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La singularidad No.3
from Alkymia 03: TINTA
by Alkymia Zine
Las plumas de 0.7 mm
De Patricio Ventosa Rodríguez
No es difícil encontrar conceptos que viven en la sombra de otros en nuestra vida cotidiana. Tan íntimamente relacionados a otra idea, que nos cuestionamos si genuinamente tienen motivo suficiente para retener su individualidad. Los Increíbles 2 eternamente detrás de la original, el tenedor-cuchara detrás del tenedor y la cuchara, los guantes sin dedos, el álbum de ABBA en español, Neptuno (el planeta), Neptuno (el dios), la marca Kirkland, las plumas de cero punto siete milímetros detrás de las de cero punto cinco, los calcetines con dedos.
Si existe un estándar como lo es la pluma de cero punto cinco y la del milímetro completo, ¿qué justifica la existencia del cero punto siete? ¿Qué diferencia puede hacer una diferencia milimétrica? Olvidémonos de la pluma un momento. Dos décimas partes de un milímetro separa al bisturí de la arteria, al cero del uno, a la hormiga de su cabeza, a un óvulo de la inexistencia. Nosotros, como la mayoría de los mamíferos, vivimos en el punto perfecto de la balanza dimensional, donde nos es imposible pensar en lo inmensamente pequeño o lo incomprensiblemente grande. Tanto, que se nos olvida que cero punto dos milímetros crean una distancia que podemos sentir, sin problema alguno, con los dedos.
Si dos milímetros pueden separar a la vida de la muerte, ¿quién dice que no pueden sentirse en el flujo de tus trazos? En las manos adecuadas, una pluma es precisa como un bisturí y un bisturí es tan ligero como una pluma. En el reino de lo milimétrico, la tensión superficial es la autoridad, atrapando insectos en gotas de agua y manteniendo tinta en la punta de la pluma. La capilaridad, su mano derecha, mueve la sangre en nuestro cuerpo, el agua en las plantas y la tinta por el cuerpo de la pluma. Fuerzas pequeñas son enormes para lo diminuto.
Dicho eso, es difícil describir la perfección de la cero punto siete. A pesar de no ser tan desafilada como su contraparte mayor y no ser tan punzante como la menor, de ninguna forma es irremplazable. Como al álbum de ABBA en español, jamás podría explicar por qué, pero la prefiero. Son diferencias tan pequeñas que resultan inexplicables, pero nunca insentibles
Nunca insentible como saludar al conductor del autobús todas las mañanas, recoger un poco tu escritorio, maullar con tus gatos. Como que te llueva el único día que decidiste no llevar paraguas, perder la lotería por un número, tomar un atajo para encontrar más tráfico. Dada nuestra limitada percepción humana, encontramos una infinidad de cosas que no podemos ver, y mucho menos explicar. Es entonces que nos vemos obligados a simplemente sentir.
Por motivos que desconozco (pero siento), me veo obligado a darle tres estrellas a la reemplazable, minúscula y eternamente en sombra diferencia de la pluma de cero punto siete milímetros.