea sobre eso y agradecí que no pasara ahora, no estaba de ánimos para eso ahora. — Aquí está todo — Romina pone una montaña de papeles encima de mi escritorio y suspira cansada — Además claro de todos los documentos electrónicos que están en la red en tu computador. Estoy bastante seguro de que esta será una noche larga. No entiendo como Romina puede hacer todo esto cuando yo no estoy. Miro de reojo mi celular por si hay alguna llamada perdida, pero no hay nada además de unos mensajes de unas chicas que prefiero ignorar. Los borro sin leerlos y entonces frunzo el ceño cuando el computador se queda pegado. Luego de apretar unas teclas y que nada pase le pego una palmada a la pantalla. — Eh, tranquilo allí Hulk. ¿Qué te pasa? Has estado malhumorado desde que llegaste. Me quedo en silencio apretando mas teclas para que se arregle de una maldita vez. — Entiendo. Esto es por una chica ¿No? Gruño un — No. No pienso hablar de esto con ella. No es para tanto. Julieta solo se fue sin decir nada. No es como si fuéramos novios o algo. ¡Maldición!

36


No puedo pretender que no me importa. Le dije que no era un juego para mí y pensé que me había creído, pero tal vez no fue así. Pensó que no me importaría si se iba y no me decía, pero lo hizo. Más de lo que estaba dispuesto a admitir. Me avergüenza admitir que he besado a bastantes chicas en los últimos años y no me siento orgulloso de ese hecho a pesar de lo que las personas puedan pensar. Sin embargo, los besos con Julieta son algo fuera de este mundo, como algo que jamás había sentido antes, pero también es mucho más que eso. Que hay sentimientos de verdad pasando entre nosotros. Y sé que ella también lo siente. — Lo sabía. ¿Cómo se llama? — Dice Romina con una sonrisa de suficiencia en su rostro. — No voy a hablar de esto contigo. Me frunce el ceño — ¿Por qué no?, soy una chica. Jamás creí que te diría esto a ti, ya que siempre pareces tener todo arreglado cuando se trata de las chicas, pero tal vez pueda ayudarte. ¿Siempre tengo todo arreglado cuando se trata de chicas? Ja, si solo supiera. — ¿Entonces porque me estas diciendo esto ahora? — Pregunto levantando una ceja. Me hace una cara de Duh — Porque jamás te había visto así. Así que esto solo debe significar que esta chica te importa más de lo que quieres admitir. — ¿Qué eres, una adivina? — Eso quisiera. La cosa es que te conozco. Pones todo de ti cuando algo realmente te importa, como este parque por ejemplo, y te enoja cuando no resultan. Mi celular empieza a sonar y rápidamente contesto esperando a que sea Julieta. No lo es sin embargo. — Será mejor que no repitas esto ni a una sola otra alma o yo misma me aseguraré que no vuelvas a hablar de nada nunca más en tu vida. Romina me mira con curiosidad cuando empiezo a sonreír. — ¿Qué sucede? 37


Sofía exhala ruidosamente y luego se lanza a hablar— Te voy a decir donde esta Julie, pero solo porque la quiero mucho y está siendo muy terca. Necesita un pequeño empujón. Pero antes necesito saber de primera fuente si realmente te gusta. Como gustar, gustar, ya sabes. Esto es realmente importante. Tomo un profundo respiro consciente de que Romina esta justo a mi lado en su propio escritorio y que estoy a punto de decir esto por primera vez en voz alta. — Nunca nadie me había gustado como ella. Sofía suspira en el teléfono— Bien, supongo que es suficiente. Necesitaba saber que no estabas jugando con ella. — Nunca haría eso. — Está bien, pero si ella se llega a enterar de que te lo dije va a odiarme y… — Sofía, no le diré. Lo prometo. — De acuerdo entonces — Exhala otra vez como si le costará demasiado decir las palabras — ¿Conoces esa playa que está como a dos horas de la ciudad? Frunzo el ceño dándome cuenta de adonde quiere llegar — Si. —Pues es allí donde están, yo también así que puedo darte la dirección exacta si quieres. Increíble. Rose está aquí. ¿Es esto una simple coincidencia? *** Aun estaba un poco resentido con ella, pero cuando la vi allí llena de esa cosa que le cayó encima de la cabeza, toda mi tensión desapareció y no pude evitar echarme a reír. Lo que la hizo fruncir los labios, claro. Así que después de un desagradable encuentro con el dueño del puesto en donde Rose había caído me ofrecí a llevarla ¿Dónde? Ni siquiera preguntes, no estaba pensando, el solo hecho de tenerla tan cerca me hacia olvidarme hasta de mi mismo. ¿Debíamos hablar de lo que había pasado? ¿O simplemente íbamos a hacer como si nada hubiera pasado? Estaba tan concentrado en eso que casi pase por alto que ella estaba allí junto a mí en mi auto y que ni siquiera había dicho una palabra. 38


No es hasta que ella me pregunta hacia dónde vamos, que mi mente vuelve al presente y puedo volver a pensar con claridad —Lo siento — Digo — No estaba pensando, estaba conduciendo hasta el departamento donde me estoy quedando. La miro de soslayo la observo mordiendo su labio inferior con nerviosismo. Dios, necesito bajarme de este auto de inmediato antes de que haga algo de lo que pueda arrepentirme. Por suerte llegamos relativamente rápido y cuando me bajo del auto la veo observar los departamentos con una mirada extraña en su rostro. Me acerco a ella preocupado de que se haya arrepentido de venir conmigo — ¿Qué pasa? Pero ella solo mira hacia atrás y luego me mira a mí relajando su rostro —Nada —Dice caminando hacia las puertas del edificio dejándome atrás —No pasa nada. Bien, eso fue extraño. Pero no insisto porque hay cosas más importantes con las cuales tratar y la primera de ellas es que pueda limpiarse bien. Tan pronto como entramos ella se queda parada en la entrada como si no quisiera ir más allá. Me arriesgo y tomo su mano para llevarla hacia el baño. Su calor envuelve toda mi mano y luego serpentea a través de mi brazo y hacia todo mi cuerpo. Un solo toque y ya soy caso perdido. Suspiro y dejo ir su mano con reluctancia para que pueda sentarse en la tasa del baño. Agarro una toalla y la humedezco un poco con agua tibia para luego agacharme frente a ella. E intento no mirar directamente sus labios, aunque están justo allí. No besarla en estos momentos debe ser la cosa más difícil que he hecho en mi vida. Fijo mis ojos en los suyos y paso suavemente la toalla por su frente, sus mejillas, su nariz, mi respiración se vuelve más dificultosa con cada toque, pero es cuando roso sus labios que el mundo parece detenerse y si no fuera porque ella detiene mi mano estoy seguro de que me habría quedado allí para siempre, o al menos todo el tiempo que ella me dejara. La dejo sola para que pueda lavarse el cabello y me dejo caer en el sillón de la sala. Paso una mano por mi cabello sintiéndome frustrado conmigo mismo. ¿Acaso estoy perdiendo la razón? ¿Por qué ella me afecta tanto? Mi celular suena con una alarma de mensaje y lo saco de mi bolsillo trasero para ver que Sofía me envió un mensaje. Lo leo rápidamente y entonces sonrio. 39


Son las indicaciones para llegar al departamento de Julieta. El departamento que está justo al cruzar la calle. Ahora entiendo porque había actuado de esa forma cuando llegamos. Le escribo devuelta a Sofía dándole las gracias, y es entonces cuando siento los pasos de Rose hacia la sala. Quito mis ojos de mi celular y la miro — ¿Te encuentras mejor? —Sí, pero debo irme, les dije a mis padres que los alcanzaría en unos minutos. Asiento, preguntándome si debo decir algo ahora o solo debo dejar que se vaya, pero antes de que pueda decidirlo del todo ella detiene su caminata hacia la puerta y me mira. — ¿Qué estabas haciendo en el parque? Creí que debías supervisar el local hasta que llegara tu papá. Paso una mano por mi pelo nuevamente y dejo el celular sobre la mesa así puedo concentrarme en lo importante. —Lo hizo, llegó ayer en la noche, así que vine a hacer lo que hago siempre al final del verano. — ¿Subirte a un montón de juegos mecánicos? Sonrio a medias, pero solo para su beneficio. No creí que alguna vez tuviera que decirle esto a alguien—No, hacerme cargo del parque. Intenta ocultar su asombro, pero puedo verlo en la forma en la su expresión cambia— ¿También es de tu padre? Niego con la cabeza, no quiero hablar de eso ahora. No quiero hablar de mi padre y como se deshizo de todo lo que alguna vez perteneció a mi madre, cualquier cosa que le hiciera recordarla, como si quisiera borrarla permanentemente de nuestra vida. Y casi lo hizo. Los pocos recuerdos que tengo de ella son pocos y borrosos. Si no fuera por esa única fotografía que Romina tenía y que me dio a mí, no estoy seguro de que podría recordar su rostro. Me levanto del sillón y camino hacia ella deteniéndome solo cuando estamos los suficientemente cerca como para captar el calor de su cuerpo. Quiero decirle algo importante como que realmente la extrañé estos últimos días, pero su cabello me distrae lo 40


suficiente como para que lo salga de mi boca en realidad sea: —Tu cabello se ve bien mojado. Sí, que bien. Eso es lo mejor que puedes decir, idiota. Me reprendo. Pero entonces ella hace una mueca y me olvido que lo que dije fue una idiotez. Sonrio ampliamente preguntándome cómo es que pasé por alto a esta chica durante tanto tiempo.

41


9 CITA… ¿DE AMIGOS?

Amigos. Eso fue lo que le dije a Julieta que quería que fuéramos y aunque no estaba mintiendo, sé que ella sabe que quiero ser mucho más que eso. Pero le di suficientes vueltas y me di cuenta de que era lo único que podía hacer para poder pasar tiempo con ella. No importa que ni siquiera pueda tomar su mano como había querido hacer. Pero no importa ahora. Me estoy tomando en serio esta apuesta. Así que una vez que puedo pensar claramente después de haber pasado una noche enfermo, le mando unos mensajes a Rose ni siquiera dándole la opción de negarse a que salgamos mañana. No voy a aceptar un no por respuesta. La llevo al cine y sé que se sorprende cuando no me niego a que veamos una película animada, pero ya que su mamá dijo que ella había estado viendo dibujos animados, sabía que era algo que disfrutaría. Luego vamos a la playa para tener un pequeño picnic, aunque ella me dio a entender que quería ir a McDonald, lo que me hizo sonreír, pero que de todas formas lo anoto mentalmente en mi cerebro para una próxima vez. Si, dije próxima vez. La comida va bien también. Más que bien en realidad. La considero una cita, aunque ella se niegue a llamarlo así, incluso si se supone que somos solo amigos, sé que ella sabe en el fondo de su corazón que esta fue más que una salida de amigos. Y aunque todo resulta bien. Ni siquiera la dejo respirar un momento. Me aparezco por su departamento al día siguiente consciente de que no habíamos acordado juntarnos ni nada, pero siendo incapaz de detenerme cuando Sofía dijo sin querer que los padres de Julieta iban a estar fuera toda la noche. Toco la puerta y entro rápidamente antes de que pueda reaccionar y cerrar la puerta en mi cara. Conociéndola, ella podría haber hecho exactamente eso. 42


