ACRE 5 - Contra el miedo y la indiferencia

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250818 NO ZINES, NO SCENE - SIN FANZINES NO HAY COMUNIDAD. ACRE es un fanzine Hazlo tu mismx de creación colectiva publicado por Towers Of Acre. Cualquier interesadx en participar en próximas ediciones puede enviar su material a nuestro e/mail, towersofacre@gmail.com. Las ideas contenidas en este fanzine no reflejan necesariamente la opinión de los miembros de Towers Of Acre, pues la publicación está pensada como un espacio de debate, disenso e inconformidad. Visiten en línea: @towersofacre - issuu.com/aprofoundhatred retomandolatragedia.com


CONTRA EL MIEDO Y LA INDIFERENCIA:

REFLEXIONES PRELIMINARES PARA RESISTIR DESDE LA EMPATÍA EDITORIAL - Por : Towers Of Acre

Más que la identificación falsa o la empatía fácil, las víctimas de las violencias estatal-criminales reclaman de nosotros una escucha atenta para permitir que su demanda nos interrogue —acerca de nuestras propias responsabilidades y de nuestra posible solidaridad— y nos vulnere. Convocan en nosotros una atención que no se finca en el “deber” ni en la obligación, sino en el reconocimiento de nuestra mutua proximidad. Los otros, nosotros, víctimas de distintas violencias y acaso victimarios de más de una, nos enlazamos interminablemente. Y es nuestra posibilidad de responder, en primer lugar, por los otros, y también por nosotros, lo que nos constituye en sujetos éticos y en sujetos políticos, capaces de acción y resistencia. Pilar Calveiro citando a Silvana Rabinovich

Una vez más ha sido una ardua tarea redactar estas líneas. Esta frase tal vez se haya vuelto común para lxs lectorxs de nuestros fanzines, ya saben que hemos resaltado constantemente lo difícil que resulta la labor editorial de estas publicaciones, e igualmente hemos reiterado nuestro compromiso con el proyecto y con la construcción de una comunidad musical que piense, actúe y proponga por sí misma con el ánimo de transformar nuestras realidades inmediatas y de las personas con las que convivimos, de hacer del hardcore realmente algo más que música, si se quiere. Pero en esta oportunidad la dificultad surge por el oscuro panorama que tenemos en frente, fruto de los recientes acontecimientos que desembocan en el pasado 17 de junio, cuando Iván Duque, candidato títere del Centro Democrático (un yuppy privilegiado y apalancado que mintió en su hoja de vida, sin mayores pergaminos, carisma ni conocimiento e interés en las realidades del país), “triunfó” en las elecciones y se convirtió en el nuevo presidente de esas fronteras imaginarias del cono norte de Suramérica llamadas Colombia, palabra que deriva de Colón, apellido del conquistador español que llegó a estas tierras hace 500 años, ávido de riqueza a cualquier precio, trayendo trajo consigo algunas de las peores y perdurables lacras que ha visto el planeta tierra: la civilización occidental y sus “valores” (libre mercado, cristianismo, familia, propiedad privada, nacionalismo, imperialismo, superioridad racial, sexual, etc.). No obstante, la zozobra provocada por estos acontecimientos tiene menos que ver con el hecho tristemente cotidiano de que el mismo puñado de familias oligarcas y terratenientes se hayan amangualado para hacerse a su antojo con la precaria institucionalidad de este país, que con la desoladora connivencia de un buen sector de la población, que una vez más elige a sus verdugos tras caer presxs de un frenesí fanático, cómplice, ignorante, indiferente y frecuentemente energúmeno que les extingue los sentidos, la razón y la capacidad de sentir algo diferente a un exacerbado egoísmo, típico del individualismo liberal de nuestra época, y un inequívoco desprecio por lxs demás. Pero lo peor es que estas personas no son lejanas, son nuestros propios padres, hermanxs, vecinxs, aquellxs que se quejan porque el dinero no alcanza, que trabajan jornadas eternas sin percibir una remuneración justa por su trabajo, pero endeudándose hasta el cuello para obtener bienes ilusorios que se evaporarán si llegan a perder


sus empleos, que son lo único que realmente “posee” la “clase media”; son aquellxs que se quejan porque Bogotá está en ruinas pese a que se les advirtió lo que pasaría si el mercachifle Peñalosa llegaba a la alcaldía, y que ahora se indignan porque el nuevo gobierno ha anunciado una fuerte serie de medidas retrógradas, sobre todo en términos económicos y ambientales, siendo que en campaña prometían lo contrario. Estamos entonces ante un dilema de cruel magnitud: ¿qué clase de esfuerzos podemos hacer para transformar nuestras realidades si existe fuerte evidencia de que quienes nos rodean sencillamente no quieren cambiar? Lo cierto es que en la tierra de Colón siempre se repite la historia, primero como tragedia, después como farsa. Si el horizonte actual del país es poco alentador para quienes vivimos en los centros urbanos, cuesta imaginar cómo debe ser para quienes habitan los territorios que históricamente han sufrido el abandono y la corrupción estatal, la violencia más atroz, y la depredación más voraz de sus recursos naturales. Desde esta publicación hemos sostenido varias veces que la indignación puede ser el principio, pero en sí misma es a todas luces insuficiente ante la necesidad de actuar para generar transformaciones reales y efectivas. Sabemos también que desde la relativa comodidad de las urbes es poca la incidencia que podemos tener, pero aun así algo tenemos que hacer, la historia de desigualdad y de violencia de este país no se puede repetir frente a nuestras narices, eso sencillamente nos haría cómplices de la barbarie. Pensar con cinismo que no podemos hacer nada es privilegio, cobardía y mediocridad en estado puro. Es algo que provoca rabia, pues las personas que opinan de este modo no serían capaces – ni buscarían la oportunidad – de ver a la cara a lxs oprimidxs de este país para decirles “sus luchas, sus problemas, ustedes no me importan; solo importo yo y quienes son serviles para mis propósitos”. Pensar que esas luchas no nos conciernen simplemente porque nunca nos han tocado (como si los líderes sociales o las víctimas del conflicto hubieran podido elegir, por ejemplo) es un pensamiento perfectamente alineado y servil a las intenciones del nuevo gobierno, sirve únicamente para legitimar el estado de las cosas, para normalizar la desigualdad y la violencia habida y por haber. Pensar así evidencia una grave falta de empatía, que es precisamente de lo que se ha nutrido el uribismo en las campañas recientes. La ausencia de empatía nos dificulta ser solidarios con los demás, nos subsume a ser presas del miedo, miedo al cambio, a la diferencia, a desafiar el estado de las cosas. El miedo nos hace dóciles y silenciosxs; nos aísla y nos convierte en seres envidiosos y abyectos incapaces de pensar que existimos más allá de nuestros intereses personales, nos impide ser mejores versiones de lo que ya somos. Por tanto, el miedo nos despoja de toda dignidad al hacernos incapaces de reconocernos en lxs otrxs, haciendo imposible y aniquilando la diversidad de opiniones, saberes, cuerpos y formas de experimentar la vida. El miedo nos hace ante todo indiferentes, especialmente ante la violencia. La violencia en Colombia ha servido durante décadas para imponer y disciplinar la organización de la vida en sociedad a través del miedo como instrumento de control. El uso político del miedo no es una novedad, hoy sabemos que es un componente integral de la gubernamentalidad neoliberal, pues vincula economía, vida social y seguridad con tecnologías y ordenamientos destinados a administrar la conducta de las poblaciones. En el neoliberalismo la gubernamentalidad extiende la lógica del mercado a esferas


de la vida que no están primordial ni exclusivamente alineadas a lo económico, como la sexualidad, el pensamiento crítico, o el ámbito judicial. Toda clase de espacios sociales, políticos y culturales han sido paulatinamente subsumidos a las lógicas económicas y corporativas que reducen lo público a lo privado, a la lógica de la acumulación, dando así terreno libre a la restricción sistemática de derechos y garantías para la creación y manutención de un status de indefensión económica, social y política, que al tiempo que engendra miedo le saca provecho. Este status de la sociedad implica nuevas formas de abordar los conflictos de la vida social en las cuales se promueven diversos miedos (a “convertirse en Venezuela”, a “enemigos” internos y externos, al “castrochavismo”, a la “agenda gay”, al comunismo, etc.) con el objetivo funcional de configurar ciudadanxs asustadxs y temerosxs, reducidxs a la esfera privada de la seguridad individual y cooptadxs por el mercado. Lo aterrador aquí es que ese status de la sociedad no es una adornada elaboración teórica: lo vivimos en nuestrxs cuerpos a diario, basta con salir a la calle, o con enfrascarse en algún tipo de agonismo, ya sea una discusión sobre las elecciones, o utilizar el pésimo servicio de Transmilenio. La falta de empatía nos segrega, impide que generemos vínculos, que entendamos que nuestra fuerza está en la diferencia y que es a través de la diversidad que podemos unirnos, para hacer de este territorio que habitamos un lugar más digno y vivible para todxs. Esta carencia acaba con el tejido social, imposibilita y le quita todo sentido crítico a la palabra solidaridad. Parafraseando a Roy Batty, el replicante Nexus-6 de Blade Runner, “(…) es toda una experiencia vivir con miedo, ¿verdad? Eso es lo que significa ser esclavo”. Por tanto, la indiferencia que trae consigo el miedo mata, y lo hace de muchas formas: ser indiferentes ante la injusticia y la barbarie que tenemos al frente es estar muertos. En nuestra experiencia tanto como individuos, como en el espacio público al compartir una cultura, nuestra empatía, nuestra esperanza y nuestra valentía residen en la misma morada que nuestros miedos; es en tiempos difíciles, en tiempos de desesperación, cuando descubrimos quiénes somos y de qué somos capaces; la empatía nos lleva a cuestionar lo que hay en nuestros propios corazones, para descubrir qué es lo que nos produce dolor, para luego negarnos, bajo cualquier circunstancia, a infligir ese dolor a los demás. La ideología neoliberal nos inclina a pensar que esta clase de reflexiones son de naturaleza introspectiva para mermar su potencia vinculante, pero son todo lo contrario: son potencia transformativa social. A lo largo y ancho de nuestro país muchas comunidades resisten, creando vínculos afectivos que desgarran el velo del entramado neoliberal. A estas personas va dedicado este simple fanzine. Entonces, desde nuestro lugar de enunciación y con las herramientas que disponemos, ¿cómo podemos combatir el miedo y la indiferencia a la situación del país, a las injusticias y a la barbarie que vemos desfilar frente a nosotros a diario? Sabemos que esta es una pregunta muy amplia, y sin duda de ella surgirán otras, pero lo cierto es que poseemos los medios para generar ideas al respecto. Hay personas y colectivos que parten de premisas similares para organizar su accionar, como por ejemplo el colectivo gráfico Puro Veneno (puede verse el mural que instalaron en la Universidad Pedagógica), la iniciativa Pacifista.co (una plataforma para la generación de paz), o los grupos de personas que se están congregando alrededor de la premisa de La Resistencia con el objeto de generar acciones de denuncia y visibilización de


las violencias y de las víctimas de la andanada más reciente de violencia (contra líderes y lideresas sociales, maestrxs y periodistas). Creemos que es aquí donde se presenta la necesidad de crear experiencias propias de resistencia, en otras palabras, debemos permitir que estas experiencias nos atraviesen, lo cual se presenta únicamente al recorrer sus senderos. El hardcore no ha sido ajeno a esto, al contrario, desde los primeros conciertos políticos en el año 2002, como Duda Global o el lanzamiento de Centhela de Point Of No Return (editado en formato cassette por Dirección Postitiva), pasando por los eventos y acciones de organizaciones como la Coordinadora Libertaria Banderas Negras, o de colectivos como el Colectivo Res Gestae, hasta festivales como la Verdurada, el Ladyfest, Descentralización, Contrahegemonía y los festivales Antiparamilitar, demuestran que los esfuerzos de muchas personas y colectivos por trabajar desde la relación entre música y política, acercando así la música a las realidades del país, se constituyen como experiencias antecedentes que pueden servir como inspiración para gestar las propias, nuevas experiencias para enfrentar la realidad actual. El estrecho marco de estas páginas fotocopiadas es entonces una recopilación de variopintas reflexiones, preguntas y propuestas de proyectos individuales y colectivos que ojalá confluyan hacia el emprendimiento de acciones desde los medios, habilidades y conocimientos que poseemos, sean estos la música, la escritura, la gráfica, las prácticas artísticas, la comunicación social, el deporte, o saberes y conocimientos específicos, de cara a los difíciles cuatro años (o más) de gobierno de ultraderecha en los que por acción u omisión estamos sumidos. Esta humilde publicación es también un abrebocas para discusiones posteriores que seguramente nos permearán en los tiempo por venir. No nos gusta afirmar tanto como preguntar, lo importante es nunca dejar de hacer preguntas, así que dejamos la puerta abierta a futuras reflexiones.

