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3.4 Un montón de historias, en un solo espacio
Para definir cuales eran las obras que debían estar en la instalación “Trujillo, una historia por contar”, inicié un proceso de selección, construcción y depuración en el que revisé cada uno de las ideas y elementos que tenía hasta el momento, para identificar cuáles hacían ruido comunicativo y cuales eran realmente pertinentes para mi intención con este espacio. (Fig 47)
En esta etapa tuve en cuenta los conceptos claves que habían guíado mi búsqueda, las conversaciones con mis referentes y los materiales sonoros y visuales, que había recolectado durante los últimos dos años, para articularlos de una forma narrativa que partiera de la incertidumbre y el desconocimiento hasta la apropiación y el reencuentro.
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Al iniciar esta fase, no tenía claridad sobre el tamaño o la extensión de la Instalación, y me entregué a un proceso donde la premisa principal era proponer un espacio inmersivo que fuera reflejo del recorrido emocional que signifca para las personas adentrarse en sus recuerdos. (Fig. 48) Era un espacio, que así como lo define el movimiento de Artistas Visuales Chilenos, buscaba una articulación entre (...) el diálogo que se establece entre el espacio, los objetos y el espectador.” (Artistas Visuales Chilenos, s.f.)
Figura 47 Bocetos de posibles espacios, formatos, obras y elementos que estarían presentes en la instalación final de “Trujillo, una historia por contar” Fuente: Elaboración propia.
Figura 48 Bocetos que evidencian la construcción de la instalación final “Trujillo, una historia por contar”. Fuente: Elaboración propia.
Conforme fui avanzando, reflexioné que la rutina diaria y en específico, la rutina de los trujillenses, tiene varios tipos de momentos con sus respectivos lenguajes, y por ello, entendí la importancia de construir una instalación que respondiera a esas diferenciaciones y que dejara entrever la mixtura entre las mismas narraciones. Propuse una única sala con separaciones de paneles para dar lugar a tres espacios distintos, anclados a un mismo hilo narrativo desde diferentes perspectivas y formatos para que fuera posible disfrutar de la riqueza emotiva que tienen los relatos. Al final, cada espacio, responde a un concepto clave durante el proceso. (Fig. 49)
Figura 49 Bocetos de las distintas opciones de la Instalación “Trujillo, una historia por contar” en una sola sala, utilizando paneles para la separación de los espacios. Fuente: Elaboración propia. Figura 50 Bocetos de los tres espacios que componen la Instalación “Trujillo, una historia por contar”. De izquierda a derecha, en las páginas de mi diario fui previendo los encuentros que tendrían los visitantes con las diferentes obras. Fuente: Elaboración propia.
Figura 51 Primera Visualización 3D de la distribución de los 3 espacios en una única sala, separados por un panel e incluyendo una sección introductoria (pasillo) para la entrada y salida de la Instalación. Fuente: Elaboración propia.
Figura 52 Visualización 3D de la Instalación “Trujillo, una historia por contar” donde muestro una utilización de materiales como madera y tela blanca para diferentes espacios. Además, empecé a decidir disposición de bafles y proyectores. Fuente: Elaboración propia. Así pues, decidí que el primer espacio, debía comprender la entrada y salida de la instalación, haciendo eco a mis reflexiones anteriores de incluir un pasillo que invitara al visitante a adentrarse en otro espacio. Este primer encuentro, estaría relacionado con los discursos hegemónicos y alternos y el imaginario colectivo de personas, tanto internas como externas a la comunidad. Después de varias opciones, decidí que esta sección se llamaría Entre lo hablado y lo imaginado.(Fig. 53)
Por su parte, el segundo espacio, debía ser un universo totalmente inmersivo para el visitante. En esta sección estarían contenidas las narraciones orales, producto de las conversaciones con los testimonios. Por ello, la liluminación debía ser estratégica para que los focos de atención estuvieran en tales relatos.
Propuse que este espacio diera cuenta de la intimidad y la cercanía que existe cuando escuchamos historias, y fuera además un recordatorio de que fueron los relatos contados entre sí, los que la comunidad utilizó como herramienta de reconciliación para derrumbar barreras en tiempos donde la violencia tuvo mayor protagonismo. Así pues, este tramo de la instalación que se relaciona en su mayoría con la oralidad y la memoria; lo nombré Susurros que irrumpen. (Fig. 54)
Finalmente, en el tercer espacio traje a colación la necesidad mencionada antes, de invitar al visitante a que hiciera una pausa en medio del ajetreo diario y se volviera consciente de la cantidad de detalles que ocurren a su alrededo. Titulé esta última sección, que se relaciona esencialmente con la cotidianidad y el paso rutinario de los días Recorridos inconscientes, e incluí en ella la composición audiovisual “Yo, decidí quedarme” como foco principal. (Fig. 55)