— ¿Qué dem… — Traje Pizza — Digo rápidamente intentando distraerla. Se para frente a mí con sus manos en la cintura como si estuviera a punto de echarme a patadas— ¿Qué crees que estas haciendo? Lleva un piyama de arciales rosa con un corazón en el medio y unos pantalones del mismo color, un moño desordenado sobre su cabeza y no podría verse más linda. Dejo la pizza sobre la mesa de la sala y me doy la vuelta para sonreírle. — Me enteré de que tus padres se fueron al casino y que no van a estar aquí hasta mañana, y no me gusta la idea de que quedes sola en este departamento. Su rostro se suaviza como lo he visto hacer otras veces y sus brazos caen de sus caderas— Bueno, pues estoy bien sola. Hay un guardia en el edificio y estoy segura de que no va a pasar nada, así que… Hace un gesto hacia la puerta como pidiéndome que me vaya, pero no voy a rendirme tan fácilmente. — ¿Quieres jugo o bebida? Cierra sus ojos con fuerza y luego suspira profundamente — Solo jugo. Sonrio por mi pequeña victoria y ella sale de la sala mientras yo pongo un par de porciones de pizza en los platos que encontré en la cocina. Dejo todo sobre la mesita de centro y es entonces cuando un gato negro salta el sillón haciéndome maldecir por el susto. Comienza a acariciar su cabeza sobre mi pecho y a ronronear. Jamás me gustaron los gatos. Por alguna razón siempre he preferido los perros, aunque nunca he tenido ninguno de los dos como mascota. Pero al parecer le caigo bien a este gato así que sonrio y empiezo a pasar mi mano por sus orejas. — No puedo creer que te haya dejado hacer eso. A mí me odia. No me doy vuelta a mirarla, pero sonrio por su elección de palabras, pensando en que es imposible que alguien pueda odiarla, pero guardándolo para mi mismo— ¿Cómo no quererme? Soy irresistible.

43


Julieta pone sus ojos en blanco como supuse que haría como cada vez que digo algo así. Ella se sienta a mi lado con cuidado de no sentarse demasiado cerca y el gato sisea en su dirección. — No es como si fuera una gata — Agrega con una mueca. — Bueno, eso te demuestra que en realidad nadie puede resistirse a mis encantos. — ¿Siempre tienes que ser tan humilde? No respondo, solo miro sus ojos y sonrio. Luego tomo al gato y lo dejo en el suelo — Bien amigo, es hora de irse. El gato se queda un momento más allí acariciando mi mano con su cabeza y entonces escapa hacia la cocina. — ¿Qué película tienes? — Digo volviéndome a Julieta, sonriendo para que deje de fruncir el ceño — Me debes una ¿Recuerdas? Al final elijo una película reciente de terror. Mi mente de inmediato saltando a imágenes en donde ella reposa su cabeza sobre mi pecho o al menos pueda pasar un brazo sobre su espalda en el sillón. Intento aclarar mi cabeza con aquellas imágenes antes de que todo mi cuerpo empiece a hormiguear y es solo entonces cuando me doy cuenta de que ella está sentada en el extremo más alejado del sillón. Lo más alejado de donde yo estoy sentado. Su postura tensa y sus puños apretados sobre su regazo. Detengo la película y me giro para mirarla— ¿Estas bien? Pone una sonrisa en su cara y me mira— Claro, bien. Muy bien. Es una terrible mentirosa. Le sonrio para que no sepa que no le creo nada y le hago un gesto con la mano — ¿Por qué estas tan lejos? Ven aquí. — Estoy bien aquí. — Vamos Rose, no muerdo — Digo sabiendo que mi expresión dice todo lo contrario — A menos que quieras. — Solo veamos la película ¿Bien? — Responde apresuradamente. — Pero estás asustada. 44


Y no me gusta verla así. Aunque no digo eso. — No estoy asustada — Replica firmemente. Voy a decir algo mas, como que yo podría cuidarla si está asustada, pero creo que ya presioné demasiado por hoy, así que solo pongo play nuevamente en la película e intento verla. Es a casi a media película que le echo un vistazo rápido para que no se dé cuenta de que la he estado mirando desde que nos sentamos, que la veo con la cabeza apoyada sobre el sillón y los ojos cerrados. — ¿Julieta? — Pregunto queriéndome asegurar de que esta verdaderamente dormida. Me levanto del sillón y me detengo frente al suyo. — Julieta Nada. Está dormida. Me acerco un poco mas y considero que hacer. Podría despertarla y decirle que se vaya a acostar, pero… se ve tan linda así, tan relajada como nunca lo está cuando está despierta. Siempre parece estar en alerta máxima cuando yo estoy cerca, poniendo muros frente a mí esperando a que me detenga y la deje en paz, pero como soy un imbécil que no se rinde, sigo avanzando aunque me doy de topes contra la pared. Pongo mis brazos alrededor de su cuerpo y la levanto. La llevo a la que pienso es su habitación y ella murmura algo en sueños, algo como “enredados”, pero no sé muy bien de que está hablando o si en realidad dijo eso, así que solo abro su puerta de la habitación con una mano y entro. Con cuidado la dejo sobre su la cama, evitando reírme en voz alta cuando sus brazos se cierran alrededor de mi cuello como si no quisiera que la deje. La acomodo bien y pongo un mechón de su cabello detrás de su oreja rozando su suave piel. Pesco una manta que esta sobre una silla y la tapo quedándome quieto un segundo cuando ella se mueve un poco como si fuera a despertar, entonces suspiro y junto la puerta detrás de mí cuando salgo. Arreglo las cosas en la cocina, meto las cosas a la basura y lavo los pocos platos que ocupamos, y cuando ya está todo hecho, me quedo parado en medio de la sala pensando en lo que voy a hacer. 45


Quiero quedarme, pero no quiero que piense que soy un acosador, o peor, que me quedé aquí para aprovecharme de ella o algo así, sé que con mi historial con las chicas ella fácilmente podría pensar eso. Aunque nunca fue así con otras chicas. Jamás me preocupé antes por nadie que no fuera yo mismo. Y no quiero irme y dejarla aquí sola. Le echo un vistazo al sofá y me digo que eso tendrá que funcionar.

46


10 ESPERANZA

Me quito la chaqueta y la dejo en la parte de arriba del sofá, luego me deshago de mis zapatillas y me recuesto. No me duermo del todo, creo que simplemente me mantengo en un estado adormecido, sobre todo porque este tiene que ser sin duda el sofá mas incomodo del mundo, pero cuando un grito desgarrador rompe el silencio estoy sin duda más despierto que nunca, ni siquiera me detengo un segundo a pensar, me levanto de un salto del sofá y corro hacia la habitación de Julieta, abro la puerta de un golpe y avanzo hacia su cama. Toda clase de escenarios pasaron por mi cabeza en esos pocos segundos que me costó llegar aquí, pero nada de eso es lo que está sucediendo, en cambio Julieta sigue acostada sobre la cama, pero sin duda está teniendo una especie de pesadilla, su rostro esta apretado y sus manos agarran con fuerza las sabanas mientras solloza. No quiero asustarla, así que susurró su nombre suavemente esperando a que despierte. Pero no lo hace. Pongo mi mano sobre su frente moviendo su cabello — Julieta. Lo que solo hace que comience a sollozar mucho más fuerte y ya no puedo más. Rápidamente me acuesto a su lado y la atraigo hacia mí, lo único que quiero es tranquilizarla, pero ella comienza a retorcerse contra mí. — ¡No! ¡Suéltame! Su llanto está desgarrando mi pecho y jamás me había sentido así de inútil. Sin embargo, me mantengo susurrando su nombre con mi mentón encima de su cabeza — Julieta… — ¡No! ¡No! ¡No! — Julieta — Esta vez su cuerpo parece reaccionar a su nombre y deja de moverse en mi contra, pero sus sollozos aun no se detienen — Shhh, solo soy yo, estas bien. Estoy aquí. Por favor despierta. 47


No sé si está despierta ahora, pero aun puedo sentir a su corazón latiendo con furia contra su pecho, y es como si el mío intentara saltar del mío y llegar al suyo para llegar al suyo y poder tranquilizarlo. Su cuerpo parece relajarse al fin contra mis brazos y mi cuerpo parece hacer lo mismo en respuesta. — ¿Qué estas haciendo aquí? — Pregunta suavemente. — Te quedaste dormida mientras veíamos la película y te traje hasta tu habitación. Me quedé en el sillón porque no quería dejarte sola. Puedo sentirla tensarse nuevamente contra mí y me maldigo a mi mismo sabiendo exactamente lo que debe estar pensando. — Deja de pensar tanto — Dejo salir sin que pueda evitarlo. La siento alejarse un poco de mí e instintivamente la dejo de rodear con mis brazos sabiendo que quizás ella no me quiere aquí en estos momentos. Que debe estar pensando lo peor de mí. — No sabes lo que estaba pensando — Murmura. — Si lo sé, a pesar de lo que creas, no soy un villano. No me aprovecho de chicas inocentes y no me aproveché de ti. Te escuché gritar y vine a ver qué estaba pasando, entonces vi que estabas teniendo una pesadilla y solo quise despertarte. Ella respira profundamente contra mí y me quedo rodeado por su calor. — Sé que no lo eres —Susurra poniendo su cabeza sobre mi pecho, sorprendiéndome tanto con su suspiro de alivio que no puedo evitar que mis brazos vayan una vez a su alrededor una vez más — Gracias por venir a despertarme. Odio las pesadillas. — ¿Qué estabas soñando? Tal vez ayude si me dices. Hace una pausa por un segundo y me pregunto si me dirá la verdad. — Fue sobre el asalto al local. Maldición. Aprieto mis brazos casi inconscientemente contra su cuerpo, maldiciendo que esto aun la persiga. — ¿Es la primera vez? — Siento mi mandíbula endurecerse en cuanto salen las palabras, esperando, casi rezando que diga que sí, pero sabiendo que no será así. Ella agita su cabeza y otra maldición sale de mi boca. 48


— Lo siento Rose, si pudiera alejar tus pesadillas lo haría. Ella solo se acurruca aun mas contra mí y se siente tan jodidamente bien, que no puedo pensar en nada mas en esto momentos. Respiro el suave aroma de su cabello e intento memorizarlo en mi cabeza. — Es suficiente con que estés aquí ahora — Suspira. Mis ojos se cierran, no sé si por sueño o porque se siente tan bien estar así con ella, pero pronto ella se mueve hacia atrás hasta que mis brazos la dejan ir involuntariamente. — ¿Sebastián? — ¿Si? — Mantengo mis ojos cerrados, solo escuchándola decir mi nombre. Si esto es un sueño entonces no quiero despertar. Espero a que siga hablando pero no lo hace, así que abro mis ojos y la observo. Sus ojos se mueven sobre mi rostro como si estuviera buscando algo. — Creo que debemos dejar lo de la apuesta. ¿Qué? Miedo y esperanza se estrellan contra mí, no sabiendo lo que significan sus palabras, pero me mantengo tranquilo mientras pregunto— ¿Qué quieres decir? — Que ya no es necesario, entiendo lo que querías demostrar. La esperanza gana la batalla y mis labios se curvan en una sonrisa — ¿Qué pasó con la cosa de no conocernos? Se encoge de hombros — Tal vez saber que me gusta tu sonrisa, es todo lo que necesito saber sobre ti ahora mismo. Estoy totalmente sorprendido y la risa brota de mi — ¿Mi sonrisa? — Sabes de lo que estoy hablando — Rueda sus ojos en esa forma que me encanta. — No, a decir verdad no. Posa sus dedos con suavidad contra los lados de mi boca, mi cuerpo inmediatamente hormigueando por su toque casual — Estoy hablando sobre esto. — Oh — Digo fingiendo arrogancia — Tienes razón, todas aman mis hoyuelos. 49


