ESTRENO # ÁMSTERDAM # ENTREVISTA
CHRISTIAN BALE
“SI PUEDO, EVITO ACTUAR” sí que Barcelona, ¿eh? ¿Sabes que yo he corrido por las cloacas de tu ciudad?, pregunta a FOTOGRAMAS Christian Bale (Haverfordwest, Gales, 1974) nada más arrancar el encuentro virtual para hablar de Ámsterdam, su último trabajo y su tercer film a las órdenes de David O. Russell. Estaba rodeado de toda clase de suciedad, plásticos, zurullos… Y le dije a Brad (Anderson, el director de El maquinista, el film que rodaba): ¡Vaya, efectos especiales! A lo que me contestó: ¿En qué clase de película crees que estás? ¡No tenemos presupuesto para efectos especiales! ¡Todo es de verdad!
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EL ANTIMÉTODO BALE En sus más de cuatro décadas al frente de las cámaras, Bale ha vehiculado esta búsqueda de la verdad a una constante metamorfosis física, un baile de pesos, peinados y registros que el actor explica de forma sencilla y directa: No me gusto en pantalla. Me mortifica verme a mí, detectar algo mío en el personaje. Pienso, Dios. Ahí estoy… y tengo que apartar la mirada. Su último ejercicio de transformación es para interpretar a Burt Berendsen, un médico que pagó un considerable peaje para sobrevivir a su paso por las trincheras en la Primera Guerra Mundial: un ojo perdido, múltiples heridas en la cara y todo el cuerpo y una lesión crónica en la espalda que le obliga a usar un aparatoso arnés ortopédico. El corsé y la lentilla para simular el ojo de cristal, esa ha sido toda la transformación que he necesitado, cuenta. Caminaba raro por el arnés y no veía. Si puedo, evito actuar. ¿Por qué molestarse? Es decir, si puedes tomar un atajo que te lleve a la misma meta, ¿por qué no cogerlo? Al oírlo, le comentamos que más que un actor del método, lo
que parece es que sigue un método para no tener que actuar. Hace unas semanas estuve en Nueva York dando entrevistas con Robert De Niro y la gente no paraba de decirme que yo era eso que dices, un actor del método. ¡Tío! ¡Que tengo a De Niro a mi lado! Él sí que lo es, él ha estudiado, yo nunca he hecho nada… Di un par de clases en el YWCA de Totthenham Court Road en Londres un fin de semana. ¡Y ya está! Yo me las apaño como puedo e intento dar con algo que no cante demasiado… y ver qué pasa.
VOCACIÓN DE SECUNDARIO Mi plan es que no tengo plan, sigue Bale para contestar cuál es su relación con un oficio, la interpretación, que con el tiempo parece haber aceptado… a su manera. Ser actor te permite ser un bicho raro, dice sin cortarse. Puedes seguir a la gente por la calle… Bueno, tampoco es que sea un acosador, ríe. Pero te fijas en tipos que te parecen interesants, te haces tuyos sus manierismos… Tampoco es que siga ninguna estrategia, ni soy consciente de lo que hago ni de cómo ha ido cambiando mi manera de actuar. Lo único que tengo claro es que estoy agradecido, y también muy sorprendido, de que me sigan contratando para seguir haciendo mis cosas, sea lo que sea lo que haga. También tengo que confesar que yo nunca me he visto a mí mismo como un actor principal, al menos uno decente, asegura. Así que lo que hago siempre, incluso cuando interpreto al personaje principal, es encararlo como si fuera un secundario. Porque con el tiempo he visto que me lo paso mucho mejor así, que me siento más libre y puedo ir más allá. Y eso es algo que encaja muy bien con el cine de David, dice sobre el director de Ámsterdam. La mayoría de sus films giran alrededor de personajes que en cintas más convencionales no serían más que una nota a pie de página. Un poco como Rosencratz y Guilderstern, de Tom Stoppard, en la que dejas a un lado a Hamlet y centras la trama en estos dos tipos, ¿sabes? De esta manera me siento como liberado de la responsabilidad, y también del tedio, de tener que ser el protagonista. u
Fotos: Getty Images y Merie Weismiller Wallace.
Camaleónico como pocos, algo que él mismo se encarga de explicar en esta entrevista, el galés encabeza el estelar reparto de ‘Ámsterdam’, su tercer largo con David O. Russell y un nuevo ‘look’ que añadir a su larga lista de transformaciones. Por Roger Salvans.
