Revista Argentinos.es #65

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ARGENTINOS EN ESPAÑA

Año 12 · Nº 65 · marzo / abril 2015

DIMITRI PAPANIKAS

LA VOZ QUE CUENTA EL TANGO MI MADRE, SERRAT Y YO 40 AÑOS DE MENASSA EN ESPAÑA



EDITORIAL // 3

El Torino, solo, fané y descangallado.

ArGENTiNoS EN ESPAñA

Año 12 · Nº 65· MArzo-ABriL 2015

Edita: ArGESPAñA de imagen y comunicación s. l. Calle oña, 151, 2º 3 28050 Madrid Direccción y producción: NorBErTo NAvArro norberto@argentinos.es redactora jefa: BETiANA BAGLiETTo betiana@argentinos.es Colaboradores permanentes: LYLiANA CoLoTTo CiNTiA ANA Morrow ALEjANDrA TALLAriCo SErGio GoNzáLEz BUENo MiGUEL PEDANo CArLoS oChoA BLANCo Publicidad: NorBErTo NAvArro 630 95 46 65 Diseño Grafico: APB impresión C. G. A. Depósito Legal: M-25327-2004

ESE NO SÉ QUÉ Argentina es una tierra que enamora. A pesar de todos sus males, que vemos con lente de aumento quienes de allí somos, nuestro país sigue conquistando el corazón de la mayoría de extranjeros que lo visitan. Le pasó a Dimitri Papanikas, uno de los protagonistas de esta edición de Argentinos.es. El director del programa radial ‘Café del Sur’ viajó hace unos años a Buenos Aires para realizar una beca y esa experiencia le cambió su forma de ver el mundo. No solo las librerías, los bares, los teatros y esa vida cultural siempre tan despierta de Buenos Aires y tantas veces señalada por los foráneos cautivó al italiano, también la inquietud intelectual y la curiosidad de su gente. Y no está mal, entre tantas noticias desalentadoras, que de vez en cuando nos endulcen un poco los oídos para recordarnos que no todo está perdido y que donde haya gente valiosa siempre habrá un horizonte de esperanza. Miremos sino la página de Facebook que crearon hace unos años esa pareja de amigos porteños, Ezequiel Mandelbaum y Tatiana Goldman, que aglutina más de 3 millones de seguidores en torno a una colección de frases sueltas que los ciudadanos escuchan en la calle. Una idea que, llevada a la práctica con dedicación y perseverancia, triunfa en las redes y también en las librerías. Solo dos ejemplos de las buenas nuevas que vamos a leer en estas páginas y que también son una colección pero de experiencias compartidas a uno y otro lado del Atlántico. n


4 // EL PERSONAJE

DIMITRI PAPANIKAS

La voz que cuenta el tango El director y presentador del programa ‘Café del Sur’ de radio 3 narra cada domingo la historia social y política de Argentina a través de su música BETIANA BAGLIETTO

¿A quién no le gusta escuchar a un extranjero decir que se ha enamorado de tu tierra? Y si ese mensaje de amor se expande, comparte y multiplica por las ondas, la combinación no puede ser más perfecta. o sí, porque encima lo hace fuera de las fronteras de tu país, para oídos convalecientes de nostalgia, ávidos de revivir sonidos e historias lejanas en tiempo y espacio. hoy hay que madrugar para escucharlo en directo, pero hace unos años, si sintonizabas radio 3 un domingo al mediodía, las voces de Gardel, Goyeneche, Mercedes Sosa, León Gieco, Gustavo Cerati o Kevin johansen, las melodías de Troilo o Piazzola, los versos de Atahualpa Yupanqui y Borges se entrelazaban en un relato con una voz de acento extraño y el que lo oía

por primera vez se preguntaba quién era este foráneo tan empapado de la cultura rioplantense. Un italiano con nombre griego que vive en España y se dedica a difundir la música y la historia argentina en una de las radios más prestigiosas de la Península. De eso hablamos. De Dimitri Papanikas y su ‘Café del Sur’ (radio 3, domingos a las 8 h.). De Dimitri Papanikas y ‘La muerte del tango’, el título de su reciente libro. Para conversar acerca de su programa, de su ensayo y del por qué de su pasión por Buenos Aires, quedamos en su bar favorito del barrio madrileño La Latina, rodeados de medialunas, vigilantes, sándwiches de miga, Quilmes y empanadas, como no podía ser de otra manera en una cita con un porteño de ley.


EL PERSONAJE // 5

BUENOS AIRES Y LA RADIO En 2006, Papanikas llegó a Madrid desde su Boloña natal, donde la movida tanguera es “muy interesante”, para hacer un doctorado de historia Contemporánea. Como su tesis giraba en torno a la construcción de la identidad popular argentina en la década de 1920, mientras estudiaba aquí consiguió una beca para viajar a Buenos Aires. vivir entre San Telmo, Caballito y Microcentro marcaría su vida para siempre. "Fue una experiencia impresionante para mi formación profesional y vital", asegura. “Las ciudades, al final, se parecen todas, Buenos Aires y Madrid se asemejan mucho, pero allá encontré gente que me enseñó otra manera de mirar las cosas y la vida. Adoro el tejido social de sus barrios, la curiosidad intelectual de las personas, esa capacidad de debate crítico…”, enumera las bondades de la capital bonaerense con el brillo de la nostalgia en sus ojos rasgados. Aunque si tiene que escoger algo, no lo duda: “Me quedo con las librerías de la calle Corrientes, los libreros son parte de una función social en la ciudad, no se dedican solo a vender libros”. Durante su estancia en la otra orilla del Atlántico, una noche fue a ver una obra de teatro a La Plata, invitado por una amiga que formaba parte del elenco. En la cena posterior con los artistas compartió charla con un señor sobre la canción popular y resulta que ese hombre era el director de un programa de radio Nacional de Argentina, ‘Futuro Antiguo’. Conectaron tan bien que lo invitó a la emisora a hablar de la historia de la canción italiana. Un par de semanas después, varado en Uruguay sin poder tomar el ferry, lo volvió a llamar para que lo reemplazara en la emisión de ese día porque no llegaba. “¿Podés ir vos?”, le lanzó. Con la “inconsciencia y el coraje que otorga el no sentirse profesional de algo”, Dimitri aceptó el desafío, hizo sonar en las ondas un viaje por italia en tren y a partir de ahí la radio ya no se iba a despegar de su vida. Pero en España dejó aparcada la música de su tierra natal para difundir la de la tierra que lo cautivó, y así empezó en 2009, cada domingo, a invitar a un ‘Café del Sur’. En un principio el programa llevaba el subtítu-

