Semanario Orientación 18 de diciembre de 2016

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Del escritorio del señor Arzobispo

En esta Navidad... La vida tiene que ser vivida con bondad, con mansedumbre. Cuando nos damos cuenta de que Dios está enamorado de nuestra pequeñez, que él mismo se hace pequeño para propiciar el encuentro con nosotros, no podemos no abrirle nuestro corazón y suplicarle: «Señor, ayúdame a ser como tú, dame la gracia de la ternura en las circunstancias más duras de la vida, concédeme la gracia de la cercanía en las necesidades de los demás, de la humildad en cualquier conflicto».

E

l acontecimiento más maravilloso que ha conocido la historia es la venida de Jesús el Salvador del Mundo, se goza la humanidad entera. Gracias Señor por venir al mundo y mostrarnos el infinito amor de Dios. Qué Jesús le abrace a Usted y a su familia, les cobije tiernamente y que la luz de su presencia permanezca a lo largo de sus vidas. Fervientemente le deseo una santa Navidad, colmada de gracia y bendiciones.

(Papa Francisco 24.12.2014)

José Luis Escobar Alas Arzobispo de San Salvador San Salvador, diciembre de 2016

A nuestros lectores

Esperamos sus sugerencias, comentarios o avisos de actividades parroquiales a los números:

2298-6268 o 7737-3760, y su correspondencia a: 1a. Calle Poniente Nº 3412, Col. Escalón, S.S.

o bien al correo electrónico: orientacion.semanario@gmail.com


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Centro de Promoción Humana San Francisco de Asís

Aquí se abren oportunidades de trabajo “Por medio de estos cursos se te abren oportunidades de trabajo”, consideran varias jóvenes que aprenden sobre Computación en el Centro de Promoción Humana San Francisco de Asís, iniciativa de la parroquia Nuestra Señora de la Asunción, de Barrio Paleca, en Ciudad Delgado, bajo el auspicio de organismos internacionales. Computación, administración, electrónica, mecánica, panadería, cocina internacional, estilismo, manualidades, corte y confección son algunas de las áreas técnicas que ofrece dicho Centro, el cual este 11 de diciembre organizó una Feria de Logros para mostrar a padre de familia y amigos los productos o habilidades que las y los jóvenes han alcanzado. El Pbro. Gregorio Landaverde, párroco y director del Centro de Promoción Humana, dio unas palabras a los presentes e inició el recorrido por las aulas donde los alumnos esperaban para hacer sus demostraciones. Los jóvenes que cursan Mecánica automotriz hacían resonar los motores

Pbro. Gregorio Landaverde (izq.) durante el recorrido por las demostraciones de los estudiantes

Fiesta de San Cristóbal

Como es tradición, cada segundo lunes del mes de diciembre, en San Cristóbal, municipio del departamento de Cuscatlán, se celebra con gran alegría y solemnidad la fiesta patronal en honor a San Cristóbal, Mártir.

Estudiantes del Centro de Promoción Humana (izq.) exponen sobre cómo desarrollar un curriculum exitoso

que ellos mismos han reensamblado, las alumnas de Estilismo hacían alisados y tinte a los visitantes, así también quienes estudian pastelería ofrecían muestras de delicados postres. Todos, según su área demostraron sus destrezas. Según la Coordinadora, Ana Celia Leiva, la iniciativa surge en 2004 con el afán de brindar capacitación vocacional a personas jóvenes y adultas, sin distingos físicos, religiosos o políticos; para que se instruyan en un trabajo especializado con valores morales, iluminados por la fe en Cristo. El periodo de ingreso a los cursos es en los meses de enero, mayo y septiembre, para los cuales se solicita una ofrenda. Para obtener mayores informes puede comunicarse con Ana Celia Leiva, a los números 2100-8981 y 2286-8380, o bien consultar el perfil de Facebook. El Centro de Promoción Humana está ubicado en el kilómetro 7 de la Carretera Troncal del Norte, Ciudad Delgado.

Este año coincidió con la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, 12 de diciembre, lo cual avivó aún más la participación de los fieles. El párroco, Pbro. Jesús Orlando Erazo, tuvo a bien invitar al Pbro. Luis Alonso Coto, párroco de San Juan, en Cojutepeque, a presidir la Eucaristía. En su homilía comentó algunos detalles sobre el santo patrono, que poetas y artistas han representado como un hombre de gran corpulencia, que lleva al Niño Jesús sobre sus hombros y además con un árbol lleno de hojas por báculo. Así también reseñó la excelencia de sus virtudes y su camino de martirio. Participaron concelebrando varios sacerdotes de la Vicaría San Juan Bautista.

Áreas que se imparten cursos Mantenimiento preventivo y correctivo de laptops −Diplomado de 4 meses− Office para niños Administración técnica Electrónica Mecánica general Suspensión y frenos Análisis de motores de gasolina Panadería Pastelería Cocina internacional Manualidades Corte y confección Corte de cabello Cuidado de uñas Cuidado de la piel y maquillaje

Pbro. Luis Alonso Coto (al centro) preside la Santa Eucaristía en honor a San Cristóbal

Los feligreses abarrotaron el templo parroquial durante la Misa Patronal

DIRECTORIO

Pbro. Simeón Reyes DIRECTOR

Pbro. Carlos Chavarría SUBDIRECTOR

Roger Herrera EDITOR EN JEFE

Efraín Caravantes

Efraín Caravantes

CORRECCIÓN Y DISEÑO

DISEÑO DE PORTADA


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Vivimos en una Llamados a compartir la alegría por la venida del sociedad que deja Señor, dando consuelo y esperanza a los pobres personas en el camino

VOZ DEL PAPA

Ángelus

“La Navidad está cerca, los signos de su aproximación son evidentes por nuestras calles y en nuestras casas; también aquí en la Plaza ha sido puesto el Pesebre con el árbol al lado”, dijo Francisco este 11 de diciembre. Explicó que “estos signos externos nos invitan a recibir al Señor que siempre viene y llama a nuestra puerta, llama a nuestro corazón para acercarse a nosotros. Nos invitan a reconocer sus pasos entre

Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2017

La no violencia es el camino para la construcción de la paz “La no violencia: un estilo de política para la paz”: es el tema del Mensaje del Papa para la 50º Jornada Mundial de la Paz, a celebrarse el 1 de enero 2017, publicado este lunes 12 de diciembre. “Deseo la paz a cada hombre, mujer, niño y niña, a la vez que rezo para que la imagen y semejanza de Dios en cada persona nos permita reconocernos unos a otros como dones sagrados dotados de una inmensa dignidad”: con estas palabras el Pontífice comienza su mensaje para esta Jornada y resalta la necesidad de respetar la dignidad más profunda de las personas “especialmente en situaciones de conflicto” con la invitación a hacer “de la no violencia activa nuestro estilo de vida”. En el mensaje el Obispo de Roma reflexiona sobre “la no violencia como un estilo de política para la paz” y expresa su deseo de que ésta “se trasforme, desde el nivel local y cotidiano hasta el orden mundial, en el estilo característico de nuestras decisiones, de nuestras relaciones, de nuestras acciones y de la política en todas sus formas”. El Santo Padre constata una vez más la existencia de “un mundo fragmentado”, pero el mensaje de Cristo ante esta realidad, afirma el Papa, fue predicar “incansablemente el amor incondicional de Dios que acoge y perdona y enseñó a sus discípulos a amar a los enemigos”. Y por ello, dice Francisco, “ser hoy verdaderos discípulos de Jesús significa también aceptar su propuesta de no violencia”. Finalmente el Pontífice hizo un llamado a “construir la paz mediante la no violencia activa”, mediante la “aportación competente de tantos cristianos en la elaboración de normativas a todos los niveles” y la invitación a los líderes políticos y religiosos a “aplicar las bienaventuranzas en el desempeño de sus propias responsabilidades”. (Cf. News.va 12 dic 2016)

aquellos de los hermanos que nos pasan al lado, especialmente los más débiles y necesitados”.