“En la noche, después del toque de queda, derribaban puertas a culatazos, sacaban a los sospechosos de sus camas y se los llevaban a un viaje sin regreso. Era todavía la búsqueda y el exterminio de los malhechores, asesinos, incendiarios y revoltosos del Decreto Número Cuatro, pero los militares lo negaban a los propios parientes de sus víctimas, que desbordaban la oficina de los comandantes en busca de noticias. “Seguro fue un sueño”, insistían los oficiales. “En Macondo no ha pasado nada, ni está pasando, ni pasará nunca. Este es un pueblo feliz”. Así consumaron el exterminio de los jefes sindicales”. Gabriel García Márquez, Cien años de soledad


RESISTIENDO DESDE ADENTRO: UNA NUEVA REFLEXIÓN SOBRE EL HARDCORE POR: STRIKE - @strikehardcore * “La fragilidad de su mundo” LP disponible ya.

El hardcore punk, como la mayoría de resistencias en la esfera contracultural, ha tenido como propósito introducir dentro del ámbito popular tradiciones, prácticas, pensamientos y propuestas que han contribuido -positiva o negativamente - a la transformación de las condiciones de las sociedades en que estos movimientos surgen. A través de ello, temas transversales que atraviesan a la cultura hardcore se hacen presentes también en el discurso popular y de la vida cotidiana. En Colombia, el hardcore punk ha sido entonces una amalgama de controversias ideológicas y reaccionarias frente a la visión del mundo exterior. La introducción del neoliberalismo en Latinoamérica (años 90) produjo no sólo una desigual distribución de las riquezas sino que aparecieron múltiples resistencias dentro de un contexto sometido al funcionamiento del consumo, la acumulación y la violencia consigo. El hardcore punk como resistencia desde la música hacía las vicisitudes del sistema se ha moldeado a partir del cómo yo reacciono frente a la realidad. Así, la máxima de <<hardcore (punk) es más que música>> que ha impactado sobre los espectadores se ha sobrepuesto en la necesidad de generar un cambio mediante la toma de actitudes o distanciamiento hacía lo establecido y normalizado. Sin embargo, estas intenciones por lograr generar una transformación a fondo, han llegado a generar una interlocución entre el agobiante mundo exterior y la falta de determinación cuando se habla de acciones concretas: teoría… sí ¿y la praxis? Las guitarras

distorsionadas, los ritmos veloces, los estruendosos gritos, los puños y patadas que sobresalen en el público y la descarga de emociones están destinados a quedarse cortos si no incorporamos esa misma emoción dentro de nuestros espacios sociales más inmediatos El veganismo/vegetarianismo, el straight edge y, en algunas ocasiones, la espiritualidad y la religión, son temáticas que cortan por la mitad el espacio social del hardcore en parches y patrones alrededor de dichos grupos. La sectarización de las propuestas contraculturales las convierte en espacios cerrados de militancia que se distancian de la promoción y acción real de sus propuestas hacia una sociedad que reconocemos enferma y apolítica. La necesidad de estos movimientos no es negada por nosotros y nosotras; sin embargo, hay un diagnóstico de fondo que nos compete resaltar ante una escena incapaz de moverse de los escenarios para afuera. Tenemos que entender que, ante todo, el hardcore punk tiene que tomar una postura ante el despotismo, el déficit democrático y la represión evidenciada en la política nacional e internacional; así, esta máxima del hardcore debe sobreponerse y trabajar en conjunto con las otras propuestas para responder de manera integral a las necesidades que acontecen en nuestros espacios del día a día. Nosotras/os también nos recogemos dentro de dichas prácticas y discursos pero, sin embargo, hacemos un llamado al entendimiento de nuevas pedagogías que faciliten la empatía con aquellos actores externos a los círculos de


militancia. Es decir, el entendimiento de prácticas cotidianas que pueden ser aplicadas a las prácticas discursivas del straight edge, el veganismo, etc., puede generar una mejor puesta en práctica de las acciones a través de las cuáles buscamos transformar las sociedades. Frente al crudo panorama al que nos enfrentamos, la indiferencia y el miedo no pueden ser patrones de repetición en una escena cohibida ya por nosotras/os mismos, sino que debe ser un llamado a la confrontación desde la acción individual; El pertenecer o no a algún tipo de colectividad es una decisión propia, pero repensar dicho acto como un privilegio propicia la exclusión aún cuando nos reconocemos como excluidas/os. La colectivización es una excusa de horizontalidad para quienes sentimos que resistimos y por esta misma razón no podemos perpetuar nuestros espíritus a la invisibilización más aún cuando nos esperan tiempos fatídicos. No somos parte de nada en realidad, somos personas que decidimos y por lo tanto nuestras acciones son vinculantes. Si el mundo de ellos/as, de quienes nos acechan, es frágil entonces nuestras acciones tienen que ser pragmáticas y responder con rebeldía aun en tiempos como los que esperan. Finalmente, hacemos un llamado a romper nuestras propias contradicciones: aquellas que como straight edge, veganos(as)/vegetarinos(as) o religiosos/as, además de otras militancias de las que podemos hacer parte, reproducimos en nuestra vida diaria. Profesamos una vida libre de sufrimiento pero no sentimos empatía por los muertos o los menos favorecidos. Profesamos una vida libre de adicciones pero estamos atados al consumo, como si fuera alcohol. Profesamos una vida de amor con dios, pero no somos capaces de entender el amor entre parejas del mismo sexo. Rompamos estas radicales contradicciones y aboguemos por transformar los vacíos que sobre las vidas y sobre la sociedad acontecen.


¿DÓNDE SE ORIGINA LA RESISTENCIA? POR: COYOTE - @coyotehc * Pronto LP debut a través de Towers Of Acre

Emancipate yourselves from mental slavery. “Emancípense a ustedes mismos de la esclavitud mental” Redemption Song - Canción de redención Bob Marley, 1980

Los coyotes aúllan para burlarse de la realidad como está establecida, para poner todo en duda y encender el fuego de la curiosidad. Este pequeño texto está escrito siendo legión, a múltiples voces, mirándonos en el espejo, reflexionando el origen de la resistencia tan necesaria en todos los planos: el interior, el personal y el colectivo. Por favor, con humildad le pedimos, lea este texto con los ojos cerrados. Sienta este texto y pregúntese: ¿Dónde se origina mi resistencia? ¿Dónde siento que mi cuerpo se resiste? Nosotras pensamos con las tripas, es decir, sentimos lo siguiente y desde ahí, nos movemos, con mucha dificultad para enlazarnos adentro, acá y con ustedes: Entiendo en mi vida la resistencia, como un proceso, en el que primero me voy haciendo consciente de una serie de situaciones que considero no son justas. Y en esa medida necesito expresarlo, esa expresión, es para mí resistencia, y sé que solo puede ser resistencia si existe un poder del otro lado. Y solo puede darse en la medida que hago una relación con las demás personas, que nos permite desplegar esa fuerza que resiste al poder. Siento que la resistencia es un proceso pero también es un acto exógeno y endógeno. Nuestros cuerpos se vuelven resistentes cuando detrás de ellos hay un proceso y una idea detrás. El solo acto de proposición consigo misma, es un acto de resistencia. De ahí en adelante, ese proceso se vuelve más complejo y en él involucramos más elementos a la ecuación en torno a una idea anti-statu-quo. La resistencia para mí, es el resultado de la reflexión constante de las condiciones en las que habitamos y las formas cómo relacionarnos tanto con el entorno como con los demás seres vivos. De esa reflexión, nace la oposición como carácter transgresor a dicha realidad y allí, la resistencia es, en efecto, oposición propositiva, transformadora. Resistir es ir en contra de todo lo que no me parece que es justo, es el acto de proponer alternativas que incluyan a las personas que somos oprimidas, es una actividad colectiva, de hacer cambios dentro de la estática del sistema Resistencia, en pocas palabras, es ser consciente de las contraposiciones en la condición humana, más concretamente a la intensidad en conjunto en que enrutamos las preguntas que podamos hacer como individuos a lo que le queramos indagar sobre el enfoque que damos a nuestra potencialidad cooperativa, como son las idolatrías a corrientes filosóficas dogmáticas con naturalezas fijas e inamovibles, el culto al Estado, la aceptación de la democracia y la enajenación; o como diría más o menos Erich Fromm: “El cuestionamiento


del por qué nos convertimos en incapaces al hacerle frente a la realidad convirtiéndonos en entes pasivos y dóciles que alimentan actividades económicas ajenas con nuestra fuerza cooperativa, maquillándonos una sensación de independencia y libertad” Adicionalmente, la resistencia sería una manifestación cooperativa en búsqueda de verdadera justicia en contra de lo que nos hunde en la negatividad de lo inamovible y las ideas conservadoras del papel de los individuos en la hipermodernidad. La resistencia es una figura particular. Toma prestado su significado de la física de fuerzas, de la materia, pero en el caso de Colombia, el planeta entero y para las vidas de nuestros cuerpos, mentes y espíritus, va más allá. Ya lo expresaba una de nosotras, es la posición que hace fuerza frente a otra, una que intenta sacudirse del control de otra que le viene encima, de lado o de cualquier lado. Es decir, es una fuerza, una energía, en términos físicos. Es el poder, diría el calvo filósofo francés Foucault. Como esa fuerza atraviesa todo, atraviesa lo más grande como los países y mares, los territorios con sus montañas, los cuerpos sociales a dónde nacimos o nos unimos (ya seas una persona empobrecida o de clase acomodada, negra o estudiante universitaria) y nuestros cuerpos (es decir, nuestras mentes, órganos y espíritus), la resistencia se hace importante en todos los lugares. La resistencia es la fuerza que se opone a la que quiere controlarlo todo, dejarlo quietito, a su acomodo, en su propio beneficio. Usted se preguntará, ¿Cómo siento esa fuerza? Pues, ¿Dónde le duele todos los días? Por eso le pedimos que cerrara los ojos cuando leyera este texto. Piénsese como la fuerza que resiste pero ahora sálgase de sólo su cuerpo y sienta hacia afuera. ¿Qué le dolería, de verdad? ¿Un perrito/habitante de la calle aguantando hambre? ¿Las decisiones del ministerio de defensa sobre la protesta social? ¿Las decisiones de su jefe, completamente imponente y poco sutiles? ¿Le duele el cuerpo y la mente de soportar ser manoseada en el transporte público? ¿Le duelen cosas frente a su pasado que cree que tienen origen en cómo la gente ama o se relaciona? ¿Le duele su familia? Ahora, como le duele, intente remediarlo y para eso, debe vincularse con otras que sienten dolor para sanar, con cuidado de todas pero con esa rabia que le genera que haya dolor en su vida. Busque organizaciones que trabajen en eso que le duele del mundo. Piense en usted misma como parte de la fuerza resistente, SEA UNA CON LA FUERZA como en Guerra de las Galaxias. Hágalo pronto, su dolor puede bajar pero no sólo el suyo, el de las demás. Para las Coyotes que hablamos a aullidos en este texto, la respuesta a la pregunta es la siguiente: la resistencia se origina en usted con las demás, la persona que lee este texto, al conectar su dolor con otras y volver, para dejar de ser individual y ser con las demás. La vida otra, eso nuevo que usted quiere para el país, es un amor en contravía.


LOS TIEMPOS DUROS POR: RESPLANDOR - @resplandor.band

"Los tiempos duros crean hombres fuertes; los hombres fuertes crean buenos tiempos; los buenos tiempos crean hombres débiles; los hombres débiles crean tiempos duros".

Desearíamos estar citando grandes filosofías antiguas, alguna máxima de la cosmovisión Inca, lxs Aimaras o lxs Chibchas, tal vez revivir la milenaria conversación del Bhagavad Gita, pero nuestra atención real en la vida apunta a medios mas efímeros y etéreos, como lo son las redes (a)sociales, donde pulula la mayor parte de la información que nutre nuestras casi desahuciadas sociedades modernas latinoamericanas. Esta cita incluso ha sido un meme en las redes, pero en este caso particular nos enfrenta a una realidad de la cual no podemos escapar y mucho menos mostrar apatía ante ella. Debemos reconocer la certeza del mensaje, pues si le regalamos tanto tiempo a nuestro mundo virtual, algo de provecho tenemos que sacar de él. Pareciera que en medio de las letras de esta edición ya sobra hablar del escenario al que nos enfrentamos, de llamarlo por su nombre; fascismo, uribismo, paramilitarismo… cualquiera de sus facciones reaccionarias y guerreristas. Nuestra pregunta al lector será entonces: ¿En qué punto del ciclo estamos? La respuesta para un habitante de la Colombia del 2018 no debería ser difícil. Otra pregunta sería para nosotros: ¿Cuáles fueron los buenos tiempos? La respuesta la abordaríamos en dos formas; por un lado los tiempos realmente buenos, donde nuestros ancestros habitaron el territorio con sabiduría y respeto por todo aquello que era digno de respeto, y por otro lado, estos tan vigentes tiempos de “comodidad burguesa clasemediera” que nos imposibilitaron entender nuestros papeles en una sociedad condenada al movimiento y la reestructuración continua. De nuevo una pregunta surge: ¿En qué momento nos desligamos tan fuertemente de nuestro interés sociopolítico? Todo el diseño de nuestra amada crianza (televisión, hobbies, vicios aceptados por la sociedad, educación estandarizada, etc.) logró desvincularnos de estos conceptos cruciales de y para la existencia humana, y así convertirnos en ese hombre o mujer de tiempos aparentemente dóciles, que entregan sin problemas su tiempo, su energía, y su vida misma, a cambio de unas pocas monedas que le aseguran su curul como espectador en el teatro político del cual no hace parte pero del cual depende absolutamente. Sí, Hermanxs esclavxs de saco y corbata atadxs a un iphone y una vida de deudas inagotables. Sí, con pena debemos aceptar que somos los hombres o mujeres débiles de la historia. Sin una guerra peleada por dignidades, sin voz en donde podamos ser escuchados y atendidos. Esto recuerda la acertada consigna de Chuck Palaniuk en su celebre Fight Club “… Somos los hijos de en medio de la historia… nuestra guerra es la guerra espiritual, nuestra gran depresión es nuestra vida. Crecimos con la televisión que nos hizo creer que algún día seríamos millonarios, dioses del cine, o estrellas del rock. Pero no lo seremos, y poco a poco lo entendemos, lo que hace que estemos muy molestos.” Las cifras entregadas en los rimbombantes discursos de posesión no son


absolutamente verificables, pues la información esta manipulada de tal forma que leer entre líneas un meme es a veces una posibilidad de entender nuestro alrededor, aún mas cercana a la realidad que las certezas de los medios oficiales. Los discursos oficiales son el sádico monólogo donde se presentan las problemáticas generadas por los mismos expositores ahora atribuidas a entes inexistentes, los cuales son lxs mismxs actores encarnando papeles de decisión, que deberían ser nuestrxs, pero que han sido robados y relegados a la comodidad del scroling para ser ignorados y entendidos como ajenos. Navegamos en bastos océanos de ignorancia aceptados por nuestro apego a la comodidad y la apatía. Los medios oficiales nos han hecho aceptar la barbarie como parte de nuestra existencia, hoy nos negamos a seguir asimilando la explotación desmedida y la maldad como herencias no eliminables. El hombre fuerte, el cual requiere nuestro presente se genera a si mismo, alimentado con los criterios dados por su incesante búsqueda de la verdad y la aceptación de ésta como un ente a servir y no como un arma para subyugar. Aun tenemos nuestra digna rabia, esa que alaban los indígenas de todo el continente, pues es la reacción sana, justa y natural ante las atrocidades de las cuales son victimas. ¿Acaso es exclusivo ese sentir sólo de las comunidades nativas? ¿No es su lucha un ejemplo absolutamente vigente desde hace mas de 500 años para nosotrxs, los testigos hasta ahora mudxs y domesticadxs de la historia, de cómo se deben tomar papeles y posturas en los momentos cruciales del desarrollo de los pueblos? Y, ¿ cuáles son estos cruciales momentos? La respuesta tendría que ser: el eterno presente, que es el único momento en el que se nos permite habitar. Es nuestro turno de ser lxs hombres y mujeres fuertes generadores de tiempos buenos, tiempos con memoria que interrumpa el ciclo de repetidos errores y aciertos, ahora sabemos de esa tarea futura, sin embargo nuestro enfoque y nuestra tarea actual es la de la denuncia, la lucha, el análisis y el uso de las herramientas de las cuales hemos sido dotados, nuestra música, nuestro arte es ahora nuestro mas grande impulso y no debe mediocremente sucumbir ante las debilitadoras ideas de la comodidad y el conformismo. Ya hubo tiempo de hablar de romances y hacer nuestras pieles suaves y débiles ante las inclemencias del clima, ya hubo tiempo para la fanfarronería y las dulzuras del arte sutil, negado a tomar posturas ante la política y la sociedad, ya hubo tiempo para el devenir de palabras de los celebres cantautores y su “la la la” sin nada más, pero ese tiempo se acabo y nos toco volver a los arados, a las palabras fuertes, a los riesgos y el retomar el fuego como abandonada bendición reemplazada por los microondas y sus botones centelleantes. Hoy somos de nuevo lxs neandertales, somos de nuevo lxs hombres y mujeres de las cavernas, con el fuego en sus manos buscando qué más quemar para evolucionar en el pensamiento y que nuestros sonidos de nuevo sean de guerra, pero de guerra social, política y espiritual, que nuestras pinturas de las cavernas muestren como cazamos a la bestia que nos acorralaba y ahora arde en nuestra fogata alimentando con su grasa la llama que nos calienta… de nuevo el fuego esta en nuestras manos esperando ser usado, un corazón que palpite fuerte sabrá donde depositarlo… Seremos el resplandor que siempre palpita…


Ilustraciรณn por Juan Melo


DIEZ, NUEVE, OCHO… POR: JUAN MELO (RESPLANDOR) - @resplandor.band

-No existe tal idea de libertad mientras elijas que elijan por ti, no existe un sistema donde es ser humano esté representándose tal cual es. Es una mentira. Una mentira a la que asistes pagando a un precio alto, ¿no crees?, o ¿no deseas verla? tal vez porque sientes miedo de perder algo fijo y que en el fondo siempre has dudado que exista… si... es sangre en tus labios y sabe a hierro... eso es vida-Y tu cuentas, diez, nueve, ocho… para despertarte. Y ahora dices: ¿Qué hago aquí?, ¿Qué me está pasando? -Es uno de esos momentos en que no sabes si estas vivo o estás muerto… y tu cuentas, siete, cuentas seis y el sabor a hierro inunda tu boca-Y me repites: ¿Quién es usted?, ¿dónde está?, no veo nada-Tal vez soy tu voz interior o tal vez un curioso que te encontró en el último respiro de tu vida- ¿Qué hago aquí?, ¿qué me está pasando?, ¿quién es usted?, no veo nada. Repites lo mismo como un loro- ¿Crees que escribiste una historia?, ¿que cambiabas el mundo mientras vendías tus ideas y dabas gusto a los que te pagaban?, ¿crees que transpirabas feromonas de éxito y que la buena compañía y el amor llegaban como parte de ese brillo que acompañaba tus discursos, tus mentiras a los otros y a ti mismo?... Un espejismo momentáneo, un placebo de vida, pero sabías que esto era espuma y que realmente no había nada. Te lo dijiste al espejo muchas veces, pero quitabas el mechón de tu cara y retomabas la mentira, navegabas en una espuma sin masa, en el arrancón de un narcótico que te subía como dios y que te bajaba como paria cada noche hacia la madrugada. Te usaron, te usaron como quien gasta un cerillo… Y sigues contando... cinco, cuatro… pero parece que no despiertas y el sabor a hierro te convence que estás aquí- ¿Qué dice?... no entiendo nada. Pareces un cordero ahora que reclama por su destino. Y tu cuentas, tres, dos, mmm… El hierro, amigo. Ese sabor, no puedes imaginarlo, está aquí, es real y es tuyo-Y qué importa. Tu cuerpo es ahora un cadáver en una carne que anda sin alma, una especie de muerto viviente que ya no huele sus propias carnes. ¿Recuerdas la mañana en el transporte público mirando aquella señora? si, la que olía a axila de francés en verano; de la que te apartaste y de la que miraste con reclamo y ella se sonrió como quien logra un triunfo en silencio y la delata su parte de su diente postizo. Esa era yo, el llamado a que vieras el mundo desde una ventana distinta. ¿Recuerdas la noche desde la ventana frente a tu oficina, el perrito sucio sentado en la acera? El que nos ignoraba con esa mirada de la que no necesita de nadie y que el mundo le pertenece, persiguiendo aromas sin un mapa, sin agenda, sin necesidades. Ahí fuimos nosotros, cuando envidiaste que en la mañana no tendríamos que rendirle cuentas a nadie y que perseguiríamos aromas todo el día.


Si, ¿entiendes ahora el sabor a hierro de nuestra sangre? Es real y nos reclama que volvamos a buscar en ese mundo la salida hacia el real y que persigamos aromas, intuiciones y utopías todo el día. Que no nos mande el que vive del brillo en la espuma sin masa y que colguemos nuestra piel sin alma y que caminemos desnudos con los desnudos, rebeldes con los rebeldes ahora con olor a gasolina… esa mi amigo, es una revolución que jamás será televisada. yo digo uno, yo digo cero...