lo ‘Memorias del tango”, porque a ese género estaba dedicado, pero luego lo quitó para dar espacio a los diferentes sonidos de Latinoamérica. Y porque una sola música no le alcanzaba para relatar la historia política y social de paisajes y momentos tan variopintos. Algunas semanas después de este encuentro, el público madrileño pudo apreciar en vivo y en directo la primera grabación de su programa en Casa de América de Madrid, en el que reconstruyó uno de esos momentos. En un anfiteatro repleto de fieles, Dimitri ofreció un especial dedicado al Mundial 78 de fútbol celebrado en Argentina. “Cuando al atardecer las oficinas quedan vacías y los negocios cierran, las luces de la avenida Corrientes se encienden con sus librerías, disquerías, teatros y cafés. Mezclados en sus calles, vemos oficinistas apurados, amas de casa, estudiantes, piqueteros, tangueros intercontinentales, turistas involuntarios, artesanos, hippies, vendedores ambulantes de empanadas, escritores, poetas, desocupados, prostitutas, músicos callejeros, más todas las imaginables tribus urbanas. Son miles de vidas anónimas las que se cruzan en sus calles. Algunos un poco más, otros un poco menos: protestan, se quejan, reflexionan, susurran, gritan, cantan, se enamoran, sueñan. Se escucha una música, proveniente de unos altoparlantes. Un tango comienza a mezclarse con el ruido de sus calles, al ritmo de las voces, al tintineo de las cucharitas de los cafés. Señoras y señores bienvenidos al ‘Café del Sur’”. La carta de presentación de su programa volvió a sonar en Casa de América, con él detrás de un atril, prolijo y estudiado guion en mano y una pantalla que ponía imágenes a la letra y música escogidas. Con su voz gruesa y ese castellano tan bien cuidado desde su acento italiano, Dimitri hilvanó canciones con dictadores, artistas vendidos, futbolistas y hasta con una prisionera de la represión de videla y compañía. Contó cosas que muchos sabemos y muchas veces escuchamos y al acabar pidió perdón por recordarle a la memoria de los presentes en el show radial episodios


6 // EL PERSONAJE

tan dolorosos. Pero entre el público no solo había exiliados devotos de su hora de los domingos, también españoles a los que el relato los sorprendió con detalles desconocidos de aquel nefasto periodo de la historia nacional. En la narración había muchos ingredientes que desgrana con mayor profundidad en su libro ‘La muerte del tango. Breve historia política del tango en Argentina’, publicado hace un año en España por la editorial italiana Ut orpheus. EL TANGO, LA VIDA Y LA MUERTE “No es una novela negra, ni una mirada lista y astuta sobre un tema del que se publican decenas de libros al año. Pero sentía que era necesaria una perspectiva

histórica política que explicara cómo esa música nómada, mestiza, negra se convirtió en el vehículo de la construcción de la identidad nacional, en que épocas sirvió de instrumento a los poderes de turno”. Así resume el historiador el espíritu de su ensayo, presentado también en Madrid unos días después de la entrevista con Argentinos.es, en una clase magistral. “Decir tango argentino no es algo inocente. En apenas 100 años pasamos de escuchar al embajador argentino en París defenestrándolo a convertirse en Patrimonio de la humanidad, o a ser usado como valor de la argentinidad. hoy hay Academia del Lunfardo, Universidad del Tango y hasta un Día internacional del Tango impulsado bajo la dictadura de videla. hay poca información del tango con los militares, cuando tantos

argentinos se tuvieron que ir al exterior. Los músicos de Piazzola, por ejemplo, en el año 1977, se enteraron en París de que la gira que estaban realizando había sido financiada por el gobierno de facto, por la Embajada Argentina en Francia que quería luchar contra una supuesta “campaña antiargentina” en el extranjero”, reflexiona sobre uno de los puntos críticos que se tocan en el libro. Papanikas no es partidario de hacer una lista de artistas e intelectuales proscriptos, aunque sí está convencido de sus responsabilidades individuales. “No le pueden quitar su arte, tienen que vigilarlo para no convertirse en instrumentos. Es difícil separar las dos cosas, un artista real tiene que vivir como tal, ser también un gran hombre por el rol privilegiado que le ha tocado en la sociedad”, dice. Pero más allá de su instrumentalización por parte del poder, Dimitri cree y lo afirma también al aire que “el tango es una linda ocasión de conocer más acerca de nosotros mismos y del encuentro de la vieja Europa con la Cuenca del Plata”. “Durante mucho tiempo ha sido símbolo privilegiado de integración cultural y es lo que debería seguir siendo. Es triste ver que se convierte en un elemento de reivindicación de identidad nacional”, agrega. Si uno se queda con el título del trabajo, puede pensar que se dedica a narrar la desaparición del género. Pero nada más lejos de la realidad. “El título es una provocación. El tango está vivo y en buen estado, pero por toda la parafernalia construida a su alrededor es difícil que siga siendo un elemento que cuenta una realidad. La frase no es mía, ya la dijo Borges en el 17 y también rodolfo Mederos. Sí es verdad que ha perdido capacidad de diálogo con la realidad. En las ciudades rioplatenses hoy se escucha otra música. Si sobrevive es porque se ha trasladado de la voz de los cantores a los pies de los bailarines”, explica. En los pies o en la garganta, vivo o muerto, integrador o instrumento, el tango nunca dejará de ser ese “sentimiento triste que se baila”, la definición del dos por cuatro que más le gusta al italiano. Y mientras Dimitri mantenga esa ilusión de reconstruir Buenos Aires en su cabeza para cada programa, porque el tiempo y la distancia, si lo sabremos los emigrantes, van empañando las certezas que se tienen de un lugar, el tango seguirá sonando lejos de casa. n



8 // TEATRO

Mi madre, Serrat y yo LYLIANA COLOTTO

Mi madre, Serrat y yo es una obra de la compañía de teatro Plot Point, llena de humor, de sentimientos, de risas y toques de melancolía también. Una puesta en escena sencilla y vital. Una sala pequeña, íntima, donde actrices y público se unen no solo por el texto sino además por la cercanía física. Una obra gigante en su contenido y en su actuación. Una hora y media sin cortes, sin pausa, de diálogos, monólogos cargados de fuerza y calidez. Un teatro con alma, en una zona apartada de las luces del espectáculo madrileño; una sala independiente donde se hace, se enseña y se vive el teatro. Enhorabuena a este grupo argentino que a pesar de la

crisis sigue adelante con sus ilusiones y sus sueños hechos realidad. Gracias a ellos podemos disfrutar de esta obra excelente que te reconforta el alma, a la vez que te pasea por las canciones de joan Manuel Serrat, donde cada letra enlaza con una historia de la vida del personaje, y encierra siempre un trocito de verdad universal para los que estamos del otro lado, los espectadores. Mi madre, Serrat y yo se puede ver durante el mes de marzo los martes a las 20.30, los viernes a las 20 y los domingos a las 12.30 horas. En ArtEspacio (calle Ercilla, 29). Entradas 12 y 15 euros. n


