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La valentía de un diácono
Comprende y memoriza:
«Sé
Tu Lectura Del Domingo
Esta semana vamos a conocer la historia de Esteban, uno de los primeros diáconos. No sabemos mucho de él, pero sabemos que su nombre era griego. Seguramente hablaba griego y podía atender a los creyentes que habían nacido fuera de Israel y a sus viudas.
(Apocalipsis 2:10, Traducción en lenguaje actual)
Como vimos en otras lecciones, los primeros seguidores de Jesús continuaban yendo al Templo a adorar y a predicar. También solían reunirse en las sinagogas con otros judíos que no creían en Jesús. En Jerusalén había muchas sinagogas y algunas eran especiales para los judíos que no habían nacido en Israel. Posiblemente Esteban pertenecía a una de ellas y allí podía hablar con otros sobre Jesús, su amor, su perdón y su resurrección.
El trabajo de Esteban consistía en repartir alimentos y ropa entre los más necesitados. Esteban también predicaba y lo hacía muy bien. Pero además tenía otro don. ¿Qué hacía? (Lo puedes leer en Hechos 6:8).
• Ordena las letras y sabrás qué podía hacer Esteban.
No solo los apóstoles tenían el poder de hacer milagros en el nombre de Jesús. Esteban también podía sanar a los enfermos.
TU LECTURA DEL LUNES
Entre las personas que escuchaban a Esteban en la sinagoga había personas de muchos lugares. Eran personas que habían nacido en el norte de África, en Egipto o en Asia, pero todos eran fieles judíos (ver Hechos 6:9)
Lo que más molestaba a los dirigentes de la sinagoga no era que Esteban ayudara a otros o que los sanara. A los dirigentes de la sinagoga no les gustaba que Esteban hablara sobre Jesús.
Así que lo llamaron para discutir con él y demostrarle que estaba equivocado. ¿Qué ocurrió? (Lee Hechos 6:10).
El Espíritu Santo le ayudaba en cada momento a decir las palabras adecuadas. Esteban estaba viendo cómo se cumplía en su propia vida una de las promesas de Jesús. ¿Cuál era? (Recuérdala leyendo Lucas 21:12-15)
Jesús ya había avisado a los discípulos que cuando él se fuera al cielo habría gente que los perseguirá y los tomaría presos. Los entregaría a las autoridades de la sinagoga y los meterían en la cárcel. Que, por ser sus discípulos, los llevarían ante los gobernadores y los reyes para que los castigasen.
Pero eso sería una oportunidad para que pudieran hablar de él. Les dijo que no se preocuparan en pensar qué tenían que decir para defenderse, porque él les ayudaría a contestar con inteligencia, y ninguno de sus enemigos podría contradecirlos ni decir que estaban equivocados.
Para los padres
Explicad a vuestros hijos que esa promesa aún sirve para nosotros. Dios nos ayudará a hablar para que la gente que nos escucha pueda conocerlo. Pero eso no significa que Jesús hará magia; primero tenemos que estudiar lo que Jesús dijo, que está escrito en la Biblia él nos lo hará recordar. Ponedles el ejemplo de los exámenes. Si pedimos a Jesús que nos ayude, él lo hará, pero primero tenemos que estudiar.
Tu Lectura Del Martes
El problema de los judíos extranjeros era que no querían reconocer que Esteban tenía razón. Eran orgullosos y no podían permitir que nadie les dejara en ridículo. Como no podían convencerle para que no hablara sobre Jesús, tramaron un plan. Pagaron a algunas personas para que dijeran mentiras sobre Esteban. De esa manera se corrió el rumor de que Esteban había ofendido a Dios y que merecía morir.
Cuando la gente escuchó las mentiras, ¿qué ocurrió? (Lee Hechos 6:12). Los dirigentes judíos sabían que necesitaban testigos para poder condenar a Esteban. Y, como en el juicio de Jesús, al no encontrarlos, tuvieron que pagar a testigos falsos que dijeran que Esteban había hablado en contra de Dios (ver Hechos 6:13,14).
Después de que los falsos testigos dijeran toda clase de mentiras contra Esteban, le dejaron hablar para que se defendiera. Pero en ese momento vieron algo que los dejó asombrados.
• ¿Qué es lo que vieron? Léelo en Hechos 6:15 y completa el dibujo con lo que tú creas que pasó.
Por un momento quedaron impresionados, pero había tanto odio en sus corazones que no quisieron reconocer que eso era una señal de Dios.
Tu Lectura Del Mi Rcoles
Cuando el sumo sacerdote, Anás, le preguntó, Esteban comenzó a hablar. Esteban comenzó recordándoles la historia del pueblo de Dios.
Comenzó hablando de Abrahán, de su llamado para ir a la tierra de Canaán y de la promesa de un hijo. Les habló sobre cómo José llegó a Egipto y cómo Dios lo utilizó para bendecirlo a él, a su familia y a todos los egipcios.
Habló de cómo Dios llamó a Moisés en la zarza ardiente y de cómo liberó a su pueblo de los egipcios llevándolos al desierto. Y allí Dios permaneció entre el pueblo de Israel en el tabernáculo del desierto y años más tarde en el templo de Jerusalén construido por Salomón.
Para los padres
Los sacerdotes, escribas, fariseos y saduceos que formaban el Sanedrín estaban impresionados por los conocimientos de Esteban y por lo bien que comprendía las Escrituras. Pero estaban rabiosos porque no podían acusarlo.
Pero entonces Esteban dijo algo que los enfureció. Les dijo que Dios ya no necesitaba de un templo porque, después de la muerte de Jesús, ya no se necesitaban hacer sacrificios.
También les dijo que ellos tenían la culpa de la muerte del Mesías (ver Hechos 7:52). Y luego los acusó de no cumplir la Ley (ver Hechos 7:53) porque el cumplimiento de la Ley es el amor y ellos no amaban, sino que odiaban. ¿Cómo reaccionaron? (Léelo en Hechos 7:54).
Reflexionad con vuestros hijos cómo reaccionan cuando alguien les dice algo que no les gusta de su carácter, de su comportamiento... ¿Se enfadan? ¿Dejan de ser amigos de esa persona? ¿Intentan reflexionar sobre ello y piden ayuda a Jesús para superarlo? Las personas que nos quieren nos dicen las cosas que hacemos mal para que seamos mejores.