El Obispo de Roma expresó que “hoy estamos invitados a alegrarnos por la venida inminente de nuestro Redentor, y estamos llamados a compartir esta alegría con los demás, donando consuelo y esperanza a los pobres, a los enfermos, a las personas solas e infelices”. (Cf. Radiovaticana.va 11 dic 2016)

Francisco envía un telegrama por el fallecimiento del Prelado del Opus Dei Este 13 de diciembre el Papa ha enviado un emocionado telegrama de pésame en el que destaca el “paternal y generoso testimonio de vida sacerdotal y episcopal” del Padre Javier Echevarría, Prelado del Opus Dei que murió un día antes, recordando que “entregó su vida en un constante servicio de amor a la Iglesia y a las almas”. El mensaje está dirigido a Fernando Ocáriz, que como Vicario Auxiliar estará al frente del Opus Dei hasta la elección de un nuevo Prelado. Ocáriz lo acompañó en este viaje desde el hospital hasta Villa Tevere, como se llama la sede central del Opus Dei, donde la cámara ardiente estuvo unos días, muy cerca de los restos de San Josemaría. (Cf. Romereports.com 13 dic 2016)

El papa Francisco celebró la misa en honor a la patrona de América Latina en la Basílica de San Pedro. Francisco aprovechó el día para hacer crítica de un mundo en el que, especialmente en el continente americano, se ha acostumbrado a vivir “en una sociedad de desconfianza”. El Papa dijo que estamos construyendo un mundo en el que “miles de rostros se van quedando por el camino”, “una sociedad que le gusta jactarse de sus avances científicos y tecnológicos, pero que se ha vuelto cegatona e insensible frente a miles de rostros que se van quedando por el camino. Una sociedad que termina instalando una cultura de la desilusión, el desencanto y la frustración”. Añadió que, a pesar de estos problemas, los cristianos deberían seguir el ejemplo de la Virgen María y su fuerte fe: “Frente a todas estas situaciones, tenemos que decir con Isabel: ‘Feliz de ti por haber creído’, y aprender de esa fe recia y servicial que ha caracterizado y caracteriza a nuestra Madre”. La canción de “La Guadalupana” puso el punto y final al encuentro. Este es el tercer año que el Papa Francisco celebra misa en honor a Nuestra Señora de Guadalupe, una tradición que inició el papa Benedicto XVI en 2011. (Cf. Romereports.com 12 dic 2016)

Papa advierte sobre clérigos que se sienten superiores El papa Francisco, en la homilía de este martes 13 de diciembre en Santa Marta, ha advertido de que el espíritu del clericalismo es un mal presente también hoy en la Iglesia y la víctima es el pueblo, que se siente descartado, abusado. En su predicación, el Santo Padre ha señalado el peligro de los pastores de convertirse en intelectuales de la religión con una moral lejos de la Revelación de Dios.

El pueblo humilde y pobre que tiene fe en el Señor es la víctima de los “intelectuales de la religión”, “los seducidos por el clericalismo”. “Se sienten superiores, se alejan de la gente”, no tienen tiempo para escuchar a los pobres, los que sufren, los presos, los enfermos. En esta línea, el Santo Padre ha asegurado que el mal del clericalismo es algo muy feo. El Hijo de Dios no entró en ese juego y fue con los enfermos, los pobres, los descartados, los publicanos, los pecadores, las prostitutas. También hoy Jesús “nos dice a todos nosotros y a los que están seducidos por el clericalismo: los pecadores y las prostitutas irán delante de vosotros en el Reino de los cielos”, dijo el Papa. (Cf. Zenit.org 13 dic 2016)


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ditorial Entre aguinaldo y posadas Estamos a pocos días de la gran celebración de Navidad. La primera Navidad pasó desapercibida para la gran mayoría. Había otras cosas más importantes, que hacían más ruido o parecían más urgentes. No quisiéramos que nos pasara lo mismo. Hoy se habla de “Feliz Navidad, de las “felices fiestas”, del “Espíritu Navideño” y cosas por el estilo. Pero lo mismo que aquella noche Santa, se corre el riesgo de no saber a dónde caminar: reuniones con amigos, celebraciones con los compañeros de trabajo, visita a las familias, un poco de descanso; comidas, bebidas, estrenos, aguinaldo… La vida de cada día se vive con muchas prisas y en estos últimos días del año parece que el tiempo no nos alcanza. Se corre el riesgo de caer en la frustración, la tristeza, el desencanto, el miedo de haber perdido algo importante. Por este motivo quisiera proponer algunos pequeños elementos que ayuden a vivir una Navidad desde la fe: asiste a las posadas que organiza tu parroquia y lleva a los niños, coloca en un lugar muy visible de la casa el Nacimiento. Los abuelos pueden dar una catequesis a sus nietos para hacerles conocer a los personajes en torno a Jesús, etc. Adora a Jesús. Asiste a la Santa Misa con mayor frecuencia, si es posible todos los días. En la Misa, tenemos la maravillosa oportunidad de recibir a Nuestro Salvador en la Santa Eucaristía. El mismo Jesús que se encarnó para redimirnos está realmente presente con su Cuerpo y su Sangre. Él desea alimentarnos, en este camino de Adviento.

Adviento también tiene un sentido penitencial. Un momento propicio para buscar una conversión más profunda al recibir la misericordia de Dios, “salvará al pueblo de sus pecados”. Medita la Palabra. A través de la reflexión diaria de las lecturas conocemos ejemplos inspiradores de figuras importantes que con su anhelo por la llegada del Salvador nos recuerdan la espera del pueblo elegido. Jesús. Para algunas personas la mejor manera es tomar 15 a 20 minutos a primera hora de la mañana. Para otros, funciona mejor en el final del día cuando tienen tiempo para descansar y reflexionar. Imita la preparación de María. Fue con gran alegría que María esperaba la redención del pueblo de Dios. Antes de que María concibiera a Jesús en su seno, lo concibió en su corazón. Así que nos damos cuenta que la preparación para el nacimiento de Jesús tiene que ver con el alma interior, con la preparación interior. María dio a Jesús su alma, su corazón y luego su cuerpo. María hizo un cálido hogar lleno de amor para Él en su corazón y su cuerpo para luego preparar el pesebre lo mejor que pudo. Decora tu alma con las virtudes de la caridad y la humildad. El alma de María se llenó de humildad y amor. Como familia estamos llamados vivir en armonía, fraternidad, humildad, alegría y amor. Todos los preparativos para la fiesta del nacimiento de Cristo deberían vivirse en este ambiente, con el firme propósito de aceptar a Jesús en los corazones, las familias y las comunidades. Y no menos importante: Jesús sigue tocando las puertas de tu corazón, para pedir posada, con cada hombre y mujer que está a tu lado.

Por Pbro. Simeón Reyes, Director de Semanario Orientación

El círculo vicioso migratorio En el deber y haber de nuestras relaciones con los Estados Unidos, hay resultados valiosos como decir oportunidades de formación y trabajo para millones de salvadoreños. También hay que reconocer Sigfrido Munés que a muchos se les ha dado tioziggi@hotmail.com oportunidades políticas y han podido ascender a cargos de elección popular en un clima de libertad.

No obstante, hay por dentro de esa sociedad una estratificación donde los judíos, los italianos, los latinos y otras identidades, no dejan nunca de serlo (lo mismo que los nativos afroamericanos), situación que solamente se modifica generacionalmente y de manera, digamos, tenue. En estas situaciones de diversidad persiste una división en la que, por su mayoría, los blancos de raíces europeas y particularmente los anglos, aparecen como los dueños de casa y portaestandartes de la cultura White, Anglo-Saxon and Protestant = Blanco, Anglosajón y Protestante (WASP).

