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Javier Rodríguez Palacios pág

JUST for FUN

Juan Pablo Cruz

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Las personas hacen cosas por varios motivos, pero principalmente por dos: por supervivencia o por gusto. Si, podemos pensar en muchas cosas que no necesitamos hacer ni las hacemos por gusto, pero si las estudiamos un poco siempre tienen un motivo u otro, o son buenas para la supervivencia o llevan al disfrute en última instancia. No necesito hablar de las cosas que tenemos que hacer por obligación, todos las conocemos y más nos vale conocerlas. Es de las otras cosas, las que nos hacen la vida más agradable, las que hacemos por el disfrute personal, de lo que quiero hablar. Empezamos a hacer belenes porque nos gusta, es divertido, y buscando más diversión nos afiliamos a una asociación de belenistas. Al principio la cosa está bien, ¡el mundo del belén es divertido! Podemos hacer belenes grandes, compartimos ideas y experiencias con otros aficionados, exponemos nuestro trabajo para que los demás lo admiren.....¡perfecto! El problema comienza a aparecer cuando nos comprometemos con la asociación, descubrimos que detrás de las exposiciones y de la buena convivencia hay una labor de gestión, que hay que hacer, alguien la tiene que hacer. Y aquí entra en juego nuestra generosidad, entramos para divertirnos y hacer belenes, pero como hay otras tareas que hacer para que la asociación funcione, pues eso, nos “sacrificamos” y asumimos alguna de las tareas. Asumimos la secretaría o la tesorería o incluso la presidencia. Si somos de los que disfrutamos llevando una contabilidad o gestionando el correo o haciendo gestiones todo va bien, pero no nos engañemos eso es trabajo y el trabajo “hay” que hacerlo, es supervivencia. Cuando estamos en una situación así es imprescindible ponderarlo todo ¿Seguimos divirtiéndonos? Hay que recordar que este fue el principal motivo por el que entramos en la asociación fue la diversión, queríamos pasarlo bien haciendo lo que nos gusta. Entonces ¿Compensa hacer el trabajo para mantener la diversión? Hay otro aspecto del belenismo asociativo que tenemos que considerar: la desilusión. Cuando empezamos lo que queremos saber es “que hay que hacer” y ponernos manos a la obra, una gozada si te dan cancha (debemos suponer que sí, porque seguimos en la asociación, y donde no nos quieren...) Pero a medida que pasa el tiempo empezamos a tener ideas propias y a ver cosas que no te gustan, porque no las harías así o porque sencillamente ni te las plantearías, y entonces la diversión baja en relación directa al compromiso que hayas adquirido. Llegados a este punto se impone la reflexión ¿debería dar un paso atrás y comprometerme menos? O ¿debería dar media vuelta y huir? O tal vez ¿debería comprometerme más e intentar tomar las riendas de la situación? La respuesta no es fácil, depende de cada uno y hay mucho que considerar. Pero me gustaría recordar que el primer y principal motivo por el que nos metimos en esto es: Para divertirnos

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