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10 // CINE

40 años de MENASSA en España, un artista de ingenio inagotable Durante una semana de marzo, el Pequeño Cine Estudio de Madrid albergará los actos homenaje en torno a la figura del multifacético personaje argentino Miguel Óscar Menassa (Buenos Aires, 1940) cumple 40 años de prolífica trayectoria cultural y artística en España, y para celebrarlo, el movimiento cultural Grupo Cero ha elaborado un completo calendario de actividades con el fin de dar a conocer la vasta obra del argentino y que abarca el cine, la poesía, el tango, el flamenco, la pintura o las canciones. La primera de las citas tendrá lugar el viernes, 20 de marzo, con la presentación de su cuarto largometraje 'La invitación del presidente'. Escrito, protagonizado y dirigido por el propio Menassa, la cinta corresponde a la última entrega de una trilogía con la infidelidad como nexo de unión. rodada en Madrid, Alcalá de henares y Camarma de Esteruelas, la película es el colofón a ‘¿infidelidad?’ y ‘Mi única familia’, exhibidas durante una semana en los cines Luchana de Madrid. ‘La invitación del presidente ́ se proyectará en el Pequeño Cine Estudio de Madrid en dos sesiones: 20 y 22 horas, y contará con la presencia del propio Menassa y el elenco de actores que participaron en la película. El sábado 21 de marzo la canción será la protagonista de la jornada. La francesa Clémence Loonis interpretará 15 poemas de Miguel Óscar Menassa bajo el título ‘El amor existe y la libertad’. El domingo 22 de marzo, la melodía dará paso al espectáculo fusión ‘Flamenco, tango y poesía: soy el cantor’, con Antonio Amaya a la guitarra y virginia valdominos al baile.

El tributo a la prolija carrera del argentino continuará el lunes 23 de marzo, con la proyección de ‘¿infidelidad?’, su primer largometraje. Y continuará con la exhibición de otros títulos del director como el videoclip ‘Pintura y Poesía’ (martes, 24), y el filme ‘Mi única familia’ (miércoles 25). La semana dedicada a Menassa culminará con una doble sesión de cortos: ‘Suicidio asistido’, laureado por la crítica y ganador del tercer premio de un reciente festival, y ‘En defensa propia’. Menassa, todo en uno Médico y psicoanalista, la trayectoria de Miguel Óscar Menassa abarca tantas disciplinas que resulta difícil de encasillar. La versatilidad en diferentes áreas del saber lo convierte en un hombre del renacimiento, capaz de traspasar fronteras del saber y del arte sin ningún complejo. inquieto por naturaleza, durante dos años vivió en la ciudad italiana de Milán, donde conoció a Umberto Eco, Eugenio Montale, Salvador Quasimodo y Alberto Moravia. De regreso a Buenos Aires, Menassa compaginó su vertiente más científica -en 1969 se licencia en Medicina- con la humanista –abre el primer taller de poesía, publica libros de poemas y funda el Movimiento Científico Cultural Grupo Cero y la editorial con el mismo nombre. Pero será en España donde el artista eche raíces y dé rienda suelta a su creatividad. Menassa no detendrá


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su torrente creativo y editorial (publicará ‘Salto Mortal’, ‘¿Perversión? o ‘¿La muerte de la palabra?’, de corte psicoanalista) e incluso lo nutrirá con la que será su siguiente pasión: la pintura. Fabricados a golpe de paleta (sus lienzos) o a base de trazos (para sus retratos), el artista ha expuesto en numerosas galerías y ciudades. Madrid, vitoria, Málaga, Tel Aviv o Buenos Aires, entre ellas. Para más información puede visitar la página web sobre el autor: www.miguelmenassa.com n

Tentazione

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12 // LAS FRASES QUE SIGUEN MILLONES DE MIRADAS

¿Sabés lo que escuché en el colectivo? La gente anda diciendo es una página de Facebook que hace furor con la recopilación de dichos escuchados en la calle BETIANA BAGLIETTO

La idea nació en un bar, uno de esos lugares que son incubadoras de frases oídas al azar, fuera de contexto, pero que quedan flotando tanto en la cabeza que hasta necesitamos compartirlas con alguien. “–No sabés lo que le decía hoy una chica a su novio en la mesa de al lado…” Ezequiel Mandelbaum y Tatiana Goldman convirtieron este acto tan cotidiano y universal en el leit motiv de un proyecto que nació para libro pero que tiene en internet un éxito arrollador desde hace un par de años. Esta pareja de amigos porteños, sentados una tarde en un café y asaltados por una conversación cercana decidieron que alguien debía tomar nota de todos esos dichos y editarlos en un volumen que quedara como retrato del lenguaje de una lugar en un momento determinado. "El sueño grande e inicial era publicar un libro que sirviera de registro de la época, una especie de foto de cómo hablamos en determinada etapa de nuestra historia. Empezó como algo lúdico. Durante nueve meses volcamos las frases que íbamos apuntando en un documento de Google. Cuando las leímos

todas juntas era interesante, entretenido. Fue ahí que nos preguntamos: ¿qué pasa si las compartimos?", cuenta Ezequiel vía Skype, desde Argentina. El libro al final llegó, pero para lanzarse y a falta de presupuesto, empezaron por subir la idea a la reina de las redes sociales y así crearon la fan page de Facebook ‘La gente anda diciendo’. Colgaron 15 frases, mandaron invitación a sus amigos y se fueron tan tranquilos a continuar con sus obligaciones diarias. Al día siguiente tenían 500 seguidores. El contenido se empezó a viralizar y ya no pararon de sumar adeptos hasta hoy, que cuentan con más de 3.700.000 en Facebook y más 333.000 en Twitter @gentediciendo. “De repente nos vimos responsables de un espacio web con miles de lectores y que recibe unas 500 frases por día”, se asombra todavía. Los seguidores se adueñaron enseguida del proyecto y se convirtieron no solo en espectadores sino también en protagonistas. Porque La gente anda diciendo se alimenta de los diálogos que cualquiera de


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nosotros escucha en el tren, el autobús, el bar o en la calle. “El colectivo es un sitio muy amable, porque estás bastante tiempo y vas tranquilo. El bar es otro buen lugar para registrarlos. Y en la calle es donde surgen las más descontextualizados”, detalla. “Es importante que las frases sean ciertas, no impostadas, y que no sean chistes ni extraídas de películas. Cada una que llega la googleamos para comprobar que no está sacada de ningún sitio, más allá de que ya tenemos la percepción entrenada para darnos

pareja de amigos a través del lenguaje: “Somos poco pudorosos, hablamos a los gritos y somos muy mentirosos. ¿Ejemplos? Escuchar a alguien al lado del obelisco decir que está en Miami, o prometer que en cinco minutos llega, que está manejando, dentro de un ascensor”. “Eso es cobardía, no es otra cosa”. Esto fue lo que oyeron Tatiana y Ezequiel aquella misma tarde al salir del bar en el que se les ocurrió el proyecto. Se la decía un mecánico a otro, mientras tomaban mate en