Pero también, en lo que va del siglo XXI, los gobiernos de los Estados Unidos han expulsado de su territorio aproximadamente a un cuarto de millón de salvadoreños; deportados por carecer de una documentación en regla, aunque muchos de ellos tuvieran 20 o más años de residir en aquella nación de inmigrantes y modelada a imagen de sus países de origen, creando en la variedad un nuevo prototipo de comunidades identificadas en carreteras y ciudades por los símbolos comerciales de las grandes empresas, hasta llegar a conformar un paisaje que se repite de norte a sur y de este a oeste en sus nueve millones de kilómetros cuadrados de bosques, planicies, montañas, islas y costas.

Sin embargo, el relativo equilibrio numérico entre los WASP y los latinos se va reduciendo rápidamente, dado que estos últimos son más prolíficos y a mediados de siglo podrían ser mayoría, posibilidad que no agrada a los blancos más conservadores. De ahí que la promesa de expulsar a un buen número de latinos resultaba útil para sumar votos. Como quiera que sea, se trate de mexicanos, salvadoreños u otros latinos, deportarlos representa un factor negativo para las economías de sus países de origen, que no pueden absorber su creciente oferta de mano de obra, así que los deportados tratarán siempre de regresar a la búsqueda de su

sueño americano. A esto le llaman los expertos “el círculo vicioso migratorio: cuantos más expulses, más regresarán con otros nuevos”. De acá de este lado, los gobiernos deberían empeñarse en promover el desarrollo económico, con sus componentes conocidos, lógicos y comprobados, sin tratar de repetir experimentos fracasados en Europa o el Caribe. El libre mercado, por ejemplo, ha dado muy buenos resultados en China, que pasó de las hambrunas a la masiva producción de bienes y servicios, como puede constatarse en Macao, Shanghai y otras regiones sacadas del subdesarrollo, que ahora resplandecen y dejaron de ser exportadoras de personas. Se puede decir que no todas las naciones cuentan con los inmensos recursos naturales del basto territorio de China, pero ahí a su lado está una nación de reducida extensión y libre mercado que es una de las primeras potencias mundiales en lo humano, lo económico y lo financiero: es el Japón. Que Dios nos bendiga y que la realidad haga que nuestros países y gobiernos rectifiquen lo que haya que corregir; y que los WASP respondan a su autoproclamado cristianismo.


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“Con María le decimos sí a la vida y no a la indiferencia” –Homilía del papa Francisco dedicada a la Virgen de Guadalupe. Basílica de San Pedro, Roma. 12 de diciembre de 2016 – «Feliz de ti porque has creído» (Lc 1,45) con estas palabras Isabel ungió la presencia de María en su casa. Palabras que nacen de su vientre, de sus entrañas; palabras que logran hacer eco de todo lo que experimentó con la visita a su prima: «Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti porque has creído» (Lc 1,44-45). Dios nos visita en las entrañas de una mujer, movilizando las entrañas de otra mujer con un canto de bendición y alabanza, con un canto de alegría. La escena evangélica lleva consigo todo el dinamismo de la visita de Dios: cuando Dios sale a nuestro encuentro moviliza nuestras entrañas, pone en movimiento lo que somos hasta transformar toda nuestra vida en alabanza y bendición. Cuando Dios nos visita nos deja inquietos, con la sana inquietud de aquellos que se sienten invitados a anunciar que Él vive y está en medio de su pueblo. Así lo vemos en María, la primera discípula y misionera, la nueva Arca de la Alianza quien, lejos de permanecer en un lugar reservado en nuestros Templos, sale a visitar y acompaña con su presencia la gestación de Juan. Así lo hizo también en 1531: corrió al Tepeyac para servir y acompañar a ese Pueblo que estaba gestándose con dolor, convirtiéndose en su Madre y la de todos nuestros pueblos. Con Isabel también nosotros hoy en su día queremos ungirla y saludarla diciendo: «Feliz de ti María porque has creído» y sigues creyendo «que se cumplirá todo lo que te fue anunciado de parte del Señor» (v. 45). María es así icono del discípulo, de la mujer creyente y orante que sabe acompañar y alentar nuestra fe y nuestra esperanza en las distintas etapas que nos toca atravesar. En María tenemos el fiel reflejo «no [de] una fe poéticamente edulcorada, sino [de] una fe recia sobre todo en una época en la que se quiebran los dulces encantos de las cosas y las contradicciones entran en conflicto por doquier».[1] Y ciertamente tendremos que aprender de esa fe recia y servicial que ha caracterizado y caracteriza a nuestra Madre; aprender de esa fe que sabe meterse dentro de la historia para ser sal y luz en nuestras vidas y en nuestra sociedad. La sociedad que estamos construyendo para [1]

nuestros hijos está cada vez más marcada por los signos de la división y fragmentación, dejando «fuera de juego» a muchos, especialmente a aquellos a los que se les hace difícil alcanzar los mínimos para llevar adelante su vida con dignidad. Una sociedad que le gusta jactarse de sus avances científicos y tecnológicos, pero que se ha vuelto cegatona e insensible frente a miles de rostros que se van quedando por el camino, excluidos por el orgullo que ciega de unos pocos. Una sociedad que termina instalando una cultura de la desilusión, el desencanto y la frustración en muchísimos de nuestros hermanos; e inclusive, de angustia en otros tantos porque experimentan las dificultades que tienen que enfrentar para no quedarse fuera del camino. Pareciera que, sin darnos cuenta, nos hemos acostumbrado a vivir en la «sociedad de la desconfianza» con todo lo que esto supone para nuestro presente y especialmente para nuestro futuro; desconfianza que poco a poco va generando estados de desidia y dispersión. Qué difícil es presumir de la sociedad del bienestar cuando vemos que nuestro querido continente americano se ha acostumbrado a ver a miles y miles de niños y jóvenes en situación de calle que mendigan y duermen en las estaciones de trenes, del subte o donde encuentren lugar. Niños y jóvenes explotados en trabajos clandestinos u obligados a conseguir alguna moneda en el cruce de las avenidas limpiando los parabrisas de nuestros autos..., y sienten que en el «tren de la vida» no hay lugar para ellos. Cuántas familias van quedando marcadas por el dolor al ver a sus hijos víctimas de los mercaderes de la muerte. Qué duro es ver cómo hemos normalizado la exclusión de nuestros ancianos obligándolos a vivir en la soledad, simplemente porque no generan productividad; o ver —como bien supieron decir los Obispos en Aparecida—, «la situación precaria que afecta la dignidad de muchas mujeres. Algunas, desde niñas y adolescentes, son sometidas a múltiples formas de violencia dentro y fuera de casa».[2] Son situaciones que nos pueden paralizar, que pueden poner en duda nuestra fe y especialmente nuestra esperanza, nuestra manera