En realidad, nadie jamás me había dicho nada sobre ellos. Ni siquiera creo que alguna chica se haya fijado en eso antes. Todo lo que importaba era como llevaba la camisa del colegio, mi actitud despreocupada y el color de mis ojos, supongo. Al menos de eso si me habian hablado algunas chicas. Pero eso era todo. Nada de hoyuelos. Hasta Julieta. Me golpea en el pecho, pero su mano es demasiado pequeña como para causar algún daño real. A continuación se aclara la garganta y sé que lo que va a decir a continuación es algo importante, por lo que todo mi cuerpo se queda quieto. Ni siquiera creo que esté respirando. —Estoy dispuesta a intentar, sea lo que sea esto — Se detiene de repente y veo sus ojos ensancharse con alguna emoción desconocida en su rostro — Quiero decir, si tu… ah… si tu todavía… Levanto mi mano y pongo mi dedo sobre sus labios — Quiero intentarlo también — Digo rápidamente — Pero tienes que saber que tu sabes mucho más de mí de lo que piensas, jamás le había hablado a alguien sobre mi madre — Espero que mi sinceridad sea suficiente para que ella sepa que esto es real para mi, rozo su labio inferior con mi dedo y luego susurro— Tú eres la primera. Sus ojos se bloquean contra los míos. Y todo en mi se tensa cuando su mano se pasea suavemente contra mi mandíbula y luego sobre mis labios. Podría explotar ahora mismo. Mi corazón empieza a latir con fuerza. Entonces se inclina y todo el aire de la habitación se precipita sobre mis pulmones. Pero antes de que mi cerebro se vuelva papilla me alejo de sus suaves labios, sabiendo que posiblemente me arrepienta de esto más tarde, pero sabiendo también que esto es lo que debo hacer ahora. —Espera — Me enderezo y ella me imita. Su rostro confundido casi me mata, pero me obligo a seguir hablando — Tanto como quiero besarte ahora mismo — Sin querer miro sus labios y cierro mis ojos con fuerza para evitar seguir haciéndolo — Prometí que no iba a intentar besarte mientras fuéramos amigos, junto con la cosa del doble sentido, lo que he

50


cumplido al pie de la letra si puedo añadir, y no quiero que corras como lo hiciste la última vez que te besé. Abro mis ojos y la veo fruncir sus labios, lo que solo lo hace peor para mí. — No corrí — Dice. — Lo hiciste. Bufa — Solo caminé… Solo la miro sabiendo la verdad. —… Deprisa — Suspira y continua— Lo siento. Sus mejillas se vuelven del más suave rosa y no lo comprendo. ¿Por qué me está pidiendo disculpas?— ¿Por qué? — Por haber hecho que me… persiguieras — Hace una mueca cuando dice la ultima palabra y luego sus ojos viajan hacia sus manos, como si ni siquiera pudiera soportar mirarme. Pongo suavemente mi mano bajo su mandíbula no queriendo que siga pensando de esa forma, porque yo no lo sentí así — Esta bien, sé que no lo hiciste a propósito. Además — Continuo — Hay que perseguir las cosas buenas, no llegan así nada más. Cierra sus ojos como si estuviera interiorizando mis palabras y luego asiente— Esta bien. Podemos ser amigos, de todas formas la cosa de los besos tampoco es taaaan impresionante. Sus labios se aprietan pensativamente y no puedo evitar que mis ojos viajen nuevamente hacia ellos. Maldición. Esto va a ser como la abstinencia del alcohol, pero peor. Mucho peor. — No — Digo negando con la cabeza seriamente — Nada de impresionante. — Nop. Se ríe suavemente, seguramente sabiendo las ganas locas que tengo de besarla solo por el hecho de que haya hecho eso. Suspiro— Siempre arruinas toda la diversión. 51


Se ríe y me contagia con ella haciéndome reír también. — Ven, vamos a dormir — La atraigo hacia mí poniendo su espalda sobre mi pecho y dejo caer uno de mis brazos contra su suave estomago. — Buenas noches Rose.

52


11 CELOS

A la mañana siguiente me levanto rápidamente de su cama, ya son las 7 de la mañana y se supone que tengo que ir a trabajar. Además, sus padres deben estar por llegar. No quiero dejarla sola, pero tengo que irme. Pongo un beso en su frente y sé que tengo que irme ahora antes de que cambie de opinión y me vuelva a acostar a su lado. Le mando un par de mensajes durante la mañana, diciéndole lo bien que dormí, aunque por sus respuestas sé que piensa que solo lo estoy diciendo para molestarla, pero la verdad es que no había dormido así de bien en mucho tiempo. Al medio día ya no puedo soportarlo más. Tomo mi celular y la llamo con una sonrisa en mi rostro incluso antes de que responda. — Hola — Rose — Digo, contento de solo oír su voz — ¿Vas a hacer algo hoy? Lo piensa por un momento — Um, no. Bueno, solo pensaba quedarme en el departamento y ver algunas series. — Bien, tengo media hora para almorzar, así que podemos ir a comer a un lugar que conozco. — Por favor dime que no es otro lugar de tu papá. Me rio y le digo que no, y que voy a pasarla a buscar a su departamento. Pero ella dice que no es necesario, que podemos juntarnos en el parque en cuanto salga. Sé que aunque discuta sobre esto con ella no se va a dejar persuadir por mi parte, así que nos ahorro una discusión y acepto. — Oye, eso fue fácil — Se ríe de mí — Pensé que ibas a discutir mas. Dejo que me moleste un poco más y después decimos adiós acordando juntarnos a las 14:15 en el parque. 53


De alguna forma la hora se pasa mucho más lento que nunca. Creo que el reloj se está burlando de mí. Realmente. Miro fijamente la hora en mi celular los últimos 20 minutos, pero no puedo esperar más. Apago todo, tomo mis cosas y salgo disparado de la oficina. Una vez que estoy fuera cierro mis ojos cuando el sol me atraviesa. Ugh, debí haber traído un jockey o algo. Busco a través de las personas, de los puestos de comida y juegos hasta que al fin logro visualizarla al lado de un juego mecánico para niños pequeños. A medida que me acerco puedo verla sonriéndoles a los niños y mi pecho se llena de calor. Ella es hermosa. Por dentro y por fuera. Mucho más cuando sonríe de esa forma. Está vestida con un pequeño short de jeans y una polera con tirantes floreado. Y mi estomago se enrolla sobre sí mismo cuando estoy lo suficientemente cerca como para sentir el aroma de su cabello. Sin poder resistirme acerco mi pecho a su espalda y alzo los brazos para tapar sus ojos con mis manos. — ¿Estas lista para esto? — Digo cerca de su oído. La siento estremecerse cuando mis labios están tan cerca de su piel y sonrio feliz por su reacción — Si digo que si ¿Sacarías tus manos de mis ojos? Saco mis manos y se da la vuelta para enfrentarme. Entonces su mirada viaja a su celular y me echa un vistazo con el ceño fruncido — Saliste más temprano — Dice con sospecha. Sospechas que no pienso admitir, le sonrio — Ven, vamos a comer algo, me estoy muriendo de hambre. Le paso mi mano, pero la ignora y camina delante de mí. Niego con la cabeza y una sonrisa en mi cara para luego caminar hasta igualar su paso. Nos demoramos solo unos minutos para llegar al restaurant de mariscos y pescados al que suelo venir cada verano, tiene grandes vitrinas de vidrio, y es muy alegre. Por lo que creí que sería un buen lugar para traer a Rose. Abro la puerta para ella y una vez que estamos dentro tomamos asiento cerca de las ventanas, uno frente al otro. Unos minutos después la camarera se acerca y no me pierdo la mirada apreciativa que me manda cuando me ve. 54


Es nueva, jamás la había visto antes. Pero procuro no mirarla mucho así no se hace una idea equivocada. — ¿Qué vas a pedir? Me sonríe confiadamente y me presta toda su atención, casi ignorando a Julieta sentada frente a mí con un gran ceño en su rostro. Ella se aclara la garganta hasta que la mesera no tiene más opción que girarse a mirarla. — Yo quiero una ensalada con pescado y una bebida. — Gran elección. Yo quiero lo mismo — Le guiño un ojo a través de la mesa y ella sorpresivamente me sonríe ampliamente haciendo que casi me ahogue con mi propia saliva. Entonces le echo un vistazo a la mesera y me doy cuenta de que la está fulminando con la mirada. Rose lo hizo a propósito. Quería hacerla enojar. Y no sé qué hacer con eso. Luego de escribir nuestros pedidos la mesera se aleja pisoteando todo el camino hacia la cocina y escondo mi sonrisa detrás de un pan. Rose aun parece un poco enojada así que nos quedamos en silencio unos momentos hasta que la mesera vuelve con nuestra orden, esta vez sin mirar a nadie antes de irse nuevamente. Debería sentirme incomodo estar aquí sin hablar, pero en cambio se siente bien. Extrañamente reconfortante. — Así que ¿Dormiste mejor ayer? ¿Ya no tuviste pesadillas? — Pregunto después de un momento. — Nop, dormí bien. Sonrio alegremente — Gracias a mí. Pone los ojos en blanco y me mira — Si, y gracias a ti tuve esa pesadilla en primer lugar, muchas gracias. — ¿Qué? — Tu película de terror. Oh, sí. Supongo que no debí convencerla de ver eso. Me quedo pensando un momento en eso y luego pregunto: 55


— ¿Qué clase de películas prefieres? Enarca su ceja hacia mí y sonríe — ¿Estamos jugando a eso ahora? — Si quieres, pero solo es una pregunta. Me mira unos segundos y entonces suspira quedadamente como si estuviera pensando: Bueno, ¿que más da? — Bien, pues me gustan más las películas de humor — Sus ojos brillan mientras piensa en eso — Como, Mas barato por docenas y Miss simpatía. Oh, y Marley y yo. — ¿No las románticas? — Pregunto confuso. Se encoge de hombros y continúo: — ¿Marley y yo es sobre un perro? — Si — Dice divertida como si no hubiera esperado que conociera esa película — ¿Por qué? — Así que te gustan los perros. — En realidad no. Prefiero los gatos. Me echo a reír y ella me mira con una sonrisa en su cara — ¿Qué? ¿De qué te estas riendo? — Por la forma en la que trata tu propio gato jamás lo hubiera pensado. Hace una mueca y toma un poco de su bebida antes de responder — No es mi gato. Es de mi mamá y es como si fuera el hijo que nunca tuvo. Estoy segura de que si tuviera que elegir entre los dos, lo elegiría a él en vez de a su propia hija. — No lo haría — Le aseguro. — Puf — Se queja — No conoces a mi mamá. — ¿Qué hace ella? — Es psicóloga. Lo que no es bueno para mí, suele saber lo que me pasa mucho antes de que yo siquiera me dé cuenta. Solía trabajar un montón, pero ahora lo ha dejado un poco. Se detiene un momento, su mirada pensativa y sé que debe estar pensando en preguntarme por mi madre, pero finalmente me pregunta por mi padre. Y no sé si eso es mejor o no. No quiero hablar de él con ella. — Bueno — Digo después de un segundo — Tiene una serie de negocios a lo largo del país, entre ellos locales de comida. Así que pasa la mayor parte del tiempo viajando. 56