LA GRAN CHARLA Con el éxito conseguido en las redes sociales, Ezequiel y Tatiana vieron que la idea original de publicar un libro no estaba tan lejos. Pero como todo lo hacían a pulmón, para poder editarlo necesitaban recursos externos. Entonces, otra vez fue Internet el soporte que les dio la posibilidad de hacer el sueño realidad. Subieron la iniciativa a una plataforma de crowdfunding y, con la ayuda de centenares de inversores, consiguieron sacarla adelante. “Más allá de tener frases muy buenas, logramos conectar todas en una gran conversación en la calle, dividiendo el volumen por temáticas. Nos gusta verlo como algo ‘antropolúdico’. Ya va por la tercera impresión”, cuenta Mandelbaum. Con tanto material disponible, el juego no quedará allí. Habrá segunda parte. La primera no se ha publicado en España, pero se puede comprar en la web lagenteandiciendo.com.ar

cuentas de las auténticas. Suelen ser buenas, divertidas, profundas, pero sobre todo fuera de contexto y te quedan resonando”, explica Mandelbaum. “Marta, tenemos que comprar una biblia”, fue la primera oración prestada que postearon. “Nos encantó porque es algo que te invita a imaginar a inventarte todo lo que puede estar detrás de esa reflexión en voz alta”, recuerda. El amor, los celos, la amistad, la incomprensión, las relaciones de pareja y entre padres e hijos son los grandes temas que Ezequiel y Tatiana identifican como común denominador de las charlas que más enriquecen sus páginas. Ya sea en Argentina, Colombia o México. Porque también probaron importar sentencias. Eso sí, hay rasgos que distinguen a los argentinos y que resumiría aquel retrato que se proponía hacer esta

la vereda de un taller de Palermo. Y la citamos porque fue también la que usaron para celebrar la publicación del libro. Porque se la tomaron como un desafío y una invitación a no dejar que el sueño se durmiera en una servilleta. “Fue una señal”, asegura él, convencido de que lo de ellos no fue una iluminación ni una ocurrencia única. “Es una idea más de las que puedes tener, o algo que se le pudo haber ocurrido a mucha gente, pero lo que la hace especial es haberla hecho realidad”. Ya saben. Si quieren saber lo que la gente anda diciendo, no tienen más que entrar a cualquiera de sus soportes digitales. Y si quieren aportar a esta gran fotografía del idioma popular, no salgan de casa sin papel y lápiz, porque es vital anotar en el momento para que no se esfume la esencia. n

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14 // PUBLIRREPORTAJE

Los helados de toda la vida

Probar los sabores de Giovanni, en vallecas, es como viajar en el tiempo y espacio a las heladerías que apuestan por la sencillez y los buenos ingredientes

En un rincón de vallecas se puede encontrar un pedacito de Argentina. El helado se hace cada vez más hueco en la oferta gastronómica de la Península gracias al buen hacer de maestros heladeros de la otra orilla, como osvaldo. Giovanni se llama el local que hace un año abrió sus puertas en el barrio madrileño, pero la experiencia de su dueño viene de mucho más atrás. En España aterrizó hace 11 años para llevar las riendas de una gran cadena de heladerías. En su país natal los elabora de manera artesanal desde 1983. “Desde el principio tratamos de sacar de cada cliente un aprendizaje para hacerlo luego nosotros aún mejor. Son helados sanos, no tienen muchos secretos: leche, nata y frutas frescas, azúcares y cacaos. Y tratamos de elaborar sabores exclusivos, como mandarina o zanahoria”, describe su creador. “Son antiguas recetas, algunas de 1951, que intentamos no modificar, pues la sencillez es lo que te hace diferente. Tienen el batido y la incorporación de aire de los antiguos helados. Los de ahora parecen crema de afeitar”, agrega, sin olvidar de hacer una mención especial: “Un capítulo aparte es nuestro dulce de leche. Muchos de los restaurantes argentinos de Madrid lo tienen en su carta porque es espectacular”. “Estamos en España desde 2004, momento en que cerramos nuestra heladería en Buenos Aires debido a la inseguridad de aquel entonces y cuando recibí de parte de Giangrossi una invitación para participar en un concurso de maestros heladeros. Gané yo y pasé a ser el responsable de producto de la empresa, llegando a atender 23 sucursales, incluso en México”, dice de su trayectoria en España. En la capital bonaerense, luego de dedicarse un tiempo a la parte comercial, de participar en ferias y cursos, decidió pasarse al otro lado del mostrador y lo hizo con una heladería en Flores. hasta allí iba nada menos que el Papa Francisco, cuando todavía se lo conocía como el padre jorge, a tomar el sabayón italiano después de almorzar en el colegio de las hermanas de la Misericordia del barrio porteño. “Como imaginarás, para nosotros es una cosa increíble”, confiesa. A la pregunta de si sus helados están más cerca de los de Argentina o italia, osvaldo responde: “Tienen ambas influencias. Los inmigrantes italianos que llegaron al país durante las guerras llevaron la técnica de elaboración y en Argentina sobraba la materia prima fresca y natural. En Buenos Aires hay una heladería cada dos o tres calles.” Esa técnica se puede apreciar en vivo y en directo en vallecas, pues el producto se fabrica a la vista del público, detrás de una mampara de cristal. igual que el amor que se pone en hacerlo. “Yo siempre digo que son antiguas recetas, materiales nobles y mucha, mucha pasión por el trabajo”, cuenta osvaldo. Del otro lado del vidrio, están invitados todos aquellos que quieran deleitarse con el sabor de las cosas bien hechas y, para colmo de bienes, viajar con el paladar a 12.000 kilómetros de distancia.