de mirar y encarar el futuro. Frente a todas estas situaciones, tenemos que decir con Isabel: «Feliz de ti por haber creído», y aprender de esa fe recia y servicial que ha caracterizado y caracteriza a nuestra Madre. Celebrar a María es, en primer lugar, hacer memoria de la madre, hacer memoria de que no somos ni seremos nunca un pueblo huérfano. ¡Tenemos Madre! Y donde está la madre hay siempre presencia y sabor a hogar. Donde está la madre, los hermanos se podrán pelear pero siempre triunfará el sentido de unidad. Donde está la madre, no faltará la lucha a favor de la fraternidad. Siempre me ha impresionado ver, en distintos pueblos de América Latina, esas madres luchadoras que, a menudo ellas solas, logran sacar adelante a sus hijos. Así es María con nosotros, sus hijos: Mujer luchadora frente a la sociedad de la desconfianza y de la ceguera, frente a la sociedad de la desidia y la dispersión; Mujer que lucha para potenciar la alegría del Evangelio. Lucha para darle «carne» al Evangelio. Mirar la Guadalupana es recordar que la visita del Señor pasa siempre por medio de aquellos que logran «hacer carne» su Palabra, que buscan encarnar la vida de Dios en sus entrañas, volviéndose signos vivos de su misericordia. Celebrar la memoria de María es afirmar contra todo pronóstico que «en el corazón y en la vida de nuestros pueblos late un fuerte sentido de esperanza, no obstante las condiciones de vida que parecen ofuscar toda esperanza».[3] María, porque creyó, amó; porque es sierva del Señor y sierva de sus hermanos. Celebrar la memoria de María es celebrar que nosotros, al igual que ella, estamos invitados a salir e ir al encuentro de los demás con su misma mirada, con sus mismas entrañas de misericordia, con sus mismos gestos. Contemplarla es sentir la fuerte invitación a imitar su fe. Su presencia nos lleva a la reconciliación, dándonos fuerza para generar lazos en nuestra bendita tierra latinoamericana, diciéndole «sí» a la vida y «no» a todo tipo de indiferencia, de exclusión, de descarte de pueblos o personas. No tengamos miedo de salir a mirar a los demás con su misma mirada. Una mirada que nos hace hermanos. Lo hacemos porque, al igual que Juan Diego, sabemos que aquí está nuestra madre, sabemos que estamos bajo su sombra y su resguardo, que es la fuente de nuestra alegría, que estamos en el cruce de sus brazos.[4] Danos la paz y el trigo, Señor y Niña nuestra, Una patria que suma hogar, templo y escuela, Un pan que alcance a todos y una fe que se encienda Por tus manos unidas, por tus ojos de estrella. Amén.

Romano Guardini, El Señor. Meditaciones sobre la vida de Jesucristo, Madrid 2005, 44. V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, Documento de Aparecida (29 junio 2007), 48. [3] V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, Documento de Aparecida (29 junio 2007), 536. [4] Cf. Nicam Mopohua, 119: «No estoy aquí yo, que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra y resguardo? ¿No soy yo la fuente de tu alegría? ¿No estás en el hueco de mi manto, en el cruce de mis brazos? ¿Tienes necesidad de alguna otra cosa?». [2]


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Origen de las fiestas de Navidad

Por: Gerardo Sánchez Mielgo, o.p. Tomado de www.mercaba.org

“Después de la celebración anual del misterio pascual, la Iglesia tiene como más venerable el hacer memoria en su Liturgia de la Natividad del Señor y de sus primeras manifestaciones: esto es lo que se celebra en el tiempo de Navidad, que se extiende desde las primeras Vísperas de la Natividad del Señor hasta el domingo después de Epifanía, fiesta del Bautismo del Señor” (Carta Apostólica Mysterii Paschalis, 32-33). La fecha del Nacimiento de Jesús. Los Evangelios no señalan el día del Nacimiento de Cristo, y nosotros no disponemos, a este respecto, de ninguna otra fuente. El relato lucano del Nacimiento indica que los pastores estaban durmiendo en el campo (en Palestina los pastores viven en el campo de marzo-abril a noviembre). En un cómputo pascual, que data del año 243, se fija el día del Nacimiento de Cristo el 28 de marzo (día en que se creó el sol = para el cristiano el Mesías es, según Mal 4, 2, el “Sol de justicia”). En consecuencia, Jesús vino al mundo el 28 de marzo. Otras fuentes de los tres primeros siglos, sitúan asimismo y de manera expresa el Nacimiento de Cristo en primavera. Aunque se llega a citar una vez el 25 de diciembre, hasta la primera mitad del s. IV; pero no se dio a este cálculo más importancia que la que se daba a las otras abundantes fechas que hemos mencionado. La fecha del 6 de enero. Fueron, sobre todo, los cristianos de Oriente los que reflexionaron acerca del misterio de la manifestación de Dios al mundo bajo la forma de una persona humana. Ahora bien, había varios modos de representar este acontecimiento: a) La posición herética (gnóstico Basílides) afirma que fue únicamente en el momento del Bautismo cuando el Cristo divino se manifestó temporalmente sobre la tierra en la persona de Jesús. b) La posición ortodoxa-católica enseña que Dios se manifestó realmente en la persona histórica de Jesús y, en este caso, la Palabra de Dios entra en el mundo en el momento de su Nacimiento. Partiendo de estas concepciones teológicas, descubrimos los primeros rasgos de la fiesta cristiana de Navidad. Efectivamente, sabemos por Clemente de Alejandría que en el s. II se celebraba en Egipto (Alejandría) el día 10 o el 6 de enero el bautismo de Cristo. Éste es, hasta el momento, el primer origen conocido de la fiesta de Navidad. ¿Por qué celebraban la fiesta del bautismo en los primeros días de enero, y concretamente el día 6? Los Evangelios no mencionan la fecha del bautismo de Jesús. Obsérvese que el 6 de enero los paganos celebraban una fiesta en honor de Dionisios, fiesta que estaba relacionada con la prolongación del día; que en tal día se celebraba en Alejandría el nacimiento de Eón, nacido de la virgen Core; y que este día estaba también consagrado a Osiris. En la

noche del 6 de enero –se decía– las aguas del Nilo recibían un poder milagroso del todo particular. ¿Qué tiene todo esto de común con la Navidad? Esta fiesta del bautismo, celebrada el 6 de enero en Egipto, adquirió arraigo en la Gran Iglesia Oriental. El bautismo de Cristo se celebró, al principio, solamente bajo el aspecto de «manifestación» de Cristo, o de Epifanía. Ahora bien, en la Iglesia, de acuerdo con los relatos evangélicos del Nacimiento, se tenía como la auténtica «manifestación» de Cristo sobre la tierra, sino también el Nacimiento de Jesús; por lo que no la suprimió: solamente se le añadió la fiesta del Nacimiento. En su celebración externa, la festividad se dividía en dos partes. La noche del 5 al 6 de enero: fiesta del Nacimiento de Cristo; el día 6: su bautismo. Por tanto, antes de celebrar la fiesta del Nacimiento el día 25 de diciembre, la Iglesia conmemoraba en la noche del 5 al 6 de enero este gozoso acontecimiento. En una hoja de papiro descubierta en Egipto, y que data del principio del s. IV, se transmite una especie de formulario litúrgico destinado a un coro eclesiástico, se indica que la Navidad se celebraba todavía en la noche del 5 al 6 de enero. Y se añadía su manifestación: a los magos, en el bautismo y en los milagros (Caná de Galilea). Era la fiesta de la Epifanía en su totalidad. San Efrén (s. IV) llama a la fiesta del 6 de enero la más sublime de todas las fiestas cristianas y describe la desbordante alegría que, en tal día, invade a la Iglesia entera. Se celebra en ella el Nacimiento, la adoración de los pastores y la aparición de la estrella. El día siguiente está consagrado a la adoración de los magos y al bautismo de Cristo en las aguas del Jordán. En Palestina se celebró durante mucho tiempo con un esplendor particular la fiesta de Epifanía. ¿En qué momento y por qué causa se separó la fiesta del Nacimiento de la celebración de la Epifanía y se trasladó a una fecha particular, al 25 de diciembre? Este hecho parece que se produjo en Roma, entre el 325 y el 354. El 25 de diciembre, como aniversario del Nacimiento de Cristo, está atestiguado en Roma desde el 336; es posible que por el Concilio Ecuménico de Nicea, año 325, la Iglesia condenó formalmente la doctrina que negaba que en el Nacimiento de Jesús el mismo Dios se había hecho hombre. Esta condenación descartaba todas las demás interpretaciones, comprendida incluso la que afirmaba que Jesús no habría sido adoptado por Dios sino a partir del momento de su bautismo. La Iglesia de Roma tuvo un papel importante en las decisiones del Concilio. Es comprensible la propagación de la fiesta del Nacimiento de Cristo en cuanto tal, es decir, sin que al principio se planteara la cuestión de la fecha. Así se explica, por motivos teológicos cristianos, la tendencia a

