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TU LECTURA DEL MIÉRCOLES

Alos tres días, Jesús se apareció en visión a un hombre que vivía en Damasco. (Sabrás quién era si lees Hechos 9:10).

Jesús le pidió que fuera a donde estaba Saulo. Le dijo que estaba ciego y que él le devolvería la vista.

Ananías debería estar contento de que Jesús le pidiera hacer un milagro tan bonito como sanar a un ciego. ¡A todos nos gustaría hacerlo! Pero Ananías no quería ir. ¿Por qué? (Lee Hechos 9:13,14).

Ananías conocía a Saulo y sabía de su crueldad. Por eso tenía miedo. Pero Jesús tenía una buena razón para devolver la vista a Saulo. ¿Qué quería hacer Jesús con Saulo? (Léelo en Hechos 9:15)

¡Increíble! ¿Ese hombre malvado se iba a convertir en seguidor de Jesús? ¡Ananías no lo podía creer! Pero obedeció. Fue a la calle Recta, a casa de Judas y encontró a Saulo orando.

Entonces Ananías, después de presentarse, oró poniendo sus manos sobre él. ¿Qué ocurrió entonces? (Lee Hechos 9:18).

Habían ocurrido dos milagros: un ciego había sido sanado y, el más grande de los milagros, un hombre había decidido cambiar de vida y ponerla al servicio de Jesús.

Para los padres

Explicad a vuestros hijos la palabra ‘conversión’. Saulo era como alguien que iba en una dirección y de repente, se dio la vuelta y caminó en otra dirección. A eso lo llamamos conversión. Puede haber conversiones espectaculares como la de Saulo, pero otras veces la conversión es algo mucho más personal e íntimo cuando decidimos seguir a Jesús. Sea como sea todos necesitamos convertirnos y comenzar a andar por el camino de Jesús.

A partir de entonces, Saulo cambió muchas cosas en su vida.

• Observa el dibujo y compara las dos caras ¿Qué crees que ha ocurrido? ¿Por qué?

• ¿Qué le faltaba a Saulo que ahora tiene?

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