— ¿Así que estas mucho tiempo solo en tu casa? — ¿Por qué? — Pregunto sensualmente guiñándole un ojo— ¿Quieres hacerme compañía? Niega con su cabeza sonriéndome — Ya quisieras — Murmura. — De todas formas — Continuo contento con hacerla sonreír — Carmen está la mayor parte del tiempo en casa y ha estado tanto tiempo en mi vida que es casi como una madre para mí. Se me queda mirando. Sus ojos brillando casi soñadoramente y entonces noto que está mirando mis labios fijamente. — ¿Rose? — ¿Hmm? Sonrio. Y entonces hablamos un poco más. El almuerzo de media hora se convierte en uno de una más de una hora. Y no me importa. Conozco más sobre ella, sobre como ama los chocolates, que aun no sabe que estudiar cuando salgamos del colegio, que ella y Sofía han sido amigas casi desde siempre. Yo le cuento cosas también, viejas historias de los chicos y yo, en su mayoría para hacerla sonreír. Hablamos hasta que nos damos cuenta de que no podemos seguir comiendo porque ya todo se ha enfriado. En un punto solo nos quedamos mirando sonriendo como tontos. Si, el mejor almuerzo del mundo. Ya que no podemos seguir comiendo más me limpio con una servilleta y la miro — Voy a pagar la cuenta, vuelvo enseguida Me dirijo a la caja para pagar, pero la señora está ocupada con otra persona, por lo que me siento en uno de los bancos de la barra, no por mucho tiempo, pero si el tiempo suficiente para que la mesera me note sentado allí y camine directo hacia mí. Esto no va a terminar bien. Me digo internamente. No debí pensar que ella no haría nada por el hecho de que obviamente vine aquí con otra persona. Me mira batiendo sus pestañas y poniendo una mano sobre mi brazo. Es casi de mi edad y la observo, pero mirarla no me causa nada. Absolutamente nada. Sin embargo le sonrio para preparar un poco el terreno y que no termine lanzándome café caliente en la cara. 57


— Salgo a las 4 — Dice antes de que pueda articular palabra — Puedes esperarme y podemos ir a algún lugar más privado para poder hablar. Vaya, voy a tener que ser más directo con ella de lo que pensaba. Antes de que pueda decirle algo, alguien toca su hombro haciendo que se gire a mirar quien es y mis ojos se abren cuando veo a Rose allí con una dulce sonrisa en sus labios que se contradice completamente con lo que veo en sus ojos. — Lo siento, pero él está conmigo — Dice firmemente — Tal vez deberías encontrar a alguien más para “hablar en privado” Hace comillas con sus manos y solo puedo quedarme mirándola, maravillado por su tenacidad. La mesera hace una mueca y la mira de abajo hacia arriba, luego abre la boca como si fuera a decirle algo, desagradable seguramente, pero Julieta la ignora. Me tiende su mano con un brillo sensual y posesivo en sus ojos que me tiene casi mareado— ¿Vamos? Miro su mano y sonrío ampliamente. La tomo sintiendo su calidez todo el camino hacia mi pecho, mientras que con la otra mano saco un par de billetes y se los paso a la señora para pagar la cuenta — Quédese con el cambio. Miro fijamente a Rose ignorando completamente a la mesera que me está lanzando dagas con los ojos y le doy un suave apretón a su mano— Vamos. Salimos de la mano del restaurant, pero ella desenreda su mano de la mía rápidamente para caminar delante de mí. Sonrio antes de seguirla. Jamás pensé que estaría tan contento por ver a Rose así. Significa que le importo de verdad. Le importo. — Deja de sonreír. No fue gracioso — Dice evitando mirarme. — Vamos Rose, no es para tanto. De hecho, me encantó la forma en la que le hablaste. — Claro que si — Murmura.

58


Suspiro y pongo en mis manos alrededor de su cintura para poder girarla y que me enfrente. Lo que no pensé sin embargo es en como casi puedo sentir el calor de su piel sobre la mía y en como eso casi hace romper mi resolución. — Vamos a la playa — Le digo suavizando mis manos sobre su cintura. — Pero tienes que trabajar. Paso mis dedos por su mejilla y la acerco aun mas — En realidad no, dejé a alguien más por el resto de la tarde. — Pero… Pongo un dedo en sus labios silenciando sus protestas. — Shhh… solo vamos a caminar un poco — Digo, mis ojos brillando con diversión — Así logras calmar tu temperamento un poco. — No soy temperamental. No, no lo es. Ella solo tiene carácter. Y no puedo llegar a describir lo mucho que me gusta eso en ella.

59


12 LA PLAYA Estamos caminando por la playa. Lado a lado. Miro su perfil por el rabillo de mi ojo. Ella parece querer hacer como si yo no estuviera allí en lo absoluto. Sus ojos están fijos en el frente, en los niños corriendo del agua en la orilla, las personas jugando al frisbee, en cualquier parte menos en mí. — ¿Te pusiste protector solar, verdad? El sol está demasiado fuerte en estos momentos y no quiero que le de insolación o algo peor. — Si, mamá — Sonreí socarronamente — Ya me lo preguntaste como cinco veces. Me quejo — Oye, no es mi culpa que pierda el hilo de mis pensamientos contigo como distracción. Niega con la cabeza como si pensara que estoy bromeando. Ella no tiene idea. Miro su mano cerca de la mía y empiezo a sudar. Quiero tanto sostener su mano que casi duele. Quiero ser bueno. De verdad que sí. Pero he estado pensando en esto desde que salimos del restaurant y ya no puedo aguantarlo más. Si no hubiera sido por que ya sé lo que se siente sostener su mano, ahora no me moriría por hacerlo. Pero después de haberlo hecho, de haber sentido su delicada y suave mano alrededor de la mía… Miro fijamente su rostro mientras caminamos y finalmente alargo mi mano hacia ella casi conteniendo la respiración. En cuanto mis dedos logran llegar a los suyos, la veo fruncir sus cejas y luego acercar su mano más a su cuerpo. Suspiro. Ella no va a hacérmelo fácil. Ya lo sabía. Inhalo profundamente llevando todo el aire posible a mis pulmones para decir algo, pero ella me interrumpe. — Los amigos no se toman de las manos — Murmura sin mirarme. En vez de sentirme molesto, no puedo evitar que una sonrisa estalle en mi boca. Y puedo decir por la forma en la que sus ojos se estrechan que ella puede sentirlo. 60


— ¿En serio? — Pregunto divertido — Vaya, Sergio va a estar decepcionado. Sus labios se estiran en las esquinas y sé que está tratando por todas las formas evitar reír, pero es una batalla perdida. Doy un paso más hacia adelante y me pongo delante de ella sorprendiéndola y haciendo que su cuerpo choque contra el mío. El. Mas. Maravilloso. Sentimiento. El aliento sale de ella abruptamente y sus manos viajan a mi pecho para mantener el equilibrio. Sus mejillas enrojecen de inmediato y sé que no es por el sol. Mi respiración se vuelve más rápida mientras nos miramos, el aire parece crepitar entre nosotros y estoy a punto de hacer lo que me prometí que no iba a hacer cuando unos niños pequeños pasan corriendo por nuestro lado rompiendo en carcajadas. Rose se aleja de mi con un suspiro y no me doy cuenta de lo que está haciendo hasta que la veo agacharse para desabrochar sus zapatillas. — ¿Qué estas haciendo? — ¿Qué parece que estoy haciendo? — replica mientras deja sus zapatos a un lado en la arena y desliza su blusa encima de su cabeza. Mi respiración se detiene por completo cuando la veo allí con un bikini blanco con una flor purpura en la orilla. Me quedo mirándola como un idiota hasta que ella se deshace de toda su ropa y camina hacia el agua para luego zambullirse cual sirena en el mar. Me toma un segundo completo salir del trance en el que ella me ha puesto para quitarme los zapatos y la ropa con la misma rapidez que flash. Rápidamente corro hacia la orilla y me lanzo hacia el agua tibia, emergiendo casi de inmediato para poder localizarla. Me tardo un poco en que mi mirada se enfoque correctamente y pueda encontrarla a unos cuantos metros de donde estoy. Nado lo más rápido que puedo hasta llegar a ella y le destello una amplia sonrisa en cuanto sus ojos conectan con los míos. — ¿Qué? — Pregunta mientras acomoda su cabello mojado detrás de su rostro. — Nada, es solo que no te cansas de sorprenderte. Nunca sé lo que vas a hacer o decir a continuación y no voy a negar que me vuelve loco la mayor parte del tiempo — Me detengo y sonrio — Pero también me gusta mucho. — Estas loco — Sentencia. 61


— Loco por ti. Niega con la cabeza hacia mí sin dejarse impresionar — No vas a convencerme con esa línea. — Créeme, eso ya lo sé. Me mira seriamente unos segundos antes de hundirse en el agua y me quedo esperando hasta que finalmente emerge unos pasos más allá. Entrecierro mis ojos hacia ella por su evasiva y en cuanto estoy a su lado nuevamente veo una boya un poco más allá y una idea se planta en mi cabeza. — Apuesto a que puedo llegar allí — señalo la boya con mi mano y sonrio — Antes que tú. Me echa un vistazo y luego sus ojos se iluminan con desafío — Acepto. Creo que he descubierto otra cosa que no sabía de ella. Es competitiva y como que me gusta eso. Demasiado. Mi pecho se llena de adrenalina y me preparo. — A las tres — Digo — Uno. Dos. ¡Tres! Ambos nos lanzamos hacia adelante e intento nadar rápidamente, moviendo mis brazos y mis piernas sincronizadamente. Finalmente llegando hacia la boya y tocándola con mi mano segundos antes de que Rose haga lo mismo. — Te lo dije — Sonrio apartando unos mechones mojados de mi cabello hacia atrás. — ¡No es justo! — Se queja respirando agitadamente — Tus brazos son más grandes, obviamente ibas a llegar primero. — No sabía que eras una mala perdedora Rose — Me rio y le guiño un ojo — Eso es un poco sexy. Niega con la cabeza exasperada y aprovecho que esta distraída para tomar su mano en la mía. Se tensa visiblemente, pero esta vez deja que la sostenga. Sus ojos viajan hacia el agua bajo nosotros y se queda allí. — No vas a aceptar un no por respuesta ¿Verdad? — Pregunta suavemente. — Nop. — Pues no deberías haberme dicho que no anoche. Me detengo un segundo inseguro de lo que está pasando — ¿Estas enojada por eso? 62


