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3.1.2 El aturdimiento

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Epílogo

Epílogo

Figura 37 Fotograma de Vídeo de Aturdimiento. Recopilación inicial de videos, imágenes y fragmentos de periódicos que en algún momento consideré utilizar para proyectar al inicio de la instalación, haciendo alusión a un aturdimiento de información sobre el municipio desde un solo enfoque. Fuente: Elaboración propia. Trujillo, una historia por contar es, al fin y al cabo, una demostración de que existen otros relatos que van más allá de los hegemónicos y merecen ser escuchados.

Sin desconocer que hay un amplio trabajo previo en la recopilación de historias que narran los pormenores de los habitantes de esta locación, el proceso de esta instalación fue, para muchos de los testimonios, la primera oportunidad de sacar a la luz eventos cotidianos, por medio de narraciones que daban cuenta de sus dinámicas en comunidad.

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Dado que el desarrollo creativo de esta exposición, fue paralelo al trabajo de campo y a la investigación teórica, tuvo dentro de sí una serie de cambios que respondían a los interrogantes que me surgían a lo largo del camino. Ejemplo de ello, es esta sección de aturdimiento que sufrió un par de transformaciones conforme fui avanzando en la construcción de la obra.

La instalación alberga dentro de sí una serie de negociaciones, tal como lo diría Bea Espejo, Artista Española, “una negociación infinita entre varios puntos de vista” (Espejo, 2020). En este caso, las narraciones recolectadas, dialogan con los visitantes en un baile en la que no hay protagonismos marcados sino coreografías construidas entre todas las voces, incluida la mía.

En algún momento sentí la necesidad de que ese baile tuviera una antesala contextual y planteé construir una etapa introductoria a la instalación donde se proyectara una composición audiovisual (Fig. 37) construida a partir de fragmentos de relatos hegemónicos que hasta la fecha habían sido predominantes en el municipio. Sin embargo descarté esta idea al darme cuenta de que yo misma estaba contrandiciéndome dándole tanta importancia a una forma narrativa que opacaba las voces y narraciones de los testimonios con quienes conversé durante el proceso.

Figura 38 Bocetos de la sección introductoria de la instalación, en los que se evidencian reflexiones sobre el aturdimiento, el silencio y la ausencia. Fuente: Elaboración propia. Figura 39 Pasillo de entrada a la instalación con cortinas blancas y mensajes extraidos de los relatos hegemónicos recolectados. Fuente: Elaboración propia.

Conforme avancé en mis conversaciones con los testimonios, me dí cuenta que había algo que calaba más en sus vidas que el aturdimiento de información: la ausencia de otras historias.

El silencio que por años había sido parte del tejido de la comunidad trujillense, bien sea porque fue impuesto por situaciones de violencia o porque luego existieron tantos discursos externos e impuestos que los habitantes prefirieron callar, era un elemento que merecía la atención y que proponía al visitante de la obra una reflexión en torno a la intimidación que pueden llegar a generar los medios de difusión en una comunidad. (Fig. 38)

Decicí entonces, que el inicio de la instalación se daría en silencio, con baja luminosidad, invitando al visitante a adentrarse en un mundo a lo largo de un camino estrecho y sofocante que desembocaba en un nuevo universo creado por diversas voces.

En términos de materialización, esto se vio reflejado en un pasillo de cortinas blancas, (Fig. 39) de caracter pesado que obligan al visitante a interactuar con ellas y a “moverlas” para abrirse paso hacia el descubrimiento de una nueva historia. En tales cortinas habrían sublimaciones de baja intensidad con frases extraídas de los relatos hegemónicos que habían hecho eco en la comunidad durante todos estos años y que hacen alusión a emociones como el miedo, la tristeza, el despojo y la incertidumbre.

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