Historia de vida final

FORMACIÓN DEL PROFESORADO DE SECUNDARIA ECUADOR SISTEMA EDUCATIVO ECUATORIANO PARA UNA EDUCACIÓN INTERCULTURAL (17/18 SIERRA) TEMA: MI HISTORIA DE VIDA

POSTULANTE: AMPARO DEL CONSUELO ANDRADE VILLAVICENCIO IDENTIFICACION:

1709793416

EDICION:

2017-2018 SIERRA

DOCENTE:

DRA. GLADYS PORTILLA F.

GRUPO:

S10 GH

https://issuu.com/ampary5/docs/historia_de_vida

Mi nombre es Amparo del Consuelo Andrade Villavicencio, nací en Quito, el 27 de Noviembre de 1966. Me considero una persona sensible, romántica, emprendedora, de carácter fuerte, recta, Mis padres son Julio César Andrade Montesdeoca, oriundo de San Antonio de Ibarra, provincia de Imbabura y Zoila Ernilda Villavicencio Paredes, del cantón Bolívar de la provincia del Carchi, se criaron dentro de hogares conformados pero humildes y pobres, donde la educación no era tan importante sino más bien hubo la necesidad de trabajar a corta edad para conseguir ingresos para la alimentación, por lo que mi padre se vio obligado a ingresar como soldado al ejército ecuatoriano, en donde permaneció durante 25 años.

Soy la segunda entre cinco hermanos, Edwin, Norma, Mónica y Carlos.

Mis estudios primarios los realicé en la Escuela religiosa Santa Dorotea ubicada en la Magdalena, al sur de Quito, hasta el quinto grado, debido a que mi familia se trasladó a vivir en el barrio la Ofelia, situado al norte de la cuidad, por lo que terminé la educación primaria en la Escuela República de Italia. Estos años transcurrieron en un ambiente de juegos, diversión y alegría, dentro de un hogar muy bien conformado, lleno de amor y dedicación.

Mis padres siempre estuvieron preocupados por darnos una educación que ellos por la situación económica de sus hogares no tuvieron esa oportunidad, mi padre siempre manifestaba que esa era la mejor herencia que podía dejarnos ya que solo teniendo nuestra profesión podríamos defendernos en la vida pese a cualquier obstáculo que se nos presentara.

Terminada la instrucción primaria, ingrese al Colegio experimental “24 de Mayo”, las Chivas, en el año 1980 y termine los seis años de colegio en el año 1986, obteniendo el título de Bachiller en Humanidades, Especialización Ciencias Sociales, el 8 de Agosto de 1986, durante este tiempo de estudio tuve muy buenas amistades que algunas de ellas las conservo hasta el día de hoy.

Viene a mi mente muchos recuerdos donde el compañerismo y el compartir era lo más importante, solíamos reunirnos en la biblioteca o en la casa de alguna de nosotros a realizar nuestras tareas o buscábamos algún motivo para estar siempre juntas, era la época de los enamorados, de la loquera, del relajo, nos divertíamos a lo grande. Era cuando en mis momentos de soledad y sosiego me vi involucrada en la escritura y creación de poemas, basadas en el amor de adolescente de aquella época, poemas que los titule: “Amor de juventud” y cuyo cuadernillo lo conservo hasta hoy, esto es lo que realmente me incentivo el amor a la docencia en el área de Lengua y Literatura pero que por razones ajenas a mi voluntad me inscribí en la escuela de historia.

Como anécdota de esta etapa de mi vida es que nuestro Sexto Año de colegio, con especialidad: estudios sociales, conformamos la lista “A” para el gobierno estudiantil

año lectivo 1985-1986 y pese a ser un número muy reducido con respecto a las demás listas ya que cada una representaba a la especialidad, ganamos, hecho que realmente nos motivó a seguir adelante y cumplir con las propuestas anteriormente planteadas, pienso que la etapa del colegio fue la más importante y significativa en mi vida.

