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Saludo-Presentación del Presidente de la Archicofradía Universal del Apóstol Santiago por Ángel González Fernández

SALUDO-PRESENTACIÓN DEL PRESIDENTE DE LA ARCHICOFRADÍA UNIVERSAL DEL APÓSTOL SANTIAGO

Es muy grato saludarles en nombre de la Archicofradía Universal del Apóstol Santiago, que tuvo en su momento la iniciativa de convocar este V Encuentro Mundial de Cofradías y Asociaciones del Camino. Hoy sentimos la enorme satisfacción de constatar que la llamada fue muy bien atendida: a pesar de las bajas de última hora, hay aquí gentes, santiaguistas, de prácticamente todas las partes del mundo. En todo caso hay representaciones de España y de muchas de sus Comunidades Autónomas; del Reino Unido, de Portugal, de Brasil, de Alemania, de Venezuela, de Francia, de Polonia, de Luxemburgo, de Italia, de Filipinas. Evidentemente, un poder así de convocatoria no podemos atribuírnoslo. Sin duda, ha entrado en juego la poderosa capacidad de atracción que posee y ejerce, hoy como desde hace muchos siglos, la figura del Apóstol Santiago.

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Se trata del misterioso atractivo que ya en su día se dejó sentir en nuestras propias vidas y nos impulsó a hermanarnos en torno a él y a asociarnos en pro del milenario camino que a él conduce. Y es que la capacidad impulsora que caracteriza a nuestro Apóstol es, precisamente, su poder de atracción. Esta portentosa capacidad suya de ejercer atracción es la misma que, en un determinado momento, a veces no sin cierta sorpresa por parte nuestra, nos mueve, como mueve a miles de miles de personas, a dejarlo todo (tierra, casa, familia, amigos, proyectos, compromisos) y poner pie en el camino y recorrerlo durante días, semanas, meses, años incluso, en épocas históricas, respondiendo a la irresistible atracción que ejerce desde su casa y su sepulcro en Compostela.

Los filósofos griegos dejaron bien sentado que la fuerza de la atracción es el primordial de los factores causales que explican el decidir y el hacer en el ser humano. No hay acción, no hay operación, no hay ejercicio de actividad que no obedezcan a un objetivo, a un fin, a cuya atracción o reclamo respondemos, proyectándonos hacia él, poniéndonos en marcha. Los casos, patológicos a veces, de inacción o de grave abulia no se explican normalmente por falta de energía, por carencia de voluntad o fuerza de empuje en aquellos que los padecen, que debían

proyectarse, emprender y hacer y no lo hacen. La situación obedece casi siempre a un horizonte vital extremadamente pobre en atractivos, carente de alicientes, falto de metas capaces de atraer, de ilusionar y hacer, así, que la persona se impulse y movilice.

A medida que en la Europa medieval fue llegando a todas las latitudes la buena nueva del hallazgo del sepulcro apostólico, fue dejándose sentir en todas las tierras del viejo continente la irresistible atracción que puso en camino hacia Compostela fieles cristianos de todas las naciones. Sus pasos fueron afirmando sobre el terreno la indeleble huella que es el camino de Santiago, un camino que, ciertamente, es de Santiago porque a Santiago conduce, pero que pertenece y es de todas las naciones, regiones y lugares sobre cuyos solares se perfila.

La misma fuerza de atracción que hizo de muchos creyentes devotos peregrinos, a lo largo de los siglos, que hizo surgir el Camino, que hizo de nosotros mismos cofrades o miembros asociados en la tarea de promover y cuidar ese Camino es, repito, la que nos trae hoy aquí y nos reúne en las inmediaciones del sepulcro apostólico y bajo los techos de este edificio, que nació y ejerció, durante muchos siglos, como hospital de peregrinos y donde, con la finalidad de contribuir a atender a esos peregrinos, enfermos y necesitados, nació precisamente, hace cinco siglos, la Archicofradía del Apóstol Santiago.

Este Encuentro tiene lugar en vísperas del Año Santo Compostelano 2021. No se trata de celebrarlo

ya. Más que de una celebración propiamente dicha, se trata de prepararnos y preparar dicha celebración, ya inminente.

Es bueno recordar a este propósito la consigna en que insiste la liturgia del tiempo de Adviento, y que los Evangelios ponen en boca de Juan, el Bautista, haciéndose eco a su vez de un oráculo del profeta Isaías: “Preparad los caminos del Señor, allanad sus senderos; rellénense los valles, rebájense los montes y las colinas; que lo torcido se enderece, que lo escabroso se iguale”.

Es ejemplarizante constatar que, en su sentido más literal, esta preparación de los caminos de la peregrinación, que son indudablemente caminos del señor, así como los monumentos que los jalonan, son en estos días allanados, preparados y renovados, para la gran ocasión, por parte de nuestras autoridades, de dentro y de fuera de la Iglesia. Para constatarlo no tendríamos más que entrar, a muy pocos metros de aquí, en la propia casa del señor Santiago, sometida a rigurosa reparación, como igualmente sucede en muchísimas otras partes del camino, tal como, sin ir más lejos, se está haciendo estos días en la entrada del camino francés en Compostela, o en la del camino inglés, o en la del portugués, de la misma forma que en cientos o miles de puntos del recorrido jacobeo, procurando mejoras de todo tipo, facilitando el tránsito y la seguridad del peregrino, reparando los estragos de los siglos y de los temporales, tratando, en fin, de poner la venerable ruta a la altura de su verdadera dignidad.

Juan el Bautista se refería sobre todo a la conveniencia de preparar los caminos del Señor también en aquel sentido que mira más a los aspectos espirituales. Álvaro Cunqueiro, un gran escritor de esta tierra gallega, se refiere en distintas ocasiones, y con relación al camino de Santiago, a “la unidad carnal y espiritual de este camino de tantas tierras”. Y, citando a Chesterton, señala que “la peregrinación es uno de los sacramentos del cristiano”. El escritor quiere subrayar, tanto en relación con el camino como con respecto a la peregrinación, su configuración dual, “carnal”, dice, y “espiritual”. Eso le autoriza a hablar de su carácter casi-sacramental. La teología se refiere al sacramento, en general, como “elemento corporal o material que contiene sin embargo una espiritual gracia”. En muy parecido sentido, el camino de Santiago es objetivación terral, encarnación, en el espacio y en el tiempo, de la gracia de la fe, de la esperanza y de la caridad cristiana. El camino de Santiago es una realidad que, siendo terrenal y perfilada sobre los paisajes de las tierras que atraviesa, es igualmente divina, por la gracia que sobre ella se derrama.

En los próximos días, durante este V Encuentro, tendremos ocasión de volver, de una u otra forma, sobre estas cuestiones. Según habéis podido constatar a través del programa adelantado, habrá espacios concebidos para la ilustración en sentido más bien teórico y espacios para el debate sobre experiencias y proyectos, acciones que venimos realizando las cofradías y asociaciones, o que nos disponemos a realizar cara al Año Santo.

Reitero nuestro saludo, nuestra bienvenida. Y me repito igualmente al agradecer su presencia y participación, formulado el fervoroso deseo de que todo resulte a todos de provecho. La Archicofradía agradece muy especialmente el patrocinio de la Xunta de Galicia, de la Consellería de Cultura e Turismo, a través, fundamentalmente, del programa O Teu Xacobeo. En este sentido, agradecemos igualmente el apoyo incondicional y el patrocinio del Cabildo de la Catedral de Santiago. Muchas gracias.

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