¿Era por eso que hoy estaba un poco más distante que ayer cuando nos quedamos dormidos con nuestros cuerpos tan cerca como podrían estar? ¿Por qué no quise que me besara anoche y no correr el riesgo de que todo fuera cuesta abajo como la vez pasada? — No, no es eso. — ¿Entonces qué es? Lanza un suspiro que se pierde con el sonido de las olas rompiendo en la orilla, pero que cala todo el camino hasta dentro de mi cuerpo. — Nada. Bufo frustrado — Jamás comprenderé cómo funciona la mente de las mujeres. Me lanza una sonrisa y sus cejas se arquean hacia arriba — Pensé que si alguien era capaz de hacerlo serias tu. — ¿Por qué todos están diciendo lo mismo? Me mira preocupada, su ceño arrugándose en su hermoso rostro— ¿Quién mas lo dijo? — Romina. — Oh — Su rostro se suaviza y levanta la mirada para encontrarse con la mía — ¿Puedo preguntarte algo? Asiento, pero mi pecho se aprieta con aprensión. Preocupado de que pueda preguntarme algo que no esté preparado para responder aun. — ¿Es verdad lo que dijiste anoche… sobre que era la primera persona a la que le contaste de tu mamá? Y aquí estaba yo asustado de que ella me hiciera otra pregunta más personal, pero todo lo que ella quiere es saber si estaba siendo sincero con ella. Libero un suspiro de alivio y le contesto vertiendo toda la sinceridad que pueda en mis ojos para que ella lo vea — Es verdad. Su rostro se ilumina con mi simple respuesta y me siento un tonto por no haber aceptado que me besara ayer aunque sé que era lo correcto en ese momento. — ¡Apuesto que llego a la orilla antes que tu! 63


No espera a obtener una respuesta de mi parte y antes de que pueda reaccionar se zafa de mi mano y se aleja nadando rápidamente hacia la orilla. La miro un momento completamente impresionado por lo fácil que es estar con ella sin sentirme aburrido ni cansado. De hecho es todo lo contrario. Como si estar con ella me despertara completamente. Me lanzo detrás de ella lo más rápido que puedo casi alcanzándola fácilmente, pero aun así ella logra llegar a la orilla antes que yo. — ¡Gané! Grita de espaldas a mí mientras sus pies tocan la arena mojada de la orilla. Corro hacia ella y enrollo mis brazos en su estomago levantándola de sus pies. — ¡Hiciste trampa! — Rio y ella suelta una carcajada que nunca antes le había oído y hace que mi corazón rompa a correr casi sin pausa. La hago girar un par de veces mientras ambos seguimos riéndonos como locos y luego la bajo para ir a tomar nuestra ropa de donde la habíamos dejado. Nos sentamos en la arena para secarnos ya que ninguno de los dos trajo alguna toalla y cuando le digo que apoye su cabeza sobre mi pecho para que pueda recostarse, lo hace sin ninguna duda. Hablamos mientras vemos al sor descender lentamente y cuando finalmente nos vamos lo hacemos con nuestras manos entrelazadas.

64


13 UN BUEN SALUDO

— Deja de sonreír así – Se queja Romina al otro lado de la oficina frunciendo el ceño – Me estas asustando. Lo intento. De verdad que lo hago, pero simplemente no puedo dejar de sonreír como un idiota. El recodar todos estos días con Rose, viéndola reír, haciéndola reír, conociendo mas sobre ella, pudiendo llegar a tomar su mano... Casi no importó que no pudiera besarla. De alguna manera comprobó lo que pensaba. Aunque somos diferentes, aunque ella sea una estudiante sobresaliente y yo solo un tipo que está contento solo con aprobar los ramos, funcionamos juntos. Ella tiene esta cosa de dejar salir lo mejor de mí, soy la mejor versión de mi mismo cuando estamos juntos y nunca nada se había sentido tan correcto. El solo hecho de recordar cuando estuvimos en la cima de la rueda de la fortuna, de sus ojos asustados, pero también llenos de confianza. Confianza en mí. Me hace sentir como si al menos he hecho algo bien en mi vida. La forma en la que me miró luego de finalmente perder el miedo, como sus ojos se iluminaron con la luz del sol cuando se dio cuenta de que yo la miraba a ella y no a la vista de toda la playa... Mi sonrisa vuelve a aparecer y no sé cómo hacer para que se vaya. Sé que tengo que ponerme serio y ponerme a trabajar. Aun estamos un poco ocupados con algunos documentos y no saldremos hasta que terminemos. Y quiero acabar con todo hoy de forma de que pueda escaparme a ver a Julieta. Ella se fue ayer con sus padres y sé que no es mucho tiempo, pero realmente necesito verla. Ahora que no está cerca me pongo a pensar que tal vez he imaginado todo.

65


¿Realmente estoy sintiendo estas cosas por alguien a quien he visto 5 días a la semana por casi diez años y por la que jamás sentí nada? Es todo demasiado extraño. — Así que, ¿Debo suponer que las cosas con esta chica Julieta finalmente están bien? Dejo de sonreír para fruncirle el ceño. Me giro en mi silla de manera que pueda afrontar a Romina y levanto una ceja — ¿Ella te dijo su nombre? Eso no tiene sentido. Sé que ella se presenta como Julie cada vez que conoce a alguien nuevo, lo que es tonto si me preguntan porque no hay nada malo con su nombre, de hecho todo lo contrario. Una extraña mirada pasa por el rostro de Romina. Sus labios se aprietan como si quisiera impedirse a sí misma reír. Estrecho mis ojos en ella sabiendo que hay algo que no me está diciendo. — En realidad – Ella dice y luego muerde el borde de su labio inferior luciendo indecisa – Quien me lo dijo... fuiste tú. ¿Qué? ¿Cuándo? — No lo hice. Yo recordaría si hubiera mencionado su nombre. Y sé que no lo hice. Aunque Romina intentó sonsacarme información por todos los medios que pudo. — Oh, pero lo hiciste. — Estás loca – Declaro dándome la vuelta nuevamente hacia mi lugar. — Lo susurraste cuando estabas enfermo. Mis ojos parpadean y de inmediato me paro de mi asiento, casi volando hacia el suyo — ¿De qué demonios estas hablando? Ella está claramente divertida con esto – De que tomaste su mano y le pediste que no se fuera cuando llegamos a tu habitación. Bueno, eso es... Un poco vergonzoso.

66


¿Por qué Julieta no lo comentó? Estoy bastante seguro de que si hubiera sido alguien más, no hubiera podido esperar el momento para decírmelo y así hacerme sentir incomodo. O de hacerme saber quien tiene la ventaja. Me quedo allí sin saber qué hacer. No le respondo nada a Romina. No sé cómo sentirme justo ahora. Solo que no estoy seguro de que podré seguir con esta cosa de "amigos" cuando vuelva a verla. Porque justo ahora lo único que quiero hacer es verla, abrazarla contra mí y besar sus labios hasta que pierda el aliento. No algo que un amigo haría. Estoy seguro. Camino lentamente hacia mi escritorio y me siento. Intento sacarme este sentimiento de ansiedad que de pronto se apoderó de mí y sacudo mi cabeza. Tengo que hacer esto bien si quiero ver a Julieta mañana. Estiro mis brazos hacia el frente — Bueno, será mejor que comencemos con esto ahora — Hago sonar mis nudillos y Romina hace una mueca. Ella seguramente no sabe lo bien que me hace sentir estar cerca de ella. No voy a decírselo porque así no es como somos nosotros. Pero espero que ella pueda ser capaz de sentir lo mucho que agradezco que me esté ayudando con esto porque sé que nunca hubiera podido hacerlo solo. — Dios, no hagas eso. Me pone nerviosa – Se estremece y se levanta para alcanzar unos post -it de mi escritorio porque ella los pone a cada cosa que siempre está robando los míos. — ¿Qué cosa? — Lo hago otra vez y ella me golpea en la cabeza haciéndome arrepentir de haberlo hecho cuando estaba tan cerca de mí. Coloco mi mano en donde me acaba de golpear y me quejo— Eh, cuidado con el maltrato familiar. Hace rodar sus ojos y me río. Si, así es como la familia debería ser. *** Paso casi dos horas conduciendo de regreso a la ciudad y en lo único que puedo pensar en todo el camino es en como reaccionaré cuando vea a Julieta. Me está consumiendo. No puedo dejar de pensar en ella y no sé si eso es normal o no.

67


Cuando finalmente llego ni siquiera pierdo el tiempo en ir a mi casa a cambiarme de ropa. De todas formas estoy casi seguro de que mi padre estará allí y no quiero que eche a perder mi estado de ánimo. Estaciono a un lado de casa de Julieta y me bajo. Su mamá abre la puerta y me sonríe con complicidad — Ella aun se está arreglando. Puedes pasar si quieres. Creo que mis manos acaban de empezar a sudar. Le agradezco y entro lentamente. Me hace un gesto para que me sienta y lo hago. Seria de mala educación quedarme parado en su lugar. Estoy empezando a sentirme un poco nervioso por no saber qué hablar con su mamá y cuando estoy a punto de abrir la boca para intentar decir algo, escucho un estruendo y veo a Julieta bajar tan rápido las escaleras que ni siquiera me ve sentado allí. Mis labios se estiran en una sonrisa cuando ella se detiene de golpe al final de las escaleras, su respiración agitada, su bolso casi cayendo de su brazo. — Hola — Le digo cuando finalmente se fija en mi. Sus mejillas enrojecen inmediatamente — Um, hola. Evita mi mirada mientras besa la mejilla de su mamá y le dice que llegará temprano. Ella le sonríe y nos acompaña hacia la puerta. — Adiós chicos. Le abro la puerta del pasajero a Julieta y rápidamente me doy la vuelta para subirme al lado del conductor. Ella no dice mucho y yo tampoco. Casi no quise notarlo, pero no pude evitar observar cómo está vestida. Sobre todo porque se ve hermosa con esos jeans apretados y esa blusa blanca que resalta el color de sus ojos. Tengo que obligarme a mí mismo a no mirarla demasiado porque ya es suficientemente difícil así como está. Sin embargo mis ojos vagan de vez en cuando hacia ella. Su cabello está suelto otra vez. Me pregunto si solo lo usa así cuando no va al colegio. Se ve tan suave que me dan ganas de pasar mis dedos sobre ellos.

68


Casi no me doy cuenta cuando llegamos al local al que acordamos que vendríamos. Estuve tan concentrado en hacer que mis manos se mantuvieran quietas sobre el volante que conduje casi en piloto automático. Me doy una sacudida mental y entonces es cuando siento los ojos de Julieta en mí. Me giro para verla y ella aparta su mirada rápidamente. Dos manchas color carmesí adornando sus mejillas. ¿Me estuvo mirando todo este tiempo? ¿Por qué demonios no me di cuenta antes? El solo pensamiento de eso hace que mis labios se curven en una sonrisa involuntaria. Ella se gira nuevamente hacia mí cuando se da cuenta de que la estoy mirando fijamente y en el momento en el que nuestros ojos se encuentran el tiempo parece detenerse. Sus ojos son tan hermosos. Tan grandes y expresivos. Sé lo que quiere sin que sea necesario que diga las palabras. En el momento en que esa realización cae sobre mí el aire parece crepitar entre nosotros. Me inclino hacia ella, mis labios primero, y me sorprendo cuando ella me alcanza a medio camino. No puedo evitar cerrar mis ojos con el sentimiento que surge dentro de mí. Profundizo el beso perdiéndome en la sensación de sus suaves labios, mi cuerpo gritándome que nunca la deje ir, pero en el momento en que me inclino más hacia ella, Julieta deja salir un suspiro que cala dentro de mi alma y mi mente parece recuperarse del hechizo en el que había caído. Me alejo intentando calmar mi respiración, pero siendo incapaz de reunirme con su mirada. Todo mi cuerpo está hormigueando con la energía residual de nuestro beso. Pero tengo que sobreponerme a esto. Me bajo rápidamente del auto yendo hacia su lado para abrir su puerta, pero ella se baja antes de que pueda hacerlo. Camina hasta ponerse a mi lado, y puedo sentir sus ojos cavando un agujero en mi cabeza, pero prefiero concentrarme en cualquier cosa que en su mirada. — ¿Qué fue eso? Sus palabras me golpean duro. ¿Cómo podría explicarle cuando ni yo mismo sé con seguridad lo que acaba de pasar? — ¿Un saludo? — En el momento en el que las palabras salen de mi boca me siento como un idiota. Pero no hay forma de retroceder ahora. Ya lo arruiné. Mi nerviosismo sacó lo mejor de mí. Ella debería haberme golpeado por lo que dije. Y el hecho de que no lo haga solo me hace sentir peor. 69


