1 minute read
TU LECTURA DEL JUEVES
Para los padres
Explicad a vuestros hijos que la visión no quiere decir que ahora ya se pueden comer toda clase de animales. Dios quería decir que no debemos rechazar a las personas como rechazamos ciertas comidas que no son buenas para nuestro cuerpo.
Al día siguiente, al mediodía, Pedro subió a la azotea de la casa donde vivía para orar y allí tuvo una visión. (Puedes leer lo que vio Pedro en Hechos 10:11,12)
Si ya era bien raro ver bajar del cielo una sábana llena de toda clase de animales, más raro todavía era lo que escuchó. (Tú puedes leerlo en Hechos 10:13)
¿Comer? Un judío no podía comer esos animales. Dios los había prohibido. Él nunca había comido eso y no estaba dispuesto a hacerlo ahora (ver Hechos 10:14). Pero la voz le volvió a hablar. (Lee lo que le dijo en Hechos 10:15).
Pedro se negó a comer de esos animales. Tres veces recibió la orden y tres veces Pedro se negó. Entonces la sábana con todos sus animales regresó al cielo. Pedro sabía que Dios le estaba dando un mensaje, pero no entendía nada.
En ese momento llamaron a la puerta. Eran tres romanos que venían a pedir a Pedro que los acompañara hasta Cesárea.
Pedro no quería ir a esa ciudad de romanos y mucho menos con romanos. Ellos habían matado a Jesús. Pero el Espíritu Santo le habló. ¿Qué debía hacer? (Léelo en Hechos 10:19,20). Entonces Pedro comprendió la visión. Los romanos, esa personas odiosas e impuras, eran los animales de la sábana. Dios quería que Pedro dejara de pensar en ellos como enemigos y comenzara a pensar que eran personas que necesitaban conocer a Jesús.
Tu Lectura Del Viernes
Pedro decidió acompañar a los romanos a su ciudad. Al día siguiente llegaron a Cesárea. Para Pedro no era fácil hacer lo que hizo: entró en la casa de un romano. Para un judío era tan asqueroso comer carne de cerdo como entrar en la casa de un romano.
Cornelio lo estaba esperando impaciente. Pero no solo lo esperaba él. ¿Quién más esperaba a Pedro? (Lee Hechos 10:24)
Cornelio no sabía qué era lo que Pedro le iba a contar, pero confiaba en Dios y llamó a sus amigos y familiares porque sabía que era muy importante.
Pedro comenzó a explicar la historia de Jesús, cómo había sido crucificado y cómo había resucitado. Les explicó que gracias a él tenemos asegurado el perdón de nuestros pecados.
Cornelio y toda su familia estaban felices. Sabían que lo que les estaba contando Pedro era cierto y ellos también querían ser seguidores de Jesús. ¿Qué debían hacer para demostrar que eran seguidores de Jesús? ¡Bautizarse!
Ese mismo día Cornelio y los que estaban en su casa fueron bautizados. Y Pedro se quedó unos días en su casa enseñándoles (ver Hechos 10:48)