ICONOACRE es un fanzine hazlo tu mismx de creación colectiva publicado por Towers Of Acre que forma parte de Retomando la Tragedia: Historias y memorias del Bogotá Hardcore. Las ideas contenidas en este fanzine no reflejan necesariamente la opinión de los miembros de Towers Of Acre, pues la publicación está pensada como un espacio de debate, disenso e inconformidad. retomandolatragedia.com @towersofacre Fotografías de Bogotá por Laura Giraldo, @laura_giraldo_m Fotografías de bandas por Jorge La Colonia, parte de la colección de retomandolatragedia.com
FANZINES, HARDCORE PUNK & MEMORIA Editorial por Towers Of Acre No es nada fácil crear un fanzine. No se trata simplemente de un proceso técnico y de otro mental que se entrelazan en la pluma o el pincel de quien escribe o ilustra para generar un producto, versión del asunto que se antoja bastante liberal. A esto se anteponen una necesidad y unos objetivos a fin de encaminarlo por la senda que deseamos. Dicha necesidad es casi siempre la de comunicar ideas, experiencias, afectos, propuestas, expresiones, visualidades, puntos de vista, y toda una serie de variopintos elementos que atraviesan nuestros cuerpos y mentes; cada uno de estos elementos tiene a su vez objetivos que no surgen de la nada, sino que están anclados a personas que como ustedes o nosotros ocupamos un lugar particular en este territorio común llamado mundo, y cargamos a nuestras espaldas el peso de nuestras experiencias, de nuestro contexto inmediato y de los vínculos de toda clase que establecemos con nuestrxs iguales. En octubre de 2016, durante la víspera de la gira europea de Soy Legión y The Tryout, aparece el número uno del fanzine ACRE, como el primer facsímil en la iniciativa editorial de Towers Of Acre, soportada en experiencias fanzineras del pasado dentro del marco del hardcore bogotano, pero con una perspectiva propia y autónoma, sostenida en la intención de retomar esta práctica primordial en el proceso de construcción de la escena hardcore como un espacio de cuestionamiento, disputa y transformación de nuestras realidades. Paralelamente, Towers Of Acre llevaba varios meses trabajando en un proyecto extramusical para la escena hardcore de la capital. Sabemos de la importancia que han tenido los procesos de memoria histórica que se han llevado a cabo en Suramérica y en Colombia durante las últimas décadas, en diferentes comunidades y en el marco de coyunturas particulares como la del conflicto armado en nuestro país; por tanto ha sido sumamente relevante la propuesta de crear procesos de memoria al interior de la escena. La necesidad que sustenta esta iniciativa suscita varias reflexiones. Partamos del hecho de que la memoria es un instrumento útil a la hora de cuestionar el lugar de enunciación que ocupamos en el mundo, de dónde venimos y cómo se llegó hasta acá, y qué esfuerzos se requieren para hacer de este territorio común un lugar mejor y más vivible. Asimismo, no podemos olvidar que como seres gregarios hemos creado un mundo en el que podemos vivir gracias a las relaciones de toda índole que establecemos a diario. En ese entramado la memoria juega un papel fundamental, ayudándonos a entender los procesos que desembocan en la constitución de esos vínculos, y nos permite generar empatía y solidaridad con los demás, elementos fundamentales a la hora de tomar decisiones y acciones que generen afectos, en el sentido de emoción y de la afección. Igualmente, la memoria no es un lugar prístino, ni mucho menos neutral u objetivo, al contrario, las diferentes experiencias de memoria en nuestro país demuestran que la memoria es fundamentalmente un campo de disputa. Esto quiere decir que nos preceden unas memorias ya fijas, instauradas, y unas voces que son pre-escuchadas. Pero en el marco de una lucha es menester darle la debida importancia a las voces que históricamente han estado soterradas, invisibles, aquellas que no tienen presencia pública, pero que son las que viven las consecuencias de los diferentes conflictos. Un claro ejemplo de lo anterior se observa en el contexto del conflicto armado colombiano, en particular durante la coyuntura del plebiscito, donde
personas que nunca sufrieron el conflicto en carne propia decidieron por aquellxs que exhiben en sus cuerpos y mentes toda suerte de heridas y cicatrices. El reto está entonces en aterrizar estas reflexiones a las diferentes contingencias del hardcore punk bogotano a lo largo de las décadas. Como se mencionó en Iconoclasta #1, ya tenemos el vehículo para hacerlo: el archivo. En suma, es en la intersección entre la iniciativa editorial de TOA y la necesidad de crear un proceso de memoria histórica del hardcore, donde se materializan retomandolatragedia.com y su órgano de difusión, el fanzine Iconoclasta. El proyecto editorial nunca ha pretendido crear un fanzine de hardcore para que nos sintamos simplemente nostalgicxs, ni mucho menos uno que haga apología irreflexiva o una celebración del pasado. El propósito es claro, invitar a una conversación sobre el material de archivo allí expuesto, pero no quedarse solo en eso. ¿Qué es posible aprender de la escena del pasado y de la escena actual?, ¿qué papel juegan nuestras memorias e historias en la construcción de la escena como un escenario de disputas y transformaciones?, ¿de qué naturaleza es la relación entre nuestras afectividades, nuestras luchas, nuestras prácticas creativas y el hardcore punk? Esta es la invitación que hacemos en esta edición de ACRE e ICONOCLASTA, ¿Qué es el hardcore punk para usted, con qué significado llena ese significante vacío?, o, ¿por qué considera que no hay que definir el hardcore? ¿Qué ha aprendido en su experiencia como participante de esta escena? ¿Cómo ha influido esto en su vida? ¿Qué impacto social considera que la escena hardcore ha tenido en nuestro contexto como bogotanxs y colombianxs? ¿Cree usted que esto trasciende de la forma de vestirse, la música y los tatuajes, a lo que muchxs lo reducen? Dejamos abierta la puerta a estas reflexiones.
@shamLD
EL HARDCORE COMO METÁFORA SOCIAL Por Strike Ya bien lo decía Jero Ruiz de Silencio Absoluto << (…) lo nuestro es una reacción a la historia de este país, a nuestra historia también como individuos y a la historia del punk hasta esos días…>> en el documental “Hardcore: La Revolución Inconclusa”; El Hardcore salió a luz como propuesta reaccionaria al sistema y una cultura política en los Estados Unidos que prontamente migró hasta nuestras tierras, las tierras de nadie. El sinsabor de la memoria del Hardcore capitalino dejaría tensiones para las generaciones siguientes, para los primíparos asistentes que resignificarían aquellas vicisitudes; resulta ser un sinsabor – o quizá un trago amargo – pues desde el 89 las primeras huellas del Hardcore que marcó la banda Sin Salida -con una cruda apología al nacionalismo reflejada en canciones como “Limpieza” (referente a la depuración social)- mostraron la primera cara de la moneda: un Hardcore alebrestado, vanaglorioso y déspota. Sin embargo, el Hardcore tomó varias direcciones y moldeó una escena pluriforme y amalgamada desde su comienzo; la aparición de resistencias como el Straight Edge y el Veg(etari)anismo llegaron no necesariamente como tendencia sino como apuestas políticas y alternativas al pleno furor de la construcción neoliberal de sociedad y que el mismo Hardcore se propuso a contraponer. La apuesta de Resplandor, que desde el 99 traía una desgarradora atmósfera musical y política, fue mostrar la cruda esencia de la realidad, con un Hardcore incipiente que expresaba el caos interiorizado y toda manifestación de inconformidad: “la revolución jamás televisada”. De la misma manera, y resaltando su importancia, los mensajes que transmitían bandas como Exigencia, Carácter, Cinco de Menos, Zona Cero,
Pitbull, Reacción Propia, Ataque en Contra, Res Gestae, Dar A Cada Uno Lo Que Es Suyo, etc. dieron cimientos al Hardcore en Colombia. El trayecto del Hardcore desde ese entonces, hasta ahora, no ha sido un simple hecho en vano o del azar, sino una heterogeneidad de circunstancias marcadas por la construcción colectiva e individual de narrativas que vinieron desde diferentes partes. La memoria del Hardcore nos permite deconstruir no solo un género musical sino aquello que ha transgredido los escenarios; la excusa para repensar el mundo bajo un amplio marco de interpretaciones, de subjetividades y expresiones. Sí, la complejidad del mundo exterior puede resultar irreductible, empero, el Hardcore como espacio reflexivo y social nos ha dado herramientas para resignificar lo que nos acecha, nuestros miedos y alegrías, nuestra invisibilización y nuestras historias. Para nosotrxs, la tragedia del Hardcore nos permite poner sobre la mesa las discusiones de lo que como sociedad y como juventudes nos compete en un país donde te matan por pensar diferente. Y a pesar de que nosotrxs como espectadores o como escena podamos recrear el reflejo de una sociedad dócil y fragmentada, el Hardcore – no como género musical sino como metáfora social – brinda una visión heurística de concebir la azotadora realidad, nos sirve de apoyo para construir significado en nuestras vidas y en nuestros proyectos. Así, el Hardcore se transforma en una herramienta que permite enraizar y abrir dentro de su campo político, la participación de apuestas contraculturales y ancestrales de los territorios.
La aparición del Hazlo Tu Mismx, la independencia y la autogestión han sido formas de resistir la normalización en un campo de producción de sujetxs propias de un sistema obsesivo de consumo. Más allá de resistir y producir estos significados para nosotrxs mismxs, el Hardcore es para nosotrxs un motor de participantes activos que transformen radicalmente las grandes contradicciones de esta tierra. La tragedia, el Hardcore, entonces, es resistencia y rebeldía que atiende a las necesidades de un mundo que grita y pregunta con ira. El Hardcore significa para nosotros la manera de hacer ver la fragilidad de Su mundo.
