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Carta pública sobre calificación de grupos de Colciencias

Medellín, 30 de Septiembre de 2009 Doctora CECILIA MARÍA VELÉZ WHITE Ministerio de Educación Nacional Doctor JUAN FRANCISCO MIRANDA MIRANDA Director del Departamento Administrativo De Ciencia, Tecnología e Innovación, COLCIENCIAS Doctor ALBERTO URIBE CORREA Rector Universidad de Antioquia Doctor JAIRO HUMBERTO RESTREPO ZEA Vicerrector de Investigaciones Universidad de Antioquia E.S.D

Asunto: Pronunciamiento público y crítica al procedimiento de medición de grupos de Colciencias1. 1

Respetados señores/as: Atentamente y con todo respeto me dirijo a ustedes con el fin de presentarles una serie de reflexiones sobre los resultados que publicó recientemente el Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación, Colciencias, y sobre las valoraciones de esos resultados, expresadas por el doctor Jairo Humberto Restrepo Zea de la Universidad de Antioquia (en adelante Vicerrector), en el artículo «La nueva medición de grupos de Colciencias. Análisis e implicaciones para la Universidad de Antioquia» (Alma Máter No. 579), y por el Director de Colciencias, doctor Juan Francisco Miranda Miranda. Los puntos que quiero presentar para la discusión, análisis y posible inicio de reclamaciones jurídicas como peticiones, quejas, reclamos o derechos de petición, según lo

Agradezco a los profesores Jorge Antonio Mejía y Eufrasio Guzmán del Instituto de Filosofía de la Universidad de Antioquia por sus críticas y comentarios a una primera versión de este texto.


considere la Oficina Jurídica de la Universidad de Antioquia, o lo consideren particulares afectados y otras universidades, son los siguientes:

1. Colciencias puso freno a la grupomanía La afirmación hecha en el comentario del Alma Máter No. 579, a la intervención del señor Director de Colciencias, que afirma: «Colciencias puso freno a la grupomanía» (Alma Máter, p. 19). Esta afirmación constituye una parte importante del núcleo argumentativo del artículo del Vicerrector y es parte del argumento recogido por los periodistas de la intervención del Director de Colciencias, doctor Juan Francisco Miranda Miranda, y publicada en este periódico universitario. Es una afirmación muy problemática y no se fundamenta en argumentos racionales. Alma Máter reprodujo una tesis falsa, como voy a demostrarlo.

2. El vicerrector y lo público Las conclusiones generales sobre el proceso de la nueva medición de grupos de Colciencias, fueron obtenidas por el Vicerrector del artículo mencionado. El Vicerrector no ha debido publicar este artículo porque él saca conclusiones generales y expresa valoraciones, sin haber esperado los resultados de las reclamaciones que están haciendo los grupos perjudicados por la medición que Colciencias publicó el 11 de junio de 2009. Esto lo explico y fundamento más adelante. Las valoraciones del Vicerrector sobre los grupos perjudicados por la medición que Colciencias

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publicó hace pocas semanas dejan ver unas claras preferencias hacia los grupos favorecidos por esta medición hecha por Colciencias, y permiten ver las intenciones de las directivas de la Universidad de Antioquia de promover políticas y el uso de recursos públicos importantísimos, como son los de la Estrategia de Sostenibilidad en la Universidad de Antioquia, para favorecer la posición de los grupos que quedaron mejor situados tras la medición, como son concretamente los 31 grupos en categoría A1, 23 en A, y 49 en B de la Universidad de Antioquia. El problema de la opinión personal, expresada y publicada por el señor Vicerrector en el Alma Máter No. 579, es que su opinión se constituye en la expresión de una posición hecha por una autoridad con responsabilidades públicas. Mi tesis es que como tal manifestación, el Vicerrector tenía que esperar a que terminara el procedimiento de las reclamaciones, ordenado en la Resolución 00980 de 2009 del Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación, Colciencias, para poder hacer su valoración del proceso. Pero él publicó su valoración y ponderación del procedimiento de Colciencias y ésta es ciertamente muy parcializada, unilateral y apresurada, como voy a demostrarlo de manera científica, es decir con razones fundamentadas en argumentos racionales. Los juicios de valor expresados en su artículo sobre los aspectos positivos de la reducción del número de los grupos A y sobre los aspectos negativos implicados en que muchos grupos A pasaron a B, C, D o no fueron reconocidos, manifiestan unas claras preferencias y unos claros sentimientos de estimación y reconocimiento del


