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TU LECTURA DEL MARTES

Los sacerdotes y dirigentes durmieron toda la noche. Estaban tranquilos y orgullosos pensando en que los apóstoles estaban encerrados en la oscura cárcel. Al día siguiente por la mañana, los juzgarían. Dirían que eran unos rebeldes y unos traidores. Dirían que convencían a la gente para que no obedeciera las leyes judías. Y los dejarían encerrados para siempre.

Así, al día siguiente por la mañana, el Consejo pidió a los soldados que trajeran de la cárcel a los apóstoles para juzgarlos (ver la segunda parte de Hechos 5:21).

Cuando los soldados llegaron a la prisión, el carcelero cogió las llaves de los calabozos. Atravesaron los oscuros pasillos vigilados por guardias y cuando llegaron a los calabozos donde habían metido a los apóstoles abrió la puerta. Pero… ¡allí no había nadie!

¡Era imposible! ¡Las puertas estaba cerradas con llave y los guardias habían estado toda la noche delante de la puerta! ¡No podían haberse escapado!

Ni todas las cerraduras ni todas las llaves del mundo habrían podido mantener encerrados a los apóstoles.

• Cuenta todas las llaves que hay en el dibujo. ¿Has podido contar cuántas llaves de cada clase hay?

Los soldados regresaron rápidamente al lugar donde se reunían los gobernantes. Llegaron muy nerviosos y contaron lo que había pasado (ver Hechos 5:22,23)

Los miembros del Consejo se miraron unos a otros asombrados. ¿Qué habría pasado? ¿Cómo se habrían escapado los discípulos?

Ellos pensaban que iba a ser muy difícil encontrarlos de nuevo. A esas horas, ya habrían salido de Jerusalén y habrían vuelto a Galilea.

Tu Lectura Del Mi Rcoles

Todos estaban asombrados por la fuga de los apóstoles. De repente, alguien entró corriendo a la sala. ¿Qué noticias traía? (Lo sabrás si lees Hechos 5:25). ¿Sería posible?

Los dirigentes judíos ordenaron traer otra vez a los apóstoles. Pero esta vez mandaron al capitán de la guardia para que se encargara de traerlos.

Pocos minutos después, Pedro, Juan y los demás apóstoles estaban delante del sumo sacerdote Anás, el mismo que había juzgado a Jesús. ¡Anás estaba muy enfadado! ¿Por qué? (Lee Hechos 5:27,28).

Anás no estaba enfadado porque se habían escapado de la cárcel, ni siquiera les preguntó cómo lo habían hecho. Estaba enfadado porque les había prohibido predicar acerca de Jesús y le habían desobedecido.

¿Qué le respondió Pedro? (Léelo en Hechos 5:29, y recuérdalo siempre). Lo que dijo Pedro era verdad, pero hizo que los miembros del Consejo se enfadaran aún más. Si los hubieran dejado les habrían hecho lo mismo que a Jesús. (Léelo en Hechos 5:33).

• Encuentra en la sopa de letras a los protagonistas de la lectura de hoy: Juan, Pedro, Anás y Capitán. Con las letras que sobras podrás leer las palabras de Pedro registradas en Hechos 5:29 y escríbelo debajo.

Para los padres

Es muy importante que les expliquéis a vuestros hijos la importancia de obedecer a Dios antes que a los hombres. Ponedles ejemplos de la relación con sus amigos. ¿Qué harían si les proponen hacer cosas que a Dios no le gustan?

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