VIVIMOS XKRISTIANGONZALEZX – REVIVAL/RAW BRIGADE - @rawbrigade

Vivimos en un mundo de desinformación en el cual los medios de comunicación solo nos entregan una información a medias y mas que a medias nos la entregan manipulada a su propio gusto. ¿Y qué tenemos a la mano? Mas allá de dispositivos que nos muestran fragmentos de lo que las demás personas quieren mostrar de sus propias vidas o lo que los hacen felices, podemos ver como pasa nuestro tiempo observando cientos de imágenes diariamente sabiendo que nuestras vidas se consumen con la misma rapidez y facilidad. Es una verdad desalentadora de la que fácilmente podemos escapar dando la espalda, pero sin antes entender que nunca podremos huir de las consecuencias de malas decisiones propias y de otros. Pero no podemos olvidar que si estamos hoy leyendo esto, podemos tomar el control de nuestras propias vidas y de lo mas simple y fundamental que tenemos que son nuestras acciones, que por mínimas que sean estas tienen el poder de cambiar el curso de nuestras vidas y la construcción de nuestro entorno. Somos parte vital no solo de una sociedad, también pertenecemos a una escena, a grupos de amigos, de trabajo, de estudio, de colectivos y bandas. Somos parte de una familia, algo que hemos venido escuchando por muchos años y que quizás en muchas ocasiones terminan siendo solo palabras o un simple grito de exaltación de alguna letra de una banda. Pero al entender que hacemos parte de todo esto nos hace directamente responsables de cada palabra dicha y cada acción cometida con o sin premeditación. Hoy vemos un panorama desértico a un futuro incierto y quizás desde posiciones con total desinformación las cuales podemos cambiar empapándonos de lo que pasa en nuestro entorno, buscando medios alternos, construyendo y validando diferentes puentes de comunicación. Nosotros tenemos el poder y la responsabilidad de transformar nuestras propias vidas, reestructurando los diferentes patrones a los cuales hemos cedido, autocuestionando no solo nuestras acciones si no cada uno de nuestros pensamientos, no dando nada por hecho, ni creyendo una verdad absoluta de lo que podemos creer hoy. No somos mas que animales que tenemos el privilegio de ser consientes de las consecuencias de todas nuestras acciones, y por ende podemos construir un mundo mejor para todos.


CEGUERA 472 POR: CEGUERA - @cegueraband * Lanzamiento de “Ceneri” EP 20 de octubre.

Nos llenamos de visiones de lo que queremos ser y nunca somos, nadamos en ríos contra corriente pero en su sentido; como el vector que tiene una dirección que creemos ignorar pero seguimos, ¿cuántas veces hemos tenido puñados de arena en las manos y aun así nuca hemos contado grano por grano? los detalles y las pequeñas cosas nunca han sido nuestra meta solo la excusa para definirnos en el papel que moralmente creemos que representamos, imaginamos ser el motor de una causa de la que muchas veces no conocemos piñones ni válvulas, sentimos empatía por las tragedias de los que luchan pero seguimos con las manos limpias y los egos inflados con las lágrimas de otros, estamos ciegos de luz no necesitamos vendas. Alguien dijo que el que va morir está muerto y no lo sabe yo digo que nuestra indiferencia está destinada a su fin solo que la casusa de muerte será ver a la misma de ciegos a ciega. "...la ceguera también es esto, vivir en un mundo donde se ha acabado la esperanza". CEGUERA 472

CONVERTIREMOS ESTAS VOCES EN ACTOS PUROS DE RETALIACIÓN POR: THE TRYOUT - @thetryouthc

En el año 2010 aparentemente terminaba una de las etapas más violentas y oscuras de la historia de este país, la del mandato presidencial de Uribe. Para ese entonces esta banda cumplía aproximadamente un año de estar tocando, inicialmente sin muchas pretensiones técnicas y con una propuesta poco política teniendo en cuenta el contexto en el cual se encontraba el país. Hoy, ocho años después es difícil entender esta situación, la falta de información no maquillada por los medios y las distracciones propias de la juventud pueden ser una explicación, sin embargo es claro que faltó compromiso, empatía y solidaridad para entender que nuestro papel era mucho más que el de tocar por diversión. A partir de esta autocritica enunciamos nuestra propuesta para estos cuatro años de gobierno de ultra derecha que están recién empezando: No podemos


combatir nada por fuera del hardcore punk si dentro del mismo no tenemos clara nuestra posición y no asumimos una actitud pro activa frente a la situación política del país. Es claro que el hardcore punk debe ser considerado como un medio y por consiguiente debe tener una repercusión por fuera del mismo por medio de diversas acciones como las que busca promover este fanzine, sin embargo en nuestro sentir nos falta un buen camino para que desde el interior logremos un cambio externo significativo. ¿Estamos haciendo lo suficiente para mejorar? NO! al menos en el círculo de bandas y conciertos en el que nos movemos estamos bastante lejos de tener la posición crítica y la participación política que deberíamos tener. Nosotros como banda somos el ejemplo perfecto, nos demoramos mucho en asumir nuestra responsabilidad de tocar temas políticos y de denunciar diferentes situaciones violentas (como el fascismo y la homofobia). Nuestro compromiso debe ser el de esforzarnos más aprovechando de mejor manera todos los espacios en los que participamos, promoviendo el debate de ideas y la denuncia de todas las situaciones violentas que ocurren en nuestro país, necesitamos que nuestro campo de acción este más enfocado en generar empatía y solidaridad por las víctimas de la violencia física y psicológica. Así como otras personas y bandas han motivado este pensamiento, esperamos que logremos contagiar a más actores dentro del hardcore punk para que poco a poco el espacio sea más coherente consigo mismo y así tengamos mejores herramientas para generar un cambio externo. Seguramente seguiremos hablando de situaciones personales y seguiremos cantándole a nuestras pasiones, pero ahora los acompañaremos con una actitud más crítica, incentivando los espacios relacionados con el Hardcore para crear un ambiente más incisivo en cuanto a la realidad que afrontamos día a día. No olvidemos que la violencia no solo proviene del estado y sus instituciones, también viene de nosotros mismos y nuestra falta de empatía y solidaridad con las luchas de las cuales somos o nos consideramos ajenos.


Ilustraciรณn por Juan Galvis


DE LA DOMINACIÓN TOTAL Y EL MUNDO IRREAL POR: MIGUEL ANTONIO CASTRO (INCENDIARIAT) - @incendiariat El terror totalitario no se desenvuelve cuando el régimen tiene enemigos reales, y tiene razones “legítimas” para sentir temor y defenderse, como la existencia de una oposición realmente potente y capaz de hacerlo temblar, o la presencia de una fuerza resistente con posibilidades de contener la violencia de un estado policial terriblemente suspicaz, sino precisamente cuando esa oposición y esa fuerza resistente han sido aniquiladas y no queda ningún enemigo real al cual combatir, y un ejemplo de esto, es el totalitarismo soviético, cuyas grandes y monstruosas purgas empezaron no en 1928 cuando el régimen tenía enemigos incluso dentro de facciones del partido, sino en 1934 cuando Stalin había declarado en el décimo séptimo congreso del partido, que no había nada más que probar, y aparentemente, nadie más contra quien combatir. Con la revelación de este particular hecho, se pretende desenmarcarar algunos elementos que han sido fundamentales en los regímenes totalitarios y que parecieran hacerse latentes en el presente y futuro régimen del Estado colombiano, pero que pueden adquirir apariencias diferentes. Efectivamente, el aniquilamiento de la oposición solamente se hace posible cuando dicha oposición se desarticula, se desconoce a sí misma, y no se defiende de forma colectiva. Esto sucede porque el régimen ha logrado una de sus tareas más fundamentales, que tiene que ver con el aislamiento de las personas respecto de otras personas, de sí mismas, y de sus lugares y redes de interacción. La desaparición de una fuerza de resistencia, ocurre, por ejemplo, cuando el régimen se las ha arreglado mediante sus poderosos canales de propaganda, para desorientar tal fuerza y debilitar los lazos e interacciones que podrían fortalecerla, con aparatos de manipulación anclados en discursos relativos al miedo al/la enemigue interne, o al/la enemigue castrochavista foránee, o al/la enemigue guerrilleroe recién desmovilizade y reintegrade a la vida civil que podría llegar al poder y convertir la patria en un territorio comunista homosexual. Ocurre también cuando sus verdaderes enemigues, les líderes sociales y defensores de derechos humanos, son asesinades y exterminades sistemáticamente por sus fuerzas legales e ilegales. Sin embargo, este proceso de aislamiento que funciona para socavar la resistencia, no es solo funcional en este sentido, sino en el sentido de impedir que las personas puedan encontrarse en la plaza pública, porque es allí y entre hombres y mujeres libres, que aparece el poder y la posibilidad de chocar contra el terror y la autoridad violenta e ilegítima. Este artefacto se puede lograr también gracias a procesos de masificación que amontonan a las personas unas a otras sin un elemento factual que las pueda relacionar eficazmente. Entre estos procesos podemos encontrar experiencias traumáticas diarias de enfrentarse al transporte público y enajenarse de una misma en el intento, o también un fortalecimiento en las redes sociales y el mundo virtual que pueda evitar eficazmente un enfrentamiento real al mundo inmediato y concreto y haga prescindible la interacción personal y vivida que requeriría en un mundo democrático y medianamente justo, la interacción cotidiana. En estos contextos en que las personas no pueden desprenderse de aquel mundo virtual porque un encuentro con el mundo verdadero y material


significaría un choque violento, la superficialidad de les sujetos se volvería un carácter significativo de un régimen totalitario, pues ya hemos visto en la historia, cómo mujeres y hombres superfluos permiten los crimenes más graves registrados (¿Eichmann en Jerusalén?). Incluso, los regímenes pueden otorgar a sus ciudadanes, la ilusión de que se los puede criticar de forma efectiva, pero en la realidad, estas críticas, sin una fuerza de resistencia y oposición firme, son simples acusaciones, y ya vimos cómo en la Rusia soviética y en la Alemania nazi, las acusaciones mutuas entre la ciudadanía descontenta pero no organizada, y el régimen, ayudaron a fortalecer la totalización del dominio, pues el mismo Stalin, por ejemplo, mantuvo deliberadamente su cadena de denuncias, para luego sentenciar con una frase como: “La cualidad inalienable de cada bolchevique bajo las condiciones presentes debería ser la habilidad para reconocer a un enemigo del partido sin importar qué tan bien enmascarado esté”. Estas acusaciones, y expresiones del simple e inofensivo descontento, pueden por ejemplo emplearse en una plataforma virtual como facebook. Entonces nos encontramos con que esta destrucción de la resistencia y el paralelo proceso de superficialización, masificación y aislamiento, coinciden con una preponderancia por idolatrar personalidades y este culto a la personalidad se dirige a falsos mecías, falsos, profetas y falsos ídolos que esconden tras su carisma, los peores horrores de la violencia y el sufrimiento humanos. En algunos casos, estas personalidades vienen de Antioquia y que tiene pura cepa de ganadero gamonal autoritario, y de alguna forma, para que el régimen se mantenga, estas personalidades se apoyan en otras, para mantener su hegemonía en el poder, la cual progresivamente va creciendo hasta hacer desaparecer cualquier indicio de divergencia. Los regímenes totalitarios se toman el poder, pero esta toma no solamente ocurre por medio de un golpe de estado. También pueden emplear sus ejércitos irregulares y sus mercenarios en las regiones para mantener a raya cualquier expresión de disensión. En definitiva estos son solo algunos aspectos y similitudes, que a pesar de rastrearse a simple vista en la realidad colombiana, esta dista mucho aún de ser un régimen totalitario. Sin embargo, el objetivo de las presentes líneas, no son más que enunciar los peligros presentes que atraviesan nuestras comunidades y nuestras libertades civiles. Evidentemente, las denuncias públicas y las declaraciones de guerra acaecidesde desde mundos virtuales y redes sociales, son herramientas que no se pueden cortar por el miedo, pero antes, más bien, deben realizarse, desde un punto de vista muy personal, en concordancia con las acciones diarias, con la articulación con sectores sociales diversos, con la activación de espacios de discusión, de movilización, de aparición contundente en la plaza pública, de acción potente, de poderes alternativos, de formas de relación no opresivas. Las redes sociales no nos hacen libres automáticamente, mucho mejor acompañar la denuncia pública que permite el mundo virtual visto como herramienta contra el sistema, de procesos de interacción y vinculación entre no-géneros, mujeres y hombres libres en sus relaciones cotidianas más cercanas. Mucho mejor acompañar la denuncia virtual con la lucha real y en las calles, no por la aceptación de les diferentes, sino por la igualdad de tode les seres; con mecanismos colectivos y autónomos de reconocimiento de riesgos y acciones de protección para las personas en condiciones de vida y seguridad vulnerbales. Todo esto para contrarrestar la hegemonía posible de una estructura de poder monolítica, para fortalecer las fuentes de resistencia y contra-poder, para reafirmar la solidaridad entre nosotres y les otres. Mucho mejor salir de la etiqueta y el hashtag tendencia en el mundo irreal para combatir donde los asuntos humanos tienen lugar. Mucho mejor ir a un concierto de punk y hardcore y encontrarnos para charlar y pensarnos otro mundo.