Cada parte de mi quiere alargar los brazos y atraerla hacia mi nuevamente, pero creo que ya hice suficiente hoy. Tomo su mano en la mía, casi como un impulso y me congelo por un segundo cuando me doy cuenta de lo que hice, casi conteniendo el aliento y esperando a que quite su mano. Pero cuando pasan unos segundos y no se aleja dejo salir un suspiro aliviado. Abro la puerta con la otra mano y espero a que ella entre antes de hacerlo yo mismo. La música del lugar nos rodea en cuanto cierro la puerta. Las personas conversan por encima del ruido y ríen sin ninguna preocupación en el mundo, mientras que yo me siento cada vez más en el borde. Antes de que nos sentemos en la mesa, Julieta se disculpa evitando mi mirada y se dirige al baño. La veo caminar hacia allí, mis ojos siguiendo cada paso, sus caderas balanceándose ligeramente y estoy seguro de que ni siquiera se da cuenta de que lo hace. Se detiene un segundo frente a la puerta, duda y luego mira hacia ambos lados antes de deslizarse dentro juntando la puerta detrás de ella. Me quedo un segundo allí parado mirando hacia la puerta. Luego me siento, y segundos después, incapaz de permanecer sentado por más tiempo, me levanto y camino en círculos un par de veces. Mis manos van hacia mi cabeza. No puedo soportarlo más. Tengo que disculparme con ella por lo que dije. Tengo que hacerlo. Camino con paso decidido hacia el baño de chicas. Hay un papel en la puerta, pero ni siquiera me detengo un segundo para ver lo que dice. Me aseguro de que nadie me está mirando y abro la puerta. En el momento en el que entro Julieta se gira a mirarme con un tono asustado. — ¿Qué estas haciendo? — Me susurra, sus palabras perdiéndose con el ruido de afuera hasta que cierro la puerta detrás de mí alejando a todo. Ella está parada delante de los lavamanos, dos versiones de sí misma me devuelven la mirada. La Julieta real y la de los espejos. Y lo que quería decirle se esfuma con la visión de sus ojos tristes. No puedo soportar verla así, cuando hace apenas unos segundos sus ojos brillaban hacia mí. Yo le hice esto y tengo que arreglarlo. Doy un paso hacia ella y la miro fijamente— Continuando con lo que dejamos en el auto.

70


Mis palabras suenan roncas para mí, pero no pienso en ello. Simplemente avanzo hacia ella con paso decidido, pero lentamente. Si ella no quiero esto, entonces le daré el tiempo suficiente para gritarme y luego irse, pero ella se queda allí. Solo mirándome. Sus ojos se hacen más grandes a medida que me acerco. Cuando estoy lo suficientemente cerca pongo mis manos en su cintura y rápidamente la levanto para que esté sentada en el mostrador. Su rostro está por encima del mío y jamás tuve una vista mejor. Suavemente paso mi pulgar sobre su labio inferior, delineándolo, sabiendo exactamente cuan suave es. Levanto la cabeza hacia ella y rozo sus labios con los míos en un breve, pero intenso beso. Quiero besarla hasta que ambos estemos sin respiración. Pero me obligo a detenerme esperando a que esto sea lo que ella quiere. Mi corazón se detiene un segundo cuando todo lo que ella hace es mirarme fijamente, pero vuelve a golpetear cuando alarga sus brazos y los enreda en mi cuello para acercarme más a ella. Sin esperar más tiempo sus labios se presionan sobre los míos. Sus brazos se aprietan aun mas sobre mi acercándome tanto que de seguro quedará una línea sobre mi estomago de la esquina del mostrador, pero no me importa. Nada importa ahora. Me encanta que quiera tenerme aun más cerca. Su boca se mueve con desesperación sobre los míos, como si hubiera extrañado esto casi como yo, el calor se enrolla dentro de mí y sé que es el momento de ralentizar las cosas antes de que realmente pierda el control. Disminuimos el ritmo hasta que finalmente nos separamos. Mi pecho moviendose sin parar para intentar recuperar el aliento. Apoyo mi frente sobre la suya y la veo sonreír por el rabillo del ojo. — Ese si fue un buen saludo. Su palabras suenan casi sin aliento y sonrio por lo bien que se siente que sea por mí. — No — Corrijo sabiendo que esto fue más. Mucho más — Ese fue un maldito buen saludo.

71


14 ADIÓS JULIETA El local en el que estamos es una especie de local de comida, combinado con un bar y un lugar para jugar billar. Por lo que no es de extrañar que esté lleno, repleto de chicos ruidosos y de chicas animándolos. Una vez que salimos del baño. Ella primero y yo unos minutos después. Me sentí aliviado de que nadie se diera cuenta de que estábamos juntos en el baño. De chicas. Sip, algo que contar a los nietos. ... O tal vez no. Camino de vuelta hacia nuestra mesa y veo a Julieta que viene caminando desde el otro lado del local. Una sonrisa en su rostro. ¿Mencioné antes que amo su sonrisa? Más aun cuando sé que yo la puse allí. — ¿Qué pasa? — Le pregunto en cuanto nos acercamos. Se encoge de hombros — Estaba hablando con unas chicas del colegio que están en la mesa del fondo. Miro hacia allí, pero nadie está mirando en nuestra dirección. — ¡Sebastián! Me giro en el momento exacto en que Sergio y Miguel entran por la puerta del local. — ¿En dónde te habías metido? — Pregunta Miguel con una sonrisa — Fuimos a una fiesta en casa de Amanda y fue... espectacular amigo. — Estoy seguro de que si — Murmuro no queriendo que Julieta escuche nada de lo que diga Miguel. Puede decir idioteces a veces — Así que ¿Qué hacen acá? — A un partido de Pool, ¿Te nos unes?

72


¿Qué si prefiero jugar pool con los chicos que veo siempre o quedarme con Rose ahora que todo parece ir bien? ¿En serio? — Está bien, voy a ir a hablar con las chicas. Julieta habla lo suficientemente bajo como para que solo yo pueda escuchar y no me gusta que sienta que debemos escondernos o algo así. Si fuera por mí ya les habría anunciado a todos que estamos juntos, pero supongo que primero debemos hablar sobre eso. — ¿Estas segura? La miro asegurándome de que esto es lo que quiere y ella me sonríe animadamente. Les dice adiós a Sergio y Miguel con la mano y entonces desaparece al otro lado del local. Camino con los chicos hacia las mesas y en cuanto llegamos allí me doy cuenta de que están casi en la misma sección en la que están Julieta y esas chicas, y sé que no hay ninguna maldita oportunidad de que pueda ganar con ella distrayéndome así. Después de un rato de jugar un par de tiros y de tener un ojo en ella al mismo tiempo, la veo hacer su camino hasta el baño. Detengo lo que les estoy diciendo a los chicos para darme la vuelta y guiñarle un ojo recibiendo una pequeña sonrisa en respuesta por parte de ella. Después de unos segundos me recompongo lo suficiente como para darme la vuelta nuevamente y poner una expresión seria. Estoy jugando contra Miguel mientras que Sergio está por alrededor viéndonos jugar. Él y Miguel apostaron a que cualquiera de los dos podría ganarme hoy. Lo que podría o no ser verdad. Mi mente aun está reproduciendo lo que pasó en el auto y luego en el baño. Solo el pensamiento de sus labios contra los míos me consume. Si, definitivamente no voy a ganar. Suelo ser un poco competitivo en este tipo de cosas, pero por primera vez no me importa si gano o no. Eso hasta que Sergio abre su enorme boca. — Amigo, esta chica sí que te tiene mal. Tal vez solo tienes verificar a Julie para que pongas de una vez tu cabeza en el juego. Lo ignoro, pero Miguel detiene el movimiento de su palo, lo pone en el suelo y me mira ceñudo. — ¿Estas saliendo con Julie?

73


Por supuesto que ellos no pensaron que Julieta y yo estábamos juntos cuando ellos llegaron. Estoy bastante seguro de que solo pensaron que solo estábamos allí al mismo tiempo. Por casualidad. El que ella esté interesada en un tipo como yo de seguro no se les pasó por la mente y no sé sin sentirme insultado o enojado por ello. Levanto una ceja — No es tu problema. Miguel es un amigo, pero en estos momentos me importa muy poco lo que piense sobre Rose y yo juntos. — Tranquilo hermano, está bien — Se detiene y entonces sonríe — Aunque te aconsejo que no te quedes con ella por mucho tiempo. Puede volverse bastante pegajosa. Mi cuerpo entero se tensa y aprieto la mandíbula. No puedo creer todas las estupideces que acaba de escupir— ¿De qué demonios estás hablando? Sergio está mirando de mí a Miguel con nerviosismo intentando hablar de otra cosa para hacer que cambiemos de tema, pero maldita sea si dejo pasar esto por alto. Miguel se encoge de hombros — Salí con ella. Dejo mi palo apoyado en la mesa y camino hacia él con todos mis músculos tensos. Siento mi sangre hervir y fijo mi mirada en él. — ¿Cuándo? Lo piensa por un minuto, ni siquiera dándose cuenta de que estoy a segundos de perder la cabeza. — En algún momento del primer año, no estoy seguro. Como dije ella se puso un poco pegajosa así que me deshice de ella y comencé a salir con esta chica caliente de segundo. Mi respiración se vuelve pesada — ¿Te deshiciste de ella? — Casi gruño. — Si hombre, quiero decir, ella era linda pero habían chicas mucho más calientes, no fue mi culpa que ella pensara que íbamos a estar juntos para siempre o algo así cuando fue solo un poco de diversión hasta que apareció alguien mucho mejor. Eso es todo. Ni siquiera pasan dos segundos hasta que mi puño conecta con su mandíbula tan fuerte que va a dar contra la mesa del otro lado. Mis nudillos arden de inmediato, pero lo ignoro mientras respiro agitadamente. Miguel me mira conmocionado como si no lo hubiera visto venir en lo absoluto.