¿QUÉ ES EL HARDCORE PARA PITBULL? Por Pitbull
La más noble de las artes es la que inunda, inspira y acompaña a todas las demás artes, la música en su mundo infinito asfaltado con basura musical en el entorno, deja algunas pequeñas grietas en las que el hardcore crece, se adapta y hasta puede dar flores, muchas flores de un día y pocas largas hiedras arraigadas al suelo. Una Bogotá muy diferente a la de hoy, vio nacer a Pitbull hace un poco más de 20 años, tiempos en los que la distribución de la música era difícil; el acceso a los álbumes de las bandas más representativas, exclusivas y amadas por los individuos ávidos de música de la época no era fácil; para entonces cada Vinilo, Casete o Cd era el más grande de los tesoros y el compartir y reproducir la música era la forma de valorar la importancia que tiene un sonido como obra de arte por sí misma. El hardcore, al ser una expresión artística carga implícitamente una intención política caracterizada por una visión sensible del mundo y representada a través de ideas, emociones y sentimientos que hablan de realidades vividas, de ahí la importancia de asegurar su creación y difusión. Aunque promulgues que no necesitas aleccionamientos, el Hardcore te deja lecciones para toda la vida; aprendes que en un parpadeo tu rumbo puede cambiar, y cuando vuelves a experimentar un momento bueno o malo, te das cuenta que la vida es una rueda y que tus actos, conductas y comportamientos tienen consecuencias; las cosas de las que antes renegabas, ahora son las cosas que te enseñan a vivir. Hardcore exige que la realidad esté implícita en las letras, emociones, victorias, derrotas, frustraciones, vivencias, experiencias, transposiciones de los personajes, odios, amores, disensiones, etc., el tema a elegir no tendrá censura alguna, simplemente asegúrate de que lo que estés diciendo sea tan real como el sudor de tu frente mientras lo gritas. Es posible tener una vida adulta, tener una familia, un trabajo estable y continuar siendo parte activa de un movimiento; Pitbull con su trayectoria tiene como demostrarlo: Hardcore es no rendirse ante el nuevo gran trabajo que conseguiste, o el trabajo mal pagado que te absorbe todo el tiempo, Hardcore es enfrentar tu vida compartiendo las enseñanzas que aprendiste entre patadas y risas, Hardcore es no creer en ideas predispuestas y el hacerlo tú mismo no es una gran bandera que se lleva con orgullo, simplemente es la única manera de hacerlo, nadie va a pagarte por eso, esta heterogénea pero prolífica fuente de movimientos artísticos, vecinales y socio políticos, no necesita respaldo externo, necesita el respaldo y consumo de quienes
estamos dentro!! - cuando compras algo que te gusta para vestir o comer, Consumes. – Las salas de ensayo, sellos disqueros, ingenieros de sonido, roadies, productores de eventos y demás, viven del consumo de los bienes y servicios que los músicos y espectadores pagamos; así que entonces a consumir más Hardcore nacional, apoyando bandas, asistiendo a conciertos, respaldando eventos, compartiendo espacios entre seres humanos con diferentes elecciones dietéticas y diferentes posiciones políticas, eliminando la censura y discriminación casi inmediata hacia personas que no comparten la misma libertad de pensamientos; al final todos vamos por el mismo camino. “Vivir no es sólo existir, sino existir y crear, saber gozar y sufrir y no dormir sin soñar…” Pitbull 2018…
PENSAMIENTOS DESDE EL EXILIO… Por Jacinto Canek Pense que tener 19 años era algo así como tener ya un año de experiencia como adulto, un año de saberes acumulados, un paso dado en un camino por andar... siempre una positiva visión del mundo, por eso donde encontrara la palabra "positivo" iba a ser inmediatamente un punto de referencia en cuanto a la construcción de mi identidad, para ser sincero, ¡la tenían fácil conmigo! "Juventud positiva" ¡simplemente el slogan perfecto! Cualquier cosa que viniera de un grupo de personas con esa manera de interpretar el mundo era demasiado seductor para mi, insuperable y maravilloso! Era un andar entre campos de laurel, todo aderezado con esa fragancia de victoria, de pulcritud, de triunfo. Estábamos derrotando el sucio mundo que nos toco habitar, armados con slogans perfectos e imágenes de triunfo, nada podía salir mal! Eramos angeles caminando entre miseria, nada podía salir mal... excepto una cosa: creceríamos y no todos en la misma dirección, de hecho algunos simplemente envejecerían y otros madurarían. Las dos palabras son abismalmente diferentes y la vida nos lo mostraría sin clemencia. 19 años era solo un año de intentos fallidos, un paso tembloroso hacia un destino incierto, que podíamos saber en ese momento? A veces pensaba y ahora lo se claramente: ser ingenuo es igual de malo a ser malo en términos de resultados, incluso un poco mas negativo dada la natural adversidad de nuestro hábitat. El andar nos lo haría entender, el andar es el que enseña en realidad pero solo si se anda con los ojos abiertos y el interés despierto, nuestra sociedad es el ejemplo del andar cegados y el dirigirse confortable a la extinción. Demasiada trascendencia para una historia tan ingenua, o tal vez no... ¿acaso no son esas desiciones minúsculas las que definen el destino de nuestros peregrinajes? Responder "si" a esa pregunta es la motivación de cada movimiento hecho desde el despertar a la realidad que definitivamente estamos enfrentando con nuestras posibilidades pero a la cual odiamos pues entendemos como el motor de nuestras
desdichas y frustraciones. La historia no continua bien. Crecimos, olvidamos transformar de manera evolutiva nuestro pensamiento, ubicarnos en nuestro espacio, nuestra realidad, debimos hacerlo juntos y no convertirnos en minorías dentro de minorías. Nos convertimos en museos, vastos de conocimiento con miserables visitas. Tanto que podríamos dar y tan pocos dispuestos a compartir con nosotros. Nos encerramos y con esto creamos un nuevo vicio huyendo de los vicios que rechazamos con sabiduría. Maldita sea, crecimos y lo hicimos mal, solo envejecimos y no dimos vigencia a los slogans en los que confiamos en el pasado. Nos negamos a entender mas posturas, víctimas de la petulancia de nuestro pasado invicto hoy inutilizado por fuerzas mas grandes que nuestras expectativas. No es suficiente el orgullo que nos genero el buen comportamiento pues muchos cayeron víctimas de lo que tanto renegaron, tal vez solo aburridos de la petulancia pero culpables por no buscar el trasfondo de lo que hacíamos, siempre temerosos de navegar en alta mar, cómodos en la orilla. Lanzando piedritas sin saber de las tormentas que se enfrentan lejos de la orilla y a las que tanto bien les harían nuestros pequeñas embarcaciones. Creímos ser conquistadores del océano simplemente por tener un pequeño barco. Pero la posibilidad aun es latente y algunos mas jóvenes vinieron con la evolución de nuestros antiguos pensamientos, ¿será que de nuevo el orgullo nos va a traicionar y actuaremos como vacas sagradas indignados por el entusiasmo de los recién llegados? Yo no poseo ninguna verdad, eso es algo mas grande que yo, pero tengo algo claro, la busco, y se que existe. La hemos vislumbrado manifestada en múltiples formas y nuestro andar es muestra de eso. Cuando entendimos que el veganismo era una opción de respeto y dignidad, cuando encontramos en las luchas sociales la manera de reivindicar nuestro espíritu de justicia y libertad, cuando encontramos en la música la manera mas bella de manifestar y compartir nuestras ideas, cuando entendimos que somos seres políticos y nuestras manifestaciones de vida están siempre conectadas a esa idea, cuando encontramos en nuestra espiritualidad manifestada de tan diversas formas una conexión con nuestras revoluciones internas y externas, cuando nos entendimos como uno solo compartiendo necesidades y anhelos, en cada una de esas ocaciones y en otros muchos puertos a los que yo aun no he arribado pero que se que ustedes tienen pruebas de su existencia... Yo decidí creer y sigo haciéndolo, desde los 19 años sobrio, combativo, analítico, esperando nuevas ideas para evolucionar en el pensar, jamas producto terminado, siempre en la búsqueda, siempre ansioso y entusiasta, avanzando con confianza en ese pequeño barco que puede llevarnos a destinos diversos, ese pequeño barco que yo denomine hardcore...
