La imagen de Dios Josep Antoni Álvarez Rodríguez profesor de matemáticas y física y química Col·legi Urgell, Barcelona
¿Dónde estás? El Dios que busca al hombre Vivimos en un mundo, sobre todo en Occidente, que reniega en buena medida del Dios de la Biblia. Pero a pesar de esa descreencia, la gente sigue buscando una respuesta a sus inquietudes. La gente no deja de buscar y, a veces –por no decir en demasiadas ocasiones– deposita sus esperanzas, sus angustias, sus necesidades en soluciones realmente más que discutibles. Ante la necesidad de esperanza, la pregunta que no podemos dejar de realizarnos es por qué la gente se ha alejado del Dios del que habla la Biblia. No es una pregunta que nos pueda dejar indiferentes como creyentes, ya que vivimos en un mundo donde la gente continúa necesitando una esperanza. Además, como cristianos deberíamos ser sensibles a las necesidades de aquellos que se encuentran en nuestro derredor. La gente no ha dejado de necesitar una respuesta a sus inquietudes, a aquello que le preocupa. Y eso es así, porque a pesar de lo que se pueda decir, todos, más tarde o más temprano, necesitamos dar un sentido a nuestra vida o como mínimo deseamos darle un sentido. Desde una perspectiva cristiana, el problema radica en que la gente se ha alejado del Dios cristiano para buscar el sentido de la vida en otro lugar. Por otro lado, yo estoy convencido de que no existe mejor respuesta a nuestras inquietudes, a nuestras necesidades, que las que nos da el Dios de la Biblia. Pero es indiscutible que ese convencimiento propio no es compartido por numerosas personas. ¿Cómo es eso posible? ¿Cómo es que para millones de personas el Dios de la Biblia les resulta indiferente, hasta desagradable? Creo que
en buena medida, la respuesta se encuentra en la imagen que de Dios han proyectado aquellos que se declaran creyentes. Como dijo Nietzsche: «El mejor argumento contra el cristianismo son los cristianos.»1 Yo añadiría o diría que el mejor argumento contra el Dios cristiano es la actitud de los propios cristianos cuando hablan de Dios, en definitiva la imagen que proyectan de Dios. Yo mismo, he de confesar que en ciertas ocasiones, según que formas de hablar del Dios de la Biblia y la imagen que proyectan de Este, me provocan una reacción alérgica. Por no decir que provocan mi total rechazo. Tales imágenes de Dios me alejarían de Dios si esa fuese mi comprensión. Me llevarían al ateísmo o en el mejor de los casos al agnosticismo. Por ello, no puedo dejar de entender a aquellos que se alejan de Dios, cuando la imagen que de Dios se proyecta se encuentra tan alejada de la de un Dios de amor. En mi modesta opinión, en más de una ocasión el Dios de la Biblia es distorsionado. Ese Dios distorsionado no puede dejar de suscitar todo tipo de oposición. Además, como es obvio, un Dios así no puede dar satisfacción a las necesidades del hombre actual. Para mí, Dios es amor, y en ese amor, no cabe ninguna concepción que pueda entrar en conflicto con lo que implica el amor. No podemos hablar de un Dios de amor, y después actuar o dar una imagen totalmente opuesta a lo que significa el amor. Es precisamente en esa contradicción, entre un Dios de amor en el que decimos creer y en el Dios
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NIETZSCHE, Friedrich. Citado en: KNIGHT, George R. La visión apocalíptica y la castración del adventismo. Miami (Florida)/México: APIA/GEMA, 2009.
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