16 // CRÓNICAS KIWIS

Acá vamos, de nuevo… CINTIA MORROW www.cronicasdecintia.blogspot.com Mi primer acercamiento a la cultura neozelandesa fue la descarga (ilegal, debo admitirlo) el libro “El Señor de los Anillos”. No sé qué me hizo pensar que podría leerlo cuando me había quedado dormida durante los primeros 15 minutos de la película… dos veces. También había sobre la mesa del escritorio (dejado ahí a propósito por mi marido) una guía Lonely Planet de Nueva zelanda. Pero eso no me atrajo en lo más mínimo. “A dónde ir”, “qué ver”, etcétera, son datos poco relevantes para quien se traslada un poco a regañadientes a la otra punta del planeta. Para serles completamente sincera, ya a esa altura estaba cansada de que la gente me hablara maravillas de Nueva zelanda. No se olviden de que para mí, cada nuevo lugar puede ser “mi lugar en el mundo” y temía encontrarme eso. Y tan lejos… ese era el miedo: que el paraíso en la tierra quede tan lejos de mi casa. Nueva zelanda se instaló así en mi vida como ese vecinito molesto con el que tu mamá te dice que tenés que jugar, pero vos no querés y además tenés buenas razones para ello. Un vuelo de 28 horas, 3.000 dólares cada pasaje, 15 horas de diferencia horaria son buenas razones. Mi marido huyó con su característica rapidez para tomar aviones de una casita madrileña todavía ocupada por visitas y de una esposa en estado irregular. Allá fue él y ahí quedé yo rezagada… con otra valija imposible que hacer, huéspedes

que echar y una casa que cerrar por cuatro meses. Lo de la valija fue la parte más fácil: puse un poco de ropa de diversas estaciones que nunca combinó entre sí y ahora ando por Auckland muerta de frío o bien, semi-ridícula (pero combino con el estilo local). Con la valija hecha, “El Señor de los Anillos” listo para leer, los invitados finalmente embarcados hacia sus respectivos países y la casa cerrada, tomé el vuelo más largo del mundo para trasladarme a las antípodas de España. Mi paciencia con “El Señor de los Anillos” duró unos diez días… lo bastante como para leer un aceptable 30% del libro y para enterarme qué era hobbiton. Ya en paz literaria entre las hojas de otra novela romántica de Florencia Bonelli, me dediqué a observar concienzudamente la ciudad de Auckland. Siempre le doy unos días a las ciudades nuevas, hasta Casma (Perú) mereció el beneficio de la duda durante unos días. Y, aunque jamás osaría comparar Auckland con Casma (cierto es que la segunda me quedaría más cerca de casa), la verdad es que también la ciudad neozelandesa me decepcionó. Auckland no es la capital de Nueva zelanda, pero sí su ciudad más poblada, con casi un cuarto de los habitantes del país. Se asienta sobre una falla geológica y está rodeada de 48 volcanes inactivos en forma de picos, cráteres, lagos o montes. Con lo cual casi ninguna calle de la ciudad es llana, todas suben y bajan abruptamente, los parques están llenos de colinas y desde muchos lugares se tienen vistas maravillosas de la bahía. El centro de la ciudad no es muy lucido, consta básicamente de una avenida principal llamada Queen Street con minúsculas peatonales y galerías comerciales que salen desde allí. Esta calle termina sobre el mar, donde hay muelles con cafés y restaurantes, el Museo Náutico, un puerto deportivo y modernos galpones donde se hacen actividades los fines de semana. No es que Auckland sea fea, pero no tiene nada especial-


CRÓNICAS KIWIS // 17

mente lindo. hay algunos rincones pintorescos pero el centro de la ciudad carece de ese aire único de lugar para recordar. Sus atractivos turísticos son el Skywalk, un pincho altísimo que se ve desde todos lados y de noche se ilumina de colores, y los parques. El Albert’s Park se llena de universitarios por las tardes y tiene una preciosa fuente en el centro. Y el Domain Park es el enorme pulmón de la ciudad, que tiene adentro el Museo Nacional y bellísimos senderos como el Lover’s walk a través de una tupida vegetación casi tropical, con palmeras de varios metros de altura; o el Centenial walk, para caminar entre árboles centenarios y terminar en un monte de cerezos en flor. Quizás ahora que llega la primavera y sale el sol algunos días, le estoy empezando a tomar cariño… pero Auckland es una ciudad definitivamente rara. Los neozelandeses son raros. Para empezar se visten de una manera muy poco tradicional, acá no se ve gente de traje ni mujeres con vestidos y tacos. Todo el mundo va con un estilo informal, casual. A medida que se hace de noche y los comercios empiezan a cerrar (a las 6 pm), aparecen los personajes verdaderamente

extraños de la ciudad: gente que no logro definir, así que a falta de adjetivos, los llamo “raros”. Algunos son vagabundos, gente que vive en la calle, pero tienen bolsas de dormir y camperas de nieve; hay mucha gente joven como si aquellos que vienen en el programa de work and Travel se hubieran quedado sin plata. Después están los grupos religiosos que hacen coreografías, cantan o reparten panfletos en las esquinas. Y finalmente, los músicos de dudosa procedencia y, si se me permite, de talento controvertido. Toda esta gente rara toma las calles una vez que se hace de noche, lo cual no lo hace peligroso (los neozelandeses son muy amables y muy respetuosos) pero sí le da a la ciudad un aspecto al menos incompatible con las halagüeñas cualidades de primer mundo que se le atribuyen. Así que esta va a ser la primera crónica neozelandesa: una desalentadora pero muy coherente con mis impresiones de las primeras semanas. Pero no desesperemos… Los últimos días todo empezó a cambiar y finalmente me parece estar descubriendo la cara extraordinaria de Nueva zelanda de la que tanto me hablaban. Será cuestión de tener paciencia. n


18 // DE CUENTO

El caballero del perrito

ALEJANDRA TALLARICO aletallarico@yahoo.com ¿Cómo estás guapa? – preguntaba él, sonriente y con un beso demasiado efusivo para un saludo habitual. Bien, ¿y tú? – respondía la vecina recobrando la distancia necesaria entre los cuerpos. ¿Y tú qué tal? – se agachaba para acariciar al perro de la vecina, que jugueteaba con el suyo. La gente del barrio decía que era más raro que un perro verde, opinión con la que su aspecto colaboraba mucho; usaba los pantalones con la cintura altísima mientras que la moda dictaba llevarlos por la cadera y, como era demasiado bajito, los dobladillos los cosía enormes, como si aún esperase un milagro. Tenía una relación más que estrecha con su perrito blanco, de esa raza de la que el folclore popular dice que no es para hombres de verdad, y, como si eso fuera poco, le puso un nombre tan ambiguo que muchos creían que era una hembrita, ‘Bonbón’, sí, así, con ene. El animalito lo acompañaba el día entero y le servía de muleta para hablar con los transeúntes, a los que les decía cosas tan interesantes como las que compartía con su mascota. ¡hola Bombón! – saludaba una señora de la manzana, que como el resto de mortales no asimilaba que se pronunciaba con ene. A las mujeres mayores también las besaba, pero no se demoraba tanto como con las más jóvenes, y les apoyaba las manos sólo en los brazos, no obstante, las conversaciones eran las mismas. Se peinaba con raya al costado en épocas donde el pelo se cortaba despare-