@estebanegarcia
AVANZANDO Por David Florez Una noche de sábado en el 2001, todavía tengo fresco el recuerdo, caminaba por el CC Atlantis buscando la dirección que me había dado un amigo del colegio. Estaba tratando de encontrar un sitio llamado Macondo. Esa gélida noche fue mi primer contacto real con el SBHC, con un concierto de la escena hardcore. Llevaba meses escuchando dos casetes, el de Exigencia y otro de Madball (DMS), así como algunas bandas locales y gringas que había podido conseguir por Napster. En ese momento, mi punto de contacto con el hardcore era un amigo del colegio. No conocía a nadie más. Sin embargo, ese primer concierto en Macondo fue como un detonante. El ambiente, la energía, el espacio, las bandas, la gente que estaba presente, me hicieron sentir como si no fuera la primera vez. Algo que me sorprendió fue ver como todo el mundo dejaba las maletas debajo de la tarima sin temor a que se las robaran. Un concepto en un espacio que comprendí era diferente. Un lugar que sentí propio desde el primer momento. Los meses fueron pasando y conocí a quienes hasta el día de hoy siguen siendo grandes amigos. Ellxs se convirtieron en las personas con quienes iba a conciertos, nos veíamos entre semana e incluso hacíamos las primeras bandas en las que pude participar. Así fue como el hardcore obtuvo un lugar trascendental en mi vida. Representaba un grupo de amigos, los lazos de amistad que construimos, la familia hardcore, el Pensamiento X Positivo (PxP). Con el pasar de los años y los cambios que vienen con la vida, me fui distanciando de ese concepto. Mi enfoque fue dejar de ser un simple espectador, un asistente más, mi energía se canalizó en lo que denominamos Juventud Por El cambio. Una banda de hardcore/punk que me permitiera expresar mis ideas, mi visión del hardcore, de la vida. En el camino, junto con unos de mis buenos amigos, terminamos llevando la iniciativa un paso más adelante. Con la creación de Step Down Records, no solo queríamos apoyar el desarrollo de nuestras bandas, lo que buscábamos era impactar transversalmente a la escena donde muchos habiamos crecido. Debido a la coyuntura del momento, fuimos testigos del cambio interno, de un despertar colectivo por temas que trascendieran el concepto de que el hardcore no era más que música, amistades o una “familia”. Cada quién desde su propia experiencia de vida, buscó involucrarse con una participación política más activa, apoyando iniciativas vegetarianas/veganas, indigenistas, anticapitalistas, de izquierda, feministas, anarquistas, entre otras. Convertimos el hardcore en el pilar de nuestras vidas, el lente con el que mirábamos e interpretábamos la vida. Con el paso del tiempo, muchas personas se fueron y otras llegaron, muchos cambios tomaron lugar dentro del sello, hasta que llegó el momento de decir adiós. A pesar de haberme distanciado por unos años de la escena como tal, nunca he podido abandonar el amor que siento al escuchar hardcore, y si bien hoy en día la forma en la que lo vivo tiene otro significado, la chispa que se encendió en Macondo no me ha abandonado. Al responder la pregunta de este fanzine ¿qué es hardcore para usted?, puedo decir que, para mí, el hardcore es y seguirá siendo la forma en como he decidido vivir: cuestionando la autoridad, oponiéndome a un sistema de consumo, creando y manteniendo lazos con otrxs que quieren un mundo distinto. Un mundo mejor.
LA BÚSQUEDA Por Nicolás Martínez “El poder absorbente de la sociedad vacía la dimensión artística, asimilando sus contenidos antagonistas. En el campo de la cultura, el nuevo totalitarismo se manifiesta precisamente en un pluralismo armonizador, en el que las obras y verdades más contradictorias coexisten pacíficamente en la indiferencia”. – Marcuse.
Resumo todo el significado que ha tenido el hardcore para mí en una palabra: búsqueda. Desde las primeras experiencias con el género hace menos de un puñado de años, siempre sentí latente una expectativa o ideal de lo que debería ser, antes de poner un píe en espacios punk/hardcore los figuré como verdaderamente contestatarios, estaba yo con un cúmulo de emociones y en la cotidianidad se ausentaban las rutas para huir y manifestar todo eso, a pesar de haber realizado ciertas acciones políticas más “pragmáticas” sentía que el cine, la literatura y la música no deberían estar ahí como meros ecos funcionales de una totalidad sino que cargaban con un gran potencial trascendente. Lo cierto es que mi idealización chocó con los hechos, podía contar con los dedos de una mano las bandas e iniciativas “críticas” que conocí en su momento, parecía existir una pauta que decía “la política no nos compete”, eso me decepcionó. Sería hipócrita negar el gusto por bandas “apolíticas” cuando también disfrute de mucho festín irreflexivo, porque si bien expresar sentimientos es algo humanamente necesario, hay que reconocer que no es lo único y que nuestra humanidad también está invadida por lo político, pero de eso pocxs parecían hablar, vi un panorama de comodidad donde el ego hermetizaba la “escena”. Faltaban hacedorxs de contracultura, quizás el contexto pacificado lo ameritó. ¿Y qué significa hoy el hardcore para mí? La búsqueda se mantiene vigente, en el corto tiempo he visto el dinamismo en opiniones e iniciativas, hoy percibo más propuestas -mayoritariamente bandas- que le apuestan al disenso y creo que eso es lo que ha mantenido mi vaivén en los espacios. A pesar de que existan bandas autoproclamadas “antifascistas” o sencillamente inciten el cuestionamiento frente a temas como el sexismo; la homofobia; el animalismo; anticapitalismo, creo que hace falta radicalidad y visualización de más problemáticas, faltan acciones que exploten esa burbuja que se han vuelto los recitales, no estaría de más la organización y la pugna más allá del toque ¿de qué manera? En realidad hay mucho de donde agarrar y algunos relatos (que están recopilados en este fanzine) de lo que alguna vez se realizó, lo confirman. Dicho esto, me parece importante resignificar, edificar nuevas dinámicas propicias para la negación desde el interior al exterior, construir el espacio para lxs necixs, para aquellxs que vivimos distantes de la heteronormatividad, para ellas, para tantxs que no estamos satisfechxs con esta clase de mundo y no vemos en la quietud la solución a nada. “Politizar” la “escena” o sencillamente incentivar la crítica, no debe hacerse con la añoranza de tiempos pasados u obedeciendo a una banal desobediencia, la contracultura a fin de cuentas es la oposición a cierto estado de las cosas, nuestro statu quo es escabroso: nos siguen matando, la desigualdad se mantiene, la derecha retardataria tiene posibilidades de volver al poder y con ésta la militarización de lo privado y público. ¿Vamos a quedarnos calladxs? Rompamos con esa comodidad y silencio que no sólo han sido tragedias en el hardcore sino también en nuestra historia reciente.
LA RIQUEZA DE LO INDEFINIBLE Por Leo Mora El Hardcore para mí ha sido muchas cosas, todas tan valiosas, que lejos de pretender definirlo prefiero contarles más sobre lo que he aprendido de él durante todos estos años, esperando que mi reflexión personal sea también un aporte chiquito a la construcción de este movimiento que tanto queremos todos. Para mí, el HxC principalmente es una actitud de vida muy marcada hacia la resiliencia. El salir adelante; superar las dificultades que se tengan en el camino; crecer como personas y conquistar nuestros sueños son ya de por sí acciones políticas, como casi todas las decisiones que tomamos y tan válidas como puede ser el sxe, el veganismo o cualquier otra revolución. Así que, entendiendo esto y alimentando la discusión obsoleta sobre si el Hardcore debe ser político, mi respuesta sería que sí. En lo que nunca estaré de acuerdo es en que el Hardcore deba levantar banderas ideológicas, eso ya es otra cosa, y creo que eso finalmente limita y destruye la esencia del movimiento. Para mí, también es un espacio cultural y de contacto con la gente. Tal vez de las cosas más valiosas que pueda tener el HxC, es la posibilidad de reunir expresiones diversas. Nos ofrece la oportunidad de sensibilizarnos con las experiencias buenas y malas de los demás y aprender de la realidad del otro. Para mí siempre fue un refugio para desfogar la ira y las frustraciones, donde pude encontrar muchísimos y muy buenos amigos (incluso los que ya no están y siempre extrañaré) que a lo largo de todo este tiempo y de las vueltas que la vida pueda dar, podemos sentir ese vínculo especial que sí nos hizo una segunda familia. Me dio también la oportunidad de construir un proyecto musical con mis amigos, a punta de ganas y pasión, sin ser eruditos y para ser honestos, muy poco técnicos. Además, como banda nos brindó y nos sigue brindando un espacio libre para expresarnos por medio de la música que nos gusta. Eso es valiosísimo. Si alguien decide ocupar su tiempo haciendo música en vez de tomar malos rumbos, el HxC, ahí, sin ideas de por medio, ya hizo bastante. Por eso, me incomoda el discurso simplista de “sin política, el Hardcore es sólo un género musical”, porque desconoce todo este tejido de cosas profundas, que parecen pasar desapercibidas a la luz de la perspectiva revolucionaria que lo promueve. Desde que inicie en la movida, siempre existió una rivalidad de dos corrientes del Hardcore, sobre las cuales se armaban debates tan interminables como estériles; diferencias que a estas alturas ya deberían haberse resuelto con sólo entender que la magia y la gracia del Hardcore está en su pluralidad tanto de estilos, como de sonidos e ideas. Hablamos mucho de respeto, pero paradójicamente queremos imponer nuestra visión particular. Es verdad, que por ser contracultural, el HxC debe generar reflexiones, pero como movimiento, continuamos cometiendo el error constante de fantasear con nuestras convicciones, asumiéndolas como verdades, que se convierten en herramientas de discriminación y de división. Tristemente, las ideas que se proponen para construir terminan haciendo todo lo contrario y ese es un ciclo del que aparentemente no nos podemos desprender. Esa es la tarea. Finalmente, con aciertos y desaciertos, el HxC ha sido una parte fundamental de mi existencia, de la que me siento orgulloso. Literal, le he dedicado más de media vida y aún con las limitaciones de la vida adulta -principalmente de tiempo-, sigo aportando lo mejor de mí, para que siempre tenga las puertas abiertas para el que se interese y para el que lo necesite. Lo que he aprendido es que el Hardcore nos moldea, no queramos hacerlo al revés. Manténgase positivos y sigan construyendo.
