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LA BODA DEL PRÍNCIPE 7

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Tu Lectura Del Domingo

Desde que el domingo había entrado en Jerusalén, rodeado de una multitud que le aclamaba, Jesús no había dejado de predicar en el recinto del Templo. Primero expulsó a los codiciosos mercaderes. Luego sanó a todos los que le pedían su ayuda, ¿lo recuerdas? Era una oportunidad única para que Jesús pudiera hacerse conocer, ya que lo que aquellos judíos aprendieran durante esa semana lo contarían a todo el mundo cuando regresaran a sus casas.

(Mateo 22: 14)

Los habitantes de Jerusalén, de Judea y de Galilea ya lo conocían y se acercaban a escuchar a Jesús. Ahora los judíos que vivían esparcidos por todo el mundo también iban a conocer a Jesús. En los tiempos de Jesús no había periódicos, ni televisión, ni ordenador. La forma de pasar el tiempo era contando historias de lo que le había pasado a cada uno, o de lo que otros le habían contado. Si cada persona contaba a otras lo que Jesús había hecho y dicho en Jerusalén, y estas se lo contaban a otras, ¿te imaginas la cantidad de gente que iba a poder conocer el reino de Dios?

Esta semana vamos a estudiar dos parábolas que Jesús contó durante la semana de la Pascua en Jerusalén. Las dos historias tienen que ver con quiénes estarán en la Tierra Nueva cuando Jesús vuelva. Porque no todo el mundo disfrutará de la vida eterna. Aunque Jesús vino a rescatarnos a todos, habrá personas que perderán la oportunidad de vivir junto a Jesús para siempre.

Jesús quiso explicar qué requisitos eran necesarios para estar en la Tierra Nueva. Y lo hizo mediante parábolas para que quien estuviera interesado en saberlo pudieran pensar y reflexionar.

Piensa un poco

Piensa, ¿qué condiciones crees tú que Jesús debería poner para que una persona pueda tener vida eterna?

Al final de la semana verás si tenías razón o no.

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