jo y se usaba con gel efecto despeinado, y su higiene bucal dejaba mucho que desear. había nacido y vivido en ese edificio céntrico y no pensaba mudarse. Como herencia obtuvo, además de otras propiedades, parte de un estacionamiento de tres plantas, lindero con el edificio, del que toda la familia se mantenía desde tiempos inmemoriales alquilando los espacios guardacoches, que nunca daban abasto. A lo largo de sus casi cincuenta años, no conoció otro trabajo que no fuera cuidar de ese espacio. Sus hermanos ya estaban casados y habitaban otros inmuebles de la familia, pero volvían a la casa materna y al estacionamiento por turnos, para velar por el negocio común. Un día, el tedio se vio sacudido por una nueva inquilina en el edificio, muy atractiva, extranjera, al parecer sin novio y muy simpática, que ocupó el piso de arriba, así que él escuchaba hasta sus pasos. Esa chica le gustaba mucho, le parecía inteligente y con una conversación animada. Como acto casi reflejo comenzó a bajar a Bonbón y a quedarse por extensos lapsos en la vereda, más veces de las habituales. vivía con su mamá y el perrito, yendo de su casa al garage y viceversa, por medio de un ascensor privado que desembocaba dentro de su vivienda construido ex profeso para evitar salir a la calle cuando el invierno se presentaba inhóspito. Así pasaba la vida el caballero del perrito, de su piso al garage, de este a la vereda, y varias veces al día a dar vueltas a

las diferentes manzanas del barrio con su mascota. Él sabía que la nueva inquilina no estaba a su alcance, pero no perdía ocasión de conversar con ella si se cruzaban en la acera. La saludaba con dos besos, como era la usanza, y al hacerlo colocaba innecesariamente la mano en la cintura de ella, así como algunos lo hacen, también innecesariamente, en la mejilla opuesta a la que besan. Si ella llevaba por ejemplo camisa y un blazer desabotonado, él metía la mano entre este y la camisa, para tener un contacto menos obstaculizado. La familia poseía cinco departamentos de los doce que tenía la edificación, más los tres pisos del garage de al lado -perteneciente al mismo inmueble y unido por el ascensor- con lo que podía sentirse de alguna manera el dueño del lugar. No había rincón del barrio que el caballero del perrito no conociera en un radio de cuatrocientos metros, ni nuevos vecinos que se le escaparan; Bonbón marcaba los ritmos de las caminatas, iba sin correa y seguía a su amo por los destinos que este exploraba, pero en esa época el caballero apuraba a su mascota para pasar el mayor número de veces por la puerta del edificio. Ella no tenía horarios fijos porque era una trabajadora autónoma, entonces entraba y salía de la casa en cualquier momento haciendo difícil la coincidencia, y obligándolo a estar demasiado atento al ruido de las tres cerraduras que, mientras ella las cerraba, le daban tiempo para salir de su piso y fingir la casualidad de encontrarla en el ascensor vecinal -espacio que lo conmovía-. Por esos días dejó de usar el ascensor privado que unía su piso con el garaje. Como era conocedor de todos los recovecos de las dos edificaciones, sabía a

la perfección desde dónde espiar cada ventana, o al menos a la mayor cantidad de ellas, siendo el hueco del ascensor privado, en concreto el espacio donde estaba el motor, el que ofrecía una visión estupenda del salón de la nueva vecina. Al parecer ella no se daba cuenta de que desde esa torre lindera, sin habitantes, de la que veía sólo el costado y que parecía una pequeña fábrica sin ventanas, alguien podía agazaparse para espiarla. Era un alto paredón, a una distancia de más o menos cuarenta metros, con una sola abertura en la parte de arriba, que estaba siempre cerrada. No había otra construcción que se viera desde el salón, así que ella no corría las cortinas de voile, con lo que, en especial por la noche y con las luces encendidas, la visión desde el escondite era más que nítida. hoy te has levantado muy temprano. ¿Y tú cómo lo sabes? – preguntaba la inquilina. Es que tengo muy buen oído – mentía él y notaba que ella le creía. Esa chica era tan vital en la calle como en su casa, así que su salón le mostró escenas tan eróticas como divertidas que, aunque debía estar muy atento, justificaban montar guardia. ocurría muy rara vez, pero cuando ella se autosatisfacía justamente en el salón, él experimentaba un placer inconmensurable haciendo lo propio al lado del motor, en lo más alto de la torre


DE CUENTO // 19

de su ascensor privado. En esas ocasiones, si luego la cruzaba, no podía evitar mirarla con más lascivia de la habitual, y debía reprimir sus impulsos particularmente dentro del ascensor vecinal, donde la cercanía era cruel. Cuando la veía regresar a su casa, él también entraba al edificio con tal de compartir esos segundos de intimidad, que alargaba acompañándola hasta su piso, uno más arriba que el propio, con la excusa de acabar cualquier breve e insustancial conversación. Estás mucho en casa últimamente. Sí, tengo poco trabajo – decía ella, sin pensar en lo raro de que él lo supiese. En una ocasión la visitó el novio, llegado desde su país natal, y ahí sí que no se perdió el espectáculo ni un sólo día; al fin y al cabo, a pesar de los celos, podría saber lo que a ella le gustaba de verdad. Cuando la extranjera dejó de ir al gimnasio y comenzó a entrenar en su casa, la exhibición era formidable porque lo hacía en

ropa interior. Era delicioso verla subir y bajar, levantar y descender las piernas y tomar posiciones increíbles. viéndola, se explicaba claramente por qué conservaba esa figura tan esbelta a pesar de ya no ser una jovencita. También oía sus conversaciones telefónicas cuando hablaba en la cocina o en el salón; las ventanas coincidían en línea vertical con las suyas y -especialmente si estaban abiertas- sólo hacía falta asomarse un poco y el hueco del edificio hacía el resto. Quedaba claro que la época en la que esa relación se ponía más interesante era la primavera y el verano, cuando los cuerpos y las ventanas se abren, pero especialmente porque ella andaba por la casa desnuda, con la libertad de quien se sabe a solas. Un día, una empresa de telefonía celular contactó con ellos, los dueños del garage, y propuso alquilarles el espacio físico y aéreo sobre la torre del ascensor privado, para instalar una antena. A la

familia le pareció un buen negocio. A los que no les pareció tan buen negocio fue a los vecinos, que comenzaron a juntar firmas para pedir que la Secretaría de Urbanismo y Medio Ambiente deniegue el permiso. Consideraban que las ondas emitidas por la antena desde tan cerca, serían dañinas para la salud de los moradores. Los vecinos hablaron con la inquilina y desde la ventana de su salón le mostraron la ubicación que tendría la antena, le explicaron lo que en verdad era esa torre, y la extranjera firmó la petición en nombre de la propietaria del departamento. En correspondencia con ese evento, y luego de casi seis años de vivir allí, ella colocó cortinas gruesas en su ventana que nunca tuvo persianas, y comenzó a mantenerlas cerradas más que nada en verano. La vida del caballero del perrito se volvió miserable, no podía contentarse con no verla. La autosatisfacción a ciegas no era lo mismo, y cuando rara vez las cortinas se abrían, ella estaba siempre vestida. En su desconsuelo no sabía cómo actuar; hacía muchos años ya que había dejado de esperar a su “dama del perrito” y no era hombre a quien le resultara fácil tener contacto físico, salvo por los rozamientos con cualquier mujer en los espacios estrechos y no tanto, que él fingía involuntarios.

