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UN REGALO DE AGRADECIMIENTO 5

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Tu Lectura Del Domingo

Después de haber sido recibido con cánticos y alabanzas a su llegada a Jerusalén, Jesús regresó a Betania. Allí, Jesús y sus discípulos se alojarían durante la fiesta.

Una noche, Jesús recibió una invitación especial. Simón, al que todos llamaban el Leproso, invitaba a Jesús y a sus discípulos a cenar. Seguramente lo llamaban así porque Jesús lo habría sanado de la lepra. Recuerda el problema que suponía para una persona tener la lepra en Israel. Imagínate lo agradecido que debía estar aquel hombre con Jesús.

En la cena en honor a Jesús había también un invitado muy especial. ¿Quién era? (Lo sabrás si lees Juan 12: 2).

«Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero» (1 Juan 4: 19)

Lázaro, seguramente tendría un lugar de honor junto a Jesús para que pudiera explicar cómo Jesús lo había resucitado. Esa era su forma de agradecer a Jesús lo que había hecho, contándole a todo el mundo su milagro para que todos creyeran en Jesús.

Imagínate la escena. Una gran mesa baja, como era la costumbre de la época, llena de comida. Los hombres reclinados cómodamente mientras hablaban de cómo Jesús había cambiado sus vidas. Seguro que fue una fiesta muy especial.

Curiosidades

En tiempos de Jesús, no había sillas alrededor de las mesas sino que los comensales permanecían reclinados con los pies hacia fuera y la comida ante su cabeza, cerca de las manos porque tampoco usaban tenedores ni cucharas como hoy. Las mesas, eran muy bajitas. Mañana comprenderás mejor la historia si te imaginas a Jesús sobre una alfombra o sobre cojines, y a María a sus pies, masajeándolos con un delicioso perfume.

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