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INTRODUCCIÓN A LA VIDA NO CAPITALISTA : EL DESPERTAR DEL COLECTIVO POR: KAREN MEJÍA Los poderosos quieren mantener su posición con sangre (policía), con astucia (moda), con magia (pompa)- Walter Benjamin – Libro de los pasajes ¿Cómo hacer para no volverse fascista incluso cuando (sobre todo cuando) uno cree ser un militante revolucionario? ¿Cómo desembarazar del fascismo nuestro discurso y nuestros actos, nuestro corazón y nuestros placeres? ¿Cómo hacer salir de su refugio al fascismo que se incrustó en nuestro comportamiento? Michel Foucault- Una introducción a la vida no fascista

Empezaré este pequeño escrito con dos filósofos, Michel Foucault y Walter Benjamin. Esta acción, largamente reflexionada, no tiene el ánimo de establecer una comparación o equiparación, sino de señalar un tema común que aparece actualmente de diversos modos y revestimientos en izquierdas y derechas: el fascismo, siempre latente en el mundo de las fantasmagorías, de los sueños y del deseo; el mundo perfecto del burgués y de quien aspira a serlo. Por un lado, Benjamin padeció la persecución del fascismo alemán hasta el 26 de septiembre de 1940, día en el que se suicidó en la frontera de España en una acción desesperada… sin salida, tal y como fue descrito por Walter Benjamin con tres gendarmes franquistas al frente de la puerta de su habitación ubicada en un pueblo en la frontera de Cataluña. Para Benjamin el ascenso del fascismo y su desarrollo constituyó el imperio de la excepción. En otras palabras, el estado de excepción como regla que, como veremos posteriormente, no fue exclusivo de la Alemania, Italia y España del S. XX, sino pervivió como estrategia legal inserta en el corazón 2 3 de la democracia occidental, en nuestro caso de la democracia colombiana . Por otro lado, las múltiples investigaciones de Foucault tendieron a revelar los dispositivos y las técnicas a través de los cuales el poder político y la racionalidad político occidental se despliega, desarticula lo colectivo y el reconocimiento mutuo a través de la creación de la anormalidad (piénsese aquí, por ejemplo, en el origen del centro penitenciario y de la categoría ‘delincuencia’), y busca ejercer control absoluto sobre los cuerpos. El resultado de tales investigaciones se encuentra enmarcado en la búsqueda incesante de Benjamin y Foucault de describir el mundo económico donde reina el capital, a través de sus múltiples manifestaciones y formas, apariencias y qui pro quos. El fascismo histórico y el desarrollo de dispositivos, técnicas y tecnologías de poder ligados con el control de la vida a través del cuerpo se insertan en un entramado de relaciones específicas que conforman un mundo onírico, del espectáculo y la barbarie (ya bien lo decía Rosa Luxemburgo, ¡socialismo o barbarie!). Somos testigos en pleno siglo XXI que esta tríada sobrevive a pesar de la derrota en Stalingrado del ejército nazi alemán y la lucha de los partisanos en Italia – España la excepción. El franquismo nunca se derrotó-; peor aún, se ha dicho que este sobrevivió incrustándose en cada uno de nosotros. ¿Será que el deseo de las masas que fue utilizado por los nazis y los fascistas para su vertiginoso ascenso – con un gran rol de la socialdemocracia doblemente traidora en las dos guerras mundiales y el exterminio de los comunistas, anteriormente espartaquistas, otra vez Rosa Luxemburgo en el recuerdo- es el mismo deseo de los todopoderosos


individuos? O ¿será que las labores de represión y policía a cargo de gran parte de la población subsisten y han sido refinadas dentro de estructuras estatales y paraestatales? O ¿la propaganda, ese terrible instrumento de manipulación sensorial y psicológica perfeccionada por Goebbels y Leni Riefenstahl, es actualmente un instrumento sensorial y psicológico que afecta cada segundo de nuestros días y nos rinde ante lo inerte? Antes estas preguntas, quisiera sugerir un lente de interpretación que ve al fascismo como una condición inevitable dentro del sistema capitalista. En este mundo las cosas (usando la voz del economista, mercancías. Usando a Marx, fetiche-mercancías) tienen vida propia, en cuanto son encarnación de actividad vital que ha sido abstraída de su cualidad y reducida a un denominador común: el tiempo; en su lugar, las relaciones humanas, la vida misma, se encuentran bajo el yugo de la interacción o intercambio de lo inerte, bajo “su estigma en el proceso productivo”. Así, la relación entre productores y producto está mediada por dos apariencias fundamentales. Las cosas aparecen ante los productores como “formas fantasmagóricas” que parecen reemplazar las relaciones sociales que producen concretamente tales formas. De otro modo, las cosas parecen ser factores determinantes de las relaciones sociales y del trabajo colectivo. Aquí la palabra colectivo tiene una determinada significación, en cuanto devela, atendiendo estrictamente a este escrito, una segunda apariencia que explica la descrita anteriormente y está asociada íntegramente al proceso productivo. En cuanto el trabajo colectivo es la suma de trabajos privados que son independientes entre sí, al entrar en contacto entre ellos, su carácter social no es más que el proceso de intercambio del producto del trabajo privado. En este proceso de intercambio el producto del trabajo como el trabajo en sí mismo muestran su doble carácter social: ser útiles -valor de uso- y virtualmente equivalentes en el momento del cambio, que es donde ocurre toda abstracción de la cualidad al confrontarse, por ejemplo, dos productos del trabajo y dos trabajos privados. En este preciso sentido, las relaciones humanas aparecen sustituidas por relaciones de inertes, en cuanto a la asimilación de la actividad social como individual. Sin embargo, las cosas no dejan de ser cosas, aparecen vacías, pero se llenan por la subjetividad con deseo y miedo, se constituyen imágenes de las intenciones y, por tanto, desenfrenadas en una competencia por la vida y por la muerte, por lo nuevo y lo antiguo. En el mediocre apogeo del capitalismo bajo su momento neoliberal, y la nostalgia de las izquierdas de un capitalismo más humanista o más justo, en donde rige la tiranía de la individualidad, la democracia de las grandes corporaciones, el afán del consumo, la supremacía del capital junto con el enaltecimiento de la iniciativa privada en un mundo supuestamente globalizado en función de este, y guerras proxy a expensas de los nadie de todo el mundo, de un circo sin pan, podemos descubrir en esas intenciones ese deseo que aparece bajo el manto del sueño -piénsese, por ejemplo, en esa idea tan creída por tantos del ‘sueño americano’- y las fantasmagorías de las que vive la clase baja tradicionalmente explotada, la clase media que se ubica entre ser el explotador y el 4 explotado y, naturalmente, la clase alta, todas mediadas por el deseo del consumo encarnado en las cosas y el producto de la acumulación constante e inevitable del capital en el espacio: las ciudades radiantes. Asistimos, entonces, a la consolidación del estado de excepción como regla en el núcleo de la democracia que pone a las relaciones humanas, ya sustituidas por las relaciones entre cosas, como fundamento de la aniquilación vital del otro, a través de la grieta irresoluble entre la necesidad y la ley, la ilegalidad inserta en el corazón del orden constitucional y el miedo continuo a la destrucción de tal orden tan deseado por todos para conservar nuestro mundo onírico.


Benjamin, y, en su momento, Agamben, denunciaría esta misma excepcionalidad en relación con el fascismo histórico, pero asumiendo como punto de lucha provocar el verdadero estado de excepción, ese en el que temblarían las democracias y los fascismos, y único campo de batalla en donde el fascismo no es el único enemigo por vencer, sino lo que lo ha precedido, sus tecnologías de poder, sus ideologías de progreso, desarrollo y civilización. Quisiera, para finalizar, detenerme en la idea de progreso que parece contraponerse al estado de cosas, tan superficialmente descrito en este escrito, al fascismo histórico y al que está incrustado en nuestros corazones. Las izquierdas occidentales, del norte y sur global, han desarrollado una defensa por el Keynesianismo y las llamadas ‘variantes del capitalismo’, porque, aceptémoslo, la Unión Soviética, China, Cuba y las FARC hicieron quedar muy mal el comunismo, y bueno el neoliberalismo sí que es depredador. De esta forma, parece estratégico asumir el discurso socialdemócrata del progreso -la justicia a través de la redistribución de los recursos para que todos tengan la misma oportunidad de competir-, de la falta de la transición del feudalismo al capitalismo, porque ese fue el error de otras experiencias socialistas, del subdesarrollo del país, porque cómo es posible que Corea del Sur o Singapur hayan sido subdesarrollados y ahora tan bien que están. Así, ponen Europa, y la suerte de los países desarrollados como ejemplo, con su estado de bienestar anestesiaste, su espectáculo, su pompa, su educación gratis, su servicio de salud, sus subsidios, su turismo, sus ciudades creativas, sus individuos tan independientes. En ese sentido, las izquierdas, especialmente la socialdemocracia, insiste en programas que a, primera vista, parecen necesarios, pero son ingenuos respecto a sus intenciones. Fácilmente sus grandes propuestas se pueden convertir en concesiones de la derecha enquistada en el poder o la socialdemocracia, como ha pasado, puede ser el mayor traidor de las clases desposeídas. Como si la derecha no hubiera visto en las conquistas del proletariado en el S.XIX y XX la ventana de oportunidad para adormecerlas, para hacerlas participes, parcialmente, del mundo onírico, de las fantasías sexuales y ficciones del pensamiento y la percepción de la burguesía. Pensemos en la República de Weimar o Konrad Adenauer, antecedente de Merkel, en Alemania o la construcción de París, Barón Hausmann y Le Corbusier con su ciudad radiante, en donde toda la madera fue usada en construir calles y así evitar la construcción de barricadas. Se nos ha hecho creer que no hay alternativa, pero ¿cuál es la alternativa a lo onírico, al sueño? El despertar. Y, ahora sí, para finalizar estas fragmentadas reflexiones, terminaré con una cita de Benjamin del Libro de los Pasajes: “el aprovechamiento de los elementos oníricos en el despertar es el ejemplo clásico del pensamiento dialéctico. De ahí que el pensamiento sea el órgano del despertar histórico. Cada época no sólo sueña la siguiente, sino que se encamina soñando hacia el despertar. Lleva su final consigo y la despliega con astucia. Con la conmoción de la economía del mercado empezamos a reconocer los monumentos de la burguesía como ruinas, antes incluso que se hayan derrumbado” (p. 49). Este despertar, entonces, solo puede ser colectivo, pero no será bajo la idea del progreso, sino bajo su superación, la realización del verdadero estado de excepción en donde las ruinas caen y no hay huracán que las salve. 1. Este título es, como se podrán dar cuenta al leer el epígrafe de Foucault, una humilde alusión al filósofo francés. Sin embargo, ha sido levemente modificado por una razón fundamental. El fascismo histórico, basta recordar Hitler, Mussolini y Franco, subsiste en la figura- ya retóricade la democracia, interiorizado en la experiencia cotidiana, fijo en el tiempo y encarnado en el espacio. La característica común de estos fascismos es la supremacía del capital como regulador tanto de la vida material como espiritual, del cuerpo y del deseo, es decir, del modo de producción capitalista. Así, el fascismo es el momento más descarnado del capitalismo y el


aparato político de su conveniencia que, tal y como describe Foucault, “nos hace amar el poder, y desear a quienes nos dominan y explotan”. 2. Usualmente se usan comillas para denotar una diferencia entre una realidad que falsea el contenido del término señalado. No lo hago con la democracia, porque, a pesar de todos los romanticismos de izquierdas y las acomodaciones discursivas y prácticas de derechas, su contenido en la tradición occidental no es falseado, por el contrario, corresponden. 3. Solo para tenerlo en cuenta, la destrucción sistemática de estratégicamente llamados enemigos de la institucionalidad, amigos del comunismo o subversivos fue hecha por agentes estatales y paraestatales bajo un estado de excepción decretado a través del famoso “Estatuto de Seguridad” durante el gobierno de Turbay Ayala -títere- con el fin de defender la democracia, maestro. Este “Estatuto de Seguridad” estuvo vigente por más de 17 años, lo cual convirtió su alto contenido represivo en lo ordinario. Por ello, no es gratuito que Uribe durante sus dos periodos presidenciales buscó desesperadamente instaurar múltiples estados de excepción, menos mal fallidos. Sin embargo, esto no evitó que el narcotraficante # 82 estuviera detrás de los múltiples asesinatos y persecuciones. 4. Esta constitución psicológica de la clase media me recuerda a la misma constitución del criollo en la colonia y el nacimiento de la República, del Estado-Nación colombiano. El criollo es un personaje particular. Es blanco, pero no tan blanco como el español. Definitivamente no es indígena ni negro, pero comparten el espacio y ve con preocupación el relajamiento, a través de las reformas borbónicas, de la férrea diferenciación étnica impuesta por la corona española, en otras palabras, del ascenso social y económico de los de abajo. El criollo es colonizado y colonizador simultáneamente.

