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TU LECTURA DEL VIERNES
La Humildad O Mansedumbre
La humildad, nos hace ver lo grande e importante que es Dios y lo pequeños que somos nosotros. Cuando somos humildes nos dejamos enseñar por Dios y por las personas que saben más que nosotros, y así aprendemos muchas cosas.
Ser humilde significa sentirme igual que las personas que me rodean y no pretender ser mejor que los demás porque todos somos hijos de Dios. No está bien ir presumiendo de lo listo que soy, de lo bien que hago las cosas, o de la consola de videojuegos que tengo. Si alguien podía ir presumiendo de ser el mejor ese era Jesús. Y Jesús nunca presumió de ser más listo que nadie (que lo era) ni más poderoso (hacía milagros pero no presumía). Todo lo contrario él dijo «aprended de mí que soy manso y humilde de corazón» (Mateo 11: 29).
El Dominio Propio O Templanza
El dominio propio es poder controlar lo que sentimos, decimos y hacemos. Sin control de nosotros mismos nunca podremos hacer las cosas que debemos.
Muchas personas creen que ellas solas podrán tener el control de sus vidas, pero si Jesús no está cada día con nosotros en todas las cosas que hacemos, eso será imposible.
Tú eres este árbol lleno de buenos frutos. Dibújate en la copa. Escribe en cada fruto el nombre de una de las características del FRUTO DEL ESPÍRITU. ¿Se te ocurre alguna más? Escríbela también y compártela mañana en tu clase de escuela sabática.
Piensa un poco
Ahora piensa en ti mismo. ¿Tú tienes amor, gozo, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio?
No te pongas triste si te das cuenta que tu árbol no está dando los frutos que te gustaría que diera. Explícale a Jesús lo que te ocurre y pídele que te ayude, verás cómo poco a poco irás mejorando. Si has escogido a Jesús como tu agricultor, nunca va a dejar que te corten. ¡Qué suerte tienes! Eres el primer árbol que puede escoger quién lo cuide.