Vicerrector y del actual Director de Colciencias por unas grupos (concretamente los 31 grupos en categoría A1, 23 en A, y 49 en B de la Universidad de Antioquia); pero a la vez, estos juicios de valor expresan que las preferencias de las políticas de apoyo que la Universidad de Antioquia le ha dado a sus grupos de excelencia a través de la Estrategia de Sostenibilidad van a ser suspendidas temporalmente para los grupos que eran A y ahora no lo son más, es decir, los 39 grupos en C, 52 en D y «los 1729 grupos (en todo el país) que no cumplían los requisitos mínimos para reconocer su existencia» (Alma Máter, p. 22). Esta relación entre las preferencias y los claros sentimientos de estimación y reconocimiento de las directivas de la Universidad de Antioquia, del actual Director de Colciencias y en general de Colciencias por unos grupos y las no preferencias y el no-reconocimiento hacia otros grupos, se concreta magníficamente al definir una clara constelación de poder en la Universidad de Antioquia entre quienes han quedado ahora sí «definidos, establecidos y legalizados» como los verdaderos grupos de investigación del Alma Máter y quienes han quedado excluidos de la posibilidad de ser grupos de investigación en las categorías A1, A y B de la Universidad en mención. Hay que apreciar bien la fantástica amplitud de los cambios de una universidad que se está modernizando e insertando en una economía globalizada y la estrecha interdependencia de sus componentes. Este cambio lo describe el Vicerrector al expresar lo siguiente: «Dadas las consideraciones anteriores, la nueva medición de grupos puede reubicar al sistema en una senda natural de crecimiento, comparado con lo que se tenía en 2004 y años previos. Esto

significa una menor participación de los grupos A1 y A, cuya proporción seguramente ahora resultará similar a la que se tenía entonces». (Alma Máter, p. 22). Y el director de Colciencias dijo en el Alma Máter : «Considero que la evaluación que hemos dado a conocer refleja de manera bastante cercana la realidad de lo que está ocurriendo en el país en materia de investigación, a la vez que nos hace muchas preguntas sobre qué es lo que estamos haciendo, cuál es la estrategia de los grupos, cuál es la estrategia para el desarrollo de la investigación, qué es lo que sucede al interior de un grupo y cómo se esfuerza éste para tener y demostrar su producción». (Alma Máter, p. 19).

3. Colciencias está equivocada Los resultados sobre el proceso de la nueva medición de grupos, que publicó recientemente Colciencias, permiten ver que el procedimiento contiene serios errores. Colciencias abrió por esta razón un plazo para presentar solicitudes de aclaración de los resultados publicados, como está establecido en la Resolución 00980 de 2009 del Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación, Colciencias. La demostración de que el procedimiento de la nueva medición de grupos tiene serios errores la debo hacer refiriéndome al grupo de investigación de Filosofía Política que coordino desde 1995, fecha en la que este grupo fue creado, el cual pasó de A en la anterior convocatoria a D en esta última. El proceso de reclamación ante Colciencias que este grupo ha presentado está en curso. Pero voy a presentar en esta carta pública los

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argumentos con los que el Grupo está presentando la reclamación. Es importante destacar aquí también los inconvenientes de tipo técnico, como son la plataforma y el soporte muy regular a los grupos y al ingreso de la información en el aplicativo para los grupos. a) El grupo se presentó a la convocatoria de 2008 y se sometió de manera voluntaria al proceso de medición, llenando los formularios respectivos, según la metodología propuesta por Colciencias. b) Se ingresaron los productos y demás datos sobre las actividades del grupo para el período en cuestión. c) Esperamos los resultados con cierta tensión y preocupación, ya que se rumoraba en los corrillos y en redes sociales de Internet como facebook, que Colciencias al cambiar la metodología podría generar una situación ventajosa para unos grupos y desventajosa para otros. Y este resultado negativo se produjo. Los resultados sobre el proceso de la nueva medición de grupos son la concreción de una política impulsada por Colciencias y que se reproduce en las universidades del país. Y la concreción de esa política en la Universidad de Antioquia se expresa este año en definir quienes quedan establecidos y legalizados como los verdaderos grupos de investigación del Alma Mater y quienes han quedado por ahora excluidos de la posibilidad de ser grupos de investigación en las categorías A1, A y B.