... POR: FELIPE CASTILLA - felipecastillacorzo@gmail.com Hace poco leía un post de un amigo en Facebook que decía “he vuelto a oír decenas de helicópteros zumbar, espero no sea un abrebocas de volver a lo mismo”. Para ponerlos en contexto, él vive en Popayán, capital de uno de los departamentos que ha sufrido de forma más cruenta la guerra del país. La lectura de ese post, me llevó a cuestionarme qué tan cómplice de las violentas prácticas de gobierno frente al campesinado y los sectores retirados del centro del país he sido. Mi respuesta -para mi yo actual-, fue ridícula: he asistido a mítines, manifestaciones y protestas, tuve una banda mediante la cual nunca expresé nada al respecto, me he embriagado y arengado sobre ello, pero ya. Siento que no ha sido suficiente y por momentos me he planteado, ¿cómo desde mi quehacer puedo hacer más? Pues bueno, tras varios días de reflexión concluí que, desde mi lugar de trabajo, una universidad privada defensora del gobierno entrante, voy a destinar una hora semanal de cada una de mis clases para la elaboración de debates sobre temas de “interés común” para la formación de los gastrónomos. Siendo consciente del riesgo que corre mi puesto por crear esos espacios –que paradójicamente en medio de todo responden al fortalecimiento de la competencia “pensamiento crítico”, que se busca fomentar en las universidades-, considero que discutir sobre la incidencia de los TLC’s en la producción de alimentos en el país, la certificación de semillas para unificar su uso, el desarrollo de políticas de saneamiento para las cocinas, la normalización de cánones machistas en las cocinas, la elitización del campo gastronómico, es un pequeño granito de arena en el ejercicio de oposición al gobierno entrante. Sé que podré sonar mediocre y algunos pensarán que no es suficiente. De ser así, estaré atento a sus comentarios y sugerencias (dejo abierto al editor dar mi contacto), para no cesar con el noble y justificado ejercicio de resistir ante lo que consideramos injusto. Con vuestro permiso, El joven panclasta


EL VEHÍCULO ESTÁ EN LLAMAS, NADIE ESTÁ EN EL VOLANTE, Y NADIE INTENTA SIQUIERA PISAR EL FRENO. POR: GERMAN DAVID BULLA Bogotá D.C. agosto 24 de 2018 El vehículo está en llamas, nadie está en el volante, y nadie intenta siquiera pisar el freno. ¨The car is on fire and there´s no one at the wheel, and no one tries to put on the breaks at all. We´re trapped in the belly of this sick machine, the radiator smoking, there´s no air to breath. And no one tries to put on the breaks at all. ¨ DESERTS WITHOUT MIRAGES - Catharsis Empecé a escribir para este número del fanzine ACRE con la mirada al horizonte, hacia el futuro, empuñando el filo de la esperanza y abrazando el escudo de lo ya construido, dilucidando que esto va a cambiar. Bueno, me sentí hipócrita, otra vez. Acabamos de entrar a un periodo nefasto; la violencia cruda y rampante volverá con fuerza haciéndose el estandarte de la operación del poder. Y, realmente no necesito explicar lo que significa que Álvaro Uribe, en forma de ventrílocuo, vuelva a ser el presidente, además de tener mayorías en cada rama del poder. El futuro es negro. Pero, y acaso, ¿ha sido diferente alguna vez? Nunca, siempre ha sido negro el presente y el futuro. Esta época histórica parece tener déjávus a través del tiempo; 30 años atrás el exterminio de la UP, 60 años atrás con el inicio de La Violencia, y así sucesivamente hasta épocas de conquista y colonia en las cuales se repite monótona e idénticamente estas formas violentas de agravio y de opresión, cuya finalidad es el exterminio de cualquier actor que haga frente de resistencia o de oposición. Entonces son solamente 4 años más de una enfermedad crónica que padecemos desde hace 526 años. ¨One by one like stars from the sky they fell and everyone turned their backs, wondering to themselves – I´m on a strange journey, I didn´t choose to take where I´m going, I don´t want to think – But no one tried to put on the breaks at all. ¨ DESERTS WITHOUT MIRAGES – Catharsis La tarea del estamento máximo parece que se cumple a cabalidad; no solo eliminando radicalmente cualquier rezago de resistencia y generando una atmosfera de apatía y miedo hacia cualquier gestor de cambio y actores que acompañan estos procesos, sino que esa apatía misma la convierten en antipatía y el miedo lo convierten en un fervoroso odio, todo esto incrustado en nuestra crianza, en nuestros valores morales y culturales con la misma meticulosidad en que nos hacen creer que todo anda bien. Asegurando así el rotundo fracaso de la articulación social generalizada, que es vital para un proyecto de construcción social alternativa a este régimen. Pero la situación anteriormente expuesta no es lo más grave. Pareciera que el régimen de poder también es que el delinea las formas de hacer oposición y resistencia, socavando en su verdadero espíritu, haciéndolas predecibles, mansas y con un límite operativo e ideológico incapaz de transformar. Es predecible, fácil y realmente mediocre pensar que lo que pretendemos gestar como acciones de transformación son productivas realmente y que definitivamente


hacen parte de un proceso que va a tener éxito en algún punto en el futuro. Todo esto con un tinte difuso y muy inconcluso. Hablo de nosotros, quienes no vivimos la violencia de forma directa y que nos atañe la indiferencia y el miedo, el cual es el tema del zine. Un colectivo, una ONG, estudiar una carrera o posgrado en ciencias sociales en una universidad, ir de paseo a los lugares donde la violencia reina, hacer arte callejero, salir a las calles para exigir algún derecho propio o ajeno, acompañamiento a las víctimas, etc. Todo esto es lo que espera el poder, como régimen, que nosotros hagamos. Lo decepcionante es que nosotros lo sospechamos, nosotros lo sabemos, y esta apatía es la peor de todas, pero preferimos el placebo. Además, porque nos hace moral, intelectual y éticamente superiores. No quiero decir que estas anidaciones que genera el inconformismo estén mal, que no sean valiosas y no sean necesarias. El verdadero problema es que absolutamente todas están enmarcadas dentro de los protocolos que el establecimiento nos ha dado, y su finalidad de lucha es la aceptación y compasión de lo que demandamos por parte de ellos. Un colectivo sumido en elitismos ideológicos e intelectuales totalmente inoperante, una ONG corroída por la corrupción convertida en empresa, estudiar en una universidad del establecimiento para cambiar el establecimiento no suena muy lógico para mí, salir a la calle demandando la aplicación legal y humana de nuestros derechos a un régimen que actúa bajo las sombras de lo ilegal y de lo inhumano, etc. Todo esto corresponde a lo que ellos disponen para la resistencia y lo justificamos como sistema de orden social, funcionando como un campo de acción controlado que trabaja como un contentillo creando una falsa esperanza. Creando espejismos. Una falsa esperanza porque el régimen nos necesita ahí, ¨luchando¨, pero ahí, debiéndonos a ellos. Nacimos para esto. Nosotros somos la materia prima de sus procesos políticos y económicos garantizados por el orden social existente. Necesitan que los reconozcamos como un orden legítimo. ¨Dance around the flames of a world spinning down. Dance in the flames of a world burning down. Dance. Poison overcast moon, watch over us in these last days, as we descend to the lowest circle. Insane. Until we reach the final station of the cross. Where faceless dancers whirl. Dance¨ SABBAT – Catharsis Si queremos salir de la apatía y el miedo, si queremos realmente cambiar las condiciones para los que mas sufren este régimen, si queremos lo que es justo, entonces; lo que debemos: cambiar el TODO el mundo total y radicalmente (porque no es un problema sólo de Colombia). ¿Estamos dispuestos? Lo dudo. La única forma de hacerlo, por lo que yo puedo ver, es negando totalmente el establecimiento. Desde lo mas arraigado de sus raíces, de nuestras raíces. Negar totalmente nuestra construcción cultural, desaprender todos nuestros cánones morales, éticos e intelectuales, como también renunciar a nuestra posición lastimera y cómoda. Ahora, más allá, necesitamos negar este orden social como el orden legítimo. Debemos tener apatía total a ellos y su sistema, apatía a lo que nos es impuesto, con sus leyes, sus comandos de comportamiento, sus sistemas educativos, sus universidades, sus puestos de trabajo, sus dietas nutricionales basadas en la crueldad, sus diversiones alienantes, su sistema monetario, su repartición privada de la tierra, sus impuestos, sus métodos de producción, su forma correcta de hacer oposición, sus religiones, sus dioses. Negarlo todo. Tomar nuestros derechos por sentado, sin pedirles permiso a ellos, ni bajo a sus protocolos legales. No lo necesitamos hacer. Se necesita, para esto, tener agallas, liberarse del miedo, y estar llenos de empatía. Pregunto de nuevo, ¿estamos dispuestos? Lo


vuelvo a dudar. Solamente cuanto este establecimiento esté en ruinas y nuestras mentes desaprendidas. Solamente ahí podremos pensar en lo que es justo para todos (incluyendo a los animales).

