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Piensa un poco
María tenía una gran deuda de gratitud hacia Jesús por lo que había hecho en su vida. Algo muy, muy, importante. Y quiso agradecérselo con un buen regalo, aunque fuese muy caro. ¡Pero cuidado! Sería una equivocación que sacaras la conclusión de que, teniendo a Jesús, no necesitamos atender a los pobres. La Biblia enseña: «No seas insensible ni tacaño con ellos. En cambio, sé generoso y préstales lo que necesiten» (Deuteronomio 15: 7, 8 Nueva Traducción Viviente). Tenemos que ser generosos ayudando a los pobres. Y ya verás cómo te sentirás muy bien al hacerlo.
Tu Lectura Del Mi Rcoles
Jesús regresó a Jerusalén. De nuevo se dirigió al Templo y no le gustó nada lo que se encontró.
Hacía tres años, poco tiempo después de su bautismo, Jesús había visitado Jerusalén, también en la fiesta de la Pascua. Se había encontrado con que el atrio de los gentiles estaba ocupado por un mercado bullicioso. ¿Lo recuerdas? Jesús había expulsado de allí a todos esos mercaderes y cambistas avariciosos.
Cuando regresó tres años después, los mercaderes de animales y los cambistas habían vuelto a ocupar el atrio, con el permiso de los sacerdotes.
Jesús se sentía muy decepcionado. El atrio de los gentiles estaba destinado a que las personas que no eran judías de nacimiento, pudieran orar allí y comenzar a conocer al verdadero Dios. Ese era uno de los objetivos del pueblo de Israel, dar a conocer al Dios verdadero a todo el mundo. Jesús recordó un pasaje de las Escrituras que habla de ello. (Tú lo puedes leer en Isaías 56: 6, 7).
Curiosidades
Entonces Jesús volvió a hacerlo. Con autoridad, comenzó a echar de allí a todos los mercaderes y cambistas (ver Marcos 11: 15). Volcó las mesas de forma que los mercaderes no tuvieran otro remedio que marcharse de allí.
Y cuando todos se fueron, explicó la razón por la que había expulsado a toda esa gente. (Tú también puedes leerla en Marcos 11: 17).
Fíjate que Jesús usa las mismas palabras que Isaías «mi casa será casa de oración para todas las naciones (para todos los pueblos)».
¿Qué podían aprender del Dios verdadero los gentiles que se acercaban al Templo si se encontraban ese mercado? Nada. Todo lo contrario, podían llevarse la impresión de que el Dios de los judíos era igual que cualquier dios pagano de los que había en sus ciudades. Y perderían todo interés por conocer al Dios verdadero.
El mercado de animales para el sacrificio se había instalado dentro del Templo porque así las ganancias se las podían quedar los sacerdotes. Además, como en el Templo no se podían usar las monedas romanas, había que cambiarlas por monedas del Templo. Los cambistas se aprovechaban y se quedaban también con una parte del cambio.
Tu Lectura Del Jueves
Una vez que el atrio quedó libre de animales y mercaderes mucha gente se acercó a Jesús. Y Jesús volvió a hacer su trabajo. ¿Cuál era ese «trabajo»?
(Seguro que lo sabes, pero lee en Mateo 21: 14 lo que pasó).
La gente estaba feliz. ¡Por fin se hacía algo bueno en el atrio del Templo!
Pero los escribas y los sacerdotes no estaban nada contentos. Jesús les estaba quitando protagonismo. Ya nadie les hacía caso, todos buscaban a Jesús.
Estaban especialmente molestos porque los niños, felices, cantaban cantos y alababan a Jesús como si fuera un rey (ver Mateo 21: 15). Parece que el ruido de los animales y las voces de los vendedores y compradores no molestaban a los sacerdotes, pero los gritos de los niños alabando a Jesús sí que eran molestos. ¿No era absurdo?
Cuando quisieron hacer callar a los niños, nadie les hizo caso. Así que fueron a Jesús a quejarse y a pedirle que hiciera callar a los niños. ¿Cómo les respondió Jesús? (Léelo en Mateo 21: 16). Jesús utilizó un texto de la Biblia que se encuentra en Salmos 8: 2 y que tú también puedes comprobar.
¿Te das cuenta cómo Jesús utilizaba las Escrituras para saber qué es lo que estaba bien y lo que estaba mal? Los escribas y sacerdotes tuvieron que alejarse avergonzados porque Jesús siempre tenía un argumento bíblico para responder. Jesús conocía muy bien las Escrituras.
Sigue el camino en la cuadrícula de la derecha y descubrirás un versículo que te sonará. ¿Puedes decir en qué libro de la Biblia se encuentra?