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d) ¿Cómo se produjo la medición? El asunto no es muy claro. No conocemos cómo funcionan los procedimientos para ingresar, valorar y validar los productos en el sistema

del CvLAC y el GrupLAC de la plataforma ScienTI. Como un grupo con expectativas de quedar bien clasificado, esperamos el resultado de la medición. La consecuencia del resultado de la medición para el grupo de investigación que coordino es que quedamos excluidos de la posibilidad de seguir siendo considerados grupo de excelencia (A1 o A). Entonces, nos hicimos la pregunta: ¿Qué sucedió? ¿Por qué nos degradaron? Hay personas que han dicho que los grupos que eran A y que en esta medición quedaron en C, o D, habían hecho trampa. Yo, como profesor titular de la Universidad de Antioquia y Director del Grupo de Investigación de Filosofía Política (GIFP), solicito muy respetuosamente al señor Rector de la Universidad de Antioquia, Doctor Alberto Uribe Correa que la Oficina Jurídica del Alma Máter, investigue quien dijo eso para demandarlo por calumnia e injuria. Es probable que algunos grupos hayan hecho trampa, pero esa generalización es muy problemática, especialmente para las Ciencias Sociales, las Ciencias Básicas, Artes y la Filosofía, porque las pone en la picota. La afirmación sugiere que la mayoría de los grupos de estas áreas han hecho trampas, pues fueron los grupos que mayoritariamente bajaron su clasificación. Parece además que pasar de A a D quiere decir degradar, bajar de grado. De todas maneras hay un hecho real que están celebrando los artífices del sistema de poder imperante en universidades como la de Antioquia que, impulsado por Colciencias, se ha configurado o consolidado; y esta configuración de relaciones de poder se expresa en lo que el Director de


Colciencias celebra en la entrevista que concedió al periódico Alma Máter como el retorno a la senda natural del crecimiento de los grupos antes de que se produjera LA GRUPOMANÍA. Es incomprensible que en Colciencias, su director y sus más importantes directivos, y que en algunas universidades del país, sus directivos se alegren de que haya pocos grupos de excelencia y no muchos grupos de excelencia. Es inaudito y es una falta de respeto que se pongan felices por el hecho de que una medición, que ya se sabe tiene muchas fallas técnicas, genere resultados que se expresan en que hay menos grupos de excelencia. Las directivas de una universidad, el director de Colciencias, el Ministro/a de Educación deberían alegrarse porque en su país hay muchos grupos de excelencia y entristecerse por que no los hay. Pero no, esto aquí no sucede así. Aquí, en Colombia todo es al revés. Aquí se alegran porque hay pocos grupos de excelencia y muchos grupos degradados. El problema es que la medición se ha hecho mal. Y considero por esto que es muy probable que en Colombia seguramente deba haber más grupos de excelencia de los que resultaron de la medición de grupos publicada en junio de este año. Por eso tenemos que esperar a que Colciencias se pronuncie sobre las reclamaciones que han hecho los grupos y las universidades. Entonces, la alegría de algunas autoridades universitarias y del Director de Colciencias es pues la alegría de aquellos que al ejercer el poder de forma no democrática, excluyen a las 2