74


— ¡No vuelvas a hablar así de ella! ¡¿Me oíste?! — Gruño apretando la mandíbula. No puedo creer lo que le hizo este imbécil y que ahora se esté jactando de eso como si fuera algo de lo que está orgulloso. No puedo creer que haya hablado así de Rose. — ¡¿Estas loco?! — Grita desde el suelo con una mano sobre su mandíbula que ya esta hinchada por el golpe — No nos hemos visto en semanas ¿Y ahora me golpeas? ¡Como si tú no hubieras hecho lo mismo con otras chicas! Voy a golpearlo otra vez cuando sus palabras se registran en mi cabeza. Él tiene razón. Teresa es un ejemplo perfecto de eso. Ni siquiera he hablado con ella después de la fiesta de fin de año. Solo supuse que todo había acabado y lo deje así. Solo habíamos salido por unos días, pero aun así... Ni siquiera le había dado un segundo pensamiento después de que se había ido enojada de la cocina. Solo soy un idiota y Julieta lo supo desde un principio. Un dolor profundo se arrastra hasta mi pecho y mis manos se aprietan en puño cuando siento una pequeña y delicada mano encima de mi hombro. Cierro mis ojos sabiendo que es ella. Amando su contacto, pero sabiendo que no lo merezco justo ahora. Lo que Miguel dijo... Me acerco una vez más con la intención de golpearlo hasta que me esté rogando que me detenga, pero esta vez Sergio se pone delante de mí agarrando mis brazos para evitar que vaya contra él otra vez. Me suelto de su agarre y tomo mi chaqueta del taburete donde lo había dejado, y salgo de allí sabiendo que si me quedo durante más tiempo ya no seré capaz de refrenarme a mí mismo. Me detengo cuando llego a la puerta del conductor de mi auto y golpeo la parte de arriba con mi puño haciendo que haga una mueca por el ardor. Sostengo mi frente contra la fría ventana esperando a que mi temperamento se calme lo suficiente como para manejar y es entonces cuando escucho unos pasos en mi dirección y espero jodidamente que no sea Miguel por qué no podría siquiera estar en el mismo lugar que él en estos momentos. — ¿Estas bien? Dios, Rose. Mi pecho se aprieta con solo oír su voz.

75


Pensé que estaría disgustada conmigo, que me gritaría por hacer algo así en nuestra primera cita devuelta en la ciudad. Aunque no era una cita oficial. Es lo que haría cualquier chica, pero ella solo parece preocupada por mí. Lo que solo lo hace peor. No puedo hacerle esto a ella. No puedo hacerla participe de toda esta rabia que siento por dentro. Que la haga pasar por estas cosas que definitivamente están mal. Ella tenía razón. Ella siempre tuvo razón. Somos demasiado diferentes. Sin ninguna palabra entro al auto y desbloqueo la puerta del pasajero para que entre. Ella ni siquiera lo duda y se desliza dentro rápidamente. Miro fijamente la carretera mientras conduzco, el único pensamiento dentro de mi cabeza ahora mismo es llevar a Julieta a su casa. Me detengo cuando estamos en frente y espero a que ella se baje. — Yo... ¿Aun vamos a salir mañana? Su voz es pequeña y me pregunto en que está pensando en estos momentos. Si tal vez está asustada de mí. Me gustaría poder bajarme e ir acompañarla hasta su puerta, pero apenas y puedo mirarla. Así que todo lo que hago es asentir, aunque no estoy seguro de nada en este momento. Pensé que está noche terminaría de una forma completamente diferente. Pensé que después de lo que había pasado en el baño, nosotros finalmente estaríamos bien. Pero en vez de eso... Espero hasta que ella está en la puerta de su casa antes de salir acelerando tanto como puedo. Una vez que estoy lejos de allí, me detengo un momento cuando todo lo que veo se está volviendo borroso. No puedo hacer esto. Me prometí a mi mismo que nunca volvería a actuar de esa forma y golpear a alguien, y ahora lo hice de todas formas. ¡Maldición! Golpeo el manubrio con ambas manos. El ruido haciendo eco en el interior del auto. Miguel tiene razón, no soy mejor que él. Enciendo el auto nuevamente, mientras mi mente esté concentrada en la carretera no voy a tener que lidiar con todo lo que está pasando en mi cabeza en estos momentos.

76


Conduzco por horas sin ningún rumbo en particular. No pretendía alejarme tanto, pero cuando por fin me doy cuenta de que he conducido por casi 3 horas, me detengo sin tener idea de donde me encuentro. Todo está muy oscuro y las pocas luces de los autos que pasan por acá no ayudan de mucho. Todo está rodeado de grandes árboles que se mueven con el viento y estoy casi seguro de que jamás he estado aquí antes. Mis ojos se sienten demasiado cansados como para volver en este momento así que me recuesto en el asiento y ni siquiera me doy cuenta cuando finalmente el sueño me vence. Cuando despierto con el sol golpeando mi rostro, restriego mis ojos y me siento más derecho, todo mi cuerpo doliendo por haberme quedado dormido en un maldito auto. Estoy un poco desorientado al principio, sin saber cómo llegué hasta aquí hasta que todo vuelve de golpe: Haber besado a Julieta cuando se suponía que no debía hacerlo. Miguel diciendo esas cosas sobre ella. Yo golpeándolo... Gimo echando mi cabeza hacia atrás. Me toma más de 4 horas volver con todo el transito y al principio no sé si voy a ir a mi casa u otro lugar, pero de alguna manera termino deteniéndome en la entrada de casa de Julieta. Me quedo unos minutos dentro del auto pensando en lo que voy a hacer. ¿Cómo voy a mirarla a los ojos después de lo que hice? ¿Después de golpear a alguien cuando me había prometido no volver a hacerlo? ¿Cómo voy a decirle que ella había tenido razón todo este tiempo, que somos demasiado diferentes? Me bajo del auto sabiendo que se suponía que iba a venir a buscarla temprano, y que sin embargo estoy llegando casi al atardecer. El sol golpea mi espalda mientras se esconde detrás de las montañas y toco el timbre de la puerta. Ésta se abre casi de inmediato, pero me quedo mirando el suelo sabiendo que es ella incluso sin tener que mirarla. El calor de su cuerpo y su presencia son tan familiares ahora que podría sentirla incluso con los ojos cerrados. — ¿Sebastián? Al sonido de mi nombre en sus labios mi cabeza se levanta por instinto, pero en cuanto sus cálidos ojos marrones se reúnen con los míos, aparto la mirada avergonzado y me fijo en un punto encima de su hombro. — Siento no haber llamado, algo sucedió.

77


Mi voz se siente rasposa y sé que debería decir algo mas, explicar porque no pude venir a buscarla, pero no puedo. Pasan unos segundos antes de que diga algo. — Está bien — Susurra, luego silencio. Pongo una mano en el marco de la puerta inconscientemente para apoyarme. Tengo que hacer esto. La miro, sin verla en realidad y obligo a las palabras a salir de mi boca. Cada palabra rasgando algo dentro de mí. — Solo vine para decirte que tenías razón. — ¿Sobre qué? — Pregunta suavemente. Trago saliva y mi mandíbula se endurece cuando las palabras salen de mi— Es mejor que nos olvidemos de esto, ser amigos fue una mala idea. Tenías razón desde el principio y no debí seguir presionándote. — ¿Qué? No Sebastián, yo... La corto antes de que diga algo que me haga retroceder sobre esto. — No, está bien. Solo vamos a ser como si esto jamás hubiera pasado y todo estará bien. Espero a que diga algo, en el fondo esperando egoístamente a que me convenza de lo contrario, pero no dice nada, así que miro nuevamente hacia el suelo para poder despedirme de ella. — Adiós Julieta.

78


15 TRES COSAS Cuando llego a casa esa tarde, a Carmen solo le hace falta darme una sola mirada para saber que algo no anda bien. Sus ojos se arrugan con preocupación en cuanto me ve cruzar la puerta de entrada. — ¿Sebastián? — Mi nombre sale como una pregunta de sus labios. Su rostro ensombreciéndose mientras más me mira — ¿Estás bien? Evito su mirada y paso a su lado. No quiero hablar de esto. No quiero hablar de nada. Solo quiero estar solo. — ¡Sebastián! Subo corriendo las escaleras ignorando sus gritos, no quiero que sienta lastima por mí. Esto me lo hice yo mismo. Tengo que lidiar con las consecuencias. Cierro la puerta con un portazo cuando logro llegar a mi habitación. No estoy preocupado de que mi padre lo haya escuchado. Debe estar en uno de sus tantas cenas de negocios. Ni siquiera sé a ciencia cierta si de verdad se trata de eso o si solo es una forma de decir que está fuera cenando con otras mujeres. Pero no importa. Él no está aquí. Nunca está aquí. Solía molestarte cuando era más pequeño, pero ahora solo me siento aliviado cada vez que llego y él no está. Como un peso invisible levantándose de mis hombros. Me quito la ropa y me meto en la ducha, esperando que el agua barra todo lo que estoy sintiendo. Me quedo allí hasta que mis piernas casi se adormecen por haber estado tanto tiempo en la misma posición sin moverme. Me digo que estoy siendo ridículo, que es solo una chica. Pero todo dentro de mí sabe que eso es mentira. Solo me pongo un pantalón y me dejo caer en mi cama. Me quedo allí el resto de la noche. Ni siquiera me duermo. Solo me quedo mirando el techo de mi habitación. Pensando, solo pensando. Recordando todas las veces que miré a Rose y que sin embargo no la vi. Todas esas veces en clases, un moño alto en su cabeza cada vez. Su

79


espalda recta, prestando atención a clases, a todas las clases. Ella es la clase de chica que una madre quiere para su hijo. Alguien que no te distraiga de los estudios. Pero ella sería un complemento perfecto de los dos. Lo seria para mí. No salgo de mi habitación hasta casi al atardecer del día siguiente, aunque Carmen amenazó a través de mi puerta con derrumbarla si no bajaba a comer algo. Odio preocuparla, pero no quiero que me pregunte qué está pasando, no necesito eso en estos momentos. Tal vez nunca. Me quedo esperando hasta que ella finalmente se va para salir de la habitación. Me pongo una camiseta blanca encima del pantalón, pero dejo mis pies descalzos. Estoy por ir a buscar algo de beber cuando el timbre de la puerta suena. Me quedo un segundo entero parado, inseguro de que hacer. Nadie toca el timbre. Nunca. Las personas que trabajan aquí tienen llaves, y los chicos golpean la puerta como animales cada vez que vienen. Aunque después de lo que pasó antes de ayer es casi imposible que sea cualquiera de ellos. Miro por el vidrio al lado de la puerta y mi estomago se contrae cuando la veo allí. Su mirada lejana como si estuviera sumida en sus pensamientos. Dudo unos segundos que se sienten como una eternidad y finalmente abro la puerta con un largo suspiro. — ¿Qué haces aquí? — Digo mirando por encima de su hombro intentando que su proximidad no me afecte. Su voz es suave, pero determinada — ¿Puedo pasar? Puedo sentir sus ojos en mí y no creo que pueda soportarlo mucho más. No así — No creo que sea una buena idea. — Por favor, solo será un momento. No creo que pudiera decirle que no aunque lo quisiera. Fuerzo el aire sobre mis pulmones y sin mirarla me hago a un lado para que pueda pasar. Su aroma me envuelve mientras pasa a mi lado. Cierro mis ojos un segundo para recuperar la compostura y me doy vuelta para mirarla.

