Boletín N°23 • Año • 6 septiembre 2020
Septiembre, mes dedicado a la Santa Biblia
De la prédica
¿Qué ganamos al leer la Biblia? – I entrega – Cuando voy a leer la obra más famosa de nuestra literatura castellana “El Quijote de la Mancha”, jamás comienzo diciendo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. No necesito del Espíritu Santo para leer sobre “SanQuijote” y “San-cho Panza”. Pero cuando voy a leer la Biblia necesito la ayuda del Espíritu Santo, por eso es importante comenzar diciendo: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Importantísimo. Es que este es un libor muy especial. Traigamos a cuenta lo que decía san Pablo en su I Carta a los Corintios, capítulo 2: “El que no es espiritual, no acepta las cosas del Espíritu”. Se necesita ser espiritual para comprenderlas. Muchos pueden ser muy inteligentes, pueden tener colección de títulos universitarios; pero si no tienen la luz del Espíritu Santo no logran entender. San Agustín era un genio de la humanidad; había leído a los filósofos griegos, los pensadores romanos y cuando vio la Biblia pensó: “eso es pan comido para mí”. Quiso entrar y no pudo. Entonces él dijo: “Me tuve que hacer como niño para poder entrar”. Y llegó a ser de los grandes comentaristas de la Biblia. Por eso, al comenzar a leer la Biblia lo primero que debemos hacer es decir: “Espíritu Santo, ilumíname. Yo solo
Por Pbro. Hugo Estrada s.d.b.
no puedo”. Puedo encontrar un libro que sea una maravilla, una de las joyas literarias de la humanidad, pero no voy a encontrar su voz. Nosotros venimos a la Biblia para encontrar Su voz. Invoquemos al Espíritu Santo, que fue le que inspiró a todos los escritores de la Biblia. Él que nos ayude. Jesús decía, cuando venga el Espíritu Santo les va a hablar de Mí, los va a llevar a toda la Verdad. El Espíritu Santo es el que nos ilumina a todos. Si alguien es carbonero, lo ilumina como carbonero. Si es ingeniero, lo ilumina como ingeniero. A todos el Espíritu Santo nos alimenta por medio de la Palabra de Dios. De ahí viene la felicidad. En Salmos 1, 3 de la Biblia dice feliz tú que meditas día y noche, “vas a ser como un árbol plantado junto a corrientes de agua, que da su fruto a su tiempo, y su hoja no se marchita”. Vas a tener hojas verdes y fruto en todas las épocas del año ¿Por qué ese árbol tiene frutos en todas las épocas del año? Porque está recibiendo continuamente la savia. Si nosotros día a día, día y noche, como dice el Salmo 1 de la Biblia estamos pegados al río de la Palabra de Dios, vamos a dar fruto. Y cuando oigo la palabra ‘fruto’ recuerdo Gálatas 5, 22 (Continúa en página siguiente)