Mi amor a la docencia también, se ve influenciada por mi padre, quien desde pequeña me motivó para seguir con esta hermosa profesión, ya que siempre me contaba que a él le hubiera gustado mucho ser maestro pero que la situación económica nunca lo pudo realizar, entonces veía en mi la persona que podía cumplir sus sueños y como a mi si me gustaba, vi la oportunidad de estudiar esta hermosa profesión.

Posteriormente, ingrese a la Universidad Central del Ecuador a estudiar en la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación, en la Escuela de Historia, durante cuatro años y obtuve el Titulo de Lic en Ciencias de la Educación, profesora de Enseñanza Media en la Especialización de Historia y Geografía, el 27 de Junio de 1994.

Durante este tiempo en la Universidad también tuve la oportunidad de relacionarme con muy buenos profesores, que también se convirtieron en amigos, nos impartieron día a día sus conocimientos y sobre todo nos enseñaron a ser mejores seres humanos y compañeros con los que compartimos momentos inolvidables con mayor adultez, claro, pero siempre con el cariño que sentíamos cada uno de nosotros.

Al terminar la Licenciatura en el mes de agosto de 1990, por casualidades de la vida, mi hermana tenía una amiga, que su tía era conserje en el Colegio Mydes, ubicado en la 10 de Agosto, al norte de Quito, y él muy desinteresadamente habló con la Sra. Rectora la Dra. Miriam Donosos, para que yo fuera a trabajar allá, y así fue, inmediatamente me llamaron y comencé a trabajar al mes siguiente, en esta institución es donde comencé mi bella labor como docente la cual sigo ejerciendo con mucho amor y vocación, y día a día confirmo que no me equivoque en escogerla.

Pasaron dos años ejerciendo mi profesión en esta misma institución, cuando decidí ingresar a la Universidad Central a estudiar un doctorado en Historia, en horario de la tarde, durante éstos dos años de estudio, tuve muy buenas experiencias y amistades, ya más madura y consiente de mi labor docente, estaba en el paralelo A del doctorado,

integrado por un grupo de docentes que al igual que yo amaban lo que hacían, fueron años de estudio fuerte y un tanto complicado porque ahora ya trabajábamos y estudiábamos a la vez, pero pese a eso, logramos cumplir con nuestra meta. Integraba un grupo de unos 10 compañeros, con quienes realizábamos tareas, trabajaos de investigación y de campo, realizamos en el Quinto Año de Doctorado por toda la ruta de la Sierra ecuatoriana, mientras que en Sexto año viajamos por toda la ruta del Sol, en la costa ecuatoriana, conociendo y valorando lugares muy representativos de nuestra historia.

En estos años de doctorado tuve un compañero que ya falleció, su nombre era Ney Barrionuevo, una persona muy generosa y caritativa, quien tenía su carro y con él y el grupo de compañeros, íbamos a cada una de las casas y solíamos tomar el chocolate con pan y queso, esto lo hicimos durante mucho tiempo, tiempo en el cual solidificamos nuestros lazos de cariño y compañerismo.

En el año 1996, mi corazón aventurero y lleno de expectativas, decidió viajar a Alemania en busca de nuevas experiencias y mejoras económicas en mi vida. Pero la realidad fue diferente a lo que pensaba, por las costumbres, el modo de vida y sobre todo el idioma se me hizo difícil quedarme allí y decidí regresar luego de cuatro meses y medio. A más de esto estaba el dolor que sentía de permanecer separada de mi familia, sobre todo de mi padre, quien siempre me escribía y de forma tan amorosa, manifestaba que me extrañaba mucho y que le hacía falta. Me pedía que regrese y como realmente las cosas se complicaron decidí volver al seno de mi hogar.

Era el año 1996, tuve la oportunidad de trabajar en un colegio particular cuyo nombre era “Grow School”, donde encontré un ambiente muy agradable y de mucha familiaridad, la amistad, el respeto y la cooperación en el trabajo tuvieron mucha importancia. La gestión administrativa y pedagógica era óptima y permitía alcanzar los logros y objetivos de calidad propuestos. Recibí el cariño y gratitud de alumnos y padres de familia. Allí trabajé durante 14 años.