Abrazo para tod@s. L-KID / NODEPENDIENTE
(...) Por Julia Abello Gómez (…) Hace más de 10 años conocí el hardcore por casualidades de la vida, y entre compañías no buscadas en medio de una frágil soledad, con muy poca curiosidad fui adentrándome y participando en este espacio; aprendí muchísimo y aún hoy día lo sigo haciendo. El hardcore para mí es un espacio en disputa; nunca fue sólo un genero musical al que la gente se acerca por lo ¨bonito¨ de sus melodías, tal vez tenga una idea muy romántica del significante del mismo, pero es lo que en mi percepción abarca lo que lo hace algo tan complejo y básico al mismo tiempo. El hardcore es político, es contracultura, es empatía, es conciencia, solidaridad, aprendizaje, des aprendizaje y reaprendizaje, es colectivo, es la banda con un mensaje coherente en tarima y fuera de ella, es la persona que asiste a conciertos, que participa y se lleva un mensaje de éstos para su diario vivir, es la autogestión en pro de mentes libres y no en pro de mercado lucrativo. Pero del mismo modo el hardcore sigue reproduciendo dinámicas y paradigmas que hacen que sea un espacio en disputa. De hecho pensé mucho y temí participar de este fanzine, y cada vez me cuesta mas ser parte de este espacio que con cariño guardo en mi adentros, porque en la practica, el hardcore sigue siendo permeado por el machismo, el especismo, la apatía a lo político, ese discurso de muchas personas a aislarse dentro de esa burbuja de ¨aquí solo vinimos a divertirnos¨; y no digo que el hardcore no sea diversión, pero me desilusiona que crean que para ello, se deba despolitizarlo. El hardcore para mi es…resistencia.
SIN TÍTULO Por Felipe Castilla En boca de muchos actualmente, descansan múltiples discursos sobre lo que personalmente considero una “vieja confiable” (recuerden aquel meme de Bob esponja con una caja abierta). Sin mayor deliberación ni teorización, se categoriza cualquier práctica que tenga algún tipo de “antigüedad” y que persista en el presente. “Comida tradicional”, “medicina tradicional” o “bailes y trajes típicos” inundan campañas publicitarias, slogans de festivales o cartas de restaurantes. Pero más allá de cuestionar por cuestionar, está el preguntarnos por qué utilizamos indistintamente ciertos términos, cómo nos apropiamos de ellos y por qué luego los reproducimos. Será entonces que nuestro lenguaje cotidiano está compuesto por decenas de conceptos que hemos naturalizado sin problematización alguna? Será necesario interrogarnos cosas como estas? Con vuestro permiso, El joven panclasta
SIN TÍTULO Por Camilo Arias La vida está llena de oportunidades, a veces las llamamos puertas, decidimos si entramos o no y esto puede llegar a determinar el curso de nuestro destino o ser algo insignificante que olvidemos pronto mientras andamos. Y aquellas puertas que nos llevan a algo diferente, que nos enseñan que el mundo es algo completamente distinto a lo que estamos habituados, a lo que nos enseñan desde pequeños son las que más valen la pena, porque así mismo nos pondrán retos, obligan a que debamos reinventarnos conforme pasa el tiempo. Y lo triste es que esas oportunidades no se presentan a menudo y en verdad quienes pueden vivir experiencias de este tipo deben considerarlo un privilegio, pues es duro admitir que la humanidad parece ya tener un guion establecido desde el nacimiento, que no es necesario repetir pues ya lo conocemos muy bien, de hecho cuando hay alguien que no sigue ese libreto, los demás lo ven como algo inusual y muchas veces no es bien visto. Para mí, esto ha sido el hardcore, una puerta que me abrió el panorama a un mundo desconocido. Este género no es sólo música, de hecho debería estar siempre complementado de un fundamento ideológico para que mantenga su esencia intacta, nos abre espacios de expresión que no son comunes en la cotidianidad, menos en estos tiempos donde hay tanta sensibilidad e intolerancia ante las opiniones de los otros. Es un camino que recorren los apartados, los que están inconformes, furiosos, incomprendidos, en el cual se pueden sentir cómodos, felices y, en cierto modo, libres. Para los latinoamericanos esta ha sido una forma de exorcizar todas los sentimientos provocados por las injusticias y retos que implican vivir en nuestros países, a observar desde otro punto de vista los problemas que nos aquejan, la incompetencia de nuestros gobiernos, demostrar que a pesar de todas las dificultades que encontramos a diario, somos capaces de crear pequeños santuarios que nos ayudan a darle una mejor forma a lo que vivimos, a desahogarnos. La música no tiene fronteras, es una verdad absoluta, pero es muy importante ver cómo cambian los sonidos dependiendo de la zona en la cual han sido creados y la manera en cómo se ven influenciados por las creencias de las personas que se atreven a crearlos, me parece que en lo que llevamos haciendo este tipo de música hemos encontrado maneras únicas de involucrar nuestras realidades, que son muy distintas a las de Norte América, pero no desvalora lo que sentimos, le da una nueva dimensión y nos enriquece. Creo que hemos logrado apropiarnos de algo foráneo para volverlo único, es algo que no tenemos en cuenta, ni siquiera las personas que hacemos música y tenemos alguna banda, olvidamos lo que hacemos, no le damos suficiente valor, es una paradoja que mientras miramos hacia afuera ignoramos lo que tenemos y no le damos valor. El hardcore punk latinoamericano tiene demasiado valor, pero es algo que debemos creernos primero y no enfocar nuestra visión en otras realidades que en verdad no son comparables. En mi caso me llevo a definir aspectos esenciales como el veganismo y la abstención, que agradezco mucho, ya que son elementos que hacen mi vida mucho más feliz. También pude hallar a personas con quienes comparto desde hace más de una década y con quienes he aprendido a enfrentar el mundo, la sociedad y todas las dificultades de sobrevivir en el tercer mundo. Esa puerta ayudó a definir mi camino, a luchar por lo que
quiero, a buscar autogestión cada vez que sea posible. Es curioso que gracias a este género pude expandir mi conocimiento sobre la música, llevándome a escuchar artistas que la mayoría de las personas ni siquiera escucharán en toda una vida, porque esa inconformidad se filtra en la curiosidad, generando un hambre insaciable por nuevos sonidos, siempre buscando ese escalofrío que produce escuchar sonidos con los cuales uno se siente identificado. El hardcore es catarsis, es poder encontrar felicidad en lugares inesperados, es llevar la vida al límite, cuestionar todo, conocer las perspectivas de otros sin juzgar, tolerar y entender que no podemos aspirar a que todos seamos lo mismo. O al menos eso creo que debería ser.
SIN TÍTULO Por Juan Pablo Arenas Escucho hardcore desde que tengo 13 años, empecé a asistir a “tokes” desde los 14, y este es el momento en que realmente veo cual es la importancia de esto, más que un género musical, que una moda pasajera, se me hace difícil explicar que significa en mi vida y que he podido aprender alrededor de estos 5 años. Simplemente el hardcore es unión, así, nosotros como escena hayamos dejado muchas veces esto en un simple concepto que se ha olvidado en el accionar, pero que realmente considero como la definición más eficaz sea cual sea la división que hayamos creado (sellos, organizadores, personas, etc.…). Es saber que, a través de guitarras distorsionadas, concisas, la típica pero muy bien lograda secuencia del punk en la percusión, letras directas con voces que a gritos buscan expresar todo aquello que en su rutina diaria se le es imposible resumir o dejar conciso, hay una oportunidad para sacar toda esa energía que poseemos o el estrés causado en nuestras respectivas laborales diarias. Es aprovechar todos esos espacios que un grupo de personas o bandas con un trabajo arduo que más que buscar generar una ganancia económica, busca reunir gente promoviéndoles un mensaje de cultura y paz (que muchas veces se torna en hipocresía), lugares en los cuales podrás escuchar aquello que realmente te agrada rodeado de personas que comparten esos mismos gustos y un grupo de músicos que muchas veces no ven dinero alguno en estas presentaciones, pero ver la energía y el apoyo de la gente muchas veces valdrá mas que cualquier dinero que logres generar (para aquellas bandas que apoyan y difunden, no aquellas que sólo se quedan en el hecho de buscar beneficio propio). Puedo decirte que el hardcore es unión, pero ¿De qué nos sirve cuando no sabemos aplicarla en nuestro contexto?; Primero para hablar de unión tenemos que entender todo lo que esto conlleva, lo que para mi significa porque más que un mosh pit, ver lugares llenos, y un sinfín de cosas que he podido apreciar y aprender en los años, me quedo con que el hardcore es el estilo de vida que me enseña a respetar, a construir pero nunca a odiar.
