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Llamas como de fuego
Comprende y memoriza:
Tu Lectura Del Domingo
Imagínate que tus padres tienen que irse a un lugar lejano y no puedes ir con ellos. Te sentirías muy triste y preocupado. Los echarías mucho de menos. Pero si tus padres te dijeran que un pariente muy querido estaría contigo para cuidarte mientras ellos no estaban, te sentirías más tranquilo, ¿no? Pero, aunque estuvieras tranquilo, protegido y bien cuidado, estarías deseando que tus padres volvieran.
Así debieron sentirse los discípulos cuando Jesús regresó al cielo. Echaban de menos a Jesús, pero ya no estaban tristes porque pensaban en el día en el que él regresará. Y sabían que el Espíritu Santo siempre estaría cuidándolos. ¿Cómo se sentían? (Puedes leerlo en Lucas 24:52).
Cuando volvieron a Jerusalén fueron al aposento alto (al segundo piso de una casa) donde habían preparado la cena de pascua hacía unas semanas. Allí se quedaron los once discípulos, las mujeres que los acompañaban, María la madre de Jesús y sus hermanos (ver Hechos 1:12-14). También se reunían con ellos otros discípulos de Jerusalén.
• Coloca las vocales que faltan para completar los nombres de algunas personas que estaban en el aposento alto.
Tu Lectura Del Lunes
Pasaron algunos días. Siempre que podían se reunía un grupo bastante grande de seguidores de Jesús con los discípulos. ¿Cuántos eran? (Lee Hechos 1:15).
Entonces Pedro tuvo una idea. Pensó que Jesús había elegido a doce de sus discípulos como sus ayudantes especiales, pero ahora solo eran once, porque Judas había muerto. Así que Pedro dijo a los otros discípulos que deberían elegir a un sustituto de Judas.
¿A quién elegir? Entre las personas que estaban en el aposento alto había algunas que habían estado con Jesús tanto tiempo como ellos. Lo conocían desde su bautismo, habían vivido con Jesús y lo habían visto vivo después de resucitar. De entre todos los hombres que cumplían estas condiciones se eligieron a dos. (Sabrás sus nombres si lees Hechos 1:23).
Para los padres
Recuerda que en la Biblia “echar suertes” no es un juego de azar como lanzar una moneda al aire. Seguramente se trataba de algún tipo de rito (del que no tenemos mucha información) en el que se permitía la intervención directa de Dios.
• Pero ¿cómo saber a cuál de los dos elegiría Jesús? Si quieres saber su nombre colorea los espacios marcados por un corazón (Hechos 1:26).
Para saber más
A partir de ahora, cuando hablemos de los doce discípulos de Jesús utilizaremos la palabra “apóstoles” como en Hechos 1:26.
Apóstol significa enviado porque Jesús los envió a predicar el evangelio. Ahora los discípulos son los «enviados de Jesús».
Para los padres
No sabemos muy bien qué ocurrió. Fíjate que la Biblia dice que escucharon un ruido como de un viento. Y lo que vieron no era fuego, sino que era algo como fuego. Los discípulos no sabían muy bien cómo describir lo que estaban sintiendo y viendo e intentaron explicarlo de este modo.
Recuerda también que cuando el Espíritu Santo se manifestó en el bautismo de Jesús, no era una paloma, sino que vieron una forma como de paloma. Muchas veces no podemos explicar la acción de Dios, pero estamos seguros de que la hemos sentido.
Tu Lectura Del Martes
Se acercaba la fiesta de Pentecostés. En Pentecostés se celebraban dos cosas. Primero, era una forma de agradecer a Dios el comienzo de la cosecha, las primicias, los primeros frutos del campo. También se relacionaba con el momento en el que Dios entregó a Moisés las tablas de la Ley en el monte Sinaí. Hoy en día se sigue celebrando y es típico comer productos lácteos y adornar las sinagogas con flores.
Como en todas las fiestas grandes, Jerusalén se llenaba de personas llegadas de todas partes del mundo, tanto judíos como otros que no lo eran.
¿Qué estaban haciendo los apóstoles y los seguidores de Jesús ese día? (Lee Hechos 2:1).
En un día tan señalado, todos los discípulos y apóstoles estarían juntos celebrando la fiesta. Probablemente los ciento veinte que se reunieron para elegir a Matías y todos los que quisieron acudir.
Entonces algo extraño ocurrió: primero un ruido muy grande, un estruendo, como de un viento fuerte llenó la sala donde estaban (ver Hechos 2:2). Luego aparecieron como unas llamas de fuego que se posaron sobre la cabeza de cada uno de ellos (ver Hechos 2:3).