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Tareas para el sector lácteo
Mientras en algunos municipios de Colombia prefieren regar la leche, antes que venderla barata, Colombia ha firmado un TLC que la traerá en polvo de Europa. Razón de quejarse tenían las empresas procesadoras de lácteos al advertir que el acuerdo acarreará problemas para su sector productivo. De hecho, hoy es claro que este es un factor que enfrentará a la empresa privada con los gobiernos de turno, durante algún tiempo.
¿Cuál es la razón de fondo? De acuerdo con los datos de Kantar World Panel, la leche en polvo estuvo presente en el 69% de los hogares colombianos, durante el segundo semestre de 2009, periodo en el cual el consumo promedio del producto se mantuvo en 30 kilogramos. Más allá de dichas estadísticas el mercado de la leche en polvo es considerable, pues generalmente se destina a aplicaciones industriales;y las importaciones de este insumo han venido en constante crecimiento durante los últimos años.
Sin embargo, dos factores se evidencian detrás de la complejidad generada por el acuerdo: en primer lugar, la nostalgia de una economía colombiana que siempre quiso tecnificarse y nunca adelantó la tarea y, por otro lado, la iniciación de una carrera contra el tiempo por desarrollar un sector lácteo competitivo, antes de que los productos europeos arrasen con el mercado.
El primer campanazo lo ha dado el mismo gobierno, con respaldo de la Unión Europea: una ayuda de 30 millones de euros (69 mil millones de pesos) para el sector, durante siete años. Una cifra realmente risible, si la comparamos con las necesidades del sector lácteo en Colombia. En el país, la producción de leche proviene, en su mayoría, de pequeños productores. Familias, cuyo sustento depende de cuánto cuesta cada litro que le venden a un distribuidor. Y, si bien es posible tecnificar esta producción, por medio de asociación, cooperativas e inversión, también es claro que, de lejos, costaría más de 69 mil millones de pesos.
Así que la conclusión es clara: los 17 años de plazo que tiene el acuerdo para la eliminación total de aranceles es el tiempo límite para que el sector lácteo se des-atrase. Pero este papel no lo podrá cumplir solo. Se necesitará de un paquete de políticas y de inversión para llevarse a cabo. En otras palabras, llegó la hora de que el Estado se meta la mano al dril y se preocupe por desarrollar la agroindustria colombiana. Pues resulta evidente que lo sucedido con el gremio lechero, también es un riesgo inminente para otros sectores.