separar la fiesta del Nacimiento de la de Epifanía. Segunda razón: En el ámbito pagano, el 25 de diciembre se celebraba como día de fiesta muy importante en honor del sol. El emperador Constantino pretendió unir el culto solar a Mitra, que se celebraba el 25 de diciembre, al culto cristiano. Como quiera que el símbolo de la luz que brilla en las tinieblas aparecía ya en la elección de la fecha del 6 de enero, se impuso un día en el que el mundo pagano celebraba de modo particular las fiestas señaladas de la luz y del sol: el 25 de diciembre, día del solsticio de invierno. Se comprende así que de modo especial la Iglesia de Roma se preocupara por oponer al culto pagano de la naturaleza su propia fiesta de la luz: la fiesta del Nacimiento de Cristo, del Niño Jesús, Luz de las naciones. Se recordaba sin cesar que el pasaje de Malaquías 4, 2: «Se levantará para vosotros el Sol de justicia», era una profecía sobre Cristo. Propagación de la fiesta del 25 de diciembre. A partir de la segunda mitad del s. IV, la fiesta del 25 de diciembre se propagó desde Roma por toda la cristiandad. Roma procura, en este tiempo, imponer la fiesta de Navidad como distinta de la de Epifanía a las Iglesias de Oriente. Pero no lo consiguió fácilmente porque entre las Iglesias de Oriente muchos se mantenían firmes y perseverantes en la celebración de la fiesta del Nacimiento de Cristo bajo la forma antigua, los días 5 y 6 de enero. En Siria la resistencia fue particularmente obstinada. En Antioquía se intentó, en vano, durante diez años imponer la fecha del 25 de diciembre. Sólo se pudo lograr con ayuda del gran orador San Juan Crisóstomo en su célebre sermón sobre la Navidad. En Constantinopla había sido introducida esta fecha el año 379 por San Gregorio Nacianceno, el defensor de la divinidad de Cristo. Y la Iglesia de Egipto se resistió todavía más, y esta oposición no cesó, de una manera clara, hasta el año 431. Pero fue principalmente en Jerusalén donde no se logró privar a la antigua fiesta de Epifanía, de su contenido principal en favor de una fiesta nueva. San Jerónimo desplegó en vano toda su elocuencia y sólo a partir de la mitad del s.VI probablemente la Iglesia de Palestina cesó también en su oposición a la fecha del 25 de diciembre. Una sola Iglesia, la de los Armenios, se mantuvo firme y no aceptó celebrar la fiesta del Nacimiento de Cristo el 25 de diciembre; todavía hoy la celebra el 6 de enero.

Algunos datos • Los cristianos de los tres primeros siglos ignoraron nuestra fiesta de Navidad, celebrada el 25 de diciembre. • En el Imperio romano pagano, el día 25 de diciembre constituía una fiesta especial, consagrada al culto del sol. • El Nacimiento de Cristo, antes de ser celebrado en este día, era conmemorado en Oriente, y más tarde también en Occidente, en otra fecha: el día 6 de enero. • La Iglesia de los tres primeros siglos aceptaba, en general, que nosotros ignoráramos la fecha del Nacimiento de Jesús. Esto nos lleva a nuestra primera cuestión.


EN EL MUNDO

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Vuelve a San Pedro el crucifijo más antiguo de la basílica El crucifijo más antiguo de la Basílica de San Pedro es de principios del siglo XIV y acaba de ser restaurado. Es de madera de nogal y para devolverlo a su aspecto original hubo que quitar las capas de pintura y barniz que pretendieron hacerlo pasar por una escultura de bronce. Pesa 72 kilos, mide 2.15 metros de altura y muestra al Jesús de los últimos instantes de vida: afligido y sereno. El Card. Angelo Comastri, Arcipreste de la Basílica de San Pedro, explica que es contemporáneo de Dante, y ante él rezaron santos como la incansable Santa Catalina de Siena. También los ojos de grandes artistas como Miguel Ángel repararían en él.

Campaña contra el laicismo

“Pon tu Belén en la Puerta de Alcalá” MADRID. Después de que el Ayuntamiento de Carmena haya decidido retirar el emblemático nacimiento de la Puerta de Alcalá, una iniciativa ciudadana invita a todos los madrileños a llevar su propio Belén a los arcos de la Plaza de la Independencia. Después de que Manuela Carmena haya decidido retirar el emblemático nacimiento de la Puerta de Alcalá, la campaña ciudadana “Pon tu Belén en la Puerta de Alcalá” invita a todos los madrileños a llevar una representación del nacimiento del niño Jesús a los arcos de la Plaza de la Independencia para recuperar el espíritu navideño. El año pasado Manuela Carmena se propuso terminar con todos los símbolos navideños que reflejaban el verdadero sentido de esta fiesta. En lugar de la imagen de la Virgen María, el niño Jesús y San José, el Ayuntamiento de Madrid colocó unas luces en forma de flores, que más que la Navidad, parecían señalar la llegada de la primavera. De esta manera se rompió con la tradicional Natividad de la Puerta de Alcalá, que fue aprobada en 2005 por el entonces alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón. (Cf. Infovaticana.com 12 dic. 2016)

Sin embargo también fue testigo de tristes acontecimientos como la ocupación napoleónica, la deportación del Papa Pío VI o el saqueo de Roma en 1527. La basílica fue convertida en establo, y entre los cuerpos sin vida de los guardias suizos asesinados, los invasores vistieron al crucifijo de soldado. El crucifijo ha sido expuesto en San Pedro en un día muy especial: en el jubileo dedicado a las personas encarceladas, a solicitud del Papa, quien ha querido que esté presente en los últimos días del jubileo. Después será colocado en el altar de la Capilla del Santísimo Sacramento, donde miles de peregrinos podrán volver a rezar contemplándolo. (Cf. Romereports.com 11 dic. 2016)

México

Reportan casi siete millones de visitantes en la Basílica La Secretaría de Gobierno de la capital mexicana informó que hasta las 12:00 horas de este 12 de diciembre, la Basílica de Guadalupe registró una afluencia de seis millones 902 mil 300 personas, aunque continúa el arribo fieles que asisten a la celebración del 485 Aniversario de las apariciones de la Virgen del Tepeyac. Refirió que de acuerdo con el corte informativo de Misión Peregrino 2016, hasta el mediodía el festejo transcurría en calma y aún con la presencia de visitantes.

Obispos paraguayos piden respeto a la Constitución ante posible reelección La Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP) solicitó hoy a las autoridades que observen el “respeto irrestricto” a la Constitución en lo referente a la posibilidad de habilitar la reelección presidencial, que apoyan sectores del oficialismo pese a estar prohibida por la Carta Magna. La Constitución paraguaya prevé un mandato presidencial de cinco años de duración y establece que ni el presidente ni el vicepresidente “podrán ser reelectos en ningún caso”. Miembros del gobernante Partido Colorado, del presidente Horacio Cartes, expresaron su intención de presentar en el Congreso un proyecto de ley que faculte la reelección por la vía de la enmienda. La oposición sostiene que la Carta Magna prohíbe también esa fórmula como medio de activar un segundo mandato presidencial, y advierten que la única forma de adecuar esa posibilidad a la ley es mediante una reforma constitucional. En este contexto, los obispos paraguayos afirmaron en un comunicado que “las posibles modificaciones que se puedan introducir en la Constitución Nacional deben generar un amplio consenso y pacto socio-político”.