mayorías de la posibilidad de participación en la lucha democrática2. ¿Y por qué digo esto último? se preguntarán algunos. Pues sencillamente porque este es un procedimiento institucional, del Estado democrático de derecho, específico de una institución estatal, a saber un Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación dedicado a promover las políticas públicas para fomentar la CTI. En los procedimientos de participación institucionalesdemocráticos, como el de medición de grupos de investigación, se cambiaron las reglas sin intervención de los posibles afectados, como se puede ejemplificar con el asunto de si un investigador y sus productos pueden estar en uno o varios grupos. Entonces, las preguntas que tenemos que plantearnos aquí son: ¿Se cambian las reglas y se mide de acuerdo a las conveniencias de unos grupos? ¿Pero por qué pasa esto en las instituciones que regulan la educación superior en Colombia? Parece ser que en el caso de Colciencias, sus burócratas han cambiado las reglas sin preguntar primero a los afectados, o mejor, crearon una máquina para medir los grupos que funcionan mal o que no saben manejar, o que con cierta intención negativa funciona mal y lo que produjo la máquina (el sofisticado aparato del CvLAC y GrupLAC de la plataforma ScienTI) en el caso de la Universidad de Antioquia es que el susodicho resultado es funcional a los intereses de los tradicionales grupos de poder de esta Universidad, que debo decirlo de una vez son grupos de excelencia.

Véase: Cortés Rodas, Francisco, Justicia y exclusión, Siglo del Hombre Editores e Instituto de Filosofía de la Universidad de Antioquia, Bogotá, 2007, cap. 1, 5,6 y 7.

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Mi posición no es criticar o cuestionar esos grupos, pienso que son grupos de excelencia porque han hecho las cosas bien; han hecho y están haciendo ciencia, investigación y han formado investigadores con disciplina y responsabilidad. Son grupos con grandes capacidades en la generación de conocimiento. No quiero que me entiendan mal. La crítica es contra el sistema o constelación de poder que se ha formado en el país, que tiene como consecuencia una subvaloración de las Ciencias Sociales, las Artes, las Ciencias Básicas y la Filosofía. Pero más adelante me referiré a esto con más precisión.

4. La máquina de medición diseñada por Colciencias funciona mal ¿Por qué afirmo que la máquina (es decir el sofisticado aparato del CvLAC y GrupLAC

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de la plataforma ScienTI) funciona mal? Lo digo porque puedo demostrar con argumentos racionales que el grupo de investigación de Filosofía Política que coordino desde 1995, fecha en la que fue creado, pasó de A en la anterior convocatoria a D en esta última. Y considero que esta descalificación es resultado de un error. Ya ha sido radicada una reclamación ante el Director de Colciencias para que se inicie este proceso administrativo y se haga una revisión de la información presentada. Es probablemente un error porque los siguientes productos presentados a la convocatoria recibieron un peso cero y deben tener otro peso según las normas que publicó Colciencias en el Modelo de Medición de Grupos de Investigación, Tecnología o de Innovación, año 2008.


Una primera conclusión de este punto es, entonces, que si tenemos razón en la reclamación y esto manifiesta una tendencia general en el país, en Colombia volveríamos a tener una grupomanía, o para no usar ese término tan despectivo, volveremos a la realidad del país y es que en este país hay un número considerable de grupos de investigación y muchos de esos grupos de excelencia son de las Ciencias Sociales, las Ciencias Básicas, de Artes y de Filosofía. Seguramente hay muchos grupos de las Ciencias

Sociales y Básicas que no son grupos de excelencia, que son pequeños grupos, que están en su etapa de crecimiento y consolidación, eso es cierto. La argumentación presentada aquí no es una defensa de las Ciencias Sociales porque como tales, de forma igualitaria deben recibir apoyo para potenciar sus capacidades. No, no es un igualitarismo simple en el que todos debemos recibir por igual, independientemente de lo que hagamos. Deben recibir más los que hagan mejor las cosas, se lo merecen.

