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3.3 La comunidad, una polifonía de voces
salida
entrada
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Figura 45 Visualización cenital de la instalación “Trujillo, una historia por contar”, donde defino una entrada y salida angosta, además de una propuesta de recorrido para los visitantes. Fuente: Elaboración propia.
Este recorrido, así como las historias, tenía puntos de tensión y puntos de calma, necesarios para que exista un ritmo narrativo propio de la instalación. (Fig. 45) Sin embargo, soy consciente de que cada visitante, se acercará y vivirá de forma distinta la instalación, por ello este planteamiento es solo una propuesta y en ningún momento, una imposición de cómo se debe ser partícipe de esta instalación. Hallé en las narraciones orales una serie de matices, velocidades, silencios, entonación y respiración que evocan directamente la emoción del testimonio y el verdadero significado de la historia que narra; por eso decidí que “Trujillo, una historia por contar”, es un espacio inmersivo con una multiplicidad de códigos comunicativos, visuales, lingüísticos, de iluminación pero esencialmente, sonoros.
Además reconocí que Trujillo es una amalgama de percepciones, ideas, puntos de vista y acciones, en el cual todo se entreteje de manera armónica, por tanto los relatos allí narrados respetan en su mayoría el anonimato de los testimonios y son una puesta en escena del mismo territorio de Trujillo, sin mostrar aspectos ajenos o desconocidos, para que las personas reconozcan su cotidianidad, su territorio y se apropien de la instalación. (Fig. 46)
Es simplemente, una invitación a que los asistentes a la instalación, vivan parte del recorrido que yo realicé en el proceso de investigación y sean al final, un complemento del mismo, proponiendo sus propios puntos de encuentro.
Propuse una instalación que funcione como producto de la comunidad y como productor de comunidad, es decir, un dispositivo creador de relaciones intrapersonales e interpersonales, que a su vez sea un reflejo de ellas.
Dado que los espacios creados en la exposición con los relatos no son estáticos, hay una reconfiguración constante, ya que cada persona que asiste a la exposición, la vive e interpreta de una manera diferente sufriendo así, un proceso cíclico de reconstrucción.
Tal como destaca Jaime Humberto Silva, (Silva, 2019) el director de Radio Nacional de Colombia, existen tres clases de públicos, los mismos tres que Dori Laub reconoce como niveles de testimonios en su trabajo relacionado el Holocausto (como se cita en Kaufman, 2013). Esta tríada de categorías, se plantea como posibles visitantes a la exposición; aquellos que vivieron las épocas referidas en las historias narradas, aquellos que vivieron en épocas posteriores, pero que conocen de las narraciones o tienen un vago recuerdo y aquellos que no tienen ni la más mínima idea de lo que están escuchando, para quienes la exposición será una puerta a nuevo conocimiento sobre el entorno que relatan las historias.
Figura 46 Frame de proyección audiovisual que hace parte de la Instalación “Trujillo, una historia por contar” donde se vislumbran algunos de los testimonios. En ninguna parte hay etiquetas de nombres, cargos o edades. Las historias se mezclan de manera anónima y los nombres solo son mencionados por los mismos testimonios cuando son requeridos en medio de los relatos. Fuente: Elaboración propia.