MI SXE Por William TAES Farfán - @xwilliamfarfanx
Solo intento estar alejado de las cosas que me pueden derrumbar X en mis Manos - Revival Como individuos de una escena siempre queremos aportar, dando nuestro punto de vista de cómo la percibimos y vivimos, tratando de construirla pero también de alguna forma con o sin intención la podemos destruir. Esto sucede ya que cada persona piensa diferente, se habla de lo que es o no es, de quien tiene la razón o cuales son los parámetros para pertenecer a esta, incluyendo o descartando ideas dejando su opinión frente a la vida, la política, en lo que cree, el amor u otro sentimiento. Dentro de una escena local que tiene mucha pasión y que quiere generar cambios, pero que alrededor tiene personas desinformando y creando conflicto, llevando a la rivalidad y la separación. A través de los años el conocer personas, bandas y ver la historia (gracias a la tecnología) a través de los que la crearon, la fortalecieron y siguen trabajando en pro de esta, me permitieron generar una opinión de lo quería incluir a mi vida por siempre. Nací y crecí en una familia convencional de estrato bajo y lastimosamente con la mentalidad por herencia de que todo tipo de celebración interna o festividad nacional debía tener la presencia del alcohol y el cigarrillo, mis padres no permitieron el estar cerca de esto, y en mi adolescencia lo que tenía en la cabeza era el Skate, la Música y el Graffiti, creo que estos y las buenas amistades que me rodeaban (SXE entre ellos)
me ayudaron a ver que no necesitaba de alguna droga o producto para pasarla bien y ser feliz. Pero no todo es perfecto y lastimosamente después de tres años de ser SXE, caí. No tengo una excusa frente a esto, pero es algo que mi familia me lo recuerdan de una forma jocosa. Para mí, lo que realmente me produce es vergüenza y la decepción de haber caído en algo que critique y luche por mucho tiempo. Después de ese día, seguí con mi propósito de no consumir alcohol nunca probar el cigarrillo y mucho menos las drogas, esto sin la bandera del SXE en las manos, ya que para mí esto no era un juego en el que un día eras y el otro no. Hasta hace 9 años que me entere que tendría un hijo y supe que la vida me cambiaria y que debía dar lo mejor de mí, no solo para brindarle algo material, sino para mostrarle que existe otra opción y enseñarle a tomar decisiones con criterio para que nadie las tome por él. Así que desde ese momento tome nuevamente la decisión de pelear no solo contra las drogas y el alcohol, sino de ver más allá y defender mis derechos, opiniones y sentimientos, tomando una postura diaria de lucha y de resistencia individual que poco a poco se ha ido tornando en una lucha colectiva por la similitud en los ideales y puntos de vista que tenemos con personas con las que vamos teniendo contacto, encontrando una excusa perfecta para reunirnos y crear la base de esta escena, ¡La amistad! Respect who I am and people like Me Drugs - Raw Brigade
Hacemos parte de algo que todos construimos y valoramos, pero debemos accionar juntos para mantener la llama viva!, mirando más, lo que nos une y así expresar nuestro rechazo a la destrucción de la sociedad y por el contrario ayudando a el desarrollo de esta. Por esto, siento que aquí es donde pertenezco y moriría esta noche por mis creencias. BOGOTÁ STRAIGHT EDGE
SIN TÍTULO Por Jaime (Tute) A nadie le importa que usted o yo seamos parte de la escena hardcore, no le importa a su tía, no le importa a su jefe, no le importa a su novia, no le importa al atracador y tampoco al policía; a mí sí me importa, pero a nadie le importa que a mí me importe (ni siquiera a usted). Por culpa del hardcore pelee con mis papás desde el 2002 hasta el 2010 aproximadamente, he perdido plata, trabajos, novias, he perdido la oportunidad de ser un man de esos organizados con esposa e hijos, he dormido en las formas más incómodas que alguien se puede imaginar, y he pagado pasajes a otros países que visité y que no pude conocer. Por otra parte, si nos ponemos históricos; Los Simpsons, Los Power Rangers, Mi Pobre Angelito I y el Play Station son cuatro cosas más viejas que la escena hardcore colombiana. Entonces, ni el hardcore es tan importante, ni nosotros tan interesantes por ser parte del mismo. Me atrevo a pensar que muchos acá queremos pensar que el hardcore es una vaina súper importante para convencernos a nosotros mismos y a los demás de que hacemos parte de un movimiento súper importante y exclusivo (y así- por extensión- sentirnos como personas súper importantes). Pero la verdad es que el hardcore puede ser muy importante para usted y para mí (y para otros 200 gatos más), pero hasta ahí llega. Creo que ya hice un buen esfuerzo para explicar porque usted nunca va a escribir en su hoja de vida “Participante en la escena Hardcore” a menos que sea muy loco, muy bobo o se las quiera dar del loco. Pero entonces, ¿Cuál es la importancia que yo le encuentro al hardcore? ¿Cuál es el impacto que el hardocre ha tenido en mi vida para justificar que yo siga jodiendo con esta vaina de las bandas, y los toques, y los discos, y escribir en fanzines y el straight edge y todo eso? En primer el lugar, el hardcore me ha dado muy buenos amigos. En segundo lugar, el hardcore me ha enseñado a pensar diferente, buscar cosas diferentes, ir en contra de la corriente, a saber que no hay nadie más solemne y serio que un tramposo,a valorar la sobriedad y la austeridad, a tomarme en serio las cosas que la mayoría de gente no se toma en serio, y a no sufrir por algunas de las cosas por las que la mayoría de gente sufre. Mis papás también me enseñaron muchas de estas cosas, pero el hardcore me las confirmó y la vida me las regaló ;). En síntesis el hardcore ha mejorado mi vida, pero yo no he mejorado la vida de nadie por ser parte de la escena hardcore. En ese sentido, ninguno de nosotros está haciendo nada por nadie al reunirse para confirmar por vigésima vez que todos en la escena seguimos de acuerdo con que el sexismo, el fascismo y el racismo son malos, o que los políticos son corruptos, o que la vida no debería ser tan cruel para ninguna persona y ningún animal. El hardcore puede dejar de existir, pero siempre han existido y existirán
personas que piensan y hacen todas esas cosas (veganismo, feminismo, anticapitalismo, vegetarianismo, straight edge, anarquismo, DIY, etc.) de las que hablan las bandas, los punkeros, “hardcore kids” y los fanzines de hoy en día. La verdad no me parece importante mi definición sobre lo que es el hardcore, y tampoco me interesa conocer la definición que usted tiene sobre el mismo. Pero lo que sí me interesa, es aprovechar su atención para decir que nada de lo que nos pasa o hacemos en la escena tiene sentido o valor si no lo podemos llevar a acciones concretas, constantes, sencillas y generosas para servirle al mundo no hardcore; es decir, al mundo de afuera de la escena, el de las madres solteras, de los desempleados y el de los niños que odian el rock y les gusta el reguetón. Acciones concretas porque implican construir algo o hacer algo. En este sentido, abstenerse de tomar, o abstenerse de comer carne no clasifican como acciones sino como decisiones que sirven como preámbulo para asumir acciones concretas tales como: cocinar comida vegetariana muy rica (y compartirla), u organizar eventos no jarcoristas (es decir sin música metálica ni cosas rockeras) y sin ánimo de lucro en su barrio para que personas de todas las edades puedan encontrar la forma de divertirse sin la marihuanita y el guarito. Acciones constantes porque deben ser sencillas, y sencillas porque deben ser constantes en cuanto a que deben ser parte esencial de nuestra vida cotidiana. La idea es que podamos usar nuestras habilidades y pasiones para servir a los demás, y no que servir sea algo que hacemos en navidad. Y finalmente, acciones generosas porque deben ser llevadas a cabo pensando en el bienestar de los demás, y generosas también en la medida en que debemos exigirnos para tener acceso a todos los recursos posibles (ingenio, paciencia, tiempo, disciplina, talento, imaginación, creatividad, habilidades, etc) para que salgan en la manera posible. Podemos seguir mirándonos el ombligo el uno al otro haciéndonos entrevistas para hablar sobre lo chéveres que somos por ser de la escena hardcore, y podemos seguir hablando de cómo vamos a derrocar al heteropatriarcado judeocristiano (si Tom Hanks no pudo con sus códigos de Davichi que vamos a poder nosotros); o podemos hacer que todos esos años en la escena hardcore importen para el mundo no hardcore en el que nos tocó vivir. Después tendremos un rato para mirar hacia atrás y preguntarnos qué significó todo esto, pero sólo un rato.
SIN TÍTULO Por xNicolaix
La cuestión está en cuestionarse, no contemplo mi hoy sin ayer haber escuchado a Manzano diciendo “esclavo de nadie” “cuánto vales voz?”. Caminar la cuesta de la calle 63 hasta la puerta de un teatro un domingo familiar del que huí con la excusa más poco creíble y a su vez más ingeniosa para mis 15 años valió mucho la pena, había gente vendiendo hamburguesas de lenteja lo cual me causo riza y curiosidad (quién querría comer lentejas así) las probé y eran más secas que un pandero pero el sabor era agradable y nuevo, buscando ese sabor en mi cabeza logré recordar muchos detalles de ese día, tocaba una banda de Medellín de la que todos hablaban en el colegio y yo solo había escuchado una vez en MySpace, pero no
importaba porque ese día yo estaba dispuesto a entender las razones por las cuales esa música era tan importante para mis amigos. Quería saber qué era eso tan grande que podía hacer que la gente pensara en dejar de tomar o de comer carne (lo cual era aún absurdo para mí a las dos y 45 de la tarde de ese domingo). Pagué 10 mil pesos a la entrada a un señor con el cuello tatuado con muñequitos que me abriría la puerta al inicio de una nueva vida. Estaban tocando unos metaleros súper rápido con dos cantantes y dije uff acá va a haber pelea en ese pogo; pero no vi los métaleros del público ¿Qué era esta vaina? El vocalista dice en resumidas cuentas que van a tocar una canción para los que viven lejos de las cadenas que les imponen disfrazadas de diversión (parafraseando, han pasado 13 años) me pregunto de qué habla y arranca un thrash metal que nunca había escuchado con un coro que decía literalmente “no consumo estupidas drogas” el cual se cantaba como en el estadio y con una pasión que me abrumó y me hizo sentir algo en el estómago. Tocaron tres o cuatro bandas más cada una sonando distinto no tan de mi gusto, pero ver cómo la gente cantaba esas canciones como si ellos mismos las hubieran escrito me tenía perplejo (aunque me parecía muy gracioso el “pogo” con karate). Por fin llegó la hora la banda de Medellín, toda le gente se aglomera frente a la tarima y se suben unos tipos calvos y grandes ( ahora soy más grande que ellos y la verdad son bien pequeñitos) y empiezan con una música poderosa y rápida que me conecto al instante: la gente canta con locura, saltan desde la tarima y hacia ella, le quieren quitar el micrófono al cantante y cantar con toda pasión. La banda era todo el mundo y no los 4 que estaban en la tarima, el cantante hacía chistes flojos de esos que dan risa pero no dejan de ser flojos aunque en medio de eso dice cosas que se meten en mi cabeza y desestabilizan ese pensamiento adolescente que ya estaba buscando algo diferente pero que ese día encontró algo que no había en ningún otro lado al que hubiera ido antes: una invitación a cuestionar lo incuestionable. Ese día nadie me pegó en la cabeza pero gritó si me la rompió, a las 6 y 45 las cosas no eran absurdas, más bien podían ser más lógicas si lo pensaba más allá de la comodidad de mi casa y de mi falta de responsabilidades. Tomé un bus hacia mi casa con la adrenalina disparada y el pensamiento revuelto. Pasaron años para entender de mil colores lo que el hardcore significa para mí (y aún lo sigo descubriendo), desde ese día el hardcore hace parte de mi, de mis relaciones, de la manera en que quiero ver este mundo y enfrentarlo. Finalmente, le doy un valor intangible, romántico, político y espiritual al hardcore, amo lo absurdo que le parece a la gente que invierta tiempo dinero y energía en algo que no me da nada más que satisfacciones etéreas. ¿Qué significa el hardcore para mi? Es amor, es vida, es familia, es entender que las banderas, las razas, las maneras de amar, las formas de comunicarse con un ser superior o de negar la existencia de uno pueden converger en la búsqueda de comunidad, que las diferencias se acaban cuando dar a cada uno lo que es suyo grita amistad para todos, la cuestión siempre será cuestionarse.