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El modelo de distribución debe ser el del merecimiento, tal y como lo propuso John Rawls en su libro Teoría de la Justicia. La argumentación presentada aquí es, ciertamente, una defensa de las Ciencias Sociales, las Ciencias Básicas, Artes y Filosofía, porque los investigadores de estas disciplinas son personas (hombres y mujeres) con grandes capacidades para la docencia, la investigación, la crítica política y social, el impacto con sus publicaciones en el ámbito nacional e internacional, quienes al no obtener apoyos en recursos para hacer las tareas mencionadas, pues quedan bastante limitados en la potenciación de sus capacidades y en la formación de nuevos investigadores. Hay ejemplos de investigadores de las Ciencias Sociales, que estaban en grupos A y en esta medición sus grupos bajaron de categoría: María Teresa Uribe, María Victoria Uribe, Guillermo Hoyos Vásquez, Rubén Sierra Mejía, Rodrigo Uprimny, por mencionar solamente unos pocos. ¿Son realmente investigadores que no tienen el perfil de los investigadores de los recién definidos grupos A1, A y B? Una segunda conclusión es que todos vivimos en tensión con Colciencias. Su trabajo, en vez de ser una institución neutral al servicio de la potenciación de las capacidades para el conocimiento, se ha convertido principalmente en el simple asunto de cambiar las metodologías de medición, las metodologías para otorgar becas, para asignar recursos y con esto lo que hacen es generar inestabilidad. Es una institución generadora de inestabilidad.

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Cambian las reglas sin atender las exigencias específicas de los procedimientos institucionales del Estado democrático de derecho. Luego dicen que los cambios de las reglas fueron

avalados por un grupo de expertos internacionales o nacionales, que por lo general la opinión pública no sabe quienes son. ¿Pero, entonces, en que se ha convertido Colciencias?, nos preguntamos los intelectuales y humanistas de las Ciencias Sociales. Parece que ha devenido en una burocracia experta en medir, pero con el metro equivocado. O mejor, un grupo de burócratas de la medición científica que no tiene idea de lo que es hacer ciencia en la medicina, las ciencias exactas, las naturales, las sociales y por supuesto no tiene idea de lo que es hacer filosofía. ¿Qué va a entender un burócrata de Colciencias aquello que es hacer filosofía, lo que significa su praxis? Debo decirlo, es comprensible que eso les pase a estos burócratas de la medición debido a lo que el economista del siglo XIX Adam Smith denominó la división social del trabajo. No todos podemos saber de todo. Unos nos dedicamos a intentar hacer ciencia, derecho, jurisprudencia, política o filosofía y otros a medir y a cambiar las reglas de medición. El problema es que los que se dedican a medir y a cambiar las reglas de medición a veces miden mal. O no saben medir, o tienen un metro equivocado, o miden con preferencias valorativas funcionales a ciertas disciplinas. Y esta vez la máquina que los burócratas de Colciencias crearon o contrataron (el CvLAC y el GrupLAC de la plataforma ScienTI) midió mal a algunos de los más importantes grupos de investigación. Finalmente es importante destacar dos asuntos: De un lado, es importante señalar la incidencia que la casi carencia de un buen soporte técnico que prestó Colciencias (o que no prestó) influyó


en los resultados de muchos de los grupos; y de otro lado, que las Universidades en general, no estaban preparadas para apoyar a los grupos (técnicamente) ni contaban con personal dedicado exclusivamente a ese proceso.

5. La universidad y el poder Vuelvo para finalizar esta larga carta a los problemas concretos de poder en la Universidad de Antioquia, un espacio social del micropoder, como diría Foucault. La pregunta aquí es: ¿Entonces, qué es lo que sucede en este espacio social del micropoder? A la constelación de poder de los grupos de excelencia o de las grandes Facultades de la Universidad de Antioquia (Ciencias de la Salud, Ingeniería y Ciencias Económicas), siempre les ha interesado tener el poder. Pero eso es apenas lógico; todos aspiramos siempre a tener más poder, nos lo enseño Thomas Hobbes en el famoso Leviathan. «La ciencia sirve sólo al poder», escribió en Tratado sobre el cuerpo y en El Leviatán: «el poder de un hombre consiste en sus medios presentes para obtener un bien manifiesto en el futuro. El conocimiento es, por tanto, poder, porque permite, por medio del razonamiento elucidar el mecanismo de la naturaleza». Es decir, para hacer ciencia, docencia e investigación es definitivo tener el poder sobre los recursos, las posibilidades y las capacidades. Y muchos de esos grupos lo han hecho muy bien. Son grupos excelentes. Yo, como un profesor del Instituto de Filosofía del Alma Máter, reconozco que muchos de esos grupos hacen las cosas bien.