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había pasado muchas tardes y muchas noches con su vecina, y ahora el abandono lo sumía en la miseria; ‘¡maldita antena!’, se lamentaba. Lo de la antena quedó sin efecto; ganaron los vecinos. Por varios meses estuvo taciturno, se excusaba por un fuerte dolor de cintura para no ir a trabajar y casi no paseaba a Bonbón. Su madre se preocupó porque recordaba que ya lo había visto así hace unos cuantos años y en un par de oportunidades; la última coincidió con la mudanza de una chica que vivía sola en el edificio, pero se fue a convivir con su novio fuera de la ciudad. Ya había pasado poco más de medio año de desazón cuando un día, el caballero del perrito vio desde una de las ventanas que daba al patio interior, que en el departamento de enfrente -vacío desde hacía tres años- se estaba instalando alguien. Se agazapó, como sólo él sabía hacerlo, y vio a una adolescente de pelo castaño que, luego se enteró, venía del interior para estudiar leyes y viviría sola. A la mañana siguiente, con un día espléndido, se afeitó, se calzó bien arriba sus jeans con la raya delantera y trasera recién planchada, salió a la vereda con su perrito blanco y empezó a charlar con los vecinos, pero sin perder de vista el portal de la entrada. n

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20 // DEPORTES

¡Johann Wolfgang Riquelme!

SERGIO GONZÁLEZ BUENO www.laculturadelapelota.com @sagonzalezbueno La pelota está desconsolada; la Bombonera –incrédula– ruega por una función más. Acaba de colgar los botines El Último romántico del Fútbol. jugador contracultural juan román riquelme. Mientras los sofistas del sudor intimidaban a la cátedra con su oquedad discursiva, román rompió con el estereotipo. Y le puso sentimientos a su arte. ¿Qué hizo el “10” para romper los cánones establecidos? Pensar en lugar de correr; inventar en lugar de luchar; jugar en lugar de chocar. refugiado en la espátula de su botín diestro, pintó como Quinquela Martín. Arropado en su poético lenguaje de campeón, escribió como Bécquer. Y el amor con el hincha de Boca fue a primera vista. Adiós racionalismo conservador; hola fantasía. román se rebeló al sistema con extrema convicción. Sin poses, tuvo personalidad para ejecutar y valentía para perseverar. riquelme sublimó el concepto y retrató a los apóstoles de la dinámica. Ergo, desmontó el falaz argumento de que la creatividad era incompatible con el fútbol moderno. ¿Acaso ello explique su genuina admiración por zidane e iniesta? Al radiografiar a riquelme no podemos soslayar sus humores. Y su combativa posición ante el poder y las injusticias. Aunque muchos de sus detractores calificaron los enojos del “10” como caprichos de estrella. Ello le provocó conflictos con Macri y Angelici. Amén de varios cortocircuitos con entrenadores y compañeros. román se manejó en el vestuario –y en la vida– siguiendo los parámetros de la cultura de la afinidad. Por ende, la hipocresía no lo contó en sus filas. o

había química o había frialdad. Tanta sinceridad es inhabitual en el mundo del fútbol. Empero, riquelme estaba dispuesto a pagar el peaje. A román nunca le gustó jugar en el once de la falsedad. interiormente, sabía que le daba letra a sus críticos. Pero eso lo tenía sin cuidado. El Último romántico del Fútbol escribía domingueras odas en el césped de la Bombonera. Allí se sentía en el patio de su casa. Allí presentaba sus imaginativas obras. Allí recitó –como nadie– el poemario de sus hazañas. Allí se ganó la inmunidad del pueblo xeneize. riquelme patentó el caño a Yepes con Suela de oro; escondió la pelota en Tokio desquiciando al galáctico real Madrid; calló a los inventores del fútbol samba dándoles de su propia medicina; enriqueció al bautismal Boca de Bianchi con fútbol y campeonatos; llevó al ignoto villarreal a las puertas del cielo; “volvió” para ganar la Libertadores y agigantar su leyenda; se colgó la medalla dorada en Pekín tirando paredes con Messi; lideró el retorno de Argentinos juniors –su primera novia– a la máxima categoría… ¡Sólo le faltó ser román en un Mundial! ¿Pekerman se lo impidió? ¿o el destino –anticipándose al karma 3.0 de Selección– le tendió una trampa llamada Alemania? En la hora del adiós, poco importa. El Último romántico del Fútbol nos deja el lírico legado de sus versos. El desparpajo de su autoría; la melancólica pasión de su prosa; el sentido texto de sus pisadas. ¡El Goethe del fútbol nació en San Fernando! ¡Gracias por todo, johann wolfgang riquelme! n


OPINIÓN // 21

Año nuevo y viejas mañas Pero eso suele ser lo más cercano a un milagro. Mientras tanto, las hojas del calendario o almanaque van cayendo sin modificar demasiado las cosas, por eso, en el siglo XXi todavía hay gente que está viviendo en la edad de piedra. Lo cierto es que en este mundo moderno solo cambian los nombres de los que mandan, pero su papel sigue siendo el de complicarnos la vida. hoy, al igual que en siglos anteriores, existen señoras y señores de trajes caros, que nos largarán discursos y arengas en cumbres majestuosas, con denominaciones rimbombantes, en donde nos cuentan lo que hay que hacer, como si lo que sucede fuese culpa nuestra. La

mostrando niños famélicos, rodeados de moscas, mientras cientos de instituciones nos piden un dinero que nosotros no tenemos, porque se nos va en pagar unos impuestos que se supone son para que no haya seres humanos muriendo de hambre. Todavía recuerdo aquella estampita que me dieron hace 55 años, el día de mi comunión. En ella pedían para darle de comer a los niñitos de áfrica. Quizás aquellos niñitos que salvamos con nuestras limosnas, son los que hoy, como esclavos, extraen los diamantes que lucen las esposas o amantes de personajes que, según las últimas estadísticas, forman el club de los 20 súper multimillo-

