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TU LECTURA DEL JUEVES

Para los padres

En los tiempos de Jesús ya había muchas creencias en torno a la muerte. Incluso entre los judíos se habían extendido las ideas griegas de que después de la muerte el espíritu continuaba viviendo. Por eso los discípulos se asustaron, porque pensaron que tal vez era verdad lo que habían escuchado a los griegos.

Cleofás y su acompañante regresaron a Jerusalén. Fueron al lugar donde estaban escondidos los discípulos para contarles que habían visto a Jesús, que hablaron durante mucho tiempo con él en el camino y en su casa.

Los discípulos también tenían noticias sobre Jesús. Les contaron que María Magdalena había hablado con Jesús, y también alguien más. (Sabrás quién era si lees Lucas 24:34).

Mientras hablaban, ¿qué ocurrió? (Lee Lucas 24:36).

Los discípulos se asustaron. La puerta estaba cerrada y, al verlo en medio de ellos, de repente, pensaron que era un espíritu, un fantasma (ver Juan 20:19 y Lucas 24:37).

Pero Jesús los tranquilizó. Los espíritus no existen. Él era de carne y hueso. Y los discípulos pudieron abrazarlo y darse cuenta de que Jesús tenía el mismo cuerpo que cuando murió (ver Lucas 24:39,40).

Cuando todos se calmaron, ¿qué les pidió? (Lee Lucas 24:41). ¿Acaso algún fantasma podría comer comida de verdad? No, claro que no. Los discípulos tenían algo de pescado asado que les había sobrado de la comida y Jesús lo comió delante de ellos (ver Lucas 24:42,43).

¿Te puedes imaginar la escena? Jesús comiendo y todos mirando a Jesús con la mayor sonrisa de la que eran capaces de mostrar. ¡Jesús estaba vivo!

• Dibuja en una mesa lo que Jesús y los discípulos comieron.

Tu Lectura Del Viernes

Pero aquella noche faltaba un discípulo. ¿Quién era? (Lee Juan 20:24).

Cuando los discípulos le contaron a Tomás que Jesús había cenado con ellos no se lo creyó. Tomás debió pensar que todos se habían vuelto locos a la vez. ¿Cómo podrían convencerlo de que Jesús había resucitado? (Léelo en Juan 20:25).

Pasaron ocho días. Los discípulos continuaban escondidos por miedo a lo que los judíos podrían hacerles y mantenían la puerta cerrada. Tomás estaba en la casa con otros discípulos cuando escucharon una voz. ¿Quién era? (Lee Juan 20:26).

¡Qué alegría! ¡Jesús había vuelto!

Pero esta vez, Jesús quería hablar con uno de sus discípulos, con Tomás. Se acercó a él y le dijo que hiciera algo. (Podrás saber qué le pidió si lees Juan 20:27). Y Tomás lo hizo. ¡Era real! ¡No era su imaginación! ¡Jesús estaba vivo!

Entonces Jesús les recordó a todos que después de que él regresara al cielo muchas personas iban a creer en Jesús sin haberlo visto nunca, sin haberlo tocado y sin hablar cara a cara con él (ver Juan 20:29).

Imagínate los millones y millones de personas que han creído en Jesús sin haberlo visto nunca. Tú y yo creemos en Jesús porque nos lo han contado. ¡Y qué felices somos!

• Al dar la vuelta al dibujo han aparecido algunos errores. ¿Puedes encontrar las siete diferencias entre los dos dibujos?

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