Agregó que se ha dado atención médica a tres mil 939 personas, sobre todo por cansancio, heridas en los pies, alteraciones en la presión arterial y en los niveles de glucosa.

Solicitaron además a los medios de comunicación, organizaciones sociales, partidos, movimientos y dirigentes políticos “enseñar con claridad y caridad sobre la prelación y la jerarquía de las leyes para ser conocidas y reconocidas por todos”.

(Cf. Noticias.terra.com 12 dic. 2016)

(Cf. Noticias.terra.com 12 dic. 2016)

4 tips para defender la fe católica en cualquier circunstancia Yago de la Cierva es profesor del IESE Business School de España, profesor de la Pontificia Universitá della Santa Croce en Roma y además es experto en comunicación eclesial, propuso 4 tips que se deben tener en cuenta al defender la fe católica a través de cualquier medio. 1. No vale la pena pelearse. “Cuando hay ira o discusiones ácidas instintivamente bloqueamos nuestra capacidad de escuchar y rechazamos todo lo que representa el otro. Por eso, en momento de contraposición, lo que tenemos que hacer es bajar el nivel de conflicto, llegar a un punto común y saber en qué valores estamos de acuerdo”. “Debemos intentar construir desde lo que es común y empezar a dialogar desde allí reduciendo la tensión”, aseguró. 2. Ante la intolerancia, imitar a Cristo. “Cuando nos topamos con alguien que odia a la Iglesia y que no la tolera, en primer lugar, la actitud de un cristiano debe ser la de Jesús: querer a las personas, intentar

entenderles, preguntarnos qué puede haber pasado. Muchas veces no son razonamientos, sino experiencias negativas con alguien de la Iglesia”, dijo de la Cierva. 3. Proclamar la verdad de Cristo transmitiendo lo que somos. De la Cierva afirma que “la verdad de Jesús que proclama la Iglesia es la verdad sobre el hombre, la sociedad, la familia, el futuro, sobre lo que es bueno, lo que hace feliz a los hombres”. Enfatizó que “esa verdad hay que defenderla”. 4. Mejorar las capacidades y ser ejemplo. “Si estamos solos o en minoría debemos mejorar nuestras capacidades de exponer las cosas de manera razonable y serena, buscando historias que transmiten más que lecciones teóricas y enseñando con nuestro ejemplo. Si nos ven felices, preocupados por los demás, atendiendo a los pobres, entonces somos más creíbles”, detalló el especialista. (Cf. Aciprensa.com 10 dic. 2016)


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Un tiempo de espera Simbolismo de la Corona de Adviento La Corona de Adviento tiene forma circular porque el círculo no tiene principio ni fin. Es señal del amor de Dios que es eterno, sin principio y sin fin, y también de nuestro amor a Dios y al prójimo que nunca debe de terminar.

Corona de Adviento. Es una corona que se hace de pino o de ramas verdes con 5 velas gruesas: tres color morado, una rosada y una blanca; o bien 4 velas de diferentes colores: Pueden ser una roja, una verde o azul, una rosada y una blanca. Cada domingo previo a la llegada del Nacimiento del niño Jesús nos reunimos alrededor de la corona y en familia encenderemos cuatro velas por ser este el cuarto domingo o bien cinco velas si lo hacemos también en Nochebuena.

Cuarto Domingo de Adviento − 18 de diciembre −

TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. MONITOR: Nuestro auxilio es en el nombre del Señor. TODOS: “Que hizo el cielo y la tierra”. Amén. • Monición Ambiental (monitor o persona designada) “La Iglesia exhorta a las familias a que vivamos en perdón, amor y esperanza; preparándonos a recibir el año que viene con gozo y paz en los corazones y con la convicción de tener una verdadera conversión”. • Responsorio (lee la persona asignada) Escucharé las palabras del Señor. T O D O S : Escucharé las palabras del Señor. Escucharé las palabras del Señor, palabras de paz para su pueblo santo y para los que se convierten de corazón. TODOS: Escucharé las palabras del Señor. La misericordia y la verdad se encontraron, la justicia y la paz se besaron, la fidelidad brotó de la tierra y la justicia vino del cielo.

paz, que nos pongamos en sus manos, pues la paz que Él nos brinda hará que nuestros corazones se alimenten de mansedumbre y reconciliación con Él. • Lectura (Mateo 1, 18-24) (lee la persona designada) Palabra de Dios. TODOS: Te alabamos Señor. • Reflexión y plática sobre el tema: “Escuchando a Dios encontramos el sentido de nuestra vida” (En recuadro a continuación) • C o m p ro m i s o Familiar y Personal (monitor) La persona designada encenderá las cuatro velas de colores. Ahora todos pueden presentar peticiones y luego juntos rezamos: Padre nuestro, Ave María y Gloria. MONITOR: Bendigamos al Señor TODOS: hacen la señal de la Cruz mientras contestan: “Demos gracias a Dios” Apagamos nuestras velitas y nos damos un abrazo de paz. Oración Final (leerá persona designada)

• Monición de la lectura (lee la persona designada)

Señor y Dios nuestro, Tú que nos has dado en la Sagrada Familia de tu Hijo, el modelo perfecto para nuestras familias, concédenos que podamos practicar la paz, la comprensión, el respeto y la caridad entre nosotros y estar unidos por los lazos de tu amor…

Jesús en esta lectura nos pide que no guardemos rencor, que perdonemos, para que vivamos en

(Adaptado a partir de www.hombrenuevo.com.gt)

TODOS: Escucharé las palabras del Señor.

– IV Domingo de Adviento, Ciclo A, Mateo 1, 18-24 – Fray Edgardo Hernández Castro, OCD

El nacimiento de Jesús es un hecho histórico en que intervienen diversas personas; en el presente texto, María ocupa un lugar muy importante. Ante la presencia de Dios cada uno de nosotros tenemos nuestro lugar, nuestra vocación, nuestra parte en la historia, qué vivir y aportar para el bien de toda la humanidad. Cada persona es muy importante para Dios.

Las ramas deben permanecer verdes, porque es el color de la esperanza y la vida. Las velas nos pensar en la oscuridad provocada por el pecado que ciega al hombre y lo aleja de Dios.

“Visítanos Señor, con tu paz, para que nos alegremos delante de Ti de todo corazón”

“Escuchando a Dios encontramos el sentido de nuestra vida”

Por Jesucristo Nuestro Señor. AMÉN.

Una joven prometida, María, con nombre propio bien definido y un vínculo afectivo con su prometido, José. Dios nos trata por nuestro propio nombre, nos conoce a cada uno con nuestras características, con nuestras virtudes y limitaciones. Toda la relación con Dios es afectiva, pues es un lazo de Amor auténtico que busca seguir creciendo. Los afectos humanos sanos son ya participación del Amor divino, son presencia del mismo Dios. Jesús asumió la condición humana en un ambiente de afecto para hacer crecer dicho amor. El Espíritu Santo interviene en cada persona, en cada acontecimiento de la vida, y la fe nos hace “ver” esa acción divina. En la Virgen María realizó la concepción del Mesías, de Cristo Jesús, pero en mi vida también está trabajando para encarnar a Jesús. Cada buen deseo, cada buena inspiración que recibo de Dios y la llevo a la vida, es hacer presente a Dios mismo, hacer presente al verdadero Amor. José se siente desubicado, no entiende el lugar que le corresponde, decide retirarse, pero Dios le ayuda a encontrar su vocación. En algunas oportunidades nos podemos sentir fuera de lugar, pero estando atentos a la voz de Dios, siempre encontraremos nuestro puesto; escuchando a Dios encontramos el sentido de nuestra vida; en el corazón de Dios todo ser humano tiene un puesto. A José se le encarga ser padre y acepta dicha tarea. Cada uno de nosotros tenemos una vocación, un llamado divino para ocupar un espacio de amor en esta sociedad, para recibir y trasmitir misericordia a las personas que están cerca. Santa Teresita del Niño Jesús, leyendo a San Pablo exclama: “en el corazón de mi Madre la Iglesia, yo seré el Amor”. “Dios con nosotros”, tanto nos ama Dios que está continuamente con nosotros. En estas fechas muchos seres queridos vienen o van para estar cerca y celebrar juntos. Gracias a que Dios está cerca de nosotros, que está en cada persona y nos ha enseñado a amarnos, es que valoramos a cada hombre y mujer en su dignidad. “Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor”. Santa Teresa de Jesús presenta a San José como maestro de oración, pues el verdadero orante es quién sabe escuchar a Dios y actuar según su Palabra.


