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TU LECTURA DEL VIERNES
Los dirigentes, los sacerdotes y muchos fariseos ya estaban hartos de Jesús. La gente lo seguía, creía en sus palabras. Y cuanto más creían en Jesús menos creían en los ellos. Había que hacer algo para luchar contra ese hombre.
¿Qué hicieron?
(Lee Mateo 26: 3, 4).
Había que tramar un plan. Había que engañar a Jesús, a sus discípulos y a sus seguidores para poder atraparlo y matarlo.
La discusión debió ser larga hasta que Caifás, el sumo sacerdote, se puso en pie y habló haciéndose pasar por profeta, como si sus palabras fueran un mensaje recibido de Dios mismo.
¿Cuáles fueron las razones para matar a (Lee Juan 11: 48-51).
Todos quedaron convencidos de que lo mejor para Israel era que Jesús muriera. La pregunta era cuándo y cómo. No podían hacerlo en medio de la fiesta para que el pueblo no lo defendiera y se alborotara en contra de ellos (ver Mateo 26: 5).
Pero pronto encontraron una solución. Satanás les echó una (Lee Lucas 22: 3-6).
Ya tenían un aliado entre los discípulos de Jesús. Ahora solo tenían que esperar a que ese discípulo se lo entregara «en bandeja».
Colorea los espacios en blanco para descubrir el nombre del que ayudaría a los fariseos y sacerdotes a capturar a Jesús.