Para el año 1999, tuve una de las mejores alegrías de mi vida, como fue la llegada de mi hijo Kevin Adrián Castro Andrade, quien nace el 2 de Octubre de 1999, desde ese día, es para mí la fuente de inspiración, es mi pilar fundamental, es la razón de mi vida.

El ser madre, es el mejor regalo que Dios me pudo dar.

En el año 2010, salí de la institución en medio del dolor y la nostalgia, ya que había compartido momentos inolvidables; puesto que previamente me había inscrito en un concurso de méritos para obtener un nombramiento fiscal, el mismo que lo aprobé y accedí a una partida fiscal, en una escuela de la parroquia de Calderón al norte de Quito; pero por haber sido una escuela bilingüe me negaron la partida. Motivo por el cual tuve que inscribirme en otra institución y las únicas escuelas en las que podía hacerlo, estaban ubicados en parroquias lejanas; sin embargo me inscribí en una de ellas y fui convocada a la Escuela Pedro Bouguer de Yaruquí.

Ingrese en esta institución el 29 de Marzo del 2010, al llegar allá se había abierto el octavo año de educación básica por lo que me dieron la carga horaria en Estudios Sociales, el ambiente no era tan agradable debido a que el Sr. Director era muy autoritario y no permitía que podamos realizar cambios en la educación para mejorar su calidad. Era una persona educada de manera tradicional y la relación que establecía con el personal docente era vertical. En cambio la relación con mis estudiantes y padres de familia era muy buena, en medio de la aceptación, el afecto y el respeto desde mi llegada, los lazos de amistad aumentaron conforme pasaba el tiempo.

Hasta que en Octubre del 2013, se abrió una Rueda de cambios en el MINEDUC, la cual me permitió trasladarme a trabajar en una institución educativa más cercana de nombre Roberto Arregui Moscoso, en la que continúo.

Formar parte del Magisterio Fiscal de mi país, fue una oportunidad de servir a la niñez y a la juventud; de compartir y adquirir nuevas experiencias y sobre todo de concretar las búsquedas que tengo como docente, cual es la de voluntad política de trabajar como actualmente tanto con estudiantes de barrios urbanos marginales como de un hogar de la niños rescatados de la calle y aportar a su crecimiento personal, a su formación y a su desarrollo de proyectos de vida futuros de modo que aspiren a una vida mejor.

El ambiente familiar ha sido desde siempre un apoyo en mi carrera, ya que desde que decidí ser maestra he sentido el apoyo incondicional de cada uno de ellos.

Trabajar en equipo dentro de una institución educativa debe ser una de las características fundamentales que ayuden a alcanzar un alto nivel de desarrollo, ya que mediante la aportación de ideas y experiencias de sus participantes ayudarán en la toma de decisiones y solución de problemas.

El ser maestro para mí ha significado todo en mi vida, es la profesión que amo y me gusta, el poder impartir mis conocimientos, el enseñarles lo poco que se me hace muy feliz.

El ser profesora me ha permitido conocer muchas personas a las cuales he podido enseñarles pero de ellos he recibido también muchas enseñanzas, por que el ser profesor implica que yo no todo lo sepa, el diario vivir también nos enseña.

Uno de los dolores más grandes de mi vida es haber perdido a mi padre el 8 de Marzo del 2014, un ser maravilloso que siempre estuvo a mi lado impulsándome a que siga adelante, que con sus sabios consejos siempre me hizo ver lo bueno y lo malo de la vida, un hombre generoso que siempre estuvo pendiente de los propios y ajenos. Su partida dejó en mi vida y en mi corazón un gran vacío, difícil de llenar. Y por él y en honor a su memoria el deseo de superarme va para y por él, ya que él siempre estuvo orgulloso de mi profesión que era como si fuera la suya.

En este año 2017, se ve reflejado el esfuerzo, entrega y dedicación de mi hijo Kevin, al obtener el Título de Bachiller, a quién auguro muchos éxitos en su futuro.

Actualmente, aun me siento comprometida con esta noble labor y todos estos conocimientos que he aprendido durante estas sesiones de clase, las voy a aplicar con mis estudiantes y lograr en mí y en ellos un cambio significativo.

“Porque solo aprendiendo aprenderás”