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Misericordia et misera (III entrega) − Carta Apostólica del Santo Padre Francisco al concluir el Jubileo Extraordinario de la Misericordia − 9. Una experiencia de gracia que la Iglesia ha vivido con mucho fruto a lo largo del Año jubilar ha sido ciertamente el servicio de los Misioneros de la Misericordia. Su acción pastoral ha querido evidenciar que Dios no pone ningún límite a cuantos lo buscan con corazón contrito, porque sale al encuentro de todos, como un Padre. He recibido muchos testimonios de alegría por el renovado encuentro con el Señor en el Sacramento de la Confesión. No perdamos la oportunidad de vivir también la fe como una experiencia de reconciliación. «Reconciliaos con Dios» (2 Co 5,20), esta es la invitación que el Apóstol dirige también hoy a cada creyente, para que descubra la potencia del amor que transforma en una «criatura nueva» (2 Co 5,17). Doy las gracias a cada Misionero de la Misericordia por este inestimable servicio de hacer fructificar la gracia del perdón. Este ministerio extraordinario, sin embargo, no cesará con la clausura de la Puerta Santa. Deseo que se prolongue todavía, hasta nueva disposición, como signo concreto de que la gracia del Jubileo siga siendo viva y eficaz, a lo largo y ancho del mundo. Será tarea del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización acompañar durante este periodo a los Misioneros de la Misericordia, como expresión directa de mi solicitud y cercanía, y encon trar las formas más coherentes para el ejercicio de este precioso ministerio. 10. A los sacerdotes renuevo la invitación a prepararse con mucho esmero para el ministerio de la Confesión, que es una verdadera misión sacerdotal. Os agradezco de corazón vuestro servicio y os pido que seáis acogedores con todos; testigos de la ternura paterna, a pesar de la gravedad del pecado; solícitos en ayudar a reflexionar sobre el mal cometido; claros a la hora de presentar los principios morales; disponibles para acompañar a los fieles en el camino penitencial, siguiendo el paso de cada uno con paciencia; prudentes en el discernimiento de cada caso concreto; generosos en el momento de dispensar el perdón de Dios. Así como Jesús ante la mujer adúltera optó por permanecer en silencio para salvarla de su condena a muerte, del mismo modo el sacerdote en el confesionario debe tener también un corazón magnánimo, recordando que cada penitente lo remite a su propia condición personal: pecador, pero ministro de la misericordia. 11. Me gustaría que todos meditáramos las palabras del Apóstol, escritas hacia el final de su vida, en las que confiesa a Timoteo de haber sido el primero de los pecadores, «por esto precisamente se compadeció de mí» (1 Tm 1,16). Sus palabras tienen una fuerza arrebatadora para hacer que también nosotros reflexionemos sobre nuestra existencia y para que veamos cómo la misericordia de Dios actúa para

cambiar, convertir y transformar nuestro corazón: «Doy gracias a Cristo Jesús, Señor nuestro, que me hizo capaz, se fio de mí y me confió este ministerio, a mí, que antes era un blasfemo, un perseguidor y un insolente. Pero Dios tuvo compasión de mí» (1 Tm 1,12-13). Por tanto, recordemos siempre con renovada pasión pastoral las palabras del Apóstol: «Dios nos reconcilió consigo por medio de Cristo y nos encargó el ministerio de la reconciliación» (2 Co 5,18). Con vistas a este ministerio, nosotros hemos sido los primeros en ser perdonados; hemos sido testigos en primera persona de la universalidad del perdón. No existe ley ni precepto que pueda impedir a Dios volver a abrazar al hijo que regresa a él reconociendo que se ha equivocado, pero decidido a recomenzar desde el principio. Quedarse solamente en la ley equivale a banalizar la fe y la misericordia divina. Hay un valor propedéutico en la ley (cf. Ga3,24), cuyo fin es la caridad (cf. 1 Tm 1,5). El cristiano está llamado a vivir la novedad del Evangelio, «la ley del Espíritu que da la vida en Cristo Jesús» (Rm 8,2). Incluso en los casos más complejos, en los que se siente la tentación de hacer prevalecer una justicia que deriva sólo de las normas, se debe creer en la fuerza que brota de la gracia divina. Nosotros, confesores, somos testigos de tantas conversiones que suceden delante de nuestros ojos. Sentimos la responsabilidad que nuestros gestos y palabras toquen lo más profundo del corazón del penitente, para que descubra la cercanía y ternura del Padre que perdona. No arruinemos esas ocasiones con comportamientos que contradigan la experiencia de la misericordia que se busca. Ayudemos, más bien, a iluminar el ámbito de la conciencia personal con el amor infinito de Dios (cf. 1 Jn 3,20). El Sacramento de la Reconciliación necesita volver a encontrar su puesto central en la vida cristiana; por esto se requieren sacerdotes que pongan su vida al servicio del «ministerio de la reconciliación» (2 Co 5,18), para que a nadie que se haya arrepentido sinceramente se le impida acceder al amor del Padre, que espera su retorno, y a todos se les ofrezca la posibilidad de experimentar la fuerza liberadora del perdón. Una ocasión propicia puede ser la celebración de la iniciativa 24 horas para el Señor en la proximidad del IV Domingo de Cuaresma, que ha encontrado un buen consenso en las diócesis y sigue siendo como una fuerte llamada pastoral para vivir intensamente el Sacramento de la Confesión. 12. En virtud de esta exigencia, para que ningún obstáculo se interponga entre la petición de reconciliación y el perdón de Dios, de ahora en adelante concedo a todos los sacerdotes, en razón de su ministerio, la facultad de absolver a quienes