Conozco los resultados de algunas de sus investigaciones. Tengo importantes amigos, científicos, de la Facultad de Medicina, de la Facultad de Salud Pública, de Matemáticas y economía que me cuentan lo que hacen, que me han mostrado cómo tienen organizados sus programas de maestría y doctorado. Y los admiro por lo que descubren, patentan, explican teóricamente y ejecutan en la enseñanza y en la proyección social de la Universidad. El problema es que en este caso, como en muchos otros anteriores, al definirse una clara constelación de poder en la Universidad de Antioquia, entre quienes han quedado ahora sí «definidos, establecidos y legalizados» como los verdaderos grupos de investigación del Alma Máter y quienes han quedado excluidos de la posibilidad de ser grupos de investigación en las categorías A1, A y B de la Universidad de Antioquia, se puede ver con total claridad cómo el poder de unos grupos es favorable a la posibilidad de su crecimiento y fortalecimiento y cómo este poder es desfavorable a la posibilidad de acceder a los recursos para potenciar las capacidades de otros grupos, pues significa que quedan excluidos de la posibilidad del acceso a los recursos económicos necesarios para hacer ciencia e investigación. En los términos de referencia aprobados por el CODI el 16 de junio de 2009, Acta 554, quedó establecido el reglamento de la estrategia de sostenibilidad 2009-2010, y quedó definido en el Acta 555 del CODI del martes 14 de julio de 2009 que de los grupos que participaron en la convocatoria 2007-2008

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solamente 31 pueden participar en esta convocatoria por ser A o A1. «Ellos hacen parte de los 53 grupos A1 y A de la Clasificación de Colciencias 2008 que pueden participar en la actual convocatoria de sostenibilidad», reza en esta acta. Parece que hay una contradicción entre los términos de referencia de la convocatoria de sostenibilidad aprobados por el CODI el 16 de junio de 2009, Acta 554, que son el documento público que determina nuestras actuaciones y una enunciación en el Acta 555 del CODI del martes 14 de julio de 2009, que se refiere a la posibilidad de considerar los resultados de las reclamaciones hechas a Colciencias. Así pues, si los términos de referencia de la convocatoria de sostenibilidad aprobados por el CODI el 16 de junio de 2009, Acta 554, son el documento público que determina nuestras actuaciones, y en la medida en que hasta el día de hoy no hay información diferente en la página de Convocatorias CODI, tendremos que asumir que las reglas están definidas en el Acta 554. Y si las reglas están definidas en el Acta 554, entonces aquí se configura la reproducción de una forma de universidad, una universidad que no aprecia en su justo valor a las Ciencias Sociales, las Ciencias Básicas, las Artes y a la Filosofía, una Universidad (Consejo Superior Universitario, Consejo Académico, Rectoría y Vicerrectorías) que prefiere que los recursos que se distribuyen a través de la Estrategia para la Sostenibilidad y de otros mecanismos diseñados por la Universidad y por Colciencias, perma-

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nezcan bajo el control de quienes han quedado proclamados y establecidos como grupos de excelencia. Colciencias ha manifestado con estas políticas desarrolladas en los últimos años, diseñadas para una medición desequilibrada de las formas de producción del conocimiento, que a ellos como burocracia experta en medir con un metro distorsionado, no les interesa verdaderamente las Ciencias Sociales, las Ciencias Básicas, las Artes y la Filosofía. Al definir, como lo hicieron en esta última medición que los grupos de excelencia son en la Universidad de Antioquia los 30 grupos en categoría A1, 23 en A, y 49 en B, están definiendo a la vez quién y quiénes se quedan con los recursos. Si la Convocatoria de Sostenibilidad es para estos grupos, y no se define nada respecto a los grupos que esperan los resultados de las reclamaciones hechas a Colciencias en los términos de referencia de la convocatoria de sostenibilidad en el Acta 554, se estaría, creo yo, actuando contra el derecho, se estaría violando la ley. Finalmente, qué significa la afirmación según la cual Colciencias -y las instituciones del Estado que regulan las políticas de la educación superior-, ha practicado unas políticas diseñadas para una medición desequilibrada de las formas de producción del conocimiento. Significa una preferencia y un reconocimiento por unas formas de conocimiento (Ciencias de la Salud, Ingeniería y Ciencias Económicas) y una no-preferencia y un no-reconocimiento por otras. (Ciencias Básicas, Ciencias Sociales, Artes y Filosofía) Y esto es un problema de poder.