¿QUÉ ES EL HARDCORE? Por Humberto Artunduaga
En un comienzo el hardcore fue para mí algo muy ligado a una ideología, algo que hoy en día he perdido en muchos sentidos o simplemente dejó de importarme. No quiero hablar de política, ni de izquierda, ni de derecha. El hardcore para mí no es nada de eso. Para mí el hardcore es algo que me ha ayudado a superar etapas de mi vida, etapas difíciles. Lo más importante para superar estos problemas ha sido el mensaje que me deja el hardcore. Al principio estaba muy ligado a la amistad, la unidad, la familia, cosas que son muy importantes y deberían ser muy importantes para todos. Muchas veces me pasó que gente que profesaba y defendía estas ideas, (sobre todo de amistad), en muchas ocasiones demostraban todo lo contrario en su manera de actuar. Una cosa es hablar o hacer canciones sobre estos temas, que de hecho son muy comunes en el hardcore, pero a la hora de la verdad a estas personas no les importaba mucho y actuaban de forma totalmente opuesta. Por esto el hardcore, para mí, es principalmente un mensaje de vida positivo, en vez de una ideología o una manera de expresar unidad y amistad. El mensaje que ha estado siempre presente, a mi modo de ver, en este género es un mensaje de ser positivo. De no dejarse vencer por la adversidad. Canciones como "Take the risk" de In My Eyes, "When 20 summers pass" de Shelter,” One Life One Chance “de H2O, son claros ejemplos de este mensaje positivo que estoy mencionando. Para empezar, Take the risk tiene en su letra un mensaje muy claro. Invita a dejar atrás las excusas del pasado para poder crear, para tomar riesgos en la vida y así no desperdiciar ni una gota del potencial que tiene cada uno. When 20 Summers Pass, por otro lado, recuerdo mucho que me hizo pensar bastante cuando cumplí esta edad. ¿Estaría orgulloso de quien sería yo a los 20 años? ¿Habría hecho algo significativo para mi vida o para la de los demás?, estas preguntas rondaron mi cabeza durante un buen tiempo y me inspiraron a intentar lograr metas en mi vida. Finalmente, One life, one chance de H2O fue el primer cover de una banda que canté en vivo. La recuerdo especialmente por esta razón, pero además por el contundente mensaje que envía mediante una actitud positiva frente a la vida. Recalcando que solo tenemos una vida, una oportunidad para lograr lo que queramos. Que a pesar de que las cosas no salgan como queramos y muchas veces nos caigamos, siempre será la mejor opción luchar y volver a levantarse. Yo he sufrido de depresión en el pasado y no me avergüenza decirlo. Pienso que el hardcore me ayudó mucho a afrontar estos malos momentos de mi vida y afrontarlos de una manera diferente, un poco más amable. Me inspiró a querer superar mis problemas, a querer superarme a mí y a querer ser una mejor persona todos los días.
HARDCORE/PUNK LA CRÍTICA, EL GRITO (LENGUAJE) Y SU VIRTUALIDAD Por Germán David Bulla, Hijo del Fracaso - April 10, 2018
“Revolution is not the uprising against a pre existent order, but the setting up a new order, contradictory to the traditional one” Ortega y Gasset - Visto en el k7 “Repeater” de Fugazi.* Voy a empezar con el cliché máximo del punk que jamás dejará de ser vigente: “todo es una mierda”. Si estamos leyendo este zine y participamos en estos espacios es porque tuvimos la necesidad de escapar de esa (no)vida real a la que estamos condenados. Tuvimos necesidad de olvidar quiénes somos, de dónde venimos, a quién nos debemos y en quién nos convertiremos. No tuvimos más a donde ir, sino que resolvimos abrir una brecha paralela a la vida; una realidad virtual, si se es preciso. Esta realidad alternativa, que por naturaleza y obviedad se contrapone a lo establecido y por ende tiene un instinto salvajemente político e ideológico, tiene el imperante espíritu de transformar.* Este espíritu es el hardcore/punk y encendió una vaga esperanza. Es necesario, para mi, aclarar que el hardcore/punk está lejos de conceptualizarse en un movimiento, una tribu o un remedo de sub-cultura. Tampoco es un lugar imaginario que surge de la espontaneidad de pensamientos comunes como un unificador de masas, lo que muchos confunden con “escena”. Lo anterior sería contradictorio a su propia naturaleza libertaria. El punk es necesariamente singular y auto determinante porque es el sinónimo de la no pertenencia, de la no dependencia, de la no normalización, de la no cultura y de la anti uniformidad. El punk es DIY. Carecería de lógica crear una secta o una congregación con estos preceptos tan individualistas. Pero esto no quiere decir que la colectivización y agremiación no sean importantes para la supervivencia del punk mismo. Es la fuerza común que apadrina y le da poder de gestión y materialización a lo que estamos resueltos a decir como individuos inconformes. Entonces el hardcore/punk es una idea metodológica; una idea cíclica de crítica y de inconformismo continuo e infinito en sí, pesimista más que todo, siendo muy relativo al contexto del mundo afuera. Cómo un uróboro, el hardcore/punk es la tesis, antítesis y síntesis al mismo tiempo, sin necesidad de verticalizar ninguna linea de pensamiento, porque en la crítica y en la negación de sí mismo, todo es horizontalmente consensuado en el YO como individuo en construcción y posteriormente con su relación en las actividades sociales creando simbiosis de varias mentes. Por eso en mí tiene la misión de dejar de ser un placebo, un contentillo y empezar a ser el gestor de cambios de realidades, por lo imposible que parezca. La esperanza sigue vaga, pero sigue siendo. * Ortega y Gasset no es tan cool. * Es increíblemente ridículo que tenga que aclarar esto, pero con este presente, se hace imperativo. Dentro de lo que denomino cómo “establecido” se abarca a la intolerancia, racismo, sexismo, fascismo, homofobia, misoginia, pensamientos de derecha, sectarismos, dioses y religión entre muchas cosas más. El hardcore/punk es contradictorio a ello.
¿SEGUIRÁN RETOMANDO LA TRAGEDIA? Por Fran Meneses, Towers Of Acre
No puedo negarlo, “(…)The young blood escribiendo desde mi trabajo, cuando puse la letra de la Gives new hope canción de Strife, se me aguaron los ojos. Eso pasa por The heart will dos razones, la primera es que el concierto de Strife en Stay beating Bogotá lo recuerdo como el mejor concierto de Hardcore Tradition will be carried on al que he ido; la segunda es que, por más que mis amigxs se burlen de mí y me digan que parezco un The blood, the sweat, the tears What it meant anciano, realmente me preocupa si alguien va a seguir manteniendo “esto” vivo. Carry the torch Pero, ¿Qué es “esto”? ¿Qué es lo que hay que mantener Bleed new blood vivo? En primera medida, tengo que ser bastante Carry the torch pretencioso para pensar que yo y/o mis amigxs, estamos Breathe new breath manteniendo esto en vivo. No podría decir si lo hacemos, es algo que deben analizar desde afuera las personas If you believe que ven qué estamos haciendo. Sin embargo, para I still believe(…)” entender lo que “esto” es, tenemos que dividir mi proceso de participación en “esto” y eso se remonta al Strife - Carry the Torch año 2002 cuando comencé a ir a conciertos de Hardcore. Fue un proceso curioso, ya que yo venía de estar acercándome a la escena Punk, donde si eras nuevo o nadie te conocía, podías ser abordado por “los punkeros viejos” quienes te cuestionaban sobre si debías estar allá o no. En el Hardcore fue algo totalmente distinto, me sentí incluido de entrada, salía con fanzines de la revolución de la cuchara, discos que daban con la entrada y cosas varias que vendía el gordo Julio, el Veneco o un bacán que siempre veía en los conciertos de Hardcore, vendía cosas, pero nunca lo volví a ver más en un concierto. A partir de ese momento, entré de lleno a “esto” y comencé a hablar de “la escena”, de la gente que estaba en “la escena” y lo que “la escena” representaba para mí: un espacio donde la gente tenía perspectivas similares a las mías. De personas que no solo compartían gustos musicales, sino que también estaban conscientes que teníamos el potencial para hacer un cambio social. Eso siempre fue el argumento más importante para mí para continuar yendo a conciertos, para comenzar a trabajar con lxs chicxs de Step Down Records y luego con mis amigxs crear Towers Of Acre. Todo lo hicimos porque creíamos en esas cosas que nos unieron cuando nos conocimos en conciertos de Hardcore, y era el potencial de que podíamos hacer un cambio, que podemos ayudar a abrirles los ojos a más personas para que entiendan y actúen sobre las complicadas dinámicas políticas del país. Salieron bandas, discos, giras, fanzines, distintos trabajos que nos llenaron de satisfacción propia pero todo es nada si no tiene un propósito, que es hacer un cambio sobre nuestra realidad. Ahora sí, retomemos, ¿Qué es “esto”? Esto para mí lo es todo. Porque nosotrxs como humanxs nacemos y vivimos para dejar algo en este planeta. El budismo dice que venimos al mundo para ser mejores versiones de lo que somos y podemos ser, yo creo que venimos al mundo para hacer del mundo una mejor versión de lo que es y puede ser. Por eso tenemos que seguir trabajando en “esto”, llámenlo como quieran “escena”, “Hardcore” o una moda, como muchxs dicen; para mí es “esto” lo más importante que he hecho con mi vida, me ha forjado como persona y me ha ayudado a
entender, que si bien no estaré acá para siempre, lo que hemos trabajado, lo que hemos hecho, va a caer en manos de alguien, que puede o no tener un proceso parecido al mío, pero por lo menos va a tener la oportunidad para verlo. La invitación entonces es a no dejar que esto se pierda. Las bandas, los fanzines, los discos, las giras, los blogs, los flyers, todo, absolutamente todo es importante. Porque más que mostrarles a otras personas lo que pensamos y opinamos, es darle la oportunidad a otras personas para que lo hagan, y si eso ocurre, ya estamos creando espacios libres y autónomos donde germinarán las ideas que continuarán con “esto”. TODXS SOMOS IMPORTANTES. TODXS PODEMOS GENERAR CAMBIOS. TODXS PODEMOS MANTENER ESTO VIVO.
