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TU LECTURA DEL LUNES
Mientras esperaban a Jesús, Pedro decidió volver al trabajo que hacía antes de conocer a Jesús. ¿Te acuerdas cuál era el oficio de Pedro? Era pescador. Con lo que pescara esa noche podrían comer y ganar algo de dinero. Algunos de los discípulos de Jesús, que estaban con él, decidieron acompañarlo. ¿Quiénes eran? (Lo sabrás si lees Juan 21:2).
Aquella noche recordaron algunos momentos vividos junto a Jesús en el mar de Galilea. ¿Puedes recordarlos tú también?
Mientras hablaban de aquellas historias lanzaban las redes y la volvían a recoger. ¿Cuánto pescaron aquella noche? (Lee Juan 21:3).
Aquello les pareció increíble. Ellos eran buenos pescadores. Después de tres años y medio con Jesús, ¿se les había olvidado cómo pescar?
Para los padres
Recordad con vuestros hijos lo bien que lo habéis pasado en una excursión, en un campamento, en una fiesta de cumpleaños o en esa tarde con los amigos. Los buenos recuerdos siempre nos acompañan y nos hacen revivir esos momentos felices. Dad gracias a Jesús por tener memoria y poder ser felices recordando.
Para los padres
Enseñad a vuestros hijos que la obediencia en los pequeños detalles es importante. Los padres y los maestros queremos lo mejor para ellos, como lo quiere Jesús. Por eso les damos instrucciones concretas de cómo hacer las cosas. La Biblia también nos dice cómo ser más felices y por eso haremos bien en obedecer los pequeños detalles que a veces nos parece que no tienen importancia.
¡Este dibujante no se entera!
Tu Lectura Del Martes
Cuando comenzaba a amanecer decidieron volver a la orilla, aunque las redes continuaban vacías. Estaban cansados. Ya lo intentarían otra vez la próxima noche.
Al acercarse a la playa, vieron a un hombre de pie en la orilla. El extraño, dando voces, les preguntó si qué tal les había ido la pesca. Ellos tuvieron que contestarle que no habían pescado nada. Entonces, el extraño les propuso algo. (Lee Juan 21:4,5 para saber qué les dijo el hombre).
Eso era muy raro. La barca estaba muy cerca de la orilla. Los peces más grandes estaban en medio del mar donde las aguas son más profundas. Normalmente, en la orilla, solo se pueden ver algunos pececillos pequeños. Además, daba lo mismo echar la red a un lado u al otro del barco. Si había peces estarían por todas partes. Pero decidieron hacerle caso. ¿Qué sucedió? (Léelo en Juan 21:6).
Cuando vieron las redes llenas de pescado, Juan se dio cuenta de quién era ese hombre:
—¡Es Jesús! —gritó.
¡Sí, era Jesús! Jesús había vuelto a hacer el mismo milagro que hizo cuando los llamó para que fuesen sus discípulos.
• Encuentra los errores que ha cometido. ¿Podrías explicar por qué está mal dibujado?
Tu Lectura Del Mi Rcoles
Cuando Pedro se dio cuenta de que Jesús estaba en la orilla de la playa, se tiró al agua. Quería estar cerca de Jesús lo antes posible. ¡Cuánto lo había echado de menos! ¡Qué ganas tenía de abrazarlo! Los otros discípulos se quedaron en el barco. Sujetaban la red, que estaba tan llena de peces que no habían podido subirla al barco. Cuando llegaron a la playa, vaciaron la red. ¿Cuántos pescados habían capturado? (Lo sabrás si lees Juan 21:11).
Cuando los discípulos llegaron a la orilla, Jesús los esperaba con el fuego ya preparado. ¿Qué más había preparado Jesús mientras los discípulos llegaban? (Léelo en Juan 21:9).
Así era Jesús. Siempre pensando en las necesidades de los demás. Sabía que después de toda la noche trabajando los discípulos estarían hambrientos y nada mejor que tener preparado el desayuno para sentarse y compartirlo con los amigos.
Una vez más, Jesús quería darles ejemplo de cómo comportarse: siempre debemos ayudarnos los unos a los otros. Tal vez no podamos hacer grandes milagros, multiplicar la comida, sanar enfermos de forma milagrosa o detener tormentas. Pero hay muchas cosas que sí podemos hacer para ayudar a otros. Porque Jesús te necesita para que sonrías a un anciano, para ayudar a cruzar la calle a un ciego, para defender a un amigo al que todos los días molesta un fanfarrón, para ayudar a tu hermana pequeña a hacer los deberes o escribir una tarjeta a tus padres para agradecerles todo su cuidado y amor.
Cuando haces todas estas cosas, haces lo mismo que haría Jesús si estuviera aquí. Cuando haces todas estas cosas vives el reino de Dios.
Para los padres
Comentad con vuestros hijos que el amor a Jesús nos empuja a amar también a los demás porque el amor de Jesús es contagioso.
Tu Lectura Del Jueves
Cuando terminaron de comer, Jesús tenía que hablar a solas con Pedro. Pedro no había dicho nada, pero Jesús sabía que su discípulo estaba muy avergonzado. La noche que detuvieron a Jesús, Pedro había dicho que siempre defendería a Jesús y que no lo abandonaría nunca. Sin embargo, pocas horas después, en casa de Caifás, negó tres veces que fuera su discípulo. Incluso aseguró que no lo conocía.
Ahora Pedro pensaba que nunca sería un buen ayudante de Jesús. Y Jesús quería decirle que lo había perdonado y que sabía que sería un buen ayudante, a pesar de que se había equivocado.
Jesús le preguntó:
—Pedro ¿me amas más que los demás?
Pedro se quedó sorprendido por la pregunta. ¡Claro que lo amaba! Y deseaba tener la oportunidad de demostrárselo. ¿Qué le pidió Jesús que hiciera? (Lee la conversación en Juan 21:15).
Jesús le estaba diciendo que si de verdad lo amaba debía cuidar de todos aquellos que querían seguir a Jesús.
Por segunda vez Jesús volvió a preguntarle:
—Pedro, ¿me amas?
¿Qué respondió esta vez? (Lee Juan 21:16).
Por tercera vez Jesús volvió a hacerle la misma pregunta. (Lee la tercera pregunta de Jesús a Pedro en Juan 21:17). Pedro negó tres veces a Jesús y, ahora, tres veces había declarado su amor por él. Ahora Pedro estaba convencido de que sería un buen ayudante de Jesús.
• Escribe una palabra en cada oveja de forma que pueda leerse la petición de Jesús a Pedro.