EL MUSEO DE LAS VÍCTIMAS POR: NATALIA PINEDA Hay relaciones entre el gran almacén y el museo, entre los cual(es) el bazar es un eslabón intermedio. La acumulación de obras de arte en el museo se asemeja a la de las mercancías, allí donde, al ofrecérsele masivamente al paseante, despiertan en él la idea de que también tendría que corresponderle una parte. Walter Benjamin, El libro de los pasajes

Las diversas prácticas artísticas que se han ido constituyendo a lo largo de la historia de lo que comúnmente llamamos “Occidente”, se han caracterizado, entre otros, por una voluntad de conservar eventos o personas del pasado. Es posible encontrar excepciones a esta tendencia, pero, desde los bustos romanos, hasta las recientes fotografías, pasando por los poemas de Shakespeare, los retratos renacentistas o los de los “próceres” de la Independencia, las expresiones artísticas han compartido el deseo por preservar aquello cuya naturaleza es efímera. Dentro de dichas prácticas de hacer memoria, los monumentos celebratorios de batallas o triunfos militares ocupan un lugar especial. En la época clásica, este tipo de edificaciones ya eran comunes, pero fue con el surgimiento de los Estados-Nación en el siglo XIX que adquirieron una gran importancia y, en muchos casos, una connotación patriótica y nacionalista. Sin embargo, esta euforia nacionalista mostró su costado más violento y destructor en los acontecimientos de la Primera y la Segunda Guerra Mundial. La catástrofe y las pérdidas causadas por estos acontecimientos modificaron por completo el panorama y la geopolítica global, además de la compresión que los hombres tenían de sí mismos como seres completamente racionales. Las prácticas artísticas no permanecieron inmunes a estos cambios. Los monumentos militares, con sus motivos celebratorios, resultaban profundamente inadecuados para las circunstancias. Surge así una nueva tendencia en la cual los monumentos dedicados a la memoria ya no enaltecían episodios “ilustres” ni buscaban maravillar a su espectador, sino, por el contrario, hacer que este recordara aquello que, por su comodidad, preferiría olvidar. Esta nueva tendencia no se refleja exclusivamente en la creación de monumentos; la mayor parte (por no decir todas)de las prácticas artísticas se vieron en la obligación de replantearse su relación con la memoria y la historia, motivo por el cual la poesía, la narrativa, el teatro, la pintura, la fotografía, el cine o las prácticas performativas sintieron un imperativo por reelaborar y mostrar, cada una con sus propios medios, los eventos que resultan difíciles de recordar, pero ante los cuales no se podía permanecer indiferente. En Colombia no somos ajenos a los efectos de los conflictos armados y de la violencia. Nuestra historia como Nación no puede alardear de un gran número de eventos que merezcan un monumento celebratorio. Los episodios de violencia estremecedora, de corrupción, de autoritarismo, en cambio, abundan, aunque, de


manera paradójica, son aquellos que más corren el riesgo de ser reprimidos. Así pues, las políticas de memoria son un tema recurrente en esta realidad que ha sido llamada “postconflicto”. Muchos artistas colombianos han apelado a la antigua capacidad del arte de evitar que el pasado se esfume por completo y, de esta manera, evitar que el sufrimiento de las víctimas nos resulte indiferente; así han reelaborado relatos de víctimas con las herramientas del cine, la fotografía, la escultura, entre otras. Ahora bien, en muchas ocasiones estas iniciativas se han aceptado sin ningún tipo de crítica que ponga en tela de juicio la validez de los principios y los medios constitutivos de dichas creaciones. En muchas ocasiones, la pregunta por la finalidad de la obra (de arte, en este caso en particular) opaca el modo y los medios que permitieron su ejecución, los valores, conscientes o inconscientes, que han quedado cristalizados en ella y las omisiones y exclusiones de los que se debe valer para ser considerada “funcional”. Sin embargo, es justamente en estas fracturas o, mejor, en el hacer evidentes estas fracturas, en donde puede tener inicio un proyecto artístico verdaderamente crítico que busque tener efectos materiales sobre el tejido social de un país profundamente fragmentado. Quisiera mencionar la última obra de la artista colombiana Doris Salcedo para ejemplificar una de estas fracturas, aunque, por supuesto, no la única. Doris Salcedo es una de las artistas nacionales con mayor prestigio internacional y, además ha estado fuertemente involucrada en manifestaciones a favor del Proceso de Paz de La Habana. Su último proyecto se titula Fragmentos y consiste en la creación de un museo de memoria, de la mano del arquitecto Carlos Granada. Dicho museo se alzará sobre las ruinas de una edificación abandonada que se encuentra en el Centro de Bogotá, sin removerlas o modificarlas de manera contundente. El objetivo del proyecto es crear un espacio en donde cada año un artista diferente cree una exposición permanente cuya temática esté relacionada con el conflicto armado colombiano. Se tratará entonces, de un museo dedicado a no olvidar lo que nos ha legado la guerra. Uno de los detalles más llamativos de Fragmentos es una serie de placas de metal que se encuentra en el piso de lo que va hasta ahora de la edificación. Dichas placas fueron elaboradas a partir del metal de las armas que entregaron al Gobierno las FARC. La artista recibe en su estudio todo este armamento y lo funde; ahora, con la ayuda de mujeres víctimas de violencia sexual durante el conflicto armado, martillean durante varios días hasta que las placas toman su forma final. Curiosamente, las placas solo llevan marcado el nombre de la artista, al menos hasta donde se puede apreciar en las fotografías de los medios. ¿Es posible pensar que, si bien los discursos que envuelven a la obra de Salcedo parecen encajar con las políticas de no olvido y reconciliación, hay, tanto un olvido de las víctimas, como una perpetuación del estatuto de “exclusividad” y elitismo típico del arte que se declara en contra de la denuncia política? En este sentido, más allá de cualquier futura exposición que se llegue a realizar en este espacio, lo que vale la pena es cuestionar los cimientos epistemológicos de la iniciativa. En primer lugar, Salcedo no parece renunciar jamás a su estatuto cuasi-místico de artista. Me explico: se trata de su iniciativa, su proyecto, su idea. La artista se concibe a sí misma bajo el cuestionable parámetro del genio-creador; esto implica una clara jerarquía en la creación, en la que hay un punto de vista, una perspectiva (la de Salcedo) que prima sobre las vivencias de las víctimas. En cierto sentido las víctimas pueden hablar (simbólicamente) solo a través de la voz de la artista, pues se considera que solo ella tiene la capacidad de reelaborar las vivencias confusas y caóticas de modo tal que el producto final sea considerado “artístico”, es decir, digno de ser expuesto en un museo. ¿Quién les ha otorgado a los artistas el permiso para narrar las vivencias de otros?


En segundo lugar, la posición de privilegio que se le otorga a la artista no es lo único cuestionable con respecto al proyecto Fragmentos. La idea misma de museo, al menos en su sentido más tradicional, resulta desafortunada, no solo en relación con las víctimas, sino incluso con el tejido social en su totalidad. La noción de museo nace en el siglo XIX y, al igual que los monumentos militares, se encuentra profundamente ligada a la construcción simbólica de los Estados-Nación europeos. Se trataba de poner objetos provenientes de lugares y tiempos diferentes de tal manera que se pudiera crear una narrativa unitaria de su significado. Así las salas de los museos albergan pinturas o esculturas de artistas que en muchas ocasiones ni se conocieron, pero que tuvieron la casualidad de “entrar” en una etiqueta como “Barroco italiano” o “Expresionismo alemán”. Ahora bien, desde su origen, los museos fueron concebidos como espacios cerrados, limitados a un cierto público, en donde las obras de arte se exponen, cómo muy bien lo nota Benjamin, como mercancías en escaparates. Se las dota, sin embargo, de un halo místico, pues al ser intocables se pueden apreciar solo con la mirada. Si bien es cierto que el espacio del museo ha sido replanteado críticamente, hay algo que no se ha puesto aún en duda, a saber, su carácter de clausura. Puede que, en ciertas circunstancias, tal como la necesidad de conservar obras muy antiguas, las puertas cerradas de un museo cumplan un fin determinado. Sin embargo, un museo que pretende mantener viva la memoria de las víctimas, narrar sus historias y, en lo posible, intervenir de forma activa en la ciudadanía, ¿cómo puede crear un impacto real en el tejido social? Las obras de arte que reelaboran las vivencias de las víctimas llevan a cabo una paradójica práctica de ocultamiento. La exposición de los relatos de las víctimas termina cayendo en la misma lógica mercantilista que afecta a las obras de arte históricas expuestas en los grandes museos y galerías. Pero, además, lo que realmente se está poniendo de relieve es la individualidad del artista. Me explico, lo que permanece en el espectador, tras un breve momento de shock, es el artista que realizó la obra. En el museo se oculta a las víctimas, justamente a través de la exposición de sus relatos mediados por el “gran nombre” del artista. Ahora bien, la verdadera pregunta, tanto para los artistas como para todos aquellos que queremos reconstruir la memoria de un país, sin excluir ni opacar a quienes vivieron (y viven aún) la violencia más descarnada, es: ¿cómo evitar que las reelaboraciones artísticas de los relatos de las víctimas se conviertan, como ya ocurre con las obras de arte más tradicionales, en mercancías expuestas que generan un asombro momentáneo, pero que no dejan más que indiferencia en su espectador?


NUESTRO CORAZÓN, LATE DI NA RABIA POR: VALDAVIA (RIOT GRRRLS) - @ValdaviaRiot Hemos nacido en un lugar, y aunque nos cueste reconocer las fronteras impuestas o sentirnos parte de una patria, no obviamos que el mundo en su división internacional del trabajo nos ha puesto un lugar específico a quienes nos encontramos en el sur y la periferia. En todos los ámbitos (culturales económicos, ambientales, ideológicos, saberes, políticos, sociales), Latinoamerica, Africa y Asia hemos estado en un proceso de colonización constante, en un lugar de explotación y abuso por los poderosos. Pero los poderosos no solo están afuera, los poderosos se han aliado con las élites nacionales, han formado sus propios ejércitos y han llenado de sangre nuestra historia como país, a costa de la vida de la gente pobre, del campesinado, los negros y las indígenas. A costa de millones de víctimas, el estado, los empresarios, ganaderos, fuerza pública y los paramilitares se han encargado de abrirle paso a las multinacionales y al extractivismo para profundizar un modelo económico y mantener en el poder a las élites económicas y políticas. Reconocer ese fenómeno nacional y mundial, como banda de punk riot grrrl, ha sido muy importante. Es imposible pasar por alto lo que vemos todos los días en las noticias, es imposible no sentir tristeza e indignación cuando las cifras de masacres, desaparecidos y asesinatos siguen aumentando. Para nosotras, hacer una banda surgió en parte de la necesidad de gritar y decir lo que por otros medios a veces se complica. Creamos una banda porque nos gusta la música, los toques, la amistad, pero sobre todo, porque tenemos profunda rabia y dolor, porque nos reconocemos incluso como cómplices del dolor causado a tanta gente. Como sociedad hemos visto pasar el horror, en las noticias a tal punto que creemos que son cifras. Pero los muertos y desaparecidos, las mujeres violadas, las personas desplazadas no son cifras y hemos sido cómplices, no hicimos nada cuándo eso ocurría. Una banda puede seguir siendo insignificante frente al dolor, pero estamos seguras de la necesidad de la denuncia y sobre todo de asumir responsabilidades. En las ciudades asumimos que no tenemos nada que ver, en los toques creemos que todo lo que ocurre afuera esta mal, pero vale la pena preguntarnos ¿qué papel tuvimos en eso? ¿qué hicimos cuando las cosas pasaban? Pese a eso, pese a permanecer muchas veces quietxs, calladxs o con indignación que termina en desesperanza, las personas que han sobrevivido al paramilitarismo, a la guerra, al estado nos enseñan que es posible no sólo continuar, sino además no perder la esperanza ni la valentía. Nos enseñan y nos dan lecciones de digna rabia cuando pese a los horrores, siguen exigiendo el regreso de sus familiares desaparecidos o cuando siguen bloqueando carreteras para impedir la profundización del modelo económico. Digna es la rabia de la gente y ahora comprendemos la urgencia de no sentir más miedo, de no seguir indiferentes, de llenar nuestros corazones de digna rabia, de llenar cada toque, cada salón, cada espacio, porque se necesita


avanzar en la construcción de memoria, en la construcción de empatía y sobre todo en que quienes hemos estado medianamente lejanos a la guerra, reconozcamos la responsabilidad. Si ya no hicimos nada cuando pasaron cosas, podemos hacer cosas ahora para evitar más derramamiento de sangre y acompañar en la sanación de los dolores de los otros. Le debemos mucho de lo que somos y tenemos al pueblo luchador, a la latinoamerica que ha resistido al saqueo, a las personas que siguen dando amor y reconstruyendo sus vidas. El punk acá, no puede ser solo ruido, debe ser disputa, tropel, campaña, amor y esperanza.