SOBRE EL HARDCORE... Por Ricardo Balaguera, Towers Of Acre
Hardcore… en inglés un adjetivo, un adjetivo que conservo en mi cabeza para no caer en la idealización del pasado, en “lo musical” o sobre el carácter romántico que le hemos inyectado a una escena que a pesar de un peso histórico, desconocido u opacado, no ha aprendido a ser escena. Mi aproximación al hardcore punk en Bogotá sobra contarla, pero lo que me hizo quedarme, hacer y proponer dentro de este espacio (correcta o incorrectamente) es lo que merece unas cuantas letras de más. Fue la naturaleza transformadora, algo que se podía sentir, se podía escuchar, se leía. Fueron las letras de algunas bandas, los panfletos fotocopiados y los discursos que ponían la piel de gallina y daban una sensación de ser y hacer una alternativa a un mundo con el que empecé a estar insatisfecho desde muy pequeño. Desde ese momento la búsqueda, la lucha y la obsesión (si se quiere) fue esa; primero andar por un camino alternativo que unos pocos habían ideado, entenderlo; un poco más tarde generar la alternativa propia, y, finalmente, defenderla desde la acción y la producción humana, la única forma que conozco y que he cultivado. Para algunos dicha alternativa se convirtió en una ridiculez ineficiente, un algo que “no logrará cambiar nada”, pero mientras más apáticos, “apolíticos” y “liberalillos” se movían a mi alrededor, más entendía, (o creo entender) que eso llamado utopía era una vaina que nos mantenía en movimiento. Empecemos por dejar claro que no soy el llamado a ver ningún cambio, no lo somos, ni a ¨salvar el mundo”, NO, es más que obvio! Mi rol, como el suyo y el del que tiene al lado, es el de actores, somos actores deambulando por la historia de este espacio llamado hardcore punk, hardcore punk de Bogotá, de Colombia, de Nuestramérica. Debemos estar a la altura de todo lo que ello implica ideológica e históricamente (sin miedo a llamar las cosas como son), tenemos la responsabilidad, casi ética, de reconocernos latinos y saber que desde la cuna eso tiene una carga ideológica inexpugnable, que vivimos un momento coyuntural y que la historia nos llama por primera vez en mucho tiempo a constituir el cambio desde lo cotidiano, y, OJO, por más cotidiano y personal que le parezca, no deja JAMÁS de ser político e ideológico.
Por tanto debemos alejarnos del discurso del ego, y eso implica sentarse a hablar entre “distintos”, debatir, dejar el miedo al debate y a la discusión, dejar la pereza, desenmascarar los trucos sucios de la cultura hegemónica, de la industria cultural capitalista que permea y socaba las dinámicas del “hazlo tu mismo” de los circuitos underground de producción artística, etc., debemos concentrarnos en mover ideas realmente alternativas, críticas, ideas que a la larga son lo único que seguirá en movimiento cuando ya no estemos ninguno de nosotros. Constantemente me preocupa que lxs gentes que deambulan por este espacio no sepamos responder ¿Qué es el hardcore? Nos definamos como “somos x o y cosa” pero a la hora cero, a la hora de sentar un precedente, no sabemos responder si realmente somos o hacemos la alternativa a eso que decimos odiar. El mayor temor que tengo hoy por hoy es que la historia se sigue construye a diario, y que la siguen escribiendo los de siempre y que desde lo popular, desde nuestro trabajo de memoria, no seamos capaces de escribirla nosotros; los perdedores, los fracasados, los silenciados, los marginados, a quienes la cultura hegemónica nos quito el espacio, quienes desde lo alternativo no esperamos que se nos ceda espacio sino que lo arrebatamos y lo mantenemos en eterna y constante disputa. Ese temor radica en que en algunos sectores del hardcore punk la cultura hegemónica ya ganó, ya ha hecho meya en “la utopía”, en lo “alternativo”, en parte porque se cree que es una perdida de tiempo y por otro lado, el más triste, por el menosprecio del conocimiento, de la crítica, por la pereza mental que se adueña del espacio y que define un lamentable carácter en nuestros procesos culturales. Basado en todo esto, que no es nuevo, siempre me he pensado el espacio del hardcore punk como un espacio potencial de educación popular, horizontal, un lugar donde destruir paradigmas pilares de una sociedad enferma y de un mundo que odiamos. Por fortuna los primeros paradigmas a desmontar son culturales, y precisamente, lo más interesante es que lo intentamos destruir desde el arte, desde lo humano, algo que el capitalismo ha intentado a su vez in-visibilizar a través de su proyecto inhumano, plastificado y de producción en serie. Los detractores de esta idea juzgan a quienes escriben, a quienes aún escupen discursos entre canción y canción, a los que se niegan a ser parte de esa basura de mundo, con el argumento de la libertad de expresión liberal, de la tolerancia selectiva e hipócrita y dando por sentado que quienes hablamos de la destrucción del especismo, del sexismo, de la homofobia, y demás paradigmas lo hacemos desde un pedestal. Pues NO, nos estamos atacando a nosotros mismos a diario, nos estamos despedazando, viviendo dolorosamente procesos de cambio en los que seguramente nos falta mucho y en los que seguro tendremos retrocesos y avances conforme conquistamos nuevas formas de entendimiento de nosotros mismos y el otro. Tratamos de luchar contra los privilegios de género insertados en la cabeza desde nuestra crianza. Tratamos de alimentarnos, vestirnos y vivir sin esclavizar ni asesinar otros seres vivos en el proceso. Trabajamos todos los días en reevaluar nuestra idea sobre identidad de género, no para creernos especiales o vanguardistas, sino para abrir el espectro de nuestro amor y entendimiento a los demás seres vivos valiosos y aportantes en medio de una sociedad violenta y homogenizante. En el proceso nuestra premisa resulta incomoda para algunos a quienes sus privilegios no les permiten notar las interrelaciones y las conexiones entre lo que hacemos y nuestra macro sociedad, a la larga no proponemos nada diferente a lo que hemos propuesto y sostenido desde tiempos de los festivales anti-paramilitares, de las verduradas, de los Odradek, de los Step Down Fest; comunicar desde la conciencia histórica, desde la denuncia y la
contra-información. En lo personal como marxista, ser y hacer propaganda a través del arte y así dejar una evidencia histórica y cultural que sirva como potenciador de nuevas ideas, como puente entre las antiguas ideas y las nuevas, creando y haciendo tangible un proceso de cultura popular libre y rebelde. Allí es donde encuentro la importancia que algunos restan a este espacio alternativo y en disputa, una importancia que no es determinada por los actores, por los nombres o la propiedad intelectual (como en el copyright, como en la cultura pop). La importancia será determinada por la misma historia, cuando los que vienen sean capaces de mirar hacia atrás y ver que con acciones que parecían intangibles se iba construyendo una idea de lucha desde lo popular, desde lo que nos atraviesa, y desde lo que está al alcance de nuestras manos, que a la larga es el arte, la música, las palabras. El arte del de a pie, El arte callejero, El del artesano milenario, la música de los niños del barrio que fueron más allá de la pandilla y combatieron con arte el micro-tráfico, el poema del que a penas sabe escribir pero sabe de injusticia y de insatisfacción. El pop, el “showbiz”, la producción artística en masa, el arte aséptico vacío y apolíticamente cobarde ya está en producción en las multinacionales del poder, amasando fortunas, , apaciguando ímpetus, ahogando hogueras, silenciando mentes… nosotros, los humanos, los rebeldes, respiramos, encendemos y seguiremos incendiando.
EL HARDCORE PUNK ES UN DEBATE ENTRE DIVERSAS MANIFESTACIONES DE INCONFORMIDAD Por Jhon Newmann Para no caer en la reiteración de “el hardcore es más que música”, sugiero leer o releer el editorial del Fanzine “Iconoclasta / Un fanzine del Bogotá Hardcore - Primera Edición”, en el cual se hace una muy buena aproximación a esta idea que parece obvia pero que olvidamos a ratos.
