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NO, PERO SÍ 8
Aprende y Comprende
Tu Lectura Del Domingo
Esta semana estudiaremos las dos últimas parábolas de Jesús. Estas parábolas también las contó en la semana de Pascua, en el Templo de Jerusalén.
Esta vez Jesús está hablando con sacerdotes y dirigentes. Y estas parábolas hablan precisamente sobre ellos, sobre los dirigentes del pueblo de Israel, los sacerdotes, escribas y fariseos que se sentían muy orgullosos de ser judíos, de ser el pueblo elegido por Dios.
La primera parábola hablaba de un padre y dos hijos.
«No todo el que me dice: “¡Señor, Señor!”, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos»
(Mateo 7: 21)
El padre tiene una viña. En la viña hay mucho trabajo por hacer. No solo hay que vendimiar cuando la uva está madura, sino que también hay que hacer otros trabajos como podar las ramas o entrecavar la tierra para que el agua y los nutrientes lleguen con mayor facilidad a las raíces…
Una mañana, el padre pide algo a sus hijos.
(Podrás leer la petición al primer hijo en Mateo 21: 28).
El hijo se beneficiaba de la cosecha de la viña, así que era normal que el padre le pidiera ayuda. Pero para sorpresa del padre, el hijo le dice que no quiere ir. ¡Así, con toda su cara! ¡Y luego querrá que el padre le compre sus caprichos con el dinero que saque de la cosecha!
El padre, decepcionado por la actitud de su hijo, fue al segundo hijo a pedirle ayuda.
Mientras tanto el primer hijo se dio cuenta de lo injusto que había sido con su padre, se lo pensó mejor, y sin decir nada a nadie se presentó en la viña para trabajar (ver Mateo 21: 29).
Piensa un poco
Es verdad que el primer hijo, al final, fue a trabajar a la viña como le había pedido el padre. Pero ¿no hubiera sido mejor haber obedecido desde el primer momento? Se hubiera ganado tiempo y hubiera evitado el disgusto del padre al creer que tenía un hijo rebelde, vago y desobediente.