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Piensa un poco

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Para saber más

Para saber más

Cuando Dios nos invita no le importa si todavía nos somos todo lo buenos que a él le gustaría. Nos hace entrar en su reino y nos pone un vestido nuevo, nos cambia no solo por fuera sino también por dentro. Si no dejamos que su amor nos cambie no podemos seguir en la fiesta.

Tu Lectura Del Jueves

En su siguiente historia, Jesús comparó a la gente con ovejas y cabritos. Normalmente los rebaños son de ovejas o de cabras porque tienen costumbres muy diferentes. Las ovejas son obedientes, siempre van en grupo y les gusta pastar en praderas. Pero a las cabras les gusta subirse a todas las rocas, comer hojas de los árboles y corretear a su antojo. Jesús dijo que cuando él regrese encontrará a dos tipos de gente (ver Mateo 25: 32, 33).

¿Qué les dirá Jesús a las ovejas que estarán a su mano derecha? (Léelo en Mateo 25: 34-36).

¿Te imaginas la sorpresa de esa gente? ¡Si ni siquiera habían visto nunca a Jesús! (ver Mateo 25: 37-39). Entonces, ¿cómo es posible que hayan hecho cosas bondadosas a Jesús? (Lee la respuesta de Jesús en Mateo 25: 40).

Estas personas que se encuentren a la mano derecha de Jesús, habrán hecho muchas cosas buenas que ni siquiera recuerdan que las hicieran por amor a Jesús. Ayudaron a las personas por amor a ellas, no para ser alabados por los demás. ¡Qué emocionados se sentirán cuando Jesús aprecie las cosas bondadosas que hicieron por otros como si las hubiesen hecho para él!

Piensa un poco

Fíjate que las personas a su derecha lo único que han hecho es amar al prójimo, pero amar de verdad, porque lo sienten en su corazón, no por obligación. Jesús no les pide cumplir ningún requisito religioso para «heredar el reino», ni pertenecer a ninguna iglesia.

Por ello no podemos juzgar que una persona que no vaya a la iglesia no vaya a estar en la Tierra Nueva. Solo Jesús conoce su corazón y el amor que ha movido sus acciones. Pablo dice que cuando las acciones de una persona son las que Dios nos pide por medio de su Ley de amor, aunque ellos no lo sepan, serán aceptados por Dios en la Tierra Nueva (ver Romanos 2: 13-16).

Tu Lectura Del Viernes

Luego habló acerca de los cabritos. Ellos creían pertenecer al reino de Dios, pero estaban llenos del ‘yo’ egoísta. No hacían nunca nada amable por nadie. Y Jesús no puede bendecir a las personas egoístas. ¿Qué les dirá Jesús? (No son palabras muy agradables las que les dijo en Mateo 25: 41).

Pero, ¿por qué? Ellas pertenecían al pastor igual que las ovejas ¿Qué habían hecho mal? (Léelo en Mateo 25: 42, 43).

El grupo de las cabras pensaban que todo eso daba igual. Creían que solo es importante el pastor, que las personas son algo sin importancia. Querían pensar que si hubieran visto a Jesús en problemas le habrían ayudado. (Lee lo que dicen ellas, de sí mismas, en Mateo 25: 44). Con esto tranquilizaban su conciencia, pero lo más probable es que tampoco hubieran hecho nada porque eran muy egoístas. Se sorprenden tanto como el primer grupo, el de las ovejas. Los cabritos nunca aprendieron que el amor de Jesús en nuestro corazón nos ayuda a tratar a todos como trataríamos a Jesús mismo. Cuando escogemos servir a Jesús, también aprendemos esto. Y aprendemos a ser amantes y bondadosos con todas las personas; incluso con nuestros enemigos. (Lee las palabras de Jesús en Mateo 25: 45).

Une las frases con el grupo al que se adaptan. Piénsalo bien porque algunas pueden servir para los dos grupos.

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