"DESDE MIS ADENTROS"

ESTA TIERRA QUE YA NO ES MÍA: MEMORIAS DEL DESPOJO PARAMILITAR POR: UP – COLECTIVO LA CASONA “–¿y quién dice que la tierra no es mía?; –Se afirma que se la has vendido a Pedro Páramo; –Yo ni me le he acercado a ese señor. La tierra sigue siendo mía; –Eso dices tú. Pero por ahí dicen que todo es de él” (Rulfo, 104)

Son las ocho de la mañana en el barrio Islas de la Paz, en el oriente de Buenaventura. Temístocles o “Don Temi” (como lo conocen muchos) se dirige al encuentro, previamente programado, con su vecino y buen amigo Antonio. En la cabeza de Temístocles hay varios pensamientos alimentados, todos ellos, por los recuerdos de mar y barrio. Recuerda la lucha por el territorio y la vivienda que lideró su padre, Don Evangelista Machado; o los avatares del clima que, muchas veces, por poco acaban con lo construido; o los intentos de desalojo de la policía que con tanto tesón el barrio aguantó. Todos esos recuerdos sólo le traen a Temístocles una palabra a su cabeza: resistencia. A medida que avanza por las cálidas calles de tabla y barro, acompañado por el olor a sal marina, leña y tinto, también recuerda las amenazas recientes, producto de su oposición al proyecto de expansión del puerto que quiere acabar con su comunidad. Igual, Don Temi, no le para muchas bolas a eso: –¿quién podría matar a un viejo hombre que pela por su olvidada comunidad? Piensa hacia sus adentros. Es sábado 27 de enero, el último día de Temístocles Machado. La fuerza criminal que asesinó a Temístocles Machado ha sido nombrada de distintas formas a lo largo de la historia violenta de Colombia. La policía Chulavita, los paramilitares, o las bandas criminales de nuestro tiempo, han operado bajo un propósito común: acabar con cualquier iniciativa organizativa popular a través del asesinato y el despojo. A continuación, nos detendremos a reflexionar acerca de la practica violenta de expulsar del territorio a las poblaciones organizadas, centrándonos, sin negar el aspecto económico, en el interés político que subyace en esta práctica. De igual forma, es importante señalar que, los procesos de memoria, son ejercicios indispensables para la sanación de los afectos destruidos, pero, sobre todo, para lograr una justicia social que garantice la restitución de los derechos vulnerados, y una reivindicación de los pueblos violentados. Sin memoria hay olvido, en el olvido no hay humanidad. Como lo recordará Darío Fajardo en su texto “Las guerras de la agricultura


colombiana,” “una de las más reiteradas evidencias del conflicto interno que azota a Colombia desde hace más de cuatro décadas, es la expulsión violenta de la población, en particular rural” (Fajardo, 43). Esta expulsión violenta conocida como despojo ha sido determinante en las dinámicas del desarrollo rural y es, sin duda alguna, el causante de que la desigualdad en el campo colombiano este entre las tres mayores desigualdades rurales del mundo. El despojo como instrumento ha sido establecido y consentido por diversos actores: legales e ilegales; estatales y privados; nacionales e internacionales, que han tenido como base de su poder la posesión de la tierra. Es decir, la tierra no solo opera como un dispositivo de poder económico, sino que la tierra se convierte en territorio para transformarse en dispositivo de poder político. Temístocles Machado sabía que la pugna contra los empresarios portuarios tenía una arista distinta a la económica, a saber, la arista política. Es decir, en un momento del conflicto lo que importaba era desarticular procesos organizativos, desarmar a las comunidades de su fuerza colectiva, y demostrar que la fuerza de los poderosos era incontenible. “Los desplazamientos masivos se han encontrado relacionados con la ampliación de plantaciones… así como también con el control de espacios para explotaciones mineras, de hidrocarburos y construcción de grandes proyectos de infraestructura vial y energética” (Fajardo, 45), el despojo se convierte en un instrumento con unos fines económicos claros donde “el poder nunca es propiedad de un individuo; (por el contrario) pertenece a un grupo y sigue existiendo mientras que el grupo se mantenga unido” (Arendt, OV, 146). La cohesión de estas elites retardatarias, poco productivas, y ambientalmente desastrosas, ha sido capaz de configurar una noción colectiva favorable sobre sus métodos de consolidación del poder. La validez de la afirmación anterior la explicita Fajardo al afirmar que “el desarrollo agrario del país ha tenido como constante la convergencia del despojo y el destierro con la concentración de la propiedad” (Fajardo, 50), lo que hoy vemos reglamentado, consensuado y ejecutado en materia agraria desde las entidades del estado, no es más que la forma de aprobación de la elite político-administrativa con respecto a la acumulación fruto de la violencia. Finalmente, hay dos conclusiones a las que se puede llegar luego de las reflexiones anteriores. En primera medida, hay una delgada línea divisoria entre violencia y poder desde la perspectiva arendtiana. Por un lado, se puede establecer que es una distinción sumamente útil en entornos desarrollados y con instituciones fuertes, donde la violencia cumple un papel instrumental y el poder obedece a un escenario dialógico de construcción. Por otro lado, en escenarios de conflicto armado complejo y prolongado, con instituciones débiles y en frecuente cambio, la violencia y el poder pueden traslaparse. La distinción arendtiana queda diluida en casos donde la violencia deja de ser instrumento para convertirse en facultad. Finalmente, cabe insistir una vez más que estas estructuras de pillaje y despojo, que sustraen las tierras de millones de colombianos, tienen su sustento en el poder que han logrado mantener en diversas esferas de la sociedad. El desmonte de estas mafias está en la resistencia territorial, por un lado, creando contrapoder; y, por otro lado, garantizando una depuración de todos los órganos del estado que históricamente han defendido los intereses de estos grupos poderosos. Lo primero se garantiza con la organización de las comunidades en los territorios; lo segundo, se gana en el ejercicio electoral, devolviéndole el estado a la ciudadanía. El camino está lleno de obstáculos, pero ya los tentáculos del poderoso cefalópodo empiezan a ceder, por ello, hoy más que nunca debemos tener presente aquella frase de Arendt que dice: “donde el poder se ha desintegrado las revoluciones se tornan


posibles” (Arendt, OV, 151). Desintegremos los poderes de los asesinos y hagamos posibles las revoluciones que necesitamos, construyamos poder popular en los territorios, y como las panteras negras consignemos "todo el poder para el pueblo".

RECOMENDACIONES LIBROS, DOCUMENTOS Y MATERIAL AUDIOVISUAL SOBRE LA HISTORIA DE COLOMBIA Y SUS CONFLICTOS LIBROS Y DOCUMENTOS • Bello Albarracín, Martha Nubia (Ed.) (agosto de 2013): Basta ya! Colombia: Memorias de guerra y dignidad; Informe General Grupo de Memoria Histórica. Centro Nacional de Memoria Histórica. Segunda edición corregida. Bogotá: Centro Nacional de Memoria Histórica. http://www.centrodememoriahistorica.gov.co/descargas/informes2013/bastaYa/b asta-ya-memorias-guerra-dignidad-12-sept.pdf. • Contreras, Joseph; Garavito Fernando (2002): Biografía no autorizada de Álvaro Uribe Vélez: El señor de las sombras. Bogotá: Editorial Oveja Negra. http://www.archivochile.com/carril_c/cc2012/cc2012-033.pdf • Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas (2015): Contribución al entendimiento del conflicto armado en Colombia. Bogotá, DC, Colombia: Ediciones Desde Abajo • Dudley, Steven S.; Uribe Garros, Helena (2008): Armas y urnas. Historia de un genocidio político. 1. ed. Bogotá: Planeta. • Ferreira, Daniel (2015): Rebelión de los oficios inútiles. 1. ed. Bogotá: Alfaguara. • Gallego Zapata, Marina (2013): La verdad de las mujeres. Víctimas del conflicto armado en Colombia. Bogotá: Ruta Pacífica de las Mujeres. • González, Tomás (2010): Abraham entre bandidos. 1. ed. Bogotá: Aguilar (Alfaguara). • Hernández Delgado, Esperanza (2004): Resistencia civil artesana de paz. Experiencias indígenas, afrodescendientes y campesinas. Bogotá: Ed. Pontificia Univ. Javeriana. • Molano, Alfredo (2016): A lomo de mula. Viajes al corazón de las Farc. Primera edición en Aguilar. Bogotá, D.C., Colombia: Aguilar. • Molano, Alfredo (2005): Desterrados. Crónicas del desarraigo. 1a.ed. Bogotá: Aguilar • Molano, Alfredo (2011): Trochas y fusiles. Historias de combatientes. Bogotá: Aguilar (Molano 2005). • Ronderos, María Teresa (2014): Guerras recicladas. Una historia periodística del paramilitarismo en Colombia. 1. ed. Bogotá: Aguilar. • Rosero Diago, Evelio (2007): Los ejércitos. 1. ed. México, D.F.: Tusquets Editores México • Sánchez, Gonzalo; Peñaranda, Ricardo (2007): Pasado y presente de la violencia en Colombia. 3a ed. Medellín: La Carreta Editores; Universidad Nacional de Colombia, Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales. • Sandoval Ordóñez, Marbel (2006): En el brazo del río. 1. ed. Medellín: Hombre Nuevo Ed. • Schmidt, Mariana (ed) (2018): Almas que escriben: memorias y esperanza. http://www.movimientodevictimas.org/?q=content/booktrailer-almas-que-escribe n-memorias-y-esperanza • Torres Del Río, César Miguel (2015): Colombia siglo XX. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana


• Torres Miguel: La siempreviva. Colección Bogotá - Repositorio Digital BibloRed. Bogotá, https://coleccionbogota.biblored.gov.co/items/show/62 • Verdad Abierta (2016): Víctimas pero no por siempre. Con la asistencia de Ander Izagirre, Esther Rebollo. Bogotá: Icono Editorial (Memoria viva) RECOMENDACIONES AUDIOVISUALES PELÍCULAS • Silencio en el paraíso (2011)- Colbert García (Sobre los “Falsos positivos”) • Los colores de la montaña (2010)- Carlos César Arbeláez (Sobre el conflicto) • La siempreviva (2015)- Klych López (Sobre la toma al Palacio de justicia) • Relatos en un mar de mentiras (2010) – Carlos Gaviria (Retrato crudo de la realidad nacional) DOCUMENTALES • Los falsos positivos (2009)- Simone Bruno y Dado Carrilo • Impunity (2010)- Juan José Lozano y Hollman Morris • Trujillo, una tragedia que nunca cesa- Hollman Morris • Nunca más (2001)- Marta Rodríguez y Fernando Restrepo • Una casa sola se vence (2004)- Marta Rodríguez y Fernando Restrepo • Testigo de un etnocidio: memorias de resistencia (2010)- Marta Rodríguez • Frontera del olvido (2008)- Julián Arango y Erik Arellana • No hubo tiempo para la tristeza (2013)- Jorge Mario Betancur (Centro de Memoria) • El valle sin sombras (2015)- Rubén Mendoza (Sobre Armero) • Expediente Uribe (2012)- Telesur • Las mentiras de la Operación Jaque (2018)- Gonzalo Guillén


Soy Nicolás Cabra. Quisiera aportar para el fanzine algunas fotografías que han salido de un trabajo de más de dos años con el Consejo Comunitario Las Brisas en el municipio de Suárez en el Norte del Cauca (el mismo municipio donde nació Francia Márquez, y dónde lastimosamente han sucedido múltiples masacres incluso en tiempos recientes). La idea de algunas fotos es mostrar la alegría sincera en tiempos difíciles, destacar el papel que juega el arte como expresión de resistencia, alegría y fraternidad en los territorios y la importancia de las actividades autogestionadas que nosotrxs desde las ciudades podemos realizar para apoyar estos procesos. También verán algunas fotos que tienen una referencia al café, esto se debe a un proyecto de café con valor agregado que estamos haciendo con la comunidad como alternativa a la producción de cultivos ilícitos.






ESTE FANZINE ESTÁ DEDICADO A LA MEMORIA DE LAS VÍCTIMAS DE LA GUERRA EN COLOMBIA.


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