80


Ambos estamos en silencio unos segundos. Y cuando empieza a hablar me toma un momento saber de que está hablando, diciendo que yo tenía razón, que encajamos juntos, que es natural y fácil, que estaba asustada, que había pensado que se estaba volviendo loca así que había mentido sobre no sentir nada la primera vez que nos besamos. —... Y mentí sobre... No la había mirado en todo el tiempo que dijo todas esas cosas, pero en el segundo en que se detiene para tomar aire como si necesitara todo lo que pudiera reunir para decir sus próximas palabras, no puedo evitar que mis ojos se ajusten a ella. Viendo como parece totalmente nerviosa por lo que va a decir. —... Tener novio — Dice finalmente. Incapaz de procesar lo que está diciendo, mis ojos escanean su rostro en busca de alguna pista, algo que me ayude a comprender lo que está diciendo. — ¿De que estas hablando? La veo tomar un gran respiro nuevamente. Sus ojos evitando mi mirada mientras deja salir todo en un suspiro. — Cristian — Responde — El nunca fue mi novio. — No entiendo. — El día en que nos viste en el local era el primera día que yo lo veía. El solo acordarme de ese día hace que mi mandíbula se tense — Pero yo lo vi — Digo intentando entender lo que está diciendo — Te estaba mirando como si fueras de él. Ella me mira fijamente. Sus ojos suplicando. Me dice que él solo le estaba coqueteando, que lo iba a mandar a volar, pero que entonces llegué yo y pensó que la dejaría en paz si pensaba que él era su novio, que no terminaría siendo una de mis fans. — ¿Mis fans? — Repito confundido. — Si, ya sabes. Todas esas chicas que andan detrás de ti suspirando por los rincones. No quería ser una más.

81


No sé qué decir ante eso. Repito todo lo que ella ha dicho dentro de mi cabeza. Ella no era novia de ese tipo. Nunca lo fue. Paso mis manos por mi cabello, básicamente desordenándolo, y de alguna manera el peso que había sobre mis hombros se desvanece. Pero solo basta un segundo para que todo lo que pasó ayer se reproduzca en mi mente y sé que no importa. No ahora. Todo mi cuerpo se tensa nuevamente — Eso ya no importa. Espero que con eso se vaya. Que retroceda y se dé la vuelta, pero ella se queda allí. Mirándome. Puedo sentir sus ojos en mí casi como un toque. — ¿Por qué golpeaste a Miguel? — Pregunta suavemente. El solo escuchar su nombre hace que mi enojo vuelva, pero no digo nada — Si fue por mi culpa, no tenias que... Dejo salir una risa dura — Ese idiota se lo merecía — Digo — Pero ahora entiendo porque seguías alejándote de mí, sabias que yo terminaría haciéndote lo mismo que él. Es lo que más me carcome por dentro. Ella me mira y sacude su cabeza con fuerza — Eso fue hace mucho tiempo, él fue mi primer beso. Mis manos se aprietan en puños ante su declaración. Si antes sentía una pizca de arrepentimiento por haberlo golpeado ahora todo se desvanece. Para un chico el primer beso no es nada, yo ni siquiera recuerdo quien fue la primera chica que besé, pero para las mujeres es diferente. Es importante. Y ese idiota arruinó el de Julieta. — Pensé que yo era especial para él, ya que él lo fue para mí, pero unos días después lo vi besando a otra chica de un curso superior — Sacude su cabeza y ríe sin humor como si estuviera preguntándose cómo pudo ser tan ilusa, pero aquí el único culpable es él. Ella no tiene la culpa de nada — Supongo que desde ese momento me volví un poco más cuidadosa en el departamento de los chicos — Continua. Me mira fijamente y el aire parece escapar de mi con la forma en la me está mirando — Pero tu me hiciste volver a creer otra vez. — No — Digo firmemente. Ella no puede creer eso. Sobre todo por lo de ayer — Tenías razón, tengo problemas. Me había prometido a mi mismo que no volvería a golpear a nadie más y entonces ¡Puf!, lo hice de todas formas. Mereces a alguien en quien puedas confiar, porque no puedes confiar en mí, no con todos mis problemas de ira. Lo que digo a continuación me mata pro dentro, pero tengo que decirlo.

82


— Tal vez ese chico nunca fue tu novio — Tomo aire y fuerzo a las palabras salir de mi boca — Pero estoy seguro de que él sería perfecto para ti, mereces a alguien como él. El color escapa de su rostro, como si lo que dije le hubiera hecho daño de alguna forma y no puedo decir lo mucho que me odio por hacerle eso nuevamente. — No puedes saberlo — Dice con convicción. Sus ojos brillando con determinación — Y no puedes tomar esa decisión por mí. Yo confió en ti. Da un paso hacia mí, pero yo retrocedo. — No Rose, no lo entiendes, no puedes estar cerca de mí, aun tengo toda esta rabia dentro de mí que pensé que ya se había ido, pero aun está ahí. Tu misma lo dijiste el día de la fiesta. No sé si estoy intentando convencerla a ella o a mí mismo. Pero parece que no que no está funcionando en ningún sentido. Me quedo mirando por la ventana. No quiero mirarla porque toda mi resolución se va a hacer añicos con solo una mirada a sus hermosos ojos cafés. Meto mis manos dentro de los bolsillos de mi pantalón, ambos apretados con fuerza dentro de ellos. Siento cuando da unos pasos y luego se para frente a mí. Pero aun así no la miro. La escucho dejar salir un suspiro largo y cálido que traspasa mi camiseta y obligo a mi cuerpo a no estremecerse. Luego sus manos van a ambos lados de mi cara y su contacto es tan fuerte que mi cabeza gira hacia ella de todas formas. Nos míranos a los ojos y su rostro se suaviza ante mí. Se acerca aun mas, hasta que nuestros cuerpos están totalmente conectados, y mi sangre hierve pero con un calor diferente al de la ira. Una de sus manos baja por mi rostro hasta que uno de sus dedos se arrastra por mi labio superior haciendo que mi respiración se atasque. Mis manos salen desde mis bolsillos, ya no tensos como antes y los poso suavemente en su cintura. Ella es mi propio calmante. Ella y nadie más — ¿Qué estas haciendo? — Me oigo preguntar. Sonríe y no estoy muy seguro de la razón hasta que su voz viaja hasta mi rostro — Hoy es el último día de la semana de amigos y... de nuestra apuesta. Oh, eso es lo que...

83


Se eleva en sus pies y me besa. Deteniendo mis pensamientos. Ella solo roza mis labios, pero es suficiente para mandar mi corazón a un ritmo desenfrenado. Quiero responder su beso. Desesperadamente. Pero obligo a mis labios a quedarse quietos. Los dedos de mis manos apretándose sobre su cintura fuertemente. Cuando se aleja me quedo mirándola no entendiendo lo que eso significa. ¿Fue un beso de despedida? Me mira firmemente unos segundos. Entonces su rostro se arruga y cruza sus brazos sobre su pecho haciendo una mueca — ¡Pffff! Ahora voy a tener que ir a una cita contigo. Mis labios se estiran en las esquinas, pero me detengo a mi mismo de sonreír porque aun no sé si esto es lo correcto — Rose, no creo que... Su dedo se eleva y se posa en mi boca para impedirme seguir hablando. — Shhh... Será mejor que no sea en una montaña rusa porque sabes que les tengo terror y no quiero morir tan joven. Sonrio ampliamente. La felicidad envolviéndome como una cálida manta. Ella me sonríe devuelta. Esa sonrisa que malditamente amo. — ¿Estas segura? — Pregunto por última vez, porque después de esto no hay forma en la que vaya a dejarla otra vez. No pienso separarme de ella en un largo, largo tiempo. Así que es mejor que se aseguré de lo que está diciendo. — Estoy segura — Envuelve mi cuello con sus brazos y voy hacia ella sin pensarlo. La quiero conmigo ahora. Su cálido cuerpo contra el mío. Su cabello cepillando mi mentón. Nos quedamos unos minutos así, simplemente en los brazos del otro. Podría quedarme así para siempre sin aburrirme. No necesitábamos llenar el silencio con conversación. — ¿Así que...? Pregunta ella de repente. Arrugo el ceño con su pregunta inesperada y la suelto un poco para poder mirarla bien. — ¿Así que, qué? — Pregunto confuso sacando una mano de su cintura para poder apartar un mechón de su cabello fuera de su rostro. — ¿Qué vamos a hacer ahora?

84


Oh. Finjo pensar en ello y luego pego una sonrisa maliciosa en mi boca — Umm, se me ocurren un par de cosas. Me golpea en el pecho con fuerza. Una sonrisa en su rostro y dos manchas rosadas en sus mejillas — Cállate. La acuno contra mi pecho y susurro en su oído — En estos momentos solo quiero hacer tres cosas. Mirarte, abrazarte — Pongo un beso en su suave cabello y sonrio — Y besarte. En estos momentos sé que es verdad, que todo lo demás puede esperar mientras estemos juntos. Que haré lo que sea necesario para que ella no se arrepienta de confiar en mí.

FIN

85


ADELANTO PROXIMO LIBRO… Me desperté de un salto, parte de mí queriendo golpearme por haber despertado de ese maravilloso sueño. Porque eso era lo único que podía ser ahora mismo. Un sueño. No sabía bien que me había despertado hasta que mis sentidos se pusieron alerta nuevamente. Me moví tan rápido que casi me tropiezo con las sabanas en mi intento de bajarme rápidamente de la cama. El dolor en mi cabeza explotó a un nuevo nivel mientras mis ojos se ajustaban a la luz. Sergio se sentó medio dormido del sofá de mi habitación y se restregó los ojos con sus manos. — ¿Adónde vas? No estaba para juegos, hablé rápidamente — ¿Dónde está Julieta? Se sentó más derecho y entonces miró hacia el suelo. — Sergio — Gruñí — ¿Dónde está ella? Sé que estaba aquí. Su olor se había quedado conmigo. Podía olerlo en mí. Como si ella hubiera estado muy cerca de mí en algún momento. Y quería, no, necesitaba saber cómo y cuando había pasado eso. — Le prometí que no iba a decirte nada, pero ya que en realidad tu lo descubriste… Mi pecho se apretó— ¿De verdad ella estuvo aquí? Asintió. — ¿Cómo… porque no puedo… Suspiró — Estabas bastante borracho anoche. No recordaba eso. Pero si recordaba haber bebido más de lo que había bebido en toda mi vida. Ver a Julieta tan cerca pero a la vez tan lejos me estaba matando. Necesitaba algo para aliviar el dolor aunque sea por unos segundos. — Yo tenía que conducir hasta aquí y… en realidad no había nadie lo suficientemente lucido como para ayudarme, así que… le pregunté si podía chequearte en los asientos de atrás mientras yo conducía. Mi corazón se detuvo. ¿Ella me vio así? 86


Me dejé caer en la cama. De seguro pensó que yo no era más que un desastre. Maldición. — ¿Y ella aceptó hacer eso? — No estaba muy convencida en un principio, pero lo hizo. Se sentó atrás mientras tú apoyabas tu cabeza sobre sus piernas. Cerré mis ojos mientras la vergüenza se apoderaba de mí. Jamás quise que ella me viera de esa forma. Había llegado al límite de mi cordura y me había olvidado de todo lo demás. Ver a Julieta cada día en el colegio, escucharla, sentir cada vez que entraba a la sala, era suficiente para volverme loco. Pero esa no era una excusa. Había roto otra de mis promesas. Jamás iba a volver a beber, incluso se lo había contado a Julieta y ahora… ahora había quedado nuevamente como un imbécil frente a sus ojos. Había intentado no mirarla estos últimos días. De verdad que lo intenté. Pero cuando ella no lo sabía. Yo… la miraba. No podía evitarlo. Saber que todo había sido mi culpa. Que no estábamos juntos por mi estupidez me llenaba de una desesperanza que jamás había sentido antes. Todo era mi culpa y ahora tenía que lidiar con las consecuencias.

87


PARA MAS HISTORIAS VISITA: WWw.ALEXANDRIA.BLOGSPOT.COM

88


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.