6. Las universidades entendidas como empresas y el poder Lo que voy a decir es resultado de una investigación que estoy haciendo y es algo provocativo, pero que está en la etapa de ensayo y error. Pero lo voy a introducir aquí porque creo que sirve para explicar este último punto. Las universidades se pueden explicar, como muchas otras instituciones públicas y privadas, como empresas. Empresas en las que se libra una lucha por el poder entre los grupos que forman parte de ella. A las universidades podemos aplicarles, entonces, la tesis propuesta por los economistas de la escuela regulacionista francesa, Michel Aglietta y Laurent Berrebi en el libro Desórdenes en el capitalismo mundial 3, a saber, la tesis del «valor accionarial». El valor accionarial consiste en la forma de poder específica que se produjo en las empresas capitalistas a lo largo del mundo en los años ochenta como resultado de las transformaciones impuestas a la economía mundial por parte del modelo hegemónico de la globalización depredadora, impulsado especialmente por los arquitectos del esquema de orden económico internacional que se diseñó en el Consenso de Washington por los arquitectos de la ideología neoliberal. Esa idea del valor accionarial permite explicar el cambio de las relaciones de poder en las universidades, entendidas como empresas.

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En las empresas de la economía real no solo la parte de los salarios ha disminuido tendencialmente, sino además la repartición de ingresos en el seno de los asalariados se volvió cada vez más inequitativa. La soberanía accionarial no solamente cambia las relaciones de poder al interior de la empresa, sino que también, desarticula el principio funcional de la economía de mercado de la maximización de la utilidad. La política empresarial que hacía viable la maximización del beneficio y su repartición, condicionada por reglas sociales y por relaciones de fuerza entre las partes involucradas, fue sustituida por una política empresarial que lleva a los dirigentes de la empresa a maximizar los dividendos, es decir la parte del beneficio que va a los accionistas4. Con el cambio que la soberanía accionarial impuso en las relaciones de poder al interior de la empresa cambió también la repartición de ingresos de los asalariados. Este cambio en la repartición produjo una disminución de la parte de los salarios del trabajo no calificado de los técnicos y obreros respecto del trabajo calificado de la élite empresarial. La soberanía accionarial cambia pues las relaciones de poder al interior de la empresa, desarticula el principio funcional de la economía de mercado de la maximización de la utilidad y hace posible que los dirigentes de las empresas, para maximizar el precio en Bolsa, se libren a manipulaciones financieras, que fueron las causantes de la actual debacle de la economía mundial.

Michel Aglietta y Laurent Berrebi, Désordres dans le capitalisme mondial, Odile Jacob, Paris, 2007. En adelante citaré la traducción de este libro hecha por Fernando Arbeláez Bolaños, que será publicada próximamente en castellano, manuscrito. Véase, Cortés Rodas, Francisco y Arbeláez, Fernando, La justicia económica global ante la vuelta a la economía de la gran depresión, Estudios de Filosofía No. 41, abril 2010.

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Así, si aplicamos por analogía la idea de la soberanía accionarial a las universidades, entendidas como empresas y la denominamos «la soberanía del ScientiCol», podemos finalmente obtener una mejor explicación de lo que pasa en las universidades, como instituciones en las cuales se libra una abierta lucha por el poder, una mejor explicación de los cambios que produce Colciencias con sus políticas diseñadas para una medición desequilibrada de las formas de producción del conocimiento, así como también una mejor comprensión de la evolución, tendencias y desarrollos de los grupos, que aquella resultado

del uso de una máquina mal diseñada o con operadores malintencionados como es el CvLAC y el GrupLAC de la plataforma ScienTI. Y así podríamos terminar con la siguiente máxima buenos grupos, y entre más es mejor. Atentamente, Prof. Dr. Francisco Cortés Rodas Profesor Titular Instituto de Filosofía Universidad de Antioquia Medellín-Colombia


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