:: El bautismo: Una declaración inédita de Elena G. de White* Daniel A. Mora Estudiante del Seminario Teológico Adventista de Venezuela (SETAVEN).
*Publicado en Elena G. de White: Manteniendo viva la visión. Documentos presentados en el I Simposio Bíblico Teológico del Seminario Teológico Adventista de Venezuela, 2015, eds. Hector O. Martín y Daniel A. Mora (Nirgua [Venezuela]: Ediciones SETAVEN, 2015), 259-272. Introducción Recientes estudios teológicos sobre la forma como los adventistas definen el concepto de ordenación,1 han resaltado el pensamiento que Elena de White tenía sobre el ministerio,2 la imposición de manos3 y la ejecución de las funciones tradicionales que se asignan a este cargo: bautizar, casar, oficiar la cena del Señor, entre otros. En particular, ella corrigió diferentes conceptos que dotaban al ordenado de una jerarquía o poder especial así como el pensamiento católico de la división entre el laicado y el clero. En esta investigación se analizará un manuscrito inédito de Elena de White, donde ella expresó de forma clara y amplia, la forma de oficiar el bautismo realizado por parte de feligreses adventistas que nunca habían sido ordenados como “ministros” y trabajaban como misioneros. Estas declaraciones estaban basadas en la experiencia de John Tay, misionero voluntario en la zona del Pacífico Austral en la década de 1880. Para poder entender el contexto de este manuscrito, es necesario exponer la comprensión que ella tenía sobre (1) el ministerio, (2) la ordenación y (3) el trabajo misionero.
Definiciones de ministerio Elena de White, sosteniéndose de la comisión evangélica (Mt 28:19-20; Mr 16:15; Lc 24:47), 4 consideraba que todos
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los creyentes estaban capacitados y dotados para cumplir esa comisión dada por Jesús: “El mandato había sido dado a los doce apóstoles cuando Cristo se encontró con ellos en el aposento alto; pero debía ser comunicado ahora a un número mayor. En una montaña de Galilea se realizó una reunión, en la cual se congregaron todos los creyentes que pudieron ser llamados.”5 Ella, continúa diciendo: […] El mandato que dio el Salvador a los discípulos incluía a todos los creyentes en Cristo hasta el fin del tiempo. Es un error fatal suponer que la obra de salvar almas sólo depende del ministro ordenado. Todos aquellos a quienes llegó la inspiración celestial, reciben el Evangelio en cometido. A todos los que reciben la vida de Cristo se les ordena trabajar para la salvación de sus semejantes. La iglesia fue establecida para esta obra, y todos los que toman sus votos sagrados se comprometen por ello a colaborar con Cristo.6
La definición principal de ministerio,7 es el llamado para que cada creyente colabore junto con el Espíritu de Dios en la tarea de anunciar la salvación a todos los seres humanos, encomendada por Cristo. Esta tarea es transferida a todo aquel que se bautiza, se le impone las manos y se le encomienda mediante dicha comisión el seguir discipulando. 36
El ministerio incluye otras profesiones y labores, como el médico. Elena de White enfatizó que estas personas son importantes en la causa del mensaje del tercer ángel. Por esta razón, ella creía que se debía ordenar a los médicos: La obra del verdadero médico misionero es mayormente una obra de carácter espiritual. Incluye la oración y la imposición de manos; por lo tanto debiera separárselo para esta obra con la misma piedad con que se separa al ministro del Evangelio. Los que son elegidos para desempeñarse como médicos misioneros deben ser separados como tales. Esto los fortalecerá contra la tentación a apartarse de la obra en el sanatorio para dedicarse a la práctica privada.8
Esta obra, englobaba todos los aspectos holísticos del ser humano. El médico, estaba capacitado para atender las dolencias físicas de las personas. Pero, a su vez, suplir las necesidades espirituales. La obra médico-misionera, era igual a la del ministro ordenado: “Hombres y mujeres deberían estar trabajando como evangelistas médico misioneros, ayudando a los que están comprometidos en el ministerio evangélico.”9 Sin embargo, otra línea de trabajo ministerial resalta en los escritos de Elena de White, como lo es el colportaje.10 Ella, elevó este trabajo a la misma altura que el ministerio pastoral: