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TU LECTURA DEL JUEVES

Por un momento los apóstoles pensaron que ellos también serían condenados a muerte como Jesús. Pero en medio de las voces que pedían la muerte de los apóstoles, se levantó un importante miembro del Consejo. Su nombre era Gamaliel. Cuando él se puso en pie, todos se callaron. Todos respetaban mucho a Gamaliel.

Gamaliel pidió que sacaran a los acusados de la sala para hablar con tranquilidad (ver Hechos 5:34). Miró a todos los miembros del Consejo y les explicó que no era muy inteligente empezar a matar a todo el mundo que creía en Jesús.

Gamaliel les recordó dos historias que habían ocurrido algunos años atrás. Contó las historias de Teudas y de Judas el Galileo. Esos dos hombres habían sido guerreros, y los dos decían que eran «el Mesías». Tanto Teudas como Judas el Galileo solo querían luchar contra los romanos y liberar a Israel. Habían conseguido el apoyo de muchas personas. Incluso habían formado sus pequeños ejércitos. Pero cuando los romanos los atraparon y mataron, sus seguidores tuvieron miedo y desaparecieron. Eso demostraba que los planes de esos llamados mesías, no eran los planes de Dios.

Gamaliel dijo que, si Jesús era otro falso mesías, Dios no bendeciría a sus seguidores y pronto la gente olvidaría a Jesús y sus enseñanzas. Jesús y sus ideas desaparecerían y ellos no tendrían que matar a nadie más. Entonces les pidió que dejaran en paz a los apóstoles porque si el poder era de Dios ellos no podrían hacer nada para detenerlos, pero si eran falsas enseñanzas tarde o temprano desaparecerían (ver Hechos 5:38,39)

• Solo uno de los Gamaliel pequeños es exactamente igual al grande. ¿Puedes encontrarlo?

TU LECTURA DEL VIERNES

Después de las sabias palabras de Gamaliel, los dirigentes judíos se calmaron. Si Gamaliel tenía razón los seguidores de Jesús desaparecerían pronto. Pero no podían dejarlos en libertad sin castigarlos porque habían desobedecido las órdenes y se habían escapado de la cárcel. Así que ordenaron a la guardia que los azotaran antes de soltarlos.

También les dijeron que, si no querían ser azotados de nuevo, debían de dejar de predicar a Jesús. (ver Hechos 5:40). Los azotes les dolieron, pero para ellos era más importante predicar el mensaje de Jesús, el perdón de los pecados y una nueva vida en la Tierra Nueva, que todo el daño que les habían hecho. Sabían que si ellos seguían siendo valientes muchas personas conocerían lo que Jesús hizo para salvarnos y tener una vida mejor.

¿Dejaron de predicar a Jesús? (Lee Hechos 5:42). Aquellos discípulos miedosos que habían huido cuando detuvieron a Jesús, se habían convertido en hombres valientes que estaban dispuestos a todo para que el mensaje de Jesús no se perdiera y que todo el mundo conociera al Salvador del mundo. Gracias a ellos y a muchas otras personas en toda la historia, tú y yo podemos conocer a Jesús.

En tiempos de los apóstoles la forma de compartir la historia de Jesús era contándola en persona o escribiendo una carta a un amigo. Así se escribieron los evangelios, como cartas a personas que estaban lejos. Hoy hay muchas formas de compartir con otros la historia de Jesús.

• Escribe al lado de cada dibujo cuál es esa forma. ¿Se te ocurren otras formas?

Para los padres

Comparte con tus hijos la forma en la que conociste a Cristo. Hazle saber qué personas fueron importantes para que tomaras la decisión de seguir a Jesús y qué personas han sido y son un apoyo para continuar en la iglesia.

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