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TU LECTURA DEL LUNES
Simón era una persona importante en Betania y seguramente habría muchos invitados tanto de Betania como de la cercana Jerusalén.
Allí se necesitaba mucha gente para ayudar y Marta, la hermana de Lázaro, estaba como siempre dispuesta a trabajar para Jesús. Ella era mujer y no la dejaban estar en la mesa con los hombres, pero sí que podía ayudar preparando comida y sirviendo la mesa. Esa era su forma de agradecer todo el amor que Jesús había mostrado a su familia. Esa era la forma en la que ella podía estar cerca de Jesús, y, entre plato y plato, escuchar sus enseñanzas.
¿Y María? ¿Dónde estaba María?
María también quería mostrar su agradecimiento a Jesús, pero eligió otra forma de hacerlo. ¿Qué es lo que hizo? (Lee Juan 12: 3).
María era así. Nunca hacía lo que se esperaba de ella. Si se esperaba que estuviera en la cocina ayudando, ella se sentaba a los pies de Jesús a aprender como lo hacían los hombres. Si se esperaba que dejara a los hombres hablar tranquilamente de sus cosas «importantes», ella aparecía y hacía algo que llamaba la atención de todo el mundo. Pero esa era otra forma más de mostrar agradecimiento a Jesús. Y Jesús aceptó el regalo con alegría.