F OTO : C O R T E S Í A
DATO ALARMANTE: MÉXICO ES EL PAÍS EN E L Q U E M ÁS HORAS SE TRABAJA (DE LOS QUE HACEN PARTE DE LA ORGANIZACIÓN PARA LA COOPERACIÓN Y E L D E S A R RO L L O ECONÓMICOS, O C DE ) .
“Vivimos en medio de proyectos que requieren deadlines muy cortos, falta de organización, difuminación de los tiempos de trabajo y descanso...”, apunta Trujillo. “Tablets, móviles, ordenadores... provocan que los empresarios pidan una disponibilidad constante a los trabajadores, sin descanso. Se despersonaliza a las personas y se agotan emocionalmente. Es algo estructural del empresario que no tiene problemas para invadir la esfera personal del trabajador” menciona. Esto se ve, y de forma muy clara en las startups. Carlos (tampoco es su nombre real, claro) no sabe si dejar su trabajo como desarrollador de software en una de ellas. “Me siento cansado y hasta abrumado por el caos que está presente en todos los aspectos de mi empresa. Sé que las startups no suelen trabajar de una manera organizada, pero no sabemos cómo abordar la gestión de nuestro trabajo de manera consistente”, me cuenta. Carlos es millennial, pero el burnout no es exclusivo de su generación. 95 A B R I L 2022
La periodista estadounidense Anne Helen Petersen publicó en enero de 2019 un controvertido artículo en Buzzfeed titulado Cómo los “millennials” se han convertido en la generación quemada. Al texto le siguió meses después su dimisión, motivada por un síndrome de burnout, y un libro, No puedo más (Capitán Swing, 2021), en el cual analiza el fenómeno y en el que reconoce que va más allá de la generación millennial. “El burnout no va solo sobre una generación. ¿Quién no ha experimentado esa precariedad laboral de forma patente?”, defiende Petersen. “Hay industrias que ven el burnout como motivo de orgullo. Se fetichiza. Esas industrias no van a transformarse hasta que se las fuerce”, advierte Petersen. “Si ganan mucho dinero o sus acciones están vinculadas a la capacidad de burnout, no cambiarán fácil. Ven a sus empleados como productos desechables”. Por eso, el síndrome de burnout necesita una Greta Thunberg.