mos lo único que pueden hacer los pobres, que es soñar con que este año será mucho mejor. Si usted es argentino y cree en Dios, quizás lo tenga más fácil, pues podrá tener la ilusión de que con un Papa argentino, quizás Dios se fije en nuestro país y haga el milagro de que en nuestra patria se acabe la pobreza, las villas miseria, que haya seguridad, que no falten medicinas, que no haya cortes de luz o de agua y que nuestros presidentes y nuestra clase política en general, hable menos y haga mas, como alguna vez dijo Perón. En fin, apostemos por el 2015 y a ver si hay suerte que este año los argentinos logramos tener una patria sin pobres, sin analfabetos, sin delincuentes y sin hipócritas coimeros. Feliz año para todos, y también para "todas", que es la nueva tontería que se incluye en

realidad es que todo es culpa de ellos, ya que tan solo con lo que cuesta una reunión, tipo G20 o las Cumbres iberoamericanas, se podría dar de comer a millones de personas que se mueren de hambre en el mundo. Por eso digo que en este 2015 todo seguirá igual. Seguirán subiendo los sueldos de los políticos y los impuestos pagados por una clase trabajadora que cada vez tiene menos puestos de trabajo. Los canales de Tv seguirán

narios, en cuyas cuentas bancarias entran medio millón de dólares por minuto. En fin, un año mas se terminó, pero no nos hagamos ilusiones. Si las cosas empiezan a mejorar, seguro que algún demagogo inútil, aupado por legiones de fanáticos, se encargará de frenar nuestro optimismo y lo mismo que le pasa al ludópata, quedaremos en paños menores, esperando que el próximo político sea "la fija" que nos saque de la miseria. Mientras eso sucede, haga-

todos los discursos, para que parezca que las mujeres han logrado la igualdad, cosa que no es cierto, pues hay zonas del planeta en donde las matan a pedradas, las obligan a taparse el rostro, las violan o matan por "honor familiar", mientras que los gobiernos de "todos y todas" no rompen relaciones con los líderes de esos países. Eso demuestra que el feminismo, para algunos y algunas, es solo un camino para llegar al poder. Feliz 2015. Un saludo. n

CARLOS OCHOA BLANCO Un nuevo año comenzó y, como siempre, nos lleva a un futuro en penumbras, que pretendemos iluminar y sembrar de buena onda, cuando deseamos paz y felicidad. La realidad es que por más que deseemos cambiar las cosas para bien, la maldad, que siempre se pone al servicio del dinero y el poder, seguirá complicándolo todo en este nuevo año. En el planeta hay unos cuantos personajes, pululando en el mundo del poder y la política, cuya misión parecería que es complicarnos la existencia, disfrazados de salvadores. Algunos son dictadores y otros son supuestos demócratas, que ejercerán su poder gracias a la candorosa inocencia popular que, mediante el voto, les permiten sentarse en un sillón presidencial. Los años son como los gobiernos, cuando empiezan tenemos la esperanza de que serán distintos del anterior, pero al final resulta que son iguales o peores y uno termina deseando que se marchen lo más rápido posible, con la ilusión de que el próximo sea mejor. Los ciudadanos somos "ludópatas" de la política. No escarmentamos y siempre pensamos que la salvación de nuestra patria estará en la próxima jugada o votación. Al final, el resultado es que a nosotros nos toca poner el dinero en la "jugada", para que la banca, conocida como gobierno, se lo lleve todo. Esa es la razón por la cual los presidentes entran pobres y por lo general, terminan saliendo ricos. Alguna vez la banca nos deja ganar y es entonces cuando nos toca un presidente decente, que se va sin sisarnos un mango.


22 // OPINION

Utopías ENRIQUE PINTI

El equilibrio, la sensatez, la reflexión y la mayor objetividad posible se han convertido en utopías muy difíciles de conseguir. Las sociedades prefieren a la larga o a la corta los extremos, los contrastes violentos y las soluciones radicales, impiadosas y muchas veces sangrientas. o se castiga con severidad extrema a quien muchas veces por falta de oportunidades razonables de obtener educación y medios para conseguir un nivel de vida aceptable aún dentro de límites modestos, o se permiten todo tipo de desmanes, excesos, delitos y crímenes aberrantes

ignorando el derecho a vivir en paz y sin sobresaltos. Pasamos de la justicia inflexible e inhumana a las libertades condicionales sin rigor ni selección o se hacina en lugares inmundos al delincuente sin discriminar quien es primerizo en el delito y tiene una posibilidad mayor de redención haciéndolo convivir promiscuamente con forajidos sin el menor freno moral que se convierten en maestros del horror logrando pudrir lo poco o mucho de bueno que podría

redundar en convertir a un joven que cometió una equivocación en un gángster hecho y derecho, o se los pone en lo que la sabiduría popular ha bautizado como "puerta giratoria", o sea entrar por una y salir por otra a una velocidad que habilita al ladrón para seguir robando impunemente. Pasamos de la justicia inflexible e inhumana que tan bien pintó el magistral victor hugo de Los miserables con ese hombre pobre condenado a trabajos forzados por robar un pedazo de pan y que será

perseguido por años y años por un inspector inflexible, psicótico y sádico, a las libertades condicionales sin rigor ni selección gracias a las cuales golpeadores, asesinos y violadores reiterados salen sin el debido seguimiento para volver a cometer sus tropelías. Se prohíben arbitrariamente obras de arte por considerarlas obscenas o se permite solapadamente la pornografía infantil Se crean estados policiales extremos con total negación de las libertades individuales y de la privacidad

o se mira para otro lado haciendo la vista gorda a excesos perjudiciales para la salud física y mental de la sociedad. Se prohíben arbitrariamente obras de arte por considerarlas obscenas o se permite solapadamente la pornografía infantil y hemos pasado de la paloma mensajera a las redes sociales sin el menor control pasando por todo tipo de comunicación que ha convertido al mundo en un "gran hermano" donde todos espían a todos con intrusiones inadmisibles en la vida íntima de los seres humanos. hemos ido desde la tiranía de padres autoritarios y pegadores a la relación confianzuda y sin límites ni roles claros entre familias disfuncionales y descalabradas y desde hijos anulados a padres maltratados y denigrados. Parecería que, en movimientos pendulares cada vez más violentos y con menos matices de lo que sería de esperar, se pasa de un extremo al otro con declaraciones de principios tajantes e inapelables. Así, en nombre de la decencia, la moral, las buenas costumbres, el orden y el respeto sumiso a cualquier tipo de autoridad o autoritarismo, o en nombre de las libertades individuales, la autoestima, la identidad, el derecho a disentir, el respeto a las diferencias de género, conducta sexual o raza y condición social, se crean, re-crean, derogan, anulan o establecen pautas de vida que, al no admitir ningún tipo de equilibrio y funcionalidad de acuerdo a los avatares y acontecimientos históricos que sin duda condicionan nuestra existencia, se vuelven obsoletas y anacrónicas provocando revueltas y descontentos sociales que inevitablemente llevan a enfrentamientos de impredecibles consecuencias. ¿El sentido común y la solidaridad? Mal, gracias. n


De milonga


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