Recientemente tiendo a hablar más de hardcore punk y no sólo de hardcore, en parte por las diferentes definiciones musicales que caben dentro del hardcore, pero sobre todo porque considero que, como el punk, consiste en una serie de ideas y expresiones que si bien giran en torno a un estilo musical, no dependen exclusivamente del mismo. La inconformidad como la motivación para que estas ideas y expresiones se manifiesten en el hardcore punk y no en otros escenarios, es la base para entender mi propuesta. Si bien el ser humano tiene infinitas manifestaciones, las que resalto como participes del hardcore punk son las motivadas por situaciones que rechazamos y frente a las cuales decidimos actuar de diversas maneras. Desde la persona que va a conciertos porque encuentra en ellos la diversión que no le genera salir de fiesta, hasta la persona que enuncia problemáticas sociales con el ánimo de generar debates que permitan, al menos, generar consciencia. La tercera parte de mi propuesta es el debate. En el hardcore punk no hay verdades escritas, hay acuerdos que parten del debate motivado por diferentes inconformidades. Gracias a estos entendimos que en el hardcore punk no hay cabida para ideas tradicionalmente intolerantes como la homofobia, el sexismo, los dogmas religiosos conservadores, entre otros, y gracias a esos mismos debates seguiremos construyendo una serie de ideas y expresiones que nos permitan ser más responsables con nuestra realidad.
De esta manera llegamos a lo que considero como la finalidad de estas ideas y expresiones, el ser responsables con la realidad que nos rodea. La escena, la música y las personas en algún momento no estarán, mientras que las ideas se mantendrán y son ellas las que afectan directamente la realidad por fuera del hardcore punk. El impacto en la realidad es la razón por la cual seguimos haciendo música, fanzines, conciertos, etc. Queremos seguir construyendo debates que nos permitan ser más conscientes con situaciones que hoy desconocemos, queremos seguir aprendiendo de otras realidades, de otras luchas, queremos que las personas que de cierta manera se involucran, lleven a sus realidades las ideas que debatimos y que de esta manera las palabras generen acciones. Nos falta mucho por construir, afortunadamente los asistentes a conciertos, bandas, sellos, colectivos, entre otros, tenemos aún mucho por dar. En esto radica la importancia del proyecto Retomando la Tragedia, es clave que esta herramienta de memoria permita que el hardcore punk se siga construyendo continuamente pero contextualizado, no que se reinicie con cada nuevo grupo de personas que se involucra. Aclaro que el debate no busca convertir los conciertos en espacios académicos ni nada similar, la pasión que genera el hardcore punk como manifestación musical es clave y no se debe perder, como enuncié inicialmente estas ideas y expresiones giran en torno a un estilo musical gracias al cual hemos aprendido infinidad de cosas. Personalmente me interesa el aspecto técnico, quiero que las bandas sean mejores, que los conciertos sean más “profesionales” y en general que la evolución técnica del espacio motive una mejor comunicación y recepción de ideas y expresiones de inconformidad.
LA NECESIDAD DE LA MEMORIA: HACIENDO DEL HARDCORE MÁS QUE MÚSICA Por Iñaki Zárate - Towers Of Acre Escribir estas líneas fue bastante difícil, sobre todo por el grado de saturación que tengo con retomandolatragedia.com, pero también porque en los textos redactados para las ediciones pasadas de ACRE e Iconoclasta está incluida la mayor parte de la información pertinente, y no quiero empezar a sonar notablemente repetitivo. En particular, el editorial de Iconoclasta #1 ofrece una propuesta, más que una justificación, del por qué es importante y necesaria esta iniciativa que estamos realizando.
A donde pretendemos llegar, con falsedad e imagenes erradas sobre unión, no aplicables a nuestra realidad. Si la realidad ES FALSEDAD el mensaje debe trascender más allá de ESTA CANCIÓN, halla tu razón para cantar, lugar para la acción Esto es hardcore HARDCORE ES ACCIÓN a una sola voz
Es común ver en los medios de comunicación a personas hablando de iniciativas, gestos y expresiones en torno a la memoria en la vida Sangre y fe “A una sola voz”, social. Mientras redelineo estas líneas se Procella, 2008, Step Down Records. conmemora el 70 aniversario del magnicidio de Jorge Eliecer Gaitán, y paralelamente el Día Nacional de la Memoria y la Solidaridad con las Víctimas del Conflicto Armado, es decir, cada 9 de abril se lleva a cabo una jornada cargada de intensos afectos y significados. De manera similar, el 3 de noviembre de
2017, el anhelado concierto de Strife en Bogotá fue una jornada marcada por la nostalgia generalizada. Hice ingreso al evento justo cuando Dar A Cada Uno Lo Que Es Suyo estaba en tarima, y aunque me gustan pocos de sus temas, fue imposible no dejarse llevar por la emoción. No queremos protección del gobierno, queremos protegernos de ellos, gritaba Zambrano al unísono con la multitud, ante lo cual no tuve más remedio que treparme en la espalda de Miguel, pasar por encima de Ricardo y terminar tirado en la tarima preso de esa energía, de la intensa resonancia de esos afectos que fueron los que en primer lugar me hicieron caer enamorado de los sonidos y las personas que veía cada 8 días para compartir el espacio al son de Res Gestae, Reacción Propia, Juventud Por El Cambio, y, más recientemente, Sangre&Fe, Free To Decide, entre otras bandas. Como expliqué alguna vez, el hardcore me ha hecho sentir cosas que hacen palidecer la intensidad del más fuerte orgasmo. Fue así como en octubre de 2012, en la tarima del Centro Cultural Raíces, Zona Norte de Buenos Aires, durante la gira suramericana de Sangre&Fe, nuestros cerebros y corazones conectados me permitieron tener una experiencia que no he podido repetir en la vida (salvo una vez previa en el salón comunal de Quirigua con Colisión y con complicidad del alcohol). Ricardo tomó el micrófono, buenas tardes, nosotros somos Sangre&Fe desde Bogotá, Colombia, y me sumergí en una especie de conciencia de la situación en tercera persona, un ojo en medio de un huracán de energía y sonidos que nos envolvió y que se disparó violentamente sobre el público. La música es el reino de lo performativo y ese día entendí a plenitud su poder para trastocarnos de múltiples maneras. Lo personal es político, de eso no me queda duda alguna, y gracias al hardcore esta consigna ha cobrado un sentido muy especial. Nunca he negado que escuchaba lo que en nuestro contexto particular se conoce como neopunk, de hecho lo sigo haciendo porque la música me gusta, y me encanta ver las caras de indignación de algunos personajes cuando mencionamos que Código Rojo es el verdadero punk Medallo. Pero a esa música siempre le faltó sustancia, pese a sus melodías, y sobre todo su velocidad. Ese algo que tenía por ejemplo Rage Against The Machine en sus letras, e incluso algunas bandas de punk rock como Propagandhi o Pennywise. Así, llegado el momento, tuve la oportunidad de escuchar dos bandas de hardcore que cumplían con los requisitos a cabalidad, Strife (In This Defiance) y Res Gestae (su glorioso demo). Por eso aquel 3 de noviembre cuando Strife inició con Waiting no me importó patear o subirme encima de sujetos que me doblaban en talla, preso de cierto frenesí. Estoy seguro que no fui el único que ese día se conectó de maneras inexplicables con los demás para disfrutar semejante despliegue de energía en tarima, y no me cabe duda de que muchos experimentamos una vez más aquello que nos movía y que nos gustaba tanto del hardcore. Algo que hace muchos años es sumamente difícil sentir. Retomando, el demo de Res Gestae dura 15 minutos, pero contiene algunas de las letras más contundentes y de los mensajes más imperecederos que uno pueda encontrar en una banda de hardcore bogotano. Para muchos es indiscutible la importancia política de Res Gestae, hasta el punto en que escribí una tesis de maestría al respecto. Fue gracias a bandas e iniciativas como esta que muchos de nosotros conocimos la política. No fue a través de estamentos tradicionales como la universidad pública o los partidos políticos que nos pusimos en contacto con la historia y la compleja realidad de nuestro país, no fue a través de esos estamentos que conocimos temas relacionados con institucionalidad, poder, sexualidad, saberes, especismo, prácticas creativas, modos de organización, etc., fue a través del hardcore punk, a través de pasquines, fanzines, eventos, charlas, bandas, y del interés personal de ahí en adelante despertado. De ahí que en Retomando La Tragedia busquemos preservar
todas estas prácticas, estas memorias e historias, a fin de caracterizar el espacio del hardcore punk bogotano como un proyecto de aprendizaje y desapredizaje, un espacio de circulación de ideas atravesado por la música como medio, a fin de sacar esas ideas de nuestro reducido espacio y proyectarlas hacia nuestras cotidianidades y otros escenarios de la sociedad. ¿Vale la pena entonces preservar nuestras memorias e historias? Podría argumentar consistentemente al respecto. Pero prefiero ver y vivir lo que nos depara el futuro con el proyecto a mis hermanxs y a la escena. No fuimos los primeros ni seremos los últimos. Alguien siempre cargará la antorcha, de una u otra forma. ¿Qué significa entonces el hardcore punk para mí? No me da miedo llenar ese significado vacío, pero me gusta pensar en lo que el hardcore podría ser. Aun con sus tensiones y contradicciones, el hardcore punk es una cultura mundial, diversa y antiautoritaria. El fascismo y las discriminaciones por raza, pensamiento, género y corporalidades son la antítesis de nuestra forma de vida. Las experiencias, los aprendizajes y desaprendizajes, las propuestas y las luchas de muchxs hermanxs en nuestro país y alrededor del planeta lo dejan muy claro: las ideologías del odio no son bienvenidas, son combatidas. No habrá tolerancia para la intolerancia. Hardcore es acción a una sola voz.