hayan procurado el pecado del aborto. Cuanto había concedido de modo limitado para el período jubilar[14], lo extiendo ahora en el tiempo, no obstante cualquier cosa en contrario. Quiero enfatizar con todas mis fuerzas que el aborto es un pecado grave, porque pone fin a una vida humana inocente. Con la misma fuerza, sin embargo, puedo y debo afirmar que no existe ningún pecado que la misericordia de Dios no pueda alcanzar y destruir, allí donde encuentra un corazón arrepentido que pide reconciliarse con el Padre. Por tanto, que cada sacerdote sea guía, apoyo y alivio a la hora de acompañar a los penitentes en este camino de reconciliación especial. En el Año del Jubileo había concedido a los fieles, que por diversos motivos frecuentan las iglesias donde celebran los sacerdotes de la Fraternidad San Pío X, la posibilidad de recibir válida y lícitamente la absolución sacramental de sus pecados[15]. Por el bien pastoral de estos fieles, y confiando en la buena voluntad de sus sacerdotes, para que se pueda recuperar con la ayuda de Dios la plena comunión con la Iglesia Católica, establezco por decisión personal que esta facultad se extienda más allá del período jubilar, hasta nueva disposición, de modo que a nadie le falte el signo sacramental de la reconciliación a través del perdón de la Iglesia. 13. La misericordia tiene también el rostro de la consolación. «Consolad, consolad a mi pueblo» (Is 40,1), son las sentidas palabras que el profeta pronuncia también hoy, para que llegue una palabra de esperanza a cuantos sufren y padecen. No nos dejemos robar nunca la esperanza que proviene de la fe en el Señor resucitado. Es cierto, a menudo pasamos por duras pruebas, pero jamás debe decaer la certeza de que el Señor nos ama. Su misericordia se expresa también en la cercanía, en el afecto y en el apoyo que muchos hermanos y hermanas nos ofrecen cuando sobrevienen los días de tristeza y aflicción. Enjugar las lágrimas es una acción concreta que rompe el círculo de la soledad en el que con frecuencia terminamos encerrados. Todos tenemos necesidad de consuelo, porque ninguno es inmune al sufrimiento, al dolor y a la incomprensión. Cuánto dolor puede causar una palabra rencorosa, fruto de la envidia, de los celos y de la rabia. Cuánto sufrimiento provoca la experiencia de la traición, de la violencia y del abandono; cuánta amargura ante la muerte de los seres queridos. Sin embargo, Dios nunca permanece distante cuando se viven estos dramas. Una palabra que da ánimo, un abrazo que te hace sentir comprendido, una caricia que hace percibir el amor, una oración que permite ser más fuerte…, son todas expresiones de la cercanía de Dios a través del consuelo ofrecido por los hermanos. A veces también el silencio es de gran ayuda; porque en algunos momentos no existen palabras para responder a los interrogantes del que sufre. La falta de palabras, sin embargo, se puede suplir por la compasión del que está presente y cercano, del que ama y tiende la mano. No es cierto que el silencio sea un acto de rendición, al contrario, es un momento de fuerza y de amor. El silencio también pertenece al lenguaje de la consolación, porque se transforma en una obra concreta de solidaridad y unión con el sufrimiento del hermano.

Cf. Carta con la que se concede la indulgencia con ocasión del Jubileo Extraordinario de la Misericordia, 1 septiembre 2015: L’Osservatore Romano ed. semanal en lengua española, 4 de septiembre de 2015, 3-4. [15] Cf. ibíd. [14]


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La Palabra de Dios para cada semana Is 7, 10-14; Sal 23, 1-6; Rom 1, 1-7; † Mt 1, 18-24 Preparado por:

Pbro. Patxi Loidi cirsol6@integra.com.sv

Domingo 18 de diciembre de 2016 • 4º Domingo de Adviento • Ciclo “A” • Año impar

José, no temas aceptar a María como esposa Queridas amigas y amigos: la Liturgia nos presenta hoy a otro personaje del Adviento: José, esposo de María, cumplidor de la voluntad de Dios, que fue prácticamente el padre y el educador de Jesús. El Evangelio nos muestra su angustia, su discreción y su privilegio de recibir la revelación de Dios sobre el Jesús, en un pasaje revelatorio. José es un gran modelo para los padres que nos acerca hoy a la cuna Jesús, que está a punto de venir. Feliz día. Saludos navideños, queridas amigas y amigos. Lo primero que llama la atención en este pasaje es el nacimiento virginal de Jesús. ¿Cuál es su significado? Veámoslo. ¿Recuerdan lo que dijo Juan Bautista a los fariseos y saduceos? Que Dios puede sacar hijos de Abraham hasta de unas piedras. Y ¿recuerdan que Dios creó el mundo de la nada? Pues bien: este pasaje nos presenta ese gran misterio de Dios, que saca cosas nuevas de la nada. Una realidad completamente nueva es la llegada de Jesús a esta tierra, cuyo significado es el siguiente: que ha comenzado la nueva era, la segunda creación. Y ¿hay una forma más bella de expresarlo que el nacimiento virginal? Todo es nuevo. Dios va a sacar de la nada la segunda creación. Estamos en los últimos tiempos, los nuevos tiempos de Dios. Es el primer significado. Y el segundo, que el Hombre que va a nacer viene de arriba, viene de Dios. Dos significado magníficos, encerrados en este relato del nacimiento virginal. Este pasaje –a diferencia del de Lucas– no nos describe ningún rasgo de María. Nos habla de José, el descendiente espiritual y legal de David. Y destaca solo un rasgo de él: que era un hombre justo; es decir, que vivía conforme a la voluntad de Dios. Una identificación tan breve como profunda; y además extensa, porque abarca toda la vida. Tenemos muy olvidado a José, que fue prácticamente el padre de Jesús. Fue quien lo educó, además de María; con quien trabajó el adolescente y

joven Jesús como albañil; quien, en busca de trabajo, iba y venía diariamente con su Hijo a la cercana Séforis, ciudad griega, situada a unos cinco kilómetros de Nazaret –por eso se ha afirmado que Jesús probablemente chapurreaba el griego–; y fue el hombre que le enseñó lo que era el ansiado Reino de Dios, el que le informó de las esperanzas y sufrimientos del pueblo, oprimido, no solo por la dominación de una potencia extranjera, sino por los terribles impuestos que lo tenían en la ruina. ¡Cuántas páginas del Evangelio tienen posiblemente en el trasfondo la figura de José! Él cumplió el encargo del mensajero divino. Asistió al nacimiento del niño; lo hizo circuncidar; le puso por nombre Jesús, que significa salvador. ¡Cuántas veces lo llevó en brazos, lo besó, lo cuidó, mientras iba creciendo, hasta que le enseñó su oficio y se hizo acompañar por él. ¡Cuántas largas caminatas dieron los dos en busca de trabajo! Y ¡cuántas conversaciones profundas, sin que José supiera todo el misterio salvador encerrado en aquel joven! El texto de hoy lo anticipa, pero este pasaje es una narración de carácter teológico y revelatorio. Muchos padres, que se dedican poco a la educación de sus hijos, debieran aprender de José la maravilla de ser padre, porque cada hijo e hija es un prodigio de Dios.

Plegaria Oscuro y brillante Hermano José, ¡qué oscura veo tu silueta en el imaginario de los cristianos! Pero qué brillante tu figura caminando con tu hijo.

Nosotros seguimos esperando a Jesús, como vosotros cuando suspirabais por el Mesías en los rezos de la sinagoga.

Sí, ya sabemos que vino y que apretó con su propia vida el botón del Reino de Dios. Y brotó impetuosamente la gran explosión de laTierra Nueva. Pero la tierra vieja es resistente, como los demonios que Jesús expulsaba. Y sigue devorando a tantos hermanos nuestros, que nos hace exclamar de día y de noche: Marana tha: Ven, Señor Jesús.

Hermano José: Transmítenos el calor de tu fidelidad

Miremos a José y miremos a Jesús niño, nuestra ternura salvadora, que se abaja hasta hacerse uno de nosotros, para elevarnos a la altura de Dios.

Lecturas de la Semana

• Del 19 al 24 de diciembre de 2016 • Lunes 19: Jue 13, 2-7. 24-25a; Sal 70, 3-6. 16-17; † Lc 1, 5-25 Martes 20: Is 7, 10-14; Sal 23, 1-6; † Lc 1, 26-38 Miércoles 21: Cant 2, 8-14; Sal 32, 2-3. 11-12. 20-21; † Lc 1, 39-45 Jueves 22: 1 Sam 1, 24-28; Sal 1 S 2, 1. 4-8; † Lc 1, 46-56 Viernes 23: Mal 3, 1-4. 23-24; Sal 24, 4-5. 8-10. 14; † Lc 1, 57-66 Sábado 24: 2 Sam 7, 1-5. 8b-12. 14a. 16; Sal 88, 2-5. 27. 29; † Lc 1, 67-79

y el vigor de tu esperanza, para seguir soñando y peleando por Jesús y su Tierra Nueva.



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