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Frutas, variedad en la sobremesa
La búsqueda de posibilidades nuevas y saludables ha desarrollado una tendencia hacia el consumo de frutas en las dietas de los colombianos. Debido a la variedad de los pisos térmicos y a los diferentes climas tropicales, en el territorio nacional se producen algunas frutas que hasta para el consumo interno se consideran exóticas.
Según cifras de Proexport
Colombia es el noveno proveedor de frutos exóticos en el mundo; en los últimos 3 años, se presentó un crecimiento del 9% en este mercado, llegando alrededor de US$36 millones en exportaciones. Los productos de mayor demanda son: con el 77% la uchuvas (US$ 25.6 millones), el tomate de árbol (US$1.4 millones) y la granadilla (US$705 mil). Los principales compradores son Holanda, Alemania y Bélgica. Sin olvidar los mercados tradicionales donde la presentación en mermelada tiene como principales compradores a Ecuador, Venezuela y Estados Unidos; para las frutas en conserva los principales clientes son: China y Tailandia. Y en frutas deshidratadas el mercado se enfoca en Estados Unidos, España y México. Estas frutas han logrado tal posicionamiento que en Japón se paga hasta US $ 50 por una pitaya que en el mercado nacional cuesta $800 pesos aproximadamente.
Las cifras anteriores demuestran que las frutas exóticas mantienen un mercado activo dentro de las exportaciones nacionales. La situación interna de estos productos no es muy diferente, ya que históricamente los colombianos son buenos consumidores de fruta. María Claudia Rendón, Agrónoma graduada de la Universidad Nacional de Colombia y especialistas de la Universidad de Córdoba en Argentina, afirma que “en el país se consumen frutas de acuerdo con la región. En la Costa Atlántica el tamarindo hace parte primordial de la alimentación; en las zonas montañosas se utiliza el tomate de árbol y la uchuva; en las zonas templadas se consume carambolo, arazá y madroño, y en las zonas selváticas la alimentación se basa en coco, mamoncillo, chontaduro, entre otras.”
Lo nuevo entre lo exótico
Las frutas amazónicas siempre han representado una opción innovadora para incluirla en el menú de jugos y batidos de los restaurantes. Una de estas posibilidades es el arazá, que se puede conseguir en las centrales de abastos y plazas de mercado de las grandes ciudades o traerlo directamente desde los departamentos del sur del país. El sabor de este fruto se define entre la naranja, el mango y la piña y su apariencia es similar a la guayaba común. En varios restaurantes de Brasil y Perú se ofrece como un jugo regular; en Colombia se ofrece en algunos establecimientos de Bogotá, Medellín y Cali.